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1. INTRODUCCIÓN
UNIDAD DIDÁCTICA 1. ESTRUCTURA DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL
1. INTRODUCCIÓN
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La formación profesional es uno de los temas de mayor trascendencia para el futuro profesional de los individuos, la competitividad de las empresas y el desarrollo de los países.
Hablar sobre la importancia de la formación profesional para atribuirle la solución a todo tipo de problemas constituye uno de los tópicos empleados con más frecuencia.
La formación en general y la Formación Profesional en particular, constituyen hoy en día objetivos prioritarios de cualquier país que se plantee estrategias de crecimiento, de desarrollo tecnológico y de mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos.
A lo largo de su historia, la Formación Ocupacional en España, se ha caracterizado por la improvisación y la falta de coordinación.
Las circunstancias económicas y políticas de España marcan un camino muy diferente al del resto de los países europeos en la evolución de la política de Formación Ocupacional, sobre todo por el retraso del proceso de industrialización y la fuerte protección que ha ejercido el Estado sobre nuestras empresas y su modernización.
Los objetivos que se han intentado cubrir a través de la Formación Ocupacional en España son proporcionar una formación básica general y una formación básica técnico/laboral; y establecer actitudes de cambio e innovación, adaptaciones a los cambios,...
Hoy día, hablar de Formación Ocupacional, nos remite a una diversidad de prácticas y a una pluralidad de contenidos, que responden a estrategias diferentes y a múltiples proyectos pedagógicos que van cambiando de forma muy rápida, y, que sirve para:
• La adquisición inicial de las habilidades necesarias para poder acceder a un puesto de trabajo;
• El desarrollo de habilidades para adaptarse a los cambios del puesto de trabajo (formación continua);
• El apoyo a aquellas personas que aún no han accedido a su primer empleo o a las que lo han perdido y necesitan un reciclaje; y
• La atención a colectivos que presentan carencias básicas de formación o de difícil inserción en el mundo laboral.
Por tanto la Formación Ocupacional en España se dirige a todos los trabajadores que forman parte de la población activa, es decir, aquellos que están en edad legal de trabajar (entre 16 y 65 años) y que buscan activamente un empleo (bien por estar desempleados o por querer mejorar el empleo que tengan).
Este subsistema de formación es bastante complejo, ya que son muchos los organismos e instituciones que se preocupan de ella y la legislación que la regula.
Es una realidad que el sistema actual está en crisis y que el sistema Productivo demanda una formación básica que permita después un proceso de cualificación profesional más rápido acentuando la polivalencia y movilidad del trabajador.
Se considera polivalente al trabajador que puede desempeñar puestos de trabajo que no pertenecen a familias profesionales conexas y que, además, posee una cualificación del mismo nivel en cada uno de ellos. Esta polivalencia permite que se adecue mejor al mercado laboral permitiendo también una mayor movilidad y, por tanto, una más fácil colocación en el mercado actual.
La mejora y adaptación de las cualificaciones profesionales no sólo supone una adecuada respuesta colectiva a las exigencias de un mercado cada vez más competitivo, sino también un instrumento decisivo para que la población activa pueda enfrentarse, eficazmente, a las nuevas dimensiones de las cualificaciones profesionales y a la creciente movilidad en el empleo.
El nivel de cualificación de los módulos profesionales estaba adaptado al establecido por la Comunidad Económica Europea en su fecha, estructurándose en módulos de nivel 2 y módulos de nivel 3 (Decisión del Consejo de la Comunidad Económica Europea de 16 de julio de 1985–85/368/CEE)
La publicación de la Ley Orgánica de las Cualificaciones y de la Formación Profesional (Ley 5/2002), destaca en la exposición de motivos la necesaria renovación permanente de las instituciones y por consiguiente, del marco normativo de la formación profesional, de tal modo que “se garantice en todo momento la deseable correspondencia entre las cualificaciones profesionales y las necesidades del mercado de trabajo”.
Se pretende conseguir “el mejor aprovechamiento de la experiencia y conocimientos de todos los profesionales en la impartición de las distintas modalidades de formación profesional y con la finalidad de posibilitar al profesorado el desempeño de funciones en las diferentes ofertas de formación profesional reguladas.”
La finalidad de la citada Ley tiene por objeto la ordenación de un sistema integral de formación profesional, cualificaciones y acreditación, que responda con eficacia y transparencia a las demandas sociales y económicas a través de las diversas modalidades formativas, como queda expresado en el artículo 1 de la ley.
La Ley Orgánica 10/2002, de Calidad de la Educación, (BOE A-2002-12018), también establece para la Formación Profesional unas medidas que se basan en permitir el acceso a dichos estudios de aquellas personas que, careciendo de los requisitos académicos, demuestren a través de una prueba tener la preparación suficiente para cursar estas enseñanzas; asimismo, se establece una nueva vía de acceso a la FP de grado superior para aquellas personas que tengan superadas todas las asignaturas de cualquier modalidad de Bachillerato pero no la prueba general de Bachillerato; este paso se realizará mediante la superación de una prueba.
Las circunstancias económicas y políticas de España, como hemos referido, marcan un camino muy diferente al del resto de los países europeos en la evolución de la política de Formación Ocupacional, sobre todo por el retraso del proceso de industrialización y la fuerte protección que ha ejercido el Estado sobre nuestras empresas y su modernización.
En resumen, los objetivos que se han intentado cubrir a través de la Formación Ocupacional en España son proporcionar una formación básica general y técnico-laboral, y establecer actitudes de cambio e innovación, adaptaciones a los cambios,...
En la Unión Europea, las instituciones comunitarias, gobiernos, empresariado y sindicatos coinciden en esta consideración de papel estratégico que debe atribuirse a la formación de recursos humanos y apelan continuamente a la necesidad de elevar el nivel general de las cualificaciones profesionales; las posibilidades de progreso y desarrollo de los individuos y sociedades se asientan en la formación e instrucción que los sistemas educativos son capaces de proporcionar, en el traspaso y transmisión de conocimientos y saberes que aseguran. Conocedores de que el futuro de los pueblos se fragua en la actividad educadora, las diversas sociedades, a lo largo de su historia, se han preocupado por configurarla de la manera más seria y perfecta. Por ello, nuestra sociedad, con una idea claramente europeísta, concede una gran importancia a la educación y formación de sus ciudadanos, y junto a los