TRAIL n.71

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ENTREVISTA

JORDI GAMITO “Mis días de recuperación son con el mortero” Texto y fotografía: Quim Farrero

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En el trail, los orígenes deportivos de sus practicantes son tan dispares y variados como puedas llegar a imaginar. Desde el fútbol hasta el motocross pasando, como en este caso, por el muai thai, una modalidad de lucha que, como tal, marca el carácter y aporta disciplina, método y determinación, tres características básicas de Jordi Gamito como corredor. Jordi, a pesar de estar siempre delante, se gana la vida en algo que no tiene nada que ver con correr por la montaña y que, además, resulta físicamente exigente. Algo que debería hacer plantearse a más de uno las excusas que todos nos ponemos cuando nos comparamos con otros que van por delante nuestro. Constancia, trabajo duro y genética son la clave.

Jordi Gamito (Platja d’Aro, 1981) es una persona de trato muy agradable y claro ejemplo de la variedad de orígenes que alimentan este deporte. Es uno de esos corredores punteros que rompen con la leyenda del corredor profesional, esa figura que el corredor popular imagina y que no existe: los que van delante trabajan entre semana como el que más. Muai thai… Un origen deportivo curioso… Antes, deportivamente, me dedicaba a esto. Trabajaba y entrenaba durante todo el año, ahorraba y, si podía, intentaba hacer tres meses de vacaciones (junio, julio y agosto) y me iba a Tailandia, a Bangkok y al norte de Chiang Mai. Allí entrenaba y perfeccionaba mi técnica. En un momento dado me propuse llegar a luchar en el Lumpinee, un estadio que es La Meca de este deporte. Me quedé un tiempo preparándome hasta que me seleccionaron: participé en un combate en una celebración del día del cumpleaños de la Reina de Tailandia. Tengo que decir que la película Kickboxer me marcó mucho (risas) y siempre me apeteció hacer lo que hace Jean-Claude Van Damme en la película: ir a Tailandia, cuna de este deporte, y aprender. Ya había estado allí y creía que podía vivir esa experiencia. Me atraía

todo: el deporte, la cultura… Ahora ya no practico. Lo intenté este año pasado, en pretemporada, pero es muy difícil de compaginar. Falta tiempo. Entre el trabajo, mi entrenamiento actual y mi vida familiar no llego. Pero tu no empezaste con el Muai Thai. No. Jugaba a fútbol de portero, aunque a veces corría más que algunos jugadores. Este es mi origen deportivo de verdad. Mi padre quería que yo me dedicara al fútbol sí o sí. Me quería en el Barça. Obviamente, llegué hasta donde pude. Era bueno, pero no tanto. Cuando tenía 18 años, mi padre murió y empecé con el motocross, compaginándolo con el Muai Thai. Ya entonces corría por la montaña como entrenamiento y porque me gustaba, para disfrutar, sin entrenador ni pretensiones. Me iba muy bien como preparación para el motocross, sobre todo entrenando

en altura. De hecho, empecé a correr entrenando para un deporte en el que te desplazas con una máquina. Notaba que si corría, me sentía mejor luego con la moto o practicando Muai Thai. Tenía más margen desde un punto de vista físico y, aunque pueda no parecerlo, en motocross eso también es importante. Un día de casualidad le comenté los tiempos que hacía corriendo a mi fisio y me hizo ver que no estaban nada mal, que eran tiempos competitivos. A raíz de eso probé en una carrera de 10 kilómetros de asfalto en Andorra y quedé octavo. Fue una semana antes de irme a Tailandia y pensé que si los demás hacían eso entrenando de forma específica, tal vez valía la pena probarlo cuando volviera. A la vuelta probé en alguna otra carrera pero sin pretensiones, mi prioridad era el Muai Thai, pero todo “a full ” es imposible. Ese año seguí con el Muai Thai, fui a Tailandia y llegar a luchar en el Lumpinee. Lo conseguí. Es un poco como jugar en el Nou Camp para un futbolista. Estuvo bien. Una experiencia más: aguanté los cinco asaltos y perdí a los puntos, cosa normal dado que los tailandeses son claramente dominadores en este deporte. Mi objetivo inicial era 29


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ponerme en forma: me fui a Tailandia con más de 80 kilos y volví con 69. Cuando volví cogí un entrenador para que me orientara, para poder probar lo las carreras por montaña. En un mes quedé segundo en una de 50 kilómetros, creo que era en la sierra de Guara. Me di cuenta de que cuantos más kilómetros mejor me sentía. También hay que tener en cuenta que venía de entrenar seis horas al día en Tailandia y el tema de la resistencia jugaba a mi favor. Me busqué una carrera que me permitiera combinarla con un viaje (me encanta viajar), y fui a Chile, al Cruce Colombia. Una carrera por etapas en la que corrían Marco di Gasperi y Dakota Jones. El primer día quedé cuarto. El segundo día estuve mano a mano con Dakota, y el tercero le saqué siete minutos. Eso fue determinante. Pensé que estaba ahí sin haber entrenado demasiado, por lo tanto si me ponía en serio… ¿Tenías referentes o vinculación con la montaña? No especialmente. Practicar snowboard era lo más próximo, pero la montaña siempre me ha atraído 30

porque me hace sentir algo especial, sobre todo cuando estoy solo y en concreto desde la muerte de mi padre. Me siento a gusto. No me representa un esfuerzo correr por la montaña. Y tu oficio, albañil, ¿es vocacional o circunstancial? Mi abuelo era albañil y siempre me había gustado. En la escuela siempre había sacado buenas notas, hasta que empezó a bajar mi rendimiento y, en las discusiones con mi padre, siempre le decía lo mismo: “No pierdas el tiempo conmigo, yo lo que quiero ser es

“Soy profesional, pero del mundo de la construcción.” albañil, como el abuelo”. A los 16 años entré a tr abajar en una empresa de construcción donde me enseñaron el oficio. Al morir mi padre me planteé que lo que quería era trabajar para mí, no para otros, y me establecí por mi cuenta, hace ya casi diez años. Todo eso rompe el mito del corredor puntero que es tratado de pro-

fesional por el corredor popular… Es algo que me hace mucha gracia. Cuando me tratan de profesional siempre respondo lo mismo: “Sí, pero del mundo de la construcción”. No soy profesional de las carreras por montaña. No vivo de esto. Poquísima gente lo hace, pero le dedico todo el tiempo que puedo; prefiero salir a correr que estar en el bar tomando algo. Hay que valorar las cosas. Mi vida se basa en trabajo, pareja y mi afición. Tengo que trabajar porque tengo que comer, y correr no me va a dar nunca de comer. Lo importante es que intento hacer lo mejor posible todo lo que hago. Siendo constante y metódico con los entrenamientos y la dieta, disfruto y puedo estar delante con otros corredores punteros que tampoco son profesionales, en la inmensa mayoría de los casos. Y si lo son, malviven. ¿Eres muy metódico con los entrenamientos? Tal vez no tengo las cualidades que tienen otros, pero sí sé que cuidando diversos aspectos consigo resultados. Soy muy duro de cabeza y siempre quiero dar el máximo. Además, si no cuido la dieta, enseguida cojo peso. Cuatro kilos caen rápido. Hace tres años que me entrena Jokin Lizeaga, y hace cuatro que corro. Me entiendo muy bien con él, y es muy consciente de que todos tenemos que trabajar y que el tiempo de dedicación es limitado. Hay que combinarlo todo. Martes y jueves suelo trabajar más y entreno menos. Los lunes puedo entrenar en casa por la tarde o por la mañana a primera hora en ayunas y luego el miércoles, si hace falta, puedo hacer fiesta por la tarde o siempre que puedo por la mañana, entreno y, si es necesario,


luego vuelvo a trabajar. Así ya voy tranquilo con los deberes hechos. Mi trabajo, además, es físicamente duro y a veces es difícil. Hace unas semanas estuve toda la mañana picando un suelo con el compresor, y ese día tenía que hacer series. Salí a las cuatro de la tarde, creyendo que estaba bien, Yo me sentía bien. Fui a correr y ese día no fui capaz de hacer lo que debía. Le mandé un mensaje a Jokin contándole que no había conseguido subir las pulsaciones y, obviamente, me dijo que era normal y que no me preocupara. Lo que si es importante para mi es haber descansado bien antes de una carrera, cosa que tampoco es siempre posible: en el Eiger trabajé hasta el jueves por la tarde, cogí el avión el viernes y la carrera empezaba en la noche de viernes a sábado… Aunque conseguí quedar tercero. Otro punto importante es la constancia: hay que saber esperar y no pararse en el camino. También hay que tener en cuenta que estoy aprendiendo. Voy probando hasta dónde puedo dar. En la Diagonale des Fous probé… Hice toda la carrera junto a Gediminas (Grinius) y siempre iba yo por delante, no podía atraparme… Hasta que me di cuenta de que había forzado demasiado la máquina. Bueno, ya sé que puedo aguantar a un cierto ritmo unos 70 kilómetros. Luego fui tirando hasta los 105 y allí se acabó todo. Ahora ya sé que me quedan 65 para acabar la carrera… Tal vez un poco más tranquilo hubiera acabado y hubiera estado también por delante, pero ya le comenté a Jokin que me la iba a jugar. Normalmente suelo ir conservando, pero aquel día no me jugaba nada y me apeteció probar.

¿Siempre llevas asistencia? Esa es una de las cosas que me falló aquel día. Siempre me acompaña Aina, mi pareja. Y el año que viene vendrá conmigo. Estoy acostumbrado a que ella esté ahí, si no, me lo planteo de otra manera. En Reunión, me ayudó un chico pero no fue lo mismo: la comida estuvo todo el día al sol y luego era incomible…. Pequeños detalles que marcan la diferencia. Aina, mi compañera, coge sus vacaciones en función de mi calendario… Eso no tiene precio. Además, hasta ahora iba sola como asistencia, pero ahora con mi nuevo espónsor tendrá ayuda y no se verá en la obligación de tener que estar en todas partes: donde no llegue ella, llegará el equipo. Tiene mucho mérito lo que ha hecho hasta ahora. En la Transgrancanaria, por ejemplo, la idea es que la acompañe su hermana.

“El 50% de mi rendimiento se lo debo a Aina.” Son muchas horas de noche, conduciendo. Es duro. Para mí, Aina es de gran ayuda. El 50% de mi rendimiento se lo debo a ella. Los avituallamientos externos son una cuestión controvertida, pero si el reglamento lo permite, lo aprovecharé. Lo importante es que esté claro, no como en Reunión, por ejemplo, donde en un sector de la carrera no se puede acceder para avituallar, pero lo equipos grandes tienen a gente situada allí con lo que ya están dentro de la zona antes de la carrera. Y son 40 kilómetros críticos: hay una gran diferencia entre recibir soporte o no. Eso sin contar los que reciben soporte externo entre avituallamientos, sea porque les llevan cosas o porque tienen liebres. De todos modos, me

encanta hacer actividad solo, pero las carreras son otra cosa y en cualquier caso, lo que está meridianamente claro para mí en cualquier carrera es que el lunes tendré que ir igualmente a trabajar, que esto es una afición. Mis días de recuperación son con el mortero. Recuerdo que cuando nos conocimos me llamó mucho la atención tu avituallamiento con sushi… Me dieron ganas de ponerme a comer contigo. ¡Uf¡ Desde entonces se ha puesto como de moda. Algún equipo de alguna marca va ahora con sushi, como si lo hubieran inventado ellos. Pero ya te digo que yo, al menos aquí, fui el primero. Tiene muchas cosas positivas: es arroz, aguacate y la salsa de soja que básicamente es sal y contrarresta el punto dulce de lo que se suele consumir en carrera. Me sacia pero no me hace sentir pesado. En todo caso, en carrera sólo suelo comer sushi de aguacate. ¡Ah! Y además el alga me permite no pringarme al comer sin cubiertos. A los nutricionistas con los que he estado (Toni Solà y Anna Grífols) les parece una idea excelente. Cuando viajo normalmente lo compro allí donde voy, porque es mejor y más fresco. Pero si no, me lo hago yo. ¿Cómo te organizas el trabajo para poder entrenar e ir a las carreras? Trabajo por mi cuenta y eso me permite cierta flexibilidad. Explico a mis clientes que unos días determinados o a unas horas determinadas no voy a estar. Normalmente, mientras el trabajo salga, no hay problema. A partir de ahí, es cosa mía trabajar más un día para poder disponer de unas horas al siguiente. Esta semana he estado unos días entrenando en Gran 31


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Hay gente que las elige para garantizarse un resultado. Yo, no. ¿No aburre insistir varios años en la misma carrera? El UTMB fue mi primera “cien millas”. Hice doceavo de la general, que está muy bien, pero creo que hay cosas que se pueden mejorar, y es un poco quitarse esa espina, esa sensación de que podía haberse hecho mejor. Me gustaría llegar a hacer un UTMB redondo. Otra carrera que hace tiempo que me motiva mucho desde hace años es la Ronda dels Cims. El año pasaCanaria. Pues bien, la semana pasada tuve que ponerme las pilas y trabajar como un loco para compensarlo. ¿Qué tienes previsto para este año? Quiero volver a la Diagonale des Fous en otoño. A principios de verano, la Ronda dels Cims y en agosto el UTMB. Parece mucho, pero es que me lo paso bien y además, por una casualidad de la vida lo tengo fácil para instalarme unos días en la zona de Chamonix. El año que acabé quinto en la TDS coincidí en el avión con otro pasajero con el que hice buenas migas y que tiene una casa en Val Ferret. La historia es que nos dimos los teléfonos y al año siguiente hice la vuelta al Mont-Blanc entrenando y al pasar por allí se me ocurrió llamarlo. A pesar de que no estaba, me ofreció quedarme en su casa. Me hizo llegar la llave y así lo hicimos. Es una relación de amistad curiosa con alguien que he visto muy poco. Probablemente, en verano vuelva a pasar unos días en su casa y aproveche para ir al UTMB. Suelo elegir las carreras porque me motivan, sobre todo si son técnicas y tienen desnivel. 32

“Mucha gente se convierte en maniquí de una marca.” do no pudo ser por intereses de la marca que me apoyaba. Este año he cambiado de espónsor y decidí que la marca que me diera soporte debería hacerlo con el calendario que yo quisiera. Este año será decir Transgrancanaria, Madeira (otra carrera que tengo pendiente mejorar), Travesera de Picos, que se desarrolla en un entorno espectacular y que me ser virá como entreno para la Ronda, tras la cual tendré casi dos meses para recuperar para el UTMB. La que me hace dudar más en cuanto a rendimiento es La Diagonal, pero es una carrera que me motiva porque me siento muy bien acogido. Todo esto lo complementaré con otras carreras más cortas que me apetezcan, como la K42 de Mallorca y, tal vez, la Trencacims… Pero dependerá de cómo me sienta. Me quiero reservar para las grandes. Además, ahora mismo he conseguido juntar mis dos pasiones: viajar y correr. Lo aprovecharé mientras dure, prescindiendo de los resultados. No me siento pre-

sionado en ese aspecto. En carrera, hasta los últimos kilómetros no suelo querer saber ni en qué posición voy. ¿Cómo gestionas las invitaciones a las carreras? Hasta el año pasado sentía que me generaba compromisos que no siempre me apetecían y que no sabía cómo gestionar. Que te inviten te hace sentir bien, pero a veces es un problema. Quiero seleccionar mejor donde voy, si no al final de la temporada acabas saturado. Hay que cuadrar los objetivos principales con todo lo demás. Tras una prueba grande necesito recuperar. Este año no tengo imposiciones. Dime una carrera. La Diagonale des Fous. Por el lugar, el ambiente… En cambio, no volvería a Australia. Como viaje, desde aquí, es un destino apetitoso, pero la carrera no me gustó. Yo estaba ahí preguntándome dónde estaba el desnivel, las montañas… A veces los vídeos promocionales son un poco engañosos. Australia es todo pista. No me gustó nada. Mi anterior espónsor me planteó ir a la Maratón des Sables, y me negué porqué no es el tipo de carrera que me apetezca. Me motiva el desnivel. ¿Y qué me dices del mundo de las esponsorizaciones? Hay que tener claro lo que quieres. Hay mucha gente que se convierte en un maniquí de una marca de forma involuntaria. El corredor que acepta convertirse en escaparate de una marca de forma prácticamente gratuita, cuando no pagando, es en parte la causa de que corredores con un rendimien-


to superior no tengan posibilidad de encontrar soporte. ¿Por qué va a pagar una marca para que lleves su camiseta, si hay docenas de corredores dispuestos a hacerlo gratis ,y al fin y al cabo lo que busca la marca es visibilidad? ¿Qué te aportan tus espónsors? Ahora mismo tengo cuatro y todos me aportan algo de dinero que me sirve para pagar los gastos de los viajes y demás. Por ejemplo, el ayuntamiento de mi pueblo, Platja d’Aro, me apoya económicamente y a final de temporada, les presento un dossier con las carreras donde he estado, las publicaciones donde he aparecido y, sobre eso y hasta un tope, me reembolsan el dinero invertido. Ahora acabo de recibir el dinero de la temporada pasada. ¿Cómo has aprendido a desenvolverte en la montaña? De entrada, descubrí que correr en llano no me gusta, me aburre, y en cambio crestear, por ejemplo, me encanta. Yo mismo he ido descubriendo las exigencias de los terrenos más técnicos, pero cuando una cosa gusta, motiva, se le pone más atención, es más fácil aprender. La técnica de carrera, desde un punto de vista de velocidad, me atrae poco, pero en cambio aprender a moverme en terrenos técnicos me interesa mucho, porque lo disfruto. Pero aprender implica afrontar límites o incluso equivocarse. Hay una carrera en Andorra, la 2.900, a la que fui invitado y llegué muy fatigado tras la Diagonale des Fous. Fui con Jokin, con la idea de hacerla muy tranquilamente. Y hay un pasaje en el que me vi un poco superado, pero creo que mi estado físico tuvo mucho que ver, aunque la carrera

me gustó mucho. Por otro lado, las condiciones climatológicas adversas me gustan, soy bastante duro en este aspecto. Me gustan las carreras con mal tiempo y llevo muy mal el calor. Ir aprendiendo quiere decir que cuando salgo solo voy siempre con material de

“Aprender implica afrontar límites.” sobra. Una vez cerca de casa tuve un problema debido al mal tiempo. Iba ligero y acabaron viniendo a buscarme los bomberos. Desde entonces, no salgo sin mi chaqueta, manta térmica y frontal. De todo se aprende. Y salí de casa para dar una vueltecilla de tres horas, durante la que el tiempo cambió y me perdí, en pantalón corto, sin luz… Ideal. Suerte que por lo menos cogí el móvil... Le tengo mucho respeto a la montaña, sobre todo desde ese incidente. En carrera de todos modos, siempre he llevado de todo, ligero, pero de todo. Suelo llevar dos frontales pequeños por ejemplo, porque una vez en el UTMB llevando uno bueno y uno sencillo para cumplir, tuve que echar mano del

sencillo y las pasé canutas ¡No iluminaba nada! Hay quien se enfrenta a pruebas que están muy por encima de sus posibilidades. Creo que en muchos casos es falta de conocimiento, o a veces puro ego, esa necesidad de ser héroe en algún lado. Pero hay que entrenar mucho para hacer según qué cosas. Hay mucha gente que por falta de tiempo sólo puede entrenar bien el fin de semana. Entre semana sólo pueden ir un rato al gimnasio, hacer spinning y después se plantea retos que no van en proporción a esa posibilidad de preparación. Una carrera de 100 kilómetros no te la puedes plantear sin una preparación acorde. Y además cada uno tiene sus facultades: entrenarse no es garantía de éxito. ¡Y también hace falta ser capaz de soportar el entreno! Un libro: El secreto, Rhonda Byrnes Una película: Kickboxer, JeanClaude Van Damme Un disco: Long way to the top, ACDC 33


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