EDITORIAL

FINISHER, SI O SI

Otra vez a las puertas de un posible confinamiento, pero aquí estamos.

Con más cosas para contaros.

A pesar de las dificultades y las incertidumbres: programar contenidos se ha convertido, como tantas cosas que necesitan previsión, en una auténtica pesadilla.

Lo que antes era sencillo, ahora es complicado y, además, no sabemos cómo será mañana...

Pero esto es lo que hay y con ello hay que vivir ahora. Y en eso estamos todos.

Y para sobrellevar la dificultad, ese momento de introspección, que la actividad al aire libre -correr en nuestro caso- nos permite, es vital.

No darse por vencido, no bajar la guardia, precisa de momentos de desconexión, de reflexión para ordenar las ideas, de dejar libre la mente mientras las zancadas se repiten y nuestra respiración marca el ritmo. Aunque ahora mismo no lo podamos compartir con quien queramos y donde queramos.

Y la vida continúa, y alguna carrera ha podido celebrarse, incluso en formatos nuevos en nuestros lares, como The Bandit”, la versión mediterránea de la famosa Barkley.

Y, escondidos tras el mágico “112”, los que de verdad nos protegen cuando estamos en la montaña siguen impertérritos su función. Esa que muchos damos por supuesta pero que, probablemente, no sabemos muy bien cómo funciona. Es este número de Revista TRAIL lo averiguaremos.

Las tecnologías que, sin ser nuevas, en pocos meses hemos asumido como cotidianas, nos permiten entrevistas sin presencialidad, con un nivel de confort aceptable.

¿Y las imágenes? Una parte importante de la esencia de Revista TRAIL exige presencialidad, una de las grandes virtudes de la fotografía: tener que estar allí. Estas pasadas semanas nos han dado un pequeño respiro de movilidad que, sin segunda opción, nos han permitido estar donde debíamos (o podíamos), sin tener que recurrir a nuesto sacrosanto archivo que, aunque extenso (15 años lo avalan) hay que dosificar porque, nos guste o no, la incertidumbre va para largo.

Esto es un ultra de verdad, y la única opción es ser finisher.