La Gaceta Del Fin del Mundo - Agosto 2013

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año 3 | número 4 | agosto 2013

LA GACETA

Miguel Brascó

la sabia voz del vino argentino

single vineyard la identidad de una finca

tesoros en el hogar cómo guardar vinos en casa

BODEGA DEL FIN DEL MUNDO

BEBER CON MODERACIÓN. PROHIBIDA SU VENTA A MENORES DE 18 AÑOS.


año 3 | número 4 | agosto 2013

SUMARIO

Miguel Brascó: la voz del vino

Single Vineyard: la clave de la identidad

Guardar vinos en casa

Nuevas Experiencias gastronómicas

06 14 18 22 ENTRE OTRAS:

3. Editorial - 4. Novedades - 11. El nuevo Brut Nature de Bodega Del Fin del Mundo - 12. El método Champenoise - 17. La Poderosa, una etiqueta con sello patagónico - 21. Gastronomía sureña que seduce a Europa - 24. ¿Qué estuvimos haciendo en estos días? La Gaceta Del Fin del Mundo es una publicación de Bodega Del Fin del Mundo. www.bodegadelfindelmundo.com - info@bdfm.com.ar Producción y edición general: The Master Driver Co. - Fotografía: Andrés Martellini, Liz Valotta, Juan Hitters - Infografías: Ignacio Bello

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EDITORIAL

más que un maestro

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iguel Brascó. Qué se puede decir de Miguel Brascó que no se haya dicho ya. Qué más se puede explicar y contar de quien creó las mejores revistas de la buena vida y de quien hizo un culto del saber beber y comer. ¿Es necesario, una vez más, ponderar su elocuencia, su pluma privilegiada, su sensata e inteligente idea del vino argentino? Sin dudas, Miguel Brascó es una de las personas más admirables e interesantes que descubrimos en el mundo del vino. Julio, mi padre, aún recuerda la cara de incredulidad con la que Miguel lo miraba cuando él le contaba su plan para hacer de San Patricio del Chañar un nuevo polo vitivinícola. El tiempo fue pasando y cuando nuestra ilusión se transformó en realidad, Miguel fue uno de los que más se interesaron y apoyaron nuestro proyecto. Cada vez que sacamos un vino nuevo o presentamos una añada en el mercado, los comentarios de Miguel son claves para todos nosotros. No porque vayamos a cambiar nuestro estilo, sino porque la manera en que él conoce a los consumidores nos da una pauta importante de cómo será recibido en el mercado interno. En esta edición de La Gaceta quisimos homenajearlo y, al mismo tiempo, homenajearnos a nosotros mismos escuchando y transcribiendo sus historias, su idea de nuestro terruño y de nuestros vinos. Porque, al fin y al cabo, Miguel es patagónico, como nosotros, y lleva el amor por esta tierra en su sangre. Creo que Miguel le ha enseñado muchas cosas a toda la industria del vino. Para nosotros ha sido siempre una guía, un referente y una voz a la que siempre le prestamos atención, entre otras cosas, porque él conoce nuestro proyecto desde un principio y nos vio pasar por todas nuestras etapas. Para Bodega Del Fin del Mundo, Miguel Brascó es más que un maestro; es un amigo sabio que, siempre fiel a sus ideas, ha sabido criticarnos y ponderarnos por igual. Y siempre con la misma humildad, con el mismo humor y con la misma sagacidad. Por eso, a veces lo sentimos como uno más de nosotros.

Ana Viola

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NEWS

EXPERIENCIA DEL FIN DEL MUNDO CRECE EN BUENOS AIRES El restaurante de Bodega Del Fin del Mundo desembarcó nada menos que en el Espacio La Dolfina del Palacio Alcorta, uno de los edificios emblemáticos de la ciudad, con una nueva propuesta gastronómica: Experiencia Wine Bar-Deli-Café. En el marco de un evento al que asistieron clientes, amigos de la casa, personalidades del mundo de la moda, músicos, empresarios y colegas, quedó oficialmente inaugurado este nuevo local diseñado para disfrutar de los grandes vinos de la Patagonia acompañados de los platos elaborados por el chef Pablo

Buzzo en un entorno distendido, elegante e informal al mismo tiempo. La propuesta gastronómica es moderna y descontracturada, con delicias como ensaladas gourmet, sándwiches, tablas de quesos y fiambres y el mejor cate-

BDFM SERÁ LA BODEGA OFICIAL DEL CENTRO DE ESQUÍ CERRO CHAPELCO

Bodega Del Fin del Mundo siempre se sintió cómoda estando en casa; por eso, este año se convirtió en la bodega oficial del centro invernal Cerro Chapelco, situado en San Martín de los Andes, provincia de Neuquén. Así, durante toda la temporada invernal 2013, los mejores vinos neuquinos se podrán degustar en los espacios gastronómicos más importantes del cerro, como el Parador de la Base, Antulauquen, El Balcón, Graeff y Pradera del Puma, para realzar aún más los sabores de las comidas calóricas que son las protagonistas cada año. Para completar esta experiencia de delicias

patagónicas de invierno, Pablo Buzzo, chef de Experiencia Del Fin del Mundo, cocinará en el centro de esquí en el mes de agosto un menú de varios pasos maridados con los mejores vinos de la bodega. Como es la marca de vinos exclusiva del cerro, Bodega Del Fin del Mundo cuenta con presencia en la web oficial del centro y en la comunicación digital, y acompaña como sponsor todos los eventos sociales y torneos deportivos de Chapelco a lo largo de toda la temporada. Ya se sabe: luego de los deportes, nada como disfrutar de la alta gastronomía patagónica.

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ring para reuniones sociales y corporativas. El evento de apertura contó con la presencia de figuras del arte, el espectáculo y los negocios como Dolores Barreiro, Cristiano Ratazzi, Cecilia Zuberbuhler, Myriam Bunin, Mora Furtado, Anama Ferreira, Dolores Mitre, Lautaro Mauro y Agustina Casanova, Virginia Elizalde y Coco Fernández, Rebecca Selley y Gabriel Olivieri, Javier Calamaro, Mabby Autino, Fabián Medina Flores, Julieta Spina y Augusto Rodríguez Larreta. Un encuentro a la altura de este nuevo espacio dedicado a los vinos y sabores de la Patagonia.

ALTOS PUNTAJES PARA LOS MALMA DE NQN

La última añada de los tintos de la bodega NQN ha dado que hablar, y muy especialmente en las publicaciones especializadas estadounidenses. Recientemente, el Malma Universo Blend Tinto 2009 fue calificado con 90 puntos en la prestigiosa revista The Wine Advocate, dirigida por el influyente crítico Robert Parker Jr., y sumó aún más fama y renombre en este importante mercado mundial. Además, Malma Finca La Papay Malbec 2010 no solo logró también 90 puntos en la revista Wine & Spirits, sino que, además, la famosa publicación lo incluyó en su listado de los Top 100 Value Wines Wine & Spirits.


NEWS

LA LÍNEA VENTUS SUMA DOS NUEVOS VARIETALES

La serie de vinos jóvenes de Bodega Del Fin del Mundo, Ventus, se suma a la tendencia de varietalización de los vinos del Nuevo Mundo y presenta dos ejemplares que darán que hablar. Por un lado, un Malbec 100% patagónico de color rojo rubí que se caracteriza por sus aromas a frutos rojos, ciruelas maduras y un toque floral a violetas. Es un tinto muy frutado, de entrada amable, taninos suaves, buen cuerpo y amable acidez en boca. Por otro lado, un Cabernet Sauvignon que se distingue en nariz por la presencia de frutos negros de cassis y grosellas con notas de pimiento rojo. Con amplitud de aromas en boca, taninos suaves y buen volumen, ofrece un final prolongado, para disfrutar. Estas dos etiquetas de la cosecha 2012 completan la línea compuesta por un corte tinto de Merlot y Malbec y uno blanco elaborado a partir de Sauvignon Blanc y Chardonnay.

UNA DÉCADA DE SAN PATRICIO DEL CHAÑAR

Bodega Del Fin del Mundo cumplió diez años y lo festejó a lo grande junto a sus viñedos y bodega, en San Patricio del Chañar, Neuquén. Personalidades de la industria del vino, funcionarios públicos de la provincia, periodistas, clientes y amigos de la bodega compartieron junto con la familia Viola y su equipo la alegría de haber transitado un camino de esfuerzo, trabajo, pasión y éxitos a lo largo de la última década. El desafío vitivinícola en el Chañar comenzó en 1996 cuando el empresario Julio Viola adquirió un campo de 3.200 hectáreas y fue pionero en iniciar allí un emprendimiento vitivinícola. Este proyecto no solo cambió la vida de la familia, sino que revolucionó todo el valle neuquino, que pasó a estar en la mira de la industria nacional. Los primeros viñedos fueron plantados en 1999, ya que previamente fue necesario construir un canal de riego propio de 20 kilómetros para poder conducir el agua y

hacer aptas las tierras para el cultivo de la vid. Sin embargo, los excelentes resultados de estas primeras plantaciones fueron un paso fundamental tanto para Bodega Del Fin del Mundo como para todo el polo vitivinícola. La construcción de la bodega comenzó en 2002 y fue inaugurada oficialmente un año más tarde, cuando el enólogo de la casa, Marcelo Miras, elaboró la primera cosecha de sus vinos. Hoy, trabajando codo a codo junto a la familia Eurnekian, son muchos los motivos para festejar, pero el más importante es uno: cumplir muchos años más haciendo algo que los apasiona y motiva todos los días para buscar siempre la más alta calidad en vinos patagónicos.

DOCE HORAS, UN ACEITE DE OLIVA CON EL SELLO DE LA EXPERIENCIA

Continuando con la costumbre de ofrecer lo mejor a sus clientes, Experiencia Del Fin del Mundo lanzó su propio aceite de oliva extra virgen. Se trata de Doce Horas, un corte elaborado a partir de iguales porcentajes de las variedades Frantoio y Nevadillo, cosechadas en olivares de la localidad de Coronel Dorrego, al sur de la provincia de Buenos Aires. La producción de mil litros estuvo a cargo del prestigioso olivicultor italiano Marco Scanu, oriundo de la Toscana, quien elaboró una mezcla que destaca la potencia, el picor y la intensidad del Frantoio en

la boca, sin dejar de lado las notas más aromáticas y a plátano verde características del Nevadillo. Doce Horas, cuyo nombre hace alusión al tiempo que pasaron las uvas entre la cosecha y el prensado en frío, se encuentra disponible para la venta únicamente en el restaurante Experiencia Del Fin del Mundo. Para el próximo año, se planea que su producción sea aún más grande y en 2015 piensan acompañarlo de un aceto balsámico elaborado a partir del mosto de las uvas cosechadas en los viñedos de Bodega Del Fin del Mundo.

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personajes

Miguel Brascó

un intelectual en el mundo del vino ES EL MÁS RESPETADO PERIODISTA DE VINOS DE LA ESCENA LOCAL, ADEMÁS DE LA PLUMA MÁS FINA Y ÁCIDA. SU INFANCIA EN LA PATAGONIA DERIVÓ EN UN CARIÑO INFINITO POR SUS PAISAJES, SUS SABORES Y, SOBRE TODO, POR SU TERRUÑO. AQUÍ CUENTA SUS VIVENCIAS Y RECUERDOS DE LOS COMIENZOS DE SAN PATRICIO DEL CHAÑAR.

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- ¿Cómo fue tu infancia en la Patagonia? Me crie en Puerto Santa Cruz y viví allí hasta los 12 años; tuve una infancia muy plena y muy interesante, pero principalmente muy rica porque tenía toda la libertad del mundo. Vivir allí era una tranquilidad para nuestros padres porque no pasaba nunca nada, no había autos ni peligros de ningún tipo… no había casi nada en realidad. Ahora, debo aceptar que las pocas posibilidades para que me pasara algo yo las explotaba al máximo. Realmente era una infancia deliciosa. Por ejemplo; en mi casa tenía varios animales, entre ellos, dos caballos y un guanaco joven que mi padre había recogido por ahí con la pata quebrada. Él, que era médico, lo cargó en el Ford A que tenía, lo llevó al pueblo, lo curó y se convirtió en nuestro pet, o más que eso, porque en realidad nosotros éramos sus padres, o sus hermanos, no sé cómo lo entendería él. El guanaco era mortífero porque escupía con una precisión increíble; yo lo llamaba Killer y era como mi guardaespaldas. Como yo era flaquito y no podía con mis compañeros, que eran todos ingleses, grandotes e imperiales, Killer me ayudaba. Cuando yo decía “¡kill!”, el guanaco le encajaba una escupida en el medio de los ojos a quien tuviese enfrente. Killer vivió mucho tiempo, hasta que fue adulto, y bueno, el llamado del sexo lo hizo desaparecer. Además tenía un avestruz en las mismas circunstancias, que era menos comunicativo que el guanaco y no servía como

scritor, dibujante, abogado, bon vivant de profesión y, más que experto, apasionado de los tintos y blancos, Miguel Brascó encarna el axioma que dicta que el todo es más que la suma de las partes. Es que, además, desde hace mucho tiempo es una de las voces más respetadas de la escena vitivinícola nacional. De reconocida trayectoria, su personalidad llena de aristas le permitió trabajar y dejar su marca en el arte y la cultura local de la mano de amigos como Astor Piazzolla, Julio Cortázar, Carlos Alberto Gato Dumas y Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino. Pero, para fortuna de los amantes de la vida gourmet, durante la última década se dedicó principalmente a la difusión de los vinos y la cocina argentinos: escribió guías y anuarios, condujo varios programas de televisión y publicó con su ya conocida elocuencia y fineza cientos de artículos en diarios y revistas especializadas defendiendo siempre el concepto del “paladar genético argentino”. Mientras que algunos ven en el vino un elemento fashion, él ve identidad cultural. Miguel Brascó, el más lúcido, preparado e interesante periodista de vinos que tuvo nuestro país en toda su historia, almorzó en Experiencia Del Fin del Mundo y, con una elección de palabras tan natural como exquisita, habló sobre su infancia en la Patagonia, el clima, el terroir, la gastronomía, el pasado y el presente de Bodega Del Fin del Mundo. Tomen asiento y disfruten de la siguiente entrevista.

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guardaespaldas, sino que simplemente vivía en la casa y se comía todo lo que encontraba, incluso tuercas de mi bicicleta. Pero mis compañeros animales más queridos eran mis dos pollos Pik y Pak que, como habían nacido defectuosos, mi padre los tenía en la casa para que se curasen, y con el tiempo se volvieron parte de la familia. Tan vívidos fueron siempre los recuerdos de esos pollos que incluso aparecen en mi novela Quejido huacho. - ¿Solo recuerdos de animales tenés? ¿De las personas qué recordás? Hay una anécdota que se remonta a mis 6 o 7 años e involucra a Antoine de Saint-Exupéry, el autor de El Principito. En la Patagonia no había otro medio de transporte más que el barco que iba de Río Gallegos a Buenos Aires en una navegación de seis días, y después había un servicio neófito de la Aeropostale francesa donde volaban Jean Mermoz y varios otros pilotos franceses, que eran muy pintorescos porque usaban ese casco de cuero que les tapaba las orejas y caía hasta por debajo del barbijo, y aparte tenían los anteojos puestos y andaban siempre así. Entonces, para mí, eran unos personajes muy atractivos, y yo a esa edad era un practicante de las conversaciones y andaba hablando con todo el mundo, era simpatiquísimo. Una vuelta, cenando en el único comedor que había en Puerto Santa Cruz, donde yo andaba de mesa en mesa, los pilotos me invitaron a ir en el vuelo de Río Gallegos a Santa Cruz ida y vuelta, y uno de ellos me dijo que eso iba a ser “mi bautismo de vuelo”. A mis 7 años me pareció que me estaba diciendo “hagamos el primer viaje a Marte”, y entonces le respondí “no, mi padre no me va a dejar”, porque

mi padre era catalán y muy sensato, y esos aviones eran de chapa y con dos motores, y en aquel entonces todo parecía un peligro. Después de muchos años, yo estaba leyendo el libro Tierra de hombres de Saint-Exupéry y mi padre me dijo: “¿Vos te acordás que conociste a Saint-Exupéry en el comedor del hotel Progreso?..., él era uno de esos pilotos que siempre estaban allí, e incluso te regaló una medalla”. Y entonces yo le conté que me habían invitado a un vuelo y él dijo que me hubiera dejado ir, simplemente porque el tipo era súper cordial. Lamentablemente, esa fue una lección que no me sirvió mucho en la vida porque repetí infinidad de veces eso de no hacer algo suponiendo que no podría hacerlo. - ¿Y qué recordás de los inviernos tan australes? Los inviernos eran crudos pero no tan crueles porque no eran ventosos; el clima de la Patagonia es seco. Lo terrible era el verano, de una esterilidad y una fuerza sobrecogedora. Recuerdo que los días ventosos no se podía caminar en contra del viento. Pensá que si uno clavaba un palo a la noche, a la mañana siguiente había una duna; entonces esos días había que caminar de espaldas. Una locura; de repente veías una comunidad entera que caminaba para atrás tratando de llegar a un lugar. Porque en ese momento no había autos ni nada… a lo sumo te cruzabas una liebre. - ¿Qué recordás de la gastronomía de aquel entonces?, ¿era como la gastronomía patagónica de la actualidad? La gastronomía patagónica actual todavía tiene que ser desarrollada, aunque veo varios senderos laterales que conducen a una evolución culinaria. Y claro que hay diferencias

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entre la cocina de aquella época y la actual. Por ejemplo, ahora los cocineros tratan de rescatar la picana o la pechuga del avestruz; si alguien mataba un avestruz cuando yo era chico, se utilizaba como alimento para los perros. Las costumbres gastronómicas eran distintas. En aquel entonces, el cordero típico de la región era el Scottish Blackface, pero en realidad ahora nadie lo come; los corderos que se comen actualmente son los de lana. Otro producto clave de la zona era el róbalo de aguas profundas, un pescado que yo comía mucho cuando era chico porque era muy barato; es lo que hoy se conoce como merluza negra, un plato caro porque se pesca en profundidad, pero en la Patagonia se pesca en la costa.

la larga ganan. Porque en el fondo siguen respetando el estilo de los platos clásicos, y lo que hacen es modernizarlos en el sentido de la técnica de producción. Algo parecido a lo que hizo con los vinos la Bodega Del Fin del Mundo. - ¿Te acordás de los comienzos de San Patricio del Chañar y de la Bodega Del Fin del Mundo? Por supuesto; el desarrollo que hizo Julio Viola con San Patricio del Chañar es inverosímil porque literalmente ha transformado un lugar que era totalmente inhóspito. Cuando empezaron con las plantaciones en Neuquén, yo fui a conocer el proyecto y eché una mirada de un escepticismo total, que contrastaba con la confianza y el optimismo de Julio Viola, a quien me presentó Marcelo Miras, que es un verdadero ángel caído del cielo. Yo fui con un equipo de televisión y la mejor imagen que se me ocurrió fue tomarlo a través de una loma que hay en el medio de la viña. Él estaba del otro lado y empezó a aparecer: primero la cabeza, después los ojos… era como la aparición de la civilización, como en el poema de Santos Vega: “el canto del progreso dado al viento”. Todo era esperanzador en aquel momento y al mismo tiempo te generaba un escepticismo muy grande, porque el viento está ahí y lo destruye todo, es un desierto de arena y la arena es el principal elemento de agresión que tiene el viento. ¿Y qué hacían contra eso? Habían puesto unas redes antigranizo y plantaron álamos, y ver esos árboles chiquitos y esas redes en

- ¿Qué te parece la incursión de las bodegas en la gastronomía, como el caso del restaurante Experiencia Del Fin del Mundo? Me pareció inteligentísimo. Yo pensé que muchas bodegas iban a tener su espacio gastronómico para zafar de los restaurantes que utilizan la carta de vino como herramienta de presión. La propuesta de Experiencia Del Fin del Mundo y de Pablo Buzzo me parece interesante en cuanto que tiene una visión nueva que aggiorna el estilo de la gastronomía patagónica. Yo creo que el argentino tiene un paladar tradicional fuerte que favorece los platos de cuchara, que han ido desapareciendo de los menús argentinos modernos, y estos restaurantes, que a su manera vuelven por la tradición, a

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contra del vendaval furioso huracanado de todos los días en el verano te daba una mezcla de euforia y desconfianza. El proyecto me parecía utópico porque lo contraponía a la vivencia del viento y al otro problema de la Patagonia: la falta de agua. Es un desierto, hay que hacer pozos muy profundos para sacar agua. Pero ver tiempo después las viñas con tanto desarrollo y tanta fuerza es una satisfacción. La verdad es que los neuquinos desarrollaron un polo económico realmente increíble, tuvieron la perspicacia para generar un tipo de producción que pudiera reemplazar el petróleo. En aquella época, Julio me pareció un soñador, pero él y su equipo fueron capaces de ver que había que generar una economía de sustitución del petróleo y lo hicieron muy bien.

La unión perfecta: Julio Viola y Michel Rolland

- ¿Y cómo ves la actualidad y el futuro de Bodega Del Fin del Mundo? Hoy por hoy veo que hay una idea de fuerza y marketing importantísima, que es el concepto de la Patagonia. Se han identificado y han defendido la denominación de los vinos patagónicos y empezaron a aprovechar esa calificación como argumento de venta. Realmente, el concepto de la Patagonia hoy es muy fuerte. Antes era peyorativo; cuando yo era chico, ser un patagónico era una desgracia, eras el último orejón del tarro, pero en este momento la palabra Patagonia es clave para la venta. El vino es marketing inteligente con un producto que está a la altura de ese marketing. Y a mí, los vinos de Bodega Del Fin del Mundo me gustan porque, si bien son internacionales, se adaptan al paladar argentino. El vino pensado para el argentino es más amable, más amistoso, menos agresivo, más adecuado para acompañar comidas y más versátil que el vino que se piensa para la exportación. Con respecto al futuro, tengo fe en que los vinos de El Chañar van a seguir su evolución, su crecimiento y van a abastecer los mercados externos porque son vinos que también se adecuan perfectamente a la exportación.

La unión de Michel Rolland con Julio Viola es fantástica. Desde el principio, Michel quedó deslumbrado con la personalidad de Julio porque es justo la personalidad que le viene bien a Rolland, que es un tipo simple, no es un francés complicado. Tan simple es que me acuerdo que durante un viaje a Salta, Michel se puso a hablar de viñedos con un indio aymara, y el indio le hablaba en aymara, y Michel le contestaba en francés, y se entendían perfecto. Los tipos charlaban sobre cosas técnicas de la viña y ahí me di cuenta de que hasta por gestos se entienden dos enólogos. Rolland me parece un técnico fuera de serie porque hace exactamente lo que uno quiere que él haga y no impone sus gustos. Te orienta dentro de las posibilidades, hace un enfoque absolutamente vitícola y no vinícola. A Julio lo asesoró muy bien a través de su experiencia de cinco continentes porque tiene muchos años de dedicación a las viñas. Hay que tener en cuenta que Rolland fue el autor de la figura del enólogo con los zapatos sucios, y él, si veía un enólogo que llegaba de la viña sin polvo en los zapatos le retiraba su confianza. Sucede que antes, el enólogo estaba con un guardapolvo en el laboratorio y de ahí no salía; solo se asomaba a la viña para ver si el agrónomo iba o no iba a hacer la cosecha, y Michel cambió radicalmente esa figura, y se transformó en un enólogo que está siempre en la viña. Por eso y por muchas cosas más, su aporte fue fundamental para Bodega Del Fin del Mundo. Aparte, cuando los ves juntos a Julio y a Michel caminando por la bodega, los ves felices; fijate que siempre se están riendo, y eso no es un dato menor.

- ¿Cuál es la diferencia entre los vinos mendocinos y los de San Patricio del Chañar? No hay demasiada diferencia, salvo el hecho de tener un clima genuinamente frío, de temperaturas frías que no dependen de la altura. El Chañar tiene condiciones parecidas al Valle de Uco, lo que les viene fantástico a cepajes como el Chardonnay, el Merlot y el Pinot Noir. Con respecto a la altura, por ejemplo, el hecho de que se puedan hacer en Catamarca o Salta vinos a 2500 metros es una conquista hija del rigor, del trabajo y del esfuerzo de las bodegas, pero esas condiciones se dan naturalmente en los valles neuquinos, y eso es una bendición.

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la novedad

un espumante

con la magia del tiempo BODEGA DEL FIN DEL MUNDO SUMÓ UNA NUEVA ETIQUETA SÚPER PREMIUM: UN BRUT NATURE ELABORADO CON UVAS PINOT NOIR QUE, TAL COMO SUCEDE CON MUCHOS DE LOS GRANDES VINOS ESPUMANTES DEL MUNDO, PASÓ UN TOTAL DE 36 MESES EN CONTACTO CON SUS PROPIAS LÍAS GANANDO EN ARMONÍA Y COMPLEJIDAD.

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se procede al agregado de licor de expedición para que las burbujas queden con cuatro gramos de azúcar y así inscribirse en la categoría Brut Nature. Después de esta última etapa del proceso de elaboración, el producto final es encorchado y finalmente se le pone el bozal de seguridad y la etiqueta. El resultado es un espumante de gran elegancia y complejidad, de color amarillo cobrizo brillante, burbujas finas y abundantes, y una corona blanca y persistente. Sus aromas intensos recuerdan a pan tostado y frutos secos, y se sienten sutiles y delicadas notas a frutos rojos típicas de la variedad. En boca tiene una entrada amable, con textura cremosa y un volumen amplio, que resalta las notas tostadas y la frutosidad. Su final es largo, intenso y delicado. Y además, su estructura y tensión es tal que el Brut Nature Del Fin del Mundo tiene una capacidad de guarda de hasta seis años, en los que irá redondeando su textura, amalgamando su paladar y despertando sutilezas. Sin embargo, hay algo más, una característica que no se puede dejar de lado al hablar de este espumante tan particular: su versatilidad a la hora de beberlo. Es que su fineza y su textura delicada lo hacen perfecto para disfrutar como aperitivo, pero su fuerza y estructura también permiten combinarlo armónicamente con diferentes propuestas gastronómicas; e incluso, por su paladar afrutado, logra ser un gran acompañante tanto de carnes rojas como de pato o atún. Ciertamente, el flamante Brut Nature tiene el sello de sofisticación, encanto y elegancia que distingue a Bodega Del Fin del Mundo y se consolidará como una alternativa original y de lujo para incorporar a los momentos especiales y de celebración.

r más allá, superarse y buscar nuevos productos de alta gama parece ser un lema para la gran bodega de San Patricio del Chañar, que este año cumple una década elaborando vinos de nivel internacional. El Brut Nature, lanzado hace muy poco tiempo al mercado, es otro buen ejemplo de esto; un espumante concebido para posicionarse en la cima de su categoría. Y aunque la aparición de esta etiqueta sea reciente, como sucede con todos los grandes vinos, la historia de sus burbujas ya lleva recorrido un largo trayecto, que comenzó con la idea de hacer un ejemplar patagónico de lujo eligiendo de la finca los mejores lotes de Pinot Noir y los de mayor expresión, para luego destinar esas uvas a la producción de un espumante que pueda mostrar todos los atributos de su terruño. El vino base para el Brut Nature Del Fin del Mundo fue elaborado con uvas 100% Pinot Noir, una variedad que históricamente en la Patagonia encuentra su mejor terruño, en el que logra su más acabada expresión, lo que, con el tiempo, la posicionó como la cepa emblemática de la región. Tal como se hace con los grandes espumantes del mundo, el vino base realizó su segunda fermentación en la botella siguiendo las reglas de método Champenoise o Tradicional. Allí, a una temperatura controlada de 14°C, pasa 36 meses en contacto con sus propias levaduras, tiempo en el cual no solo el gas carbónico se integra al líquido, sino que, además, durante esos tres años, el espumante va ganando en aromas y sabores, en cremosidad, en ancho de boca y en complejidad. Luego de este período, tras pasar a los pupitres y concentrar sus borras en el cuello de la botella, el espumante es degollado, y

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espumantes

¿Cómo se elabora el

brut nature? PARA ELABORAR EL BRUT NATURE DEL FIN DEL MUNDO SE UTILIZÓ EL MÉTODO CHAMPENOISE, UN PROCEDIMIENTO USADO Y PERFECCIONADO DURANTE MÁS DE 300 AÑOS Y EL ÚNICO PERMITIDO PARA ELABORAR LOS MÁS FAMOSOS CHAMPAGNES FRANCESES.

La primera fermentación se realiza en tanques de acero inoxidable para hacer el vino base. Las uvas Pinot Noir se vinifican separadas por lote para conservar las características de cada zona de la finca elegida.

Las uvas para elaborar vino espumante son las primeras en cosecharse ya que deben conservar una buena acidez.

Para obtener uniformidad y armonía en el corte final del vino base, el enólogo pone en juego su experiencia mezclando vinos de distintos lotes (assemblage) según sus características.

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Terminada la segunda fermentación, las botellas se dejan en estiba en contacto con sus propias levaduras durante 36 meses, lo que aporta características organolépticas. Luego esas botellas son puestas de manera inclinada en pupitres para que las borras se concentren en el cuello. Periódicamente se van girando a mano de manera paulatina.

Con el llamado degüelle, al destapar las botellas, las borras congeladas son expulsadas al exterior.

Una vez que las borras se concentraron en el cuello de la botella, este se congela con esas borras allí depositadas.

Dosaje: es la última instancia que el enólogo tiene para darle el toque final al espumante con el licor de expedición, que es, básicamente, un endulzante. Se puede utilizar azúcar de caña, vinos dulces, mezclas de brandies o licores, entre otros. La cantidad de azúcar añadida con el licor de expedición o durante el rellenado de las botellas determina la clasificación del espumante: Nature - menos de 3 g/l Brut Nature - menos de 7 g/l Extra Brut - menos de 11 g/l Brut - menos de 15 g/l Demi Sec - de 15 a 40 g/l Dulce - más de 40 g/l

Para la segunda fermentación, se agregan al vino base azúcar y levaduras. Esta mezcla se denomina licor de tiraje. El vino, ya embotellado, fermenta nuevamente y el gas carbónico que allí se genera se integra al líquido.

Por último, y tras descansar unos meses en la cava, el Brut Nature Del Fin del Mundo es encorchado, se le pone el bozal de seguridad, se etiqueta y queda así listo para salir al mercado.

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estilos

La identidad del

terruño el chañar LOS VINOS SINGLE VINEYARD ENCARNAN LA MÁXIMA EXPRESIÓN DE UNA FINCA O UN DETERMINADO SECTOR DE ELLA AL TIEMPO QUE MUESTRAN DE LA MEJOR MANERA EL CARÁCTER Y LA IDENTIDAD DE UNA VARIEDAD EN UN SITIO DETERMINADO. EN SAN PATRICIO DEL CHAÑAR, CADA CEPAJE SE REFLEJA EN TODA SU PUREZA.

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ay muchas maneras de hacer un gran vino, y son igual de variados los estilos que se le pueden imprimir a un gran vino. Puede ser un varietal, un blend, un ejemplar que mezcla uvas de muchas zonas o bien uno elaborado con uvas de un campo determinado. Esto último es un Single Vineyard, un concepto que en los últimos años se fue usando cada vez más, hasta que hoy se ha instalado como un tipo de vino que cada vez interesa más a los amantes de esta noble bebida. Pero… ¿qué significa realmente que un vino es un Single Vineyard? Tal como su nombre lo indica, un Single Vineyard es un blanco o un tinto que fue hecho usando uvas de una misma finca o de un cuartel especial de una finca. Pero ¿por qué hacer un vino producto de un sitio determinado? Pues bien: un mismo suelo, un mismo clima y una misma topografía darán como resultado un ejemplar que será fiel reflejo de ese terruño, de ese lugar exacto. Un Single Vineyard es eso: es mostrar en aromas y sabores, sin artilugios de ningún tipo, la completa identidad de una zona. Es que hay algo muy importante para tener en cuenta: ya se sabe que diferentes regiones dan diferentes vinos, incluso aunque sean de una misma cepa. Esto quiere decir que un Malbec de Salta es muy diferente a un Malbec de Mendoza o a uno patagónico. ¿Por qué? Por muchos motivos. El vino es producto de muchas variables: el clima, la temperatura, la topografía, las características del suelo, la insolación y, por supuesto, la mano del hombre, que es quien decide cómo conducir y cuidar una viña, y quien define el estilo del vino. Pero hay muchas variables que el enólogo o el agrónomo no pueden manejar; son las que tienen que ver con la naturaleza. Esas diferencias naturales que tienen las distintas zonas son fundamentales en la identidad de los vinos. Pero hay más: incluso dentro de una misma zona productiva, o dentro de una misma finca, los diferentes sectores y cuarteles de un campo también tienen diferencias entre sí y, por eso, distintas parcelas serán más adecuadas para una variedad o para otra. Por ello, agrónomos y enólogos tienen en cuenta la altura, la pendiente o la insolación. Es un trabajo arduo, pero que con el tiempo muestra los resultados deseados. Es que, en definitiva, lo que las bodegas buscan con estos vinos es explotar el potencial de una zona o, mejor aún, de un grupo de plantas en esa zona, con todo lo que eso implica. Un Single Vineyard, en pocas palabras, es una muestra cabal y genuina de un terroir determinado.

ción o bien por alguna singularidad del suelo, siempre hay un lote, algunas hileras, que son las preferidas, cuyas uvas tienen algo que las hace diferentes del resto. Los técnicos se dieron cuenta de esto, las distintas áreas fueron debidamente identificadas y sus plantas fueron trabajadas de manera diferencial. Se diseñó un tipo de riego especial, un tipo de poda especial, un deshoje, un raleo y un momento de cosecha. Luego, esas uvas de los sectores elegidos fueron vinificadas por separado, y allí entonces confirmaron lo que ya percibían en el campo: de esas uvas tan especiales salían vinos igual de especiales. No solo se destacaban sus atributos varietales, sino que, además, expresaban de manera más sutil y elegante su terruño; en ellos parecía sentirse el alma misma de San Patricio del Chañar. Respetando al máximo la esencia de esos frutos y brindándoles un tratamiento de gran cuidado y atención, dieron nacimiento a lo que es la última creación de etiquetas ultra premium de Bodega Del Fin del Mundo: la línea FIN Single Vineyard.

LOS SINGLE VINEYARD DEL FIN DEL MUNDO Luego de trabajar durante varios años en las distintas chacras de Bodega Del Fin del Mundo, los equipos de agrónomos y enólogos de la casa fueron entendiendo con mayor agudeza cada rincón del campo. Mientras las plantas crecían, iban mostrando sus fortalezas, sus preferencias y los sectores en los que mejor se expresaba cada variedad. Porque está sobre una lomada, porque tiene mejor insola-

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Los Single Vineyard Del Fin del Mundo FIN MALBEC SINGLE VINEYARD Es potente pero fino, con muy buen caudal de fruta aunque con irresistible frescura. Ostenta gran volumen, redondez, pureza y definición varietal. Un Malbec de nivel internacional.

FIN PINOT NOIR SINGLE VINEYARD La máxima expresión de la delicadeza de esta cepa que tiene en la Patagonia su mejor terruño. Un tinto definido, moderno, joven pero muy ágil en boca, lo que ayuda a disfrutar de una y otra copa.

FIN CABERNET SAUVIGNON SINGLE VINEYARD Un tinto señorial de gran poder que saca lo mejor de la variedad; aromas a pimiento rojo y un especiado sutil que lo coloca entre los más encumbrados ejemplares argentinos de la variedad.

Salidos al mercado dos años atrás, se trata de seis varietales (ver recuadro) producto de parcelas únicas, de zonas diferenciadas y trabajadas para sacar de ellas lo mejor de la viña, que luego de elaborados fueron criados durante 18 meses en barricas de roble francés y americano. Son todos ejemplares de guarda, de gran concentración y fuerza, pero con mucha fineza y elegancia.

FIN CABERNET FRANC SINGLE VINEYARD Fiel a su cepaje, este Cabernet Franc ostenta toda su vegetalidad, su costado silvestre y su estructura compacta y tensa. Es un vino de gran tensión en el paladar, pero mucha sutileza; para beber con comidas.

Los Single Vineyard…

FIN MERLOT SINGLE VINEYARD Otra variedad que tienen en el sur argentino su terroir privilegiado. Es todo sensualidad y redondez; un tinto sin aristas cuyo signo de identidad son las frutas negras patagónicas.

• Tienen la identidad del terruño marcada a fuego. • Nacen de parcelas que son capaces de expresar la variedad de la mejor manera. • Muestran lo que un cepaje es capaz de dar en una zona determinada.

FIN TANNAT SINGLE VINEYARD La fuerza tánica le aporta un carácter muy especial a este tinto mineral y muy singular. Excelente por su pureza varietal; con más tiempo en estiba ganará mucha complejidad.

• Son ejemplares únicos e irrepetibles. • En su inmensa mayoría son ejemplares de alta gama. • Son cada vez más valorados por los amantes del vino.

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nueva etiqueta

Con el poder de la Patagonia HACIENDO HONOR A LA EMBLEMÁTICA MOTOCICLETA CON LA QUE EL JOVEN ERNESTO “CHE” GUEVARA RECORRIÓ LA PATAGONIA, BODEGA DEL FIN DEL MUNDO PRESENTA DOS NUEVOS VINOS: UN VIOGNIER Y UN BLEND TINTO A BASE DE CABERNET FRANC. valiente y aventurero del establecimiento patagónico que se atreve a superarse una vez más. La línea compuesta por un blanco Viognier y un tinto corte de Cabernet Franc y Merlot, no solo lleva el nombre de la motocicleta, sino que el packaging también resalta su silueta, con una etiqueta entre moderna y old fashioned que no pasa desapercibida. Durante la presentación de este vino, llevada a cabo en Experiencia Del Fin del Mundo, estaba expuesta la réplica de la moto conducida por el Che, que fue una de las unidades utilizadas para el rodaje de Diarios de motocicleta, la película dirigida por el cineasta Walter Salles que se llevó un Oscar a la mejor canción original por Al otro lado del río del uruguayo Jorge Drexler. Cabe destacar que la marca La Poderosa no es completamente nueva, Bodega Del Fin del Mundo ya utilizaba desde hace cuatro años este nombre para un único vino tinto que exportaba al mercado del Reino Unido. Sin embargo, este relanzamiento sumó el Viognier y pasó a estar 100% enfocada hacia el mercado interno, al que se destina el total de la producción de unas 27.000 botellas.

b

LA PODEROSA CABERNET FRANC – MERLOT 2011 Blend 70% Cabernet Franc y 30% Merlot de color rojo intenso, aromas frutados y un paladar equilibrado, con elegantes taninos y largo final. Luego de una crianza de 12 meses en barricas de roble, se distinguen las notas avainilladas, a coco y tabaco. Tiene un potencial de guarda de entre 4 y 5 años.

odega Del Fin del Mundo lanzó al mercado su nueva línea de vinos La Poderosa, que lleva el nombre de la motocicleta con la que el joven Ernesto Che Guevara viajó junto con su amigo Alberto Granado de Argentina a Chile en 1952, durante la etapa inicial de una travesía a través de América del Sur que se extendió a lo largo de nueve meses. La moto en cuestión era una Norton de 500 cc, que Granado había comprado ya bastante usada para sustituir una bicicleta a la que apodaba con el mismo nombre. A bordo de La Poderosa, los dos muchachos recorrieron gran parte de la Patagonia descubriendo sus interminables llanuras y montañas, sus verdes valles y sus ríos en un inolvidable viaje que emprendieron sin rumbo cierto, pero en el que el Che encontró su destino. Para Bodega Del Fin del Mundo, La Poderosa representa su espíritu de libertad, es un símbolo del despertar del lado

LA PODEROSA VIOGNIER 2011 La perfecta armonía entre la acidez y la dulzura alcanzada en las uvas se refleja en este vino que mantiene todo el potencial aromático de la fruta. Con notas a durazno blanco, damasco, frutas cítricas y tropicales, tiene un potencial de guarda de entre 2 y 3 años y la temperatura de servicio ideal es entre 8 y 10ºC.

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guarda de vinos

un tesoro en el hogar

GUARDAR BOTELLAS DURANTE AÑOS NO ES ALGO QUE SE HAGA CON EL ÚNICO FIN DE QUE LOS SABORES Y LA TEXTURA EVOLUCIONEN, SINO QUE EL TIEMPO Y LA ESPERA GENERAN UNA RELACIÓN SENTIMENTAL CON EL VINO. POR ELLO, ES IMPORTANTE SABER CÓMO CONSERVAR BLANCOS Y TINTOS DE UNA MANERA ADECUADA.

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T

odos alguna vez escuchamos la frase: “un vino, cuanto más antiguo, mejor”. De hecho, uno ve en las vinotecas ejemplares argentinos de las décadas del 80 y del 90 con precios sumamente altos, o bien lee en diarios y revistas que en las grandes subastas internacionales, etiquetas de 1970, 1960, o incluso anteriores, alcanzan cotizaciones exorbitantes, impensadas para una botella. Pues bien, más allá de esto, hay que decirlo: la aseveración no es del todo correcta; no cualquier vino mejora con el tiempo. La pregunta es: ¿qué debe tener un vino para crecer y evolucionar correctamente con los años?, ¿por qué no todos van por el mismo camino? Antes que nada, sepamos que un vino de guarda se concibe de esa manera desde el viñedo, necesita entonces uvas con la concentración adecuada (taninos y antocianos), y luego, en la elaboración también debe ser tratado de manera diferencial. Una de las claves en bodega es su crianza en madera, lo que le aporta estructura y fuerza, características imprescindibles para una larga trayectoria. Otro dato importante es que, generalmente, los tintos soportan mayores guardas que los blancos. Cepas como la Chardonnay o la Viognier muchas veces asimilan algún tiempo de estiba (así se llama técnicamente el descanso en botella de los vinos), pero son los tintos los que envejecen y ganan mayores sutilezas con el tiempo. Hoy en la Argentina hay muchos vinos con capacidad de mejorar con el paso de los años, pero para que ello suceda es muy importante prestar atención a algo: la correcta guarda. Hoy el principal problema que tienen los vinos en el hogar es justamente el de los errores en la conservación. Y algo que hay que saber sí o sí: una mala guarda, indefectiblemente, arruinará el vino. Entonces, surge una pregunta ineludible: ¿cómo guardar vinos en casa? Para empezar, hay que decir que, de existir, el sótano será prácticamente siempre la mejor opción ya que cumple con todos los requisitos que necesita un vino para ser estibado correctamente. Las botellas deben descansar en un lugar oscuro, silencioso, fresco, sin vibraciones, con temperatura constante (debe oscilar entre los 12 y los 20 grados) y humedad algo superior a la media. Pero eso no es todo: hay muchas otras cosas a las que prestarles atención.

Consejos para tener en cuenta • Uno de los peores lugares para guardar los vinos es la cocina, aunque los modulares suelan ofrecer espacios para las botellas. Este ambiente sufre constantes cambios de temperatura –por el encendido y apagado de hornallas y del horno–, lo que literalmente destruye la bebida. • Tampoco es recomendable que se estiben en sitios con aire acondicionado o estufas ya que al apagar estos artefactos la temperatura ambiente cambiaría las condiciones de guarda. • Sí o sí los vinos deben descansar acostados; nunca parados. Esto es porque el líquido tiene que humedecer el corcho para que este no se seque. • Una buena humedad y temperatura constante son claves para conservarlos de la mejor manera, como por ejemplo, la de un placard. • Es muy importante que en el ambiente no haya aromas fuertes ya que podrían impregnarse en el vino. Si se usa un ropero, no debe estar perfumado. • Es fundamental mover los vinos lo mínimo indispensable. • En invierno puede ser bueno reservar para las botellas la parte alta de algún ropero o biblioteca, pero no así en verano ya que el calor siempre es mayor en la altura. • No es necesario limpiar el sitio donde descansan las botellas; el polvo no las daña. • Jamás las botellas deben quedar al rayo directo del sol; el vino se arruinaría en cuestión de días. • Los mejores lugares para la evolución son los sótanos o quinchos. En estos últimos, es bueno conservarlos al ras del suelo para aprovechar su frescura. • Existen heladeras especiales para guardar vinos, pero son algo caras para los consumidores domésticos. De todas maneras, abundan las ofertas en Internet.

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EL ORDEN, UN FACTOR CLAVE

La gracia de guardar vinos es poder beberlos en el momento justo. El tema es que, muchas veces, las botellas terminan guardadas de manera caótica, con lo cual, uno termina sin saber qué es lo que realmente tiene. El orden es fundamental y por eso es bueno considerar ciertos parámetros. Es importante que los vinos estén todos a la vista, con los picos hacia el exterior, y de ninguna manera uno detrás del otro. Todas las cápsulas deben verse en el momento de la elección. Hay muchos órdenes posibles, pero lo mejor es que estén acomodados por etiquetas, luego por cepas, y luego por añada y varietales. Los vinos de una etiqueta determinada deben estar juntos, y para un mejor orden es importante que alguno del grupo cuente con un collarín a la vista que cuelgue del pico (ver ilustración). Siempre es conveniente conocer el stock de cada vino. Esto debe indicarse en el collarín y estar siempre actualizado.

Un modelo de etiqueta

Vino: Reserva Del Fin del Mundo Cepa: Malbec Añada: 2006 Terruño: San Patricio del Chañar Enólogo: Marcelo Miras Momento óptimo de consumo: 2010-2012 Botellas en estiba: 11 10 9 Comentarios: 90 puntos Parker

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for export

Gastronomía y vinos que

conquistan europa PABLO BUZZO, UN GENUINO EMBAJADOR DE LOS SABORES DE LA PATAGONIA, VISITÓ LA CAPITAL ECONÓMICA DE ITALIA EN EL MARCO DE LA SEMANA DE LA COCINA ARGENTINA Y, A TRAVÉS DE SUS PLATOS, SIGUE CAUTIVANDO PALADARES ALREDEDOR DEL MUNDO.

H

ay muchas formas de conocer un lugar; puede ser a través de un viaje, de sus paisajes, de su gente, de su cultura y, por qué no, de sus sabores. La cocina y sus platos dicen mucho de su lugar de origen y son fieles representantes de un país o una región. En nuestro caso, si bien la gastronomía argentina es indivisible de la italiana y la española, las distintas fusiones han creado “un algo más”, un sabor distintivo a partir de productos y materias primas de excelente calidad y chefs cada vez más especializados y mejor preparados. Dentro de esta gran categoría que constituye la culinaria nacional, la cocina patagónica es la que más ha sabido distinguirse entre las regionales ya que, luego de mucho tiempo y trabajo en conjunto, ha sabido dar un salto cualitativo diferencial en el momento indicado. Tanto es así, que además de los innumerables atractivos de la región, los sabores y los vinos de la Patagonia también cautivan a los turistas de todo el mundo. Uno de los máximos responsables de esta revolución culinaria sureña que ya cumplió más de una década es Pablo Buzzo, chef de Experiencia Del Fin del Mundo. Y si bien ya logró que el cordero, la trucha y las comidas calóricas de montaña tuvieran preponderancia tanto en Neuquén como en el corazón de Palermo, siempre busca ir más allá. Por eso, para redoblar la apuesta, sedujo a la ciudad italiana de Milán con los platos que llevaron la cocina del sur del país a lo más alto.

En el marco de la Semana de la Cocina Argentina, que se extendió por su gran convocatoria, Pablo cocinó durante once días en el restaurante Don Juan. Extrañamente, este local de comida argentina, que cumplió 13 años en Milán, nació como una idea de una brasilera y un suizo enamorados de las parrillas y carnes de nuestro país. Con este sueño llegaron a Italia, y lo hicieron realidad en una vieja casona del centro de Milán que atrae la atención de todos con su gran parrilla a la vista y su mobiliario decorado con cuero de vaca. La carta sorprende con productos y platos típicamente argentinos, como el bife de chorizo, una picada de chorizos y morcillas, queso y dulce y hasta dos tipos de flanes. Todo parece estar a tono y, al menos por un rato, milaneses y turistas se sienten en Buenos Aires, rodeados de camareros vestidos con estilo gauchesco y una barra donde ofrecen yerba mate y dulce de leche, entre otros productos nacionales. La propuesta culinaria que diseñó Pablo fue un extracto de la carta de Experiencia Del Fin del Mundo; 12 platos principales, 8 entradas y 6 postres, todos típicamente argentinos. Su intención fue destacar las técnicas patagónicas de cocción y preparaciones que acompañaron a la perfección los blancos y tintos de Bodega Del Fin del Mundo, a tal punto que la semana se extendió cinco días más para que todos tuvieran la posibilidad de disfrutar de dos de los mejores embajadores que tenemos como país.

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gastronomía

nuevas experiencias en invierno

CON EL COMIENZO DE LA TEMPORADA OTOÑO-INVIERNO, EXPERIENCIA DEL FIN DEL MUNDO SE REINVENTA CON UNA NUEVA CARTA DE ESTACIÓN, UN NUEVO RESTAURANTE EN EZEIZA, UN WINE BAR EN EL PALACIO ALCORTA Y UN CATERING DE ALTA GASTRONOMÍA QUE YA ESTÁ DANDO QUE HABLAR.

D

esde que abrió sus puertas en el barrio de Palermo, el restaurante de Bodega Del Fin del Mundo fue un proyecto audaz y seductor que proponía acercar a los gourmands porteños la esencia patagónica en el corazón de Buenos Aires. Más de tres años pasaron desde su inauguración y, si bien el éxito fue constante, los logros alcanzados vaticinan que es hora de un cambio. O varios. Por eso, para comenzar esta temporada otoño-invierno 2013, nada mejor que la renovación total, interna y externa, de un restaurante

que en poco tiempo se volvió un punto clave en la ciudad para los amantes del buen vivir. Por un lado, el local de la calle Honduras finalizó las obras que aggiornaron su apariencia incorporando un mobiliario más moderno que incluye sillones, camastros y mesas bajas, aunque manteniendo siempre el estilo patagónico en piedra y madera que lo caracteriza. Paralelamente, dentro de la cocina, el chef Pablo Buzzo y su equipo trabajan en una nueva carta que acompañará el upgrade que está experimentando el restaurante. Si bien se van a conservar los platos clásicos,

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propuesta para los viajeros que deben hacer el chek-in tres horas antes de abordar su avión y ahora cuentan con la posibilidad de convertir la espera en un momento placentero. Por otro lado, los vinos de la Patagonia también se supieron ganar un lugar en el Palacio Alcorta, el prestigioso edificio del barrio de Palermo Chico diseñado por el arquitecto italiano Mario Palanti en 1927. Es que allí, el nuevo Espacio La Dolfina, que cuenta con un local de ropa y un Museo de Polo, alberga una confitería y wine bar a cargo de Bodega Del Fin del Mundo. Si bien ofrecen desayunos y almuerzos, el punto fuerte de este nuevo emprendimiento abierto entre las 10 y las 20 horas es el after office con tablas de quesos y fiambres, tapas y vinos por copa. Una nueva excusa para hacer algo muy distinto de lo que podría ser un día de semana más.

la propuesta gastronómica sumará opciones como guisos, pastas y carnes servidos en cazuelas y bols, ya que también habrá nueva vajilla acorde a esta renovación total. A pesar de los cambios, los protagonistas de esta temporada son nuevamente el cordero, las sopas crema y las carnes preparadas en cocciones largas con distintos tipos de salsas y acompañamientos, algunos de los platos fuertes de Pablo.

NUEVOS ESPACIOS DEL FIN DEL MUNDO

A partir de esta temporada, Experiencia Del Fin del Mundo comienza a expandirse. Patagonia Wine Experience es el nombre del nuevo restaurante de Bodega Del Fin del Mundo situado, nada más y nada menos, que en la recientemente inaugurada Terminal B del Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Este local implica un verdadero desafío, ya que está abierto 24 horas todos los días de la semana y, por su ubicación, requiere una logística muy particular. El objetivo de esta apertura es ofrecer a los viajeros tanto locales como extranjeros la posibilidad de disfrutar gastronomía genuina y de alto nivel en un aeropuerto. Manteniendo el estilo de Experiencia Del Fin del Mundo, con paredes de piedra, piso y techo de madera y una gran cava, Patagonia Wine Experience trabaja un concepto distinto dentro de Ezeiza. Si bien hay preparaciones que deben estar incluidas en la carta porque es normativa del aeropuerto, como los sándwiches y otros finger food, su gesto distintivo es ofrecer desde tapas hasta platos elaborados de nivel internacional, acompañados de vinos por copa, decanter de 500cm3, o botellas, lógicamente, con servicio de sommellerie. El local cuenta con capacidad para 250 cubiertos, y aunque hay espacio para sentarse a comer con mantelería y copas de cristal, también hay una gran barra para quienes prefieran una comida “al paso”. Sin dudas, es una inmejorable

UN CATERING CON SABOR AUSTRAL

Además de todas estas novedades, Experiencia Del Fin del Mundo incursionó más allá. Afortunadamente para los amantes de los vinos y la alta gastronomía, ahora es posible contratar el servicio del restaurante para una cena privada, cócteles, degustaciones, cumpleaños, casamientos y otros eventos. Lógicamente, la propuesta no es para nada tradicional: es el catering de una bodega patagónica y el menú se diseña dependiendo de las preferencias gastronómicas y enológicas de los organizadores. Si el evento es al aire libre aún mejor, ya que el equipo de Experiencia Del Fin del Mundo se traslada con las parrillas y los utensilios necesarios, y Pablo Buzzo cocina junto a sus ayudantes cordero al asador, trucha y otros productos típicos del sur del país a la vista de los invitados. Por supuesto, hay sommeliers que asesoran a los invitados y, si el organizador de la fiesta es amante de los tintos y blancos, la propuesta también se puede confeccionar en base a una cepa.

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instantáneas

POSTALES del fin del mundo

BODEGA DEL FIN DEL MUNDO

24 BEBER CON MODERACIÓN. PROHIBIDA SU VENTA A MENORES DE 18 AÑOS.


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