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TERCIOPELO ISSN: 2250 - 7477

Marzo 2013 Año 2

Ideologías en movimiento

La seda y el paño, los símbolos de la Revolución Francesa

Moda y política, una historia recurrente

Política, moda e industria en la corte de Luis XIV

Creencias e ideologías

Origen y filosofía del movimiento hippie

Vistiendo la ideología


¿Oyes voces al cantar que suenan en la oscuridad? Cantos de un pueblo que ansioso va buscando la verdad Sangre de revolución que derramaste con valor La noche más oscura brilla a la luz del sol Vivirán en libertad en los Jardines del Señor Volverán a sus trabajos y las armas dejarán Se van a romper las cadenas y habrá libertad En la causa del deber debes ser fuerte y no temer ¿Hay otro mundo tras la barricada que anhelas ver? ¿Oyes voces al cantar? ¿Oyes el eco del tambor? Juntos por la revolución de la libertad En la causa del deber debes ser fuerte y no temer ¿Hay otro mundo tras la barricada que anhelas ver? ¿Oyes voces al cantar? ¿Oyes el eco del tambor? Juntos por la revolución de la libertad La libertad Epílogo Los Miserables Letra y música: Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg


Editorial Por

Analía Yaker Valle Directora editorial

La vestimenta es comunicación sin diálogo. Y a través de ella podemos manifestar y hacer visible lo invisible; aquello esencial e inherente a cada persona y que la hace quien es. A lo largo de los siglos (y milenios), la humanidad ha vestido prendas y ha llevado accesorios sobre el cuerpo que permitían manifestar sus individualidades, y a la vez su pertenencia a un grupo, aquello con lo que se identifica…aquello en lo que cree. Las creencias religiosas y las ideologías políticas conforman el dúo de elementos que el ser humano defiende con mayor fervor y en torno a las que siente la necesidad de manifestar ante el mundo exterior. Ya sea por la implementación de un color distintivo, como el rojo punzó en época de Juan Manuel de Rosas en la Argentina en formación de mediados del siglo XIX; o el uso del pantalón largo, en lugar de los aristocráticos calzones a la rodilla, que adoptaron como prenda los Sans Culotte (sin calzones en francés), durante la Revolución Francesa a fines del siglo XVIII. La indumentaria permite expresar en un instante, con un impacto visual inmediato, aquello que quizás requeriría horas de explicación. Incluso la elaboración de una pancarta o un cartel lleva más tiempo que ponerse una camiseta. Los rostros de las utopías y las ideologías que crearon regresan en forma de vestimenta. Incluso a veces la falta de una prenda de vestir, como ser una camisa, carga con un contenido ideológico político indiscutible e innegable. Ya sea que se adhiera a lo que esa prenda representa o no. También se debe reconocer que existe un porcentaje de personas que no saben quién o qué fue eso que representa la prenda que portan, más allá de llevar puesta determinada camiseta con un rostro o símbolo impreso. Es cuando el factor moda/industria entra en juego. Que quizás en su afán de que todo sea vendible, hace que se pierda por el camino el contenido de la ideología que la prenda representa. Pero, incluso eso puede ser positivo, porque alguna vez, en algún lugar, a lo mejor por simple curiosidad, quien lleva puesta esa camiseta pregunté quién fue, o qué hizo. Y, ser recordado es la forma de vivir para siempre. La historia se construye por luchas impulsadas por las ideologías; el ser humano nunca deja de querer que su realidad sea mejor. Y cuando las palabras no alcanzan, o no pueden ser expresadas, la ropa acompaña esa lucha, la viste, le da presencia e, incluso, termina siendo un pedacito de la historia que nos conforma como individuos…como parte de este mundo en nuestro tiempo.


STAFF DE TERCIOPELO Directora Editorial Analía Yaker Valle Editora Agustina Fornasier Jefe de arte y diseño gráfico Dacio Luna Álvarez Columnistas Bárbara Brizzi Delia Etcheverry Rosa Iglesias Susana Speroni

ISSN: 2250 - 7477

Se prohíbe la reproducción total o parcial del material publicado

Eugene Delacroix. La libertad guiando al pueblo. 1830. Museo del Louvre

Edición Marzo 2013

Sumario 1 En pantalla 3 Ayer y hoy 5 Cosas que pasan

9 Historias entretejidas 12 Crónicas 14 En las tablas 19 Por el mundo


En pantalla Por Bárbara Brizzi

Ideologías en movimiento Muchas veces la moda ha reflejado ideologías o adhesiones políticas. No tantas, esto se ha visto en el cine. Haremos, entonces, una recorrida con una cronología algo dispersa sobre algunos films que dieron cuenta de este fenómeno.

a medida que su ideología se va trocando mientras pasea por la irresistible París y se deja seducir por su circunstancial anfitrión. El punto culminante llega cuando no puede dejar de sucumbir a la tentación de comprarse el sombrero que mereció su ácido comentario apenas llegada a la Ciudad Luz y lucirlo en la primera cita con su enamorado. Este contrapunto entre los ideales soviéticos y el mundo capitalista volvió a verse en la remake que se hizo de este film en 1957, dirigida por Rouben Mamoulian, que aquí se conoció como La Bella de Moscú cuyo título original era Silk Stockings o sea Medias de Seda. En esta versión musical que protagonizaron Cyd Charisse y Fred Astaire el objeto del deseo de la comisionada soviética era un par de medias de seda. Las memoriosas porteñas recuerdan que, para el estreno de esta película, que se llevó a cabo en el desaparecido cine Metro, se obsequió a cada una un par de medias.

Ninotchka

Uno de los primeros ejemplos que vienen a la mente es la deliciosa Ninotchka dirigida por Ernest Lubitch en 1939 y protagonizada por Greta Garbo y Melvyn Duglas. Imposible no recordar la escena en que Garbo, recién llegada de Moscú a París, se detiene frente a una vidriera donde se exhibe un extravagante sombrero y dice más o menos esto: “Una sociedad que permite que las mujeres usen cosas como estas no puede sobrevivir”. Por supuesto, ella llega enfundada en un estricto traje sastre y cloche ad hoc, conjunto que irá cambiando Medias de Seda

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En nuestras tierras, en la década de 1830, más precisamente durante el gobierno de Don Juan Manuel de Rosas, las ideas políticas debían ser expresadas voluntaria o involuntariamente. Así, las divisas punzó debían ser colocadas prolijamente, aún en el faldellín del actor que eventualmente representara a Cristo en el Via Crucis de la Semana Santa correspondiente. También se prohibió el uso del color celeste y las barbas en forma de U, por ser elementos distintivos del partido unitario. Todo esto está muy bien ilustrado en la película Rosas dirigida en 1972 por Manuel Antín y protagonizada por Rodolfo Bebán, cuyo cuidado vestuario diseñó Mené Arnó. La guerra de Vietnam también influyó en la moda, poniendo en la calle todo tipo de conjuntos color verde militar, especialmente los acompañados por chaquetas largas de varios bolsillos. También los estampados tipo camuflaje hicieron furor hasta entre los más pacifistas. No era raro, incluso, proveerse de esta clase de ropa en las casas que vendían rezagos del ejército. Esta proliferación de verde seco en el guardarropas se vio reforzada por la visión de los guerrilleros que, dispersos por toda América Latina llevaban vestimentas similares.

Así, películas como Regreso sin Gloria (Hal Ashby – 1978), El Francotirador (Michael Cimino – 1979), Apocalypse Now (Francis Ford Coppola – 1979), Pelotón (Oliver Stone – 1986) y otras menos renombradas, se mezclaron en el imaginario colectivo con las imágenes que llegaban directamente a través de los noticieros. Así también las imágenes de los rescatistas trabajando en las Torres Gemelas en setiembre de 2001, con sus chalecos color naranja furia, provocaron que los guardarropas, tanto femeninos como masculinos se poblaran de camisas, buzos, remeras, etc. de esa tonalidad. Y el camuflaje, pero esta vez en colores arena llegado a través de las imágenes de los soldados destinados en la Guerra del Golfo y en Afganistán va buscando su lugar en el mundo, reforzado por películas como Tres Reyes, dirigida por David O. Russell en 1999 y protagonizada por George Clooney, Mark Wahlberg, Ice Cube y Spike Jonze. Expresarse a través de la vestimenta no sólo puede mostrar ideologías sino muchas otras posturas, gustos o afinidades que, seguramente, iremos compartiendo en otros encuentros.

Apocalypse Now

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Ayer y hoy Por Agustina Fornasier

La seda y el paño, los símbolos de la Revolución Francesa

La Revolución Francesa es uno de los grandes hitos de la historia del mundo. Su estallido marcó el inicio de la Edad Contemporánea y sus consecuencias se convirtieron en el germen de las luchas independentistas de los países latinoamericanos, la mayoría durante los primeros años del siglo XIX. Incluidas, por supuesto, nuestra Revolución de

Mayo primero y la Independencia, seis años después. Luis XVI y su excéntrica esposa, María Antonieta,

encarnaban en sus personas, en sus acciones y en su estilo de vida, el punto cúlmine del Rococó, con sus exagerados vestidos, los peinados extravagantes –que incluían pájaros, flores, barcos y jaulas- y una desidia por todo lo popular. Monarquía y pueblo eran mundos cada vez más paralelos e irreconciliables. Desde el punto de vista de la indumentaria, el interés de esta reina por los vestidos, las joyas, los encajes y las sedas, pronto la convirtieron en un ícono de la moda. Logró que todos, en aquel entonces y hoy también, hablaran de ella. Sin ir más lejos, Rose Bertin, su modista, es considerada la primera gran diseñadora de alta costura. Con el comienzo de la Revolución, el Antiguo Régimen, en decadencia desde hacía tiempo, caducó definitivamente y un nuevo actor social haría su aparición triunfal en la vida política, social y económica: la burguesía. Después de la Revolución Francesa, los complicados tocados, las pelucas empolvadas y los sombreros de la época de Luis XVI y María Antonieta, fueron abolidos. Y el retorno a la naturaleza fue la gran consigna. La moda se orientó, entonces, a la simpleza y la naturalidad. La indumentaria femenina mostró un corte drástico con el pasado, prescindiendo de los abultados armados

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de falda conocidos como pannier y los corsés. Las mujeres, también, rompieron con los hábitos del pasado: buscaron la ligereza en los “vestidos-camisas”, de cintura muy alta que caían rectos hasta los pies, lo que se conoce como corte Imperio. Esta es la moda que llega a nuestro país en 1810, en tiempos de la Revolución de Mayo. Como sucedió en épocas pasadas y como probablemente suceda en el futuro, las crisis generan cambios drásticos y ante la incertidumbre, se vuelve al pasado más remoto y a las fuentes originales. De esta manera, Grecia y Roma reaparecen en escena. La simplicidad de los vestidos, en contraposición a los exagerados atavíos de la corte de Luis XVI, presenta una reminiscencia de las culturas clásicas. En lo que respecta al traje masculino, la búsqueda de sencillez trajo consigo el abandono de los trajes de corte franceses a favor de los trajes de campo ingleses, eliminando las casacas bordadas, los encajes y las medias de seda, las que sustituyeron por botas. En este punto, los denominados Sans Culottes, un movimiento de trabajadores, pequeños empresarios y artesanos, se diferenciaron a través de la indumentaria de las clases aristocráticas. Aquellos, los “sin calzones” representaban una gran parte del denominado Tercer Estado y se constituyeron como la fuerza de choque de la revolución. Eran los manifestantes más radicales de la oposición al ya caduco absolutismo. Moda e ideología. Básicamente, moda y política. Pocos acontecimientos representan de forma tan contundente la relación entre ambos. “En época de revolución, nada tiene más fuerza que la caída de los símbolos”, dice Eric Hobsbawm, en su libro La era de la Revolución (1789-1848). ¡Vaya si María Antonieta, Luis XVI y toda su corte no eran grandes

símbolos de un sistema político, cultural y económico! ¡Vaya caída la de terminar, ambos, guillotinados en 1793! Para terminar, y parafraseando a Coco Chanel, quien dijo que la moda tiene que ver con ideas, la forma en que vivimos, lo que está sucediendo, les acerco una reflexión de Honoré de Balzac, de su libro Tratado de la vida elegante: “La indumentaria, el traje, es el

más enérgico de todos los símbolos, y por ello la Revolución Francesa fue también una cuestión de moda, un debate entre la seda y el paño”.

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Cosas que pasan Por Lic. Susana Speroni

Moda y política, una historia recurrente

Muchos ejemplos se encuentran sobre este tema a lo largo de los períodos históricos. Para empezar, la toga usada en Roma, vestimenta de encima (amictus) que utilizaba solamente el ciudadano romano, o los colores verde y azul que se usaban para identificar a las dos facciones políticas en la legendaria Bizancio, bajo el gobierno del Emperador Justiniano y su esposa, la Emperatriz Teodora, en el siglo V. Corriendo los siglos y llegando a nuestro país, cómo no adentrarnos en el período federal, las barbas candado y el color celeste que identificaban a los unitarios; en cambio, el rojo punzó lo hacía con los federales. Mucho más tarde, todos aquellos que seguían a Bartolomé Mitre, “los mitristas”, adoptaron la moda de usar el mismo modelo de pantalón que presentaba los bolsillos delanteros en forma oblicua; en su época se los llamó “Mitre”.

Peineton. Colección Museo Histórico de Buenos Aires Cornelio Saavedra

La Época Federal cambió las modas, los usos y las costumbres apareciendo para las damas un objeto

único y deseado, bello y costoso, tan original que sólo se usa en el Río de la Plata y la ciudad de Asunción, en el Paraguay. Resumía en ese período las violentas pasiones políticas que agitaban el país. Estamos hablando del peinetón. Este es el heredero de la peineta española, que al cruzar los Perineos hacia Francia se hizo algo más grande. Las elegantes porteñas habían heredado de España la costumbre de sostener sus peinados con estas piezas delicadas que valorizaban sus abundantes cabelleras. Fue Don Manuel Mateo Masculino (1764-1859) el artífice que cambió la peineta clásica y creó estos descomunales artilugios que engalanaban y porqué no, entorpecían los movimientos sin dejar de imprimir en las señoras una belleza y empaque particular. La primera vez que se usó la palabra peinetón fue el 18 de mayo de 1830 cuando la edición 1855 de La Gaceta Mercantil publicó un aviso que decía: “En la mercería de la calle de la Victoria Nº13 se venden peinetones de carey, lisos y calados”. El hombre dedicado a una artesanía tan sutil en su España natal aprende viendo a su padre, director de maestranza del Arsenal de Marina de Cádiz, conducir a los artesanos en la técnica que utilizaban para adelgazar las astas de los vacunos hasta la transparencia para cubrir los tragaluces de los navíos de ultramar que no llevaban vidrios. Radicado en Montevideo en 1794, funda una familia, establece un exitoso comercio y fabrica peines y peinetas. Al enviudar, deja a su hijo mayor Eufemio a cargo de esos talleres y los de Asunción

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del Paraguay y se establece en Buenos Aires. En 1822 contrajo nuevas nupcias y compra terrenos en las hoy calles Venezuela, entre Chacabuco y Piedras, donde se radica con su nueva familia y su nueva fábrica. Allí trabajaban más de 106 artesanos. La atención de las clientas se hacía en sus tiendas de la calle Victoria Nº9 (actual Hipólito Irigoyen) y Del Potosí Nº40. Genial artista, con muy buen don de gente, subyugaba a las señoras que no podían dejar de lucir sus creaciones. Morfológicamente descripto, está armado sobre un peine de entre 9 y 12 dientes triangulares de 12 a 15 cm de largo, con puntas aguzadas que soportan el campo de la peineta. En cuanto a la técnica, empleaba el moldeado por calor, el calado, cincelado, repujado y pulido, pudiendo llevar incrustaciones de oro, marfil, esmalte, nácar y motivos de ornamentación varias. Trabajaba el carey y el asta; éste por ser producto del país, abarataba costos, alcanzaba buena transparencia y se lo podía teñir con ciertos productos químicos, pero las dimensiones de los artículos eran mucho más pequeñas. El carey, en cambio, siempre fue más costoso. Se lo obtenía de la caparazón de la tortuga; llegaba cortado en láminas y se importaba desde las Indias Orientales, Antillas, Caribe, Galápagos y Norte del Brasil. Sumamente frágil, este material, cuyo color, brillo y transparencia lo hacen único, al ser orgánico se desintegra con el tiempo. En 1831 costaba la libra $95. Otros diarios de la época como El Argos y El Almanaque Político, publicaban otros nombres de artesanos, pero los de Don Mateo Masculino eran verdaderas obras de arte. Sus creaciones máximas llegaron durante la época de Juan Manuel de Rosas. Con su equipo de trabajo modificó la estructura maciza de la peineta española y la agrandó hasta la exageración, llegando a medir más de un metro de envergadura. Para 1834 alcanzaban su mayor volumen y lentamente van decayendo. Estas maravillosas filigranas caladas eran entregadas en estuches de latón forrados de terciopelo rojo. Y sus precios, carísimos. Sensible y tierno, el recuerdo de Lucio Victorio Mansilla para su madre Agustina Rosas, “la mujer

más bella de su tiempo”, que en sus Memorias, aplicado al dibujo que le realizara Carlos Enrique Pellegrini y que se encuentra en el Museo Histórico Nacional, dice: “…magno peinetón calado, de esos que inventó Masculino, exagerando la peineta española para salir de un lote de grandes hojas de carey –era mi madre y el niñito rubio que la acompaña, este muy atento servidor de ustedes a los tres abriles”.

Este objeto de deseo no sólo representaba un cambio de costumbres y moda sino un impacto social y político donde el prestigio y la distinción no son ajenos; a través de ellos privilegiaban la emisión y comunicación de opiniones. Los vaivenes de la política lo llevan a incluir los retratos en siluetas recortadas de Doña Encarnación, Manuelita y las del propio Restaurador. Otros podían llevar leyendas apoyando la “Santa Federación”. Este proselitismo político exhibía calados en su campo las consignas que lucían en la

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obligatoriedad de llevar la divisa punzó y federal. “Viva la Confederación Argentina”, “Viva el Restaurador”, y muchas más. Hojas de divulgación salidas de las litografías del Estado, como las composiciones satíricas Lo que cuesta un peinetón y El que paga el peinetón, no ofrecen dudas de que este accesorio fue una buena manera de identificar su uso con el federalismo. Pone el punto de mira como expresan algunos estudiosos entre los cambios acaecidos entre el primer gobierno de Rosas (1832, la Revolución de los Restauradores) y su segundo gobierno en 1835. Semejantes obras de arte se insertaban muy bien en el abundante cabello de las señoras. La diplomacia ejercida por Don Juan Manuel de Rosas vio en ellos una forma de recordar a España, es decir, su herencia en una época donde quería aliviar la presión de ingleses y franceses y las fricciones del partido Unitario. Así las cosas, se produce además un intercambio de opiniones y críticas por la desmesura de las formas alcanzadas por el peinetón, sus precios imposibles, alimentando esta hoguera los fabricantes y el pedido delirante de las clientas. En el periódico El Iris, del 29 de julio de 1833 aparece una composición poética:

Fuera de serie resultaron otros medios de opinión como las ilustraciones satíricas difundidas por César Hipólito Bacle (1770-1838), litógrafo suizo que se instaló en 1828 con su esposa Andrea Macaire, una muy buena artista. Funda la Litografía del Estado, teniendo colaboradores de la talla, entre otros, de Carlos Enrique Pellegrini. Sus dos álbumes Extravagancias de los peinetones y Vestimentas en el Río de la Plata reflejan la vida cotidiana con técnicas de bajo costo pero con exquisita y noble factura. En el primero, ridiculiza la competencia por rivalizar en el tamaño usando situaciones diversas. Fue el propio Bacle, quien en su Diario de Anuncios Oficiales y Publicaciones del Estado –fechado el 9 de marzo de 1836- marca simbólicamente su fin. “¡Felizmente los peinetones están enterrados! No turbemos el reposo de los muertos y volvamos a los vivos”. Así se va opacando una moda genuina surgida en nuestra entrañable Buenos Aires, todavía una gran aldea.

A las modas: ¿Cómo ha de gustar a un pobre rentado que su mujer gaste por peineta un rancho y que por la moda se vea empeñado?

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Historias entretejidas Por Delia H. Etcheverry

Política, moda e industria en la corte de Luis XIV

En el año 1643, Luis XIV, llamado “el Rey Sol”, asumió el trono de Francia y lo ocupó por el lapso de 72 años; durante su reinado buscó superar las obras del Renacimiento Italiano y colocó al país como

de los Gobelinos y Beauvais por sus tapices, a Alençon por los encajes y a Lyon por las sedas. En Abbeville se estableció una de las mayores fábricas de tejidos de lana de toda Europa.

principal productor de objetos de lujo. Luis XIV decidió transformar su coto de caza de Versailles (cerca de París) en un gran palacio que terminó

de construir

en 1688. La inmensa

construcción albergó a miles de personas; era, además de su residencia, sala de recepción para asuntos de Estado, edificio de oficinas para los miembros del gobierno real y vivienda de gran cantidad de funcionarios y aristócratas cortesanos, a quienes deseaba

mantener

controlados.

Versailles

se

transformó en un símbolo del absolutismo y centro de poder. Fue amueblado y decorado con todo tipo de

Pero tomaremos como ejemplo lo ocurrido con la

artículos de lujo producidos en Francia, bajo la

industria del encaje. La vida palaciega era el

supervisión de los Talleres Reales.

ambiente propicio para el uso de estos textiles, que

El ministro de finanzas, Jean Baptiste Colbert, dictó

hasta entonces eran importados, principalmente de

una serie de regulaciones proteccionistas y tomó

Génova, Venecia y Flandes. Esto provocaba un

medidas para impulsar y desarrollar la industria local.

serio problema económico debido a la fuga de

El sector textil en particular se vio favorecido por

divisas. Al principio se emitieron ordenanzas

estas políticas. Fue así como se concedieron estatutos

restrictivas

reales, subvenciones y encargos importantes, a

permitiendo sólo “cuellitos y manguitas que la

Savonnerie por su fábrica de alfombras, a los talleres

gente ya poseyera” por el lapso de un año. Más tarde

y prohibiciones

para su uso,

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se autorizó a utilizar exclusivamente el encaje

anunció a sus cortesanos que había surgido una

realizado dentro del reino, siempre que no excediera

manufactura de encaje superior a la de Venecia. Los

los dos centímetros y medio de ancho. Los edictos

encajes fueron expuestos en forma artística sobre

tuvieron poco efecto y se siguieron usando piezas

las paredes de tela de damasco púrpura ante el

compradas en el exterior. Por lo tanto el ministro

asombro y admiración de los presentes. Apenas se

Colbert adoptó otra estrategia: crear una industria

retiró el monarca, los cortesanos arrasaron con el

propia para rivalizar con la italiana y la flamenca, y de contenido de la sala. El encaje de Alençon fue adoptado como etiqueta dentro de la corte y su uso esta manera lograr que el dinero no saliera del país. Venecia en ese tiempo era el mayor centro de encajes a se hizo obligatorio para toda ocasión. Además, la la aguja, con su famoso Punto in Aria. Colbert pidió al demanda de tejidos lujosos trascendía a la realeza y embajador de aquel estado el envío de maestros para

a la nobleza, ya que parte de la clase media próspera

enseñar

también los consumía.

la técnica,

pero éste, temiendo

la

competencia, se negó, alegando que “todos los conventos y familias pobres hacen encajes como medio de vida”. De todas formas algunos maestros venecianos emigraron a Francia atraídos por las abultadas sumas de dinero ofrecidas. De los doce talleres de encaje que creó Colbert, el más importante fue el de Alençon a cuyo producto llamó “Encaje de las Reinas” por su extrema belleza. Esta localidad ubicada en Normandía (noroeste de Francia), a doscientos kilómetros de París, ya tenía una tradición en la confección de encajes, gracias al

En 1670 R. Montague escribía: “es tal el empeño de

patrocinio que le había conferido Catalina de

mantener en este país la producción nacional que

Médicis, y por ello fue elegida para desarrollar la

sólo hace dos días se quemaron públicamente y por

manufactura nacional. En una carta el intendente del

valor de 100.000 coronas, piezas trabajadas en

lugar dice: “Es un maná, una bendición del cielo que

point de Venise, así como encajes de Flandes y otros

se ha expandido, que hasta los niños de siete años

artículos que hoy están prohibidos”.

tienen con qué ganarse la vida, y también los viejos y

Con el tiempo el encaje realizado en Alençon fue

las pequeñas labradoras”. Parece bien fundado este

adquiriendo un estilo propio y distintivo. Se

comentario, ya que más de ocho mil personas y sus

caracterizaba

familias vivían de esa actividad.

arquitectónico, donde aparecían motivos con

Al poco tiempo llegaron a París las primeras piezas

numerosos símbolos alusivos al Rey Sol, tales

tejidas. El Rey, durante una cena en Versailles,

como soles, girasoles, coronas reales, tulipanes,

por

sus

diseños

de tipo

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estandartes, etc. Al poco tiempo la producción se fue haciendo más intensiva. En 1665 se permite a los pasamaneros hacer encaje de oro, plata, seda o hebra fina en los alrededores de París, ya que los encajes metálicos hasta el momento eran traídos de España. También se autorizó la venta de hebra de lino a los lenceros para la confección de encajes, a condición de ser católicos, para impedir que ganaran dinero “los protestantes y herejes”. Debido al éxito, se desarrollaron nuevos polos productores en Francia: Argentan, Valenciennes, Chantilly,

Le Puy, Cluny; cada uno fue

adquiriendo un estilo diferente, todos de excelente calidad. Los cuatro últimos se especializaron en la técnica de bolillos. A modo de reconocimiento de aquella época, en Alençon actualmente funciona una Escuela “dentellière” donde profesionales enseñan la técnica tal y como se realizaba en tiempos del Rey Sol.

Retrato. Detalle cuello de encaje francés

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Terciopelo Crónicas Por Rosa Iglesias

Creencias e ideologías

Antes de abordar el tema, conviene señalar, de acuerdo con Pelayo García Sierra, que: Las creencias son sistemas socializados de conceptos e ideas que organizan la percepción de partes del mundo o de su totalidad, en el que vive la sociedad de referencia (Dicc. Filosófico). Las creencias pueden contener componentes míticos o religiosos; pero también hay creencias no míticas sino “racionalizadas” (por ejemplo, la creencia en la ”esfericidad del mundo” o “la infinitud del universo”) sin que por ello sean verdaderas. Las ideologías son sistemas de conceptos e ideas, también socializadas pero vinculadas a un grupo social (clase social, partido político, institución, corporación), en tanto está en conflicto con otros grupos sociales. Las creencias no contienen formalmente esta relación y, por ello, puede hablarse de “creencia de una sociedad considerada en sí misma”. Las ideologías contienen, en cambio, esa relación y, por ello, sólo en la sociedad política (en la sociedad diferenciada en clases o grupos, en la que cabe hablar de enfrentamiento de unos grupos con otros), podrá hablarse de ideologías.

pertenecer. En la posmodernidad, y en el esfuerzo del individuo por “pertenecer”, los rituales de la moda, ofrecen un accesible recurso para figurar una identidad aparencial, a tono con la civilización de la imagen. En la práctica social el fenómeno Moda, se presenta en dos modalidades: activa y pasiva. En su instancia activa designa el objeto o tendencia que está de moda, trátese de hábitos o modismos, de lugares, de comidas, de indumentaria, de maquillaje, de peinados, etc. De modo pasivo, remite al sujeto individual y colectivo que “está a la moda” sea cual fuera la práctica a la cual está referido el término En la práctica social, los usuarios no crean la moda, aunque estén convencidos de hacerlo, sino que son sus esclavos. A la necesidad primaria de cubrir la desnudez del cuerpo, se ha añadido una importante carga simbólica: se le adjudica a la moda, la categoría de lenguaje que comunica un determinado contenido mediante un vocabulario propio: la elección de prendas o accesorios y los rituales de uso correspondiente.

La Moda como lenguaje Partiendo del discurso de Freud, el estímulo que lleva a un sujeto a vestir a la moda, podría interpretarse como querer ser “como los que son como yo”, buscando la mirada aprobatoria del grupo al cual se pertenece o se quiere llegar a

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Los objetos (de esto sabemos mucho los museólogos), son, por naturaleza ciegos, sordos y mudos. Abocados al estudio de su contenido de información (históricos, de uso, de su creación, materiales, etc.) comienzan a darnos datos. Finalmente, la mirada social los hace derivar en signos, y algunos, en símbolos. En el ámbito social, el sujeto habla, pero también se expresa en el estrecho margen que la moda le permite desarrollar su individualidad. De esta manera, el ser humano, en el acto de vestirse y a través de la elección de su indumentaria se autodefine, exponiendo ante la sociedad o ante aquellos que comparten el lenguaje de la moda y saben leer la indumentaria del otro buscando en ella información, una enorme información sobre sí mismo, aunque sostenga “no vestirse a la moda” o precisamente por ello.

La ideología, en tanto propia, se expresa en la elección del estilo indumentario o de determinadas prendas. En nuestro país, en los años '70, las opiniones políticas se manifestaron con elocuencia en el uso identificatorio por parte de grupos juveniles políticamente comprometidos de una prenda con carácter simbólico, como lo fue el poncho rojo punzó salteño para el grupo

Montoneros, o como fácilmente se distingue, en la Argentina de mediados del siglo XIX, durante la antinomia federalismo-unitarismo, el uso del color punzó en el vestido de las mujeres (lo que ha quedado retratado en el cuadro de Manuelita Rosas, de Prilidiano Pueyrredón) y en el chaleco de los hombres de ideología federal.

Por otro lado, el ocasional consumidor del “último grito de la moda”, podría mostrar una tendencia ideológica, aun careciendo de ella; un lector de moda no muy avezado puede pasar por alto que, los que se visten con ropas beige camufladas se debe a la influencia de la difusión masiva de los conflictos en medio Oriente, o el uso del tono naranja brillante similar al de los bomberos neoyorquinos después del atentado a las Torres Gemelas.( Ver artículo “Ideologías en Movimiento” pág 3)

Comparación de vestimenta militar.

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En las tablas por Alejandra Espector

Origen y filosofía del movimiento hippie

1960 fue una conflictiva

con la vida bohemia y las drogas.

década que marcó la

También en el origen del movimiento hippie hay

historia mundial, muchos

una voluntad de cambio social que se inspira en

jóvenes en Estados

otras corrientes contraculturales anteriores de la

Unidos eran alistados en

década anterior. En el movimiento “Beat” de los

el ejército para luchar en

'50 ya se encontraban ciertos valores que dejaron

la guerra de Vietnam, en

su principal influencia en los hippies, el uso de

un tiempo en que la

drogas y la libertad sexual, la influencia del

juventud se rebelaba con

hinduismo y budismo, y el rechazo al capitalismo,

un grito de : “love not

el consumismo y el patriotismo.

war”. La Guerra Fría, la guerra de Vietnam, los

Los hippies formaron entonces una contracultura

movimientos por los derechos civiles de los

políticamente antibélica y pacifista, que proponía

afroamericanos, el muro de Berlín, el racismo, la

principalmente las relaciones interraciales, la lucha

destrucción del medio ambiente, la represión sexual

por los derechos

y la corrupción política, fueron algunos de los

espiritualidad, la tolerancia e integración de la

principales motores de esta reacción que tomó

diversidad cultural y étnica, el amor y respeto por la

forma en la contracultura hippie nacida en San

naturaleza, a liberación sexual, el uso de drogas, el

Francisco.

nudismo y la vida en comunidad; todos valores que

civiles,

la búsqueda

de

convergían en la construcción de una sociedad La palabra hippie deriva de “hipster”. En la década

alternativa. Su estética, psicodélica y policromática,

1940 en los EEUU los músicos de jazz usaban la

se inspiraba en las experiencias provocadas por las

palabra “hip” para describir a quien estuviera

drogas alucinógenas como el LSD y se reflejaba en

vinculado a la emergente subcultura afroamericana.

la moda, en las artes plásticas y gráficas, y en la

“Los Hipster” eran un grupo de jóvenes amantes del

música, como también en el cine y la literatura. El

jazz y del blues, que adoptaban una imagen asociada

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movimiento hippie ha trascendido su época y se ha convertido, gracias a su gran fuerza icónica y simbólica en un gran referente para muchas generaciones hasta la actualidad. “Hair, el musical” como emergente artístico e ideológico del movimiento hippie de los ´60 –´70

En ese contexto de una sociedad machista, clasista, racista e intolerante nace y se estrena el musical Hair subtitulado inicialmente “The American Tribal/Rock Musical” fuera del circuito comercial de Broadway, enarbolando las banderas del pacifismo, la libertad y anunciando la llegada de una nueva era, “la Era de Acuario”. Este espectáculo reflejaba la realidad que lo enmarcaba como emergente de la contracultura hippie, y resultó tan provocador e impactante que varias de sus escenas fueron denunciadas por contener ofensas a la bandera norteamericana, el lenguaje procaz y soez, y obscenidad, dado el desnudo integral de todos los actores al final del primer acto. Su mayor éxito fue que los dos papeles protagónicos, Berger y Claude, eran autobiográficos y de hecho sus autores los interpretaron en escena durante mucho

tiempo. Hair rompió los moldes de las estructuras de los musicales y significó un gran avance en la libertad de expresión a través de su fuerte crítica social y hablando sin censura de sexo y drogas. La escena de desnudo, impensada en esa época, sentó un precedente que permitió gradualmente ver desnudos a partir de entonces en el teatro. Se alejó de los cánones de la interpretación, ya que gran parte de su elenco original era amateur y fue la primera obra en tener elenco multiracial juntos, ya que lo usual era lo opuesto. Por otro lado, se evitaba toda la grandiosidad y la majestuosidad propia de los musicales de la época, sobre todo en la escenografía y en la coreografía, siendo el vestuario lo más realista dada su contemporaneidad. Tampoco seguía una trama lineal, sino que era una sucesión de diferentes cuadros en los que interactuaban los personajes al servicio de una ideología. Fue también el primer musical en usar rock 'n roll, como precursora de la primera ópera rock que fue “Tommy” de los Who en 1969. Su estreno fue muy controvertido y provocó grandes polémicas, sin embargo a pesar de todo, se convirtió en un gran éxito que trascendió no sólo en EEUU sino en todo el mundo. Sus autores fueron, por un lado Galt Mac Dermot, quien compuso la música, y por el otro, Gerome Ragni y James Rado, quienes escribieron el libreto, y de común acuerdo quisieron reflejar en la historia sus propias experiencias, ya que no eran meros observadores de la realidad sino que formaban parte ellos mismos del movimiento

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hippie. La banda sonora, tanto de la obra teatral como de la película, ha sido editada en diferentes formatos desde su estreno y varias canciones son emblemáticas, como Aquarius, Let the sunshine in, Good morning starshine o Ain´t got no, algunas de ellas usadas como himnos en contra de la guerra de Vietnam.

estrenó la película basada en el musical adaptada y dirigida por Milos Forman. Desde la década del '60 – '70, momento en el que provocó una verdadera revolución, Hair conserva vigentes hasta hoy sus valores ideológicos y estéticos como manifiesto de la libertad individual, del pacifismo, la ecología, la igualdad racial y social, del amor y la espiritualidad y ha sido representada en distintas versiones y partes del mundo hasta la actualidad. La última puesta en escena en Broadway fue en el 2009 y tuvo tanto éxito que fue llevada en gira y fue repuesta en diferentes partes del mundo durante los tres años siguientes. En el 2013 hará una nueva gira por todo EEUU. La historia y sus protagonistas

Estreno y reposiciones

Claude es hijo de un campesino de Oklahoma

profundamente religioso y patriota. Con muchas Como muchos clásicos del género musical, Hair ha ganas de vivir pero muy reprimido, llega a Nueva tenido muchas reposiciones desde su estreno en 1967. A York para alistarse en el ejército e ir a luchar a modo de prueba, se realizó fuera de los circuitos Vietnam. Muy atractivo y soñador, quiere comerciales en un club llamado “The Cheetah”, para rebelarse contra el sistema pero lo aterran las pasar posteriormente al Public Theater Off-Broadway en consecuencias. En el Central Park se encuentra el East Village en Nueva York con tanto éxito, que fue con una tribu de hippies, cada uno de ellos con su trasladada finalmente al Biltmore Theateren 1968. Fue el problemática particular y su visión de la realidad, primer musical de rock presentado en Broadway donde se conviviendo en comunidad, llevando una vida mantuvo en cartel llegando a más de mil representaciones bohemia, practicando el amor libre, luchando y cerró su primer ciclo recién en 1972. Su éxito fue tan contra el reclutamiento, usando drogas grande que se llevó a Londres al Shaftesbury Theater alucinógenas y rebelándose contra una sociedad donde se dieron casi 2.000 funciones hasta el año 1973. altamente represora y conservadora. Entre ellos También fue estrenada en Buenos Aires en 1971 en el hay personas de distintas clases sociales, raza, Teatro Argentino de Alejandro Romay, quien la produjo religión, homosexuales, bisexuales, etc. Claude, en principio con un elenco también amateur. En 1979 se enfrentándose a la generación de sus padres,

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encuentra en la tribu hippie contención y comprensión. Se hace muy amigo de Berger, un personaje que está en su último año de secundaria, libre y anárquico por naturaleza, muy energético y con unas enormes ganas de vivir; personaje que en ciertos aspectos lidera la comunidad. Claude conoce entonces la libertad, las drogas y a su primer amor, Sheila, una activista universitaria de clase alta. Ella es una de las mujeres mayores de la tribu y su principal ideóloga, ya que es profundamente antibelicista y está enamorada de Berger. Claude a través de su incorporación en la tribu gradualmente deja de creer en todo lo que hasta ahora le parecía la manera correcta de vivir pero finalmente se encuentra en el difícil dilema de desertar y aceptar las consecuencias o aceptar la presión de sus padres y de la sociedad alistándose y yendo a la guerra. El vestuario: estilo y estética hippie

El vestuario, tanto el original como sus recreaciones para las distintas reposiciones a través del tiempo, responde fielmente al estilo de indumentaria característico del

movimiento hippie. En 1967 los personajes a través de su vestuario reflejaban sus propios referentes visuales contemporáneos y posteriormente, en las puestas más actuales, se respetan o resignifican dramáticamente, pero siempre en función de esos mismos referentes. Abarca más de 100 trajes en su totalidad y cada personaje tiene varios cambios durante el transcurso de la obra. Se han tomado los íconos visuales más fuertes de esas décadas y del movimiento hippie para luego volcarlos en el diseño, teniendo presente las particularidades y la personalidad de cada personaje. La indumentaria hippie fue la forma más visible con la que los hippies manifestaron su ideología y convicciones así como también su rechazo a la sociedad conservadora. Hasta ese momento el tipo de ropa que las personas vestían, según su calidad y marca, eran una señal de estatus social y este era uno de los conceptos a los que los hippies se oponían. Toda la ropa, sus peinados, maquillaje, accesorios, tenía su justificación y significado. Ambos sexos se dejaban el cabello muy largo, en el caso de los hombres junto con la barba, y también muchos lo llevaban al estilo afro imitando a los afroamericanos, como forma de respeto a las relaciones interraciales, ya que tanto el cabello como su forma de vestir eran un signo de pertenencia a su contracultura y a su actitud iconoclasta. El cabello largo era un símbolo no sólo de transgresión, sino también de igualdad entre hombres y mujeres, en rechazo al papel tradicional de división de roles y comportamiento entre los sexos. La ropa unisex como los clásicos pantalones Oxford a las caderas, sandalias y chalecos, y el

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rechazo al corpiño, a la depilación y al maquillaje,

convencionales, y mezclando muchas texturas

borraban las tradicionales diferencias entre hombre y

diferentes. Todo se mezclaba: faldas largas de

mujer marcadas por la moda, y, también hablaba de la

bambula con estampados hindúes con túnicas

tolerancia y el respeto a la homosexualidad. La ropa

bordadas, combinadas con pañuelos de seda,

desgastada y de trabajo, la ropa artesanal realizada en

chalecos de denim o cuero con flecos, sandalias

crochet o macramé y con retazos de telas, o comprada en

artesanales y collares de semillas. Faldas estilo

ferias y mercados de pulgas, significaban su rechazo al

campesina largas, sueltas, floreadas, combinada

materialismo y al consumismo capitalista y a la ropa

con camisas de estampado psicodélico, chaleco de

hecha en serie.

crochet, chal español y bolso de macramé. Pantalones de denim acampanados adornados con

También representaron la diversidad étnica adoptando

pinturas o parches de telas diversas, con remeras

tipologías de prendas provenientes de India, África, Asia

de algodón con estampados batik combinados con

y Latinoamérica, reivindicando la tradición aborigen

chalecos y ponchos. Largos sacones tejidos a

americana sumándolas a la típica ropa occidental como el

mano con diseños de colores brillantes y

jean. Usaban kaftán, túnicas kurtas, sacos Nehru,

complejos, con bufandas, guantes y boinas

chaquetas tibetanas, prendas típicas de India, Pakistán,

multicolores o los gamulanes en invierno.

Afganistán y China. Predominaban los bordados y los estampados psicodélicos, florales o con arabescos

También músicos como Jimi Hendrix o Los Beatles

propios de la cultura hindú. Los flecos de cuero y las prendas de gamuza se inspiraron en la ropa nativa

impusieron chaquetas y trajes de colores saturados, como los de la tapa de Sgt. Peppers´s Lonely Hearts

americana sobre todo de los Cherokees. Su rechazo por

Club Band, modelo que ya había sido diseñado para

los productos sintéticos y su vuelta a la naturaleza se

Hair en Broadway en tres variantes con un sistema

reflejaba en los tejidos de algodón, lino, cáñamo,

de 200 luces operadas por batería que se prendían en

bambula, gasa hindú, sedas, y otras fibras naturales.

determinadas escenas.

Su filosofía pacifista se simbolizaba también a través

Todas estas características fueron utilizadas con

del uso de ropa militar de la Guerra Civil

mayor o menor rigurosidad histórica en las

Norteamericana o de la Segunda Guerra Mundial fuera del contexto bélico. Muchas veces compraban saldos de

sucesivas puestas de la obra a través del tiempo. En ellas se recrea o resignifica el vestuario original,

camperas militares para expresar su rechazo a la guerra

respetando las tipologías usadas por cada personaje

de Vietnam y al reclutamiento. Toda la indumentaria

siempre acorde a su significado de uso dentro del

hippie se caracterizó por ser un homenaje a la paz, el

movimiento hippie y manteniendo el concepto

amor, la libertad y la psicodelia, sus colores eran vivos,

estético, estilístico e ideológico del musical así

brillantes, muy saturados, con combinaciones no

como las personalidades de cada personaje.

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Por el Mundo Por Analía Yaker Valle

Vistiendo la ideología

En este recorrido por museos del mundo y exhibiciones que prueban la importancia de la vestimenta en diferentes épocas y lugares, en esta ocasión nos detendremos en dos exposiciones. Primero, en la ciudad de Nueva York. Allí, en la esquina de la Séptima Avenida y la calle 27 en la isla de Manhattan, se ubica The Museum at FIT (el Museo del Fashion Institute of Technology). Institución especializada en la conservación y exhibición de indumentaria. Fundado en 1969, sus colecciones se componen de más de 50 mil piezas. En el año 2009, presentó una exhibición denominada Fashion & Politics (Moda y Política). Allí se exhibieron más de cien piezas entre textiles, trajes y accesorios, apuntando a mostrar la intrínseca relación entre la política y la moda. Entre los temas abarcados estaban: el nacionalismo estadounidense, expuesto mediante el uso de impresiones de la bandera de los Estados Unidos en textiles y prendas de vestir, hasta el icónico Flag Dress (Vestido bandera) de la diseñadora Catherine Malandrino, creado tras el ataque del 11 de septiembre de 2001, y utilizado por numerosas celebridades para demostrar su patriotismo. Como también trajes creados como propaganda de campañas electorales en las campañas de Nixon y Eisenhower y un modelo creado en el año 1995 por la diseñadora norteamericana Vivienne Tam que presenta el rostro de Mao Tse Tung. En esta exhibición el término “política” no sólo apuntaba a la referencia del manejo de los gobiernos , sino a los cambios culturales y el progeso social.

Vivienne Tam. 1995. Colección Museo FIT

Fashion & Politics - The Museum at FIT - 2009

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Terciopelo Nuestra segunda parada es en Alemania, para ser más precisa en el Museo de Industria en Ratingen, lugar donde hasta enero pasado, se podía visitar la exhibición Glamour y horror. Moda en el Tercer Reich que presentó una vez más el constante análisis sobre el período de la época del nacionalsocialismo. La exhibición se enfocaba en reflexionar sobre la influencia de la moda en la creación de la mitología nazi. Basada en un estudio sociocultural de la moda en las décadas de 1930 y 1940 en Alemania la muestra presenta trajes y más de trescientos complementos que

ilustran la relación entre sociopolítica y estética en el Tercer Reich. Un repaso sociológico de la indumentaria alemana desde los vestidos de gasa de los años '20 y '30 hasta la estética de la Segunda Guerra Mundial. Prendas que han pasado tristemente a la historia, en parte, por la acción de quienes las usaron: desde las gabardinas de doble botonadura de Goebbels hasta el look andrógino de Leni Riefenstahl, la cineasta oficial del régimen y, en cierto modo, responsable de la estética nazi que ha permanecido en la memoria colectiva.

Museo de Industria, Ratingen, Alemania - Enero 2013

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Lana

Terciopelo

Museo Nacional de la Historia del Traje Secretaría de Cultura Presidencia de la Nación Chile 832 - C1098AAR Ciudad Autónoma de Buenos Aires - República Argentina Tel-Fax: (5411) 4343-8427 E-mail:museodeltraje@gmail.com Blog: museodeltrajebuenosaires.blogspot.com/ Página web: http://www.funmuseodeltraje.com.ar/

Algodón

Seda


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