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LOS SIETE SENTIDOS y el arte de equilibrarte
Mantener el balance, el equilibrio y la sintonía de todos los sentidos garantiza nuestro bienestar. Sin embargo, no es tarea fácil conseguirlo.
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¿Te crees torpe por darte con los marcos de las puertas, tropezar cuando no hay luz en tu escalera o tiendes a hacerte esguinces en superficies irregulares? NO te etiquetes de lo que no eres, todo tiene su explicación y en el caso de los sentidos cuando uno falla todos se ven afectados como las fichas de un dominó. Este es el motivo por el que es importante curar bien una lesión.
El sistema sensorial es el filtro personal, único y particular que te mantiene en relación con el mundo exterior y te conecta contigo. Se encuentra controlado por el sistema nervioso central.
El Sistema Nervioso Central reacciona a la información (tanto interna como externa) ordenando los gestos necesarios para mantener nuestro cuerpo equilibrado a través de:
1. VISIÓN
2. AUDICIÓN
3. TACTO
4. OLFATO
5. GUSTO
6. PERCEPCIONES PROPIOCEPTIVAS
7. SENSACIONES VESTIBULARES
La principal función de nuestros órganos sensoriales es aportarnos información de valor para optimizar nuestra relación con el medio (con el entorno, con los demás y con nuestro propio ser). Se requiere de cierta armonía sensorial para afinar tu instrumento personal más valioso: tu cuerpo. Los órganos de los sentidos son como una guitarra de siete cuerdas, si una desafina las otras van a verse afectadas y no podrán reproducir una melodía perfecta.
¿Cuál es la utilidad de estos desconocidos 6º y 7º SENTIDO?
El sentido vestibular y de la propiocepción, a través de sus receptores sensoriales, nos mantiene en equilibrio, estabilidad y coordinación con nuestro entorno. Es el sentido de posición de tu propio cuerpo. La propiocepción es el sentido de la prevención: se anticipa a responder ante estímulos externos. Si nos falla la vista, el oído o el tacto aumentarán las probabilidades de sufrir lesiones y accidentes de diferente índole ( caídas, tropiezos, golpes…). También nos informan de la sincronización de nuestros movimientos y de su velocidad. Podemos considerar, sobre todo los fans de Spiderman, que la propiocepción es ese sentido arácnido que nos advierte de cualquier peligro que esté cerca, permitiéndonos reaccionar con antelación. Ambos sistemas permiten el desarrollo del esquema corporal, estabilizan la vista, el ritmo y el desarrollo de los movimientos bilaterales.
Al igual que el sentido del gusto con el sabor de los alimentos que tomamos le sirve al cuerpo para saber si lo que comemos es bueno para el cuerpo, el sentido del equilibrio y de la propiocepción nos ayuda a ubicarnos en el espacio y a saber si estamos en terreno seguro, a salvo. Este es el fin último de nuestro organismo más primitivo: sobrevivir a las circunstancias y adversidades a las que nos enfrenta la vida
Nuestra piel (de la que hablamos en anteriores números de TvBio) no solo es el principal órgano protector de los agentes externos, sino que también es la red más delicada y extensa de receptores sensoriales de nuestro cuerpo. Muestra de ello es la sensibilidad de nuestras manos y pies a estímulos como la temperatura o el tacto.
Además de la piel, el aparato locomotor tiene el porcentaje más elevado de sensores especializados. Existen 3 categorías de receptores propioceptivos: musculares, articulares, y vestibulares. Estos “sensores” permiten la ejecución de movimientos funcionales y están destinados a mantener la integridad de nuestras articulaciones y a optimizar los resultados de los gestos que realizan, entre otras muchas funciones vitales.