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LA ACADEMIA
MI MUNDO UNAB Atención a distancia, un aporte de los jóvenes a la salud de los chilenos
Estudiantes de distintas escuelas del área de salud de la U. Andrés Bello se han transformado en un aporte a la salud de las personas, familias y comunidades; vinculándose de manera efectiva con el entorno, en un periodo de severa pandemia.
Consecuente con el escenario sanitario que afecta a nuestro país, los desafíos del sistema sanitario, y las necesidades de la población distintas carreras del área de la salud de la U. Andrés Bello han desarrollado, desde el año pasado, una serie de actividades vinculadas a la atención remota, destinada a entregar herramientas que permitan mejorar la salud de las personas, mediante trabajos de promoción y prevención en salud.
ENFERMERÍA
La Carrera de Enfermería inició en octubre de 2020 un sistema de atención remota, donde el estudiante se vincula a la comunidad con una perspectiva de Responsabilidad Social, y a la luz de la misión y valores institucionales, logra dar cuenta del perfil de egreso declarado.
Estas actividades, cuyo objetivo es otorgar cuidados de enfermería a población infantil, adulta y adulta mayor, disminuyendo la desigualdad y mejorando la calidad de vida de las personas, utiliza la telenfermería, estrategia mediante la cual se abordan las áreas de promoción, prevención, diagnóstico y tratamiento, permitiendo a los estudiantes aplicar sus conocimientos y habilidades.
“Desde del año pasado hasta la fecha y de manera continua, se han realizado actividades de teleatención, trabajando con distintas comunidades entre las que destacan usuarios de SERNAMEG y alumnos de la Escuela de Isla Dawson, junto con personas y familias que, espontáneamente, han ido accediendo a esta modalidad de atención”, detalla Pamela Varas, académica de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello y encargada del proyecto de atención a distancia.
Paralelamente, los estudiantes de último año de la carrera participarán de una iniciativa institucional, en donde se espera llegar a toda la comunidad UNAB con atenciones dirigidas a personas adultas de 20 a 64 años, que requieran de la intervención de enfermería, las cuales estarán divididas en tres acciones: 1.- Atención de consultas para control de salud con enfoque preventivo 2.- Educación Individualizada 3.- Educaciones grupales con foco en prevención y promoción.
Asimismo, en conjunto con la Dirección General de Desarrollo Estudiantil, se trabajará este año, dirigidamente con estudiantes que son padres, entregándoles herramientas que les permitan compatibilizar sus actividades académicas y su rol parental. Estas actividades consideran: Seguimiento del Desarrollo en las siguientes edades: 8 meses, 12 ms. 18ms, 2, 3, 4 y 5 años; consulta sobre Cuidados del RN (baño, muda, cuidados del cordón umbilical y otros según necesidad); consulta lactancia materna; consulta niña/o con alteración nutricional por déficit o exceso; consulta sobre Desarrollo psicomotor en las distintas edades (estimulación y alteración según necesidad); consulta sobre cuidados del niño con enfermedades respiratorias agudas y crónicas: Manejo de medicamentos (dilución de antibióticos, administración de fármacos por vía oral, rectal, uso oxigenoterapia en domicilio, nebulizaciones, inhaladores con Aero cámara); consulta sobre cuidados del niño con enfermedades gastrointestinales (manejo de medicamentos y cuidados en el hogar); promoción y prevención de accidentes en el hogar; y educación primeros auxilios pediátricos.
Valentina Abarca, estudiante de quinto año de Enfermería de la UNAB, describió la experiencia que significó la telesalud. “Como herramienta fue baste innovadora pero sobre todo provechosa. Nos permitió hacer un seguimiento de los pacientes, mantener sus controles al día, que debido a la pandemia se suspendieron, permitió a enfermería contribuir a un mantenimiento óptimo de la salud, pese a las circunstancias”.
KINESIOLOGÍA
La Escuela de Kinesiología de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad Andrés Bello, también elaboró actividades y colaboraciones de manera virtual a través de la plataforma Zoom y sin costo para los usuarios que lo requieren.
Uno de los proyectos está enfocado a ayudar a usuarios en afecciones del sistema musculo-esquelético (músculos, huesos, articulaciones). Esta actividad forma parte de la asignatura de quinto año Práctica Profesional y nace en el marco de la contingencia nacional de pandemia por el virus SARS-COV-2 (COVID-19), donde las autoridades han establecido una serie de restricciones sanitarias asociadas al autocuidado y a la circulación de personas, lo que ha derivado en que la población tenga dificultades o limitaciones en el acceso a los diferentes servicios sanitarios, especialmente de rehabilitación. El proyecto ofrece la realización de sesiones consistentes en: evaluación a distancia de su condición de salud; propuesta de objetivos terapéuticos; dirección y monitorización de un plan de tratamiento; educación y promoción de su condición de salud.
“Como Escuela, hemos planteado la convicción de que la metodología de telerrehabilitación es necesaria de mantener y enseñar a nuestros y nuestras estudiantes, para brindar oportunidad a muchos usuarios que no han podido acceder a atenciones kinesiológicas, no solo en este tiempo de pandemia”, describe Andrea Riquelme, directora de la Escuela de Kinesiología de la U. Andrés Bello. “En sintonía con las demandas actuales de atención que nuestro país plantea, continuaremos durante este año 2021 propiciando que nuestros estudiantes de práctica profesional tengan alguna experiencia a partir de esta metodología y hemos propiciado a su vez que nuestra propia comunidad UNAB pueda verse beneficiada con estas atenciones, al invitar a estudiantes, colaboradores y sus familiares a participar con nosotros de estos procesos”, agrega la autoridad.
“Son muchos y muchas dentro de nuestra propia comunidad que han tenido que esperar largos meses para poder acceder a atenciones kinesiológicas y esperamos con esto poder brindar una verdadera colaboración”, subrayó.
NUTRICIÓN Y DIETÉTICA
La Escuela de Nutrición y Dietética puso en marcha la Oficina Virtual con el internado rural. Los estudiantes atienden a pacientes que se inscriben a través de un link de atención y está abierto a la comunidad.
El año pasado, entre agosto y noviembre, fueron 731 los beneficiarios con el proyecto que tuvo como objetivo contribuir solidaria y responsablemente con la sociedad en contexto de la catástrofe ocasionada por COVID1-9, que además de la morbimortalidad asociada a su virulencia ha desencadenado una crisis económica y social que limita el acceso a bienes y servicios. En este contexto la consulta nutricional virtual pretende ser un agente de cambio en la salud alimentaria poblacional, orientando a la adopción de hábitos alimentarios saludables que contribuirán al bienestar de las comunidades de trabajadores y sus familias.
“En este momento tenemos 29 internos participando de las tres sedes (Santiago, Concepción y Viña del Mar). Esto ha sido bastante exitoso, hay mucha demanda, pero nos ha costado este año dar abasto con todos los inscritos porque precisamente se requieren más profesores”, describió Carmen Gloria Fernández, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética y encargada del proyecto.
8COLUMNA Desafíos de la formación médica en tiempos de pandemia
Dr. Sebastián Ugarte Director Programa de Medicina Intensiva de la Universidad Andrés Bello
El sector educativo es, sin duda, uno de los más afectados debido a la pandemia. Sin embargo, la necesidad de preparar médicos, especialistas y otros profesionales de la salud, nunca había sido tan imperiosa como lo es ahora, en el contexto de la actual emergencia global.
Formar médicos requiere integrar a un interno en las actividades asistenciales de un centro sanitario de práctica clínica, con responsabilidad creciente y supervisión decreciente en el tiempo. Lo mismo, pero a un nivel de mayor complejidad y sofisticación, se requiere para formar médicos especialistas, labor que nuestra Universidad ha seguido desarrollando incluso en medio de esta emergencia sanitaria. ¿Pero, es posible llevar a cabo esta labor formativa durante la pandemia, asegurando que el resultado final, un médico competente, resulte del cumplimiento de un programa adaptado a las demandas sociosanitarias de la presente emergencia? Es posible, pero exige por parte de los académicos un esfuerzo adicional para asegurar un proceso formativo adaptado a la contingencia. El autor Cobo-Reinoso señala que “la definición de un programa formativo coherente con los objetivos de la formación; establecer protocolos de supervisión; una adecuada comunicación con el tutor; un sistema de evaluación integral, esencialmente formativo, más exigente, y un control de calidad por parte de las Comisiones docentes”.
Debemos, además, comprender que estamos sumergidos en un mundo en el cual, quizás, su principal característica sea el cambio constante. Esto supone que ya no es realista definir el propósito de la educación con la mera transmisión de lo que ya se conoce.
Las nuevas generaciones de médicos y de especialistas requieren no sólo aprender, sino “aprender a aprender” en un escenario cambiante. En este sentido, la pandemia no sólo nos plantea dificultades académicas, sino que nos entrega una genuina oportunidad de aprendizaje.
Durante esta crisis es necesaria una gran flexibilidad de parte de las universidades, y considerar que la historia de la medicina atesora brillantes contribuciones precisamente de estudiantes y residentes de medicina, como la heparina, la insulina, o la anestesia, entre otros importantes descubrimientos. Pero, por otra parte, debemos señalar que, durante la actual emergencia, la vocación médica altruista, que hace a los médicos trabajar incluso si están enfermos, debe ser repensada con cuidado, puesto que médicos enfermos o incluso en estado asintomático, pueden facilitar la propagación del virus.
Finalmente, debemos decir que en medicina de hoy, el aprendizaje es de por vida (lifelong learning) y la motivación de los futuros médicos para participar en el proceso educativo continuo, se basará siempre en la necesidad de reducir la tensión creada entre lo “que es” y lo que “debería ser”, el ardor de esa motivación es finalmente ético, y quizás se origina en la misma llama que ha motivado a nuestros internos y médicos jóvenes a no ausentarse de sus puestos durante esta emergencia.