Revista Mirada N°7

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Publicación trimestral de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Edición Nº 7, enero de 2012.

La familia, patrimonio de la humanidad Pág.

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Familia: fundamento teológico y Acuerdo de Vida en Pareja

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La fuerza del amor lo puede todo

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Una oportunidad para recuperar la vida familiar


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Índice Editorial.

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Familia: fundamento teológico y Acuerdo de Vida en Pareja.

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Bioética y aborto.

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Método de Ovulación Billings.

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Efectos de la Ley de Divorcio.

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Contribución a un “humanismo familiar”.

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Familia Apablaza Ortiz: La fuerza del amor lo puede todo.

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Una nueva oportunidad para recuperar la vida familiar.

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Salud y vida sana.

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Directora regional del Sernam: “La sociedad civil debe involucrarse más en temas de Familia”.

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El fomento del autocuidado en los Cesfam.

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Promover cambios culturales para erradicar la violencia.

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La tarea de promover la reflexión académica en torno a la familia.

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Sagrada Familia.

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N° 7, enero de 2012. Publicación trimestral gratuita de la Dirección de Comunicación y Difusión de la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Director: Andrés Valenzuela Contreras · Representante Legal: Rector, Dr. Juan Miguel Cancino Cancino. Periodistas: Carolina Astudillo Molinett, Bernardita Villa Elgueta, Alfredo García Luarte y Aldo González Vilches. Secretaria: María Elena Zapata Burgos · Fotografías: Alejandro Arros Aravena, Camila Lasalle Ramírez y Archivo Dircom. Diseño y Diagramación: Periodistas Asociados, www.periodistasasociados.cl · Impresión: Trama Impresores. Contacto: Dirección de Comunicación y Difusión, Caupolicán 491, Concepción. Teléfono: (56) (41) 2345050, Fax: (56) (41) 2345051, e-mail: comunicaciones@ucsc.cl · N° ISSN 0718-9257.

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Editorial

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l concluir el 2011, vivimos una de las fechas más importantes de la historia y el mundo cristiano: el nacimiento de Jesús. Junto a Él, en Nochebuena, contemplamos a la Sagrada Familia, que recibe con humildad y amor al Rey de reyes. Desde entonces, esa imagen nos habla del profundo significado que tiene el núcleo familiar en cada persona, desde su concepción hasta el ocaso de su vida, y el papel irremplazable que una madre, un padre, hijo, hija, hermano y hermana tienen, no sólo en el desarrollo integral de los miembros de la familia, sino también de la comunidad toda. En este número de Mirada, y con la certeza que la incidencia de la familia cruza las distintas dimensiones de la experiencia humana, académicos de nuestra Universidad comparten sus reflexiones en torno a esta institución, analizando las bases teológicas que la sustentan, los organismos de apoyo y su rol en la salud. También exponen su clara posición ante temas de debate en Chile, como el divorcio, la violencia intrafamiliar, los métodos de control de natalidad y la discusión sobre el nuevo Acuerdo de Vida en Pareja. También entregamos la visión de la directora regional del Sernam sobre el tema y el testimonio de una familia que, pese a la adversidad, ha sabido luchar para mantenerse unida, diciéndonos con ello que la institución familiar continúa siendo, sin duda, el cimiento de toda sociedad.

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Familia: fundamento teológico y Acuerdo de Vida en Pareja

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Opinión

a verdad del matrimonio y de la familia, que hunde sus raíces en la verdad del hombre, encuentra aplicación en la historia de la salvación, en cuyo centro está la palabra: “Dios ama a su pueblo”. La revelación bíblica, de hecho, es ante todo expresión de una historia de amor, la historia de la alianza de Dios con los hombres. Por este motivo, la historia del amor y de la unión de un hombre y de una mujer en la alianza del matrimonio ha podido ser asumida por Dios como símbolo de la historia de la salvación. El hecho inefable, el misterio del amor de Dios por los hombres, toma su expresividad del lenguaje del matrimonio y de la familia: el acercamiento de Dios a su pueblo es presentado con el lenguaje del amor conyugal, mientras que la infidelidad de Israel, su idolatría, es designada como adulterio y prostitución. En el Nuevo Testamento, Dios radicaliza su amor hasta convertirse Él mismo, por su Hijo, en carne de nuestra carne, auténtico hombre. De este modo, la unión de Dios con el hombre ha asumido su forma suprema, irreversible y definitiva. Y de este modo se traza también para el amor humano su forma definitiva, ese “sí” recíproco que no se puede revocar: no enajena al hombre, sino que lo

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libera de las alienaciones de la historia para volverle a colocar en la verdad de la creación.

R.P. Luis Rifo Feliú Vice Gran Canciller UCSC

El carácter sacramental que el matrimonio asume en Cristo significa, por tanto, que el don de la creación ha sido elevado a gracia de redención. La gracia de Cristo no se superpone desde fuera a la naturaleza del hombre, no la violenta, sino que la libera y la

restaura, al elevarla más allá de sus propias fronteras. Y así como la encarnación del Hijo de Dios revela su verdadero significado en la cruz, así también el amor humano auténtico es entrega de sí mismo, no puede existir si evita la cruz.


También en la procreación de los hijos el matrimonio refleja su modelo divino, el amor de Dios por el hombre. En el hombre y en la mujer, la paternidad y la maternidad, como sucede con el cuerpo y el amor, no se circunscriben al aspecto biológico: la vida sólo se da totalmente cuando con el nacimiento se ofrecen también el amor y el sentido que hacen posible decir sí a esta vida. Precisamente por esto queda claro hasta qué punto es contrario al amor humano, a la vocación profunda del hombre y de la mujer, el cerrar sistemáticamente la propia unión al don de la vida y, aún más, suprimir o manipular la vida que nace. Finalmente, ningún hombre y ninguna mujer, por sí solos y sólo con sus propias fuerzas, puede dar adecuadamente a los hijos el amor y el sentido de la vida. Para poder decir a alguien: “tu vida es buena, aunque no conozca tu futuro”, se necesitan una autoridad y una credibilidad superiores, que el individuo no puede darse por sí solo. El cristiano sabe que esta autoridad es conferida a esa familia más amplia que Dios, a través de su Hijo, Jesucristo, y del don del Espíritu Santo, ha creado en la historia de los hombres, es decir, a la Iglesia. Reconoce la acción de ese amor eterno e indestructible que asegura a la vida de cada uno de nosotros un sentido permanente, aunque no conozcamos el futuro. Por este motivo, la edificación de cada una de las familias cristianas se enmarca en el contexto de la gran familia de la Iglesia, que la apoya y la acompaña, y garantiza que hay un sentido y que en su futuro se dará el “sí” del Creador. Y recíprocamente la Iglesia es edificada por las familias, «pequeñas Iglesias domésticas», como las ha llamado el Concilio Vaticano II (LG, 11; AA, 11). En este sentido, la Exhortación Familiaris Consortio afirma que “el matrimonio cristiano… constituye el lugar natural dentro del cual se lleva a cabo la inserción de la persona humana en la gran familia de la Iglesia” (n. 15).

Acuerdo de Vida en Pareja Para analizar esta materia es conveniente considerar que se debe distinguir entre el interés público del privado. En el primer caso,

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la sociedad y los poderes públicos deben protegerlo e incentivarlo; en el segundo, el Estado sólo garantiza la libertad. En el interés público interviene el Derecho Público, y lo que corresponde a intereses privados se remite al ámbito privado. Es ampliamente sabido que el matrimonio y la familia revisten un interés público y constituyen el núcleo fundamental de la sociedad y del Estado y, como tal, deben ser reconocidos y protegidos. Dos o más personas pueden decidir vivir juntos, con dimensión sexual o sin ella, pero esa convivencia o cohabitación no reviste por ello interés público. La expresión tan conocida “unión de hecho” abarca un conjunto de múltiples y heterogéneas realidades humanas, cuyo elemento común es el de ser convivencias (de tipo sexual) que no son matrimonios. Las uniones de hecho se caracterizan, precisamente, por ignorar, postergar o aun rechazar el compromiso conyugal, por lo que el nombre está inteligentemente bien definido por el proyecto: “Convivencia no matrimonial”. La dimensión social del problema exige un mayor esfuerzo de reflexión que permita advertir, especialmente por quienes tienen responsabilidades públicas, en particular los legisladores, la improcedencia de elevar estas situaciones privadas a la categoría de interés público. Con el pretexto de regular un marco de convivencia social y jurídica, se intenta justificar el reconocimiento institucional de las uniones de hecho. De este modo, las uniones de hecho se convierten en institución y se sancionan legislativamente derechos y deberes en detrimento de la familia que está fundada en el matrimonio. Resulta llamativo que se considere hoy prioridad presentar un proyecto que regule esta materia, guiados, tal vez, por la así llamada “política de equilibrios” sobre cosas muy concretas, buscando compromisos entre partidos, alianzas o coaliciones. El modo más eficaz de velar por el interés público no consiste en la cesión demagógica a grupos

de presión que promueven las uniones de hecho; lo que el legislador debe hacer es promover enérgica y sistemáticamente políticas familiares orgánicas, que entiendan la familia fundada en el matrimonio como el centro y motor de la política social, y los derechos de la familia. Los intentos legislativos de equiparar familia y uniones de hecho, incluso homosexuales -el reconocimiento jurídico es el primer paso hacia la equiparación-, nos deben recordar que los católicos, y en especial los parlamentarios, no podrían aprobar proyectos de esta índole, puesto que “los legisladores, y en modo particular los parlamentarios católicos, no podrían cooperar con su voto a esta clase de legislación, que, por ir contra del bien común y la verdad del hombre, sería propiamente injusta”. Las características de estas iniciativas legales son contrarias a la Ley Natural, y por ello, incompatibles con la dignidad de ley. La preocupación debería centrarse en el interés público, legislar sobre los verdaderos requerimientos ciudadanos, ingresos mínimos éticos a las familias, impulsar políticas públicas de incentivo a la natalidad, atender la actual crisis en educación, salud, desempleo, entre otras preocupaciones.


Bioética y aborto

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Opinión

n las últimas décadas, las ciencias biomédicas han avanzado considerablemente en el conocimiento de la vida humana y de los estadios iniciales de su existencia. Se han llegado a conocer mejor las estructuras biológicas del hombre y el proceso de su generación. En el variado panorama filosófico y científico actual es posible constatar de hecho una amplia y calificada presencia de científicos y filósofos que, en el espíritu del Juramento de Hipócrates, ven en la ciencia médica un servicio a la fragilidad del hombre, con el fin de curar las enfermedades, aliviar el sufrimiento y extender los cuidados necesarios de modo equitativo a toda la humanidad. Pero no faltan representantes de los campos de la filosofía y de la ciencia que consideran el creciente desarrollo de las tecnologías biomédicas desde un punto de vista sustancialmente eugenésico(1). En la antigüedad las pandemias producían estragos en la población, generando un sinnúmero de muertes debido a las malas condiciones socio-sanitarias y a la falta de respuesta organizada en la sociedad. Los sistemas sanitarios eran muchas veces inexistentes o precarios. Hoy, en cambio, los avances científico-tecnológicos y la mayor conciencia de la dignidad de todo ser humano nos impulsa a hacer frente a los nuevos desafíos provocados por las enfermedades, movilizando equipos técnicos, profesionales sanitarios, agentes públicos y privados, medios de comunicación, quienes

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asumen en primera persona el deber ético de promover el bien común a través de la defensa y promoción de la vida humana. En la actualidad, nuestro país cuenta con excelentes indicadores de salud materna como infantil. Chile tiene el estándar más alto de salud materna en América Latina y se ubica luego de Canadá, superando a los Estados Unidos, con la segunda tasa de mortalidad materna más baja en el contexto de los países americanos, equivalente a 18.8 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos(2). Además, la esperanza de vida se sitúa cercana a los 80 años de vida, generando, debido a la marcada caída de la fecundidad, el desafío de la sustentabilidad demográfica producto del marcado envejecimiento de la población.

Promover siempre la vida humana y su dignidad El debate actual sobre el llamado “aborto terapéutico” en Chile no obedece, en términos generales, a una situación de necesidad, como los datos epidemiológicos nos lo señalan, sino más bien al interés ideológico de llevar adelante una agenda moral, fundada en el materialismo-práctico, que no reconoce a todo ser humano, independiente de su condición de salud o de edad, como un fin en sí mismo. La tragedia del aborto y sus consecuencias no pueden dejar indiferente a nadie en nuestra sociedad. Sin embargo, las propuestas en ámbito legislativo en el último tiempo han incorporado elementos ajenos al sentido común y han buscado no reconocer el valor

Dr. Cristián Vargas Manríquez Director Instituto Superior de Bioética UCSC

de la vida humana de la madre y del hijo, generando un manto de duda aún mayor en la creciente desconfianza entre médicos y pacientes. En la antigüedad el escaso conocimiento científico no ofuscaba la elemental percepción de que el aborto interrumpe la transmisión de la vida. Sin embargo, el vínculo entre sexualidad y transmisión de la vida tiende a ser menos evidente en la era del conocimiento, no debido a la maravillosa herramienta que es la ciencia, sino a las distintas ideologías que pretenden reducir la cuestión del aborto a mera libertad de elección, queriendo morigerar el abandono, la tristeza y desesperación en la que se encuentran quienes terminan con la vida de sus propios hijos. Las últimas publicaciones científicas nos señalan que los efectos en la salud mental de las madres que deciden someterse a un


su hijo. Esto es confundir el significado y finalidad de la medicina, la que debe estar siempre al servicio de la vida y no del poder político, social o económico de turno.

aborto no son inocuos sino, muy por el contrario, provocan graves problemas de salud. Un artículo publicado en el British Journal of Psychiatry en octubre de 2011, titulado Aborto y salud mental: síntesis y análisis cuantitativos de las investigaciones publicadas durante 1995-2009, concluye lo siguiente: “La mujeres que se habían sometido a un aborto experimentaron 81 por ciento mayor riesgo de presentar problemas de salud mental, estimándose que cerca del 10% de la incidencia de estos problemas de salud

mental pueden ser atribuibles al aborto. Las estimaciones de riesgo más fuertes ocurrieron cuando se comparó aborto con embarazo llevado a término y cuando los desenlaces se relacionaron con abuso de sustancias y comportamiento suicida”(3). Además, cabe resaltar que los resultados de esta investigación, liderada por la Dra. Priscilla Coleman, ofrecen la estimación cuantitativa más grande disponible en la literatura mundial en relación al riesgo de presentar problemas de salud mental asociados al aborto. Poniendo en duda los resultados de las revisiones tradicionales, los resultados revelaron un riesgo moderado o aumentado de sufrir problemas de salud mental después del aborto.

Maternidad inesperada y protección de la vida naciente Nuestra cultura moderna ha puesto sobre las espaldas de los médicos y de los equipos sanitarios, en muchas ocasiones, una cierta actitud prometeica. Esto nos ha llevado a considerar la enfermedad y la muerte no como un límite propio de nuestra fragilidad humana sino más bien como un “error” en el andar de nuestras vidas. De lo anterior se derivan muchas veces falsas esperanzas, cifradas en el poder de las ciencias biomédicas, de manipular la vida y la salud. Junto a ello se difunden además ciertas concepciones antropológicas cuyas propuestas éticas nos llevan a creer que tenemos el derecho (porque la técnica lo permite) de poder colocar en nuestras manos la decisión de la vida o de la muerte de una mujer o de

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Un profesional de la salud debiera estar siempre en condición de reconocer que ambos pacientes, la madre y el hijo en su vientre, poseen igual dignidad; de ello se derivan deberes ético-profesionales universales que son siempre válidos, independientes de las situaciones clínicas particulares o de la condición socioeconómica de la madre y del hijo, basado en su igual naturaleza y dignidad humana. Nunca será oportuno darnos normas jurídicas o éticas que atenten contra la vida de seres humanos inocentes, menos aún apelando a valores como la libertad, la democracia o la igualdad. La misma vida democrática requiere de principios no negociables que sean sustento de la misma, los que libremente adoptados, reconozcan el carácter universal, inalienable, inviolable e intransferible de la dignidad de todo ser humano desde la concepción hasta la muerte natural. Las leyes, las normas éticas y las políticas sanitarias deben por tanto, so pena de sucumbir al relativismo, reconocer el valor de la vida de todo ser humano, independiente de su edad, sexo, raza o religión, como el fundamento de la vida en común.

(1) CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE. Instrucción Dignitas Personae. Sobre algunas cuestiones de bioética, n.2. (2) Cf. Presentación del Dr. Elard Koch a la Comisión de Salud del Senado de Chile en relación a la discusión sobre el Proyecto de Ley sobre “Aborto terapéutico”. 16-08-11. (3) Coleman P. Abortion and mental health: quantitative synthesis and analysis of research published 1995-2009. BJP 2011; 199: 180-186.


Método de Ovulación Billings

Opinión

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os cónyuges que llegan a aprender el MOB (Método de Ovulación Billings) usualmente lo hacen luego de haber utilizado otras alternativas. Algunos han abandonado métodos hormonales de anticoncepción, otros han encontrado que los programas de fecundación artificial (FIV) han sido un fracaso y existen quienes experimentaron otros métodos naturales de regulación de la fertilidad (MNRF) y fueron para ellos insatisfactorios. ¿Qué es lo que hace al MOB una forma de vivir la sexualidad conyugal en plenitud? Conocer los patrones de infertilidad y fertilidad elevan la autoestima, dignidad y el respeto de la mujer, posibilitando ordenar y vivir el matrimonio al amor en plenitud.

su esposa confirmaron que las mujeres podían reconocer los periodos de fertilidad e infertilidad, dando lugar a un método de fácil aprendizaje para todas las culturas.

Seguy y Simonnet (1933) y luego Vierigiver y Pommerenke (1944) demostraron la relación del moco cervical con la ovulación y evaluaron la técnica para la regulación de la fertilidad y el estudio de la pareja infértil. Sin embargo, el método no se popularizó hasta que aparecieron los trabajos de John y Evelyn Billings, en Australia (1964).

En el matrimonio el método, además, mejora la comunicación entre los cónyuges, disfrutando de una sexualidad más plena, sin temores e interferencias, permitiendo adentrarse en la belleza del verdadero amor y de su entrega en totalidad. Permite a la persona conocerse y educarse para amar. El MOB se encuentra al servicio del matrimonio, de la familia y la comunidad, ayuda a la felicidad de los esposos y la familia independiente de las condiciones económicas, sociales o culturales.

El llamado que en 1951 dirigiera Pío XII a los científicos, y reiterado posteriormente por Pablo VI en su Encíclica Humanae Vitae, para que se logre “dar una base suficientemente segura, para una regulación de los nacimientos, fundada en la observación de los ritmos naturales”, el médico australiano y

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Este método enseña a reconocer los signos de fertilidad que se presentan con las variaciones de la sensación de humedad y moco cervical en la mujer. Esta técnica de autoconocimiento es natural, inocua, aplicable en cualquier circunstancia de la vida y es sencilla. Por tanto, está exenta de efectos secundarios de píldoras o aparatos hormonales, no daña física, psíquica y emocionalmente, es aplicable en ciclos regulares e irregulares, en la lactancia, premenopausia e incluso en casos de problemas de fertilidad.

En un estudio realizado en China por el profesor S.Z. Qian, presentado en la Universidad Católica del Sagrado Corazón en

Andrés Olea Cortez Médico Instituto Superior de Ciencias de la Familia UCSC

Roma (2000), se presentaron resultados interesantes de la experiencia del MOB en China en las que destacaron, primero, que es bien aceptado entre las mujeres de diferentes niveles culturales y económicos, incluso analfabetas, y es efectivo para lograr el embarazo en parejas infértiles, muchas de ellas por más de cinco años, con una tasa de bebés vivos del 31,6 por ciento y en un plazo de dos a cinco ciclos. En su reciente visita a nuestra Universidad, dos representantes australianas de la WOOMB


(Organización Mundial del Método Billings) comentaban un estudio desarrollado en Australia, aún no publicado, del logro de un 76 por ciento de embarazos en parejas con diagnóstico de infertilidad mayor a un año, en un promedio de cuatro ciclos, lo que ampliamente supera no sólo en el juicio moral y efectividad a las técnicas artificiales como la fertilización in vitro, sino también en los costos y seguridad de la técnica. La Organización Mundial de la Salud avala el método y reconoce una efectividad de 99 por ciento en regular la fertilidad en la pareja. Otros estudios indican que el índice de continuidad en el uso del método es sustancialmente más alto que cualquier método reversible y se ha establecido, además, como primera medida a emprender para el manejo de la infertilidad aparente. En la encíclica Evangelium Vitæ (1995), Juan Pablo II afirma que «los Centros de métodos naturales de regulación de la fertilidad han de ser promovidos como una valiosa ayuda para la paternidad y maternidad responsables» (88). La UCSC tiene al servicio de la comunidad el Centro de Planificación Natural de la Fertilidad John y Evelyn Billings, el que trabaja en la educación, atención, difusión y formación en el MOB. Posee un equipo multidisciplinario de profesionales de la salud que apoyan no sólo al conocimiento del método sino también a ofrecer una herramienta diagnóstica de patologías en la mujer.

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El MOB no es un método anticonceptivo puesto que no suprime ni destruye la fertilidad, ni implica colocar ningún tipo de barreras para obstruir la concepción. No se enseña con el fin de no tener hijos; se enseña que cada fase del ciclo tiene su propio valor y respeto, un tiempo donde se refuerza el vínculo conyugal, el crecimiento del amor y la solidaridad en la familia.

La responsabilidad y el amor por los hijos es un efecto destacado y vivir la sexualidad en conformidad con el plan de Dios llena de sentido al ser humano. Es grato llamar e invitar a los novios que se preparan al matrimonio y a aquellos esposos que desean vivir el amor conyugal en el don recíproco y total en plenitud a conocer los MNRF, de los que el MOB es una excelente alternativa.


Efectos de la Ley de Divorcio

N

o cabe duda, tal como se señaló hasta la saciedad durante la larga discusión que precedió a la promulgación de la nueva Ley de Matrimonio Civil –más conocida como “Ley de Divorcio”–, que la introducción del divorcio vincular no es un mero detalle en la vida de la institución matrimonial de un país, sino que constituye un cambio fundamental de la misma.

Opinión

En efecto, lo anterior es avalado no sólo por nuestra propia experiencia de estos años, sino también, y sin excepción, por los funestos resultados que una normativa semejante ha ocasionado en todos y cada uno de los países en que se ha impuesto. Y la razón fundamental es que al abrir la posibilidad de poner fin, incluso por voluntad unilateral al matrimonio, con el paso del tiempo éste acaba perdiendo esa fortaleza tan característica que hace que aún luego de toda el agua que ha pasado bajo los puentes, siga teniendo todavía un notable prestigio social. A lo anterior es a lo que se ha llamado, acertadamente, “la espiral del divorcio”. Consiste en que lejos de ser este tipo de ruptura una excepción, usada solamente para casos puntuales, graves y excepcionales, se convierte, por el contrario, en la tónica normal, al pasar a formar parte de las “reglas del juego” del matrimonio desde un principio; algo así como una carta bajo la manga que cada contrayente se guarda celosamente con la que no sólo podría, llegado el caso, abandonar la empresa común sin ninguna

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dificultad –salvo los plazos y, eventualmente, los costos asociados a ello–, sino, además, esgrimir esta posibilidad como arma contra el otro cónyuge, explícita o implícitamente, en cada momento. En realidad, la situación es tan absurda, que el matrimonio así concebido prácticamente ha dejado de obligar como hace, por lo demás, cualquier contrato de carácter patrimonial. Sin embargo, lo antes dicho se agrava más todavía, si se tiene en cuenta que el matrimonio pertenece a una esfera de la vida jurídica mucho más importante que la meramente económica, cual es la del Derecho de Familia, pilar fundamental para la formación de las generaciones futuras. De este modo, llama poderosamente la atención que en una materia tan delicada e importante como ésta, en la que está en juego la construcción no del capital económico, sino del capital humano de una sociedad, se proceda tan a la ligera, al darle absoluta libertad a la autonomía individual. Tómese en cuenta, además, que existen áreas del Derecho en que dicha autonomía se encuentra, y con razón, poderosamente restringida, por ejemplo, en el Derecho Laboral, lo que resulta lógico, atendido el interés social preeminente que conlleva el ganarse el sustento diario para una familia que, curiosamente, se puede destruir tan fácilmente. Resulta obvio que no basta con la mera regulación legal para que los sujetos se comporten como deben; a fin de cuentas, las

Dr. Max Silva Abbott Académico de la carrera de Derecho UCSC leyes son sólo indicativas de lo que idealmente debiera ocurrir, lo que implícitamente está demostrando que podemos violarlas. Mas, pese a lo anterior, también es evidente que en la forma de actuar de los sujetos la ley posee una notable influencia, puesto que aun de forma inconsciente, tiende a asociarse lo permitido o lo mandado con lo bueno, y lo prohibido con lo malo, moralmente hablando. Algunos consideran que el mantenerse casado o no pertenece a la más íntima esfera privada, razón por la que el divorcio vendría a ser un derecho inalienable. Se olvida, sin embargo, que existen muchas situaciones en que la libertad individual sufre severas restricciones en aras del bien general o común como, por lo demás, ya se ha justificado respecto del Derecho Laboral. Y aquí, en el llamado Derecho de Familia, ocurre lo mismo.


En efecto, si bien la libertad para contraer matrimonio es un derecho inalienable, lo que muchas veces no se comprende es que una vez formado el vínculo surge una realidad que trasciende, y con mucho, el mero interés particular de los contrayentes, al adquirir, por simple lógica, una dimensión social. Dicho interés social emana, como resulta evidente, de la función principal del matrimonio, cual es la crianza y educación de la prole. Si no se tiene en cuenta este fin principal –si bien no único–, se corre el riesgo de no entender casi nada. De esta forma, el matrimonio (lo mismo que la institución familiar) posee, de suyo, una dimensión social que se impone sobre el interés privado, porque de ella depende la formación de las generaciones futuras, y en el fondo, la continuidad de nuestras sociedades. Resulta claro que los hijos pueden ser traídos a la existencia y criados fuera del matrimonio (es lo que está pasando cada vez con mayor frecuencia, al nacer actualmente la mayoría de los niños fuera de éste); mas, si se mira el asunto desde la perspectiva de los niños, ellos tienen derecho a ser criados y educados en un ambiente protegido, estable, y por un padre y una madre. Es por eso que el matrimonio no puede perder de vista la perspectiva del hijo, una persona digna que también tiene derechos y en cuya formación, se insiste, yace nuestro propio futuro como sociedad. En consecuencia, si la crianza y educación de los hijos es una tarea de primer orden, ella exige, por nuestro propio bien, un clima mínimamente estable, lo que en parte se logra con una legislación que la proteja. Tómese en cuenta, además, que esta tarea lleva varias décadas –prácticamente la mitad de la vida–, razón por la que parece absurdo e incluso peligroso que se la pueda destruir tan fácilmente. Por otro lado, el divorcio en muchas ocasiones agranda los problemas, y en vez de

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solucionarlos –como tanto se decía por sus promotores–, contribuye a crearlos, precisamente por este clima de inestabilidad que mina al matrimonio desde su base. De hecho, el problema es tan serio que muchos creen que el divorcio es la única solución, sin saber que existen otras alternativas preventivas y menos dolorosas para salvar los inevitables problemas que comporta la convivencia. Se insiste que una sociedad no puede permanecer igual o inmutable, habiéndose cambiado totalmente su pilar fundamental. Es por eso que deben tenerse muy en cuenta los llamados “efectos imprevistos del divorcio”: los problemas de crianza y educación que, pese a los esfuerzos muchas veces sobrehumanos de quien termina haciéndose cargo de los niños (usualmente la madre), tienden a producirse: el círculo de pobreza, la falta de atención hacia los menores (al tener que trabajar la madre), las malas influencias que pueden recibir del medio, al estar desprotegidos, entre otros. Y de manera

más global –si bien ayudado por varias otras razones, como por ejemplo, un creciente individualismo–, el preocupante descenso de la natalidad que se ha ido produciendo (no cabía esperar otra cosa con un ambiente familiar cada vez más precario), al punto que Chile hoy no alcanza la tasa mínima para el recambio generacional. Lo anterior es un problema gravísimo, porque aun cuando a primera vista no se note el cambio (pues, por ahora, como población seguimos creciendo), se va produciendo, y a notable velocidad, un envejecimiento de la población que pone en tela de juicio nuestro futuro al haber cada vez más población senil que debe ser mantenida por una población activa decreciente. Como puede apreciarse, el divorcio, el matrimonio, y de manera más general, la familia, es un tema demasiado serio e importante como para tomárselo a la ligera. Adquirir conciencia de ello resulta fundamental para mejorar nuestro presente y también nuestro futuro.


Opinión

Contribución a un “humanismo familiar”

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n la mentalidad cristiana, desde su comienzo hace 20 siglos, la familia ha ocupado un lugar central en la vida cristiana, aunque la reflexión se haya centrado prioritariamente en el matrimonio que es origen de la misma, comunidad de vida y amor que nace de la íntima comunión entre un hombre y una mujer. La familia es la célula vital y el fundamento de la sociedad, siendo reconocido en cualquier contexto y cultura su valor universal. Es, al interior de la familia, donde se vive en plenitud esa entrega recíproca del hombre y la mujer unidos en matrimonio, cuna de amor en la que un niño puede desarrollarse, formarse en la plenitud de su dignidad, siendo receptor de las transmisiones de valores culturales y religiosos, sin dejar de lado la importancia en el proceso educativo de toda persona, el intercambio generacional y la promoción de la solidaridad. En un contexto cultural marcado por un creciente individualismo, por el hedonismo y muy a menudo también por la falta de

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solidaridad y de un adecuado apoyo social, la libertad humana, ante las dificultades de la vida, en su fragilidad es impulsada a decisiones contrarias a la indisolubilidad del pacto conyugal o al respeto debido a la vida humana recién concebida y aún custodiada en el seno materno. Hijos nacidos fuera del matrimonio, de madres adolescentes, padres adolescentes, abuelos abandonados en centros de atención al anciano lejos del hogar, familias con algún miembro que padece enfermedades crónicas, situaciones de alcohol, abusos sexuales, abandono de mujeres casadas y solteras que padecen depresiones postaborto, son circunstancias difíciles y dramáticas, que provocan traumas y son fuente de profundos sufrimientos para quien las vive. El aborto conduce inconscientemente a muchas personas –hombres y mujeres– a la depresión, ansiedad y otros trastornos emocionales que llevan a una serie de rupturas de sus relaciones. Afecta también a víctimas inocentes. Al niño recién concebido y aún no nacido, y a los hijos implicados en la ruptura de los vínculos familiares les lleva a la pérdida de la fe, con índices de depresión

Claudia Pedreros Silva Directora Instituto Superior de Ciencias de la Familia UCSC

más altos, con dificultades comportamentales y relacionales, incluso el suicidio. En todos deja heridas que marcan indeleblemente la vida(1). Una cultura que accedió de buena gana al “derecho a elegir” y al “divorcio sin causa” está empezando a aprender que este tipo de separaciones fáciles, tiene, por el contrario, que pagar un precio muy alto(2). No podemos desconocer los problemas lacerantes del hombre de hoy, de ahí la preocupación constante por la situación grave en que se encuentra la familia y en quienes viven crisis conyugales y familiares.


En nuestra Casa de Estudios está presente el Instituto Superior de Ciencias de la Familia. En él hemos implementado un Centro de Orientación Familiar (COF), que es una iniciativa de alto perfil académico, cultural, social y científico en orden al estudio e investigación en el área de las ciencias del matrimonio y de la familia que contribuyen a establecer un nuevo “humanismo familiar” en la sociedad actual, y a evitar el debilitamiento de sus funciones, suavizar las crisis y los sufrimientos en que se ven envueltos los miembros de una familia(3). Ofrece un servicio a nivel microsocial en las relaciones internas de la familia y a nivel macrosocial en un contexto comunitario. Actualmente la orientación familiar y conyugal es considerada en el ámbito académico, y los COF en varios países son reconocidos en el sistema público de los Servicios Sociales como apoyos especializados a las familias. El servicio que puede prestar un COF no sólo es cuando el problema se ha desencadenado, también lo hace de manera preventiva, ya que cada etapa o ciclo familiar tiene sus crisis normativas que hay que aprender a reconocer y no escapar de ellas. Lo negativo de un COF es que tiene su origen en las heridas que la sociedad moderna ha creado en el matrimonio y la familia. Son numerosos los casos de familias que llegan hasta nuestro COF a solicitar ayuda y es gratificante ver cómo, ya en una segunda sesión el sistema familiar es capaz de provocar sus propios cambios positivos. La Dra. Franca Tonini señala que un profesional en la primera intervención, según y cómo formule la primera pregunta puede unir o separar un matrimonio. Por lo tanto, es indispensable que los profesionales que trabajen en un COF sean altamente preparados con un entrenamiento profundo y sólido en el asesoramiento y orientación, con una clara visión antropológica cristina, valorando y reconociendo la dignidad de la persona humana y el valor de la vida; nuestra

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Universidad hace ya cinco años prepara estos profesionales. En consecuencia, un orientador familiar formado en la UCSC es una persona que actúa con la sabiduría de quien sabe ver la realidad con humanidad, la delicadeza de quien sabe escuchar en silencio, la intuición de quien mira el conjunto de la

familia y da la mano a cada uno de sus miembros, en definitiva, hará que las personas descubran puertas abiertas a soluciones de mediano y largo plazo; trabaja para que las familias sean felices y, a través de una intervención personalizada, sistémica, eficaz y profesional, muestra un camino seguro para reencontrarse y sanar las heridas(4).


Un COF tiene cuatro ámbitos de acción: 1. Asesoramiento - Orientación - Mediación. 2. Educativo - Preventivo - Formativo - Cultural. 3. Persona - Matrimonio - Familia. 4. Ámbito territorial. Dentro del ámbito Educativo - Preventivo se desarrollan cinco áreas: Prematrimonial, Matrimonial, Familiar, Educación AfectivoSexual y Bioética. En este contexto, hace cinco años estamos implementando el Programa de Educación Sexual y Afectividad “Aprendiendo a Querer”, teniendo como objetivo apoyar el proceso educativo formativo de niños y adolescentes en el desarrollo psico-sexual, y de maduración personal, su interrelación social y familiar. Es un instrumento de apoyo pedagógico para los profesores que tienen de manera subsidiaria el deber de educar en los colegios, y además una herramienta asequible a los padres y apoderados. Hemos capacitado a más de mil profesores en la Región del Biobío, Calama, Lolol, La Pintana, entre otros lugares. Hemos logrado instalarlo a nivel nacional, siendo una de las siete propuestas que el Ministerio de Educación está patrocinando para los estudiantes de nuestro país. En este sentido, es un impulso a la educación para el amor, el conocimiento y desarrollo de las áreas biológicas, psicológicas, sociales, éticas y comunitarias de la persona.

Entregamos, además, conocimiento científico sobre la fertilidad humana a novios y matrimonios, con una férrea defensa y acogida a la vida. En el ámbito territorial el COF puede llegar a ser un observatorio privilegiado de la familia, interrelación con instituciones sociales, educativas, sanitarias, judiciales y, además, ser una propuesta para una política familiar integral humanizadora. En septiembre de 2010, entre el 27 y 28 de septiembre, el Instituto Superior de Ciencias de la Familia tuvo participación en el “Congreso Europeo Familia y Políticas Públicas en Europa”, organizado por la Comunidad de Bolonia, Italia, y el Observatorio Nacional de la Familia. Este congreso se ha realizado en preparación al Encuentro Mundial de las Familias que se desarrollará en Milán en 2012. Puedo señalar que me sorprendió positivamente el hecho que en Europa esté presente la preocupación de ver a la familia como un sujeto de derechos que deben ser protegidos por el Estado; como es el caso de Alemania, que apoya a las mujeres durante la maternidad, conservándoles su puesto laboral durante dos años y pagándoles el 60 por ciento del sueldo hasta que decida reincorporarse al mismo. Según este modelo

se debería orientar las políticas públicas hacia una protección integral de la familia con una verdadera promoción de la mujer. En la intervención “Los planes nacionales y las políticas familiares: desafíos y oportunidades para Italia” el profesor Pierpaolo Donati, considerado el padre de la sociología relacional, plantea que es el individualismo institucionalizado el que impide el desarrollo de una política familiar relacional e integral, considerando que los modelos de relación familiar no han visto la conveniencia de actuar con las redes sociales de manera relacional. Es así como se debe atender la nueva morfogénesis de la familia: aumento de familias sin hijos, debilitamiento del rol parental, etc., lo que produce un nuevo déficit social, no sólo de bienes materiales sino también de tipo relacional. En el mundo actual, quizá más que nunca, la Iglesia está llamada a ser “la posada” como en la parábola del buen samaritano, un lugar en que las personas heridas puedan recuperar la salud. A imitación de Jesús, nosotros estamos llamados a convertirnos en custodios de nuestros hermanos despojados y llagados, tirados al borde de los caminos que recorremos. Debemos ser el aceite en las heridas, un aceite que suaviza el corazón de tantas familias que no ven una solución a su problema. Ser el aceite que sana, que alivia y devuelve la esperanza, la misericordia sanante de Dios en el abrazo de la Iglesia.

(1) L. MELINA; ANDERSON C., Aceite en la heridas, Introducción. S.S. BENEDICTO XVI. (2) L. MELINA; ANDERSON C., Aceite en la heridas, Introducción general. (3) F. TONINI , Los Centros de Orientación Familiar,51. (4) F. TONINI. Prólogo. (5) L. MELINA; ANDERSON C., Aceite en la heridas, Introducción general.

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Familia Apablaza Ortiz, de Santa Clara, Talcahuano

La fuerza del amor lo puede todo “¿Si estuviera sola?...No habría podido. Creo que ya no habría existido…”, sentencia categórica Elizabeth, la mujer de la casa de los Apablaza Ortiz, para resumir que la vida en familia, y sobre todo una profunda y admirable fe en Dios, son la fuente de energía para superar los momentos difíciles de la vida.

Es una abierta conversación en el living, “armada con puros poquitos”, como nos cuenta Eli, porque su casa ya no es la misma que tenía a comienzos de 2010. Todo cambió en Santa Clara después de esa madrugada del 27/F. En esta población de más de un siglo, y que reúne a más de 2 mil personas, el terremoto y tsunami arrasaron con viviendas y recuerdos, también con más de 10 vecinos.

mirada

Elizabeth no podía más con el miedo de estar cerca del mar, y se fue, junto a su hija, a vivir con una hermana en Coronel. Julio se quedó solo en Santa Clara para reconstruir el hogar, y así convencerlas de volver. Ustedes vivieron aquí un momento difícil. Si bien el terremoto impactó a parte importante de Chile, afectó sobre todo a las zonas costeras, con el tsunami tras el terremoto del 27/F. ¿Cómo fue darse cuenta

de este cambio de realidad de la noche a la mañana? Elizabeth: Fue horrible. Pensamos que se iba a acabar el mundo. Más encima no podíamos salir porque se nos cerró la puerta. Lo único que quería era arrancar porque yo sabía que siempre, en un movimiento fuerte, se iba a salir el mar. Yo, con las réplicas, salía corriendo, y mi marido no quería. Mi único miedo era que se abriera la tierra y me tragara, pero en esos momentos, todo era caminar, caminar y

Entrevista

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os problemas no han sido pocos ni pequeños en esta familia. Tras cada pregunta de la entrevista se develan episodios de dolor, que han tocado a cada uno de los miembros de este clan: Elizabeth, su esposo Julio, y sus hijos Javiera (11) y Fabián (25), quien ya no vive con ellos. Pero inmediatamente también brotan los caminos de esperanza y felicidad que superan los obstáculos.


caminar, y no pensar en nada más que salvar nuestras vidas, y que Dios tuviera misericordia de nosotros, porque se nos podía caer encima un cable o un poste... Julio: Cuando vine a ver mi casa, que estaba destruida, me dieron ganas de llorar. Muchos quedaron sin casa. El niño que murió me dio pena. Nosotros sacamos a mucha gente muerta. El zapatero, la vecina…, me dio rabia. Elizabeth: Estuvimos seis días durmiendo en el cerro, y una hermana nos vino a buscar. Nos fuimos yo y mi hija a Coronel por seis meses. Mi marido vivió todo acá. A él le tocó sacar las cosas, ayudar a los vecinos, algunos que ya estaban muertos en sus casas. Yo llegué después acá a ver la “embarrada” que había quedado: unas casas encima de otras, teníamos vehículos en el patio. Pero mi marido nunca se quiso ir, y nosotras no queríamos volver… El empezó a arreglar la mediagua, a acomodar la casita, a pintarla, y yo siempre lo venía a ver, nunca lo dejé solo. Julio: Unos niños de Santiago nos ayudaron a armar la casita. Ellos nos apadrinaron. Elizabeth: Pero volvimos por él, si no ¡habríamos tenido que separarnos! –dice con risas. De todos modos pensamos en irnos de aquí. Ojalá que no se vuelva a salir el mar. El terremoto no fue tanto, sí lo fue el mar. Aquí había muchas casas, y todas se fueron abajo. Nos estamos levantando de a poquito gracias a Dios y con harta ayuda. ¿Cómo tratan de continuar su vida normalmente? Elizabeth: La verdad, no normalmente. Yo antes dormía bien desabrigada (…), ahora duermo abrigada, con pantalones, quedamos traumadas con ese ruido del terremoto, parecido al de un camión, estamos tensas todavía, a pesar de haber pasado tanto tiempo. También perdimos nuestras cosas, nuestros recuerdos… Cuando miran atrás y observan todo lo material que perdieron, no sólo las cosas de la casa, sino también esos recuerdos, fotografías, y objetos que tenían quizás algún valor emocional, ¿cómo ven esas pérdidas?

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Elizabeth: Como dice usted son cosas materiales. Bueno, todavía se sienten… Uno se sienta aquí y empieza a recordar lo que perdimos. Mi hija, después del terremoto, estuvo de cumpleaños el 21 de marzo, y pensó que ese sería su peor cumpleaños. Yo le dije que no fuera así: “Usted tiene que ser agradecida con Dios porque estamos vivas, porque murió tanta gente aquí, niños, y nosotras estamos vivas, hija, y eso es importante. Las cosas materiales se recuperan”. Ella tenía sus cosas, su agenda, su computador, y de repente vino el llanto. La dejé llorar, porque no lo había hecho, y lloró hasta que se cansó, y eso le hizo bien. Y ha empezado a recuperar de a poquito sus cosas. En Navidad recibió otra agenda. De apoco nos levantamos. De hecho, no estamos en la misma casa, sí en el mismo patio. Julio: Lo que se perdió, se perdió. Pero gracias a Dios que tengo a mi hija y a mi señora, que no les pasó nada. Javiera, ¿qué es lo que más te gusta de tu familia y cómo se lo retribuyes? Javiera: Lo que más me gusta es el amor que me tienen, y que puedo darle amor a las otras personas. Aprendí muchas cosas en el taller de las tías del Centro Comunitario, y me gusta participar porque siento que sirvo para algo. Cuando grande me gustaría estudiar Ingeniería en Construcción. ¿Qué los mantuvo unidos para volver a Santa Clara? Porque ambos querían tomar caminos distintos. Elizabeth: El amor será, porque hemos estado tanto tiempo juntos. Tenemos 25 años de matrimonio. Hemos pasado cualquier cantidad de cosas juntos, y Javiera llegó después de 14 años. Ella me la mandó de regalo Dios. Es una niña muy inteligente. ¿Se da cuenta usted de las bendiciones que nos da Dios? Julio: Yo estoy acostumbrado a Santa Clara. Yo luché por ellas dos para tener esta casa en pie. “Pero, bueno, ustedes saben que todos cargamos una mochila” –señala Elizabeth con pesar, porque siempre lleva un dolor que más allá de todos los problemas y catástrofes

naturales, que se ha transformado en lo que ella llama “su cruz”. Elizabeth y Julio ya son abuelos “chochos” de dos pequeños, uno de 8 años y otro de 2 meses de edad, hijos de Fabián, que hoy es su gran preocupación. Los episodios amargos suman y siguen… Julio es albañil, y es la fuente de ingresos para toda la familia. Además, Elizabeth tuvo que ser intervenida en la columna hace dos años, y con molestias que la tuvieron postrada en cama, tiempo en que su esposo se dedicó a cuidarla.

“Estar sentados arreglando el mundo hace mal” Sin embargo, esta familia no duda que en todas las circunstancias tienen una gran compañía: “Yo soy una gran agradecida de Dios”, afirma Eli sin dudar, porque tras cada dolor, cada caída y pérdida, aparecen luces no sólo de esperanza, sino también de felicidad. El rostro de la pequeña Javiera se ilumina cuando su madre la nombra en primer lugar: ella llena de orgullo a sus padres, con sus notas en el colegio –Eli cuenta que hubiera querido llevarla a un colegio mejor, pero no pudieron-, su gusto por la música –toca flauta y viola-, y destacándose como la voluntaria más joven del Centro Comunitario Santa Clara del Hogar de Cristo, donde también colabora Elizabeth. Este centro también ha sido fundamental para Javiera y su familia. “Las actividades del Hogar de Cristo nos han servido mucho”, reconoce Eli. Y aquí esta esforzada mujer demuestra cómo la nube de obstáculos no es capaz de opacar un espíritu solidario y una fuerza por cuidar el amor, sostenidos por una fe admirable: “Dios enseñó que la Navidad no es para recibir regalos, es para dar y ayudar a los demás. Por la Iglesia católica hacemos varias cosas y, antes de la Navidad, vamos a cantar villancicos a los enfermos en el Hospital y a la Fundación Las Rosas, y este año, que fue hermoso, fuimos a cantar a todas las poblaciones en un camión que puso la municipalidad”.


Estando ustedes en problemas ¿qué los motivó a ayudar a más personas? Elizabeth: La solidaridad no más. Yo no me considero tampoco una persona tan buena, pero me gusta ayudar a las personas. Y la humildad, porque a Dios no le gustan las personas orgullosas. Dicen que mientras más cruces carga uno, Dios está aún más cerca… ¿Qué más cruces voy a cargar yo? –ríe-, pero justo cuando estoy más triste, o he tenido una discusión, llega una tía del centro, como un ángel. Julio: Así como me ayudaron a mí, yo ayudé a mucho a la gente, tenía que devolver la mano. “Estar sentados arreglando el mundo hace mal. Todas esas actividades nos hacen bien”, dice Eli con conocimiento de causa. Ella pasó por una profunda depresión, y su hija la acompañaba, esperando pacientemente a que se recuperara. Un día, tras la insistencia de una vecina –Elizabeth cree que era Dios el que golpeaba su puerta y ella no escuchaba–, se levantó para ir a un taller llamado “Esperanza”, al que se integró, siempre de la mano de su hija, “y me di cuenta que mis problemas eran pequeñitos al lado de los otros, que estaba mal y que tenía una hija por la cual vivir y un marido con importantes logros”. Y los logros de Julio son también los logros de esta familia. Incluso con ese logro, Javiera premió al matrimonio con su llegada. De los 10 primeros años de casados, Julio pasó nueve sumidos en problemas de alcohol, que abrieron la puerta a la invitada de piedra: la violencia intrafamiliar. Ya en tribunales, llegó el momento de la decisión, y Julio optó por su familia, apoyado por rehabilitación. “Esto fue gracias a ella (Elizabeth) –acota Julio-, porque yo era malo, hay que reconocerlo. Me hacía mal el vino…(…), si no iba a rehabilitación la iba a perder”. Ese cambio radical, hace 15 años, es el motivo de que hoy sean una familia a prueba de todo. ¿Cómo enfrentan como familia todos esos problemas sin llegar al quiebre? Muchas de las separaciones se producen por pensar en uno mismo. Ustedes, en cambio, piensan en su matrimonio, en sus hijos…

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Elizabeth: Lo único que nos ha ayudado de verdad es Dios. Sin la ayuda de Dios no soy nadie. Yo soy muy agradecida de él, y no tengo cómo pagarle todo lo que hace por mí. Uno piensa a veces que ya no hay nada, que se acabó todo, pero uno no sabe de dónde llega…, es una maravilla. Yo soy de la idea de que cuando uno se casa, es para toda la vida. A la persona se le respeta. Sé que algún día mis hijos se van a ir de mi lado, pero los respeto mucho…Todo lo malo que pasó con mi marido se me olvidó, porque no seríamos felices recordando el pasado. Hay que vivir el presente. Somos muy agradecidos de Dios. A veces uno piensa que no tiene nada, pero nos han pasado milagros de Dios. Si su familia estuviera disgregada, ¿creen que sería fácil enfrentar un problema o es fundamental que estén juntos cuando hay dificultades? Julio: Tenemos que estar todos juntos, porque las echo de menos, las quiero. Yo no lo demuestro, pero por dentro mi corazón dice que las quiero.

Elizabeth: Sola no…, sola no. Si a lo mejor hubiese estado sola, no hubiese existido. En los años en que mi marido tomaba, pensé en quitarme la vida…, pasé por eso, y mi hijo se acuerda. Pero sola no hubiese podido (superarlo), uno siempre tiene que tener el apoyo de alguien (…) Cuando me encuentro con una persona que está mal, le digo que la vida es linda. Pese a todas las cosas que hemos pasado, tengo ganas de vivir, y la vida es linda para mí. El amanecer trae nuevas cosas. Mi madre me enseñó que hay que vivir el día: “amanece el día y vívelo, y después el otro día, y el día siguiente, y no te acuerdes del día pasado”. Y así vivimos… Dios ha tenido misericordia de mí, pese a todo, y aquí me tiene de pie, tratando de hacer cosas por lo demás todavía. Pienso que el amor lo supera todo, el amor puede tantas cosas…, ¿cómo cambió mi marido? Creo que con el amor mío, de ver a esta mujer que tanto le ha podido aguantar. De otra manera no conseguimos las cosas.


Una nueva oportunidad para recuperar la vida familiar Desde el 2007 funciona el Centro de Orientación Familiar (COF) de nuestra Casa de Estudios, entidad que apoya y atiende a grupos y parejas con problemas de convivencia.

U

no de los principales retos de nuestra Universidad ha sido siempre cooperar en el fortalecimiento de la familia, núcleo de toda sociedad, y desde hace algunos años esta labor ha ido tomando forma concreta gracias al Instituto Superior de Ciencias de la Familia y, más tarde, al Centro de Orientación Familiar (COF).

Reportaje

“El COF nació para entregar servicios especializados en la ayuda de problemas conyugales y familiares. Su principal objetivo es orientar a las personas a conseguir una vida matrimonial y familiar equilibrada, sana, funcional y armónica”, señala la directora del Centro, Hna. Claudia Pedreros. En 2007, y en conjunto con el Magíster en Ciencias de la Familia, entró en funcionamiento este Centro que pretende entregar servicio especializado y gratuito a las familias que soliciten su ayuda. “Los Centros de Orientación Familiar son un gran apoyo a las familias de la sociedad actual. Lamentablemente han nacido porque las familias han vivido crisis que por sí solas no han podido superar, y el divorcio y las amenazas constantes que viven por parte de

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Pamela Pedreros, Claudia Pedreros, R.P. Luis Rifo, Claudia Valdivia y Myriam Conejeros.

las ideologías contrarias a una antropología personalista las han debilitado”, explica la profesora Pedreros. Gracias a los estudios de posgrado que entrega nuestra Casa de Estudios en este tema, el COF trabaja con orientadores familiares formados por el mismo magíster, quienes, con metodologías específicas, ayudan a la persona, al matrimonio y a la familia, en las dinámicas relacionales, a fortalecer los recursos internos y externos, a fin de que los vínculos que unen a los miembros de la familia sean adecuados y eficaces. “La posibilidad de trabajar en el Centro es de alegría y gratitud, ya que me permite trabajar con las personas en un ámbito muy personal. Ellos

abren su intimidad, la que acogemos con el mayor respeto, delicadeza y confidencialidad. Algunas veces uno conoce realidades de los alumnos que no han sido develadas ni contadas a otros profesionales que trabajan en la Universidad”, manifiesta Myriam Conejeros, una de las orientadoras del Centro.

Problemas tradicionales El COF tiene como propósito atender y ayudar a resolver problemáticas vinculadas con las relaciones conyugales, parentales e intergeneracionales que se dan en la sociedad. “Es frecuente que lleguen familias con sus hijos en edad escolar porque el profesor les


ha derivado, ya que el niño puede presentar conductas negativas como agresividad, mal rendimiento académico, poca comunicación, falta de responsabilidad, orden, etcétera”, señala la docente Claudia Pedreros, quien explica que en esos casos, a través de sesiones de intervención a la familia completa, el Centro realiza un diagnóstico y prepara estrategias de intervención que ayudarán a que esa familia encuentre una nueva forma de superar la dificultad. Estas intervenciones son interdisciplinarias, es decir, son atendidas a nivel educativopreventivo, de asesoramiento, de orientación, de mediación y terapia, pero siempre desde una orientación personalizada. “La ayuda que podamos dar siempre va a depender del tipo de conflicto, porque cada familia es diferente y particular, tiene sus características, y cada integrante aporta algo distinto. Por eso su evolución también va a ser distinta”, explica Pamela Pedreros, orientadora del Centro. Una de las principales tareas del COF tiene que ver con superar la falta de comunicación en la familia, y mostrar cómo esto puede llegar a afectar las relaciones a niveles muy serios. Es por eso que se pone mucho énfasis en la enseñanza de verbalizar los sentimientos, preocupaciones y alegrías y, junto a ello, el cariño entre los integrantes, especialmente en la relación conyugal. “Buscar tiempos de comunicación donde ambos se escuchen, recordar siempre el momento que dio origen a este vínculo, y buscar las cosas que les motivaron para emprenderlo. Esto es fundamental y debe ser recíproco”, expresa la directora del COF.

Apoyo para ampliar la familia Para muchas parejas, uno de sus principales agobios es la preocupación por ampliar la familia. Por eso, a través del Centro de Fertilidad de la UCSC, el COF informa a quienes buscan apoyo en esta área sobre las múltiples opciones a su disposición.

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“Realizamos charlas de difusión en distintas comunidades sobre el método, pero también sobre fertilidad, sexualidad, paternidad responsable, entre otros aspectos“, indica Claudia Valdivia, académica de la Facultad de Medicina de nuestra Universidad y Coordinadora del Centro, que pone especial énfasis en la instrucción del Método de Ovulación Billings, sistema de planificación natural de la familia. “La educación sobre este método ayuda al reconocimiento de la fertilidad y, por ende, a evitar o distanciar un embarazo”, agrega. El Centro también trabaja con monitores e instructores, quienes acompañan a las parejas en el proceso que han decidido, o bien, cuando presentan problemas de infertilidad. “Las personas, por lo general, no tienen mayor idea de lo que significa su sexualidad o su fertilidad. No reconocen sus ciclos, no saben casi nada acerca de sí mismos en estas materias. Nosotros los ayudamos a conocer estos y otros aspectos, finalmente para que logren tomar decisiones adecuadas”, puntualiza la enfermera Valdivia.

Futuro prometedor Uno de los proyectos más importantes para el Centro es extender sus servicios hacia los estudiantes de la UCSC, especialmente los de primer año. “Estas familias, y el joven en particular, comienzan a vivir lo que en terapia se llama ‘crisis normativa relacional’, donde la familia experimenta la emoción y la satisfacción de que es el primer hijo que ingresa a la educación universitaria y tanto los padres como el nuevo estudiante necesitan apoyo en esta crisis”. Para la Hna. Claudia Pedreros, esta situación no debe ser vista como un hecho negativo, sino que es una gran oportunidad para realizar un trabajo preventivo y colaborar a que el joven estudiante se tome en serio esta etapa que comienza a vivir. “Creo que es maravillosa la ayuda que podemos dar, y lo mejor es que funciona, vemos los cambios que se producen luego de la terapia. Por eso creo que tenemos que seguir creciendo para cooperar con el fortalecimiento de la familia”, agrega la académica.


SSalud y vida sana

D Jorge Rifo Feliú Académico de la Facultad de Medicina UCSC

entro del desarrollo de la vida social y comunitaria de los pueblos, en la familia se vive el proceso en que la persona adquiere los patrones de conductas y hábitos que constituyen su estilo de vida, los valores y las normas. La vida familiar enseña a vencer el egoísmo, nutrir la solidaridad, no desdeñar el sacrificio por la felicidad del otro, valorar lo bueno y recto, y aplicarse con convicción y generosidad al bienestar común, al bien recíproco a los demás y al medio ambiente.

Opinión

Entre los numerosos caminos, la familia es el primero y el más importante. Es un camino común, aunque particular, único e irrepetible, como irrepetible es todo hombre, un camino del que no puede alejarse el ser humano. La familia tiene su origen en el amor con que el Creador abraza al mundo creado. Jesús ofrece una prueba suprema de ello en el Evangelio. El Hijo unigénito, consustancial al Padre, «Dios de Dios, Luz de Luz», entró en la historia de los hombres a través de una familia: El Hijo de Dios, con su Encarnación, se unió con todo hombre, trabajó con manos de hombre, amó y sufrió con corazón de hombre.

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La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, la seguridad, la fraternidad. La vida de la familia es la iniciación a una vida sana de la sociedad. En los últimos años, se ha estado gestando una transición de conciencia, debido al surgimiento de las nuevas teorías de calidad de vida. Esto ha dado lugar a la aparición de ideas que proclaman una noción de calidad de vida de los individuos reducida a pura vitalidad exuberante, satisfecha de la propia eficiencia física y absolutamente cerrada a toda consideración positiva. La calidad de vida es un concepto que va más allá de lo físico, pues implica valores y actitudes, implica su ser espiritual en relación necesaria con Dios Creador y Padre. Su búsqueda es una constante en la vida del hombre desde el comienzo de los tiempos. Asimismo, la intervención en el ámbito de los estilos de vida saludables se relaciona con el desarrollo de la promoción de la salud que, más que una disciplina, es un planteamiento global


sobre la salud y la calidad de vida de las personas. Los cambios económicos, políticos, educacionales, ambientales y sociales interpelan al hombre y la comunidad de los hombres a reflexionar en relación con una ecología antropológica relacional trascendente llamada a una vida sana, plena y feliz. La sociedad no es una mera suma de individuos, sino el resultado de relaciones entre las personas, hombre-mujer, padreshijos, entre hermanos, que tienen su base en la vida familiar y en los vínculos de afecto que de ella se derivan. Cada familia entrega a la sociedad, a través de sus hijos, la riqueza humana que ha vivido. Con razón se puede afirmar que de la salud y calidad de las relaciones familiares depende la salud y calidad de vida de toda la sociedad. El trabajo, el trabajador y la vida sana de la comunidad social están hondamente vinculados a la vida de las familias, condicionan sus elecciones, influyen en las relaciones entre los cónyuges, entre los padres e hijos, e inciden en los vínculos de la familia con la sociedad y la comunidad eclesial. A través del trabajo el hombre se experimenta a sí mismo como sujeto partícipe del proyecto creador de Dios. La

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falta de trabajo atenta contra la dignidad del hombre, creando situaciones de pobreza e injusticia que precipita violencia, hacinamiento, calles polvorientas, carencia de agua y urbanidad, generando una crisis profunda de identidad en las personas. Nuestro quehacer debe representar planteamientos serios con voluntad inquebrantable que lleve a encontrar caminos para que todos tengan acceso a un bienestar económico, familiar, espiritual y fraterno digno, mediante el que todas las personas y familias

participen activamente en el desarrollo de una sociedad verdaderamente sana y justa. Estamos llamados a promover la actividad física y la nutrición saludable, el paseo al aire libre y los juegos, la lectura y reflexión, la risa y la vida familiar fraterna que encarna las bienaventuranzas en una comunidad segura, que se relaciona, se respeta y comunica, con trabajo, equidad y justicia social. Así favoreceremos la salud y el estado de bienestar general de las personas, la familia y la comunidad.


Claudia Hurtado, directora regional del Sernam:

"La sociedad civil debe involucrarse más en temas de familia" Asegura que no sólo el Estado es el que debe impulsar políticas públicas hacia la familia, sino que resulta indispensable que las instituciones y organismos sociales también lo hagan, de manera de efectuar un trabajo coordinado en este importante tema país.

Entrevista

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eguridad, incondicionalidad, el ser aceptado como tú eres con defectos y virtudes, el poder entender que puedes proyectar tu vida con alguien incondicionalmente". Así describe la directora regional del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Claudia Hurtado (casada, tres hijas), los beneficios que genera la familia basada en el matrimonio. "Para los hijos -agrega- implica tener una vida más plena, más desarrollada, una vida en la que el ejemplo es fundamental para poder decidir el día de mañana cómo y de qué manera enfrentar la vida". Pero con esa misma convicción, esta abogada señala que la realidad de las familias chilenas es muy distinta unas de otras, fruto de una serie de cambios registrados en los últimos años, y que han obligado a redefinir el concepto.

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¿De qué manera las políticas públicas de los últimos años han incidido en la familia? - El concepto de familia tradicional se ha visto debilitado por una serie de políticas públicas implementadas desde antes que asumiéramos el gobierno. La ley de filiación y la ley de divorcio vincular han generado un aumento en las cifras de matrimonios mal avenidos, de rupturas conyugales y de convivencias de hecho. Las modificaciones al ordenamiento jurídico realizadas los últimos veinte años han impactado fuertemente en la sociedad y en la familia. Al asumir esta realidad, ¿bajo qué concepción de familia se orientan las políticas públicas impulsadas por el gobierno? - El gobierno entiende que la familia está estructurada entre un padre y una madre sin que necesariamente exista un vínculo matrimonial. También entiende que puede estar constituida por al menos una persona que tiene a su cargo la responsabilidad económica, de formar y de educar a otro. No hay que olvidar que actualmente el 49 por ciento de los hogares está cargo de una mujer que es jefa de hogar y, frente a esta realidad, el gobierno no puede abstraerse y considerar que familia es sólo un padre, una madre y sus hijos. Da la impresión que el gobierno abandonó la concepción de familia matrimonial para hacerse cargo de esta realidad de familias informales y monoparentales... - Creo que sí. Con mucha pena puedo decir

Claudia Hurtado Directora regional del Sernam

que es así, pero no porque este gobierno quiera destruir la familia matrimonial o porque no sea importante, sino porque insisto- han existido una serie de modificaciones legales que han impactado fuertemente en la sociedad y que han creado la cultura que hoy estamos viviendo. Pero una cosa es hacerse cargo de una realidad y otra distinta es que en la solución de esa realidad no se descuide el bien mayor que es la familia matrimonial. - Creo que hay que buscar fórmulas para fortalecer la familia matrimonial. En lo personal, considero que esto se puede hacer, en primer


lugar, a través del ejemplo; en segundo lugar, generando espacios para que los novios puedan tomar conciencia del paso que van a tomar y que entiendan que ese paso es irreversible, que cuando se opta por el matrimonio, se está optando libremente y sin ningún tipo de presión, a una institución que es indisoluble. Creo que el tema pasa por generar conciencia, por educar, pero también por crear las condiciones de vida materiales para que se pueda desarrollar la familia.

Involucrar a la sociedad ¿Qué políticas públicas debiera impulsar el gobierno para fortalecer la familia? -Educación y educación sexual, derechamente. Ahí hay que empezar a educar desde la primera infancia, porque los altos índices de embarazo adolescente no son casualidad. Tenemos un 33 por ciento de mujeres que han sido madres entre los 14 y 17 años. - Cuando uno educa lo que hace es cambiar un comportamiento, cambiar una conducta; ahora, ese cambio va a tener efectos o consecuencias a largo plazo, pero de todas maneras hay que invertir en eso. En segundo lugar, hay que incorporar el tema habitacional en las políticas públicas. Lamentablemente no hay espacio para hacer vida familiar en el hogar, ya que las alternativas se reducen al living o al dormitorio, por lo se deben generar espacios desde el punto de vista habitacional y recreacional. Por último, también es importante generar políticas que fomenten la corresponsabilidad, no como algo impuesto sino desde la normalidad. Esto nos va a permitir cambiar una cultura y dar un cambio significativo como país, porque las generaciones jóvenes entienden que ser padre y madre no sólo tiene beneficios directos para los hijos sino también para ellos mismos.

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Siempre se habla del Estado como promotor de estas políticas, pero ¿qué nivel de participación tiene en este ámbito la sociedad civil? - La participación de la sociedad civil, de las organizaciones sociales, de las empresas privadas no está presente a la hora de trabajar una política pública hacia la familia. Pareciera que estas instituciones fueron invisibles durante mucho tiempo y lo que nosotros hemos querido es invitarlos a sumarse a este gran desafío que tenemos como país. Siento que la Iglesia, que las universidades, las juntas de vecinos, la empresa privada, tienen que entregar su opinión y aportar con recursos para poder fortalecer estas políticas y que contribuyan a formar un país con verdaderas oportunidades. Esto puede parecer un eslogan pero cuando, por ejemplo, tienes a una empresa que está dispuesta a incorporar una política de corresponsabilidad, lo que está haciendo esa

empresa es ir en beneficio directo de la familia. Llama la atención que ninguna de las instituciones que usted menciona esté involucrada en el tema. - Durante estos últimos veinte años no se han involucrado activamente, han sido absolutamente invisibles, a lo mejor ni siquiera por responsabilidad de ellos; no existe esa conexión, ese trabajo coordinado o, si ha existido, la verdad es que no se nota. Cuando en las universidad revisas las mallas curriculares, la mayoría de ellas tienen una asignatura que se llama Responsabilidad Social, ¿en qué se traduce eso?, ¿cómo se fomenta el voluntariado entre los estudiantes?, ¿cómo y de qué manera un alumno que está en la universidad puede tener claro que el concepto de familia va a poder marcar su vida? Definitivamente no existe esa coordinación.

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Más tiempo familiar El gobierno sabe que la única forma de fortalecer el crecimiento país es incorporando a las mujeres al mundo del trabajo, pero con las condiciones adecuadas para que puedan compatibilizar el mundo laboral y el mundo familiar. En este sentido, la puesta en marcha del posnatal de seis meses, junto a los beneficios asociados al lactante y a la madre, permitió tener una primera aproximación al tema de la flexibilidad laboral, tema que el gobierno espera seguir profundizando. ¿Qué efectos está generando a nivel social la implementación del posnatal? - Para nosotros esta política ha marcado un antes y un después, principalmente en materia de protección de derechos de maternidad. Pero no sólo eso, lo que queremos impulsar es la corresponsabilidad parental, que en nuestra región hasta fines del año pasado sólo nos podía advertir que sólo dos hombres habían hecho uso de este permiso, pero que de seguro irá cambiando. Otra cosa fundamental es que vamos a poder demostrar que con esta legislación flexible no va a disminuir la incorporación de la mujer al mundo del trabajo, que era uno de los grandes temores de los detractores del proyecto. Si se demuestra lo anterior, ¿qué viabilidad cierta tiene una flexibilidad laboral como mecanismo para que las personas tengan más tiempo para compartir con la familia? - La flexibilidad laboral es una urgencia que debemos asumir rápidamente. Tenemos que ir asumiendo, especialmente en el ámbito de las mujeres, que la única forma de aumentar

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"Las modificaciones al ordenamiento jurídico realizadas los últimos veinte años han impactado fuertemente en la sociedad y en la familia"

la tasa de natalidad, de hablar de corresponsabilidad, es entendiendo que no son necesarias las largas jornadas de trabajos. Las ministras del Trabajo y del Sernam tienen clara conciencia de esta realidad y están impulsando modificaciones que permitan flexibilizar el trabajo de la mujer. Las jornadas extensas de trabajo son fatales para el fortalecimiento de la familia, ya que el costo es altísimo y, por lo tanto, esto debe ser corregido.


El fomento del autocuidado en los Cesfam

El nuevo modelo implementado en el país entiende que la atención sanitaria debe ser un proceso continuo centrado en el cuidado integral de las familias, con un enfoque preventivo, capaz de intervenir antes de que aparezca la enfermedad, por medio de la entrega de herramientas que le permitan su propio autocuidado. Este modelo, para su ejecución, ha necesitado de etapas, las que han ido cambiando la organización de la atención en un proceso que se enmarca dentro de una política nacional de Reforma al Sistema Sanitario que releva a la Atención Primaria de Salud (APS) como eje fundamental para el logro de una mejoría en la calidad de vida de la población. Los antiguos Consultorios se han transformado en Centros de Salud Familiar (Cesfam), lo que ha significado una forma nueva de relacionar al equipo de salud con la comunidad. Un ejemplo de ello es la sectorización, que consiste en dividir la población determinada a los establecimientos, asignándoseles un equipo multidisciplinario que tendrá a su cuidado a todos los integrantes de una misma familia.

mirada

Este cambio incluye hasta la distribución de la estructura física de los establecimientos de salud, los que deben contar con espacios específicos para cada sector, donde se encuentra el equipo de salud completo, los registros personales y de familia, lo cual facilita la identificación de las personas con su lugar de atención y su orientación para obtener la atención. Asimismo, los Cesfam se construyen con modelos de diseño que favorecen la sectorización. Cuentan con un servicio de informaciones más amigable, sin vidrios que separen al usuario de los funcionarios que brindan la primera atención, están bien iluminados, con boxes amplios, piso con ranuras para la conducción de pacientes ciegos, y se han incorporado espacios que facilitan la interculturalidad, entre otros aspectos. Esta reforma requiere la sinergia de los diferentes actores sociales, estableciendo el “trabajo en red”, donde se unen esfuerzos entre Servicios de Salud, autoridades comunales, Centros de Salud y comunidad. El cambio que hemos expuesto tiene sus inicios en 1981, con la formación de médicos especialistas en medicina familiar. Luego, en 1998, el Ministerio de Salud propone el programa de atención para el nivel primario de atención, dándole el nombre de Salud Familiar, Atención de Salud con Enfoque Familiar o Salud Integral, sumándose los aportes de las universidades y de la Sociedad Chilena de Medicina Familiar y General.

Eric Álvarez Mabán Jefe de carrera de Enfermería UCSC

Los Cesfam partieron en 1999, siendo el de Valle Nonguén en Concepción y los de Hualpencillo y San Vicente en Talcahuano los primeros en abrir sus puertas en nuestra zona. Como definición, el Cesfam corresponde al espacio físico que reúne los principios de la salud familiar (enfoque bio-psico-social, énfasis en la promoción y continuidad de los cuidados). Estimula el trabajo en equipo, se compromete con la participación de la comunidad y mantiene un contacto multisectorial. La característica principal es que introduce a la familia como una unidad de atención, lo que es consecuente con el enfoque planteado al inicio del texto como unidad básica de la sociedad. Sin embargo, las brechas existentes aún entre personal versus población asociada, o bien, la falta de implementación de programas descritos como la orientación familiar, entre otros, hacen pensar que aún queda camino por recorrer para la atención integral de la familia en el sistema de salud actual.

Opinión

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a concepción de la familia como unidad básica de la sociedad nos ayuda a comprender su trascendencia en todos los ámbitos del desarrollo humano y, por supuesto, también en lo concerniente al cuidado de la salud.

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Promover cambios culturales para erradicar la violencia

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a familia por esencia es el espacio donde todos los seres humanos encuentran afecto y cuidado, es la institución social destinada a proteger a sus integrantes y formar sobre todo a los más pequeños. Sin embargo, ciertas creencias culturales, que se reproducen a través del proceso de socialización al que todos nos enfrentamos, promueven algunas formas de resolver conflictos y de educar que se traducen en situaciones de malos tratos y agresiones hacia niños, niñas, mujeres y ancianos, dando cuenta con ello de una realidad que cuesta mucho erradicar.

Ejemplo de lo anterior son los estudios de Unicef que señalan que tres de cada cuatro niños/as son maltratados física o psicológicamente en su propia casa, además, una cuarta parte de ellos/as son víctimas de violencia física grave (golpizas, golpes con objetos y agresiones con armas blancas). En el caso de las y los adultos mayores, cifras del

Alejandro Abarca Díaz Docente de la carrera de Trabajo Social UCSC

Ministerio del Interior indican que uno de cada cinco son maltratados. Además, según estudios realizados durante los últimos años, la situación de las mujeres también es compleja, ya que una de cada dos chilenas ha sufrido algún tipo de maltrato por parte de su pareja (esposo, conviviente, etc.). A lo anterior, se puede agregar que la información del Servicio Nacional de la Mujer respecto de la cantidad de femicidios íntimos(1), señala que 163 mujeres fueron asesinadas por sus cónyuges, pololos o exparejas durante los últimos tres años.

Opinión 26

Si bien existen avances en materia de prevención de la violencia familiar en nuestro país durante las últimas décadas, no cabe duda también que es un fenómeno que aún se expresa en el seno de muchos de los hogares del país.

En este sentido, las distintas campañas públicas y privadas han contribuido a cambiar la actitud de la población frente a

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los casos de violencia familiar, ya que por muchos años se le consideró más bien “un problema privado” que un problema del que debiera preocuparse toda la sociedad. Un reflejo de esta mayor sensibilización frente al tema podría ser el incremento de las denuncias por violencia intrafamiliar que se realizan cada año, las que han aumentado considerablemente, según Carabineros de Chile. Cifras de la institución indican que en en 2001 se efectuaron 60 mil 769 denuncias, las que en 2006 llegaron a 95 mil 829. Para enfrentar lo anterior se han definido programas de prevención y proyectos de intervención dirigidos a mujeres, niños y niñas, adultos mayores y recientemente a hombres que ejercen conductas violentas hacia sus parejas. Además, existen iniciativas que apuntan a promover la denuncia y entrega de orientación a través de teléfonos gratuitos. A ello se suman apoyos que los municipios han promovido, tales como Casas de la Familia, Oficinas de la Mujer y Oficinas de Protección de Derechos de la Infancia. Además, en la mayoría de los Centros de Salud existen instancias para la atención de casos de violencia intrafamiliar, a los que pueden recurrir las personas afectadas u otras que tengan conocimiento de estas situaciones. Asimismo, de acuerdo a la Ley Nº 20.066 sobre Violencia Intrafamiliar, una víctima o cualquier persona que conozca una situación de violencia en una familia puede realizar la denuncia respectiva en Carabineros, Investigaciones o Juzgados de Familia.

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Todas estas iniciativas han permitido sensibilizar cada vez más a la comunidad respecto de la gravedad de este problema, pero es necesario profundizar no sólo en materia de campañas y actividades de difusión, sino también en la promoción de espacios de reflexión al interior de las propias familias, para que poco a poco reorienten ciertas creencias y puedan comprender que la violencia al interior de la familia no es natural ni normal, y que en su lugar se pueden utilizar otros mecanismos de resolución de conflictos basados en el diálogo y el respeto. Con ello, además de mejorar la situación de las familias y sus integrantes, se beneficia a la comunidad en general, ya que el impacto de esta problemática no sólo provoca efectos negativos al interior de cada grupo familiar, sino que también genera consecuencias perjudiciales para la sociedad en general. Es posible señalar entonces que, además de la implementación de programas y leyes para erradicar este problema, es necesario

promover cambios culturales que permitan asentar en la sociedad y al interior de las familias valores como el respeto y la solidaridad, a objeto de modificar las relaciones violentas y girar hacia formas de relación centradas en el cariño y el cuidado de los demás. Sólo así transitaremos por caminos que apunten hacia la construcción de una sociedad basada en el diálogo y el respeto, ya que hasta ahora para muchos niños y niñas, mujeres y ancianos, el espacio íntimo de la familia se ha transformado más en un factor de riesgo que en el espacio donde se espera encontrar el afecto y la protección que todas las personas necesitamos para desarrollarnos dignamente como seres humanos.

(1) Femicidios íntimos: Asesinatos de mujeres cometidos por varones con quienes compartían un espacio relacional o vínculo, es decir, crímenes perpetrados por hombres con quienes las mujeres convivían en una relación de pareja o familiar, y además, eran personas en quienes ellas supuestamente confiaban (“Femicidio en Chile”, Maturana, Maira y Rojas. Santiago, 2004).

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Actas del Primer Congreso Chileno sobre la Familia de Editorial UCSC

L tarea de promover la La rreflexión académica en torno a la familia to

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Recensión

l 2010, año del Bicentenario de la patria, fue un periodo especial para nuestro país, que nos llevó a reflexionar sobre múltiples aspectos de nuestra vida como nación, sobre los procesos vividos y los desafíos futuros. En ese contexto, nuestra Universidad y la Conferencia Episcopal de Chile, el Centro UC de la Familia, el Instituto de Ciencias de la Familia de la Universidad de Los Andes, la Facultad de Educación y Ciencias de la Familia de la Universidad Finis Terrae, la Vicaría para la Familia y la Red por la Vida y la Familia convocaron, en octubre, al Primer Congreso Chileno sobre la Familia, que llevó por nombre “Familia para todos en el Bicentenario”.

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Realizado en el Centro de Extensión de la PUC en Santiago, reunió a un connotado grupo de académicos, investigadores y autoridades políticas y eclesiásticas, encabezadas por el Arzobispo de Santiago, Cardenal Francisco Javier Errázuriz, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Monseñor Alejandro Goic, y el Ministro de Planificación de la época, Felipe Kast, quienes encabezaron la ceremonia de inauguración. Todos reflexionaron sobre la

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célula fundamental de la sociedad que, a juicio de Monseñor Goic, requiere que sus derechos sean respetados, pues en ella radican enormes posibilidades para educar de manera profunda a los hijos. El éxito rotundo de la jornada hizo que la publicación de los temas tratados y las exposiciones presentadas se transformara en un imperativo. Fue en ese momento cuando, por iniciativa del Rector de nuestra Universidad, Dr. Juan Miguel Cancino, y autoridades del Instituto de Teología UCSC –quienes tuvieron una participación relevante en el congreso-, la Editorial UCSC asumió el desafío de diseñar e imprimir las Actas del Primer Congreso Chileno sobre la Familia, cuyos editores fueron la directora del Centro UC de la Familia, Dra. Carmen Domínguez, y el director de nuestro Instituto de Teología, Dr. Juan Carlos Inostroza. Así, en un total de 264 páginas, este libro aspira a mantener y difundir los mensajes, reflexiones y propuestas de la reunión, permitiendo que ellas lleguen a un público mucho más amplio que los 600 asistentes, pues, a juicio de Domínguez, es tiempo de dejar atrás los diagnósticos sobre la familia

Dr. Fernando Gutiérrez Atala Director Editorial UCSC


en Chile y comenzar a dar propuestas concretas para fortalecerla, “centrándose en la familia desde una óptica esperanzadora y de futuro, en un análisis en que estén presentes todos los matices necesarios para una profunda y acertada reflexión”. La publicación es prologada por el académico de la PUC, Dr. Pedro Morandé, quien señala que la complejidad alcanzada por la sociedad moderna recomienda a las personas recurrir crecientemente al autocuidado, sea en el ámbito de la salud, seguridad ciudadana, educación, comportamiento moral, confiabilidad de la información. En este sentido, “la familia sigue siendo el lugar del autocuidado por antonomasia, pero siempre que se le reconozca su dignidad y protagonismo y se supere esa visión fragmentada que pone el énfasis prioritario en sólo algunos de sus miembros. Cuando la familia pasa a ser un depósito de las frustraciones y fracasos de sus miembros crece la probabilidad de que aparezca la violencia intrafamiliar, el abuso y, finalmente, su desintegración”. Luego, el libro presenta las diferentes aportaciones organizadas en los subtítulos Familia y Políticas Públicas, Familia y Educación y, por último, Familia y Matrimonio. Allí se incluyen las participaciones de la jefa de la carrera de Licenciatura en Ciencias Religiosas y Estudios Eclesiásticos de la UCSC, Pamela Pedreros, y del director del Instituto Superior de Bioética, Cristian Vargas. Le sigue una relación conclusiva de la jornada, a cargo del profesor titular de Derecho Civil de la Universidad de Los Andes, Hernán Corral. La publicación finaliza con el mensaje del Rector de nuestra Casa de Estudios, Dr. Juan Miguel Cancino, quien reflexiona a partir de la experiencia del 27/F: ante circunstancias adversas, todos acuden en primer lugar a la familia. Cancino se apoya en un potente dato de la encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Biobarómetro de septiembre de 2010, que señala que en la Región del

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Biobío, post terremoto, se sigue valorando el matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer (88,7 por ciento muy de acuerdo con esa afirmación), y se reconoce como derecho fundamental de todo niño contar con un padre y una madre (99,5 por ciento). Es esperanzador, señala el Rector, pensar que si en tiempos de crisis se recurre a la familia, está en nuestras manos contribuir a fortalecerla, para que siga siendo refugio seguro, toda vez que la persona humana o la sociedad esté en peligro. Con “Familia para todos en el Bicentenario”, la Editorial UCSC aspira a ser fiel en su tarea de promover y difundir la reflexión

académica, más aún cuando éstas apuntan a expresar las grandes bellezas de la vida familiar, estableciendo a través de ello fundadas esperanzas en el futuro que nos espera a todos: un Chile del futuro más justo y más solidario, en el que efectivamente la familia sea un bien público, un bien para todos. Como Editorial de una Universidad Católica, esta tarea resulta fundamental, pues hacemos eco de las palabras de S.S. Benedicto XVI, quien en Caritas in Veritate nos insta a “seguir proponiendo a las nuevas generaciones la hermosura de la familia y del matrimonio, su sintonía con las exigencias más profundas del corazón y de la dignidad de la persona”.

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Mirada al Arte

Sagrada Familia

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a imagen imponente de la Basílica de la Sagrada Familia, en Barcelona, nos ofrece tres elementos importantes. El primero, la monumental arquitectura de dicho templo, que se ve a simple vista; el segundo, y en cierto grado un poco más importante, la devoción cristiana de Gaudí, al plasmar en esta obra artística una dimensión teológica importante, su fe y una forma de expresarla ha sido a través de ella, lo que además ha sido expresada por los grandes maestros del Renacimiento y, en general, en la historia del arte, y que a simple vista no vemos; y tercero, como centro de todo lo anterior, es la posibilidad de contemplar el “misterio de Jesucristo” a través de la piedra en la que han sido plasmados acontecimientos relevantes de su vida y la vida de la Iglesia, como es la Encarnación. La imagen de la Sagrada Familia marca el inicio de la acción de Jesucristo en la historia y para la historia, ya que la contemplación de San José y la Virgen María al niño Jesús nos muestra la centralidad de la Encarnación, pero que en su contexto general es una mirada a toda la vida de Jesucristo. Esta imagen nos invita a poner nuestros ojos y nuestro corazón en este niño, que es el centro de la vida y de la historia de toda la humanidad y la esencia de la vida cristiana.

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mirada

Mg. Pamela Pedreros Silva Jefa de carrera Licenciatura en Ciencias Religiosas y Estudios Eclesiásticos

El niño en el centro muestra la acogida, el cuidado, la protección y el sentido auténtico de la grandeza de Dios como expresión de su amor a los hombres, esa expresión propia que en cada familia acontece. Por ello la Sagrada Familia es el modelo para todas las familias. Cada detalle es un signo y un símbolo que nos lleva a contemplar en esta imagen quieta el gran dinamismo de la obra redentora hacia la humanidad. Por tal razón, cuando hablamos de la teología de la familia, sólo podemos comprenderla a la luz de la familia de Nazaret.




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