8 minute read

Figura 5. Proceso de un modelo

un profundo desarrollo convirtiéndose en una herramienta de gran aplicabilidad para las

diversas ramas del conocimiento (Kruiger et al., 2021). Este sistema geográfico tiene la

Advertisement

capacidad de elaborar modelos a través del procesamiento de información del mundo real

a estructuras digitales en el que se puede analizar un proceso específico en un tiempo

determinado (Mitchell, 2012). La construcción de modelos constituye un instrumento eficaz

para una adecuada toma de decisiones tanto para la planificación como para la gestión de sistemas complejos (figura 5).

Figura 5. Proceso de un modelo.

Elaboración: Propia, basada en la teoría de Mitchell (2012).

Para la conceptualización de un modelo se debe considerar que se pueden analizar los fenómenos en tres dimensiones: de manera espacial, temporal y espacio-temporal

(Peuquet, 1984).

a. Modelo espacial

Un modelo espacial constituye una representación simplificada de una realidad en un área

geográfica definida. Cada objeto que se encuentra en el espacio tiene propiedades

descriptivas (atributos) y geométricas (topología) que puede ser georreferenciados a una

ubicación y por lo tanto transformarse de manera abstracta a un formato digital para que

pueda ser entendida por un ordenador. En este sentido, se han desarrollado diferentes

softwares que permiten procesar grandes cantidades de datos geográficos de manera

estructurada los cuales se desarrollan mediante un modelamiento de datos que facilitan la

representación de cualquier fenómeno del mundo real (Goodchild y Haining, 2005).

Un reto importante al momento de construir un modelo espacial es la conceptualización de

modelos teóricos del mundo físico. El desafío de este proceso es integrar diferentes

metodologías, datos y visiones que permitan generar modelos espaciales genéricos capaces

ser evaluados desde diferentes perspectivas. Si bien no se puede determinar si un modelo

es correcto, si se puede establecer si un modelo es bueno o malo. En este sentido, el nivel

de conocimiento y experiencia del analista es de vital importancia.

b. Modelo temporal

El modelo temporal comparte la teoría de un modelo especial, pero se diferencia porque el

tiempo cumple un rol fundamental. El estudio de las series de tiempo es unidireccional, es

decir preservan un orden en el tiempo que va de atrás hacia adelante. Mientras que los modelos espaciales (d=1) una dirección puede ser bidireccional y los eventos pueden estar

ligados en dos direcciones (Romo, 2019). Gran parte de los entornos geográficos son

dinámicos por lo tanto incorporar la variable de tiempo es de gran importancia para

determinar los cambios o movimientos de los eventos (Martínez-Rosales y Serguei, 2014).

c. Modelo espacio-temporal

La combinación de modelos espacio-temporales es de creciente interés debido a que los

fenómenos están vinculados tanto al tiempo como al espacio. Es así que una ubicación

espacial puede afectarse en el tiempo, es decir un comportamiento de un proceso puede modificarse en función de las interacciones del espacio y de la serie de tiempo (Romo, 2019).

2.2 MARCO HISTÓRICO

La delimitación de los espacios geográficos en el territorio es esencial por varios motivos que

van más allá de la delineación de orden espacial. Desde el punto de vista de la planificación

y gestión, muchas políticas de desarrollo carecerían de sentido si no apuntaran a espacios

perfectamente definidos. De igual manera, si no existiera contornos urbanos vinculados a

áreas administrativas sería difícil hablar de ciudades (Reig et al., 2016). Es por ello que

conocer dónde termina lo rural y comienza lo periurbano y a su vez donde termina el

periurbano y comienza lo urbano es un desafío latente que tienen la mayoría territorios.

Bajo este contexto, existen algunos estudios que intentar definir los distintos espacios

geográficos, no obstante, poner límites claros a un territorio dinámico resulta difícil y

requiere de algunos criterios cuantitativos que ayuden a delimitarlos.

Se han planteado algunos enfoques metodológicos para demarcar los espacios geográficos

desde de la perspectiva de diferentes disciplinas. La Organización para la Cooperación y el

Desarrollo Económico (OECD, 2020) utiliza la densidad poblacional como indicador para

definir la ciudad y sus zonas circundantes. Se identifican tres categorías de territorio: la

ciudad (áreas densas), los pueblos y áreas de densidad intermedia (densidad poblacional

menor) y las áreas rurales (zonas escasamente pobladas).

Reig, Goerlich y Cantarino (2016) utilizan tres dimensiones para diferenciar los espacios urbanos de los rurales en ciudades europeas: i) la demografía, define que las zonas con una densidad poblacional menor a 150 habitantes/km2 corresponden a territorios rurales. ii) La

cobertura del suelo prevaleciente medida a través de la intensidad de la intervención

humana en el territorio, aquí se manifiesta que una entidad debería considerarse rural si al

menos el 90 % de su superficie está cubierta por suelo natural, usos agrícolas o bosques. iii)

El grado de accesibilidad a los servicios públicos como factor que permite determinar las

posibilidades de desarrollo de las diferentes áreas, medidas con base al tiempo requerido

para desplazarse, se utiliza el umbral de 45 minutos para definir que un asentamiento es

accesible.

Dodier (2007) caracteriza las zonas periurbanas de una ciudad francesa desde el punto de

vista de la sociología. Determina que estos espacios son cada vez más heterogéneos donde

la composición social varía en función de la distancia con el centro, situación que se

configura en función del mercado inmobiliario.

Beynon, Crawley y Munday (2016) identifican y clasifican las zonas urbanas y rurales de

Reino Unido a través de un índice de ruralidad basado en tres indicadores: i) las dinámicas

de población y vivienda medidas a través de la densidad poblacional, actividad laboral,

población activa, empleo agrícola y disponibilidad de viviendas, ii) dinámica migratoria

asociado a los cambios en el mvimiento de la oblación y compuesto por el porcentaje de

inmigración, emigración y migración neta, y iii) dinámica social referente a las tendencias

socioeconómicas medido por el porcentaje de población que no se desplaza y por el cambio

de población (2000-2010). Este estudio identificó que las características tradicionales de

ruralidad ocultan las dinamicas sociales y físicas más complejas de una localidad.

Karg, et al. (2019) clasifican las zonas periurbanas de una ciudad en Ghana (África) mediante

una metodología multidimensional basada en tres elementos centrales: i) índice de

urbanidad, medida relativa para conocer cuan urbano es lugar y su gente determinada

mediante indicadores de servicio, infraestructura y medios de vida, ii) la diversidad de

hogares referido a los medios de vida y al acceso a los servicios urbanos, y iii) dinámica del

uso de suelo determinada a través de la teledetección. Los resultados muestran que el

periurbano cuenta con dos zonas: las áreas periurbanas interiores son impulsadas por la

expansión urbana y la conversión del suelo es más visible en comparación de las áreas

periurbanas exteriores que son menos dinámicas con densidades más bajas. Los hallazgos

de esta investigación revelaron que las áreas periurbanas se desarrollan principalmente a lo

largo de los principales corredores de transporte a través de las divisiones administrativas,

así como en forma de islas periurbanas en la zona rural.

Saksena et al. (2014) utilizaron la teledetección y datos censales para construir y validar un

modelo que clasifica a los municipios de Vietnam (Asia) en función de características

socioeconómicas y biofísicas en: rural, periurbano, urbano y urbano central. Se utilizaron cuatro indicadores para ello: fracción de hogares que subsisten de la agricultura, fracción de

tierras dedicadas a la agricultura, viviendas con saneamiento moderno y la densidad de

vegetación medida por el índice de vegetación de diferencia normalizada (NDVI). Los

resultados obtenidos identificaron que las zonas clasificadas como periurbanas son

gestionadas como zonas rurales por lo gobiernos locales. Además se encontró diferencias

entre las zonas periurbanas y se las clasificó en tres tipos: aglomerados situados en la

periferia de las grandes ciudades, aglomerados emplazados a lo largo de las carreteras y los

asociados con actividades administrativas, proyectos industriales o energéticos. Por tanto,

en este estudio se encuentró un hallazgo importante, al demostrar que la proximidad a las

ciudades no define por sí mismo lo periurbano sino que es la coexistencia de características

tanto urbanas como rurales.

En general, la literatura revisada muestra que el proceso de expansión está cambiando el

aspecto morfológico y físico de las áreas periurbanas. Es así que algunos estudios han

identificado distintos tipos de zonas de transición urbana rural. Los más comunes son los

que se expanden relativamente uniforme alrededor de las zonas urbanas, otras estructuras

se desarrollan a lo largo de ciertos corredores viales, también existen zonas periurbanas más

alejadas de las zonas urbanas y relacionadas con usos especiales. Estas zonas delimitadas

como periurbanas generalmente están relacionadas con los aspectos funcionales de la

ciudad y experimentan los impactos directos de las demandas de tierra por el crecimiento

urbano. La diversidad de realidades se refleja en las múltiples metodologías y criterios

utilizadas para definir las áreas periurbanas.

Si bien existen diferencias específicas en cada contexto de análisis, la mayoría de autores

destacan el carácter dinámico del espacio periurbano que se caracteriza por la

heterogeneidad de su territorio, estructuras económicas diferentes y falta de instituciones

y políticas propias para estas áreas. Es por ello que los parámetros utilizados se basan

comúnmente en la densidad poblacional, datos de hogar, usos de suelo, aspectos

socioeconómicos, infraestructuras y servicios. De esta manera se han identificado cuatro

diferencias específicas en la delimitación de las áreas periurbanas de la literatura revisada:

i) la escala espacial de análisis: a nivel de comunidad, ciudad, región o país, ii) las fuentes de

datos: primarias o secundarias, iii) tiempo de análisis: estudios transversales (un solo punto en el tiempo) o temporales (período de tiempo), y iv) nivel de resolución: unidades

administrativas (límites oficiales) o unidades homogéneas continuas (teselaciones

espaciales).

2.3 MARCO METODOLÓGICO

Trabajar en SIG se trata fundamentalmente de diseñar flujos de trabajo como respuestas a

preguntas analíticas cuyas respuestas aún se desconocen. En este sentido, los SIG presentan

una colección de métodos para analistas que implica el conocimiento y creatividad para

descubrir cómo se pueden transformar los datos espaciales para obtener una respuesta a

This article is from: