Recopilatorio 2 de octubre

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CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 25 de Septiembre de 2019

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DECLARATORIA:

Encuentro Estatal Maíz Comunal de Oaxaca para el Mundo “… Quetzalcóatl puso maíz en los labios de los primeros hombres, Oxomoco y Cipactónatl, antigua pareja de seres humanos, cultivadores del maíz, para que comiéndolo se hicieran fuertes.” En la ciudad de Oaxaca de Juárez, ciudad de la resistencia, los días 27 y 28 de septiembre de 2019, nos reunimos campesinas y campe­ sinos indígenas del estado de Oaxaca en el Encuentro “Maíz Co­ munal de Oaxaca para el Mundo”, con la finalidad de reflexionar sobre las problemáticas que ha visibilizado el mal llamado “maíz mixe”, analizar las políticas públicas del actual gobierno hacia el campo mexicano, así como para proponer alternativas frente a las agresiones que sufren los maíces nativos y el campo mexicano. Bajo el disfraz de la ciencia y el desarrollo, científicos norteameri­ canos cometieron del 2006 al 2015 una serie de agravios a comuni­ dades indígenas mesoamericanas que desembocaron en la solicitud de patentar características genéticas derivadas del maíz olotón, que fue sustraído de la comunidad mixe de Totontepec y del cual se en­ cuentra documentada su existencia desde la década de los 50’s del siglo pasado en Guatemala y México. Vemos con preocupación que los ordenamientos internaciona­ les a los que México está empujado a ratificar como el Protocolo de Nagoya sobre acceso a recursos genéticos y el Convenio de la Unión Internacional para la Protección a las Obtenciones Vegeta­ les (UPOV 1991), al que lo obliga el nuevo Tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (TMEC); son instrumentos que legiti­ man el despojo de los recursos genéticos bajo un supuesto reparto de beneficios por un lado y por el otro la criminalización del libre intercambio de semillas, para favorecer el interés de las empresas 1


transnacionales, menospreciando el hecho de que el maíz es una creación mesoamericana que tardó miles de años en producirse y que ahora quieren apropiarse para lucrar. Calificamos esta acción como un acto de biopiratería, y aseveramos que las Universidades de California – Davis y Wisconsin – Madi­ son, al servicio de la empresa Mars Inc., no realizaron ningún des­ cubrimiento, solo pretenden apropiarse de nuestros saberes ances­ trales, mostrando un desconocimiento y menosprecio de la ciencia tradicional que actualmente en nuestras comunidades se expresa como costumbre. La práctica de la milpa siempre ha contribuido a enfriar el planeta, el que hoy se enteren por medio de la tecnología que ha desarro­ llado la ciencia occidental de que el maíz olotón se alimenta del nitrógeno que capturan las bacterias que viven en el mucílago que segregan sus raíces, así como que podrían manipular esta cualidad para disminuir el uso de fertilizantes hechos a base de petróleo, no les da derecho a apropiarse de este conocimiento milenario que desde la perspectiva indígena debe seguir en manos de quienes tra­ bajan la tierra para producir sus alimentos. En relación a las políticas públicas que se están impulsando hacia el campo mexicano, vemos con desagrado que se utilizan políticas paternalistas con el disfraz del combate a la pobreza que están in­ dividualizando la entrega de recursos mínimos a los campesinos, propiciando con esto la desintegración del tejido comunitario, al mismo tiempo que asestan un golpe a los derechos colectivos de los pueblos indígenas; así mientras que se promete reconocer la libre determinación de los pueblos indígenas, en los hechos se imponen programas que en aras de la transformación destruyen la comunidad. Vemos al programa “Sembrando vida” como la intención de dividir las tierras de uso común para sentar las bases de su futura privati­ zación, mediante la erosión del tejido social propiciado por la toma de decisiones en pequeños grupos que ignoran la existencia de las asambleas comunitarias; asimismo lo vemos como el impulso al es­ tablecimiento de plantaciones comerciales que pretenden sustituir los espacios donde se siembra la milpa. 2


La importación creciente de maíz transgénico se está haciendo con el propósito de servir de alimento a los animales de las granjas que han trasladado de Estados Unidos a México, mismas que ya han oca­ sionado graves problemas de contaminación e incluso la aparición de enfermedades provocadas por el uso intensivo de antibióticos para la crianza de cerdos, pollos y bovinos en condiciones de hacinamiento. México produce el maíz que necesita para comer, pero las políticas globales de ventajas comparativas pretenden que dejemos de pro­ ducir nuestros propios alimentos. Mientras se exportan verduras, frutas y hortalizas que necesitan grandes cantidades de agua para su producción, importamos granos que son el alimento cotidiano de la mayoría de la población. Los bancos de germoplasma que se han construido a base de las miles de colectas que se han realizado en los últimos años a través de ferias de semillas organizadas por el CIMMyT, el SNICS y el INIFAP en­ tre otras instituciones y con la participación de investigadores sin éti­ ca profesional, solo han servido para concentrar la diversidad genética de nuestro país en manos de las empresas transnacionales. La biotecnología, así como la agricultura digitalizada y robotizada no son la panacea para salvar del hambre al planeta, son falsas so­ luciones que solo pretenden concentrar la producción de alimentos en manos de cada vez menos empresas transnacionales que preten­ den controlar nuestras vidas; por eso hacemos un llamado: A las comunidades indígenas y campesinas a seguir practicando la comunalidad como una forma de vida, a sembrar las semillas propias y utilizar técnicas ancestrales y agroecológicas para la producción de sus alimentos. La libre determinación de nuestros pueblos solo será posi­ ble en la medida que hagamos posible la soberanía alimentaria. Para nuestros pueblos el ejercicio de la política va más allá de participar en una elección, llevémoslo a la práctica mediante la siembra de nuestras semillas y el consumo de los alimentos que de ellas provengan. A la comunidad científica a que actúe con una ética de respeto a los saberes tradicionales y se ponga al servicio de los pueblos buscando soluciones a nuestros problemas; asimismo que cuando tengan la posi­ 3


bilidad de utilizar los conocimientos de frontera, los resultados de sus investigaciones y propuestas sean respetuosos de la naturaleza. A los maestros oaxaqueños, a que utilicen el maíz como un elemen­ to importante en la construcción de sus proyectos para la educación de las niñas, niños y jóvenes. Al gobierno mexicano a dejar de simular que apoya al campo y de­ jar en manos de los indígenas y campesinos las decisiones para que produzcan sus propios alimentos. El maíz comunal es una práctica es una forma de compartir, una forma de vida, en Oaxaca es guelaguetza del pueblo, no solo dinero y ganancia. Nos declaramos conservadores de las semillas que el planeta necesi­ ta para sortear los problemas que ya se están presentando y porque tenemos el propósito de conservar la vida. El día de hoy entregamos nuestras semillas del maíz olotón, que se siembra en muchas comunidades de Oaxaca, así como de otros maíces y otras plantas a la Vía campesina, la organización campe­ sina más importante del mundo para que por su conducto llegue a los campesinos interesados en sembrarla en sus respectivos países y no tengan la necesidad de comprarla a empresas transnacionales. Quedan bajo su resguardo para sembrarlas, hacerlas florecer y re­ producirlas para adaptarlas a sus circunstancias. Que las semillas sean libres para que florezcan pueblos libres. ¡Maíz comunal, tierra comunal.! ¡Semillas nativas no son mercancías! ¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza! Oaxaca de Juárez, Oaxaca, México, a 28 de septiembre de 2019. Espacio Estatal en Defensa del Maíz Nativo de Oaxaca. 4


El Control Cultural de la Guelaguetza Guillermo Marin Ruiz - Toltecayotl - Educayotl AC

Guillermo Bonfil Batalla nos dejó un instrumento muy valioso para la investigación y análisis de los procesos culturales, la Teoría del Control Cultural. En esta teoría se afirma que “los elementos cul­ turales” son como los adobes con los que se construye una casa. En esta metáfora, la casa sería la cultura de cada comunidad. En una comunidad se puede apreciar que casi todas las casas están hechas con los materiales de la región. En general, adobe, madera y teja. Pese a que todas las casas están hechas con el mismo material, no se encuentra una igual, todas son diferentes. Si usted va a un fracciona­ miento de interés social, todas las casas son exactamente iguales. En una comunidad, la casa será construida de acuerdo a las necesidades y posibilidades de cada familia. Cuando esto lo llevamos a la cultura, podemos decir que “los elementos culturales”, aunque sean igua­ les, en cada comunidad se les utilizará de manera diferente. Bonfil Batalla dice que lo importante es el control sobre los elementos culturales. Cuando una comunidad tiene elementos culturales pro­ pios (ancestrales) y las decisiones sobre ellos son propias, es decir, generadas por la comunidad, estamos frente a fenómenos de cultu­ ra propia. Cuando en una comunidad los elementos culturales son ajenos, pero las decisiones son propias, estamos frente a fenómenos de cultura apropiada. Cuando en una comunidad los elementos cul­ turales son propios, pero las decisiones son ajenas, es decir, que no las toma la comunidad, estamos frente a fenómenos de cultura ena­ jenada. Cuando los elementos culturales son ajenos y las decisiones son ajenas, estamos frente a fenómenos de cultura impuesta. Para el caso de la Guelaguetza, estamos ante un elemento de cul­ tura propia. El Cerro de Huaxyacac es sagrado, porque representa “la nariz” de la Sierra Norte. Para los Viejos Abuelos todo tiene vida, por lo cual todo tiene espíritu y es sagrado. La Sierra Norte tiene vida y conciencia, y en la punta de su nariz, desde muchos siglos antes de la invasión española, los Viejos Abuelos entraban en contacto con la energía consciente de la Sierra a través de una piedra que está en la punta de la nariz, y de donde manaba agua. Agua sagrada para hacer pedimientos a la montaña. Igual que en el Cerro del Tepeyac y “su pocito”. En el Cerro Sagrado de Huax­ 5


yacac, la piedra que está a la entrada del Templo de la Soledad es “la punta de la nariz” y es la verdadera razón de la construcción de ese templo, igual que en el Tepeyac. Los abuelos cada año iban a agradecerle a la Sierra Norte su protección y la generosa respuesta a los pedimentos que se le hacían. Ese es el origen ancestral de esta fiesta. Con la Colonia la fronda se modificó, pero la raíz se mantu­ vo, igual que en el Tepeyac. En el siglo XIX se modificó la costumbre de ir al cerro, se cambió el nombre del de Huaxyacac, llamándolo “El Fortín”, indebida­ mente, pues el cerro le da nombre y razón de ser a la ciudad. La celebración tuvo diversos nombres y diversos tipos de actividades. En 1932 se creó el llamado “Homenaje racial”, y de ahí arranca la fiesta moderna, que siempre ha estado en manos de “no indígenas”. Tuvo en su día un fuerte sentido político que se ha perdido, pero por otra parte ha desarrollado un potente sentido comercial que la lleva a estar en manos de empresas de turismo transnacionales y nacionales. La Guelaguetza se ha convertido en un negocio muy lucrativo para los ricos y las grandes empresas. En principio se puede negociar todo… menos los principios. Se ha creado un gran espectáculo a nivel internacional en donde se “folcloriza la cultura de las comunidades oaxaqueñas”. Si bien la Guelaguetza como un espectáculo comercial ha tomado fuerza a partir de implantarse el neoliberalismo, lo cierto es que en los sexenios de Gabino Cue y Ulises Ruiz se le metió mano de forma irrespetuosa, a capricho del interés económico. Las deformaciones y alteraciones llegan hasta hacer cuatro funciones y la ambición desmedida piensa en exten­ derlas. Lo más lamentable es que las propias comunidades han perdido su dignidad en el afán de complacer al poder económico. La Guelaguetza no es de los funcionarios en turno ni de las empre­ sas que lucran con ella. En primera instancia la Guelaguetza es de las comunidades y el control cultural debe volver a ellas. En segundo lugar, la Guelaguetza es de los oaxaqueños, de los mexicanos y patri­ monio cultural del mundo. Debería crearse una Asamblea Cultural de la Guelaguetza, solamente con las Asambleas de los pueblos que participan, que opere como contraparte a la maquinaria económica y política que tienen el control cultural y han enajenado esta fiesta tan importante para la identidad cultural de los oaxaqueños. 6


Paradójicamente, fuera de estas fiestas, a nivel local y nacional, los pueblos herederos milenarios de una de las seis civilizaciones más antiguas de la humanidad se mantienen excluidos, en la pobreza y en la negación de su derecho a la justicia y a la autodeterminación, especialmente ahora que las empresas transnacionales, tanto mi­ neras como eólicas, están agrediendo a las comunidades de donde se pretende depredar su patrimonio natural. www.aquioaxaca.com

Poder y resistencia

Javier Sicilia - Proceso - 29 Septiembre, 2019 No todo resistente (el que se mantiene firme) aspira al poder. Pero todo resistente que lo busca y llega a él termina por corromperse y traicionarse. Componendas, acuerdos, encubrimientos, minan su au­ toridad y rápidamente se va pareciendo a quienes combatió cuando estaban en él Es una vieja enseñanza de la historia que puede rastrear­ se desde Iturbide y Guerrero hasta AMLO, pasando por Juárez, Díaz, Madero, Obregón y Calles. También lo es de la desmemoria que tien­ de a repetirla y que obliga a mirarlo hoy en el representante de la 4T. Nadie puede dudar del resistente que fue AMLO: extensos y cons­ tantes recorridos a lo largo y ancho del país, mítines, organización de bases, resistencias civiles, austeridad de vida, discursos donde la ética y la política volvían a reencontrarse. Sin el resistente AMLO, el poder habría hecho más daños del que siempre hace. Ahora cuando llegó a él, nadie –con excepción de los fanáticos, los creyentes o quienes se benefician de su influencia–, puede negar sus traiciones. La lista es enorme. Enumero dos: como resistente, AMLO com­ batió los megaproyectos, hijos, según él, del neoliberalismo. Como hombre en el poder, los avala, crea otros y acusa a sus opositores de “conservadores radicales de izquierda”. Como resistente, prometió atender el tema de las víctimas de la violencia mediante el diseño de una política de justicia transicional y sin usar al Ejército. Como 7


hombre en el poder, traicionó la justicia, ha mantenido al Ejército en las calles disfrazado de Guardia Nacional y las víctimas se han multiplicado sin encontrar un gramo de justicia. La resistencia termina donde se vuelve poder y sólo se continúa en sus periferias, en aquellos que, sabiendo que el poder es una ilusión de cambio, resisten. No es, como en aquellos que buscan el poder, un he­ cho circunstancial, sino una manera de ser, una fuerza, dice el filósofo Josep Maria Esquirol, que se sostiene “ante los procesos de desintegra­ ción y corrosión que provienen del entorno, incluso de nosotros mis­ mos”, una fidelidad a los principio que el poder niega en su arrogancia, un mantenerse en la línea del horizonte, un saber que la justicia es im­ posible y sólo se preserva, de manera provisoria, donde alguien resiste. Gandhi –que acuñó un nombre más preciso para definir la resistencia: satyagrha (insistencia en la verdad)– lo sabía. Por ello nunca quiso el poder y mantuvo siempre, incluso contra Nehru, su condición de resistente y de autoridad moral. Los subcomandantes Galeano y Moi­ sés, así como la crítica periodística, también lo son. La insistencia del resistente en la verdad, sus constantes confrontaciones, la fuerza de su moral, permiten limitar la desmesuras, inherentes a cualquier poder, y evitar que el sentido de lo humano se disgregue y se extravíe. La resistencia es así, semejante a la granja gandhiana, a los Caraco­ les del zapatismo, a la página lúcidamente escrita, a cualquier espa­ cio en las márgenes del poder, una especie, dice Esquirol, de refugio metodológico (la ciencia de un viaje, de un camino) que permite “‘ver’ mejor, afinar los sentidos […], estar en vigilia” y preservar en la verdad –que nunca es plena y cuyo viaje jamás concluye, al menos en el tiempo. Por ello, el resistente, a diferencia del hombre del poder, no impone un orden de cosas, crea, por el contrario, una manera de vivir en la justicia y la libertad. Tampoco, a diferencia suya, impro­ visa ni hace componendas ni traiciona el sentido. Por el contrario, tiene una fina conciencia de la realidad y una lúcida creatividad para autoorganizarse y perseverar a pesar de las constricciones del poder. Posee algo más: la modestia que no busca la gloria ni el exhibicionis­ mo redentor. Cualesquiera que sean sus flaquezas personales, su tarea no es su persona y sus sueños de perfeccionar el mundo, sino la comu­ nidad a la que pertenece y de la cual forma parte. Se asemeja en este 8


sentido –dice Esquirol– a las resistencias eléctricas “que, paradójica­ mente, al resistir el paso de la corriente, dan luz y calor a los que están cerca; una luz que ilumina el propio camino y sirve de candil para los demás. No una la luz (como pretende el poder) que revela los valores supremos en el cielo de la verdad, ni el sentido oculto del mundo, sino una luz de camino que, protegiéndonos de la dura noche, nos alumbra, nos hace asequibles las cosas cercanas y nos conforta”. El resistente no intenta, por lo mismo, cambiar el mundo, sino evi­ tar que se desmorone, que se pierda devorado por la demencia del poder que, en su entusiasmo por el progreso y la perfección de la justicia, ahonda la catástrofe. En el misterioso capítulo de la segunda carta a los tesalonicenses, co­ nocido como el mysterium iniquitatis (“el misterio del mal”), San Pablo define al que hoy llamamos resistente, como katéjon (literalmente, “el que retiene”), el que impide que el poder se desborde y destruya todo. En su momento AMLO fue un resistente: iluminó el camino y pre­ servó el sentido contra las desmesuras del poder. Hoy, que se ha vuelto poder, debemos también resistirlo, limitarlo, evitar que las traiciones a lo que un día defendió continúen la destrucción. Al poder, venga de donde venga, hay que resistirlo siempre y denunciar sus traiciones. Son las lecciones de la dignidad, de la libertad y de sus límites.

El fracaso de los enterradores

Lydiette Carrion - La Trama Previa - piedepagina.mx Twitter: @Lydicar - 28, Septiembre, 2019 La verdad se puede enterrar. Pero siempre sale, convertida en algo más. En lo que se convierta cuando salga, depende de los que esta­ mos arriba, en la tierra, y no en el inframundo. Hay un cuento de hadas sobre una joven muy pobre, muy bella. Sola en el mundo, que se ve asediada por un hombre. Ella tiene un hermoso cabello rubio, y desesperada por quitarse al hombre de encima, le obsequia un mechón de cabello. 9


Él cree que es oro de verdad. No se da cuenta que el obsequio era más bien espiritual. Trata de vender el mechón en el mercado y la gente se burla de él. En un arranque de ira, regresa con la joven, la asesina cobardemente y la entierra en un lugar junto al río. Nadie sabe qué le pasó a la joven ni dónde se encuentra. A muy pocos parece importarles. Pero su delicado cabello no para de cre­ cer. Crece y crece debajo de la tierra, hasta llegar a la superficie en forma de carrizos. Los pastores entonces usan aquellos carrizos para hacerse unas flau­ tas, mas cuando las soplan, un murmullo, una voz narra la historia de la muchacha: aquí yace el cuerpo de la bella, cobardemente asesinada. *** Hay otra historia parecida, firmada por los hermanos Grimm: un niño pequeño que es asesinado por su madrastra. Una parte de sus restos son dados a comer por la progenitora al padre y la hermanita de la víctima. Otra es enterrada bajo un árbol. Pero cada noche, un gorrión se posa sobre una rama del árbol y canta: mi madre me mató. La verdad se puede enterrar. Pero siempre sale, convertida en algo más. En lo que se convierta cuando salga, depende de los que esta­ mos arriba, en la tierra, y no en el inframundo. *** Los mayas y los nahuas tenían ideas más o menos parecidas de lo que ocurría con una persona al morir: su cuerpo se deshacía; es decir, regresaba a su origen: el maíz (la tierra). Y las diferentes almas que animaban a esa persona (la idea de tener una sola alma en realidad es una idea occidental. En Mesoamérica cada persona tenía un mosaico de alientos y almas) regresaban también de donde provenían: los as­ pectos divinos, a los dioses, los animales, a lo propio; lo demoníaco, también. Y aquel aspecto o alma humana descendía al inframundo. Inframundo En el inframundo, esa alma iba despojándose de sus recuerdos de vida. Algunos dicen que ese olvidar se realiza mediante tormentos. Otros, mediante o travesías, viajes larguísimos, riesgosos, odiséicos. 10


Durante ese viaje hay algo que sostenía esa alma: sus deudos. Los seres que siguen vivos y respirando en esta tierra, porque, al igual que los hinduistas, los mesoamericanos pensaban que el lugar de acción y de cambio de rumbo no es ni en el cielo ni el inframundo, sino aquí: el intermedio. Los familiares y seres queridos, entonces rezan, o realizan rituales, o acompañan y dan energía a esa persona que ha partido a un viaje tan importante. Sólo ellos pueden darle la energía suficiente para que mantenga un poco de su memoria. Volver Esa alma, esa semillita, ese fragmento del espíritu humano estaba lista para ascender, una vez pasado cierto tiempo. Esa alma, un ser nuevo, un recién nacido sin memoria alguna, o con memoria, si lograba tener la energía necesaria, ascendía al sol, a ser uno con la parte más luminosa de las divinidades. Y ahí esperaba renacer de nuevo. “Nos quisieron enterrar, pero no sabían que somos semilla”.

Que Ayotzinapa no quede en mera efeméride Magdalena Gómez - La Jornada

A cinco años de la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, la ejecución ex­ trajudicial de seis personas y las heridas, en varios casos de gravedad, infligidas a otras 25 víctimas, hoy se cuenta con la Comisión Pre­ sidencial para la Verdad y Acceso a la Justicia del caso Ayotzinapa, encabezada por Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Hu­ manos de Gobernación (SG). Es de reconocer al presidente Andrés Manuel López Obrador la decisión y compromiso enfático, frente a las madres y los padres de los estudiantes desaparecidos, en el sen­ tido de reiniciar prácticamente toda la investigación y desechar de entrada la “verdad histórica” de Murillo Karam, quien hasta estos días ha dicho que “no todos los estudiantes” fueron incinerados en el basurero de Cocula. 11


En ese terreno destacan los padres de los estudiantes desapareci­ dos, en medio de su dolor y desesperación señalan que ahora tienen esperanza y eso es altamente valorado por ellos y exigen juzgar a Jesús Murillo Karam, ex titular de la extinta Procuraduría General de la República (PGR), y a Tomás Zerón de Lucio, ex director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). Sin embargo, el que el Presidente, el subsecretario Encinas y el fiscal para el caso Omar Gómez literalmente se hayan puesto la camiseta, aún no augura resultados contundentes. Se ha declarado que “cada vez estamos más cerca de conocer la verdad de los hechos, aunque eso no implica que se vaya a castigar a los responsables”. ¿Cuál puede ser el alcance de esta labor? Son demasiadas las irre­ gularidades y manipulaciones de la extinta PGR, cometidas tanto en la investigación construida como en las consignaciones de dete­ nidos ante jueces, a ninguno por el delito de desaparición forzada, lo que ha permitido a éstos cobijarse para decretar la liberación de personajes claves. Destaca la excarcelación de Gildardo López Astudillo, El Gil. Uno de los ejemplos más recientes es el de que se comprobó la omisión de un estudio de la Oficina Federal de Investigaciones en torno a los celulares de algunos de los desapare­ cidos, en el que se verificaron lugares y fechas posteriores al 27 de septiembre en las que fueron usados con el mismo comportamiento de registros de meses atrás. Seguramente la incorporación de dos de quienes fueron miembros del GIEI y la experiencia que al respecto tiene el fiscal Gómez Trejo les permitirá redefinir líneas de inves­ tigación o abrir otras. Ello aunado al acompañamiento del abogado Vidulfo Rosales y de Santiago Aguirre, director del Centro Pro de Derechos Humanos, quien observa que de no proceder contra quienes obstaculizaron la investigación o incurrieron en actos vio­ latorios a derechos humanos “muy seguramente no se romperán los pactos de impunidad que hoy impiden conocer el paradero de los estudiantes”. El propio Vidulfo Rosales ha puesto el dedo en la llaga al señalar que es la Secretaría de la Defensa Nacional la que debe ser congruente, ahora sí, ya que canceló dos reuniones con la comisión y además no ha proporcionado una “respuesta puntual a los cuestionarios que los padres entregaron durante su visita al 27 Batallón de Iguala el 24 de julio de este año. Por su parte el repre­ sentante en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas 12


para los Derechos Humanos, Jan Jarab, advirtió que es de recono­ cer esta nueva etapa y advirtió que la investigación del caso Ayot­ zinapa está dañada por fabricación y encubrimiento de autoridades en el pasado y destacó la dificultad que prevalece para distinguir las pruebas reales de las fabricadas, así como para rescatar todo aquello que puede servir para dar con el paradero de los estudiantes. Mañana se cumplirán 51 años de que se perpetró la masacre estu­ diantil. El ex presidente Vicente Fox creó en 2000 la Fiscalía Espe­ cial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), que orientó la investigación sobre el delito de genocidio y respon­ sabilizó de ello, de manera central, al ex presidente Luis Echeverría. En 2009, pese al empeño del Comité 68, un juez confirmó que la acción penal no había prescrito, que se acreditó el cuerpo del delito de genocidio, no así la probable responsabilidad de Echeverría Ál­ varez en su comisión. Joinet en su clásico informe sobre impunidad afirmó: “Para po­ der dar la vuelta a la página es necesario ¡haberla leído! Pero la lucha contra la impunidad no es tan sólo una cuestión jurídica y política; ¿no nos olvidamos a menudo de su dimensión ética?” (In­ forme final M. Joinet ONU CDH, 49 sesión Distr. General E/ CN. 4/Sub. 2/1997/20/Rev.1 2 octubre de 1997.) A eso se refirió el maestro egresado de Ayot­z inapa Aquilino Flores Mejía ( La Jorna­ da, 28/9/19): ¡Cuando alguien muere se le tiene que dejar ir, pero cuando a alguien se le desaparece, se le tiene que hacer volver!

Ayotzinapa: a mis 43 hermanos Aquilino Flores Mejía*

Me llamo Aquilino, soy originario de la Montaña Alta de Guerrero, de origen indígena y de padres campesinos. Las oportunidades de estudio son escasas en nuestra región, por ello, quienes deseamos seguir estudiando, nos vemos en la necesidad de salir. Por fortuna encontré mi mejor lugar para estudiar en la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, que 13


durante más de 93 años ha brindado la oportunidad de estudio a los hijos de campesinos, obreros y maestros. Una escuela de pobres y para pobres, que, por exigir nuestros derechos, como el acceso a la educación, somos reprimidos, estigmatizados, perseguidos, asesina­ dos y encarcelados, por malos gobiernos de nuestro país. Ahí aprendí a no agachar la cabeza, ni dejarme pisotear y, como decía el maestro Lucio Cabañas Barrientos, ser pueblo, hacer pue­ blo y estar con el pueblo. En Ayotzi aprendí que la solidaridad es antes que el bienestar personal, me inculcó además tener empatía con los más pobres, asumir el compromiso de llevar educación a los lugares más apartados y luchar por la libertad de expresión y la de los presos políticos. Ayotzinapa ha sido reprimida un sinfín de ocasiones, basta recordar aquel 12 de diciembre de 2011, en la Autopista del Sol donde fue­ ron asesinados Gabriel Echeverría de Jesús y Jorge Alexis Herrera Pino. El 7 de enero de 2014, Freddy Fernando Vázquez Crispín y Eugenio Tamarit Huerta, fueron atropellados mientras botea­ ban en la comunidad de Buenos Aires del municipio de Atoyac de Álvarez en la Costa Grande de Guerrero. Jonathan Morales Her­ nández y Filemón Tacuba Castro perdieron la vida el 4 de octubre de 2016 en un presunto asalto, acontecimientos que han quedado en la impunidad. Jamás voy a olvidar el 26 de septiembre de 2014, cuando desapa­ recieron a 43 compañeros de mi amada escuela, todos alumnos de nuevo ingreso, y sin que hasta la fecha se conozca su paradero y sin que los responsables materiales e intelectuales hayan sido proce­ sados y castigados como exigimos desde hace cinco años de dolor, de tristeza, de llanto, de soledad, de desesperación, de impotencia, pero también de esperanza, en que un día se haga justicia y nuestros 43 compañeros sean presentados con vida, así, como se los llevaron. El 26 de septiembre me ha marcado y no logro entender cómo una autoridad del Estado desapareció a nuestros 43 compañeros. Re­ cuerdo ese día con lágrimas y se me vienen a la mente todos esos rostros que nunca volvieron a su alma mater porque el narcoesta­ do actuó de forma cobarde. 14


Recuerdo que ese día estábamos en una plática de amigos, caía la tarde, miré que partían a una actividad común dentro de la escuela, pues al no tener los apoyos necesarios por parte de los tres niveles de gobierno, se llevan a cabo diversas actividades para tener el sus­ tento de las prácticas profesionales. Nunca imaginé que no regresa­ rían. Me duele mucho no saber de su paradero y que las autoridades responsables no hayan sido castigadas, sino premiadas, y el caso esté en total impunidad como en los más de 40 mil desaparecidos en el país. Eran como las ocho de la noche, de pronto recibimos la noticia de que les dispararon y que habían matado a dos de nuestros compa­ ñeros; en ese momento mi cuerpo se entumeció y por mi cabeza pasaron muchas ideas, sentí una gran desesperación por no poder ayudar a mis hermanos, eso me pesa mucho todos los días, quiero saber la verdad, que haya justicia y que no se repita este tipo de hechos. Entristezco cada que se aproxima el 26 de septiembre, pues es una fecha de mucho dolor para mí, por no saber nada de nuestros com­ pañeros a cinco años de su desaparición forzada. Sabemos que ese día participó la policía municipal, la Policía Fe­ deral y el Ejército, partícipes directos en la desaparición forzada de los 43, del asesinato de Julio César Mondragón Fontes, Daniel Solís Gallardo, Julio César Ramírez Nava, y los responsables de que Aldo Gutiérrez Solano se encuentre en estado vegetativo y tres civiles más asesinados por el ataque del Estado. Recuerdo mucho la foto de Julio César Mondragón Fontes. Me cuesta trabajo describir cómo me siento al recordar su rostro, sólo sé de a los que les han quitado la vida por las armas del gobierno. Desde donde estén quiero decirles que los extrañamos y que segui­ mos exigiendo justicia a estos gobiernos insensibles y sordos, pues en nuestro México ser estudiante es lo más peligroso, sus intereses personales prevalecen sobre la justicia, el respeto por los derechos humanos y el derecho a la vida.

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Escribo estos renglones, porque sé que llegaron a la Normal por la pobreza, por la inseguridad, por falta de oportunidades en nuestros pueblos, pero sé también que lo hicieron porque Ayotzi nos brinda la oportunidad de superarnos. A ustedes compañeros 43 que no han regresado con sus familias y compañeros, quiero decirles que sus madres y padres de día y de no­ che sin descanso oran y buscan en todos los rincones del mundo, sus compañeros de la Normal están resistiendo y siguen esperándolos en su casa, al igual que nosotros. México y las organizaciones sociales siguen levantando la voz, los estudiantes siguen siendo asesinados, pero han levantado la voz, el mundo entero quiere saber de ustedes y se suman cada vez más voces en la exigencia de su presentación con vida. Me cuesta decirlo, pero tengan por seguro que los encontraremos, sé que es difícil. Los que no los olvidan nunca son su padres y ma­ dres, están preocupados por ustedes, quieren saber si comieron, si durmieron, si están bien de salud, me desagarra el alma verlos sufrir por ustedes y que luchan incansablemente por saber su paradero. ¡Cuando alguien muere se le tiene que dejar ir, pero cuando a al­ guien se le desaparece, se le tiene que hacer volver! * Egresado de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos y estudiante de Sicología en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México

“Hasta no ver”, demanda incesante por los 43 Gloria Muñoz Ramírez - Los de abajo - La Jornada -

El quinto aniversario de la desaparición forzada de los 43 normalis­ tas de Ayotzinapa estuvo marcada por la movilización de miles de personas en la Ciudad de México y en muchas ciudades del mundo exigiendo la presentación de los estudiantes, justicia y castigo a todos los implicados. 16


Entre el beneficio de la duda, la esperanza y el “hasta no ver” se mueven las demandas de las 43 familias que no han parado de bus­ carlos un sólo minuto de los mil 825 días transcurridos desde la trágica noche de Iguala, en la que el crimen organizado en compli­ cidad con diferentes cuerpos de seguridad y de las fuerzas armadas se los llevaron. “El gobierno anterior no quiso llegar a la verdad, se le hizo fácil decirnos mentiras y construir su versión oficial, pero para nosotros nunca existió, no la aceptamos”, asegura Cristina Bautista, madre de Benjamín Ascencio Bautista. Los 43 padres y madres dejaron comunidades, trabajos, cultivos y al resto de su familia durante estos cinco años. La fatiga y el dolor son inocultables pues el proceso ha estado plagado de irregularidades, mentiras y ocultamientos. En el actual gobierno, dice Cristina, “no todas las instituciones jalan parejo, empezando por el Fiscal Ge­ neral de la República, Alejandro Gertz Manero”, para investigar el caso con diligencia. Hoy, dice don Emiliano Navarrete, “esperemos que las cosas avan­ cen de otra manera. Se trata de encontrar a nuestros muchachos y de que los responsables sean castigados para que esto nunca más se repita, pues no se le desea a nadie”. Por lo pronto la exigencia no cesa ni en México ni en muchas partes del mundo donde se realizaron concentraciones de solidaridad con las familias y compañeros de los normalistas desaparecidos en Igua­ la. En Argentina, Estados Unidos, Reino Unido, Francia y España, entre muchos otros países, volvieron a las calles los 43 pupitres vacíos, símbolo de la desaparición de los jóvenes. En México, además, se rindió homenaje al pintor recién fallecido Francisco Toledo, entregando a los padres 43 réplicas de los papa­ lotes creados por el artista comprometido con las mejores causas.

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A 50 años del Movimiento Estudiantil - Popular

#5 del Periódico El Torito - Tejiendo Organización Revolucionaria 1968 - Septiembre 2018 En los años 60 decían que el país se subía a la supercarretera de la modernidad económica. Llamaron el “milagro mexicano” a las bon­ dades que el capitalismo desplegaba, pero el crecimiento económico era en realidad para los de arriba, pues éste no borra la explotación, aunque la pague un poco mejor. Las concesiones económicas hacia los trabajadores en la época se entendieron por la clase en el po­ der como garantía de gobernabilidad, y dieron lugar al Estado de bienestar keynesiano. Su estrategia se sintetiza en conceder ciertos aumentos en el nivel de vida como parte del combate anticomunista que encabezaba el imperialismo. Paralelamente a esas concesiones, el régimen en México hacia caso omiso de las demandas de los sectores organizados, lo que dio lugar a diversas confrontaciones entre clases que el Estado “emanado de la Revolución mexicana” reprimió endureciendo su autoritarismo. La represión de la huelga ferrocarrilera de 1958, del movimiento magisterial de 1959, de la huelga de los médicos de 1965 y el asesi­ nato de los copreros guerrerenses en 1967, son algunas muestras de cómo el Estado trató a los movimientos de protesta. Mientras tan­ to, en las aulas universitarias se ampliaba la difusión del marxismo y el pensamiento crítico en general, lo que ayudó a situar el desarrollo del capitalismo en México. La influencia de estos estudios interpeló a miles estudiantes a tomar acciones contra la injusticia y la repre­ sión a sectores y organizaciones en lucha. No era para menos, el mundo entero estaba en disputa. Poco a poco, sujetos muy diversos y con causas que en otro momento estarían aisladas, comenzaron a cuestionar el régimen político burgués y burocrático a nivel nacional e internacional. El capitalismo y el co­ munismo, Estados Unidos y la Unión Soviética eran dos polos en constante contradicción que disputaban, y no sólo en el plano ideo­ lógico, la hegemonía. Después de la prosperidad que la reconstruc­ ción trajo al mundo capitalista de la posguerra, Estados Unidos y 20


su falsa paz comenzaron a enfrentar una serie de inconformidades, estallidos sociales y revueltas de todo tipo y por todo el mundo. Por ejemplo, los sesentayocheros de Estados Unidos, a lo largo de toda esa década, habían hecho un movimiento contra la guerra de Vietnam, defendido las luchas por derechos obreros, de los pueblos indígenas, de las mujeres y de los negros, y los sectores moviliza­ dos comenzaron a radicalizarse paulatina pero sostenidamente. El resto del mundo no era la excepción, la revolución en Argelia y otras luchas anticolonialistas, así como la emergencia teórico-polí­ tica del Tercer Mundo, la matanza de comunistas en Indonesia, por mencionar algunos factores, contribuirían a la radicalización de la izquierda mundial. En la década de los sesenta se produjeron cambios importantes de las formas tradicionales de organización, tras el cuestionamiento de las viejas formas de lucha y la inclusión o redefinición de sujetos históricos. Así experiencias como la revolución cubana triunfante, la primavera de Praga o el Mayo francés impactarían también en Méxi­ co al Movimiento Estudiantil-Polular del 68 (MEP68) que, desde su propia realidad, cuestionó y desafió al régimen. En boga estaban las discusiones sobre el desarrollo de la revolución, el papel de las orga­ nizaciones políticas, del partido. El antiimperialismo y el internacio­ nalismo proletarios estaban en el centro de la agenda de la izquierda. En este contexto, apreciable lector, lectora, surgió el MEP68 mexi­ cano. Pasemos ahora a exponer tres momentos de su desarrollo, que sirven como una pequeña cronología. Primera etapa El detonador del movimiento estudiantil fue una pelea entre estu­ diantes de dos escuelas de enseñanza media superior de la ciudad de México. Al día siguiente, granaderos y policías propinaron una golpiza a los y las estudiantes, que fueron perseguidos hasta dentro de la Vocacional 5, en la ciudadela, donde se habían resguardado. La brutalidad policiaca, extendida hasta dentro de la escuela, des­ pertó la indignación de profesores y estudiantes, quienes estallaron un paro de 72 horas en protesta. En los siguientes días se fueron sucediendo protestas. 21


La respuesta gubernamental siguió siendo la misma, el 26 de julio nuevamente cientos de estudiantes movilizados sufrieron la agre­ sión de policías y granaderos. Paralelamente, el Estado echó a andar su maquinaria de espionaje y persecución política. Entre asambleas y movilizaciones el Estado fue haciendo listas negras, fichas y ma­ pas de vinculación entre los estudiantes y las organizaciones solida­ rias al movimiento. Continuaron los allanamientos, confiscación de imprentas, locales sindicales y destrucción de material de agitación. Sin embargo, el movimiento no reculó, la respuesta de los estu­ diantes fue inmediatamente la movilización masiva, el mensaje de las asambleas estudiantiles fue contra el Estado mexicano y su autoritarismo. Las exigencias del movimiento se centraron en el respeto a las libertades ganadas y descritas en la carta magna y la denuncia del carácter autoritario y represivo del régimen. Por otro lado, debido a las Olimpiadas que ese año se celebrarían en el país, los ojos del mundo entero estaban puestos en México En los me­ dios oficialistas, la línea editorial marcada desde la Secretaría de Gobernación, era desprestigiar a los estudiantes. Con campañas de estigmatización y desinformación se intentó aislar al movimien­ to, pero no lograron acabarlo, por el contrario, diversos sectores se sumaron y éste se dotó de banderas que recogían parte de la rabia, el descontento, la indignación y el dolor sufrido por el pueblo a lo largo de décadas de sistemática y recurrente represión. Bajo estas banderas se crearon comités de lucha espontáneos en la mayoría de las escuelas de la UNAM y del IPN, y la posibilidad de una huelga indefinida con un pliego petitorio empezó a tomar forma. La noche del 29 julio, el Estado mexicano dejó clara su nula disposi­ ción de dialogar para resolver el conflicto, pues se ejecutó un opera­ tivo conjunto -entre efectivos militares y otros vestidos de civil- que ocuparon cuatro preparatorias de la UNAM, el disparo con bazuca contra los estudiantes adolescentes de la preparatoria 1 ha quedado registrado en la memoria del pueblo; la Ciudad de México quedó bajo control militar. La mañana siguiente se suspendió el transporte en el centro de la ciudad y la policía impidió cualquier mitin en el Zócalo. Los estudiantes se reagruparon y convocaron a protestar contra la ocupación militar de las escuelas, por la defensa de la autonomía uni­ 22


versitaria y en favor de la libertad de los presos políticos que la repre­ sión de luchas populares anteriores había dejado. La movilización del 1 de agosto fue fundamental para tejer lazos con distintos sectores sociales, marcharon 80 mil universitarios, incluido el rector Barros Sierra. Se planeó ir al Zócalo, pero el enorme despliegue del Ejército mexicano y policía obligó a los manifestantes a no salirse de la ruta permitida por el gobierno: Ciudad Universitaria – Félix Cuevas. El Estado mexicano declaró en los siguientes días, en voz de Eche­ verría y Corona del Rosal que “el orden ha sido subvertido” y justi­ ficó la intervención del Ejército. Estos días marcan una primera etapa del movimiento con dos ca­ racterísticas evidentes: 1) la respuesta organizativa de los estudian­ tes aún no está bien coordinada, y 2) hay un aumento de la repre­ sión, la violencia del Estado deja varias muertes y son arrestadas más de mil personas. Segunda Etapa Esta segunda etapa se caracterizó por el avance organizativo del movimiento y una rápida acumulación de fuerzas a través de cose­ char el apoyo de cada vez más escuelas que entraron en huelga y de otros sectores, por ejemplo secciones de sindicatos obreros hicieron huelgas y paros, del Movimiento Revolucionario del Magisterio, múltiples declaraciones y acciones de solidaridad de organizaciones obreras y campesinas. Dicho avance del movimiento hizo que el gobierno retrocediera en la represión durante esta segunda etapa. Se constituyeron el Consejo Nacional de Huelga (CNH) y el pliego petitorio. El papel fundamental del CNH fue organizar la protesta y la autoconstrucción de espacios democráticos, en un primer mo­ mento ligados a la vida estudiantil, pero después fueron ensayos de organización en otros contextos sociales. Las demandas del pleigo petitotior fueron el punto de partida para la mediación con el Estado, y también el puente de contacto para reconocer, sensibilizar y politi­ zarse junto con pueblo. Las comisiones que componían al CNH inno­ vaban en el movimiento estudiantil y lo hacían dar un salto cualitativo. En las asambleas se acordó crear las Brigadas, pequeños grupos que fueron la base y músculo del movimiento, a través de ellas se solida­ 23


rizó con diversidad de actores políticos, pero también hizo propa­ ganda y tomó decisiones; por otro lado, la politización que adquirían los brigadistas a través de la lucha le daba al movimiento garantía de continuidad y permanencia. El día a día le enseñó al movimiento la necesidad de vincular y articularse con los sectores desposeídos, ahí encontró las causas profundas de la falta de libertades, que no sólo para los estudiantes, es decir, la explotación y la ambición del capital por acumular ganancias a cualquier costo es ley nacional, sobre todo para los maestros, colonos, trabajadores y campesinos. Por la vía de los hechos se practicó una organización distinta, una organización que movilizó a grandes sectores de la población fuera de los cauces legaloides; al menos participaron 200 000 estudiantes organizados procedentes de la UNAM, IPN, Escuelas Normales y la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, para coordinar a tal cantidad de estudiantes se eligieron representantes en asambleas escuela por escuela, revocables a cada momento. Esto permitió la tantas veces olvidada dirección colectiva -unánimemente respeta­ da- y con esto las bases para un pliego petitorio que se mantuvo lo que duró el movimiento. Además, en las asambleas participaron todas las corrientes políticas existentes entre el estudiantado: co­ munistas, demócratascristianos, trotskistas, espartaquistas, maoís­ tas, guevaristas, socialistas y otros. Ahora ya bien coordinado, el MEP68 construyó y se reapropió de tácticas eficaces para llamar a la unidad del pueblo entero. El mo­ vimiento se enseñó a sensibilizar al pueblo mexicano, informar y romper los cercos informativos de censura y desprestigio orquesta­ dos por el régimen y, a la par, posibilitó documentar lo que estaba pasando por medio del cine y otras herramientas. Se hizo posible construir un aparato de comunicación dislocado pero articulado que combinaba lo cultural y lo político, no sólo agi­ tación y propaganda. Tanto la organización en las escuelas como en los centros de trabajo, fabricas y barrios, permitió aprovechar los recursos, herramientas y voluntad política de los que participaron en el movimiento. Se hizo posible coordinar una amplia cantidad de jó­ venes en brigadas y talleres, que actuaran rápido y comunicaran efi­ cazmente. Por ejemplo, ahí donde era necesario el mitin, volantes y 24


cuadernillos, se desarrollaron habilidades para comunicar y recaudar fondos en el menor tiempo posible. La serigrafía y el mimeógrafo, por ejemplo, fueron las técnicas más contundentes para aprovechar la mano de obra del movimiento, con altas tasa de producción, para así difundir las demandas; las brigadas posibilitarían un alcance ma­ yor en un gran número de zonas populares. Las mantas son otro ejemplo, desde el mismo proceso de construcción de las consignas y su asertividad para conectar e involucrar a distintos sectores popula­ res. Y así, en otros casos como las marchas, conciertos, obras de tea­ tro fueron, en los hechos, medios-herramientas-tácticas del MEP68 para propagar, agitar, sensibilizar y demostrar su descontento con el gobierno y sus políticas represivas, pero sobre todo para invitar al pueblo a unirse en la lucha contra el régimen. Así, mientras los intentos del binomio Pentágono-Pinos por romper el CNH o sustituirlo con organizaciones porriles priistas fracasaron, los estudiantes construyeron alianzas con distintos sectores, por ejem­ plo con la Coalición de Profesores de Enseñanza Media Superior Pro Libertades Democráticas. Más tarde, se sumarían las muestras de so­ lidaridad de los electricistas, campesinos, mineros, petroleros, madres y padres de familia o comerciantes de distintas partes del país. Es importante mencionar que durante el mes de agosto se desa­ rrollan las discusiones estratégicas más importantes al seno del MEP68, éste resultó ser un momento crucial en la formación y po­ litización del estudiantado. Por un lado, se llamaba al levantamiento de las huelgas y a la negociación con el gobierno de Díaz Ordaz; se sostenía que el movimiento había alcanzado los límites máximos de la acción posible. Ahora que el MEP68 había logrado organizar la rabia y conectar con las luchas de los de abajo, la posición contraria abogaba por la continuación de la lucha para forzar concesiones ra­ dicales del Estado. El gobierno intentó persuadir, comprar, maicear, obligar a todos, pero nunca lo logró. Tercera Etapa La tercera etapa se caracteriza por ser la más represiva. La política de seguridad nacional del Estado mexicano adquirió tintes de guerra 25


interna contra un enemigo público: estudiantes y pueblo organizado. Las declaraciones y discursos oficiales dejan testimonio de que no existieron titubeos de parte de la burguesía en el poder para reprimir y garantizar la realización de los juegos olímpicos y la estabilidad de las instituciones, en suma para restablecer el orden capitalista. Lo anterior respondía a que, desde abajo, el MEP68 había demos­ trado la posibilidad real de construir el poder y la unidad popular necesaria para definir el futuro del país. El Estado no lo permiti­ ría, no importaba el costo político de la represión y la pérdida de legitimidad, que sería sustituida con balas y tanques, con miedo y terror, espionaje, ocupación militar, retenes y puestos de vigilancia. Todo para garantizar el control de la población entera. El control de la prensa para formar la llamada opinión pública fue crucial para tergiversar y mentir sobre la estrategia y eventos represivos que eje­ cutó el Estado mexicano. El 18 de septiembre el ejército ocupó las instalaciones de la UNAM en Ciudad Universitaria y otras escuelas. Cinco días después el Casco de Santo Tomás fue tomado por la policía y el ejército, tras una batalla de dimensiones homéricas. Así fue escalando el nivel de agresión. Aumentaron los desaparecidos y detenidos tras los operativos. El 2 de octubre se convocó un mitin en la Plaza de las Tres Cultu­ ras de Tlatelolco. Pocos minutos después de las 18 horas, efectivos del Ejército mexicano y agentes infiltrados dispararon contra los asistentes, se perpetró así la masacre contra el pueblo organizado. Los días siguientes, pese a la poca información y a la desmoviliza­ ción que produjo la masacre, continuó la propaganda estudiantil. Incrementó el clima represivo, persecución, asesinatos y encarcela­ mientos. Se fueron sumando los desaparecidos. El CNH sustituto emitió comunicados, sin embargo, la respuesta fue muy reducida, el terror había provocado sus efectos. El Estado mexicano esperó pacientemente, no concedió ninguno de los puntos del pliego petitorio. El 21 de noviembre el CNH, o lo que quedó de él, levantó la huelga general. 26


El monstruo aprende y tiene garras Durante la década de los setenta la lucha continuó, la represión replegó a muchos a las escuelas: en la UNAM, la Escuela Nacional de Economía luchaba por la instalación y reconocimiento del co­ gobierno, la Facultad de Ciencias exigía respeto al proceso demo­ crático para nombrar a su director, Medicina instalaba su consejo general de representantes por encima de las autoridades, Traba­ jo Social y Psicología demandaban reconocimiento a sus plantea­ mientos autogestionarios, Arquitectura, la ENAH y otras escuelas lograban el autogobierno, las Preparatorias Populares demandaban su reconocimiento e incorporación universitarias, Ingeniería y De­ recho luchaban violentamente día con día contra los porros, los CCH’s libraban una gran batalla por su democratización, asimismo se inicia una lucha de masas independiente, que daría origen a la conformación de los más variados frentes populares. Pero el monstruo aprende y tiene garras. A algunos, otrora compro­ metidos combatientes, los coptó y ahora pululan en los puestos de gobierno, otros más padecieron la nueva política del rector Soberón, la cual estuvo encaminada a eliminar toda expresión de organiza­ ción. Mientras tanto, las nuevas generaciones vivían bajo el estigma del asesinato, persecución y desapariciones de la guerra sucia, dirigi­ da también contra quienes vieron agotados los caminos legales. La pinza se cerraba nuevamente sobre el movimiento social, y aunque el panorama se vea funesto, todos los planes de mercantilización y privatización de la Universidad han sido, uno tras otro, rechazados mediante movilizaciones estudiantiles, como la huelga del CEU del 87, la de los CCH’s del 95 y la del CGH de 1999-2000. Hoy la represión y dominación continúan. Con otros colores y otros discursos la criminalización y represión de hombres y mujeres, co­ munidades y organizaciones que luchan se sigue ejerciendo contra los que no tienen nada, contra los trabajadores y desposeídos. Nos siguen faltando 43 y miles más. Esa aparente “modernidad” hoy se topa con la realidad, quienes intentamos ejercer las libertades políticas en realidad estamos limitados por las enormes diferencias económicas, por lo que se hace evidente que encima de la supuesta “igualdad política” están las contradicciones de la lucha de clases. Estamos convencidos apreciable lector, lectora, que vendrán otros 27


y recogerán esos legados, no por herencia sino por compromiso, por la innegable responsabilidad del que vive y mira el mundo en sus múltiples relaciones, esas que nos envuelven irremediablemente, recordándonos que el estudiante es pueblo.

Las vueltas del neoliberalismo Raúl Zibechi - La Jornada

La crisis del pensamiento crítico, o sea nuestra forma de compren­ der el mundo para poder actuar transformándolo, ha llevado a los analistas a multiplicar conceptos poco precisos que suelen ser más descriptivos que analíticos, por lo que inducen a confusión. Neo­ liberalismo es uno de los conceptos que están siendo utilizados de manera menos rigurosa. Entre muchos profesionales de la política y del pensamiento se ha difundido una idea que asocia el neoliberalismo a un tipo de gobierno “fundamentalista del mercado”, cuando su acepción de­ bería apuntar en una dirección estructural: es el capitalismo en el periodo en el que la acumulación por desposesión se ha convertido en hegemónica. El geógrafo marxista David Harvey, quien acuñó el concepto de acumulación por desposesión/robo, asocia esta modalidad del capi­ tal a las políticas neoliberales promovidas por el Consenso de Was­ hington: las privatizaciones, la dominación del capital financiero, la distribución regresiva de la renta y la generación de crisis para acelerar los tres procesos anteriores. En América Latina el neoliberalismo tuvo un primer periodo pri­ vatizador, en el cual fueron desguazadas buena parte de las em­ presas estatales, traspasadas a precios muy bajos a multinacionales del norte. Las privatizaciones fueron enfrentadas por una amplia alianza de los sectores populares y las clases medias, generando una oleada de movilizaciones que se tradujo en la caída de una docena de gobiernos derechistas, desde el Caracazo de 1989 hasta la segun­ da guerra del gas en Bolivia en 2005. 28


Deslegitimadas las privatizaciones y las dirigencias políticas que las promovieron, el neoliberalismo trasladó el núcleo de la acumu­ lación por despojo a otros terrenos que ahora llamamos extractivis­ mo: agronegocio, minería a cielo abierto, obras de infraestructura y especulación inmobiliaria urbana. Estamos ante lo que la soció­ loga Maristella Svampa denominó “consenso de las commodities”, aunque suelo optar por una definición desde abajo que la nombra como “cuarta guerra mundial”. El problema que observo, es que muchos analistas sostienen una definición mucho más restringida de neoliberalismo, que asocian a la mayor o menor participación del Estado en la economía y en la sociedad. De ese modo, se suele sostener que cuando asume un gobierno “estatista”, real o discursivo, ya entraríamos en un perio­ do “posneoliberal”. Definir las cosas de este modo, creo que induce a confusiones. Los cambios de gobierno no afectan al modelo neoliberal, sino tocan apenas aspectos laterales del mismo. Por ejemplo, se suele mentar que las políticas sociales compensatorias son parte del nuevo pe­ riodo posneoliberal. Sin embargo se ignoran dos hechos centrales. Uno: esas políticas no las inventaron los gobiernos progresistas o posneoliberales, sino el Banco Mundial para desarticular los mo­ vimientos antisistémicos. Dos: las políticas sociales benefician al sector financiero, al promover la bancarización de los beneficiarios. En ambos casos, refuerzan el neoliberalismo: debilitan a quienes pueden enfrentarlo y fortalecen al capital financiero. Pero lo más importante es que el neoliberalismo, siendo la fase actual del capitalismo, no puede ser derrotado votando, eligiendo nuevos gobernantes, sino desarticulando las bases sobre las que se asienta: el poder concentrado del capital financiero que utiliza el aparato estatal como escudo y espada, más allá de los gobernantes de turno. Sostengo que salir del neoliberalismo implica una crisis fenomenal, porque el poder construido por el capital es tan sólido que sólo pue­ de ser derrotado en un largo periodo de autorganización de los pue­ blos, recuperando los mediosde producción e instituyendo formas devida no capitalistas, con poderes no estatales que las defiendan. 29


Una de las consecuencias más nefastas del neoliberalismo es que ha consolidado el poder de uno por ciento. Este poder amurallado en las instituciones estatales como las fuerzas armadas, que ha someti­ do a sus intereses al narcotráfico y otras formas de la acumulación por despojo, no puede ser desarticulado sin un cambio radical en la relación de fuerzas. Algo que nunca se consiguió votando, ni en plazos cortos. El capital en el periodo neoliberal se ha blindado, aprendiendo las lecciones de las revoluciones triunfantes. Por eso no será nada sen­ cillo desalojarlos del poder, tarea en la que han fracasado tanto las opciones electorales como las armadas. ¿Acaso China y Vietnam no son neoliberales? Un problema adicional es el que denuncia Darío Aranda en una brillante nota (https://bit.ly/2mDPbbU). El extractivismo, el neo­ liberalisomo, son política de Estado. Los gobiernos conservadores pactan con las empresas multinacionales la entrega de los bienes comunes. Los progresistas hacen lo mismo. El modelo extractivo primario exportador, es la continuidad entre unos y otros. Aunque los progresistas aseguren que al llegar ellos al gobierno ya no hay neoliberalismo. Que le pregunten a los pueblos.

Ayotzinapa, entre el dolor y la esperanza Mario Patrón - La Jornada

Han pasado ya cinco años desde la noche del 26 y 27 de septiembre de 2014, cuando en Iguala, Guerrero, estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa fueron brutalmente atacados por fuerzas de seguridad del Estado, en contubernio con integrantes del crimen organizado, con el resultado de 43 normalistas víctimas de desaparición forzada, seis personas ejecutadas y decenas de heridos, incluyendo a un estudiante que permanece en coma. Ayotzinapa se convirtió de golpe en el emblema de la grave crisis de derechos humanos no reconocida por el gobierno federal y en 30


una puesta a prueba tanto de las capacidades del aparato de justicia como de la voluntad del Estado para que éste fuese un punto de no retorno, lo cual sólo sería posible con verdad, justicia y reparación. Sin embargo, y a pesar de que el caso ha permanecido en la arena pública, el Estado ha sido incapaz de dar con el paradero de los es­ tudiantes. Protección a funcionarios señalados por irregularidades en la investigación, retrasos en la exploración de líneas distintas a la oficial, obstáculos a la asistencia técnica internacional y ningún resultado central para el hallazgo indican que Ayotzinapa no sólo es paradigmático por la magnitud de la tragedia, sino también por la impunidad que protege los pactos entre funcionarios y el crimen. Lo que sabemos con certeza es lo que ha reconstruido el GIEI y han plasmado los científicos de Forensic Architecture, así como lo diag­ nosticado por la ONU-DH, la CNDH y las resoluciones del Poder Judicial. En síntesis: a) que el ataque se dio tras intentar los estu­ diantes tomar autobuses; b) que el operativo duró varias horas y que no se agotó en Iguala, sino que incluyó cinturones de seguridad a sus alrededores; c) que la violencia fue coordinada y en escalada, dirigi­ da a impedir la salida de los autobuses de Iguala; d) que participaron elementos de corporaciones municipales, estatales y federales; e) que hubo actividad de los aparatos telefónicos de los desaparecidos hasta días después de la desaparición; f ) que la teoría oficial no se sostiene científica ni probatoriamente; g) que judicialmente la PGR no pudo, ni ha podido sostener su acusación, lo que se ha materializado en liberaciones; y h) que la PGR y otras corporaciones –como Policía Federal, Sedena y Marina– incurrieron en ilegalidades en la investi­ gación, como tortura y fabricación de pruebas. Los hallazgos del GIEI destacan el contexto de macrocriminali­ dad, pues sólo mediante el contubernio de distintas instituciones y el crimen organizado se pudo ejecutar este conjunto de graves violaciones a derechos humanos. No hay duda de la participación de policías municipales –no sólo las de Iguala y Cocula– ni de la presencia de la Policía Federal y del Ejército, sin dejar de lado a la Policía Preventiva y la Ministerial de Guerrero. La estrategia del gobierno de Peña Nieto consistió en construir una teoría de caso que les permitiera políticamente cerrar el episodio; 31


sin embargo, con la lucha incansable de los padres y las madres, la asistencia técnica internacional, los peritos independientes y las estrategias de quienes acompañan desde la sociedad civil se ha evi­ denciado que ello fue simplemente un montaje. Así, a cinco años no se ha logrado descifrar lo primordial para las víctimas: el paradero de los estudiantes, y dos preguntas son in­ eludibles: ¿qué ha escondido el gobierno? y ¿a quién se encubre? Ayotzinapa ha mostrado tanto las articulaciones entre el crimen organizado y la clase política como la impunidad que permite que esta alianza domine cada vez más regiones del país. Debemos comprender que un hecho de estas dimensiones –tanto en su violencia como en la magnitud de las afectaciones y el empeño en encubrirlo– no se explica simplemente por la complicidad entre autoridades municipales y un grupo criminal. Si queremos evitar que estos episodios se sigan reproduciendo, debemos presionar para que este caso se resuelva y para que los mecanismos necesarios para ello no sólo se activen, sino que se ofrezcan también en otros casos; pues, entre otras cosas, Ayotzinapa develó una realidad aún más cruda que se retrata en por lo menos 40 mil personas desaparecidas en nuestro país. Los padres y madres de los 43 y todo México tenemos una última oportunidad, que bien puede formularse como una pregunta: ¿logra­ rá el gobierno de AMLO desmontar los pactos de impunidad de la institucionalidad podrida que heredaron? No hay duda de las expre­ siones de voluntad política del Presidente, pero después de casi 10 meses de gobierno, eso no ha sido suficiente para dar con la verdad. Ayotzinapa es dolor porque representa el México de la corrupción, de la violencia y de la impunidad. El México de los miles de vícti­ mas que no tienen verdad. Pero también es esperanza, porque re­ presenta la dignidad de 43 familias que se mantienen en búsqueda de sus hijos bajo el lema: “nos quisieron enterrar, pero no sabían que somos semilla”. Toca al gobierno actual, pero también a todas y todos desde nues­ tros espacios, hacer germinar esa semilla de esperanza y poner en 32


el centro a las víctimas, acompañarlas hasta el último momento y no permitir que la injusticia y la impunidad se naturalicen; es decir, mantener viva nuestra capacidad de indignación y acción.

Sembradores de maíz y de esperanza Abel Barrera Hernández - La Jornada -

Más de 30 padres de familia han forjado su vida sembrando maíz, frijol y calabaza en las faldas de los cerros. Sus parcelas no rebasan las dos hectáreas y pocos siembran en tierras de riego. Varios de ellos utilizan el espeque por lo agreste del terreno. En los pasados cinco años han tenido que sortear su vida trabajando medio tiempo en su labor, para concentrarse en la búsqueda de sus 43 hijos. Las familias que viven en la Costa-Montaña perdieron sus huertas de café, no sólo por la roya, sino porque no hubo quien fumigara y cortara el cafeto. Dejaron de producir la jamaica, y en los terrenos fértiles del valle de Tixtla, varios padres y madres ya no tuvieron ánimo para sembrar las flores de crisantemo y cempasúchil. En la temporada de secas cosechaban de 300 a 800 kilos. Cuando bien les iba alimentaban a la familia durante todo el año. Por eso varios de ellos se iban a las ciudades para contratarse como peones o albañiles. Algunos lograron cruzar la frontera para trabajar en el corte de la uva. Las madres de familia son de doble jornada, por la mañana llevan a sus hijos a la escuela y al mediodía van a la parcela para apoyar en las actividades más pesadas de la siembra, la limpia y la pizca. Varias de ellas son madres solteras, por lo mismo, sus trabajos son extenuantes porque tienen que ingeniárselas para realizar activi­ dades que les generen un ingreso; venden comida, antojitos de la región, pescado, y últimamente se han especializado en el bordado de servilletas para medio sostener a la familia. Regularmente abue­ los y abuelas las apoyan para que puedan incorporarse a las intensas jornadas de lucha, para exigir la presentación de sus hijos. 33


Las familias que pertenecen a comunidades indígenas tienen que cumplir con los trabajos comunitarios y las cooperaciones para la fiesta, de lo contrario, están en riesgo la posesión de sus solares y terrenos. Varios de ellos fueron elegidos para ocupar cargos dentro de la comisaría o del comisariado. También han sido nombrados como mayordomos para organizar la fiesta de los santos. Son tareas muy onerosas que han colocado en una situación sumamente crí­ tica a las madres y padres, quienes han tenido que cargar con esta responsabilidad. A pesar de contar con una complexión vigorosa, en estos cinco años ha mermado su salud. Varios han estado al borde de la muerte, ade­ lantándose en este peregrinar doña Minerva Bello. A pesar de las enfermedades crónico degenerativas, su fortaleza de espíritu los ha mantenido en pie. Sin reposo alguno, con gran lucidez, para nunca perder un segundo en la búsqueda de su hijo amado. Sus casas son de adobe, algunas con piso de tierra. La mayoría cuen­ ta con dos habitaciones. Algunas madres cocinan con leña. Se han dado situaciones lamentables dentro de la familia, porque los hijos han dejado la escuela, ante la imposibilidad de sufragar los gastos. Su lucha es heroica y muy digna porque ningún padre y ninguna madre se ha sentado con las autoridades para pedir dinero. Nos hemos dado cuenta de la situación sumamente precaria que en­ frentan, a pesar de ello, no se arredran ni desfallecen. El desgaste y la preocupación por su sobrevivencia, en nada se compara con la pérdida de su hijo. No cabe en su horizonte existencial la forja de un patrimonio para la familia. Toda su fuerza se concentra en el presente, en el minuto a minuto, para estar en vela permanente por sus hijos, esperando escuchar sus pasos o sus voces. Han sido forjadores de una ética comunitaria, donde no cabe en primer término el yo, sino el nosotros; el uno o el dos, sino los 43. Donde no se busca ningún beneficio personal, sino que se lucha por la justicia para todos y todas. Han dejado todo para labrar con su do­ lor y sufrimiento una nueva manera de estar en el mundo; viviendo con sencillez, tejiendo relaciones de igualdad, abrazando las luchas contra el oprobio y la ignominia. A pesar de que la mayoría de ellas y 34


ellos no lograron acceder a una educación media ni superior, tienen una vasta cultura, una memoria prolífica y una capacidad para contar historias luminosas que nos convocan para asumir su causa. La irrupción de las madres y padres, que dejaron parcelas y hogares en las comunidades pobres de Guerrero, Oaxaca y Tlaxcala, de nue­ va cuenta nos han mostrado el rostro olvidado de México. Desde el sur nace la esperanza. Han tenido la fuerza y el valor para encarar a un poder impune, para desafiar a un aparato burocrático coludido con el crimen organizado. Su lenguaje sencillo es punzante y muy certero, al grado que se ha transformado en una filosofía de la libe­ ración. Su entrega total nos ha interpelado a quienes vivimos insta­ lados en la indiferencia y el egoísmo. Son un ejemplo de tenacidad, de intrepidez, valentía e integridad en la lucha. Los 43 estudiantes desaparecidos forman parte de la juventud po­ bre de México que con su rebeldía ha conquistado palmo a palmo un lugar en la sociedad. No en vano la normal de Ayotzinapa es la cuna de la resistencia. Es el terreno fértil de las ideas donde florece la libre expresión y el libre pensamiento. Son el emblema de un movimiento histórico, de un pueblo que no está dispuesto a vivir de rodillas y en silencio ante el poder caciquil, que usa la metralla como la forma más funesta para aplicar la ley. Las madres y padres de familia son los pequeños productores y pro­ ductoras que siembran su maíz para sobrevivir; son las mujeres y hombres que viven en comunidades marginadas y que no tienen un trabajo renumerado. Toda su energía la invierten para labrar el cam­ po y realizar las labores domésticas. Con su gran esfuerzo lograron que uno de sus hijos ingresara a la normal de Ayotzinapa. Nunca imaginaron que al mes de haber ingresado, los desaparecerían. Sin pretenderlo ni planearlo, las madres y padres de los 43 norma­ listas son ahora sembradores de esperanza. Desde el campo han forjado una nueva cultura centrada en la dignidad de las personas y los derechos humanos. Han adquirido una gran autoridad moral, al grado que sus diálogos con el presidente López Obrador se han centrado en lo que más duele a México: en alcanzar la verdad y la justicia para los desaparecidos. 35


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CAMINOS DE LA AUTONOMÍA BAJO LA TORMENTA 25 de Septiembre de 2019


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