DOSSIER RESCATES EN MONTAÑA
Los
Ángeles de la Guarda
14
15
DOSSIER RESCATES EN MONTAÑA
SALVANDO VIDAS Texto: Eliseu T. Climent, Quim Farrero Fotografía: Eliseu T. Climent, Quim Farrero, GERA (Valencia), GRAE, GREIM
El medio natural como espacio de deporte y ocio conlleva conocer sus reglas y las limitaciones personales de quien lo disfruta. En caso contrario, las situaciones se complican y los rescates se multiplican. El fenómeno ha experimentado un crecimiento notable en la última década, asociado a la popularización de las actividades en la naturaleza. Los grupos de rescate se han convertido en ángeles de la guarda. Démosles voz en estas páginas. Los espacios naturales han dejado de ser un lugar solitario y de recogimiento donde cruzarse con otros usuarios era algo ocasional. Ya pasó el tiempo de correr durante horas sin encontrar un alma, ya fuera en cotas altas como en entornos más bajos. Ya pasó también aquella época en que entre semana la montaña se adormecía, sin ser molestada por humanos que la frecuentaban. Hoy, en según qué lugares, hay que buscar la soledad en franjas horarias inhabituales, ya que hasta bien entrada la noche el individuo se aventura en ellos ataviado con potentes frontales. 16
Desde hace aproximadamente una década, el uso de los espacios naturales se ha democratizado y hasta masificado, concibiéndolo desde múltiples perspectivas: hay quien ve en él un paraíso de evasión, o bien de ocio donde pasar una agradable jornada con los suyos; los más inquietos y amantes de los deportes al aire libre lo entienden como un terreno de juego de dimensiones y posibilidades infinitas. En cualquier caso, unos y otros conviven en la naturaleza con mayor o menor harmonía, masificando ciertos destinos y matando, como se suele decir, la gallina de los huevos de oro. Pero este fenómeno social ha contaminado
Es habitual encontrar grupos de rescate en carreras de montaña.
de manera transversal las diferentes franjas de edad del individuo: familias con niños se lanzan al monte, como también lo hacen grupos de jóvenes y hasta jubilados con salud y tiempo para disfrutarlos. La sociedad parece haber rejuvenecido y haberse enfundado ropa deportiva. A este fenómeno han contribuido otros factores. La flexibilización del mundo laboral, con horarios y turnos que no respetan la semana tradicional de lunes a viernes, ha permitido el acceso al medio natural a todos aquellos que poseen ahora días libres entre semana. Y los avances en iluminación han hecho saltar del sofá a quien no dispone de más horas durante el día para darse un relajante paseo o cumplir con una sesión de entrenamiento. Así pues, la naturaleza tiene que enfrentarse actualmente a una clientela permanente, con un horario que se extiende de lunes a domingo durante los 365 días del año. Os preguntaréis qué más ha suscitado este cambio de rumbo de una sociedad tradicionalmente sedentaria. El fenómeno resulta demasiado complejo para
analizarlo en estas páginas, pero sí podemos apuntar algunas razones. Es evidente que está implantándose la conciencia por llevar una vida saludable, donde hábitos de alimentación y actividad física conforman sus principales pilares. A la lucha contra el sedentarismo y la comida basura se le suman ciertos efectos publicitarios lanzados como proyectiles por las firmas comerciales, donde la autoayuda y la superación a través del deporte son las recetas para contrarrestar la alienación que provocan los cánones contemporáneos occidentales. No obstante, este nuevo paradigma no sería lo que es sin un fenómeno estudiado e identificado como tal, que ha revolucionado el sector del ocio y del deporte: nos referimos al llamado Efecto Decathlon. El material deportivo a precios populares ha permitido a muchos poder equiparse y frecuentar espacios naturales, tanto desde una óptica deportiva como de ocio. Hoy la posibilidad de saltar a la naturaleza está más a mano que nunca. De la noche a la mañana, este entorno se ha vuelto destino habitual para ciertos 17
DOSSIER RESCATES EN MONTAÑA
Las actividades técnicas son una minoría en las operaciones de rescate.
sectores sociales donde esta necesidad no se había manifestado todavía. No podemos pasar por alto la actitud mimética en el campo deportivo, fruto de la obnubilación del individuo anónimo con los élites de su disciplina favorita. Este deslumbramiento se vuelve emulación cuando baja al campo de la praxis, y encuentra su origen en la rabiosa filosofía de la superación a cualquier precio como medio de satisfacción personal, provocando en quien la lleva a cabo cierta irreverencia hacia la montaña. Irreverencia, ya no en cuanto a actitud incívica sino como pérdida de respeto a la ley de este entorno y sus condiciones ambientales, hechos que pueden ponerle las cosas difíciles con un desenlace de la escena cuando menos desagradable, si no fatal. La percepción de que todo es posible se completa con la histeria de la inmediatez. Se buscan resultados en un futuro próximo, donde el esfuerzo gradual y el conocimiento pausado tanto de la disciplina que se lleva a cabo como del contexto donde se desarrolla, se han visto eclipsados por la religión de lo instantáneo. Y este comportamiento se da mucho en el corredor de montaña, que transforma el terreno de juego 18
en simple escenario o telón de fondo, al parecer inocuo y sin constricciones ambientales. Pero no es así, la montaña es algo más que un decorado y despierta de esta visión ingenua imponiendo su ley a quien la ignora. La respuesta, por parte de la víctima, no puede ser otra que la pérdida de control de la situación y la llamada de auxilio a los grupos de rescate. La voz de los expertos Para realizar el presente artículo, hemos consultado fuentes de diferentes grupos de rescate: los Grupos de Rescate Especial de Intervención en Montaña de la Guardia Civil (GREIM), el Grupo de Actuaciones Especiales de los Bomberos de la Generalitat de Catalunya (GRAE) y el Grupo Especial de Rescate en Altura del Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia (GERA). Todos ellos coinciden en que se dan una serie de motivos y situaciones que desencadenan los rescates. Por una parte, la mayoría de servicios que efectúan estos cuerpos especializados tienen lugar en situaciones producidas en actividades nada o poco técnicas, como el excursionismo y las vías ferratas. En estos casos, la alerta del 112 puede venir motiva-
Los tramos técnicos, como la cuerda de la Haría Extreme, requieren vigilancia añadida.
19
DOSSIER RESCATES EN MONTAÑA
El helicóptero, una herramienta fundamental en las operaciones de rescate.
da por alguna lesión de extremidades inferiores, como esguinces, por desorientación o por situaciones provocadas a causa de la sobrevaloración de las posibilidades personales ante ciertas actividades. De hecho, en el momento de realizar la entrevista con el sargento del GRAE, Francesc Martínez, recibió una llamada para auxiliar a dos individuos bloqueados en una vía ferrata, donde les era imposible avanzar como retroceder. Otro de los motivos de llamar al 112 son la combinación de desorientación con la falta de material y equipamiento necesarios para la actividad. No son pocos los rescates por hipotermia, tanto en excursionistas como en corredores de montaña, de los cuales algunos han tenido un desenlace fatal. La excesiva confianza en las tecnologías, donde cabe tanto el gps como el móvil, han jugado malas pasadas, afirmación en la que coinciden los especialistas. El agotamiento de las baterías, un fallo o la falta de cobertura han dejado al usuario en jaque sin tener otra herramienta, como un mapa, ni capacidad de reacción, pues desconocen el terreno. La sobrevaloración de las capacidades tanto físicas 20
como técnicas conforman otro de los principales motivos de activación de los servicios de rescate. El usuario se embarca en actividades demasiado exigentes para su nivel, comportando el desencadenamiento de situaciones límite o de excesivas horas para realizar la meta que se ha propuesto. En cualquier caso, es unánime la opinión de que no hay que esperar a llamar al 112, intentando resolver en vano la situación o cohibidos por el posible cobro del rescate. Un aviso tardío puede complicar las cosas al no poder volar los medios aéreos sin luz y tener que acceder por tierra, con lo que las tareas de rescate se vuelven más lentas y arriesgadas. También dicho retraso puede provocar en quien lo reclama un agravamiento de las lesiones, si este fuera el motivo de la alerta. Es preferible llamar al 112 y, si se ve que la situación puede resolverse en el lapso de tiempo que invierten los rescatadores para llegar al lugar de los hechos, desactivar la alerta. Y es así la montaña, que impone su ley cuando menos te lo esperas. Juguemos en ella y con ella, pero no quedemos en fuera de juego.
La fatiga extrema puede convertirse en el origen de una intervención por parte de los grupos de rescates.
Y RECUERDA... Sé realista con tus capacidades físicas y técnicas El exceso de autoconfianza te puede pasar factura. No te sobrevalores, pruébate cada día que salgas incrementando gradualmente la dificultad y sumando experiencia en la montaña; es la clave para tener capacidad de reacción y conocer bien tus límites. Estudia el itinerario Es una de las reglas de oro. Analiza el recorrido, determina horarios realistas, diseña alternativas y localiza puntos de escape para abandonar con garantías en caso de mal tiempo o cualquier percance. Consulta la méteo Puedes ir consultándola ya unos días antes de salir para preveer las condiciones del lugar. Considera todos sus parámetros: temperatura, viento, lluvia y nieve. En este último caso, no olvides consultar el boletín de aludes. A poder ser, no salgas solo Las actvidades en solitario son atractivas pero pueden convertirse en un callejón sin salida en caso de dificultades. Salir acompañado puede ser igual de efectivo y será un auxilio si te lesionas, te desorientas o sufres cualquier otro imprevisto.
Que no te atrape la religión tecnológica La tecnología te puede facilitar la actividad o te la puede complicar mucho. No desprecies el mapa en papel ante el GPS. Controla periódicamente dónde te encuentras; la desorientación es una de las principales causas de rescate. Y el móvil. Este no es un salvador infalible: en la montaña hay muchas zonas de sombra sin cobertura. Y sobre todo, ¡lleva las baterías cargadas! Que no te entre la obsesión por la ligereza Terminar con éxito una actividad puede traducirse en tan solo unos gramos de más que no te costará acarrrear. Un chaqueta más consistente, un frontal o un puñado de frutos secos pueden sacarte de un apuro Y como colofón, no te cortes en llamar al 112 No esperes a que se haga más tarde si te encuentras en apuros. El paso del tiempo es un arma que pone las cosas difíciles a rescatadores y rescatados, por falta de luz o por agravamiento de lesión, si las hubiese.
21
DOSSIER RESCATES EN MONTAÑA
Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil (GREIM)
Teniente FERNANDO RIVERO DÍAZ Oficina Periférica de Comunicación del Servicio de Montaña de la Guardia Civil ¿El aumento de la práctica de deportes de montaña conlleva un incremento de los rescates? La mayor cantidad de rescates no ha supuesto un cambio significativo en las actuaciones de las unidades del Servicio de Montaña de la Guardia Civil, ya que se dispone del material y personal suficiente para afrontarlas. Si algo ha supuesto un cambio en la manera de actuar, ha sido en la evolución de las técnicas, la adquisición de nuevos materiales de rescate y la obtención de una estadística que permita estudiar las causas de los accidentes y poder emprender o apoyar campañas de prevención. ¿El caso concreto del trail running representa un porcentaje significativo de los deportes de montaña que desencadenan rescates? No es muy significativo pero sí va en aumento. Entre 2011 y 2018 sólo un 1,8% del total de los rescates realizados por la Guardia Civil fueron dirigidos a accidentes de corredores de montaña. Sin embargo, si estudiamos el 2017 asciende a un 2,23% y en 2018 a un 3,18%. ¿Influye el perfil del practicante, individuo que se ha iniciado recientemente en actividades de montaña y que, tal vez, ignora o no controla una serie de parámetros y riesgos vinculados al entorno? La estadística todavía es pequeña para poder establecer un perfil, pero sólo hay que salir al monte y ver dónde corre la gente y qué tipo de gente es la que corre. En general, no hay muchos corredores de montaña en lugares comprometidos que pueden ser más propensos a que ocurra un accidente. Este verano, por ejemplo, mientras subía al Aneto con unos amigos, sólo ví a un corredor y sin embargo una mañana en la Pedriza tienes que ir dejando paso a una buena cantidad de ellos. La carrera por montaña, aunque no se compita, es una actividad exigente y que sólo puede afrontarse con una forma física adecuada. ¿Suele darse un exceso de autoconfianza en el practicante? Yo creo que se valora el medio al que uno se enfrenta 22
sólo sin contar con un percance. En la prevención de accidentes está también la previsión de que te ocurra uno. Hemos de planificar nuestra actividad pensando en que podemos tener un accidente o un percance y la mochila que llevan los corredores no contempla espacio para abrigo, comida, incluso ropa seca. Se tiende a llevar el mínimo peso y en España no se cuenta con un helicóptero a pie de monte como en Chamonix. Ahí sí hay un exceso de confianza. De aquí se deriva una reflexión en torno a la fina línea que separa riesgo inherente a la actividad de imprudencia por parte del practicante. ¿Dónde acaba ese riesgo y comienza la imprudencia? Considero que cuando se es consciente del riesgo y no se es capaz de abandonar una actividad, se comete una imprudencia. Sería más apropiado hablar de peligros. En la montaña hay una serie de peligros objetivos que podemos gestionar para evitar accidentes. Si nos exponemos durante más tiempo a los peligros, no planificamos la actividad y no minimizamos las consecuencias que puedan acarrear esos peligros, aumentamos el riesgo. Si somos conscientes de ello, hemos entrado en el terreno de la imprudencia. ¿Os encontráis con rescates que podrían haber sido prescindibles si el practicante hubiese tenido experiencia para resolver él mismo la situación en la que se encontraba? ¿Resulta demasiado fácil pulsar el 112? Sí, es cierto que se dan algunos casos en los que no hubiera sido necesaria la evacuación de alguien que hubiera podido salir por su propio pie. No obstante, en general hay una gran responsabilidad a la hora de solicitar un servicio de emergencia. A veces se valora no movilizar un helicóptero cuando se puede orientar a un extraviado por teléfono. En ese sentido, esa facilidad de poder llamar al 112 ha sido todo un avance por la posibilidad de poner en contacto directamente al grupo de rescate con el solicitante de ayuda. Se gana en tiempo y en eficiencia, movilizando sólo los recursos necesarios.
¿Se percibe desde los cuerpos de rescate un cambio en el perfil del practicante de deportes de montaña desde hace una década aproximadamente? Las actividades poco difíciles técnicamente han aumentado notablemente su número de participantes. Ya no se acude a realizar senderismo con poco material porque las grandes superficies han abaratado el calzado, la ropa de abrigo, etc., haciéndolo más asequible. Este material es suficiente para actividades poco técnicas y han reducido notablemente los accidentes o incidentes provocados por la falta de material adecuado. Por lo demás, sólo me gustaría hacer mención de las redes sociales donde reflejamos nuestros “logros”, algo que no ocurría hace una década y que muchas veces nos hacen decidir continuar una actividad cuando teníamos que haberla abandonado por las condiciones de peligro o por la falta de capacidad físico-técnica para afrontarla. La pregunta delicada. ¿Debería cobrarse el rescate? Implantar el cobro de los rescates como medida coercitiva puede ser efectivo o provocar un resultado totalmente contrario y que por no dar aviso de un accidente leve éste se agrave considerablemente.
La manera de atajar los accidentes y los avisos de incidentes que se pueden solventar por el propio implicado reside en una formación adecuada y en unas campañas de prevención similares a las de la Dirección General de Tráfico. ¿Hay coordinación entre los diferentes grupos de rescate? ¿Entre GREIM y servicios autonómicos? Depende de la comunidad autónoma. En algunas esa coordinación es inexistente, mientras que en otras el espíritu de colaboración es excelente. En España hay 17 modelos de gestión de las emergencias y, por lo tanto, del rescate. La coordinación es fundamental en el rescate y en cualquier otro aspecto de la administración en la que existan grupos diferentes. No hay que olvidar que la Guardia Civil de Montaña tiene el carácter de Policía Judicial, al igual que la Ertzaintza y los Mossos de Escuadra, y la coordinación entre grupos de rescate de las comunidades autónomas y estos tres grupos, cada uno en su territorio, es fundamental para no perder algunos datos importantes que pueden garantizar los derechos que se hayan visto afectados en una víctima. 23
DOSSIER RESCATES EN MONTAÑA
Técnico de bomberos, creador del Grupo Especial de Rescate en Altura (GERA) del Consorci Provincial de Bombers de València
XAVIER CALABUIG ¿El aumento de la práctica de deportes de montaña conlleva un incremento de los rescates? A partir de la creación del GERA en la provincia de Valencia, aumenta la demanda de rescates, además con un tiempo de respuesta de alrededor de 45 minutos. Sí que es verdad que cada vez más hay un incremento de esta tipología de rescate. Sí que detectamos un aumento de servicios en actividades derivadas de la sociedad del ocio, díganse actividades en la naturaleza, donde la gente que se jubila goza todavía de buena salud y se echa al monte. Al haber más gente, hay más demanda. ¿Influye el perfil del practicante, individuo que se ha iniciado recientemente en actividades de montaña y que, tal vez, ignora o no controla una serie de parámetros y riesgos vinculados al entorno? Efectivamente, el perfil ha cambiado. Antes quien salía a la montaña era alguien que había empezado progresivamente, apuntándose primero a un centro excursionista y haciendo salidas sencillas. También recibía formación y tenía una tutela por parte de esta entidad, con lo que el medio se conocía de una manera más pausada y más pautada, yendo del conocimiento general al particular. En cambio, ahora es lo contrario: la gente de ciudad que se pone a hacer actividades, como búlder o correr por montaña, no tiene conciencia de que fuera de su entorno el escenario cambia. También hay una promoción por parte de las instituciones públicas para que la gente practique deporte y una vida saludable, y salga a la naturaleza. Estos factores incrementan la demanda de aire libre. No podemos pedir a todo el mundo que sale hoy a la montaña que tenga gran experiencia y formación. A medida que el nuevo usuario se vaya formando como deportista y tome conciencia del lugar en que desarrolla la actividad, habrá una disminución de los rescates. Pero al mismo tiempo seguirá saliendo nueva gente a la montaña... Es una inercia actual. ¿Suele darse un exceso de autoconfianza en el practicante? 24
Sí. Hubo una época en que las carreras urbanas experimentaron un boom y hoy mucha de esa gente se ha pasado a la montaña y acude con la misma mentalidad de quien participa en una carrera por asfalto. Hemos rescatado a personas con hipotermia en las montañas valencianas porque no calculan que aunque sean cotas no muy altas las temperaturas y condiciones son muy diferentes a estar cerca de casa. Y al contrario, tenemos rescates de gente joven que ha sufrido un golpe de calor por salir a la montaña en pleno mes de agosto, sin llevar suficiente agua. Algún caso, como el de un chico de 22 años, tuvo un desenlace fatal. Y está también la gente mayor, jubilados que ahora son activos y les gusta ir a andar, a hacer ciclismo, a remar en piragua... Son situaciones nuevas creadas por las tendencias contemporáneas... De aquí se deriva una reflexión en torno a la fina línea que separa riesgo inherente a la actividad de imprudencia por parte del practicante. ¿Dónde acaba uno y comienza la otra? La mayoría de rescates son sencillos: senderistas, escaladores deportivos a pie de vía por mala utilización del material y de las técnicas de aseguramiento, vías ferratas que dan falsa seguridad... En este último campo, sí que hay un perfil de deportista muy poco formado. Esta gente no tiene una lectura del riesgo, no tiene una conciencia situacional del lugar donde está desarrollando su actividad. ¿Os encontráis con rescates que podrían haber sido prescindibles si el practicante hubiese tenido experiencia para resolver él mismo la situación en la que se encontraba? ¿Resulta demasiado fácil pulsar el 112? Rescates de gente con gran experiencia y en actividades difíciles hay pocos. La mayoría de rescates son de gente que no tiene ni experiencia ni el nivel técnico para afrontar la actividad que se ha propuesto. En mi vida privada, me he autorrescatado muchas veces, como todos los que practicamos montaña, pero no se le puede pedir a todo el mundo que tenga esa
capacidad, porque para esto hay que haber acumulado experiencia y formación. Lo mejor siempre es que si una persona se encuentra desbordada por una situación, sea la que sea, que llame al 112 antes de que la situación empeore y dificulte el rescate. Hay que exigir a los practicantes formación específica de la actividad que quieren desarrollar. Por otra parte, no es bueno criminalizar a quien llama al 112, porque esa persona se siente en una situación de riesgo. Si no llama pronto, la situación empeora y dificulta las tareas de rescate e incrementa sus lesiones. Es típico que nos llamen al ocaso. Si nos hubieran llamado antes, todo hubiese sido más fácil. La pregunta delicada. ¿Debería cobrarse el rescate? El rescate tiene que ser, y es, un derecho universal, como la sanidad pública. ¿Qué pasa si se decide cobrar los rescates? Que la gente llamará in extremis, con lo que las lesiones serán más graves y hasta podrían conllevar la muerte; y los rescates difíciles, conllevarán maniobras más arriesgadas y menos seguras. En este sentido, no se debería cobrar el rescate. Yo conozco, a nivel personal, el caso de los Alpes. Allí los mismos guías te dicen que no pasa nada por pedir un rescate. Los rescates en la parte francesa son
gratuitos y en la suiza se cobra alguna vez la asistencia sanitaria, pero nunca el rescate. Quien pide un rescate es porque está apurado, y lo que para uno es una situación sin riesgo otro lo vive como un momento de angustia. Aunque los equipos de rescate saliesen cada fin de semana, esto no supone un gasto exponencial para las arcas públicas porque un helicóptero de rescate, si volase cada fin de semana, volaría unas 60 horas anuales. En cambio, el gran incremento que tenemos en horas de vuelo es apagando campos abandonados. En este caso, se hacen más de 400 horas de helicóptero, y en los incendios forestales se puede llegar a las 500 horas. Digamos que el gasto económico, aunque elevado, es mínimo en relación con lo expuesto anteriormente. ¿Hay coordinación entre los diferentes grupos de rescate? ¿Entre GREIM y servicios autonómicos? El mando es único, pero puede suceder que los agentes sean múltiples. El mando es de quien tiene la competencia. Sí que existe una colaboración entre cuerpos y si se dan conflictos de competencias se originan más por intereses políticos que de coordinación y funcionamiento. 25
DOSSIER RESCATES EN MONTAÑA
Sargento del Grupo de Actuaciones Especiales de Bombers de la Generalitat de Catalunya (GRAE)
FRANCESC MARTÍNEZ ¿El aumento de la práctica de deportes de montaña conlleva un incremento de los rescates? Es evidente que sí. El 50% de los rescates que efectuamos son del mundo excursionista, gente que va a caminar a la montaña, y de actividades que no son técnicas. Las llamadas acostumbran a ser por lesiones de extremidades inferiores, como esguinces o fracturas. Lo que sí que hemos detectado desde hace unos tres años es un incremento de asistencias por patologías médicas, ya que cada vez hay más gente mayor que sale a la montaña por jubilación o flexibilidad laboral. Nos estamos encontrando con temas de corazón, hictus, dolores estomacales o de cabeza, bajadas de azúcar... ¿Influye el perfil del practicante, individuo que se ha iniciado recientemente en actividades de montaña y que ignora o no controla una serie de parámetros y riesgos? Sí, pero hay de todo. Accidentes puede sufrirlos cualquier persona, aunque es cierto que hay un aumento de practicantes con poca experiencia, no sólo en el ámbito excursionista, sino en ferratas, corredores de trail o esquí de montaña. Se ve que es gente que no viene de la montaña. En el corredor, la emergencia habitual se da en la persona que sale sola, que le da igual si es de noche o de día, que va muy ligera de equipamiento, sin ropa de abrigo, sin elementos de seguridad, que confía mucho en el móvil y en la tecnología. Le llega el problema cuando se sale del track, por ejemplo, y ya no tiene capacidad de maniobra. Hay un exceso de confianza en el mundo tecnológico y en que el móvil ser á capaz de salvar te de todo. E sta gente, desconocedora del medio y de las condiciones ambientales, cuando nos llama ya entrada la noche no entiende que no vayamos a buscarla en helicóptero. ¿Cuál suele ser el motivo más habitual de la llamada? Normalmente por caída, esguinces o porque se han perdido. Hay casos extremos que llaman porque se les ha acabado la batería del GPS y no saben dónde 26
están, o porque han salido sin frontal y se les ha hecho de noche. O en Montserrat, gente que sale a correr sola y que se equivoca de canal de bajada. Hasta hemos tenido algunos casos de corredores que han muerto por hipotermia y no precisamente en alta montaña. ¿El nuevo practicante ignora una serie de parámetros y riesgos? Sí y no. La gente sabe que la montaña comporta riesgos, pero hay una sobrevaloración de las propias capacidades. Y en este caso, no ve o que no lleva el material necesario, o que tampoco tiene la preparación adecuada, o que no está capacitada físicamente para lo que se propone. Hoy en día, da la impresión que todos podemos hacer de todo. Existe una mala interpretación del riesgo más que un desconocimiento: se sabe que existe, pero in situ no se identifica. A parte de haber una sobrevaloración de las capacidades, sobre todo se da una transferencia de las responsabilidades de nuestra propia seguridad a los grupos de rescate. De hecho, es lo mismo que sucede en las carreras por montaña, donde el corredor se preocupa de correr pero la seguridad corre a cargo de la organización. En cambio, si vas solo, tu prudencia es la que sustituye este amparo de seguridad que ofrece una organización. Y ahí entraríamos en el famoso efecto Decathlon, que te lo pinta todo muy accesible, o en el efecto Kilian, donde correr por montaña parece fácil. Desde la administración, tenemos también la responsabilidad de concienciar a través de campañas. La línea que separa el riesgo inherente a la actividad de la imprudencia por parte del practicante es muy fina. Determinar si un accidente ha sido provocado por una imprudencia resulta muy difícil. El único que puede determinarlo es un juez. A los bomberos no nos corresponde juzgar, sino salvar a personas y atestar los hechos. En el caso de Cataluña se creó una tasa que se enfocó para que la gente tomase conciencia de que los medios de rescate son caros y que existía la posibilidad de
cobrar algunos rescates, dependiendo de las causas de este y de las condiciones del entorno. Creo recordar que se han facturado 12 rescates en 10 años, de los cuales se han cobrado siete u ocho. En 2018, realizamos 857 rescates y unas 550 búsquedas. En total, más de 1.300 servicios en el medio natural. Y hace una década, nos encontrábamos sobre los 500 rescates y las 200 búsquedas. Para cobrar un rescate hay tres supósitos: pedir recursos sin motivo, lo que entendemos por una falsa alarma; que se esté en una zona explícitamente prohibida, indicada como tal por paneles e indicadores; y una tercera, que no se lleve el equipamiento adecuado para el tipo de actividad que se desarrolla. Pero en este caso, nunca los hemos facturado porque es muy difícil establecer el umbral de qué equipamiento hay que llevar. ¿Os encontráis con rescates que podrían haber sido prescindibles si el practicante hubiese tenido experiencia? ¿Resulta demasiado fácil pulsar el 112? Claro que nos los encontramos. Cuando de jóvenes íbamos a escalar y se nos hacía de noche, te quedabas en la vía y al día siguiente salías, y luego te caía la
bronca de la familia. Está claro que hoy se hacen muchos servicios que antes no se hacían. Pero es el momento y la sociedad en que vivimos, esta especie de protección aumentada que no nos da alas como personas. Desde el GRAE, somos partidarios de que la gente llame. Siempre decimos que la gente llame al 112 si tiene una necesidad y, si ve que puede resolverla por su cuenta, que vuelva a llamar para desactivar el servicio. Lo que está claro es que no podemos dejar a nadie desprotegido en la montaña por un reparo que tenga el necesitado de llamar al 112 o de que te cobren. ¿Hay coordinación entre los diferentes grupos de rescate? ¿Entre GREIM y servicios autonómicos? Se da un conflicto de competencias inherente al estado de las autonomías. Se solapan competencias entre diferentes administraciones, la central y las autonómicas, pero también dentro de una misma administración, como nos sucede a nosotros entre Bomberos, Mossos d’Esquadra y Agentes Rurales y el SEM. Con el GREIM no existe conflicto de competencias porque prácticamente no actúa en Cataluña. 27