La primera vez que oí el término nave terrestre (earthship) fue en medio de nuestra investigación de emisoras que trabajan con herramientas y dinámicas alternativas. Una nave terrestre sonaba a algo salido de un episodio de Star Trek. Parecía un elemento del género Cyberpunk o por lo menos un problema perteneciente al futuro. Pensé que quizá quien lo inventó era uno de esos fanáticos de OVNIS y extraterrestres. En este caso no estaba equivocada.
Las naves terrestres son casas hechas a partir de material reciclado como latas, botellas de vidrio, llantas y tierra, entre otros materiales, cuyo propósito principal es lograr que sus habitantes tengan una forma auto – sostenible de vida. Eso quiere decir que su creador, preocupado por el alto costo de la calidad de vida en el mundo, teniendo en cuenta que la mayoría de la población mundial no tiene una casa propia y que hay un exceso de basura, planeaba una idea de escapar de la economía neo liberal.
Michael Reynolds, un arquitecto que se define a sí mismo como biotecto, llegó a Taos (Nuevo México) por su afición a las motos. En ese entonces (mediados de la década de los 70’s) las prohibiciones en este estado eran casi nulas. No se sentían los límites, y esto era perfecto para su personalidad contestataria. En medio de una de sus rumbas, y estando sentado al lado de un ingeniero, sintiendo que su carrera carecía de propósito comenzó a hablar sobre un documental que había visto sobre perspectivas del futuro. Ahí se hablaba del impacto ambiental de la basura y del alto costo de la vivienda a 60 años.
“TOMEMOS ALGO DE LO CUAL DEBEMOS SALIR (LATAS DE CERVEZA) Y CONVIRTÁMOSLO EN ALGO QUE NOS VA A HACER FALTA EN EL FUTURO (CASAS)”.
En medio de su afanosa explicación al ingeniero, entró un transeúnte preocupado porque nadie recogía las latas de cerveza que estaban ocupando toda la carretera. Fue así como a Reynolds se le ocurrió una idea que cambiaría su vida para siempre: “tomemos algo de lo cual debemos salir (latas de cerveza) y convirtámoslo en algo que nos va a hacer falta en el futuro (casas)”. Así nace la idea de reemplazar la arquitectura con biotectura. Su idea empezó con la necesidad de reemplazar la madera y los ladrillos por unos bloques de su
invención que se hacen con un empaque de 6 latas de cerveza (dos verticales a un lado, dos horizontales en el medio y dos verticales al otro lado). La misma idea fue evolucionando hasta llegar a patentar un sándwich de botellas (las botellas van entre dos muros delgados cuyos espacios luego se rellenan con adobe), sus famosos muros construidos con botellas de vidrio de colores y latas llenas de agua, y finalmente a sus exitosos muros de llantas rellenas de adobe. A pesar de que estas casas parecen de otro planeta, esto ha sucedido por el gusto particular de Reynolds, quien asegura en muchas de sus charlas que los extraterrestres son quienes le dictan las ideas. Él ha ido construyendo naves terrestres en los lugares más insólitos que se puedan imaginar, siempre partiendo de la idea de que todos los seres de este planeta deberían tener derecho a su propia vida y a una vivienda. Luego de 6 años de peleas con bancos y organizaciones, finalmente Reynolds sale victorioso en lo que él considera una cruzada de sostenibilidad para todo el mundo, lo cual incluye casas en Europa, África y Argentina. Nada mal para un chico que escapó brevemente de las limitaciones de la universidad para montar en moto y replantear su oficio.
Más de 40 décadas y un par de ex mujeres después, lo que más lamenta Reynolds es lo difícil que es el proceso de conseguir licencias para construir una nave terrestre, cuando la tierra debería estar poblada de estas soluciones de vida. Su forma de ver la arquitectura (o biotectura, como él la llama), obedece a una necesidad incontenible de salvar al mundo. Reynolds siempre pone esta metáfora: “Si Ud. llega en equipo a escalar el Monte Everest, la mejor ayuda que puede dar al equipo es mantener la calma y resolver sus propios miedos y problemas. Así mismo, pienso que la mejor idea para salvar el mundo, es empezar por resolver su estilo de vida, demostrando a otros que es posible”
COLECTA DE AGUA DE LLUVIA: Ningún ser humano debería pagar cuentas de agua cuando todo lo que necesita lo da en algún momento la atmósfera. De esta manera decide construir ductos en el techo de las naves que desembocan en recipientes que, a su vez, colectan el agua en pozos que surten la nave del precioso líquido.
Es así como se inventa naves terrestres en forma de pirámides, otras en forma de iglúes y en algún momento construye casas – cueva en una de las montañas más inestables del mundo, siempre considerando su sueño de cultivar bananas dentro de la casa, y burlar incluso al invierno. Para él lo importante es atender a los fenómenos de la Tierra y ser consecuentes e inteligentes con ellos. Lluvia, viento, sol, frío, calor terrestre no son sino oportunidades de mejoramiento de la calidad de vida, en vez del enemigo, tal y como parece insistir en verlo la arquitectura moderna. Enamorado de los árboles de banano, que finalmente termina cosechando en todos los climas, más de una vez habla de la inteligencia de las plantas. “Los árboles sueltan sus hojas en otoño, que a su vez sirven de compostaje y alimentación propia y de otras formas de vida. Dan refugio a los animales y elaboran oxígeno al mismo tiempo”. Estos ejemplos le parecen propicios para redondear la importancia de la nave terrestre, que acoge en su interior los 6 principios básicos de la biotectura (su visión personal de la arquitectura):
TRATAMIENTO DE AGUAS: La prioridad es surtir a los habitantes de la nave de agua que puedan consumir a diario, guardando otro tanto para las necesidades básicas (ducha, sanitarios, lavamanos). Lo extraordinario del sistema de las naves, es que esta misma agua termina por llegar a las plantas que se encuentran en el invernadero interno de las casas.
PRODUCCIÓN DE ALIMENTO
PRODUCCIÓN DE ALIMENTO
Cada casa se construye con un invernadero que da directamente al sol en invierno, y que está en una conveniente sombra en verano. Gracias al calor proporcionado por la casa, y al riego constante de los sistemas de drenaje internos, las plantas crecen en un clima perfecto y puedes tener desde tomates y champiñones, hasta un árbol de bananos allí adentro.
Las naves producen su propia electricidad con un sistema de potencia eólica fotovoltaica (que funciona a través del viento y la colecta de luz solar a través de paneles). La luz colectada carga baterías parecidas a los de los carros de golf, que a su vez se conectan con una matriz eléctrica que organiza los circuitos (POM o Módulo de Organización de Electricidad).
COMODIDAD
Sin importar si estamos en verano o invierno, una casa debe ser cómoda. Tal vez a nosotros no nos afecte tanto, pero el invierno en algunos países puede ser mortal. Fue así que gracias a todos sus experimentos fallidos, Reynolds llegó a la conclusión de que la mejor temperatura era aquella proporcionada por la misma tierra. Nosotros estamos acostumbrados a vivir fuera de ella como si estuviéramos exiliados. Así debemos soportar los fenómenos naturales sin ningún tipo de abrigo. Lo que Reynolds entiende gracias a la comprensión de viviendas nativas, es que entre más enterrada esté la casa, más regular y cómoda será su temperatura. La parte externa de la corteza terrestre es la que se calienta y enfría según el clima, sin embargo un poco más adentro (a unos 4 pies o más), la temperatura está en 14° siempre. En este caso, la misma tierra puede ser usada para enfriar o estabilizar la temperatura si la casa está diseñada de manera apropiada.
RECICLAR Uno de los aspectos fundamentales de este tipo de arquitectura es que ofrece soluciones a los desperdicios que son inevitables en nuestro estilo de vida actual. Hay lugares en Argentina en donde la basura ha reemplazado a la gente. Si van a San Andrés verán hornos y restos de carros a la orilla del mar o en un lado del camino. Si van a Santa Marta o Cartagena encontrarán llantas en la playa. Si van a Bogotá verán que ya no tenemos donde poner tanta basura.
Lo interesante de la visión de Reynolds es que es posible tener ambas cosas, volvernos dueños de nuestra vida y al mismo tiempo no volver a pagar cuentas de agua, luz o gas y tener una vivienda propia que parece lista para despegar. Tres Cuá se interesó en este modelo de vivienda desde que supo lo que se trataba de hacer en Hanga Roa, Isla de Pascua en Chile con el modelo de las naves terrestres. En este lugar intentan construir una Escuela de Música Auto – Sostenible para ayudar a niños que se encuentran severamente aislados, gracias a la comunidad, el modelo de Reynolds y muchísimos voluntarios alrededor del mundo. Este proyecto de *crowd – funding está inspirado en niños como Mahani Teave, una concertista de piano quien a los 9 años tuvo que dejar su hogar y su familia para poder estudiar música. Ella voló 2300 millas lejos de la isla más remota e inhabitada de la Tierra para convertirse en la úni-
ca pianista profesional de la Isla de Pascua. El sueño que comparten es que los niños de la isla puedan desarrollar sus talentos y aprender música sin tener que dejar su casa y sus familias lejos. ¿Imaginan todo lo que podemos hacer con un poco de visión, ciencia y comprensión de los fenómenos naturales? Si estas personas han sido capaces de construir viviendas en lugares tan remotos, desolados y fríos usando únicamente tierra, material reciclado, agua y voluntarios, piensen todo lo que podríamos hacer viviendo en una zona ecuatorial. Es algo para considerar aprovechando el tema del cambio climático y la crisis que están viviendo zonas del país como La Guajira.
SI QUIERES AYUDAR CON TU DONACIÓN A ESTE PROYECTO ENTRA A https://www.indiegogo.com/projects/earthship-music-school-on-easter-island-toki
SI QUIERES SABER MÁS SOBRE LA HISTORIA DE ESTA ESCUELA DE MÚSICA, PUEDES REVISAR ESTE ESPECIAL DE LA BBC http://www.bbc.com/news/world-latin-america-26997688