El miedo en la ciudad de Río de Janeiro (Adelanto)

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VERA MALAGUTI BATISTA

CIENCIAS SOCIALES

El miedo en la ciudad de RĂ­o de Janeiro Dos tiempos de una historia


Colección: Ciencias Sociales Director: Máximo Badaró Serie: Criminología Director: Eugenio Raúl Zaffaroni Dependiente del Programa de Investigación en Criminología de la Universidad Nacional de San Martín Malaguti Batista, Vera El miedo en la ciudad de Río de Janeiro: dos tiempos de una historia / Vera Malaguti Batista. - 1a ed. - San Martín: UNSAMedita, 2016. 228 pp. ; 21 x 15 cm. - (Ciencias sociales / Máximo Badaró) Traducción por: Gerardo Raúl Losada ISBN 978-987-4027-03-0 1. Análisis Sociológico. 2. Criminología. I. Losada, Gerardo Raúl, trad. II. Título. CDD 301 Título original: O Medo na Cidade do Rio de Janeiro. Dois tempos de uma história © 2003 Editora Revan - Av. Paulo de Frontin, 163, Río de Janeiro 1a edición en español, marzo de 2016 © 2016 Vera Malaguti Batista © 2016 de la traducción Gerardo Losada © 2016 UNSAM EDITA de Universidad Nacional de General San Martín Campus Miguelete, Edificio Tornavía Martín de Irigoyen 3100, San Martín (B1650HMK), provincia de Buenos Aires unsamedita@unsam.edu.ar www.unsamedita.unsam.edu.ar Diseño de interior y tapa: Ángel Vega Edición digital: Daniel Maldonado Corrección: Laura Petz Se imprimieron 500 ejemplares de esta obra durante el mes de marzo de 2016 en Imprenta Dorrego, Av. Dorrego 1102, CABA Queda hecho el depósito que dispone la Ley 11.723 Editado e impreso en la Argentina Prohibida la reproducción total o parcial, incluyendo fotocopia, sin la autorización expresa de sus editores.


VERA MALAGUTI BATISTA

CIENCIAS SOCIALES

El miedo en la ciudad de RĂ­o de Janeiro Dos tiempos de una historia



Para Leonel Brizola, por la valent铆a con que siempre enfrent贸 al Imperio; por los miedos que siempre despert贸 en los conservadores y en los cobardes.



AGRADECIMIENTOS

No habría sido posible escribir este trabajo si Joel Birman no me hubiese acogido con su proficuo proceso de orientación. En la vanguardia de la encrucijada entre historia y subjetividad, Joel realiza como ninguno la empresa de revestir el psicoanálisis con lo que lo engendró: como metáfora de la Modernidad, en su capacidad de contribuir con la resistencia a la barbarie, o al exceso de civilización, como diría Marildo Menegat, a partir de Marx. El hecho es que mucho de esta tesis surgió en las reuniones en la UERJ y en el estudio de Joel, donde un numeroso grupo de camaradería intercambiaba ideas, constituyéndose propiamente en un movimiento intelectual y político muy rico. Aprendí mucho con mis colegas. Agradezco a Margarida Cavalcanti, Márcia Arán, Naira Sampaio, Ana Beatriz Lima da Cruz, Leila Ripoll, Eduardo Leal Cunha, María Salete Salles, Cristiana Facchinetti, Ana Paula Ferraz Lima y a tantos otros que, por falta de espacio y de los nombres completos, no puedo consignar aquí. La orientación de Joel me permitió también que pudiese dialogar con los discursos sediciosos del Espacio Brasileño de Estudios Psicoanalíticos. Agradezco a Eliana Schueler Reis, por propiciar el diálogo para el debate sobre nuestros miedos de cada día. Agradezco a Regina Néri por nuestro compromiso conjunto a favor de la interdisciplinariedad radical. A través de Benilton Bezerra también pude participar de una fructífera y vital discusión sobre la tesitura de la narratividad y el vínculo entre el psicoanálisis, la subjetividad y la historia. Con la conducción de Benilton, Fania Izhaki, Ângela Carneiro, Tânia Pereira y yo formamos un seminario de inquietudes y metodologías comunes, y también de amistad. Con Helena Bocayuva mantengo una especie de foro permanente de camaradería, solidaridad, militancia política e intensa discusión académica. Este trabajo fue enteramente discutido, visto y revisto por esa querida compañera. ¡Bienvenida esa amistad! Alessandro Moura Dumans fue un compañero inigualable en lo que Barata denominó crítica de la realidad del derecho penal. Gracias, amigo. Sidney Chalhoub inspiró este trabajo de varias maneras: su mirada machadiana, su interpretación de Debret y, principalmente, el arte de su oficio de historiador. La talentosa historiadora Alinnie Silvestre me ayudó a explorar los fragmentos de los discursos del miedo en los archivos de la vida. Fue ella quien descubrió el Librito Malê, llave de tantos descubrimientos para nosotros. Mohammed Elhajji


tradujo e interpretó los escritos árabes y develó ese mundo árabe que tanto admiro. Agradezco también a Eliana Furtado de Mendonça, la cual, con cariño y competencia, me orientó en los primeros mapeos. Renato Aguiar, traductor/criminólogo, crítico me asesoró generosamente en las traducciones del inglés. ¡Gracias Renato! El Instituto de Medicina Social fue un espacio de acogida e intenso aprendizaje interdisciplinar. Es un lugar estratégico en Río de Janeiro para la crítica del capitalismo tardío, no solo por la organización y la excelencia académica, sino también por la polisemia de saberes que ahí conviven de forma tan agradable y productiva. Agradezco a Carlos Alberto Plastino por las contribuciones críticas y por la paciencia y generosidad con que participó en mi formación y en mi doctorado. Ya le he dicho a Joel Rufino dos Santos que, cuando crezca, voy a escribir un libro como su Crônica de indomáveis delírios. Agradezco mucho su crítica del concepto de exclusión, su fina interpretación histórica de de las violencias de hoy, y por haberme hecho recordar la idea del sentido de la historia tal como se presenta en Marc Bloch. Es un privilegio tenerlo como lector de este trabajo. Marildo Menegat contribuyó enormemente al esclarecimiento de la expresión “barbarie”, con sus calidades de filósofo y politólogo. Su lectura de Marx y nuestras coincidencias ideológicas produjeron un diálogo riquísimo en la militancia junto a los colegas de derecho penal. Pocos han entendido, como Marildo, las consecuencias de los discursos sobre el delito en los días de hoy. Gizlene Neder y Gisálio Cerqueira son una presencia intensa en nuestro trabajo. Todo lo que escriben y producen lo incorporo como la más interesante y estimulante criminología producida en Brasil. Siempre trato de seguir la luz de este faro. Quiero agradecer al inolvidable Carlos Magno Nazareth Cerqueira, quien inspiró toda la trayectoria de mi tesis. Su figura dulce y firme, su inteligencia sensible, su vida y su muerte, nuestros sueños de días mejores y más justos están en todas las líneas que escribí. Rosa de Olmo y Alejandro Baratta también se fueron, pero están presentes y aportaron valiosísimas contribuciones a mi interpretación de los miedos cariocas. No puedo utilizar otra palabra para referirme a la bendición que fue conocerlos de tan cerca. Agradezco a las queridas amigas Lucília Almeida Elias y Tina Harris-Rouquette por el cariño y por la sensibilidad inteligente con que intercambiamos saber y amistad. Abdias do Nascimento y Elisa Larkin forman parte de mi historia y de la historia de esas luchas que espero estar ayudando a contar. Fue un gran privilegio también para mí disfrutar de la producción y del diálogo con uno de los mayores intelectuales latinoamericanos, Raúl Zaffaroni. Yo, humildemente, solo puedo agradecer su gran contribución teórica a las formulaciones criminológicas contemporáneas que incorporé. Agradezco especialmente la gentileza y la aten-


ción con que Francisco Ortega leyó mi trabajo. Cecília Coimbra, Cristina Rauter y Maria Lívia do Nascimento forman parte de un colectivo militante y académico que aproveché intensamente. Elizabeth Dantas, Mioko Ohtani, Cristina Heydt y Eloah Esteves da Rocha asesoraron los trabajos con total dedicación. Leonel Telles de Menezes formó parte de la administración de mis miedos y de la confección de estrategias para combatirlos. Robson Tavares es uno de los pilares de este trabajo. No solo por ayudarme más de una vez con la bendita máquina, sino por su sensibilidad y eficiencia. La dulce Angélica Zaquieu siempre hace justicia al nombre como un apoyo inestimable. Lygia Malaguti de Souza Weglinski, mi madre, me socorrió más de una vez con su amorosa revisión de mis originales. Mis hijos amados (Lucas, Gute, Dadá, João Paulo e Paulinho) están siempre implicados en todos los episodios de mi vida. ¡Qué sería de mí sin ellos! Pero, todo lo que escribí, palabra por palabra, es para Nilo. Para él, por él, con él, de él, a través de él. Solo la energía mágica que circunda nuestras mesas, en medio de todos nuestros libros, nuestras luchas, nuestros deseos, es lo que justifica este libro. Para ti, Nilo, siempre, con todo el amor que cabe en esta vida.



NOTA PARA LA EDICIÓN ARGENTINA

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PREFACIO por Loïc Wacquant Raíces del miedo al otro en la sociedad urbana

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CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 2

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Introducción

El miedo y el método 1. Memoria y miedo

2. Indicios y vestigios 3. Cultura y miedo

4. Contrapunto machadiano 5. El discurso del otro

CAPÍTULO 3

Pánico en el paraíso 1. Estetización radical

2. Control social para el nuevo milenio 3. Psicopatología de la posmodernidad 4. El globo de la muerte

5. Desaparecido desde nacimiento 6. Confrontación inevitable

CAPÍTULO 4

El imperio del miedo 1. La voluntad señorial

2. El imperio de las leyes y las leyes del Imperio 3. El Imperio contraataca

4. El Imperio en los cuerpos

5. Construyendo el biopoder en la periferia 6. Discursos que matan: miedos impresos

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7. La arquitectura del miedo y la estética de la esclavitud 170 8. Epílogo

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ANEXO

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FUENTES CONSULTADAS

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BIBLIOGRAFÍA

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El Librito Malê



NOTA PARA LA EDICIÓN ARGENTINA

Argentina ha estado a la vanguardia del debate criminológico en nuestro Continente. La mayor prueba de ello es que ha conseguido levantar un dique contra la avalancha de discursos basados en la ley y el orden que se canalizaban a través del miedo urdido en el día a día de los medios de comunicación. Por eso, es para mí un inmenso orgullo que mi trabajo sea publicado en Buenos Aires por el conjunto de intelectuales que, teniendo al frente a Raúl Zaffaroni, pudieron transformar la orientación de los discursos sobre la cuestión del delito en nuestras tierras. Transcurrido ya algún tiempo desde la investigación que fue base de este libro, releerlo implica numerosas e impiadosas autocríticas. Por un lado no citaría a algunos autores, por otro entendería de manera diferente algunos conceptos y dejaría de lado algunas expresiones... La situación brasileña cambió sustancialmente desde entonces… Escribí este libro en vísperas de la coyuntura electoral del primer gobierno de Lula y en el ocaso del ciclo habitualmente conocido como neoliberal. No reconocer cuánto camino hemos recorrido sería un error inexcusable. Sin embargo, en lo que toca al miedo en la ciudad de Río de Janeiro, no parece que haya mucho que festejar. Escenario de una continua y avasalladora matanza de jóvenes negros y pobres, mi ciudad es también el laboratorio de innumerables políticas de seguridad pública que el hemisferio norte descarta y recicla en beneficio de la industria del control del crimen. En mi relectura quedé impresionada por las referencias a la pacificación del siglo XIX y su reinvención en el Río de Janeiro de hoy. Siendo así, opté por dejar el libro como lo que era: una tentativa de narrar las constantes históricas del miedo ante el protagonismo popular. La criminología se fundó como la tarea histórica de patologizar ese protagonismo. Nuestra tarea es repolitizar lo criminal, a contrapelo de la criminalización de la política. Creo cada vez más que, junto al mercado, el castigo es el principal dogma para el proceso de acumulación del capital. Vera Malaguti Batista Río de Janeiro, agosto de 2014

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PREFACIO

Raíces del miedo al otro en la sociedad urbana Con este estudio original y meticuloso de los discursos de y sobre la inseguridad en Río de Janeiro desde el siglo XIX, Vera Malaguti suministra una destacada contribución no solo a la historiografía del control social en la “ciudad maravillosa”, en la tradición inaugurada por el volumen clásico de Thomas Holloway, Policing Rio de Janiero,1 sino también a tres diferentes áreas de investigación social, que explora pacientemente e interrelaciona de modo fructífero en el caso brasileño. La primera es la de la historia cultural del miedo y su difusión en la vida social y política. El historiador Jean Delumeau mostró que el miedo difuso, alimentado por el trauma de las guerras feudales incesantes, las plagas, los conflictos religiosos virulentos y la inseguridad física predominante modeló profundamente la sociedad y las culturas europeas en los comienzos de la Edad Moderna. Y que, durante el Renacimiento, la Iglesia hábilmente manipuló y canalizó los miedos populares para consolidar y extender su poder político y simbólico, incluso cuando la revolución mental de la secularización llevada a cabo por la burguesía estaba ganando terreno.2 Análogamente, Vera Malaguti muestra que el miedo colectivo –a tumultos populares, actividades criminales alimentadas por la pobreza, insurrecciones de esclavos, y su correlato repugnante, la “africanización” de la nación naciente– desempeñó un papel central en la formación de la sociedad urbana de Brasil después de la Independencia. Apoyándose en una multiplicidad de fuentes, la autora revela cómo el miedo “se transfigura en sentimiento, en afecto, en política económica, en proyectos de ley, en fragmentos discursivos, en escenarios, en políticas sanitarias”; o, en una palabra, cómo el miedo invadió e infectó todas las rendijas y rincones de la vida carioca. La autora pone en evidencia cómo nuevas representaciones de temor y peligro, enraizadas en desigualdades sociales profun1  Thomas H. Holloway. Policing Rio de Janeiro: Repression and Resistance in a 19th–Century City. Standford, CA, Standford University Press, 1993; Polícia no Rio de Janeiro: repressão e resistência numa cidade do Século XIX. Rio de Janeiro, FGV, 1997. 2  Jean Delumeau. El miedo en Occidente. Madrid, Taurus, 1978.

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El miedo en la ciudad de Río de Janeiro

das y en las refinadas fantasías raciales del orden esclavista agrario, se extendieron a la ciudad y se proyectaron en ella y, a partir de ahí, se difundieron a los campos político, jurídico, médico y periodístico. Y así, como en la Europa del pasado y de hoy, esos discursos fueron y son enriquecidos, amplificados y dirigidos contra ciertos destinatarios por las elites urbanas, con vistas a expandir su dominio en un período de insurrección social intensa. La segunda área que este libro enriquece es la de la sociología histórica de la esclavitud y sus efectos colaterales en el medio urbano y en las formaciones de conocimiento y jerarquías sociales que este medio fundamenta. Como la esclavitud fue principalmente una institución rural y agraria en las Américas, el estudio de su evolución y de su impacto en las ciudades del Nuevo Mundo ha sido relativamente descuidado. Los esclavos y sus descendientes directos fueron vistos, típicamente, como anomalías en el escenario urbano.3 Aún en el siglo XIX , Río de Janeiro no solo existía bajo la extensa sombra de la plantation; la sociedad cobijaba la mayor población de origen africano de América del Sur y de América del Norte. Así, la esclavitud, como estatus socio-legal impuesto por la fuerza a esta población no se limitó a modelar profundamente la demografía, la geografía y la arquitectura de la ciudad brasileña. También ejerció una influencia decisiva en la organización, los discursos y las prácticas de instituciones tan centrales como la medicina y la salud pública, la prensa y la política y, por último, pero no por eso menos importante, en la criminología y en el control de la criminalidad. Luego de la Rebelión de los Malês en Bahía, en 1835, la medicina carioca se vio fascinada por el fenómeno y concentró su atención en lo que describía como “una población mestiza y degenerada y, por eso, patológica y muy peligrosa”, que se aglutinaba en la ciudad. La patologización del cuerpo negro legitimaba el tratamiento brutal sufrido por los afrobrasileños en Río de Janeiro, donde los esclavos agonizantes, “más maltratados que los caballos y las mulas”, eran arrojados a las calles como si fuesen desechos humanos. Y su alianza con la criminología positivista suministró la licencia pseudocientífica necesaria para el ejercicio de una represión penal extrema sobre los grupos ubicados en las regiones inferiores del espacio social y urbano, independientemente del color de su piel, contribuyendo consecuentemente a convertir en normales niveles desmesuradamente altos de violencia contra las clases bajas. La autora sugiere que el control policial selectivo, el sesgo judicial manifiesto basado en la clase y el color, el tratamiento cruel de los infractores, la rutinaria violación de los derechos fundamentales y la indiferencia frente al consumo de cuerpos negros que caracteriza hoy el funcionamiento de la justicia 3  Ver Orlando Patterson. Slavery and Social Death. Cambridge, Harvard University Press, 1982; una excepción temprana a esa tendencia es Richard C. Wade. Slavery in the Cities, 1820–1860. New York, Oxford University Press, 1967.

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Prefacio

criminal en la metrópolis brasileña tiene su origen en el convulsionado período imperial, cuando el positivismo, el patrimonialismo y el racismo se encontraron y se fundieron en la inteligentsia y en el aparato del Estado carioca. Esto nos lleva al tercer dominio al que el presente volumen ofrece nuevos materiales: la antropología de la contención material y simbólica de las clases bajas en la ciudad, con un énfasis en el papel central ahí desempeñado por la criminología y por las políticas criminales. La originalidad primordial de la experiencia carioca al respecto es que, en vez de constituir técnicas alternativas de gestión de los desposeídos y postergados, como ocurre en Europa durante el proceso de industrialización, con la diferenciación gradual de las cuestiones social y criminal, aquí la medicalización y la penalización trabajaron juntas, amalgamándose con la racialización para llevar a cabo la domesticación brutal de las clases pobres. La demonización de la “ralea” que se desvinculó del campo es aquí inseparable de la criminalización de “la multitud urbana”, a la cual se va a sumar la patologización de los esclavos y de su descendencia.4 Los esquemas de percepción y apreciación forjados durante la turbulenta década de 1830 han orientado, desde entonces, el establecimiento de fronteras físicas, sociales y mentales dentro de la ciudad y ellas continúan informando –o deformando– el debate público contemporáneo y la respuesta colectiva a la cuestión de la violencia urbana. Así “la oposición entre un orden público virtuoso y el caos infractor, la matriz del combate al crimen realizado como una cruzada, el exterminio como método, la tortura como principio, el elogio de la delación y la ejecución como espectáculo” son productos de las luchas políticas y de las disputas programáticas de mediados del siglo XIX , que continúan operando en el Río de Janeiro actual. Entonces como ahora, las fuerzas del orden están encargadas de la misión de “inspirar confianza en las elites y difundir terror en los morros”. Entonces como ahora, el “otro” que asusta, sobre el cual se desata la violencia física y simbólica concentrada del Estado, es una masa aglomerada y sin rostro de marginales de piel oscura, que debe ser retratada monocromáticamente como enemigos diabólicos de la nación, violadores congénitos de los códigos morales, consagrados por la ley penal, para que, de ese modo, no se la pueda ver como lo que seguramente es: la expresión viva de las más profundas contradicciones sociales de la nación, la revelación y acusación encarnadas de la traición de la sociedad a los principios liberales democráticos que ella misma profesa. 4  Para materiales comparativos que manifiesten las intrigantes familiaridades y diferencias entre los países en América Latina, el Sur de los Estados Unidos y Europa, ver Martha Knisey Huggings. From Slavery to Vagrancy in Brazil. Crime and Social Control in the Third World. New Brunswick, Rutgers University Press, 1984; David M. Oshinsky. Worse than Slavery: Parchman Farm and the Ordeal of Jim Crow Justice. New York, Free Press, 1996; y Peter Linebaugh. The London Hanged: Crime and Civil Society in the Eighteenth Century. London, Verso, 2003.

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El miedo en la ciudad de Río de Janeiro

Al desentrañar sus raíces y revelar sus mecanismos reguladores en el siglo XIX, Vera Malaguti nos permite comprender mejor tanto la atracción como las limitaciones de los discursos del miedo que cubren con un manto fúnebre la metrópolis brasileña en los albores del siglo XXI –y, particularmente, discernir con claridad el espectro de la esclavitud y de las (di)visiones racionalizadas que engendró y que abre los brazos sobre el Río de Janeiro postindustrial como un Cristo Redentor malévolo–. Así, en este libro, la autora no se limita a delinear, como si estuviera destinada a los investigadores, una agenda estimulante para una sociología teórica y comparativa del miedo al otro en la sociedad urbana de América Latina y más allá.5 También permite a los ciudadanos que lo quisieran, apropiarse de los medios para comprender cómo la violencia criminal se transforma en la obsesión de nuestro tiempo y por qué las políticas punitivas concebidas para domesticarla están destinadas al fracaso, en Río de Janeiro no menos que en las otras ciudades globales. Loïc Wacquant 30 de julio de 2003

5  La narrativa del miedo y de la violencia urbanos en Venezuela, Colombia, México y Brasil está representada a través de varias declaraciones en Susana Rotker. Citizens of Fear: Urban Violence in Latin America. New Bruswick, Rutgers University Press, 2002.

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