El cierre del Instituto de Cinematografía
La huelga por el comedor
Creado en 1956, su actividad se extendió hasta 1975, cuando fue cerrado poco antes del golpe militar, cuya gestión lo disolvió de inmediato. La resolución rectoral de septiembre de 1976, firmada por el delegado de las Fuerzas Armadas, dictamina “el cese de actividades del Instituto”. Durante esos 20 años, el Instituto generó más de 40 películas y una vasta producción fotográfica, que forman parte de la historia cultural de la ciudad.
El 7 de julio de 1971, 400 estudiantes ocuparon el Rectorado para reclamar por el comedor universitario. La represión policial desencadenó la “huelga por el comedor” hasta el 18 de septiembre. Durante esos dos meses y medio, los alumnos no asistieron a clases ni a los exámenes. Para ellos, el comedor era un lugar para disputar, desarrollar afectos y construir identidades en un período de movilización social.
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haciendo HISTORIA
LA DÉCADA DEL 70 El terrorismo de Estado fustiga la Universidad
SANTA FE • SEPTIEMBRE DE 2009
L
ARCHIVO HISTÓRICO
y la apertura de un nuevo período democrático no implicarán la recuperación de la estabilidad institucional para la Universidad, que se convierte en un botín disputado por posiciones enfrentadas. Es un período caótico y confuso. Si bien las universidades nacionales comienzan a normalizarse gracias a la nueva ley, con la muerte de Perón, el acercamiento entre radicalismo y justicialismo entra en crisis. La hegemonía del grupo lopezrreguista se encamina hacia la eliminación de toda la vida democrática en las universidades, la intervención drástica en los claustros docentes y la implementación de una política de neto corte fascista, autoritario y elitista. El golpe del 24 de marzo de 1976 exacerba el horror, que continuará hasta formar parte de la vida cotidiana de todos los argentinos.
CONTEXTO
A VICTORIA JUSTICIALISTA DE 1973
E L 23 DE SEPTIEMBRE DE 1973 la fórmula Perón-Perón obtiene el 61,85 % de los votos, contra el 24,34 de la UCR. El 12 de octubre Juan Domingo Perón asume por tercera vez la presidencia de la Nación. (...) La victoria justicialista y la apertura de un nuevo período democrático no implicarán la recuperación de la estabilidad institucional para la Universidad. (...) El 5 de abril de 1974 el Poder Ejecutivo Nacional designa al doctor Celestino Ángel Marini como rector de la UNL con la finalidad de “normalizar la Universidad” (...). De la reunión entre Juan Domingo Perón y Ricardo Balbín había surgido un acuerdo básico sobre la ley universitaria, en el marco de una estructura democrática participativa. Mientras el gobierno pensaba a la Universidad como una organización jerárquica, Balbín proponía un gobierno tripartito según los principios reformistas, con la participación de los tres estamentos tradicionales: docentes, estudiantes y egresados. Perón pareció acceder a estas ideas, pero a su vez había exigido la incorporación del cuarto sector de la vida universitaria integrado por los trabajadores no docentes. Durante la gestión de Celestino Ángel Marini se impulsa la carrera docente con la incorporación de estudiantes avanzados como auxiliares de cátedra, con la función de asistir a los alumnos en la comprensión de los conceptos desarrollados por el titular. Los auxiliares de docencia, sin embargo, no eran una novedad en la Universidad Argentina: la experiencia se había desarrollado durante la gestión de Cortés Pla (...). La vinculación de la Universidad con el medio social se canaliza fundamentalmente a través de la Secretaría de Cultura Popular y el Departamento de Extensión Universitaria. Su campo de trabajo son las organizaciones barriales a las que se le aportan recursos económicos y asistencia con un fuerte contenido político. La relación con empresas y sectores de la producción se implementa a través de programas de investigación y puede considerarse como una de las políticas más importantes de este período. (...) El 15 de septiembre de 1975, Celestino Ángel Marini renuncia al cargo de rector. Su gestión
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14 DE ABRIL El Instituto del Profesorado Básico pasa a denominarse Escuela Universitaria del Profesorado. 13 DE MAYO Se crea el Departamento de Hidrología General y Aplicada dependiente del Rectorado, antecedente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas. Ramón Caropresi diseñó el Curso de Actualización Docente a Distancia, primero en el país y con 1.800 maestros inscriptos.
AGOSTO Se inicia una prolongada huelga del personal no docente, apoyada por las agrupaciones estudiantiles, se procede a la toma de la Universidad y se generan grandes disturbios en la zona, lo que origina una violenta represión policial el 24 de agosto. Esto produce la detención de dirigentes no docentes a los que se aplica la Ley de Seguridad Nacional. La huelga continúa hasta el 6 de setiembre, fecha en que son liberados.
1970 ha durado un año y cinco meses. Al día siguiente, designado por el Poder Ejecutivo, sin respetar lo dispuesto por la ley universitaria, se hace cargo Julio Argentino García Martínez, quien llevará a cabo puntualmente las políticas dictadas por Oscar lvanisevich y el lopezrreguismo. Comienzan a confeccionarse las primeras listas de docentes y no docentes que serían despedidos. Mientras en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Buenos Aires es cesanteado el premio Nobel Alejandro Leloir, en la UNL se observa la presencia de custodios armados ocupando las dependencias del Rectorado e imponiendo el terror a todos los miembros de la comunidad universitaria. Comienzan los últimos seis meses del gobierno peronista. Mientras recrudece la escalada de violencia y represión, el “nuevo orden” reina en la UNL, expulsando todo vestigio de democracia, de libertad de cátedra, de discusión abierta de las ideas y de investigación. Las Facultades e Institutos languidecen bajo una “disciplina” vacía de contenidos y la política se dirige a disminuir la matrícula, estableciéndose nuevos requisitos restrictivos para el ingreso de alumnos. La caída de López Rega -a raíz de su enfrentamiento con el sindicalismo, la presidenta María Estela Martínez de Perón le acepta la renuncia el 11 de junio de 1975- no remedia nada. Es demasiado tarde. El caso Aluar, la inquietud sindical, la crisis económica, el “rodrigazo”, las huelgas de julio, la crisis militar a causa del nombramiento del coronel Damasco en la cartera política, la licencia de María Estela Martínez de Perón, el clima de esperanza y elogios a la figura de Ítalo Luder que la reemplaza, su retorno para enfrentar el “escándalo del cheque” y el estallido de innumerables casos de corrupción cuyo centro era el Ministerio de Bienestar Social y los lopezrreguistas, sólo son pasos que llevan al gobierno a la crisis final, que terminará arrastrando a todo el país para desembocar en la etapa más trágica y sangrienta de la historia argentina. (...) Es el 24 de marzo de 1976. Una Junta Militar integrada por el general Videla, el contraalmirante Massera y el brigadier Agosti, se ha hecho cargo del gobierno. En la mañana de ese día, el coronel José Hipólito Nuñez, delegado de la Junta Militar, se hace cargo de la UNL. Poco tendrá que hacer. El “orden” que trae programado en poco se diferencia del ya impuesto por el rector Julio Argentino García Martínez. En todo caso, unas cuantas cesantías más de docentes y no docentes. Se mantendrá allí hasta el 20 de julio. Un día después -designado por el Ministerio de Educación y Cultura del Proceso de Reorganización Nacional- Jorge Douglas Maldonado ocupa el puesto de rector de la Universidad Nacional del Litoral. Una etapa se cierra, pero el horror continuará hasta formar parte de la vida cotidiana de todos y de cada uno de los argentinos.
JORGE CONTI .
Fragmentos de Lux indeficiens.
15 DE OCTUBRE Jorge Braulio Mullor es designado rector por el Poder Ejecutivo Nacional y se desempeña hasta el 25 de agosto de 1972.
30 DE AGOSTO Esteban Homet asume como rector de la UNL. Su gestión se prolongó hasta el 29 de marzo de 1973.
Comienzan los trabajos de dragado en la Laguna Setúbal para la construcción de la Ciudad Universitaria en el Paraje El Pozo.
1971
10 DE ABRIL Se crea la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, sobre la base de la Escuela Universitaria de Bioquímica y el Departamento de Bioquímica de la Facultad de Ingeniería Química. 15 DE MAYO Inicia sus actividades la Escuela Universitaria del Alimento con sede en Reconquista.
1972
1973
17 DE MAYO La Facultad de Agronomía y Veterinaria (hoy FCA y FCV) pasa a formar parte de la UNL tras haber sido parte integral de la Universidad Católica de Santa Fe. Se crea la Universidad Nacional de Entre Ríos, con lo cual la UNL sufre una nueva reducción de su área de influencia y pierde la Facultad de Ciencias de la Educación de Paraná y la Escuela de Ciencias de la Administración de Concordia. 7 DE JUNIO Roberto Armando Ceretto es designado como interventor de la UNL. Su gestión se extenderá hasta el 28 de marzo de 1974.
La década del setenta en debate
LA LECTURA DE LA DÉCADA DEL SETENTA puede ser enmarcada en un período más amplio de la historia argentina, viciado por la ilegitimidad de las instituciones, por la ausencia y presencia de la democracia, por una historia institucional entrecortada. En definitiva, por un sistema político extraviado por los golpes de Estado, las proscripciones políticas y el fraude electoral. Entre 1930 y 1983 la Argentina no supo crear un sistema legítimo de poder. Así, la década del setenta reconoce como antecedente un pasado cargado de violencia y arbitrariedades, y poco respetuoso del principio de legitimidad de democrática. El curso incierto de la democracia que nació en 1973 fue cancelado el 24 de marzo de 1976, seis meses antes de que concluyera el mandato presidencial de Isabel Perón. La dictadura militar de 1976 no surgió simplemente para poner fin a las libertades públicas, su función esencial era la negación de la democracia como orden previsible, plural y tolerante. Al acceder a este pasado inmediato, y para mantener viva aquellas páginas dramáticas de nuestro país, se pueden señalar tres signos de época en este breve recorrido histórico: la violencia política, la idea de revolución y la desvalorización de la democracia. En los años setenta se consolidó un movimiento revolucionario peronista que confluyó en organizaciones político-militares que emprendieron la lucha armada de carácter urbano. Junto a esta vertiente peronista, nació otra de origen marxista leninista inspirada en la revolución cubana. La impronta del período fue el imperio de la violencia política racionalizada (practicada con anterioridad al golpe de 1976), la que empleó la izquierda
revolucionaria, el terrorismo de Estado y las organizaciones paramilitares (las 3 A). La violencia revolucionaria se enfrentó en una lucha sin cuartel a la violencia del Estado militar, que reemplazó con eficacia el poder de fuego de los paramilitares, ante una sociedad que enmudecía. El poder de la palabra fue reemplazado por el poder del fusil. El otro signo de época, que recorrió las fibras más íntimas de la sociedad con diferentes niveles de participación, fue la idea de revolución. Bajo el emblema de la revolución, actores muy jóvenes constituidos por una coyuntura histórica y una penetrante discursividad, combinaron acción política con sueños. Se pensaba alcanzar, como solución final, una sociedad conciliada por medio de la violencia liberadora. Junto a la idea de una nueva vida pública, de un orden político socialista o comunista, se expandió un entusiasmo de época vinculado a postulados igualitarios radicales. Finalmente, en ese clima, la democracia carecía de un significado positivo y parecía más bien una posibilidad vacía. Según las corrientes revolucionarias peronistas, marxistas o de izquierda, la democracia representativa no era más que una democracia burguesa o formal. No hay que olvidar que en nuestro histórico vaivén entre legitimidad e ilegitimidad, la democracia no fue un valor constitutivo, es decir, un valor compartido y aceptado por todos los miembros de la sociedad. Precisamente, lo que prevaleció entre los argentinos durante cincuenta años (1930-1983) fue una historia de sospechas y desencuentros de gobernantes y gobernados con sus instituciones democráticas. Las instituciones públicas son bienes comunes, que se comparten socialmente, en la
11 DE FEBRERO Se crea el Centro de Investigación en Endemias Nacionales (CIEN) en la FBCB. 15 DE MARZO La Escuela de Técnicos para la Sanidad pasa a llamarse Escuela Superior de Sanidad “Dr. Ramón Carrillo”. 5 DE ABRIL El Poder Ejecutivo Nacional designa al doctor Celestino Ángel Marini como rector de la UNL, con la finalidad de “normalizar la Universidad”.
1974
25 DE JUNIO Se crea crea el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC), mediante un convenio entre el CONICET y la UNL. Cierran el Instituto de Cinematografía. Una resolución rectoral del 1 de septiembre de 1976 dispone el cese de sus actividades.
1975
“Perón me había dicho que normalizara la Universidad democráticamente. Y con respeto. Y algunos dirigentes predispusieron a los jóvenes contra mí. Y quizá algún decano o autoridad designados por mí interpretó mal mis directivas y pretendió imponer autoritariamente ciertas ideas. Los jóvenes actuaron todos de absoluta buena fe. Muchas veces por la falta de experiencia y por creer lo que los dirigentes les decían, me vieron como el diablo de la película y me enfrentaron. Pero siempre con cierto margen ético. Ellos creían que estaban en lo justo...” “Muchas veces tuve que explicar que había gente en el Ministerio de Educación que en realidad era autócrata, que no eran democráticos. Querían que las ideas se impusieran. Uno de ellos era Frattini, el Secretario de Educación. Yo tuve un enfrentamiento muy grande con él. Tuve que decirle que a mí no me habían puesto para matar chicos. Mi función no era matarlos ni meterlos preso, ni reprimirlos. Se trataba de convencer, no de imponer ideas por la fuerza. Si había que enfrentarlos yo estaba dispuesto a la lucha, pero en el plano del debate y de las ideas. Y eso lo soporté y lo pasé”.
15 DE SEPTIEMBRE Celestino Ángel Marini renuncia al cargo de rector. Al día siguiente, designado por el Poder Ejecutivo, sin respetar lo dispuesto por la ley universitaria, se hace cargo Julio Argentino García Martínez, quien llevará a cabo puntualmente las políticas dictadas por Oscar lvanisevich y el lopezrreguismo. Comienzan a confeccionarse las primeras listas de docentes y no docentes que serían despedidos.
José Hipólito Núñez es rector delegado de la Junta Militar 21 DE JULIO Asume Jorge Douglas Maldonado como rector de la UNL, designado por el Ministerio de Cultura y Educación de la Nación. Se mantiene en el cargo hasta el 27/12/1983.
11 DE SEPTIEMBRE Se crea la Reserva Ecológica en la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja, en Esperanza.
21 DE JULIO Por resolución del CONICET, se crea el Centro Regional de Investigación y Desarrollo de Santa Fe (CERIDE).
1976
1977
Palabras del Dr. Jorge Douglas Maldonado, cuando asumió como rector de la UNL, el 21 de julio de 1976: “No hemos de erradicar totalmente la política de la Universidad cuando ella sea entendida como ciencia y arte de los que aspiran a regir la cosa pública; estaremos sólo en contra de aquellos que esgriman doctrinas o prácticas disolventes o ajenas a nuestro sentimiento nacional, integrante éste del gran concierto de estados occidentales. Orientaremos todo nuestro quehacer con un contenido nacional, sin desechar las doctrinas y enseñanzas del extranjero cuando puedan ser adoptadas y adaptadas a nuestro modo de vida. Pretendemos no ser xenófobos por principio, sino cuando ello se justifique. Respetaremos la libertad de cátedra cuando ella sea compatible con el pensamiento argentino y respetuosa de las ideas de los demás”.
Entrevista al doctor Celestino Ángel Marini, realizada por Jorge Conti el 21 de octubre de 1994.
medida en que la sociedad las reconoce como tales y les atribuye un valor. La labor de los organismos de derechos humanos, en los primeros años del gobierno militar fue, tal vez, el punto de partida para instituir en la sociedad un espacio público político, en el contexto de un orden autoritario, que más tarde irá a incorporar a los otros componentes de la vida política. El contenido de sus postulados resultó incompatible con los fundamentos del Estado autoritario. La consigna “aparición con vida” que gritaban las Madres de Plaza de Mayo, junto a los otros organismos, creó las condiciones para la constitución de ese espacio delimitado por el campo de los derechos humanos. Aquellos organismos al convertirse en referentes de la oposición antidictatorial convocaron marchas y petitorios masivos, con el apoyo de los partidos políticos (poco antes de las elecciones nacionales de octubre de 1983), que tuvieron la fuerza de demostrar que la violación de los derechos humanos era una agresión a toda la sociedad, que trascendía el círculo de las familias afectadas. La dominación autoritaria puso en marcha un sistema represivo, nunca antes conocido en la Argentina, basado en la intimidación, la tortura, la muerte y la desaparición de personas, que encerraba la violación organizada de los derechos humanos. La vida académica y el mundo intelectual se vieron desmembrados por la intervención de las universidades públicas, la persecución cultural, la expulsión de profesores, la persecución y desaparición de estudiantes, el cierre de carreras y la clausura de la investigación crítica en las ciencias sociales. No pocos participantes del campo intelectual y cultural sufrieron prisión, tortura, y otros fueron asesinados, mientras la gran mayoría fue forzada a un exilio interno o externo. No obstante este cuadro dramático, surgieron en tiempos de la dictadura espacios de disidencia y reflexión que favorecieron un intercambio productivo que quedó configurado en lo que se dio en llamar la “universidad de las catacumbas”, experiencia que preparó en parte el terreno de la reconstrucción que nació en 1983. Fueron centros privados de investigación, de acuerdo con Hilda Sabato, como el CICSO, IDES, CEUR, CEDES o el Instituto Di Tella, donde se ejerció la reflexión crítica como modo de supervivencia intelectual. El momento de mayor distanciamiento entre la vida académica y el mundo intelectual transcurrió durante la dictadura militar de 1976. Un rechazo abierto y directo operó bajo ese régimen que condenó el disenso y
6 DE MAYO Se crea el Instituto de Tecnología Celulósica, en la FIQ.
persiguió la conformación de todo espacio de autonomía intelectual. La afirmación de los derechos humanos acarreó la negación absoluta del autoritarismo: ambos términos resultaban irreconciliables en cualquier ecuación política. La lucha por la defensa de esos derechos y el respeto por la libertad, el reclamo de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, proporcionaron un marco dentro del cual se desenvolvió la acción política a fines de los años setenta. Militantes de derechos humanos y estudiantiles, junto a dirigentes políticos e intelectuales del universo académico y cultural, tuvieron un lugar de encuentro en el espacio de lo público. En el ámbito universitario la resistencia más orgánica a la dictadura provino de la desaprobación en 1979 al anteproyecto de ley universitaria que proponía un régimen de aranceles para los estudiantes. La aplicación de esos aranceles fue uno de los factores que favoreció el renacimiento de las organizaciones estudiantiles. A fines de 1980 la FUA (Federación Universitaria Argentina) rechazó la propuesta de arancel en una solicitada publicada en los medios de prensa. La universidad de la dictadura comenzó a ser cuestionada por su carácter elitista, de corte profesional, alejada de todo espíritu crítico y deformada por una ideología autoritaria. La década del ochenta será la década del descubrimiento de la democracia y del compromiso con su construcción en todas las esferas de la vida colectiva.
HUGO QUIROGA
Docente e investigador de la UNL y UNR
1979
6 • LA DÉCADA DEL 70 • El terrorismo de Estado fustiga la Universidad
1956-1975
El fin del Instituto de Cinematografía Nació en 1956, impulsado por Fernando Birri. Su actividad se extendió hasta 1975, cuando fue cerrado poco antes del golpe militar, cuya gestión lo disolvió de inmediato. Durante esos 20 años generó más de 40 películas y una vasta producción fotográfica. En Lux indeficiens, el periodista Jorge Conti relata el fin del Instituto de Cinematografía de la UNL, en 1975: “Como una señal de los tiempos que se aproximan, la ciudad de Santa Fe, la comunidad universitaria y todo el ámbito de la cultura y el arte quedan consternados ante una noticia: en horas de la noche individuos anónimos –anticipando la modalidad de los ‘grupos de tareas’ que poco tiempo después sembrarán el terror en todo el país– han entrado al legendario Instituto de Cinematografía de la UNL, destruyendo las copias de todas las películas filmadas y gran cantidad de libros de su biblioteca y hurtando cámaras filmadoras, moviolas, grabadores, máquinas fotográficas y productos de laboratorio. Quienes al día siguiente ingresan al edificio, contemplan absortos el testimonio de un ensañamiento y un vandalismo sin límites: el piso cubierto por virutas de celuloide pisoteado, muebles astillados, libros en el suelo con sus cubiertas y páginas arrancadas y archivos saqueados. Del Instituto de Cinematografía de la Universidad Nacional del Litoral, creado en 1956, conocido internacionalmente por sus producciones en el campo de la escuela documental, no queda nada. El rector García Martínez y sus hombres se apresuran a negar cualquier responsabilidad y ordenan guardar y precintar las pocas pertenencias que se han salvado de la barbarie. Sin embargo, no pueden evitar el clima de sospechas que los envuelve, sobre todo cuando tiempo después –al abrirse las cajas precintadas en las que se habían guardado los materiales restantes– éstas aparecen llenas de piedras. Muchas versiones se tejerán sobre el destino de los equipos técnicos del Instituto. Pero el silencio es toda la respuesta que reciben. El mismo silencio que en breve se abatirá sobre todo el país, para encubrir ‘desapariciones’ más terribles y jamás imaginadas”. Cierre y legado cultural En tanto, en Fotogramas santafesinos, Neil, Peralta, Priamo y Beceyro recuperan la resolución rectoral Nº 270 de septiembre de 1976, firmada por el delegado de las Fuerzas Armadas, Dr. Jorge Douglas Maldonado, que “dictamina el cese de actividades del Instituto y la distribución entre las unidades académicas solicitantes del equipamiento restante o su posible venta”. Entre los argumentos, el documento sostiene: “Por considerar académicamente inconveniente al presente la continuación de actividades de un organismo de esa naturaleza, máxime cuando la difícil coyuntura económica por la que atraviesa el país torna imposible, desde todo punto de vista, mantener el funcionamiento de un ente cuyo accionar, por sus especiales características técnicas y demandas de material fílmico y didáctico de alto costo, resulta excesivamente gravoso para las finanzas de la Universidad”. “Con el cierre queda en suspenso el itinerario formativo de los alumnos, y gran parte de los egresados que no habían gestionado sus títulos comienza a reclamar legítimamente por sus certificaciones”, continúa el libro. Finalmente, Fotogramas hace referencia al legado de este Instituto en la cultura de Santa Fe: “El estatus simbólico forjado en sus veinte años contribuye a la historia cultural de la ciudad y pervive en las trayectorias intelectuales y artísticas de quienes fueron sus protagonistas, e incluso en el debate y la controversia sobre aquel proyecto estético-político y formativo que hizo escuela, presente hoy también como una disputa sobre su legado histórico y sus heraldos”.
La huelga estudiantil de 1971 UN EPISODIO que transcurrió principalmente en la sede santafesina de la UNL, pero que también recibió el apoyo de unidades académicas de Paraná y Esperanza, puede tomarse como un claro ejemplo del clima de movilización social con el cual se abrió la década del ‘70. El miércoles 7 de julio de 1971, un grupo de aproximadamente 400 estudiantes ocupó el Rectorado por varias horas. La toma se realizó por reclamos específicos relativos al comedor universitario, como ser aumento de su capacidad de atención, mejoras en la calidad de las comidas, mejoras en la atención técnica y mayor número de mozos-estudiantes frente al recargo de tareas. El Secretario de Bienestar Estudiantil de la Universidad acudió a dialogar con los alumnos. El funcionario argumentó que “se hacían grandes esfuerzos dentro de los límites presupuestarios”, pero la explicación no satisfizo a los estudiantes, quienes sostuvieron que las insuficiencias del presupuesto no se debían a su exigüidad, sino al mal empleo que realizaban las autoridades y reclamaron la presencia del rector como único interlocutor válido. La acción parecía “una toma más”, pero el accionar represivo de la policía radicalizó la posición del estudiantado. En el testimonio de un entonces estudiante de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales: “Cuando estamos en el Rectorado y la policía lo rodeó… se resolvió salir con el rector adelante… y cuando estábamos llegando a la esquina de 9 de Julio la policía atacó. Y reprimió, y como consecuencia de la represión y los desórdenes que hubo posteriormente fueron detenidos tres muchachos”. Este acontecimiento actuó como desencadenante de la llamada “huelga por el comedor”, llevada adelante por estudiantes de las diferentes facultades desde el 7 de julio hasta el 18 de septiembre. Su alcance implicó la ausencia absoluta por parte de los alumnos de la UNL a las clases y mesas de exámenes hasta tanto se obtuviera una respuesta satisfactoria a sus reclamos. El conflicto adquiere mayor trascendencia si se tienen en cuenta las repercusiones que tuvo en la opinión pública –incluso en el ámbito nacional– y su extensión, dado que las actividades se suspendieron por dos meses y medio. En la ciudad de Santa Fe, en un contexto de moviliza-
ción política y social en diferentes ámbitos de la sociedad, uno de los sectores más activos era el estudiantado universitario. Este colectivo formaba un conjunto heterogéneo dentro del cual coexistían segmentos diferenciados que, en determinadas circunstancias, se unieron en torno a un objetivo común. Pero: ¿quiénes eran esos estudiantes? Eran en su mayoría miembros de las clases medias, fácilmente movilizables entre otras razones porque compartían espacios como aulas, residencias o el mismo comedor, que en general disponían de tiempo y un importante grado de autonomía. Ello generaba condiciones para la emergencia de acciones colectivas y su mantenimiento en el tiempo. No es un dato menor que los participantes entrevistados rememoren los acontecimientos de la huelga dentro de un entramado de relaciones que se articulaban con un origen social común; no necesariamente económico pero sí cultural. Había un conjunto de experiencias colectivas en las actividades y consumos de los estudiantes que nos habilita a hablar de una cultura estudiantil universitaria. Los espacios de socialización cumplen un papel importante dentro de la conformación de una estructura de relaciones integradas, lo que genera en los sujetos sentimientos de pertenencia correspondientes con entramados vinculares. En este caso podemos destacar la existencia de varios lugares como lo fueron las peñas, la Casa del Obrero Estudiante o el Colegio Mayor Universitario y otras residencias estudiantiles. El comedor universitario habilitaba un escenario de discusión política. Era el ámbito de interacción social por excelencia; lugar de reunión donde los estudiantes de las diferentes facultades se veían por lo menos una vez al día. Funcionaba como un espacio de reproducción de las condiciones de existencia y ámbito de ejercicio de la política universitaria. Era un lugar para cuidar, para disputar, para exigir, para desarrollar afectos y construir identidades en un período de movilización social. En definitiva, un campo de lucha para los estudiantes.
SILVIA DEJÓN
Integrante de proyectos de investigación CAID dirigidos por el prof. Luciano Alonso (FHUC).
JAURETCHE EN EL PARANINFO El 28 de junio de 1971, el escritor y ensayista Arturo Jauretche visitó la UNL. En un acto organizado por el Departamento de Extensión de esta casa de altos estudios, ofreció la conferencia “Argentina imaginaria y Argentina real” en el Paraninfo. La crónica del diario El Litoral, del 29 de junio de 1971, da cuenta del poder de convocatoria de Jauretche: “Una verdadera multitud –formada especilamente por jóvenes universitarios– colmó totalmente el local y sus adyacencias, los pasillos superiores laterales y las escaleras de acceso a las oficinas administrativas de la planta superior, como asimismo el acceso por Bv. Pellgrini. Cabe consignar que numerosas personas no pudieron encontrar ubicación y optaron por retirarse”.