MARX SITUACIÓN DEL AUTOR (PARA TEXTO) Marx es un filósofo, sociólogo, economista y activista político que, en el siglo XIX, se inserta en su contexto histórico no sólo para interpretarlo sino, ante todo, para transformarlo. Con este objetivo configuró una teoría bebiendo en fuentes tan diversas como la filosofía alemana, el socialismo utópico francés y la economía inglesa. Marx entregó plenamente su vida a esta teoría, tanto a su expresión literaria como a su realización práctica. ALIENACIÓN E IDEOLOGÍA Como Rousseau, Marx quería superar las desigualdades y divisiones de la sociedad de su tiempo y establecer una verdadera comunidad. Y como Rousseau, situó la barrera que le separaba de su objetivo en las divisiones circunstancialmente desarrolladas entre los hombres, en especial en la división del trabajo que tiene su base en la propiedad privada de los medios de producción por parte de la burguesía. Marx elaboró un programa para la creación de tal comunidad que utilizaría los mismos antagonismos de la sociedad burguesa para provocar su caída. Marx solía decir que la sociedad burguesa produce sus propios sepultureros. Ningún grupo sufre más la limitada naturaleza de la emancipación burguesa que los proletarios, insertos en un modo de producción que configuraba un nuevo tipo de esclavitud que Marx denunció con vehemencia. En el capitalismo se produce una reducción del hombre a mero medio y la violación de su verdadera naturaleza: de ahí la alienación del los individuos y la desnaturalización que sufren al vender su fuerza de trabajo. Esta alienación del trabajador encuentra apoyo y justificación en un conjunto de ideas: la superestructura ideológica tiene como objetivo defender los estrechos intereses de la clase privilegiada. Hay que precisar que, para Marx, el hombre se realiza a través de su actividad práctica, de su trabajo. Pero, en el modo de producción capitalista, una clase social es la propietaria de los medios de producción (burgueses), mientras que otra, al no poseer dichos medios de producción, sólo puede vender su fuerza de trabajo (proletarios). De este modo el sistema capitalista hace que el trabajo, en lugar de realizar al hombre, le enajene, le aliene, de diversos modos: - respecto al producto de su trabajo, que pasa a ser un objeto que no pertenece al trabajador
-la misma actividad del trabajo también es alienante en el capitalismo porque aparece como una actividad exterior al trabajador, un “trabajo forzado” que no realiza al hombre -respecto a otros hombres, dado que en este sistema aparecen clases sociales diferentes y opuestas, con intereses antagónicos. -respecto a la misma naturaleza: el hombre ejerce su trabajo sobre la naturaleza y, cuando queda alienado del producto de su trabajo, queda también alienado de la naturaleza. Esta situación podría transformarse, decía Marx, sólo si llegaba a abolirse la propiedad privada de los medios de producción para saltar más allá de los limitados derechos burgueses propuestos por la Revolución Francesa hasta el dominio de los derechos universales del comunismo. Para Marx los hombres producen insertos en un modo de producción formado por una infraestructura (en la que se encuentra las fuerzas productivas y las relaciones de producción), sobre la que aparece la superestructura. En el modo de producción capitalista unos pocos hombres (los burgueses) poseen la propiedad de los medios de producción y sustraen la plusvalía a los que no los poseen (los proletarios, que venden su fuerza de trabajo). Se produce así una alienación del trabajador y , sobre esta infraestructura explotadora, aparece el conjunto de la ideología, la superestructura, que obedece a los intereses de la clase privilegiada. De acuerdo con el materialismo histórico de Marx, en el modo de producción capitalista tanto la religión, como el Estado, o la filosofía, constituyen ideologías que justifican la explotación. La ideología es, para Marx, un conjunto de invenciones, tergiversaciones o fantasías que ejercen una función de ocultación y de enmascaramiento de una estructura económica explotadora. MATERIALISMO HISTÓRICO Y COMUNISMO En el modo de producción capitalista unos pocos hombres (los burgueses) poseen la propiedad de los medios de producción y sustraen la plusvalía a los que no los poseen (los proletarios, que venden su fuerza de trabajo). Se produce así una alienación del trabajador y, sobre
esta
infraestructura
explotadora,
aparece
el
conjunto
de
la
ideología,
la
superestructura, que obedece a los intereses de la clase privilegiada. Desde el materialismo histórico de Marx, desde la base económica de un modo de producción alienante (p.ej. el capitalismo), emerge una superestructura ideológica (p.ej., religión, Estado, filosofía…) que justifica esa alienación. La ideología es, para Marx, un
conjunto de invenciones, tergiversaciones o fantasías que ejercen una función de ocultación y de enmascaramiento de una estructura económica explotadora Marx veía en el proletario no sólo a las víctimas del capitalismo, sino también a los agentes de su transformación. El argumento de Marx no es sólo moral, sino también predictivo. Así sostuvo que el proletariado desarrollaría, con el tiempo, tanto la voluntad como la capacidad de originar una revolución social: el proletariado se convertiría en mayoría numérica, ocuparía los puntos de productividad económica, realizaría sus intereses comunes y se organizaría para tomar el control por la fuerza. Cuando Marx descubrió en el proletariado el agente del cambio, se orientó al estudio de la economía a fin de comprender la dinámica de la formación de clases. Para Marx los hombres producen insertos en una infraestructura formada por las fuerzas productivas y las relaciones de producción, sobre la que aparece la superestructura. Marx denominó modo de producción de la sociedad a la combinación de fuerzas productivas y relaciones de producción en un determinado momento, así como a la superestructura correspondiente. Las fuerzas productivas son dinámicas, mientras que las relaciones de producción son defendidas por la clase privilegiada. Este antagonismo en el seno de un modo de producción y la transformación de un modo en el siguiente se lleva a cabo merced a la acción de las clases sociales, representante una los pasados y estrechos privilegios, y la otra la futura y creciente emancipación. En el capitalismo unos pocos hombres (los burgueses) poseen la propiedad de los medios de producción y sustraen la plusvalía a los que no los poseen (los proletarios, que venden su fuerza de trabajo). En cada sociedad está necesariamente presente un ingrediente subversivo, cuyos intereses son opuestos a los de la clase dominante. Cuando la clase explotada alcanza su madurez sobreviene la revolución. Así ha ocurrido en los pasos de uno a otro modo de producción en la historia (asiático, antiguo, feudal y burgués), hasta que finalmente la revolución proletaria desembocará en un orden libre de antagonismos: el comunismo. Entonces los expropiadores serán expropiados y se cerrará la “prehistoria de la humanidad”. No obstante, la venida del comunismo tras la revolución proletaria triunfante requerirá un periodo de consolidación por la fuerza en el cual se desarraiguen las prácticas burguesas residuales, la dictadura del proletariado.