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GERENTE EDITOR TOMAS MORALES MONCRIEFF
DIRECTOR DE LA PUBLICACIÓN
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revista de resúmenes de medicina veterinaria edición 46 - Abril 2017
LÁCIDES SERRANO VEGA COLABORADORES PERMANENTES
FRANCISCO BUSTOS M.- DMVZ, MSC, MVSC. franciscobustos@hotmail.com
CLAUDIA JIMÉNEZ E.- DMV, MSC, DVSC, DACT cjimeneze@unal.edu.co
W ENDIE O. ROLDÁN V.- DMV, ESP, MSC. wendyrol21@gmail.com
FRANK HARRY SUÁREZ S.- DMV, ESP, PHD fsuarez@unisalle.edu.co
GIOVANNI MORENO F.- DMV, MSC, PHD guiov_anny@hotmail.com
ANASTASIA CRUZ C.- DMV, ESP, MSC anicata4@gmail.com
COLABORADORES INVITADOS ALEXANDER CASTILLO - EST. MV MÓNICA ORTÍZ - EST. MV LORENA SUAREZ - DMV JAIRO PÉREZ O. - DMVZ PHD ASTRID PAREDES - DMV CRISTIAN C. OTÁLORA - EST. MV CHRISTIAN M. GÓMEZ A. - DMV, MSC NORA I. DELGADO F. - DMV, MSC, ESP.
REVISIÓN EDITORIAL
IVÁN DARÍO OCAMPO L. DMVZ
DISEÑO E IMPRESIÓN TO MAS M ORA LES MO NCRIE FF
CRA 3 # 21 - 46 Of. 3103 TORRE B 3102879651 e-mail: morales.moncrieff@gmail.com
En producción porcina las cojeras son un problema importante que amenaza la sostenibilidad de los métodos actuales de producción, debido a su alta prevalencia y su impacto negativo en la rentabilidad. Son un motivo importante de eliminación prematura en reproducción, sobre todo en primerizas y cerdas jóvenes. Reducen la rentabilidad de la granja debido al aumento involuntario de eliminaciones, el incremento de los gastos por tratamientos, la mano de obra y los costes de reposición, y por la consiguiente reducción de lechones producidos por cerda, por año. Es importante entender las posibles causas de las cojeras, que puede ayudar a reducir sus niveles en reproducción y, por tanto, a mejorar la productividad y el bienestar de las cerdas. En la presente edición encontramos un artículo que nos habla de las principales causas no infecciosas de cojeras, su diagnóstico y valoración, que nos pueden ayudar a su prevención. La falla ovárica en yeguas es un proceso de alta frecuencia dentro de las causas de infertilidad; su causalidad es compleja y exige un reto continuo para el médico veterinario, quien debe afrontar las alternativas terapéuticas más apropiadas de conformidad con cada caso particular. La falla ovulatoria de folículos con diámetro ovulatorio y los folículos hemorrágicos persistentes, pueden ser parte de un proceso fisiológico normal, un evento patológico, o ser el resultado de la pérdida de respuesta a un agente inductor de ovulación. La dificultad de las yeguas para ovular durante la estación reproductiva normal es menos común, pero representa una causa importante de pérdidas económicas. En éste número encontramos 2 interesantes artículos que nos hablan, uno de causas patológicas, y otro de anormalidades genéticas, que desencadenan en subfertilidad o infertilidad de la yegua. Además de éstos temas, en la presente edición se encuentran artículos de actualización en avicultura, bovinos, homeopatía y pequeños animales.
BOGOTÁ, D.C., COLOMBIA ISSN 1657-3595
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UNA ACTUALIDAD SOBRE CORIZA INFECCIOSA AVIAR TENDENCIA SOBRE LA EPIDEMIOLOGÍA, CARACTERIZACIÓN ETIOLÓGICA, DIAGNÓSTICO, TERAPÉUTICA Y AVANCES EN PROFILAXIS Sidhartha Deshmukh, Harmanjit Singh, Banga, Sandip Sodhi y Rajinder Singh, Brar. Department of Veterinary Pathology, College of Veterinary Science, India TRADUCCIÓN Y SÍNTESIS Francisco Bustos M. - DMVZ, MSc, MVSc
RESUMEN
La Coriza Infecciosa Aviar, causada por el Avibacterium paragallinarum, un oportunista del tracto respiratorio, se piensa actualmente que está evolucionando como una enfermedad reemergente para las aves comerciales. Aunque la adopción de fuertes medidas de prevención y profilaxis por ej. las vacunas, prácticas de vacunación, la infección continúa con un patrón complicado de enfermedad a nivel mundial, la cual resulta en una grave pérdida económica de la producción. La India sufre tremendamente los efectos de la enfermedad cada año, por lo cual hace lo posible por tomar las mejores medidas para cortar el curso de la enfermedad. Esta revisión publica algunos desarrollos significativos que tienen lugar en la última década, con observaciones sobre la epidemiología, caracterización de su agente etiológico y mejoramiento en sus avances diagnósticos, como también en la profilaxis del mismo. A pesar de las mayores ejecuciones para identificar y controlar la enfermedad entre los 80s y 90s, la naturaleza precaria de este organismo ha permitido a científicos y avicultores averiguar su medio ambiente, especificidad de huésped y limitación geográfica. Siguiendo las enormes medidas vacunales y profilácticas, el agente causal adquiere ventajas superlativas, pasando la supervisión del sistema inmune, adquirido a través de los componentes de las vacunas existentes, además de violar la inmunidad constitutiva del huésped. La exclusión de la inmunidad es desconocida cuando el agente llega, para la respuesta del huésped al patógeno. Un detallado estudio de su efecto, es altamente garantizado para evitar graves daños a la industria avícola, debidos a la infección por el Avibacterium paragallinarum. Muchos de los estudios recientes están encaminados a trabajar sobre el serotipo B del Avibacterium paragallinarum, el cual es bastante prevalente en el momento, en una variedad de países a nivel mundial. Esto garantiza el empleo de pruebas diagnósticas concertadas y dedicadas, empleando pruebas biomoleculares para una mejor comprensión de la enfermedad y para tomar la adopción de nuevas estrategias terapéuticas para la represión de la Infección, en un futuro fructífero.
INTRODUCCIÓN La Coriza Infecciosa Aviar (AIC) es una seria infección del tracto respiratorio de las aves comerciales causada por un patógeno oportunista, el Avibacterium paragallinarum, el cual tiene una implicación económica sobre la industria avícola comercial, además de la población de aves ornamentales. La enfermedad se presenta a veces sola, como se reportó en uno de los brotes en California, causando alta mortalidad cercana al 50% y una baja en la producción de huevos del 75% al 15%, en un espacio corto de tiempo. La enfermedad usualmente se presenta con un curso complicado en el continente asiático, como también en la India; ésto es debido a operaciones avícolas muy intensivas y a las condiciones del tiempo (estaciones); en adición a esto, las interacciones con otros agentes prevalentes. Sin embargo, la mortalidad es menor del 10%, con una morbilidad cercana al 100%. Históricamente la primera descripción de la enfermedad fue en 1.930, y el agente infeccioso fue aislado en 1.931. Últimamente el agente etiológico ha tenido varios cambios taxonómicos en su árbol de clasificación, pues su actual evidencia soporta el escenario para las fallas vacunales contra la enfermedad. Los autores del presente trabajo intentan ofrecer alguna información para una comprensión del problema en los países asiáticos, en cuanto al estatus epidemiológico, su posible caracterización, su diagnóstico y avances profilácticos, además de sugerencias para mejorar la vacunación y las prácticas profilácticas. un objeto pálido. Ordinariamente, el tamaño de la bacteria varía entre 1-3 um de largo por 04-08 um de ancho. Tradicionalmente puede crecer en condiciones microaeróbicas o anaeróbicas con 5-10% de CO2, incubándolo con 7-10% de sangre desfibrinada de bovino u ovino, en placas de agar, durante 16-24 horas a 37 grados centígrados. Se piensa que el organismo crece mejor en medios con sangre hemolizada, debido a la alta disponibilidad de NAD mediante los eritrocitos hemolizados. Además, la sangre equina se considera superior para el crecimiento del agente.
INFORMACIÓN GENERAL SOBRE LA CORIZA INFECCIOSA AVIAR (AIC) Y SU AGENTE ETIOLÓGICO La Coriza Infecciosa Aviar (AIC) es causada por el Avibacterium paragallinarum, una bacteria Gram negativa, potencialmente patógena para las aves domésticas. En placas de agar la bacteria es pleomórfica, bacilar o coco bacilo, con una tendencia a formar filamentos, con cadenas cortas; en caldo aparece como
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Bioquímicamente el organismo reduce nitratos a nitritos, fermenta la glucosa sin producción de gas, oxidasa negativa, catalasa negativa, indol negativo, hidrolisa la gelatina y úrea. La formación de formazan ayuda a la diferenciación de otras bacterias gram negativas, al no utilizar 3,3,5 triphenyl tetrazol chlorhydrate (TTC) (Vargas y Terzolo). La enfermedad ha sido caracterizada como una patología del tracto respiratorio alto, la cual afecta ponedoras en crecimiento (8-12 semanas), con habilidad para atacar aves jóvenes y pollos entre 8-12 semanas de edad. En países orientales, la enfermedad se ha caracterizado por ser complicada e insidiosa, a diferencia de lo observado en países del oeste. Inicialmente los signos clínicos empiezan con una descarga seromucosa en fosas nasales y ojos, lo cual termina con el cerramiento de los párpados. La secresión se transforma en material caseoso, y hay exudado en el tejido subcutáneo alrededor de las fosas nasales y ojos. En procesos crónicos el material exudativo se observa uni o bilateralmente es los senos nasales, designándose como "síndrome de cabeza hinchada". Además, del tracto respiratorio alto, puede afectarse la tráquea, sacos aéreos y pulmón, causando una neumonía. En ponedoras se afecta el ovario y oviducto, presentándose bajas en la producción y pobre calidad de los huevos. En pollos de engorde se afecta la conversión. En casos raros, infecciones concomitantes con otros patógenos como el Micoplasma gallisepticum, se observa un proceso septicémico y eventualmente artritis. Actualmente se piensa que la cápsula de Avibacterium paragallinarum juega un papel importante en procesos de virulencia y colonización en el epitelio ciliado de la mucosa nasal del huésped. Además, el antígeno de la hemaglutinina del agente es importante en la patogenicidad y sensibilización inmune para el huésped. Probablemente esto hace que el organismo cause graves problemas a las aves y para lo cual desde hace muchos años se ha buscado la manera de controlar la enfermedad. En los años 60s se preparó una vacuna propagada en embriones de pollo, y luego fueron elaboradas otras vacunas. Las grandes diferencias del organismo en la naturaleza, ha eludido el efecto de la vacunación en muchas áreas avícolas. Inicialmente, el agente fue reconocido como Haemophylus paragallinarum el cual requiere del factor X y V (NAD) para su crecimiento in vitro. Sin embargo, con el paso del tiempo algunos cambios en los requerimientos de crecimiento mostraron que la bacteria solo necesita el factor V (NAD). En los 90s se encontró que el agente para su crecimiento, es independiente de NAD, sin requerir del factor V. Se piensa que estos cambios son producto de la presión de vacunación. Sin embargo, esto no tiene relación con los cambios de virulencia del agente.
en el hemisferio sur, en donde se confirma la afinidad del organismo para crecer en condiciones áridas o semi-áridas. En un periodo de tiempo reciente, el organismo obtuvo una ganancia superlativa sobre su evolución en cuanto al crecimiento, y adquirió diferentes perfiles de proteínas y lípidos sobre la superficie de su membrana externa, para enmascarar el efecto de las vacunas. Las actuales vacunas disponibles contra serovares prevalentes no son más protectivas sobre serovares emergentes y han puesto en alto riesgo a la industria avícola de varios países. Brotes recientes en Tailandia y los aislamientos en Ecuador, Argentina, Zinbabwe y su inclusión en vacunas comerciales, sugiere variaciones geográficas en cuanto a virulencia y patogenicidad. Sorpresivamente el serovar B del Avibacterium paragallinarum, el cual nunca ha sido considerado por su potencial en brotes serios, es actualmente tenido en cuenta como un serovar responsable de muchos brotes, aunque se han aplicado vacunas conteniendo múltiples serovares, para limitar la enfermedad. Igualmente, en forma temprana Bragg y col. sugirieron el reemplazo de serovares como causantes de brotes en algunos lugares de Sur África, a pesar de los esquemas efectivos de vacunación, y encontraron el serovar C3 como dominante en forma silvestre, más que los serovares A y C que fueron aplicados en forma de vacuna. La incidencia de la enfermedad ha venido en aumento desde el este al oeste del globo. La literatura sobre la presentación de la enfermedad en la industria avícola del sureste de Asia, refleja la impresión que la enfermedad debida al serovar B, conlleva a una alarma y en el momento está siendo controlada a través de su inclusión en vacunas preparadas a nivel local. A pesar de la presencia de los serovares A y C, el serotipo B no ha podido ser eliminado en la India, por la proximidad con países como Tailandia, Bangladesh y otros. CARACTERIZACIÓN LOCAL DEL Avibacterium paragallinarum, HASTA EL PRESENTE Con el fin de determinar la naturaleza de la enfermedad debida a este agente, se debe conocer la naturaleza del mismo, con el fin de proponer las vacunas adecuadas y sugerir las estrategias de inmunización. El esquema antimicrobial para otras enfermedades ha demostrado el problema de la resistencia antimicrobiana, debido a mutaciones de los agentes, lo cual sucede con el Avibacterium paragallinarum y sus serovares, en un periodo de tiempo. El trabajo de caracterización del agente de PAGe en 1.962 demostró 3 serovares A, B y C, de acuerdo con la aglutinación en placa. Posteriormente Kume y su esquema, introdujo la Inhibición de la Hemoglutinación (IH) y detectó A1, A2, A3, A4, B1, C1, C2, C3 y C4. Sawata y col., trabajaron en la caracterización evaluando diferentes isoformas del agente. En adición, la cápsula del agente parece ser un factor potencial para causar la enfermedad en las aves. Las proteínas de la membrana externa del Avibacterium paragallinarum similar a otras bacterias como la Pasteurella, parece estar asociada con la regulación del hierro, el cual facilita la actividad patogénica en el cuerpo del huésped. Una reciente información habla del descubrimiento de un nuevo sistema de proteína denominado RTX toxinas, en vesículas de la membrana (MVs), el cual se elimina extracelularmente durante la condición normal o estrés de crecimiento y se encontraron como contribuyentes de
ESPECTRO EPIDEMIOLÓGICO DE LA EMERGENCIA DE Avibacterium paragallinarum Aunque la infección sigue un patrón confinado a ciertas condiciones geográficas, además de la interacción con otros patógenos del tracto respiratorio, el Avibacterium paragallinarum parece ser panorámicamente efectivo en causar la enfermedad donde las condiciones ambientales son actualmente humedad y calor, con lluvias. Esto puede ser corroborado con trabajos recientes sobre vacunaciones contra la enfermedad, originadas en el trópico de cáncer en el hemisferio norte o el trópico de capricornio
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la virulencia y daño a los tejidos del huésped. Este sistema particular de toxina ha sido tenido en cuenta como candidato potencial para el desarrollo de una vacuna. Considerando la virulencia específica del huésped, el organismo puede ser caracterizado a través del suero del huésped, especialmente de pavos, gallinas de Guinea, cuando se comparó con el suero de pollos. Esto podría servir para la identificación de nuevos patotipos emergentes. Las últimas evaluaciones de algunos aislamientos en la India, confirmaron la dependencia de NAD y reducido requerimiento de O2 para su crecimiento. La continua aparición de nuevos serovares atípicos del Avibacteririum paragallinarum en diferentes áreas geográficas, identificó en 1.994 una variante denominada Ornithobacterium rhinotrachealis, el cual fue responsable de brotes similares a los del Haemophylus paragallinarum. Más aún, el organismo posiblemente presenta una nueva variante NAD independiente, un tipo de Haemophylus paragallinarum. Este dato es importante para evitar identificaciones incorrectas basadas en los síntomas y algunas características bioquímicas, con adopciones terapéuticas equivocadas.
Tailandia, además de la técnica HPG-2, basada en el PCR, para confirmar el diagnóstico de Coriza Infecciosa. Los anticuerpos monoclonales basados en técnicas de Elisa fueron también empleados, con resultados bastante buenos en cuanto a sensibilidad y especificidad. Los cambios frecuentes del organismo (proteínas de superficie), el tiempo y las condiciones climáticas, hace que las pruebas de Elisa tengan dudas en un nivel bastante amplio. Se necesita un gran esfuerzo para hacer un diagnóstico más completo y sensible, para correlacionar títulos con infección y protección, para lo cual los anticuerpos monoclonales contra cada uno de los serovares, sería de gran ayuda. NUEVO CONOCIMIENTO SOBRE MEDIDAS TERAPÉUTICAS Y PROFILÁCTICAS CONTRA EL Avibacterium paragallinarum A pesar de los grandes éxitos para controlar la enfermedad a través de la inmunización, las actuales vacunas no son completamente efectivas para controlar esta patología, permitiendo que ocurran brotes masivos de la misma. Para esta situación, el antibiograma resulta una práctica adecuada para contrarrestar las fallas vacunales. La literatura evaluada muestra resultados variables con relación a la actividad antimicrobiana y fluctuaciones regionales basadas en los patotipos de este organismo. Blackall y col. caracterizaron varios aislamientos en Australia basados en la resistencia antimicrobiana de 5 productos, lo cual fue respaldado después por Fernandez y col.
APROXIMACIONES EN EL DIAGNÓSTICO Y NUEVOS AVANCES EN LA DETECCIÓN DEL Avibacterium paragallinarum Anteriormente el aislamiento y las pruebas bioquímicas se utilizaron para el diagnóstico de la enfermedad, pero era algo demorado. El mejoramiento por medio del estudio molecular ha disminuido en el tiempo, favoreciendo el proceso terapéutico en pocas horas. El PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa) es actualmente indispensable para la identificación del Avibacterium paragallinarum, teniendo grandes ventajas en seguridad con relación a otras técnicas convencionales, ej. cultivos con mayor rapidez, que evita el concepto de falsos negativos. Recientemente, Sakamoto y col., introdujeron la técnica PCR-RFLP para identificar cada uno de los serotiposserovares, para su confirmación final, en la cual HMTp210, una proteína de la membrana externa del organismo fue evaluada en su región, basados en la secuencia en la homología del DNA. En vez de utilizar la técnica ERIC- PCR para identificar cada uno de los serovares, como la utilizó Soriano y col. anteriormente, la cual creó confusión en la identificación de cada serovar. La técnica PCR-RFLP utilizada por Sakamoto y col., ayudó en la identificación de distintas fracciones de la región 2, de las 3 regiones de las secuencias de DNA entre los serovares A, B, y C, y altamente innata para el serovar específico. El trabajo de Anjaneya en la India incluyó PCR-RFLP y árbol filogenético para evaluar la prevalencia de serotipos en varias regiones del norte del país y encontró una similitud con los serovares australianos A y C, atribuyendo la presencia de solo estos serovares rampantes en la India.
En países asiáticos, estos patógenos se encontraron sensibles a la penicilina y nuevas generaciones de la misma (amoxicilina, ampicilina, etc.), parcialmente efectivas la eritromicina, fluroquinolona y enrofloxacina. Muchos aislamientos han mostrado resistencia, especialmente contra las sulfas y parcialmente los aminoglicósidos, estreptomicina y tetraciclinas. Las vacunas contra aislamientos asiáticos, especialmente en los países del sureste, no dieron los resultados esperados, por lo tanto los veterinarios continúan suministrando antibióticos como medida terapéutica para la enfermedad. Como medida profiláctica, el oeste y países desarrollados prepararon vacunas contra la enfermedad, con la inclusión de cepas locales, pero las experiencias con estas vacunas no fueron satisfactorias por la emergencia de nuevos serovares variantes. Un problema para el control con antibióticos fue el relacionado con la salud pública. A pesar de las fallas presentadas por las vacunas, continuaron nuevas estrategias y procesos de inmunización. Un desarrollo importante fue la síntesis de un antígeno recombinante hemoaglutinante (rHagA), el cual desafortunadamente indujo pobre inmunidad en el huésped. En épocas anteriores, en donde el serotipo B fue prevalente, algunos investigadores trabajaron sobre la inmuno-protección contra todas las biovariedades, desarrollando una vacuna tetravalente y obtuvieron algún grado de protección y éxito. Fue importante notar que una sola dosis de esta vacuna no era suficiente, mientras una segunda dosis con 8 semanas de intervalo producía una buena respuesta inmune y protección contra la enfermedad.
Otras ayudas diagnósticas se basan en la detección del antígeno del serovar, anticuerpos específicos circulantes y para esto la técnica de HI (Inhibición de la Hemaglutinación) es ampliamente utilizada. Existen varios tipos de HI y varias dudas se presentan en la correlación efectiva entre los títulos de infección y el nivel de protección. En un brote reciente, Chukiatsiri y col. emplearon la prueba de HI confirmando la presencia del serovar B en
Teniendo problemas sobre el efecto protectivo de la vacuna, investigadores consideraron ciertos factores como la dosis, diferencias del huésped (pollos), modelo de infección, no estan-
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darización de la patogenicidad sobre el huésped, lo cual es marcadamente complicado; esto sirvió para sugerir las variaciones observadas sobre la eficiacia de las vacunas. Recientemente un trabajo en China con bacterinas oleosas y teniendo en cuenta la dosis, periodo de protección, condiciones de almacenamiento, revelaron nuevos hallazgos con respecto a la dosis, protección inmune sin reacciones adversas y periodo de protección con relación al tiempo, por encima de 38 meses, vacunación que funciona bien durante el ciclo de vida del lote.
del agente parece afectar la eficacia de la vacuna viva, lo cual fue observado en varios experimentos y aparentemente mostró que el thimerosal era mejor agente que la formalina. Cuando se consideraron los adyuvantes, el hidróxido de aluminio tuvo mejor eficia y menos reacciones adversas en el sitio de aplicación. La vacunación con 2 dosis de una vacuna muerta en hidróxido de aluminio, con 3 semanas de espacio, induce una protección inmune alrededor de 30-40 semanas después de la vacunación.
VACUNAS Y VACUNACIÓN CONTRA LA
La vacunación con vacunas vivas conteniendo una cepa avirulenta de Avibacterium paragallinarum, semeja a una exposición natural, en donde se piensa que la protección cruzada de los serovares podría ser más alta, comparada con las vacunas muertas, además de la facilidad de aplicación. El trabajo de Blackall y col., comprobaron efectos similares con la utilización de cepas vivas atenuadas de Avibacterium paragallinarum. Experimentalmente las mutaciones de las cepas de la bacteria se emplearon como vacunas, notándose un significante nivel de protección. A pesar de este desarrollo, las vacunas muertas se utilizan a nivel mundial, posiblemente por el miedo a las mutaciones de las cepas vivas en serovares más patógenos. En aves jóvenes la vacunación se realiza a las 6 semanas de edad y también antes del inicio de la postura.
ENFERMEDAD Existen vacunas inactivadas y vacunas vivas para la enfermedad que no ofrecen una protección específica contra los múltiples serovares que han sido identificados. Previamente, varios investigadores a nivel mundial han tratado con vacunas muertas preparadas en yema de huevo o cultivo de tejidos y encontraron cierto grado de protección cruzada cuando se comparó con vacunas muertas preparadas en caldo. En forma interesante, el más adecuado antígeno protectivo fue encontrado en el polisacárido de la cápsula de esta bacteria a partir de la hemoaglutinina (HA), el cual fue encontrado inmunoestimulante. En otro estudio, se encontró una buena protección homóloga, después de utilizar antíge-nos con base en caldo. La inactivación CONCLUSIONES
Finalmente, se puede concluir basados en el conocimiento sobre las medidas profilácticas contra la enfermedad, con miras al desarrollo de vacunas y mecanismos inmunológicos específicos, sobre los puntos discutidos anteriormente durante el desarrollo de esta patología, es la falta de correlación con relación a la respuesta inmune asociada con la sobrevivencia y protección del huésped, o aumento de procesos infecciosos. Se piensa que la estimulación mucosal de la inmunidad innata para esta precaria bacteria, por la formulación de una vacuna coctail, conteniendo importantes inmunógenos, relacionados en su estructura morfológica, podría penetrar las discrepancias de los mecanismos del sistema inmune y la razón no revelada para su supresión durante los procesos de la enfermedad y podría evitar el costo tremendo contra procesos infecciosos. Nuestro grupo en este aspecto contempla llevar a cabo investigación sobre la interpretación de la inmunopatología involucrada durante la enfermedad, para redefinir el desarrollo de nuevas vacunas y las estrategias para combatir esta enfermedad económicamente importante en nuestras operaciones avícolas. El presente estudio se respalda con 55 referencias.
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CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS DE CARBÓN BACTERIDIANO Y CARBÓN SINTOMÁTICO REVISIÓN DE LITERATURA Alexander Castrillón Londoño1 - Est. MV Mónica A Ortiz Suarez ² - Est. MV Giovanni Moreno Figueredo 3- DMV, MSc, PhD
RESUMEN
Ántrax conocida también como carbón bacteridiano o peste rayo, es una enfermedad importante de tipo zoonótico con una fácil dispersión en medio ambiente, ya que es muy contagiosa; dicha enfermedad está reportada por la OIE. Se presenta con mayor frecuencia en bovinos adultos, incluye principalmente animales herbívoros como cabras, ovejas, antílopes e incluso cerdos y caninos. Es causada por la bacteria Bacillus anthracis, Gram (+) aerobia. Al ser una enfermedad zoonótica, está contraindicada la realización de necropsia ya que al contacto con el oxígeno la bacteria tiende a esporular, facilitando su diseminación al medio ambiente. Mientras que el carbón sintomático también conocido como pierna negra, es causado por Clostridium chauvoei, bacteria Gram (+), no capsulada, estrictamente anaerobia, habita en el intestino de los animales, en el rumen e hígado de bovinos aparentemente sanos y en otros tejidos normales de las distintas especies, en el animal adulto, tanto sensibles como resistentes. En ésta patología sí se puede realizar necropsia como forma de diagnóstico, para su posterior aislamiento.
INTRODUCCIÓN Ántrax o carbón bacteridiano es una enfermedad zoonótica que afecta bovinos, ovinos, caprinos y porcinos, teniendo una afinidad principalmente a los herbívoros, ocasionando la muerte; es producida por Bacillus anthracis, bacilo gram (+) aerobio, descrita por primera vez en el siglo XVII en Europa con un brote de enfermedad en ganado bovino, altamente contagiosa (Carmona et al., 2005). Se presenta de dos formas: aguda y subaguda. La forma aguda con síntomas como T° considerablemente alta, mucosas hemorrágicas, observando hemorragias por vías nasales, bocales y vaginales, frecuencia respiratoria elevada, afectando también el tracto reproductivo, produciendo abortos (Laverde et al., 2008). En la forma sobreaguda en animal muere al cabo de pocas horas (2 horas), sin presentar sintomatología alguna. Si los signos son visibles, el animal puede morir en cuestión de minutos (Laverde et al., 2008). Ante la sospecha de Ántrax, los cadáveres NO deben ser sometidos a necropsia. Se procederá a sepultar el cadáver donde yace el animal, alternando con cal viva para evitar la esporulación de la bacteria al medio ambiente (SAG, 2015). Carbón sintomático también conocida como pierna negra, es una enfermedad infectocontagiosa que se presenta principalmente en bovinos y ovinos, causada por Clostridium chauvoei, bacteria Gram (+), anaerobia estricta, no capsulada, que afecta principalmente a animales jóvenes entre 6 meses y 2 años de edad (Gasque, 2008), con poca incidencia en bovinos adultos. La morbilidad del carbón sintomático es del 5% al 25 % y una mortalidad que puede llegar al 100%. El carbón sintomático se presenta en una fase aguda que dura entre 10 - 36 horas, encontrando los animales muertos (Cattaneo et al., 2007). En los casos subagudos hay depresión, éstasis ruminal, anorexia, postración y temblores. Una forma de diagnosticar este tipo de patología, son los hallazgos postmortem (Gasque, 2008), alternando con técnicas PCR (Pavan et al., 2005). de carácter letal, de declaración obligatoria, capaz de formar esporas centrales o subterminales. En condiciones aerobias o anaerobias, y a una temperatura de 25-37ºC, requiere tiamina para su crecimiento, con lisis por parte de bacteriófagos, no hemolítico, y forma cápsula (Téllez, 2011). Crece bien en agar sangre de cordero, produciendo grandes colonias rugosas, ligeramente grisáceas (Carmona et al., 2005). Afecta principalmente a los herbívoros (vacas, cabras y ovejas) pero todos los mamíferos son susceptibles (Pavan et al., 2011). Téllez, 2011 afirma que la
DESCRIPCIÓN Y ETILOGÍA Carbón bacteridiano Es causada por la bacteria Bacillus anthracis, Gram (+) aerobia. Es una zoonosis de ovejas, cabras y vacas, con poca incidencia en cerdos y équidos, caracterizada principalmente por una piodermitis que tiende a formar un acúmulo de forúnculos, que se presentan generalmente en la nuca y en la parte superior de la espalda (Carmona et al., 2005). Es una enfermedad infecciosa
Estudiantes Medicina Veterinaria. Fundación Universitaria Juan de Castellanos Docente investigador del Programa de Medicina Veterinaria. Fundación Universitaria Juan de Castellanos, Coordinador Grupo IRABI
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bacteria en tejidos infectados no forma esporas, y se presenta individualmente o en cadenas cortas. Se transmite por ingestión, inhalación, heridas contaminadas y a través de la piel intacta. La esporulación del bacilo requiere buena viabilidad y aerobiosis. Están latentes en los cadáveres enterrados a poca profundidad, con capacidad para esporular, quedando latentes en el medio ambiente por largos periodos (Carmona et al., 2005). Carbón sintomático Figura 2. Tomado de (Mairena, 2002) Medio de contaminación de carbunco bacteriano.
Clostridium chauvoei es una bacteria Gram (+), no capsulada, móvil, con esporas centrales o subterminales que pueden permanecer latentes durante años en el ambiente. Son anaerobios obligados, con capacidad para esporular, cuando las condiciones del medio ambientales son adversas. Presentan pleomorfismo, sobretodo las que comúnmente se encuentran en las lesiones. Algunos signos característicos de esta patología son celulitis gangrenosa, miosotis y claudicaciones; al tacto con presión, se siente que contiene gas (Quinn et al., 2005).
EPIDEMIOLOGIA Carbón bacteridiano Es de distribución cosmopolita, ya que se reporta en zonas de suelos alcalinos, en un ambiente cálido con inundaciones periódicas. Es particularmente frecuente en algunas regiones de África, Asia y el Medio Oriente. En los Estados Unidos se ha reportado en la mayoría de estados, con más frecuencia en la región medio oeste y en el oeste. En la actualidad existen focos endémicos en las Dakotas, Texas, noroeste de Minnesota y Nevada, y en áreas más reducidas en otros estados de los Estados Unidos. En Canadá se han dado casos desde Alberta hasta el oeste de Ontario, con reiterados brotes en la cadena Mackenzie Bison en los territorios del noroeste y en el Parque Nacional Wood Buffalo, en el norte de Alberta (CFSPH, 2007). En Colombia el último brote de esta enfermedad que involucró a seres humanos, se registró en 1999 en el Departamento de Caquetá, al sur del país (Laverde et al., 2008).
Morales, 2010 agrupa las patologías producidas por Clostridium, en los siguientes complejos: - Complejo Clostridial: Pierna negra, edema maligno, hemoglobinuria bacilar, hepatitis necrótica. - Complejo Clostridial de origen entérico: Enterotoxemia. - Complejo Clostridial toxigénico: Botulismo y tétanos.
En el año 2008 Laverde et al., reportan un caso clínico compatible con Bacillus anthracis, en el Departamento de Antioquia. Carbón sintomático Son saprófitos que se encuentran en el suelo, sedimentos de agua dulce o marinos, con bajos potenciales redox; constituyen la flora normal de algunos animales, pueden estar retenidos en forma de esporas en hígado y músculo (Quinn et al., 2008). En zonas endémicas como Suráfrica y Australia, se vacuna de forma periódica (Quinn et al., 2008). En Colombia, en los departamentos del Meta, Vichada, Arauca y Casanare, se determinó que la prevalencia de fincas afectadas por casos de muerte súbita fue de 35%, y se demostró que animales que consumieron estructuras óseas, fue uno de los principales factores de riesgo; adicionalmente se encontró que la mortalidad se presentó en épocas de lluvia. Por otra parte Bedoya, 2006, citándose en Valder, 2002, el carbón sintomático es casi siempre mortal, con duración de 1-3 días, de presentación enzoótica en zonas de inundación. C. chauvoei habita en el intestino e hígado de caninos y bovinos aparentemente sanos.
Figura 1. Clasificación del género Clostridium patógenos. Tomado de (Quinn et al, 2008)
Ortiz et al., 2002, afirma que generalmente este grupo de bacterias pueden ser habitantes normales de los tejidos, o introducidas de modo traumático, se multiplican y producen toxinas en el tejido traumatizado, crean una lesión local llegando al torrente sanguíneo causando toxemia, afectando grandes masas musculares como: patas, lomo y cuello. MEDIO DE CONTAMINACIÓN
SIGNOS CLÍNICOS
Carbón bacteridiano
Carbón bacteridiano
Los Clostridium patógenos según Téllez, 2011, tienen dos maneras de infectar al huésped: una de forma traumática o por heridas donde esté presente C. chauvoei, C. septicum, C. tetani, C. sordelli, y otros organismos productores de gangrena gaseosa. La otra forma de infectar y/o intoxicar (toxinas) como C. chauvoei, C. novyi, C. perfringens, C. botulinum (intoxicación) y C. haemolyticum.
- Muerte súbita (sin aparentes signos clínicos). Mortalidad 100%. - Temblores y una respiración forzada, además ausencia de rigidez cadavérica, salida de sangre negra en los orificios naturales (nariz, boca, ano y vulva). - Depresión grave y temperatura corporal alta, respiración rápida y profunda.
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- Mucosas congestionadas y hemorrágicas, frecuencia cardiaca muy aumentada. - Afecta al tracto digestivo y reproductivo con presencia de abortos. Carbón sintomático - Muerte súbita (sin aparentes signos clínicos). Mortalidad 5%, 25% y 100%. - Descomposición rápida acompañada de timpanismo, celulitis y miosotis. - Con mayor presencia en animales jóvenes entre 6 meses y 2 años. - Incidencia en bovinos que crecen con rapidez, por estar sometidos a un plan intensivo de nutrición, con mayor prevalencia en meses cálidos. - Son comunes cojeras agudas, depresión, edemas crepitantes en cadera, hombro, pecho, lomo, cuello, u otras secciones musculares. - Fiebre, con postración y temblores, además de un olor a acido butírico. FISIOPATOLOGÍA
Fisiopatología Carbunco Bacteridiano
Figura 4. Fisiopatología carbón sintomático.
DIAGNÓSTICO Carbón bacteridiano Estudios realizados por Pavan et al., 2011, afirman que el mejor método diagnóstico es PCR, donde se distinguen distintas formas alélicas que se utilizan para tipificar aislamientos de B. anthracis de diferente origen geográfico. A nivel mundial los alelos más comunes son el VNTR4 y el VNTR3; en Argentina los aislamientos analizados hasta la fecha pertenecen a tres categorías: VNTR2, VNTR4 y VNTR5. Se recomienda realizar examen directo con coloración de Romanovsky o de azul metileno; la muestra a recolectar es un frotis de sangre, impregnar una tiza con este material y enviar en bolsas plásticas. En caso de sospecha es peligroso realizar necropsia debido a la posibilidad de contraer la enfermedad (zoonosis) y a la diseminación de esporas al medio ambiente (Téllez, 2011). El examen directo de extensiones de Gram o Giemsa, en las extensiones de sangre. El cultivo se realiza en medios ordinarios (Carmona et al., 2005). Carbón sintomático
Figura 3. Fisiopatología carbón bacteridiano.
Reacción en Cadena de la Polimerasa e Inmunofluorescencia; determinación de toxinas por medio de Prueba de Elisa (Morales, 2010). El diagnóstico por necropsia es confuso de diferenciar con edema maligno, y se realiza mediante Inmuno-fluorescencia Directa o por Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) (Morales, 2010). Se recomienda cultivo para detección de DNasa, en jarra para anaerobios con atmósfera de 80% nitrógeno y 20% dióxido de carbono a 37°C (Carloni et al., 2005).
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DIFERENCIAS CLÍNICAS EN CARBÓN BACTERIANO Y SINTOMÁTICO CARACTERÍSTICAS Agente etiológico Características bacterianas
Nombres comunes Principal fuente de infección
Reporte frente al ICA Animales susceptibles Edad de animales infectados
Tipo de agar para cultivo Principales antibióticos Temporada de mayor prevalencia Pruebas diagnosticas Efectos sobre el huésped Medidas preventivas
Manejo del cadáver
Epidemiología Principal sitio donde se encuentra naturalmente Patogenia
CARBÓN BACTERIDIANO Bacillus anthracis Inmóvil Gram (+), aerobio a anaerobia facultativa, catalasa +, formador de esporas central o subterminal, capsulado, altamente resistente a condiciones medioambientales, presencia de dos plásmidos (pXO1 y pXO2, con capacidad de esporular) Peste rayo, ántrax, carbunco bacteriano, carbón bacteridiano Ingestión, inhalación, heridas contaminadas y a través de la piel intacta El hombre se contamina por contacto directo al manipular sin protección, animales que han muerto y subproductos derivados de animales Obligatoria, zoonótica Principalmente hervíboros (vacas, cabras y ovejas) pero todos los mamíferos son susceptibles. equinos Animales principalmente adultos - Afecta al tracto digestivo y reproductivo con presencia de abortos en vacas - Ausencia de rigidez cadavérica - Depresión grave, parálisis ruminal, hematuria y melena - Mucosas congestivas y hemorrágicas. La frecuencia cardiaca muy aumentada - Muerte súbita (sin aparentes signos clínicos) - Salida de sangre negra en los orificios naturales (nariz, boca, ano y vulva ocasionalmente los ojos). - Temblores y una respiración forzada. - Temperatura corporal alta hasta los 42°C, Respiración rápida y profunda - Edema subcutáneo - Hinchazón pos-morten rápida, equimosis y edema generalizado, sangre oscura sin coagular y fluido sanguinolento en cavidades corporales, esplenomegalia Medios no enriquecidos, agar sangre de cordero, colonias rugosas ligeramente grisáceas, forma colonias de estreptococos, agar mackonkey y sangre. Penicilina - Ciprofloxacina - Gentamicina - Tetraciclina Florfenicol, oxitetraciclina. Meses de temporada caliente, por escases de alimento, el animal pastorea a ras. PCR (alelos más comunes VNTR4 y el VNTR3), Elisa, Prueba de Ascoli Prueba de Termoprecipitación, detecta antígenos B. anthracis, coloración de Gram. Producción de toxinas (adenosinmonofosfato, zincmetaloproteasa) y enzima (enzima adenilato-ciclasa dependiente de calmodulina. Vacunación anual en zona endémica, en zonas no endémicas tras un brote se prohíbe el movimiento de animales, alimentos y camas de la zona afectada y próxima. No se recomienda realizar necropsia, evitar que los animales consuman la carne del animal contaminado, evitando la salida y entrada de animales y sus subproductos. Aplicación profiláctica de una dosis de tetraciclinas o penicilinas de acción prolongada. Se debe realizar desinfección ambiental y de implementos que puedan estar contaminados y evitar que animales carroñeros consuman partes de un animal; animales en contacto deben de ser aislados por lo menos dos meses. No manipular el cadáver. No realizar necropsia. Se procederá a hacer un hueco profundo (3 m2) donde yace el animal, se entierra el cadáver, y elementos que tuvieron contacto con el animal con fómites. El entierro se alterna con capas de cal viva. Se limitará la zona donde fallece en animal, evitando que otros animales consuman de esa pastura. De distribución mundial, contagiosa, 100% mortalidad
CARBÓN SINTOMÁTICO Clostridium chauvoei Inmóvil Gram (+), no capsuladas móviles, catalasa y oxidasa negativo, con espora central o subterminal, resistencia en el medio ambiente, anaerobias obligadas, con capacidad de esporular, productora de gas, fermenta glucosa, lactosa, sacarosa y maltosa, producción de ácido Pierna negra, carbunco sintomático, carbón sintomático, gan grena enfisematosa, mancha, pierna negra, vejigón Vía oral, alimentos contaminados, mala higiene, excesos de heces, estos favorecen la presencia de la bacteria. En animaLes adultos después de traumatismos, sistema digestivo de rumiantes Enzoótico en ciertas zonas, en Colombia no es de reporte obligatorio Principalmente bovinos, cerdos y rumiantes ocasionalmente Animales jóvenes de tres meses a dos años - Descomposición rápida acompañada de timpanismo - Fiebre - Inflamación y necrosis del tejido - Muerte súbita (sin aparente signos clínicos) - Olor a acido butírico - Pierna Negra, es común la cojera aguda, depresión, edema con crepitantes en zonas como: cadera, hombro, pecho, lomo, cuello u otras secciones musculares - Postración y temblores - Inflamaciones enfisematosas - Celulitis gangrenosa, miositis - Debilidad y abultamientos con crepitaciones por acúmulo de gas - Lesiones en músculos de la lengua y el cuello producen disnea - Lesiones miocárdicas y diagramáticas producen muerte súbita Agar anaerobio como (caldo tioglicolato), se presentan colonias pequeñas, planas y transparentes, producen hemolisis Penicilinas a altas dosis, tetraciclinas. Estaciones cálidas, por germinación de la espora. Reacción en Cadena de la Polimerasa e Inmunofluorescencia. Determinación de toxinas por medio de Prueba de Elisa, coloración de Gram. Producción de enzimas (catalasa, ureasa, lecitinasa, lipasa) y toxinas (alfa y beta). Vacunación, evitar el desaseo en la granja, evitar el excesivo acumulo de materia fecal, establecer los protocolos de buenas prácticas ganadeas, realizar controles periódicos a las praderas, aislar animales que presenten sintomatología, como medida profiláctica suministran antibióticos (penicilina por 5 días).
Sobrevive durante décadas en el suelo.
De distribución mundial, infección no contagiosa, mortalidad 5%, 25% y 100%. Suelo e intestino de animales, materia orgánica.
24- 48 horas
Se presenta una muerte rápida, o el animal puede vivir pocos días.
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TRATAMIENTO Y MEDIDAS PREVENTIVAS Carbón bacteridiano Estudios realizados en el periodo 1997-2012, concluyen que de 197 cepas de Bacillus anthracis resultaron sensibles a penicilina, ciprofloxacina, gentamicina, tetraciclina y florfenicol, y resistentes a trimetroprima-sulfametoxazol (Revista Argentina de Microbiología, 2013) Vacunación: La vacuna es uno de los métodos preventivos más importantes. La cepa vacunal Sterne 34F2 presenta la variante VNTR4 (Pavan et al., 2011). Medidas de control: - Manipular lo menos posible el cadáver. - No realizar necropsia y evitar que los animales consuman la carne del animal contaminado. - Se procederá a hacer un hueco profundo (5 mt), donde yace el animal; posteriormente se entierra la tierra contaminada, el cadáver y fómites que tuvieron contacto con el animal. El entierro se alterna con capas de cal viva, se limitará la zona
donde fallece en animal, evitando que otros animales consuman de esa pastura. - Evitar la salida y entrada de animales y sus subproductos de la granja afectada; realizar vacunación. - Aplicación profiláctica de una dosis de tetraciclinas o penicilinas de acción prolongada. - Se debe realizar desinfección ambiental y de implementos que puedan estar contaminados (Laverde et al., 2008). Carbón sintomático - Ineficiente, penicilinas a altas dosis (Morales, 2010). - Vacunación y evitar el desaseo en la granja. - Evitar el excesivo acúmulo de materia fecal, establecer protocolos de buenas prácticas ganaderas, realizar cuarentena meticulosa para los animales que ingresen nuevos a la granja. - Realizar controles periódicos a las praderas. - Aislar animales que presenten sintomatología. - Como medida profiláctica, suministrar antibióticos (penicilinas por 5 días).
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FOLÍCULO PERSISTENTE ANOVULATORIO EN YEGUAS REVISIÓN DE LITERATURA Lorena Suárez Cárdenas1 - DMV Jair Pérez Osorio2 - DMVZ, PhD Astrid Paredes Cañón3 - DMV Frank H. Suárez Sánchez4 - DMVZ, PhD
INTRODUCCIÓN Los folículos anovulatorios pueden alcanzar tamaños que oscilan entre los 5 y los 15 cm de diámetro y persistir hasta 2 meses. Estos folículos producen comportamiento estral anormal y prolongación del período interovulatorio. La falta de ovulación puede tener una etiología de carácter endocrino, ya sea por falta de adecuada secreción de gonadotropinas para desencadenar la ovulación, o por insuficiente producción de estrógenos por parte del folículo anovulatorio (Cuervo et al., 2009). Los folículos anovulatorios persistentes (FAP) pueden contener sangre en la cavidad, por lo que han sido denominados folículos anovulatorios hemorrágicos o folículos hemorrágicos. Esta hemorragia puede ser detectada ecográficamente, en donde se observan puntos ecogénicos dispersos que flotan libremente en el líquido folicular. El líquido folicular puede encontrarse como una masa gelatinosa hemorrágica en el lumen folicular. La imagen ultrasonográfica de estos folículos anovulatorios, puede mostrar la presencia de bandas fibrosas ecogénicas atravesando el lumen folicular para la formación de un HAF (Morel, 2010). En algunos de estos folículos puede observarse engrosamiento de la pared, producido por la luteinización de la misma. Por esta causa algunas yeguas con persistencia folicular presentan una concentración elevada de progesterona plasmática, comparada con los valores basales. En general no se produce la gestación cuando estos folículos persistentes ovulan, ya sea en forma espontánea o inducida, debido a cambios degenerativos en los ovocitos producidos por el paso del tiempo. Obviamente, tampoco se produce la preñez cuando estos folículos no ovulan y se vuelven hemorrágicos o se luteinizan (Mac Cue et al., 1998). FOLÍCULO PRE-OVULATORIO A pesar de que la yegua es una especie poliéstrica estacional de forma natural, en condiciones del trópico no se ha observado estacionalidad, pero cuando los animales se ven sometidos a estrés nutricional, las yeguas tienden a disminuir la actividad ovárica, debido a que la reproducción va ligada a la nutrición, lo que se explica porqué a menor cantidad y calidad de alimento, los equinos muestran una especie de estacionalidad en el trópico (Ramírez et al., 2010). Ramírez et al (2010) realizaron un estudio en la Sabana de Bogotá (Chía) donde se determinó que las yeguas Paso Fino Colombiano tenían un tamaño folicular a la ovulación de 41 a 43 mm, con un crecimiento diario de 2,04 mm, a comparación de estudios en países estacionales que es de 35 mm para el tamaño del folículo pre-ovulatorio y de 3 mm de crecimiento diario, según Ginther et al (2007).
Figura 1. Izquierda: Folículo dominante de 31 mm de diámetro. Derecha: Edema intrauterino grado I.
La yegua criolla colombiana alcanza valores de producción de progesterona más altos que los reportados para las demás razas; en diferentes trabajos consultados, la producción máxima de progesterona se situó entre los 9.35 y 28.57 ng/ml (López, 2008).
En lo que se refiere al flujo de sangre del folículo pre-ovulatorio, estudios recientes han demostrado el aumento diario de la vascularidad de la pared del folículo dominante, a medida que madura y se acerca al día de la ovulación (Gastal et al., 2006); sin
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embargo, horas antes de la ovulación hay una disminución abrupta en la perfusión de sangre en la pared del folículo pre-ovulatorio, siendo este un signo inminente a la ovulación (Gastal et al., 2011).
Figura 2. Método reloj para la determinación de las posiciones en la periferia de un folículo preovulatorio. El punto culminante fue designado como las doce.
Figura 5. Ilustración de la formación de los dientes de sierra en la granulosa en folículos pre-ovulatorios. Ecografía de modo B (A, B, C) y Doppler-color (D) de tres yeguas diferentes que muestran la presencia de dientes de sierra de la granulosa; las imágenes fueron tomadas a 4 (A) y a 1 hora (B, C, D) antes de la ovulación.
Figura 3. Flujo de sangre para mostrar dos momentos diferentes de la ovulación en yeguas. Figura A: Bajo flujo sanguíneo. - Figura B: Alto flujo Sanguíneo (A) Color y (B) Doppler. Ecografía de dos yeguas que ilustran diferentes grados de señales de flujo de sangre en la pared del folículo preovulatorio.
Figura 4. Ilustración para mostrar aumento de flujo de sangre a medida que se acerca a la ovulación. Figura A: 48 horas antes de la ovulación Figura B: 40 horas antes de la ovulación Figura C: 24 horas antes de la ovulación. Nótese el incremento del flujo sanguíneo a medida que se acerca a la ovulación y el engrosamiento de la pared de la granulosa que posteriormente se disminuirá el flujo y el engrosamiento horas antes de la ovulación.
Figura 6. Representación esquemática de un modelo de trabajo propuesto para ilustrar la relación entre el flujo de sangre de un folículo preovulatorio y dientes de sierra de la granulosa de yeguas con una evacuación normal vs una evacuación septada. En evacuaciones normales el flujo de sangre del folículo 24 horas antes de la ovulación, y comienza a disminuir a las 6 horas antes de la evacuación. Durante las horas previas a la ovulación, aparece un borde dentado de la granulosa que está asociado con el flujo de sangre en la base del folículo opuesta ápice delgado y avascular. En evacuaciones septadas, el flujo de sangre del folículo aumenta entre 24 y 1 hora antes del comienzo de la ovulación, con señales de flujo de sangre incluso en el ápice del folículo.
Tipos de foliculos pre-ovulatorios
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- Ovulación Evacuación normal del fluido infundibular. Al momento que se acerca la ovulación, se crea un abultamiento en el ápice del folículo, el cual es detectado por medio de ecografía. Es una porción de pared delgada relativamente avascular, la cual separa una bolsa de liquido infundibular del antro folicular; la fuente
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del fluido no se ha determinado, pero se cree que viene del oviducto, peritoneo, o de ambos; la cantidad de liquido depende del momento del ciclo estral en que se encuentre la yegua. En aproximadamente el 50 % de la ovulaciones, la evacuación del liquido folicular es en forma abrupta el cual dura de 5 a 90 segundos y que puede llegar hasta dos días; nos damos cuenta cuándo el folículo se ha ovulado, por el cambio que presenta cuando se reduce de tamaño y es de forma irregular (Gastal et al, 2011).
aspecto turbio al fluido folicular. La evaluación del flujo de sangre se puede hacer con dopler - color, para diferenciar folículos que ovularon y la formación de un HAF; una diferencia en la vascularización en el vértice es compatible con una hemorragia mínima o nula durante la ovulación y una hemorragia masiva durante la formación del HAF (Ginther, 2007). Se puede observar otra forma de HAF, el cual tiene una lámina ecoica, la cual puede abarcar del 25 % al 75 % de la imagen del HAF, dependiendo del plano que se tome.
Evacuaciones septadas. Este folículo presenta localizaciones atípicas de los vasos sanguíneos en el día de la ovulación con disminución estimada del antro folicular con tabiques irregulares; estos casos se presentan en un 7% de las yeguas. Las evacuaciones septadas pueden tener relación con la localización de los vasos sanguíneos en la periferia del folículo (Gastal et al., 2011).
Figura 9. Secuencia de la formación de un HAFs. Escala de grises que ilustra la secuencia de la formación de un HAFs. Día 2. Laguna de aparente sedimentación de particulas ecoicas en la izquierda y flotantes a la derecha. Día 4. Presencia de bandas ecoicas flotantes.
Otra presentación de un HAF puede tener líneas hiperecogenicas que atraviesa el HAF, la cual puede ser una arteria tortuosa en la periferia de un Pre HAF, la cual puede enderezar y pasar el HAF cuando la estructura se expande más allá del diámetro del folículo, o algún remanente de una arteria que quedó allí después de la expansión (Ginther, 2007).
Figura 7. Folículo preovulatorio una hora antes de la evacuación normal A: Señales de color solo en la base y una hora antes del comienzo de la evacuación septada B: Señales de color en toda la periferia
Figura 8. Modo B (A) y el color de flujo-(B) imágenes de un folículo 1 hora después del comienzo de una evacuación septada; los pliegues que se observan se interpretan como la pared del folículo lentamente colapsada por la observación del flujo de sangre.
Figura 10. La hebra ecoica es un aparente segmento arterial (as) de la pared del foliculo que se extendió (imagen izquierda) y en el peloteo la imagen se desordenó (imagen derecha).
INCIDENCIA Según Ginther, 2007 en un estudio hecho en ponies, la formación de un folículo anovulatorio hemorrágico fue del 5 % en temporada de ovulación y 23 % en la finalización de la temporada en la ovulación en países estacionales. Las estructuras son comunes en yeguas de edad, que ocurren durante la fase folicular tardía con una repetición del 50 % en estas yeguas (Cuervo et al., 2009). MORFOLOGÍA La morfología del folículo que se formó durante la fase folicular tardía, tiende a confundirse con un folículo solitario ovulado. El HAF tiene una hora cero respectivamente a las apariciones diarias de un número excesivo de líneas ecoicas flotantes, impartiendo un
Figura 11. Doppler-color, señal que indica el flujo de sangre en una aparente arteria (línea ecoica) dentro de un HAF, pero también puede ser la respuesta al movimiento de una hebra.
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Las formas de los HAF parecen atribuirse a las concentraciones y vida media de la heparina del líquido folicular. Arango (2012) describió una clasificación morfológica en un estudio con 20 yeguas en las cuales fue inducida la formación de LUF en un grupo de 10 yeguas y las otras tuvieron la formación de HAF espontáneos, clasificándolos de la siguiente manera:
progesterona y se encontraba por debajo de 1 ng/ml y otras alcanzaron concentración por encima de 1,7 ng/ml y las concentraciones de LH y FSH en una yegua con HAF aparecieron sobre los rangos de referencia. En un caso se encontró niveles elevados de estradiol en la formación del un HAFs y una mayor vascularización podrían estar involucrados, pero aun esta hipótesis no ha sido probada. Estudios adicionales en los días antes de la formación del HAF serán necesarios, incluyendo la evaluación de la vascularización del folículo y los cambios de concentraciones de los factores del líquido folicular, por ejemplo: otros esteroides, citocinas, prostaglandinas, factores de crecimiento y factores angiogénicos (Ginther, 2007 ). La formación de filamentos en el antro folicular varía de animal en animal, dependiendo del tipo de proceso de coagulación (hepa-rina) que tenga el mismo. La vida media de la heparina explica los cambios rápidos del líquido antral. Cuando las manchas se mueven al momento del peloteo, es sangre fresca, y cuando ya no se mueven es cuando ya se ha coagulado la sangre del mismo (Ginther, 2007).
Figura 13. Dopler-color, se muestra el flujo de sangre en la pared del folículo en el día antes de la ovulación (imagen de la izquierda) y el día antes de la anovulación o comienzo de la formación de un HAF (imagen central) y en la fase luteal de un HAF en el día 8; las dos estructuras ecoicas en el día 8, son restos del HAF anterior.
Figura 12. Clasificación morfológica de folículos hemorrágicos anovulatorios en tres yeguas diferentes. A1. Aspecto sólido quieto al peloteo, B1. Red de fibrina con movimiento y C1. Aspecto mixto (entre aspecto sólido y red de fibrina con movimiento).
DIAGNÓSTICO Dado que las yeguas criollas colombianas presentan folículos preovulatorios cuyo diámetro oscila entre 35 y 40 mm (Otálvaro, 1996), el hallazgo de una estructura anecoica de un diámetro superior a estos valores permitió considerar los siguientes diagnósticos presuntivos; el tumor de células de la granulosa (McCue et al., 2006) y el folículo hemorrágico anovulatorio (Ginther et al., 2007). Por consiguiente, se procedió a tomar muestra de sangre para cuantificar el perfil hormonal que permitiera descartar o confirmar la condición tumoral o la condición anovulatoria. Figura 12a. Escala de grises, ilustración ecográfica de los eventos secuenciales de la formación del HAF. Día 0: Equivalente al día de la ovulación: exceso de partículas flotando en el antro. Día 1: Aparición de manchas flotantes y el comienzo de manchas ecoicas. Día 2: Red de filamentos que se mueven en el peloteo. Día 3: Diámetro máximo con contenido firme en el peloteo. Día 5: Aumento del espesor de una pared de tejido luteal aparente y disminución de diámetro de la estructura.
ENDOCRINOLOGÍA Hasta hace poco, la información sobre las concentraciones sistémicas de hormonas antes y después de la formación de un HAFs fue escasa. Después de un seriado de estudios midieron la
Gráfico 1. Promedios de las concentraciones de estrógenos y FSH del grupo control y del grupo de HAF.
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Ginther en el 2006, hizo una toma de muestras de sangre para mirar los niveles de estrógenos, FSH, progesterona y LH para saber si hay diferencias significativas entre los dos grupos en un seriado de yeguas, las cuales la mitad tenían una ovulación normal, y las otras HAF; los resultados fueron los siguientes:
hematomas ováricos eran considerados como consecuencia de una excesiva hemorragia intraluminal pos-ovulatoria o también podían corresponder a un cuerpo hemorrágico de gran tamaño. El ovario contra-lateral era de características normales en tamaño y función, y la yegua con ésta patología continuaba ciclando normalmente y no presentaba alteraciones en el comportamiento ni en el perfil endocrino (Donna, 2003).
Figura 15. Hematoma ovárico en una yegua.
Gráfico 2. Ilustración del diámetro, progesterona y LH del grupo control (folículos pre-ovulatorios normales) y del grupo que tuvieron formación del HAF.
DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES Cuerpo hemorrágico Para el diagnóstico del HAF no solo nos podemos guiar por el tamaño del mismo, ya que se podría confundir por este parámetro con un Cuerpo Hemorrágico (CH), ya que en algún momento, más o menos al día 3 se pueden parecer, por lo tanto el conocimiento de la ovulación y la anovulación debe tenerse en cuenta. Ginther, (2008).
Figura 14. Ilustración para mostrar lo parecido que son un HAFs y un Cuerpo Hemorrágico (CH).
Escala de grises tomada 5 días después de la ovulación (CH) o anovulación (HAF); estas imágenes fueron seleccionadas para ilustrar la morfología de un CH y un HAF, pudiendo ser similares en su estructura. Hematoma ovárico En el pasado se consideraba al hematoma ovárico como la causa principal del aumento de tamaño ovárico unilateral. Los
El uso rutinario de la ecografía para monitorear la función ovárica, permitió cuestionar el concepto de que el hematoma ovárico corresponde a una estructura pos-ovulatoria. La hipótesis del autor es que la mayoría de los hematomas ováricos diagnosticados, corresponden a la presencia de folículos anovulatorios persistentes. Raramente se puede detectar el crecimiento desmesurado de un cuerpo hemorrágico después de una ovulación, mientras que por el contrario, es frecuente observar la presencia de un lumen lleno de sangre en un folículo anovulatorio persistente (Donna, 2003). Tumor de las células de la granulosa El tumor ovárico más común en las yeguas, es el tumor de células de la granulosa (TCG). Los tumores de células de granulosa son casi siempre unilaterales, de crecimiento lento y benignos. El examen ecográfico del ovario afectado muestra frecuentemente una estructura multiquística o en forma de panal de abejas. Este tumor puede presentarse también como una masa sólida o como un quiste único de gran tamaño. El ovario contra-lateral es generalmente pequeño e inactivo, aunque se han comunicado casos de yeguas con TCG en un ovario y el ovario contra-lateral funcional. Las alteraciones de comportamiento en yeguas afectadas se traducen en anestro prolongado, agresividad o comportamiento de semental o estro persistente (ninfomanía) (Bailey, 2002). Los TCG son hormonalmente activos y los análisis clínicos para la detección de los mismos se basan en las determinaciones de los niveles de inhibina, testosterona y progesterona. La inhibina se encuentra elevada aproximadamente en el 90% de las yeguas con TCG. La hipótesis establecida es que la inhibina producida por el TCG es la responsable de la inactividad del ovario contralateral, a través de la inhibición de la secreción de FSH. Los niveles de testosterona podrían estar elevados si un componente significativo de células tecales se halla presente en el tumor (tumor de teca-granulosa o TCTG). La testosterona se encuentra aumen-
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tada en aproximadamente 50 - 60% de las yeguas afectadas, mostrando generalmente comportamiento de semental (Donna, 2003). Las concentraciones de progesterona en yeguas con TCG, se encuentran casi siempre por debajo de 1 ng/ml, porque no hay desarrollo folicular, ovulación, ni formación de cuerpo lúteo. Por lo tanto, niveles de inhibina mayores a 0.7 ng/ml, de testosterona mayores a 50 - 100 pg/ml y de progesterona inferiores a 1 ng/ ml, sugieren la presencia de un TCG en una yegua vacía (Tabla 1) (Hinrichs, 2010).
Figura 18. Tumor de las Células de la Granulosa, compuesto de un solo quiste central.
El tratamiento para este tumor deben ser abordajes quirúrgicos como laparotomía medial ventral y laparoscopia. La ovulación del ovario restante se producirá aproximadamente de 6 a 8 meses después de la extirpación del tumor. Los intentos de inducir la ovulación en estos casos con GnRH, han fracasado (Mac Cue et al., 1998). Cistoadenoma El tumor más frecuente del epitelio de la superficie del ovario equino es el adenoma quístico. El Cistoadenoma ocurre de manera unilateral, la apariencia ecográfica del ovario afectado puede tener uno o más quistes en su estructura (Figura 19). En general estos tumores son raros y benignos, y se han encontrado niveles de testosterona de 0,15 pg/ml. El tratamiento de elección para un cistoadenoma es la extirpación quirúrgica, y la decisión de eliminar todo el ovario no es de importancia, ya que es de crecimiento lento y no se han reportado metástasis (Hinrichs, 1989).
Tabla 1. Concentración de hormonas en la yegua normal
Figura 19. Ovario con Cistoadenoma de una yegua
Teratoma y Disgerminoma
Figura 16. Ecografía de un Tumor de las Células de la Granulosa de una yegua.
Figura 17. Tumor de las Células de la Granulosa, compuesto por múltiples quistes pequeños
Estas patologías son de rara presentación casuística; los Teratomas se consideran benignos, mientras que los Disgerminomas son potencialmente malignos. Ambos son unilaterales, con inactividad hormonal asociada a un ovario contra-lateral normal. Los tumores de las células germinales pueden contener pelo, hueso,
Figura 20. Teratoma de un ovario en una yegua.
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músculo, no altera el comportamiento de la yegua y no interrumpen el ciclo estral. Mac Cue et al (1998). Tecoma Son originados del estroma ovariano, y en la palpación se encuentra una masa grande, lisa y tensa; con la ecografía se confirma la presencia de una masa de tejido blando con una pared gruesa, y la superficie interior tiene un aspecto de vellosidades y en el interior tiene apariencia de motas y líquido hipoecoico. La testosterona sale en sus rangos inferiores y la concentración de la progesterona indica que hay tejido luteal activo, y la concentración de estradiol sale en promedio en 24 pg/ml. En el examen histológico las secreciones desde el tumor se componen de células ovales entrelazadas irregularmente. Hasta el momento no se han reportado los detalles clínicos, ecográficos, endocrinológicos e histológicos de este tumor en la yegua (Afshin et al., 2006).
1. Ovulaciones en la última parte del diestro que originan cuerpos lúteos inmaduros (de menos de 5 días) en el momento de la liberación de la prostaglandina. 2. Mortalidad embrionaria después del reconocimiento materno de la preñez. 3. Endometritis crónica que produce la destrucción del endometrio y por lo tanto disminuye la secreción de prostaglandinas por el mismo. 4. Inadecuada secreción de prostaglandinas en los días 13 a 15 del ciclo estral (Mc Cue et al., 1998 ) Los cuerpos lúteos no tratados pueden persistir durante 2 a 3 meses. Se puede sospechar este síndrome en yeguas que no presentan comportamiento estral durante la temporada reproductiva fisiológica y se deberán diferenciar de las yeguas con celos silenciosos. También, las yeguas servidas que no retornan en celo y al revisarse para diagnóstico de preñez se encuentran vacías, pueden presentar un cuerpo lúteo persistente (Mc Cue et al., 2002). El diagnóstico de cuerpo lúteo persistente, se realiza por determinación de la progesterona plasmática o por la respuesta clínica después de la administración de prostaglandina. La concentración de progesterona mayor a 1.0 ng/ml indica actividad luteal. Las yeguas con persistencia de cuerpo lúteo muestran a la palpación, tono elevado a nivel de cérvix y útero, y por vía transvaginal cérvix cerrado y seco. Todos estos efectos son producidos por la progesterona (Mc Cue et al., 2002).
Figura 21. Imagen de una ecografía transrectal de un tecoma en una yegua; el estroma está moteado con acumulación de fluido hipoecoico, pasando a hiperecogénico.
Agrandamiento del ovario durante la preñez Las yeguas preñadas tienen un agrandamiento ovárico bilateral por la formación de cuerpos lúteos accesorios que empiezan a aparecer al día 40 de gestación, las cuales pueden mostrar presencia de estro el día 70 de gestación, comportamiento agresivo o comportamiento de semental. Las concentraciones de testosterona aumentan mayor de 100 pg/ml al día 60 a 90 de preñez, las cuales alcanzan un pico a los 200 días de gestación (Mc Cue et al., 1998).
Figura 22. Cuerpo lúteo.
Cuerpo lúteo persistente
TRATAMIENTO
El cuerpo lúteo que se forma después de la ovulación, generalmente es funcional durante unos 14 a 15 días en la yegua vacía. Aquellos cuerpos lúteos que no regresan en el tiempo posovulatorio mencionado, se considera que presentan una persistencia patológica. La luteólisis o destrucción del cuerpo lúteo, se produce por la acción de la prostaglandina liberada por el endometrio. Ocasionalmente una yegua puede no presentar la regresión espontánea del cuerpo lúteo en el momento normal. Las causas más comunes de persistencia luteal son (Mc Cue et al., 1998):
Gonadotropina Coriónica Humana(hCG) En las yeguas la administración de hCG se traduce en una disminución inmediata del estradiol y un aumento mas rápido de LH endógeno dentro de las 24 horas después del tratamiento (Cuervo, 2012). Cuervo, 2011 reportó en un trabajo realizado, que la aplicación de Flunixin Meglumine se comportaba como un inhibidor de las prostanglandinas sintetasas, impidiendo la ovulación en las yeguas. Pero la fusión entre el Flunixin Megumine (FM) y la Gonadotropina Coriónica Humana (hCG), fue suministrada dando como resultado un efecto luteal en el folículo pre-ovulatorio ma-
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yor de 35 mm en las yeguas; en este estudio las yeguas fueron tratadas con 1,7 mg/Kg de FM después del tratamiento, con 1500 UI de hCG.
Hay una versión inyectable de acetato de desorelina, que proporciona una concentración de 1,5 mg/ml a una dosis de 1,0 ml vía IM, con resultados parecidos con el Ovuplant (Patrick, 2009).
En el folículo las prostanglandinas son producidas por la Cicloxigenasa (COX-2), también conocida como prostanglandina G/H sintetasa (PGHS). Cuervo (2010) reportó que esta prostanglandina en la yegua es la encargada de producir PgF y E en el folículo, 12 horas antes de la ovulación, siendo la concentración máxima de la PgF en el líquido folicular de 10 ng / ml. En la yegua el pico preovulatorio inducido por la LH induce la expresión de COX-2 en las células de la granulosa, y esta expresión aumenta gradualmente desde las 24 hasta las 39 horas después del tratamiento con HCG, generando la ovulación de 36 a 42 horas después del tratamiento (Cuervo, 2011; Ginther, 2009).
Sulpiride
Ovuplant (Agonistas GnRH) Ovuplant es el nombre comercial del medicamento acetato de desorelina, que es un potente agonista sintético de GnRH. El fármaco se administra como un implante subcutáneo y es muy eficaz en la inducción de la ovulación, cuando se administra a yeguas en estro con folículos mayores a 35 mm. Aproximadamente el 85 a 95 % de las yeguas ovulan dentro de las 48 horas después del tratamiento (McCue, 2001). El Ovuplant se utiliza como una alternativa a la Gonadotropina Corionica Humana (hCG) para la inducción de la ovulación; la administración de dosis múltiples de hCG a una yegua durante un tiempo, puede resultar en la disminución de la eficacia. Actualmente se recomienda implantar el Ovuplant debajo de la piel de la vulva, después de un anestésico local. Este implante debe ser retirado 48 horas después de la ovulación, apretando suavemente el implante a través del sitio de la inserción. Actualmente el producto se encuentra fuera del mercado en Estados Unidos, pero lo podemos encontrar en Canadá, Australia y Europa (McKinnon, 2010). Samper (2002), hizo un estudio con 32 yeguas, donde el grupo 1 conformado por 12 yeguas fueron tratadas con 2.500 UI de hCG (Chorulon) IV, y el grupo 2 con 20 yeguas que se trataron con un implante subcutáneo de Ovuplant, tan pronto las yeguas fueron determinadas que estaban en celo. Después del tratamiento fueron examinadas por tacto rectal cada 12 horas durante 4 días, o hasta que se detectara la ovulación. La tasa de ovulación en respuesta al Chorulon fue del 83,3 % a las 48 horas, 91,6 % a las 72 horas y 100 % a las 96 horas. Todas las yeguas tratadas con Ovuplant habían ovulado a las 48 horas; pruebas suficientes para apoyar la hipótesis que la ovulación en yeguas tratadas con Ovuplant, es más rápida en comparación con las yeguas tratadas con Chorulon. Un estudio que hizo Carrie, 2000, dio como conclusión que el tratamiento con Ovuplant a dosis recomendada, disminuye la actividad folicular después de la ovulación y aumenta el tiempo interovulatorio de la yegua después de lisar el cuerpo lúteo con PGF2 alfa. Estos efectos pueden estar mediados por una hiposecreción de LH y FSH. Confirmado por Vanderwall, 2001, que dijo que el tratamiento con Ovuplant a comparación de la hCG, retardaba el próximo ciclo estral con su ovulación, ya que el Ovuplant regula la glándula pituitaria suprimiendo el crecimiento y desarrollo folicular.
Además del sistema opioide, las neuronas catecolaminérgicas han sido implicadas en la inhibición estacional de la secreción GnRH. La xilacina, un agonista alfa-adrenérgico, aumenta la frecuencia de pulsos de FSH y LH en yeguas en inactividad ovulatoria estacional (Donadeu, 2002). La función de la dopamina en la estacionalidad ha sido tema de estudios extensos en varias especies. En ovejas, la dopamina regula la retroalimentación negativa estacional del estradiol durante la inactividad ovulatoria estacional (Havern et al., 1994). La secreción de gonadotropinas durante la inactividad ovulatoria puede ser inhibida en parte por las neuronas dopaminérgicas que actúan directamente en las neuronas secretoras de GnRH (Le Corre y Chemineau, 1993). En la yegua, la concentración de dopamina en el fluido cerebroespinal (CSF) es más elevada durante la fase anovulatoria estacional, que durante la estación de reproducción (Giorgi, 2012); y la inyección a largo plazo con un antagonista D2 de la dopamina (sulpirida, domperidona) induce la actividad ovárica cíclica en yeguas en inactividad ovulatoria estacional (Besognet et al., 1996) (BennettWimbush et al., 1998). Sin embargo, el efecto del antagonista de dopamina en el inicio de la actividad reproductiva es variable entre experimentos y entre yeguas; esto plantea algunas preguntas sobre el papel relativo de la dopamina en la regulación de la reproducción estacional. En un estudio fue observado que la administración del antagonista D2 de la dopamina por 28 días dos veces/día, aumenta el desarrollo folicular y avanza el inicio de la actividad ovulatoria cíclica en las yeguas que habían estado previamente en fotoperiodo estimulatorio por 28 días, pero no acelera la actividad reproductiva en las yeguas no fotoestimuladas y previamente consideradas en inactividad ovulatoria profunda (Donadeu, 2002). El mecanismo de acción de la dopamina en el control de la reproducción estacional no es muy claro en la yegua. Algunos resultados sobre la secreción de gonadotropinas, después de la administración de un antagonista de la dopamina, interrogan sobre el sitio de la acción central/hipotalámico de la dopamina. La inyección de antagonistas D2 de la dopamina en yeguas durante la inactividad ovulatoria estacional, no indujo cambios agudos en la secreción LH y FSH. La administración de un antagonista de la dopamina, a largo plazo puede influenciar la secreción de FSH, y los niveles bajos de LH y FSH pueden ser perceptiblemente más altos durante un periodo de 7 días precediendo el primer pico ovulatorio de LH en yeguas (Besognet et al., 1997; Mari, 2009). La administración de un antagonista de la dopamina, aumenta importantemente la secreción de prolactina. La prolactina puede ejercer su efecto sobre el ovario, aumentando el número de receptores de gonadotropinas y así regular su efecto en las gonadotropinas circulantes, como se ha demostrado en el hámster y la rata prepúber (Advis y Ojeda, 1978). El presente estudio se respalda con 41 referencias.
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SUBFERTILIDAD E INFERTILIDAD ASOCIADA A UNA ALTERACIÓN CROMOSÓMICA EN UNA YEGUA REPORTE DE CASO Cristian Camilo Otálora Jiménez1 - Est. MV Claudia Jiménez Escobar2 - DMV, MSc, DVSc, DACT
RESUMEN Se remite una yegua de cinco años de edad sin partos, para diagnóstico de infertilidad. La yegua ha sido servida en diferentes ocasiones por inseminación artificial y se le ha realizado transferencia de embriones. Se presume subfertilidad o infertilidad multifactorial, por lo cual se realiza evaluación de salud reproductiva completa (BSE).
INTRODUCCIÓN La infertilidad en las especies se define como la incapacidad de concebir o llevar a término una gestación; ésta es de origen multifactorial, ya sea por problemas estructurales como fibrosis, infecciosos, traumáticos como endometritis, o genéticos (Immengart, 2007). El BSE es la herramienta más utilizada para el diagnóstico de patologías reproductivas o caracterización de normalidad reproductiva en los equinos; éste consta de una evaluación clínica, evaluación de los genitales externos e internos, vaginoscopia, citología uterina, cultivo y antibiograma del útero, biopsia uterina y cariotipo (Carlenton, 2007). El cariotipo permite identificar anormalidades cromosómicas. En equinos las más frecuentes son el síndrome 63XO y el mosaicismo. La presentación 63XO corresponde al 50% de los casos de yeguas subfértiles de origen cromosomal. Este lleva al subdesarrollo de los órganos sexuales internos, especialmente a la inactividad ovárica o su ineficiente funcionamiento (Bugno et al., 2001). El 11,5% de la infertilidad por alteración cromosómica se asocia a el mosaicismo 63X0, 64XX, 65 XXX/XXY, según un estudio realizado en 244 animales en Polonia por Jaszczak & Parada (1999). El mosaicismo es la presentación de dos o más líneas genéticas celulares en el mismo individuo, el cual puede tener un impacto en el sentido reproductivo dependiendo la proporción en la que se presentan estas líneas celulares en la yegua. No hay signos clínicos diferentes a la baja concepción por servicio para identificar un paciente con mosaicismo, por lo cual se deben realizar pruebas citogenéticas para determinar con precisión la presencia de más de una línea genética celular. En ocasiones una yegua con mosaicismo puede quedar preñada. Sin embargo, muchas de estas yeguas presentan pérdidas embrionarias tempranas, abortos y mortinatos; algunas preñeces llegan a término (Kjöllerström et al., 2011). La formación de un mosaico se da principalmente en la etapa de clivaje o en la división mitótica; los errores ocurren durante la metafase durante la migración de los centriolos al inicio de la metafase o debido a un mal alineamiento de los cromosomas (Sheila Walker, 1980). El cariotipo es la herramienta diagnóstica utilizada para la detección de la presentación de alteraciones cromosómicas; este se basa en la evaluación cromosómica de un cultivo de leucocitos, a los cuales se les realiza hibridación de fluorescencia in situ y posteriormente la identificación de células en metafase, las cuales se realiza tinción de Giemsa y se evalúan bajo microscopio invertido, donde se identifica la banda heterocromática intersticial en el cromosoma X de las yeguas (Bugno et al., 2007). RESEÑA Equino, hembra de cinco años de edad, raza Holsteiner color castaño, cuya función zootécnica es salto y reproducción. Como historia se tiene que se han realizado múltiples servicios por inseminación artificial y transferencia de embriones, no se ha logrado detectar gestación. Se alimenta con concentrado y pasto, tiene vacunación contra influenza y tétano al día y vermifugación cada dos meses. 1 2
MOTIVO DE CONSULTA: Evaluación reproductiva completa (BSE) para determinar la causa de infertilidad. Al examen clínico general se encuentra una yegua con frecuencias normales y sin ningún hallazgo anormal evidente. EXAMEN REPRODUCTIVO Al examen genital externo se evidencia un ángulo de inclinación vulvar menor a 10°, relación vulvar con respecto al piso de la pelvis adecuado y esfínter vestíbulo vaginal patente.
Estudiante Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, Universidad Nacional de Colombia Profesor titular dedicación exclusiva Área Teriogenología, Grupo de Investigación en Reproducción Animal y Salud de Hato - Facultad de Medicina Veterinaria y de Zootecnia, Universidad Nacional de Colombia
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El examen genital rectal tampoco presenta hallazgos anormales, se diagnostica una yegua en diestro, con útero con edema leve (I), ovario derecho sin estructuras significativas y ovario izquierdo con folículo de 30 mm. La vaginoscopia evidencia una mucosa de color rosa pálido, sin presencia de contenido y se evidencia una banda longitudinal en el vestíbulo vaginal. Se plantean como planes diagnósticos adicionales la realización de citología y cultivo uterino, biopsia endometrial y cariotipo. La citología endometrial se realiza con hisopo estéril a través de la vía vaginal. Se evidencian abundantes células endometriales normales, sin un proceso inflamatorio determinado por la escasa presencia de PMNs (1 PMN en 10 campos) (Imagen 1). El diagnóstico fue Citología Endometrial Normal sin evidencia de proceso inflamatorio, el cual se corroboró con el resultado de cultivo, donde no se aisló ningún microorganismo.
Imagen 3. Contenido eosinofílico al interior de las glándulas.
El examen reproductivo básico indica que la yegua no tiene un proceso patológico activo y considerando que es una yegua joven sin partos se espera corroborar su normalidad reproductiva con el examen del cariotipo. CARIOTIPO Se analizaron un total de 162 células en metafase, dentro de las cuales se encontraron células con número cromosómico normal 64, XX (35 %) y células con números cromosómicos anormales: 63, X0 (54 %) y 65, XXX (11%). DISCUSIÓN
Imagen 1: Células endometriales normales.
Previa desinfección del área perineal se realiza biopsia uterina por vía transvaginal. El resultado de histopatología describe un grado de fibrosis periglandular no mayor a dos capas de fibroblastos en la tercera parte de las glándulas, leve infiltrado leucocitario en el estroma, contenido eosinofílico al interior de la glándula (Imágenes 2 y 3). Se considera una clasificación histopatológica endometrial tipo IIA según Kenney y Doig (1986).
Imagen 2. Leve fibrosis.
Los hallazgos durante el BSE revelan que la yegua presuntamente cicla con normalidad, puesto que se detectó útero con edema y ovario con folículo dominante, además de haberse reportado celos periódicos por parte del criadero. En la biopsia uterina, el resultado fue categoría IIA, lo cual indica un potencial reproductivo aceptable con una posibilidad de preñez entre el 50% al 70%, (Snider et al., 2011) por lo cual la infertilidad/subfertilidad no estaría asociada a estos factores. Los resultados del cariotipo revelan que es una yegua con mosaicismo, lo cual está más asociado a la subfertilidad/infertilidad de la yegua. Generalmente las yeguas con 63X0 presentan a la palpación transrectal, útero y cérvix pequeños y flácidos, con ovarios de un tamaño menor de 3 cm y sin estructuras aparentes o compatibles con folículos (Reid et al., 1987). En estos animales la vulva también tiene un subdesarrollo, lo cual permite sospechar un problema de origen genético o congénito. Otros parámetros que se pueden evaluar son el desarrollo estructural de la yegua, el cual es menor a las demás, teniendo en cuenta el peso y la estatura; el comportamiento sexual es anormal pues no recelan ni se sienten atraídas al macho, inclusive muestran un total rechazo al macho. En casos raros, una yegua con el cariotipo 63X0 puede presentar disgenesis de los órganos sexuales internos, en especial la falta de ovarios (Reid et al., 1987). La yegua de este reporte se presenta como una yegua entera con actividad ovárica normal, lo cual es frecuente en yeguas con mosaísmo, ya que aparte de tener una línea 63X0, también tiene 64XX y 65XXX, lo cual compensa el desarrollo gonadal y por ende
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tienen una actividad ovárica normal con adecuado influjo hormonal. Debido a esta presentación, la funcionalidad hormonal de Cassia no está comprometida. La presentación de una yegua con mosaicismo no genera del todo infertilidad, esto debido a que si la ovulación es de un oocito con la línea celular 64XX, la concepción y gestación pueden llevarse a cabo. Sin embargo, existe la posibilidad también mencionada de la pérdida embrionaria temprana (Kjöllerström, Collares-Pereira & Oom, 2011). Es por esto que se puede seguir
intentando servir esta yegua hasta lograr un embrión viable y una gestación exitosa. La transferencia de embriones no sería una alternativa lógica puesto que los embriones producidos por la yegua van a tener posiblemente los inbalances que han generado su subferitilidad/infertilidad. En el caso de insistir en la preñez natural de la yegua, se ha reportado la gestación de yeguas con este mismo tipo de mosaicismo, sin embargo toma tiempo y repetidos procesos de inseminación o montas para lograrlo.
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BIORREGULACIÓN DE LA INFLAMACIÓN PREVENCIÓN DE LA INFLAMACIÓN CRÓNICA PERSISTENTE REVISIÓN DE LITERATURA Christian M Gómez - DMV, MSc
INTRODUCCIÓN Desde la década de los 90, la inflamación se ha convertido en una de las áreas de interés investigativo más interesantes para los científicos. La inflamación incluye una amplia gama de respuestas fisiológicas a un agente que se considera extraño para el organismo, y está diseñada para restaurar tejidos después de una simple cortada, hasta quemaduras severas y dar a luz. La inflamación puede ser dividida en dos grandes grupos, inflamación aguda e inflamación crónica. Estudios recientes demuestran que la inflamación es un factor importante en la progresión de varias enfermedades y trastornos crónicos, incluyendo la diabetes, el cáncer, enfermedades cardiovasculares, los trastornos oculares, la obesidad, enfermedades neurodegenerativas, la artritis y la enfermedad intestinal. Aunque su rol en las enfermedades crónicas es importante, contamos con más información que el rol de la inflamación es contexto dependiente e implica procesos más complejos que la sola presencia de prostaglandinas y leucotrienos. Se sabe que el sistema inmune juega un papel determinante en muchas de las enfermedades presentes en medicina humana y veterinaria. Sin embargo es necesario entender las diferencias que existen entre un proceso inflamatorio agudo y uno crónico, y cómo en algunos casos se puede hacer un continuum entre la inflamación aguda y la crónica. Para algunos casos en particular la inflamación generada en respuesta a diferentes estímulos se convierte en el problema, más que el mismo antígeno o estimulo. Este artículo pretende hacer una revisión de la evidencia que existe actualmente sobre el rol de la inflamación en diferentes enfermedades y cómo la intervención temprana con medicina biorreguladora puede minimizar el riesgo de la inflamación crónica persistente a partir de un proceso inflamatorio agudo. FISIOPATOLOGÍA DE LA INFLAMACIÓN Un proceso inflamatorio a nivel celular y tisular incluye una serie de cambios que involucra la dilatación de vénulas y arteriolas, incremento de la permeabilidad y el flujo vascular, y la migración de leucocitos a los tejidos. En un proceso inflamatorio típico, la actividad proteolítica altera estructural y funcionalmente el tejido; la regeneración y reparación del tejido se da a través de la secreción de factores humorales que inducen el crecimiento y la proliferación celular y reforman el tejido conectivo. Una cascada inflamatoria que no alcanza el estado de resolución contribuye a los trastornos crónicos y degenerativos del órgano afectado por el proceso inflamatorio. La cascada inflamatoria es un proceso preprogramado y estereotipado, es el único mecanismo reconocido necesario para la reparación tisular después de una injuria. En recientes años se han publicado varios estudios describiendo cómo el sistema inmune crea una respuesta inflamatoria, y cuáles de estos elementos son importantes en la reparación tisular y cuáles son determinantes en la progresión de una enfermedad. Clasificación de la inflamación La inflamación se clasifica de acuerdo al tiempo que dura el proceso inflamatorio, y a los diferentes factores y elementos involucrados en ella (Figura 1). 1. Inflamación aguda: La inflamación aguda es una respuesta de corta duración (minutos a días), y su principal característica es la migración leucocitaria y la salida de proteínas plasmáticas hacia el espacio extravascular. Estas reacciones celulares y vasculares están mediadas por factores químicos producidos
por células locales, tales como las células endo-teliales o epiteliales y son los responsables de los síntomas clínicos de la inflamación (edema, rubor, dolor, aumento de la temperatura y pérdida de la funcionalidad). Este proceso inflamatorio puede ocurrir por cualquier tipo de injuria, y su principal característica es la vascularización del tejido conectivo. Existen 3 pasos en la respuesta inflamatoria aguda, e incluyen: 1) Incremento del flujo sanguíneo en el área inflamada, 2) Vasodilatación e incremento de la permeabilidad vascular y 3) Migración leucocitaria al intersticio, quienes migran al área por factores quimiotácticos y se adhieren al endotelio. Basados en el tipo de infección (bacteria, virus, parásito, etc.) los sensores, mediadores y tejidos objetivos difieren durante el proceso inflamatorio. Por ejemplo, para el caso de bacterias, la inmunidad innata hace reconocimiento de los patógenos a través de los receptores Toll-like receptors (TLRs), quienes se expresan en la membrana de macrófagos tisulares y estimulan la producción de citoquinas pro-inflamatorias (TNF-alfa, IL1beta e IL-6), quimioquinas, y PGE2. Estos mediadores químicos luego reaccionan con tejidos locales estimulando la vasodilatación, extravasación de neutrófilos y plasma en el área infectada (inflamación aguda). Finalmente los neutrófilos, macrófagos y mastocitos residentes en el tejido afectado buscan los patógenos con el fin de eliminarlos. Este proceso es asistido por anticuerpos generados por el proceso de reconocimiento mediado por los TLRs y la cascada del complemento. Estos poderosos mediadores no discriminan entre tejidos del huésped y microorganismos, favoreciendo así el daño tisular.
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enfermedad inflamatoria hepática crónica, es una de las causas más comunes de la fibrosis hepática o el carcinoma hepatocelular en humanos. Las células involucradas en esta respuesta inflamatoria incluyen células de Kupffer, neutrófilos, monocitos, células dendríticas, células Natural Killers T y Natural Killers, quienes hacen parte de la respuesta inmune innata del hígado y mantienen la inflamación a través de la constante producción de citoquinas. Una respuesta inmune con secreción de citoquinas desregulada, es la clave para muchas de las enfermedades inflamatorias agudas y crónicas. Si la respuesta inflamatoria es severa o falla en resolverse, el sistema es propenso a inflamarse crónicamente.
Un proceso inflamatorio agudo efectivo resulta en la destrucción del patógeno y en la activación de mecanismos de reparación tisular mediados por macrófagos residentes. El cambio de prostaglandinas pro-inflamatorias a marcadores lipídicos como las lipoxinas reparadoras, es vital para la resolución de la inflamación. Las protectinas y resolvinas son otra clase de marcadores lipídicos, que junto al Factor de Crecimiento Transformante - Beta (TGF-beta) y otros factores de crecimiento, son esenciales para el inicio de los mecanismos de reparación del tejido. 2. Inflamación Crónica: Aun cuando la inflamación es una respuesta vital del sistema inmune, el estado de inflamación crónica tiene consecuencias secundarias severas en las respuestas biológicas asociadas con el incremento del riesgo de enfermedades crónicas y degenerativas en muchos órganos. Se cree que la inflamación crónica ocurre por procesos inflamatorios no resueltos, o por la presencia de agentes químicos imposibles de eliminar por el sistema inmune, o por alguna predisposición genética. La persistencia de elementos extraños al organismo, exposición continua a agentes químicos, la inflamación aguda recurrente y patógenos específicos, son cruciales para la inflamación crónica.
La inflamación crónica de bajo grado en la enfermedad La inflamación crónica de bajo grado está involucrada en la patogénesis de muchas enfermedades crónico degenerativas (Figura 2). Aunque es una condición que no es fácil de evaluar o definir, se han propuesto biomarcadores plasmáticos como la proteína C reactiva, y celulares como el conteo de leucocitos y plaquetas como indicadores de dicha condición. La inflamación crónica de bajo grado, es un desórden subclínico y ha sido reconocido como un factor de riesgo para un número de enfermedades crónicas en medicina humana, incluyendo el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, articulares y neurodegenerativas, desórdenes metabólicos como la diabetes, la dislipidemias y la obesidad. Aún cuando conocemos que algunas condiciones en medicina veterinaria están sujetas a la inflamación crónica, ésta condición no ha sido reconocida o identificada como un factor de riesgo para el desarrollo de las enfermedades crónicas.
Figura 1. Clasificación de la Inflamación. Traducido de "Role of Antioxidants and Natural Products in Inflammation. Oxidative Medicine and Cellular Longevity".
Los procesos celulares y moleculares asociados a la inflamación crónica varian dependiendo del tipo de células inflamatorias y órgano involucrado. Por ejemplo, la hepatitis crónica activa o
Figura 2. Inflamación crónica de bajo grado, y las enfermedades crónicas y degenerativas. Intervención de los Medicamentos Biorreguladores regulación de la Inflamación. Traducido y modificado de "Role of Antioxidants and Natural Products in Inflammation. Oxidative Medicine and Cellular Longevity".
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Las enfermedades virales y la inflamación En medicina humana las enfermedades virales han sido asociadas con enfermedades autoinmunes (EAI), y algunos mecanismos como la mimetización molecular, la reacción bystander de linfocitos T autorreactivos y la infección viral persistente, se han propuesto y estudiado como los involucrados en el desarrollo de una EAI a partir de la presencia de un virus. El rol de la inflamación hasta ahora se estudia en medicina veterinaria, pero ya se ha reconocido el TNF-alfa como factor importante en la enteritis hemorrágica asociada a parvovirosis; de la misma forma en enfermedades como la Peritonitis Infecciosa Felina, se sabe que de acuerdo a la respuesta del sistema inmune, el paciente puede desarrollar o no la enfermedad. Si el paciente hace una respuesta inmune humoral fuerte, desarrolla una fase húmeda con mal pronóstico; si la respuesta humoral y celular son homogéneas, desarrolla la fase seca de pronóstico reservado; pero si predomina la respuesta celular, los pacientes no desarrollan la enfermedad. En enfermedades como el Distemper Canino, cuando el virus afecta al Sistema Nervioso Central (SNC), la reacción inflamatoria genera las diferentes fases de la enfermedad. La Meningoencefalitis por Distemper, la Leucoencefalitis Desmielinizante y la Encefalitis Crónica Recidivante, todas con diferentes cursos temporales, tienen en común la inflamación como perpetuador del proceso iniciado por la invasión viral. Actualmente entendemos que más allá de los mecanismos de cito-invasión viral, la forma en la que responde el sistema inmune al agente puede agravar el cuadro clínico o favorecer la eliminación del virus. Aún cuando conocemos la respuesta que se genera en presencia de algunos virus, no conocemos porqué, bajo qué condiciones y cuáles son los factores de riesgo para que la respuesta inmune favorezca la progresión de la enfermedad. La inflamación y las dermatopatías Las enfermedades dermatológicas en un gran porcentaje son causadas por agentes infecciosos. Sin embargo existe una creciente casuística de las enfermedades dermatológicas inflamatorias no infecciosas, como la Dermatitis Atópica Canina (DAC). La DAC es una condición inflamatoria y pruriginosa de la piel, mas comúnmente una reacción asociada a inmunoglobulina E (IgE). Pero existe evidencia que las infecciones recurrentes favorecen la inflamación crónica en la piel. Así que la DAC se reconoce como una condición compleja, multifactorial, que involucra la alteración de la respuesta inmune, la sensibilización alérgica, defectos de la barrera cutánea, la colonización bacteriana y alérgenos ambientales. Los primeros estudios en DAC estaban enfocados a fenotípicar el componente celular de las pieles atópicas. En lesiones cutáneas de pacientes atópicos se aprecia un infiltrado celular de linfocitos TCD4+ y TCD8+, monocitos, eosinófilos, neutrófilos, mastocitos y células plasmáticas. La exposición a diferentes alérgenos detona la liberación de mediadores químicos preformados y almacenados en mastocitos, lo que inicia una reacción inflamatoria aguda, lo cual se reconoce como una inflamación crónica cutánea con una exacerbación aguda por el alérgeno. Las citoquinas presentes en la piel del paciente con DAC son predominantemente del dominio de linfocitos Th1 en pacientes con lesiones crónicas. Más que ser
un desbalance entre linfocitos Th1/Th2, la DAC parece tener una progresión desde una reacción humoral Th2 hacia una reacción crónica celular Th1. Esto parece estar asociado a una falla en la actividad moduladora de los linfocitos T reguladores (Th3) y ausencia de citoquinas inmuno-reguladoras (IL-10 y TGF-beta). Recientemente el rol de la IL-31, un potente estimulador neuronal, ha sido asociado con el prurito en la DAC. Aunque existe evidencia de los factores inmunológicos involucrados en la DAC, es importante reconocer que cada paciente debería ser tratado de forma individual, y ningún tratamiento debería ser utilizado de forma sistemática. El continuum agudo a crónico en la enfermedad renal y la inflamación Existe creciente evidencia sobre la progresión de la injuria renal aguda (IRA) a la enfermedad renal crónica (ERC). Pacientes con IRA de acuerdo a la severidad, tienen un alto riesgo de desarrollar ERC. Aunque los estudios demuestran la progresión, aún no se han dilucidado los mecanismos que están detrás de la progresión de la IRA a ERC. Algunos de los mecanismos estudiados son la fibrosis, hipoxia e inflamación como generadores de la progresión. La fibrosis intersticial es una de las características de la ERC, y varios estudios han demostrado cómo los fibroblastos residentes, pericitos y células productoras de eritropoyetina (Epo) se diferencian en mio-fibroblastos y son los principales contribuyentes a la fibrosis. El infiltrado celular inflamatorio es otro hallazgo común en la ERC, y células como los neutrófilos, monocitos y macrófagos, células dendríticas y linfocitos. Algunas de estas células están involucradas en la fase de reparación después de la IRA. Los macrófagos juegan un papel central en la injuria renal y la reparación, y en estudios animales se ha demostrado la presencia de 2 tipos de macrófagos después de la IRA. Mientras que los M1 migran durante la fase injuriante y producen citoquinas pro-inflamatorias, los M2 emergen en la fase de recuperación de la IRA y secretan citoquinas profibróticas. La infiltración y actividad sostenida de los M2 favorece la fibrosis y la progresión hacia la ERC. La pérdida de los capilares peritubulares es otro hallazgo común después de la IRA. La cantidad de capilares perdidos por una IRA se correlacionan con el grado de severidad de la injuria. Estos mecanismos favorecen la hipoxia tisular, lo que contribuye a la fibrosis y pérdida de células epiteliales tubulares. La Enfermedad Articular Degenerativa (EAD) y la inflamación La etiología y génesis es multifactorial, es decir, existen diversos causantes de la enfermedad que generan diferentes alteraciones en la fisiología normal del cartílago. Pero cuando la enfermedad ya se encuentra avanzada, suele haber homogenización de los daños y mecanismos comunes de perpetuación del cuadro. El cartílago articular, gracias a sus características, está diseñado para soportar los cambios articulares debidos al movimiento y a la carga mecánica, sin embargo la aplicación de fuerzas estáticas prolongadas a las articulaciones, o de fuerzas cíclicas constantes, genera alteraciones en la producción de matriz y aumento del
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catabolismo, hallazgos característicos de la EAD. La respuesta normal del cartílago es hipertrofiarse en las zonas de mayor presión y tornarse hipotrófico en las de menor presión, todo ello gracias a la reorganización de las fibras constituyentes del citoesqueleto, desencadenada por la mecano-transducción, que son detectados por integrinas y canales proteicos activados por distensión. En las primeras fases de la enfermedad se suele observar el depósito de fibras de colágeno y proteoglicanos en cúmulos desordenados, lo que refleja una mayor producción de estas sustancias como respuesta al proceso catabólico aumentado. Cuando se ha iniciado el proceso de alteración de la matriz extracelular y de disfunción de los condrocitos, tienen lugar, como respuestas compensadoras, una mayor síntesis de matriz, un aumento del número de células sobre todo en las capas profundas del tejido y una mayor liberación local de factores de crecimiento. No obstante, esta respuesta es ineficaz porque se producen condrocitos característicos de cartílagos inmaduros, que son inapropiados para soportar las funciones de una articulación adulta. Esa respuesta compensadora por sí misma, además de ser insuficiente para contrarrestar los daños articulares, es la causa de la generación de osteofitos y la invasión de zonas de cartílago calcificado dentro del cartílago normal; además estos mecanismos alcanzan un límite, después del cual dejan de funcionar y finalmente predomina el catabolismo articular.
En resumen, en la EAD hay una alteración del equilibrio entre la síntesis y el catabolismo de la matriz extracelular, que favorece la destrucción del cartílago ya sea por falta de sustrato o por activación de las Metaloproteinasas (MMPs). El rol de las células y citoquinas en la enfermedad articular esta bien comprendido. Los neutrófilos y la secreción de citoquinas como la IL-1beta, el TNF-alfa y la IL-8, son abundantes en la fase aguda de la enfermedad, mientras que la IL-6 secretada por macrófagos predominan en la fase crónica. La IL-6 promueve la angiogénesis, factor importante para el deterioro de la articulación. Las MMPs se activan por influencia de las citoquinas, quienes finalmente llevan a la degradación del cartílago. El rol de los radicales libres (ROS) en el daño al cartílago es aún controversial. Los ROS se liberan después del trauma mecánico. El oxido nítrico en particular está implicado en el proceso y puede combinarse con otros ROS para formar componentes altamente tóxicos como los peroxinitritos. Los ROS también inducen mediadores inflamatorios como el Factor Nuclear Kappa B (NF-kB) y la IL-6. Biorregulación de la inflamación La Biorregulación es definida como la regulación de los procesos biológicos. La Medicina Biorreguladora busca alcanzar estos procesos en el organismo y restaurar la apropiada función
Figura 3. Puntos de intervención del MBr ad us vet en la cascada de la inflamación aguda.
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de autorre-gulación y los procesos de retroalimentación que han sido afectados durante la evolución de la enfermedad. Los puntos clave para el desarrollo de la Medicina Biorreguladora pueden ser resumidos en tres formas: a) La aproximación en medicina de sistemas, la cual es usada en la práctica clínica; b) Aproximación multiobjetivo del médico, entendiendo el estado de la evolución de la enfermedad y las características de los fenómenos inflamatorios y de remodelación de la arquitectura tisular y c) Las dosis ultrabajas de los medicamentos biorreguladores, los cuales evocan respuestas múltiples de carácter fisiológico. Entender que los procesos inflamatorios son complejos y que los mismos se permanecen a pesar de la desaparición de los síntomas de la inflamación aguda, es necesario para intervenir con elementos que actúen a diferentes niveles de la cascada inflamatoria y prevenir la progresión a enfermedades crónicas y degenerativas. La Biorregu-lación permite utilizar medicamentos con múltiples mecanismos de acción en la cascada inflamatoria. Existe un medicamento biorregulador (MBr) multicomponente y multiobjetivo que juega un rol importante en la modulación de la inflamación mediada principalmente por la acción de citoquinas proinflamatorias relevantes en el proceso fisiopatológico de muchas enfermedades (Figura 3). Estudios in vivo e in vitro han demostrado que diferentes células periféricas responden a la injuria expresando genes proinflamatorios, lo que se traduce en la liberación de citoquinas y proteínas como la IL-1beta, IL-6, el Factor de Necrosis tisular (TNF-alfa) y la prostaglandina E2. La IL-1beta incrementa la expresión de COX-2 y la IL-1 y el TNF-alfa son potentes estimulantes de la activación de células inmunes. Estas
proteínas pueden ser liberadas por diferentes células y activar células mononucleares, macrófagos y fibroblastos en la fase aguda, y favorecer el desarrollo de la fase crónica al activar células como los M2 y miofibroblastos. El MBr ha demostrado disminuir la secreción de citoquinas pro-infamatorias como la IL-1beta, IL-8 y TNF-alfa en células inmunes activadas y en reposo, y en células epiteliales intestinales in vitro. El tratamiento local también ha demostrado disminuir la IL-6, y el edema en un modelo experimental con roedores, podría actuar sobre células epiteliales, endoteliales, macrófagos y células T, y disminuir la secreción de citoquinas proinflamatorias. En un modelo experimental de filtrado de albúmina fluorescente inducido por ruido (Noise-induce leakage of fluorescent albumin) y degranulación de mastocitos, el MBr demostró disminuir la liberación de histamina. El estrés inducido favorece la liberación de especies reactivas de oxígeno y la Óxido Nítrico Sintetasa Inducible (iNOS) en las paredes de los vasos sanguíneos. Los efectos del MBr han sido probados en modelos de inflamación aguda (Edema Inducido por Carragenina), e inflamación crónica. Un estudio realizado en 325 caninos (datos por publicar) que evaluó la eficacia y tolerabilidad del uso del MBr para el manejo del dolor en cojeras agudas, demostró que el medicamento usado como monoterapia remitió los síntomas de cojera, contusión, dolor a la palpación y restricción del movimiento en el 79.8% de los casos; la mejoría se observó a partir del tercer día de tratamiento, y en el 96,6% de los casos el medicamento fue calificado como muy bueno y bueno por propietarios y médicos, respectivamente.
CONCLUSIONES Esta revisión busca dar argumentos para entender la importancia de la regulación de los procesos inflamatorios asociados a enfermedades agudas infecciosas y no infecciosas, crónicas y degenerativas, y en muchos casos la progresión a la enfermedad crónica se deriva de un proceso inflamatorio agudo que se hace crónico y subclínico para favorecer el proceso degenerativo. La medicina biorreguladora permite a través de medicamentos biorreguladores hacer una regulación del proceso inflamatorio, ya que actúa a través de los múltiples mecanismos ya comprobados in vitro e in vivo de forma experimental, y en estudios clínicos. Usarlo como medicación complementaria en los tratamientos de las muchas enfermedades que involucran la inflamación como parte importante de su fisiopatología, ayudaría a minimizar el riesgo de progresión de una condición aguda a una crónica. BIBLIOGRAFÍA 1. R. Medzhitov, "Inflammation 2010: new adventures of an old flame," Cell, vol. 140, no. 6, pp. 771-776, 2010 2. Robert S. Fujinami, Matthias G. von Herrath, Urs Christen, and J. Lindsay Whitton, Molecular Mimicry, Bystander Activation, or Viral Persistence: Infections and Autoimmune Disease. Clinical Microbiology Reviews. Jan 2006, p 80-94. 3. Alyssa W. Goldman, Yvonne Burmeister, Konstantin Cesnulevicius, Martha Herbert, Mary Kane, David Lescheid, Timothy McCaffre, Myron Schultz, Bernd Seilheime , Alta Smit, Georges St. Laurent and Brian Berman. Bioregulatory systems medicine: an innovative approach to integrating the science of molecular networks, inflammation, and systems biology with the patient's autoregulatory capacity?. Frontiers in Physiology. August 2015 | Volume 6 | Article 225 4. Palanisamy Arulselvan. Role of Antioxidants and Natural Products in Inflammation. Oxidative Medicine and Cellular Longevity. Volume 2016. 5. Koji Takaori Motoko Yanagita. Insights into the Mechanisms of the Acute Kidney Injury-to-Chronic Kidney Disease Continuum. Nephron 2016;134:172-176. 6. Stephanie D. Bland. Canine osteoarthritis and treatments: a review. Veterinary Science Development 2015; volume 5. 7. Porozov S., Cahalon L., Weiser M., Branski D., Lider O.Oberbaum M. Inhibition of IL-1 and TNF- Secretion from Resting and Activated Human Immunocytes by the Homeopathic Medication Traumeel® S. Clin Dev Immunol. 2004 June; 11(2): 143-149. 8. R. Jäggi. U. Würgler, F. Grandjean, M. Weiser Dual inhibition of 5-lipoxygenase/cyclooxygenase by a reconstituted homeopathic remedy; possible explanation for clinical efficacy and favourable gastrointestinal tolerability. Inflammation Research. March 2004, Volume 53, Issue 4, pp 150-157.
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REVISIÓN DE LITERATURA Wendie Oriana Roldán Villalobos - DMV, Esp, MSc
RESUMEN El complejo pénfigo es una patología cutánea autoinmune, que se caracteriza por la aparición de lesiones que varían de vesiculobullosas/pustulares a erosivas/ulcerativas, siendo el pénfigo foliáceo la forma de presentación más común en perros y gatos. En el pénfigo foliáceo, los anticuerpos dirigen su acción contra los desmosomas, lo que resulta en la formación de acantolisis. Las lesiones suelen afectar en su mayoría, cara, puente nasal y pabellones auriculares. El diagnóstico se basa en la historia y en el examen clínico, así como en los hallazgos de técnicas diagnósticas complementarias, principalmente la histopatología. Las opciones de tratamiento son diversas e incluyen glucocorticoides, ciclosporina, combinaciones de tetraciclina y niacinamida, y algunos fármacos citotóxicos.
INTRODUCCIÓN El complejo pénfigo es una patología cutánea autoinmune, que varía de vesiculobullosa/pustular a erosiva/ulcerativa (Takayama et al., 1991). El pénfigo foliáceo es la forma de presentación más común en perros y gatos (Rosenkrantz, 2004). Su aparición puede ser espontánea, o estar relacionada con la administración de ciertos fármacos y algunas enfermedades cutáneas neoplásicas (Noli et al., 1995; White et al., 2002; Turek, 2003). Otros posibles factores desencadenantes son la exposición constante a los rayos UV (Iwasaki et al., 2003) o la presencia de alergias (Rosenkrantz, 1993). El pénfigo foliáceo se desarrolla cuando los anticuerpos dirigen su acción contra los desmosomas, las estructuras responsables de la adhesión entre los queratinocitos, lo que resulta en la formación de espacios entre estos, situación conocida como "acantolisis" (Tater et al., 2010). Las lesiones vesiculares son transitorias y los pacientes usualmente se presentan con pústulas y collaretes epidérmicos, acompañados de alopecia, descamación y costras. Estas lesiones afectan en su mayoría cara, puente nasal y pabellones auriculares (Takayama, 1991). El diagnóstico requiere de una historia clínica completa y un examen físico adecuado, seguido en primera instancia, del análisis de frotis obtenidos de vesículas o pústulas intactas (Takayama, 1991). El diagnóstico definitivo se basa en los hallazgos histopatológicos que incluyen principalmente pústulas y vesículas con marcada acantolisis de los queratinocitos (Yager et al., 1994; Kuhl et al., 1994; Gross et al., 1992). Las opciones terapéuticas comprenden el uso de glucocorticoides como terapia única, o asociados a ciclosporina, combinaciones de tetraciclina y niacinamida y fármacos citotóxicos (Tater et al., 2010). Otras alternativas plantean la utilización de inmunoglubulinas humanas (Rahilly et al., 2006) y células madre mesenquimales (Han et al., 2015). GENERALIDADES El complejo pénfigo es una patología autoinmune de la piel, caracterizada por su naturaleza que varía de vesiculobullosa/pustular a erosiva/ulcerativa (Takayama et al., 1991). En pequeños animales han sido reconocidas cinco formas: pénfigo foliáceo, pénfigo eritematoso, pénfigo pustular panepidérmico, pénfigo vulgar y pénfigo paraneoplásico (Suter et al., 1998; Robinson et al., 1999; Suter et al., 1997). El pénfigo foliáceo es la forma de presentación más común en perros y gatos (Rosenkrantz, 2004). Este puede ocurrir espontáneamente, o estar relacionado con la administración de ciertos fármacos y algunas enfermedades cutáneas neoplásicas (Noli et al., 1995; White et al., 2002; Turek, 2003). En perros y gatos, se ha sugerido que el pénfigo foliáceo se relaciona con ciertos medicamentos como cimetidina (McEwan et al., 1987), cefalexina (White et al., 2002), amoxicilina y ácido clavulánico (Horvath et al., 2007), ampicilina (Mason et al., 1987) y combinaciones de trimetroprim-sulfonamida (Noli et al., 1995). Existen además informes que relacionan la administración de un producto tópico spot on que contiene metaflumizona y amitraz, con la aparición de esta dermatopatía en perros (Tater et al., 2010). Otro posible factor desencadenante es la exposición constante a los rayos UV, lo cual suele empeorar las lesiones (Iwasaki et al., 2003).
Algunos estudios han sugerido una alta incidencia de pénfigo foliáceo en pacientes alérgicos (Rosenkrantz, 1993), existiendo algunos reportes de historia previa de dermatitis alérgica a picada de pulgas en pacientes diagnosticados con esta enfermedad autoinmune (Pascal et al., 1995). El pénfigo foliáceo se ha reportado además en caninos con otras patologías como hipotiroidismo (Guaguere et al., 1985), leishmaniasis (Ginel et al., 1993), timoma (Day, 1997) y lupus eritematoso sistémico (Foster et al., 2000), siendo en estos casos un hallazgo incidental (Tater et al., 2010). PATOGÉNESIS El pénfigo foliáceo afecta a la epidermis, que actúa como una barrera de protección contra los efectos adversos del medio externo y está compuesta por queratinocitos adheridos. Las estructuras responsables de esta adhesión son los desmosomas y los hemidesmosomas, encargados de la adherencia entre célula y célula y entre célula y matriz, respectivamente. Los hemidesmosomas unen los queratinocitos profundos a la membrana basal. El pénfigo se desarrolla cuando los anticuerpos dirigen su acción contra los desmosomas, lo que resulta en la formación de espacios entre los queratinocitos, situación conocida como "acantolisis".
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PÉNFIGO FOLIÁCEO CANINO
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Los queratinocitos que han perdido su adhesión se denominan "queratinocitos acantolíticos" (Tater et al., 2010). En el pénfigo foliáceo en humanos, el objetivo de los anticuerpos es la glicoproteína desmogleína 1 (DSG 1) ubicada en el desmosoma (Stanley et al., 1986; Koulu et al., 1984). La respuesta primaria de los anticuerpos implica a la IgG (subclase IgG4) (Rock et al., 1989). Estudios que utilizaron inmunofluorescencia directa confirman que los anticuerpos IgG son importantes en el pénfigo foliáceo en el perro (Olivry et al., 2008), aunque la DSG 1 no constituye el principal blanco en esta especie (Olivry et al., 2006). Algunas investigaciones encontraron a través de microscopia inmunoelectrónica que el sitio de fijación de los anticuerpos podría ser la región extracelular del desmosoma (Yabuzoe et al., 2009). Recientemente se logró caracterizar una proteína importante para la adhesión de los queratinocitos, la caderina desmosomal DSC1, en la epidermis superficial de caninos y se demostró que la mayoría de los perros afectados por pénfigo foliáceo poseen autoanticuerpos IgG anti-DSC1 circulantes (Bizikova et al., 2012). SIGNOS CLÍNICOS Factores genéticos podrían influir en la aparición del pénfigo foliáceo en caninos (Olivry, 2006). Algunos autores reportan cierta predisposición por raza, principalmente Akitas y Chow-Chows (Scott et al., 1987). El sexo no parece influir en la aparición de la enfermedad. En cuanto a la edad, los caninos de edad media suelen ser más afectados (Takayama, 1991). La descamación y las costras son los signos clínicos más comunes en esta patología, de ahí su nombre de "foliáceo" (con hojas) (Ihrke et al., 1985). Cuando las uniones entre los queratinocitos superficiales se ven afectadas, el resultado es la aparición de vesículas y pústulas. Por otro lado, si las uniones entre los queratinocitos profundos y la membrana basal se encuentran alteradas, se evidenciarán grandes ampollas y úlceras. La observación de tallos pilosos que brotan de las pústulas es un hallazgo consistente con pénfigo foliáceo (Tater et al., 2010). Las lesiones vesiculares son transitorias y los pacientes usualmente se presentan con pústulas y collaretes epidérmicos, acompañados de alopecia, descamación y costras. Estas lesiones afectan en su mayoría cara, puente nasal y pabellones auriculares, para luego esparcirse gradualmente hacia la zona ventral. Tal como sucede en otras formas del complejo pénfigo, el prurito y el dolor son variables y en casos severos puede ocurrir fiebre, anorexia y depresión. Cuando las almohadillas plantares se ven afectadas, se observa eritema hacia los márgenes e hiperqueratosis, situación que genera dolor (Takayama, 1991). DIAGNÓSTICO El diagnóstico requiere de una historia clínica completa y un examen físico adecuado, seguido en primera instancia del análisis de frotis obtenidos de vesículas o pústulas intactas. La evaluación microsópica revelará un gran número de neutrófilos y/o eosinófilos, pocas bacterias y queratinocitos acantolíticos (Takayama, 1991).
Las pruebas hematológicas no ofrecen resultados específicos para el pénfigo foliáceo. En los caninos puede ocurrir leucocitosis leve a moderada con neutrofilia, así como anemia normocítica normocrómica no regenerativa leve a moderada (Ihrke et al., 1985). Este tipo de análisis se recomienda para establecer valores basales, antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor (Tater et al., 2010). El diagnóstico definitivo se basa en los hallazgos histopatológicos. Estos incluyen pústulas y vesículas con marcada acantolisis de los queratinocitos (Yager et al., 1994; Kuhl et al., 1994; Gross et al., 1992). Usualmente se observa una gran cantidad de neutrófilos y eosinófilos en el interior de las pústulas (Gross et al., 1992), además de múltiples folículos pilosos (Gross et al., 2005; Kuhl et al., 1994). Las pústulas son grandes y suelen abarcar varios folículos, siendo esta una característica que marca diferencia con la foliculitis bacteriana (Vandenabeele et al., 2004; Kuhl et al., 1994). Técnicas como la inmunofluorescencia directa o inmunoperoxidasa han sido utilizadas para detectar autoanticuerpos antiqueratinocitos depositados in vivo en la piel de animales con pénfigo foliáceo (Olivry, 2006). En caninos, fueron hallados autoanticuerpos IgG epidermales intercelulares en 66-80% de los animales examinados (Ihrke et al., 1985; Scott et al., 1987; Werner et al., 1983; Olivry, 1986; Day et al., 1993). La inmunofluorescencia indirecta no representa una opción fiable para el diagnóstico, debido a que los autoanticuerpos IgG circulantes no se encuentran fácilmente en el suero de caninos (Olivry, 2006). TRATAMIENTO El pénfigo foliáceo es con frecuencia un trastorno crónico, con alta probabilidad de presentar recidivas en el tiempo (Tater et al., 2010). Los glucocorticoides representan una de las principales opciones de tratamiento de pénfigo foliáceo, aunque se ha reportado que sólo el 35-50% de los pacientes logran ser controlados únicamente con corticoterapia (Scott et al., 2001; Rosenkrantz, 2004; Manning et al., 1982). La efectividad de los glucocorticoides en el control de esta enfermedad se debe a la acción que ejercen sobre la inmunidad, tanto humoral como celular, a la inhibición de los mediadores inflamatorios y a la supresión de los niveles de autoanticuerpos (Scott, 1995; Werth et al., 1999). La prednisona o la prednisolona se utilizan a dosis inmunosupresoras de 2,2-4,4 mg/Kg cada 24 horas. Si se observan resultados favorables durante los 10-14 días posteriores al inicio del tratamiento, la dosis se reduce durante los siguientes 30-40 días, hasta alcanzar una dosis de 1 mg/Kg cada 48 horas o menos, si es posible. Los glucocorticoides de acción prolongada como el acetato de metilprednisolona no son recomendables para el tratamiento de pénfigo foliáceo, debido a que la dosis de cualquier medicamento inmunosupresor debe ser ajustada con base en la respuesta del paciente (Tater et al., 2010). La triamcinolona y la dexametasona vía oral pueden ser de elección en casos refractarios a las opciones de glucocorticoides mencionados anteriormente. Las dosis iniciales son de 0,2-0,6 mg/Kg cada 24 horas para la triamcinolona y de 0,2-0,4 mg/Kg cada 24 horas para la dexametasona. Las dosis igualmente deben ser
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reducidas hasta lograr un mantenimiento cada 48-72 horas (Rosenkrantz, 2004). Los efectos secundarios de estos fármacos incluyen vómito, diarrea, anorexia y hepatotoxicosis (Tater et al., 2010). Los glucocorticoides tópicos son útiles en casos leves de pénfigo foliáceo, con lesiones cutáneas localizadas (Tater et al., 2010). Los glucocorticoides pueden ser utilizados en combinación con fármacos citotóxicos como la azatriopina, el clorambucilo o la ciclofosfamida (Toth et al., 2001; Olivry et al., 2001; Tater et al., 2010). Las dosis recomendadas para estos medicamentos son 2-2,5 mg/Kg/día, vía oral, para la azatriopina, 0,1-0,2 mg/Kg/día, vía oral, para el clorambucilo (Tater et al., 2010) y 1,5 mg/Kg cada 48 horas para la ciclofosfamida (Rosenkrantz, 2004). Estas asociaciones pueden llevar a una rápida remisión de los signos clínicos en algunos pacientes y evitar la recurrencia del cuadro hasta por 18 meses posteriores a la discontinuación del tratamiento. Las dosis deben ser reducidas de manera gradual y pueden ser detenidas luego de alcanzar la remisión total de las lesiones. De esta forma, podría alcanzarse un máximo rendimiento de la terapia y se disminuirían considerablemente los efectos adversos relacionados con terapias prolongadas (Olivry et al., 2004). Los efectos adversos iniciales del tratamiento con glucocorticoides incluyen poliuria, polidipsia, y polifagia. En el largo plazo puede generarse además úlcera gástrica, hepatopatía, diabetes mellitus, calcinosis cutis, atrofia cutánea e infecciones secundarias (Tater et al., 2010). La ciclosporina es un inhibidor de la calcineurina que bloquea la transcripción de los genes de la citosina en células T activadas (Matsuda et al., 2000). La monoterapia con ciclosporina a dosis de 5-10 mg/Kg/día resultó ineficaz en el manejo de los signos de pénfigo foliáceo (Olivry et al., 2003), por tal motivo, se recomienda utilizarla a dosis de 5-18 mg/Kg/día vía oral, combinada con otros fármacos como los glucocorticoides (Tater et al., 2010). El ketoconazol (2,5-5 mg/Kg/día) se utiliza en algunos casos con el fin de aumentar la concentración de la ciclosporina (Rosenkrantz et al., 2007). Puede presentarse vómito, diarrea, inapetencia, hiperplasia gingival, hirsutismo, papilomas y dermatosis liquenoide psoriasiforme como efectos indeseados. Es importante anotar que la dosis o frecuencia de los glucocorticoides no debe reducirse de manera inmediata luego de comenzar la administración de la ciclosporina (Tater et al., 2010).
La combinación de tetraciclina y niacinamida ha sido utilizada en cuadros de pénfigo tanto en perros como en humanos, con niveles variables de éxito. Su uso se recomienda en la mayoría de los casos como terapia adjunta y suele tener mejores resultados en formas localizadas, por ejemplo, lesiones que se limitan únicamente a la cara. La tetraciclina posee propiedades antiinflamatorias que afectan la activación del complemento, la producción de anticuerpos, la quimiotaxis y la síntesis de prostaglandinas, lipasas y colagenasas. La niacinamida inhibe la degranulación de los mastocitos y la fosfodiesterasa. Como efectos adversos pueden observarse vómito, diarrea, anorexia y aumento en las enzimas hepáticas. Las dosis sugeridas son de 500 mg de cada fármaco cada 8 horas para perros con peso superior a 10 Kg y 250 mg para peso inferior a 10 Kg. La respuesta clínica toma de 1 a 2 meses y cuando esta es observada, la dosis se reduce a dos veces por día o incluso una vez por día (Rosenkrantz, 2004). Algunos investigadores reportan la administración intravenosa de inmunoglobulina humana como terapia complementaria a los glucocorticoides, para la inducción y mantenimiento de la remisión de pénfigo foliáceo en perros, sin efectos adversos aparentes (Rahilly et al., 2006). Adicionalmente, existen opciones terapéuticas más novedosas, como el uso de células madre mesenquimales provenientes de tejido adiposo, sumado a dosis reducidas de glucocorticoides. Este protocolo ha sido estudiado en caninos con pénfigo foliáceo refractario al tratamiento con glucocorticoides, único y en combinación con otros inmunosupresores, mostrando buenos resultados en el mejoramiento de las lesiones y en el mantenimiento a largo plazo (Han et al., 2015). Los efectos colaterales de la inmunosupresión tales como infecciones cutáneas bacterianas, demodicosis o dermatofitosis, pueden tener un aspecto similar a una recaída de pénfigo foliáceo, desde el punto de vista clínico. Por tal motivo, es importante descartar estos trastornos, antes de asumir una recidiva de la enfermedad. La mejor manera de evaluar las lesiones de reciente aparición durante el monitoreo de los cuadros de pénfigo, es la utilización de técnicas de rutina como raspados de piel, citologías y análisis microscópico de pelos (Tater et al., 2010).
CONCLUSIÓN El pénfigo foliáceo es una dermatopatía autoinmune que representa un desafío para los clínicos, debido a su naturaleza crónica y recurrente. Las lesiones características incluyen vesículas, pústulas y costras, que pueden afectar zonas específicas o alcanzar una distribución generalizada. El diagnóstico requiere de una historia y un examen clínico completos, en adición a técnicas complementarias, principalmente citología e histopatología. Las opciones de tratamiento recomendadas por diferentes autores contemplan el uso de glucocorticoides, ciclosporina, combinaciones de tetraciclina y niacinamida y fármacos citotóxicos, entre otras alternativas más novedosas como las células madre mesenquimales. El manejo a largo plazo del pénfigo foliáceo debe incluir además de un protocolo terapéutico específico para cada paciente, un monitoreo adecuado que evalúe los efectos adversos severos que suele producir la terapia inmunosupresora. El presente estudio se respalda con 49 referencias.
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Ed. 46 - 4/2017
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COJERAS EN CERDOS REVISIÓN DE LITERATURA Nora Isabel Delgado Fonnoll - DMV, MSc, Esp.
RESUMEN Las cojeras son una afección común en cerdos, de alta prevalencia. Estos desórdenes locomotores tienen un gran impacto sobre el bienestar animal y en la productividad de la granja. Los efectos de las cojeras repercuten en la afectación de la longevidad de las cerdas por descartes tempranos y los efectos indirectos sobre la eficacia reproductiva. La presente revisión muestra la importancia de diagnosticar las cojeras en las cerdas, los factores asociados y causas para su presentación. Se presentan también diferentes indicadores directos e indirectos de diagnóstico y valoración de las cojeras que pueden ayudar a su prevención.
INTRODUCCIÓN Cojera ha sido definida por Merriam-Webster citado por Mohling y otros en 2014, como "tener una parte del cuerpo y especialmente una extremidad tan discapacitada como para menoscabar el movimiento" El ancestro del cerdo doméstico (Sus Scofra domestica) es el cerdo salvaje (Sus Scofra ferus). Los cerdos salvajes están expuestos a predadores, a la caza y pueden deambular por grandes áreas para poder sobrevivir, por lo tanto deben tener una buena locomoción y la habilidad para correr; éstas condiciones deben ser vistas como un importante rasgo Darwiniano de la aptitud (Etterlin y otros, 2015). La domesticación en cerdos ha significado confinamiento para la protección contra la predación; y la cría comercial ha enfocado su presión de selección sobre la tasa de crecimiento rápido y calidad de la canal, disminuyendo la presión de producción sobre el rasgo de la locomoción (Etterlin y otros, 2015). Las cojeras son la manifestación clínica de una serie de desórdenes locomotores que se encuentran en muchos sistemas productivos de diferentes especies. De acuerdo a recientes estudios, en varios países se estiman prevalencias entre 8,8% y 16,9% (Heinonen y otros, 2006); en Dinamarca en el 2008 se reportó 29% en cerdas de 33 granjas convencionales (Jensen, Bonde, Kongsted, Toft & Sorensen, 2010) y 8,8 en cerdos de engorde (Heinonen y otros, 2006); en Suecia 9% de los descartes en sistemas convencionales fueron debidas a cojeras (Engblom y otros, 2008), y en USA fue reportado 15,2% por USDA en 2007 citado por (Knage-Rasmussen, Houe, Rousing & Sorensen, 2014) quienes a su vez en su estudio reportan una prevalencia en Dinamarca, en cerdas gestantes y lactantes de granjas orgánicas en 11% durante verano/otoño y 4,6% en invierno/primavera, y la prevalencia en gestación en granjas convencionales 24,4% en invierno/primavera. La presentación clínica de alteración de la locomoción o andar anormal es un indicador importante de bienestar en los sistemas de producción porcina (Katrina, Brewester, Wright & Nevel, 2014) como indicador de bienestar basado en el animal y es incluido en varios tipos de certificación de granjas o esquemas de evaluación en especies productivas (Welfare Quality , 2009). Puede afectar las cinco libertades, al causar cambios comportamentales debido a la reducción de la locomoción, dolor o disconfort, hay reducción en el nivel de actividad, lo que afecta el comportamiento social, exploratorio y alimenticio; como consecuencia puede sufrir de hambre y sed (Weary, Huzzey & Von Keyserlink, 2009), llevando a reducción de la tasa de crecimiento y producción. La cojera es un reto de salud de la piara y si no se aborda adecuadamente puede comprometer toda la productividad. El aumento de tamaño de las granjas porcinas, el manejo de las cerdas y la estabulación en corrales y jaulas, es un desafío para la industria; estas condiciones aumentan la prevalencia de cojeras y la posibilidad para identificar y tratar los animales afectados. Las cojeras tienen gran impacto sobre la eficiencia reproductiva y el descarte temprano de cerdas, cuyo efecto más importante sobre la producción es en la longevidad por descarte, mortalidad o eutanasia de hembras (Anil, Anil, & Deen, Effect of lameness on sow longevity, 2009). Los costos de reposición se ven aumentados por el descarte debido a la presentación de cojeras y lesiones en pezuñas; esto se encontró significativo en hembras más jóvenes en un estudio en el cual se compararon con cerdas descartadas por otras razones (paridad 2.6 ± 1.3 vs 4.0 ± 1.8) por lo que las cerdas no alcanzan la paridad de máxima producción (Pluym, Von Nuffel, Van Weyenberg & Maes, 2013). El impacto económico se atribuye adicionalmente a un incremento en la carga de trabajo, mayores costos veterinarios para tratamientos, aumento de decomisos en plantas de sacrificio. Se tiene entonces que el descarte temprano, la reducción en el consumo de alimento y la alteración en la locomoción, disminuye indirectamente el promedio de camadas por cerda por año y el promedio de lechones destetos por hembra por año, incrementando el costo por lechón destetado. Por lo anterior, el objetivo de este artículo es hacer una revisión de los factores asociados a la presentación de cojeras, su evaluación y diagnóstico que pueden ayudar a una adecuada prevención.
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COJERAS NO INFECCIOSAS
FACTORES ASOCIADOS A LA PREVALENCIA DE COJERAS Una de las razones de cojera es pobre salud de la pezuña, como por ejemplo heridas de la cápsula, suela, pared, línea blanca y tacón. Las causas de las lesiones de la pezuña son complejas y de origen multifactorial, incluyendo la genética, como es el caso de pezuña interna pequeña o ángulos anormales de los dedos; de origen nutricional por deficiencia de biotina; manejo y ambiente por el tipo de pisos, y conformación de los miembros. Las lesiones de pezuñas son reportadas en cerdos jóvenes (Kilbride, Gillman, Ossent & Green, 2009), pero la prevalencia aumenta con la edad y durante la gestación (Anil, Anil, & Deen, Effect of lameness on sow longevity, 2009) (Pluym, Von Nuffel, Van Weyenberg & Maes, 2013). Se han identificado factores asociados a la granja y factores asociados a la cerda. Como factores de la granja se encuentran el clima y sus variaciones, de acuerdo a la época del año; otro factor asociado a la granja son los tipos de pisos y el acceso a caminar sobre pasturas. Un estudio en Dinamarca encontró menor factor de riesgo en granjas orgánicas por acceso a superficies blandas (Knage-Rasmussen, Houe, Rousing & Sorensen, 2014). Los pisos de concreto de los corrales pueden ser duros y abrasivos y la falta de cama aumenta el riesgo de golpes y heridas en las patas de cerdas y lechones (Ehlorssen et al., 2012 y Jorgensen, 2003, citados por Olsson, Svendsen, Botermans & Bergsten, 2016). Se ha demostrado que las superficies húmedas contaminadas con materia fecal y con exceso de amoniaco, debilitan las pezuñas volviéndolas blandas y más susceptibles al daño e infecciones bacterianas; estos problemas se han reportado más comúnmente en instalaciones con piso de cemento y con manejo de grupos, que en jaulas individuales (Anil, Anil, L., Deen, Baidoo & Walker, 2007). Olsson y otros (2016) reportaron lesiones en la parte córnea y suave de las pezuñas que, fueron significativamente más altas en cerdas reagrupadas que no reagrupadas; esto puede estar dado por los contactos agonistas entre animales.
La cojera puede ser resultado de daños en cualquiera de las estructuras implicadas en la locomoción: huesos, músculos, tendones, nervios y suministro de sangre. Vizcaino & Aparcicio, 2011, en su revisión sobre cojeras no infecciosas en cerdas reproductoras, reportan: 1. Problemas esqueléticos estructurales Osteocondrosis: Un área del cartílago de crecimiento falla, en su transformación en hueso. Los animales muestran marcha rígida y cojeras. Se suele presentar en primerizas con crecimiento muy rápido, en cerdas hiperprolíficas después del destete, o animales en suelo resbaladizo. Apofisiolisis: Es la rotura de la tuberosidad isquiática del hueso coxal. Las extremidades posteriores quedan flexionadas parcialmente. Existe predisposición genética y también influye la nutrición (niveles adecuados de fósforo y vitamina D3 tienden a reducir su aparición). 2. Defectos en los aplomos Una mala selección de las cerdas de reemplazo es uno de los principales factores de eliminación durante los primeros ciclos de la cerda. 3. Lesiones en las pezuñas: Son el principal motivo de cojeras en cerdas y su origen puede ser:
Katrina y otros (2014) en Inglaterra, encontraron que en granjas con alta y baja productividad, las tasas de cojeras fueron más bajas que granjas con producciones medias. Granjas con producciones de más de 25 lechones por hembra por año, necesitan muy buen manejo con un excelente grupo de operarios que facilite el pronto reconocimiento de las cojeras en esas granjas. También se observó que la densidad y el tamaño del corral influencian el comportamiento grupal de jerarquía, especialmente al reagrupar. Adicionalmente, es más difícil para los operarios identificar casos de cojeras en estos grupos grandes. De los factores relacionados con la cerda, se reporta la condición corporal mayor a 3, en granjas orgánicas, por alimentación competitiva y el mayor peso al caminar sobre superficies duras o resbalosas (húmedas) (Knage-Rasmussen, Houe, Rousing & Sorensen, 2014); en granjas convencionales representaría un incremento en riesgo, si la alimentación no es individual. Se ha podido determinar que el riesgo de cojera aumentó en animales de 2 partos o menos, lo que impide alcanzar la eficacia reproductiva, como se mencionó anteriormente (Katrina, Brewester, Wright & Nevel, 2014).
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Traumas: Producidos por suelos defectuosos, suelos ásperos, rejillas, debilidad de pezuñas principalmente por deficiencia de biotina, o peleas por jerarquización; estos traumas pueden producir hemorragias en la pared del casco y su rotura. Inflamación: La lesión puede ser leve, una pododermatitis superficial, con una ligera cojera. Si no se trata, se produce una pododermatitis profunda, con pezuña muy enrojecida en el borde, inflamación y dolor intenso; si llega a ser purulenta, puede afectar los ligamentos, las articulaciones de los dedos, e incluso el hueso. Por inflamación crónica se produce un crecimiento excesivo y acelerado del casco con surcos y grietas en la pared dorsal. Las citoquinas liberadas por el proceso inflamatorio predispone a la anorexia y comportamiento letárgico (Johnson, 1997, citado por Pluym, Von Nuffel, Van Weyenberg & Maes, 2013). Factores mecánicos: Se producen lesiones como: 1. Sobrecrecimiento/erosión del casco; se genera por sobrecarga crónica por conformación anómala de las extremidades y posturas defectuosas; ésto puede llevar a la aparición de grietas. 2. Lesión de línea blanca, localizada en la unión entre suela y la pared dorsal; las grietas pueden empezar en el talón y se extienden hacia la punta del dedo, en la unión del talón y la suela, o solo en la suela. 3. Grietas en la pared lateral, que pueden ser verticales u oblicuas; son dolorosas cuando son profundas alcanzando el corion, o si presentan infección. 4. Sobrecrecimiento de las pezuñas o dígitos auxiliares de la cápsula córnea; puede llegar a alterar la locomoción o causar le-
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sión mecánica en los tejidos blandos de la banda coronaria. Las cápsulas tienen más riesgo de desprenderse cuando se enganchan en las rejillas. La causa más probable de este sobrecrecimiento es una laminitis crónica. - Dietas: Deficiencia de vitaminas A, C, D y E, Selenio, Niacina, Cobre, Manganeso, Magnesio, Zinc y exceso de micotoxinas. Éstas deficiencias deben ser crónicas y prolongadas para que se presente la cojera, a excepción de Calcio, Fósforo y deficiencia de vitamina D, que están relacionadas con la manifestación de la cojera sin otros síntomas adicionales, como lesiones en piel, diarrea o ceguera (Karriker, 2014). Hay relación entre condición corporal y cojera; cerdas con condición corporal baja, son más propensas a tener laceraciones en los hombros, y cerdas con condición corporal alta, están asociadas a contusiones de talón. VALORACIÓN DE LA COJERA Las cojeras generalmente son detectadas dependiendo de la desviación del andar normal, pero también dependiendo de las patologías, comportamiento postural y distribución del peso entre los miembros (D´Eath, 2012, citado por Nalon, Conte, Maes, Tuyttens & Devillers, 2013). El examen clínico debe ser hecho de frente, por detrás, en movimiento un mínimo de 20 pasos, a 5 a 10 metros de distancia. Se deben evaluar: 1. Los dedos accesorios y pezuñas, 2. Bursitis, heridas y abscesos, 3. Condición corporal (Knage-Rasmussen, Houe, Rousing & Sorensen, 2014).
longitud del paso que sea más corto o desigual, vocalizaciones, balanceo de lado a lado, otras como posturas asimétricas, miembros anteriores o posteriores rígidos; además como consecuencia del dolor, se puede observar alteración del comportamiento social incluyendo variables como curiosidad y nivel de actividad dentro del grupo. B. Análisis de huellas. - Calificación basada en comportamiento postural: A. Tiempo de permanencia parada, cerdas cojas con dificultad para levantarse o con dolor en los miembros, reducirá su tiempo de permanencia parada. B. Cambio de postura o tiempo que le toma cambiar de postura, la frecuencia de los cambios de postura por día y frecuencia de varios comportamientos mientras está en movimiento, como resbalarse, parar, caminar, movimientos incontrolados. - Lesiones de pezuñas: Teniendo en cuenta la anatomía, la clasificación de las lesiones incluye 6 lesiones principales: Grietas en la pared, línea blanca, unión de las uniones del dedo del pie, o sea la interfase del tacón, sobrecrecimiento, lesiones en talón y grietas en el dedo.
Una revisión de las metodologías disponibles (Nalon, Conte, Maes, Tuyttens & Devillers, 2013), muestra las siguientes: - Calificación por análisis al caminar: A. Calificación visual de la locomoción, teniendo en cuenta los signos más frecuentes como rehusarse a moverse, reducción en la velocidad al caminar,
Además de estas observaciones, hay que tener en cuenta otros indicios que pueden ser indicadores no específicos de las cojeras como: inapetencia, deshidratación o estreñimiento, sangre o pus en suelos o en el corral, no soporta peso o arrastra una extremidad, esfuerzo excesivo al ponerse de pie o sentarse, orinar, defecar y comer echada, condición corporal, pérdida de pelo o ulceraciones por presión en un lado del cuerpo, que puede mostrar preferencia para echarse de un lado del cuerpo, ubicación de las instalaciones que presentan alta frecuencia de descarte, fracaso en la reproducción (Vizcaino & Aparcicio, 2011).
CONCLUSIONES
Las cojeras son un problema frecuente con una alta prevalencia a nivel mundial, subestimado por falta de valoración del impacto económico, o porque no hay un diagnóstico. La falta de diagnóstico se origina ya sea por baja observación y detección, o por falta de registro de los problemas locomotores como causa principal de descarte, y se registran otras causas. Los trabajos muestran que la detección de la cojera requiere entrenamiento y los estudios direccionados son los que revelan el impacto real de las cojeras. Es importante reconocer los factores asociados y las causas directas de la presentación de cojeras para el diseño de planes preventivos adecuados. El presente estudio se respalda con 17 referencias.
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