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MITOS Y LEYENDAS

QUICO SOLER

Esta es una sección dedicada a personajes o conceptos que consideramos importantes, tal vez vitales, en la historia de este deporte y en nuestra forma de verlo.

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En lo que se refiere a personajes, hemos escrito sobre algunos de los que, creemos, han sido y son aún, grandes nombres para la historia del trail running. Son muchos y nosotros seguiremos aún a sabiendas que, por muchos números que publiquemos, quedarán en el tintero nombres que merecerían haber formado parte de esta sección.

Esta vez le toca a alguien especial para nosotros, con el permiso de todos los que ya forman parte de esta sección y de aquellos que, más adelante, se añadirán al grupo.

Quico Soler fue colaborador de Revista TRAIL desde su primer número hasta el número 74 – doce años, se dice pronto - y encarna, aún hoy en día, al pionero referente que, cuando todo era más simple y minoritario, se atrevió con proyectos en los que dejó una huella que ha perdurado hasta ahora, con algunos cronos que han sobrevivido casi dos décadas hasta que alguien, a menudo por la mínima, los ha superado. Es ley de vida.

Corredor visionario, tuvo la valentía de plantear una opción atlética en la montaña en un momento en que los corredores en ese medio no sólo eran pocos, si no que incluso estaban mal vistos por los sectores más conservadores del monte, sobre todo el senderista, del que paradójicamente luego han salido excelentes corredores.

A Quico y su generación debemos, en gran manera, la normalización de la presencia de transeúntes veloces, con su material y estética propios, por el campo y la montaña.

Atreverse a ir ligeros en ascensiones que habitualmente con llevaban muchas horas o incluso días, y realizarlas en tiempos que, aún hoy, son espectaculares. El minimalismo siempre ha sido la bandera de Quico como corredor.

Nuestros lectores, lo conozcan personalmente o no, pueden tener una idea bastante cercana a la realidad de cómo es Quico, a través de aquella página que, número a número, fue conformando una de las secciones iniciales de la revista, y en la que su pluma ofrecía puntos de vista directos, punzantes, a veces excesivos y a veces incluso contradictorios, tal como es él. Pocas cosas escapan a su capacidad de observación que, aliñada con su espíritu crítico, nos ofreció durante más de una década una de las mejores secciones de la revista.

Alejado del mundanal ruido del trail, desconectado de sus tareas federativas, Quico sigue corriendo y viviendo de, por y para el monte.

Por muchos años.

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