BIOÉTICA EN LA EDUCACIÓN AMBIENTAL1 Por José Edwin Cuéllar Saavedra2 Quiero iniciar señalando brevemente que estos tres términos se pueden entender en una relación de intercambio entre medios y fines. Lo primero a afirmar es que la bioética es entendida en este texto como un saber práctico referido a la solución de problemas concretos de carácter ético, que afectan la vida humana y no humana. Lo segundo es que sin lugar a dudas, salvo por algunos científicos, hoy vivimos, humanos y no humanos, una crisis ecológica y ambiental a escala planetaria y a nivel profundo. Es una crisis de la vida misma (Capra, 1996), que se manifiesta a partir de hechos destructivos de la naturaleza y que están asociados de manera radical a la comprensión y realización de la idea de desarrollo, idea sostenida por un tipo de educación poco o nada crítica, repetitiva de contenidos y modelos dados por el mismo sistema que produce la idea de desarrollo. Siguiendo la intuición de Van Ressenlaer Potter de que se necesita una sabiduría que provea “el conocimiento de cómo usar el conocimiento para la supervivencia del hombre y para el mejoramiento en la calidad de la vida” (Potter, 1971), la bioética puede ser uno de estos conocimientos que nos esclarezca o enseñe a cómo usar el conocimiento, no en el sentido epistemológico sino ético y en relación con la vida buena. La intuición de Potter, como veremos más adelante, está dirigida hacia el actuar humano en relación con los riesgos de los nuevos desarrollos científicos y tecnológicos. A través de esta pregunta de cómo usar el conocimiento se puede ver una estrecha relación entre el campo de la educación, la bioética y los asuntos ambientales, aunque no de manera exclusiva. El impacto sobre la Tierra debido a la intervención humana es bastante evidente, su manifestación se puede observar a través del acto del consumo humano y más concretamente del consumismo. Si miráramos la vida transcurrida de cada uno de los seres humanos, independiente del estatus socio-económico, se podría descubrir la cantidad de productos, subproductos y residuos que desde el nacimiento, incluso desde antes de nacer, ya estamos generando. Y la sumatoria de todo ello es ya un asunto de reflexión no solo para la economía y la gestión ambiental, sino para la misma bioética. Por lo cual se ha planteado que hay una problemática ambiental, efecto de la relación demanda-consumo a la que hay que atender o enfrentar, depende de la posición que se elija. Aceptada la problemática, algunos, no pocos, proponen una solución a partir del desarrollo y la aplicación de herramientas y mecanismos técnicos y tecnológicos. En este texto se defiende la idea de 1
Conferencia presentada en el I coloquio universitario de bioética de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos. Tunja, 3 de septiembre de 2015. 2 Profesor del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana. Filósofo, especialista en filosofía política de la UNAL, especialista en Bioética y magister en Gestión Ambiental de la PUJ, MG en Bioética de la UNCUYO, Argentina y doctorando en filosofía de la facultad de Filosofía de la PUJ.
que esta perspectiva tiene la limitación de solucionar un problema de manera parcial o inmediatista, como se dice en el ámbito de los ecólogos e ingenieros ambientales, soluciones ‘al final del tubo’. Al respecto nos preguntamos si este es el único medio o hay cabida para una reflexión más amplia en donde la bioética pueda aportar a identificar, no sólo las soluciones, sino los motivos del surgimiento de tal problemática y que sin duda alguna contienen un problema ético. En esta perspectiva, el propósito en este escrito es intentar justificar que la bioética en relación con la educación ambiental tiene el papel de generar una conciencia crítica del actuar ético en términos de recuperar un adentro de sí con miras a un dar de sí, en otras palabras, el mundo en que vivimos está constituido por las decisiones que realizamos a partir de las motivaciones y creencias que hemos cultivado a través de la vida y de cada cultura. La tesis que está a la base de este propósito es que los seres humanos hemos perdido el verdadero lugar del sentido de la vida, lo que denomino el adentro de sí y nos hemos enfocado en un afuera de sí, dado por una idea economicista de desarrollo. Para el logro de este propósito se plantean algunos presupuestos referidos a la problemática ambiental para luego avanzar hacia el papel que tiene la bioética en la educación ambiental.
1. Presupuestos básicos: El ser humano se ha montado en el gran proyecto del desarrollo, mal entendido, como consumo ilimitado de recursos naturales y aumento del capital. Es claramente el proyecto de una razón instrumental, de una razón que sólo está en función de una economía de rentabilidad, perspectiva que me parece contradictoria. Lo anterior reduce lo no-humano a una condición netamente de uso y desecho, en otras palabras, a un uso obsoleto de los productos fabricados derivados de la naturaleza. Si recordamos cómo salió EEUU de la recesión de 1928, si no fue por la estrategia de la producción obsoleta. Los productos tendrían corta vida y se favorecería el funcionamiento del mercado, use y bote. La problemática ambiental tiene sus raíces en una escisión moderna entre sociedad (cultura) y naturaleza y más propiamente en una idea de naturaleza como recurso inagotable y puesto al servicio del ser humano. El progreso industrial aparece como la gran fuerza del hombre por dominar la naturaleza con la consecuencia paradójica de poner el sentido de su existencia fuera de sí. Lo sorprendente es que esta fuerza se va agudizando progresivamente, por eso Jeremy Rifkin afirma que hemos pasado de la era industrial a la era (siglo) de la biotecnología y plantea dudas respecto de las consecuencias de entregar el sentido de la vida a la ciencia y la biotecnología (Rifkin, 1999).
Y es en este punto dónde la bioética surge como una posibilidad, entre otras, de un saber práctico, como dice Potter, de “Una sabiduría que provee el conocimiento de Cómo usar el conocimiento” (Potter, 1971). Permítanme señalar unos datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, con la expectativa de que se logre algún nivel de conciencia: hacia el año 2050 el planeta Tierra tendrá 9.200 millones de seres humanos, hoy día (2013) más de mil millones de seres humanos viven con menos de un dólar por día y 2.800 millones de personas con menos de 2 dólares por día; 448 millones de niños sufren de bajo peso; 876 millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos terceras partes son mujeres y cada día, 30.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades que podrían haber sido evitadas, mil millones de personas no tienen acceso al agua potable. En el 2009 se identificaron 923 millones de personas con desnutrición y el 98% en países en desarrollo. El 80% de la riqueza mineral subterránea es consumida por el 20 % población mundial. Y finalmente estos datos tomados del video Home: para 1kl papa se requieren 100 lts de agua, para 1 kl arroz se necesitan 4 mil lts de agua y para 1 kl de carne de res se requieren 13 mil lts de agua. Ahora bien, qué podrían significar estos datos, la respuesta podría ser simplemente datos o mayor inversión de capital o la necesidad de implementar tecnología o la posibilidad de preguntarnos si estamos haciendo las cosas bien o todas las anteriores. 2
Con lo señalado anteriormente, nos podemos preguntar: ¿Es posible la educación ambiental? Una respuesta posible es sí, y solo si acepta la visión de la educación como el ejercicio de enseñar a pensar y a sentir y la misión de orientar pedagógicamente acciones de un buen uso de los recursos naturales a través de múltiples acciones en todos niveles educativos, acciones tales como reciclaje, aprovechamiento y manejo de residuos, concientización sobre lo necesario y lo no necesario para vivir bien, el uso razonable de los recursos como el agua, la energía, la suelos, los árboles, etc. Una educación orientada hacia el encuentro del ser humano, como individuo, de sí mismo y de su verdadero sentido de vida.
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¿Qué papel tiene la Bioética en la Educación Ambiental? La bioética es un hecho, como tema, como disciplina académica o como movimiento social que tiene su atractivo y sus posibilidades en que es una palabra que indica algo con sentido y este es su reto más inmediato. Por esto como un saber práctico que tiene la virtud de razonar desde el aporte de distintos saberes teóricos y ‘ancestrales’, la bioética es ese saber provee el ‘conocimiento de cómo usar el conocimiento’, es decir, la bioética tiene el papel de generar una conciencia crítica de carácter ético de las acciones humanas (¿cómo debo actuar?) en relación con el
desarrollo científico y tecnológico y de manera básica una persistencia hacia la recuperación del adentro de sí con un fin, dar lo mejor de sí a otros. Los problemas ambientales y otros son sin duda alguna el resultado de las acciones humanas centradas en la dinámica del consumo sin medida, sin límite, sin ‘re-flexión’. Por esto la bioética podría aportar una manera de vivir, vivir éticamente. ¿Por qué? Dos razones se plantean: 1. Porque uno no puede cargar dos categorías -Vida y Ética- relacionadas de manera íntima sin que pase nada. Aquí hay implícito un imperativo a actuar de manera coherente, consistente en favor de toda vida –humana y no humanaEsto significa desarrollar o disponer en nosotros los humanos una conciencia crítica respecto de lo pensamos, decimos, decidimos y actuamos. Conciencia crítica me refiero a la pregunta, ¿esto que es así debe ser así?, por ejemplo: Para fabricar (producir) 1 kl carne de res se requiere 13 mil lts de agua. Es un hecho, es así, hasta ahora le técnica no puede menos. La pregunta crítica de la bioética es ¿Debe ser así? Según señala el PNUD, ‘cada día, 30.000 niños menores de cinco años mueren de enfermedades que podrían haber sido evitadas’ y que el 80 % riqueza mineral subterránea (explotada) es consumida por el 20 % población mundial. ¿Debe ser así?, ¿podría ser de otra forma? 2. La segunda razón es de carácter fundacionalmente teleológico. Tanto Fritz Jar, André Hellegers y Van R. Potter, precursores de la bioética, tuvieron la intuición, al proponer la palabra bioética, que la vida, en sus múltiples manifestaciones, estaba siendo puesta en riesgo cuando se generó una dependencia, casi absoluta, de la ciencia y la biotecnología. Aquí hay que precisar dos categorías relacionadas: poner la vida en riesgo y depender de la ciencia y la biotecnología. La CyT no son buenas ni malas persé, depende del sentido que se les atribuye. Y el sentido puede ser absoluto o relativo. Y aquí está el punto, si la ciencia y la tecnología son relativas a la vida humana y no humana su desarrollo podría fluir sin mayores contratiempos, pero si son absolutas a la vida humana y no humana, entonces, tenemos un problema. Estamos, como seres humanos, fuera de nosotros mismos. Le hemos entregado el poder de nuestra vida a un arfecto. Cuando hablo de poder estoy pensando en el sentido o la dirección de nuestra existencia. Si la bioética asume el carácter fundacional de saber práctico teleológico, la dirección o la orientación a seguir es la del adentro de sí, que no es otra cosa que la recuperación de la valía de sí mismos. Es de-centrarnos de la idea de dominio del entorno, la naturaleza (fuera de sí), de la idea inconsciente de separación
entre humano y la naturaleza y centrarnos en el conocimiento y dominio de sí mismos (adentro de sí), de lo que somos, de lo que soy, de lo que estoy hecho y para lo que estoy hecho. Esto implica, la actuación individual y colectiva de pensarse (reflexionar) y sentirse sobre quién soy, para qué o con qué sentido pienso lo que pienso, digo lo que digo, siento lo que siento y hago lo que hago. Es una manera de vivir desde el centro de lo que es uno. Ya lo han mostrado grandes maestros de la historia humana, Sócrates (Platón) Aristóteles, Nietzsche, / Sidartha Gauatama, Jesús, Gandhi, Mandela, etc. 4. Consideraciones finales En uno de los apartes del video HOME se afirma: “En la gran aventura de la Tierra cada especie tiene un papel, cada especie tiene su lugar, ninguna es inútil o dañina, todas se equilibran…” y también afirman que desde nuestra aparición como homo sapiens hace 200 mil años, hemos logrado posicionarnos como la especie dominante, produciendo no solo una transformación muy profunda en la Tierra, apropiándonos de territorios y desarrollando conocimiento tecnológico avanzado, sino generando un desequilibrio de todo el sistema vivo. En los últimos 60 años el impacto humano sobre el planeta Tierra ha sido el doble de lo que hemos hecho en 200 mil años transcurridos (Arthus-Bertrand, 2009). Ya esta es una manera diferente y valiosa de comprender la naturaleza y el papel del ser humano en ella y con ella. La única posibilidad de que la vida humana y no humana pueda superar el riesgo de padecer un daño irreversible es con un cambio de percepción de lo realmente valioso, el adentro de sí. Por esto, la bioética en la educación ambiental es una posibilidad de aprender a vivir de manera ética en relación con la naturaleza desde una actitud de recuperar el adentro de sí con la consecuencia de actuar frente a lo humano y no humano con respeto, cuidado y generosidad. El desarrollo es un término que debe ser entendido desde la sustentabilidad ambiental y no desde la sostenibilidad de la renta. Gracias. Bibliografía Arthus-‐Bertrand, Y. (2009). video HOME. Capra, F. (1996). La Trama de la Vida. Una nueva perspectiva de los sistemas vivos. Barcelona: Anagrama. Potter, V. R. (1971). Bioethics to the Future. Englewood Cliffs, N.J.: Prentice -‐ Hall, Inc. Rifkin, J. (1999). El Siglo de la Biotecnología. El comercio genético y el nacimiento de un mundo feliz. Barcelona: Crítica/Marcombo.
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