El conocimiento como estrategia de cambio (adelanto)

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Colección: Ciencia y Tecnología Director: Diego Hurtado

Serie: Sistemas Nacionales de Innovación Director: Carlos Gianella El conocimiento como estrategia de cambio. Ciencia, innovación y política / compilado por Carlos Gianella; Diego Hurtado; Hernán Thomas. 1a ed. San Martín: UNSAM EDITA, 2008.

240 pp.; 16x23 cm. (Ciencia y tecnología. Sistemas nacionales de innovación / Carlos Gianella). ISBN 978-987-24731-3-6

Ciencias. 2. Educación Superior. I. Gianella, Carlos, comp. II. Hurtado, Diego, comp. III. Thomas, Hernán, comp. CDD 507.11

Esta publicación fue realizada con el apoyo de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires. 1ª edición, junio de 2011 © 2011 Hernán Thomas © 2011 Carlos Gianella © 2011 Diego Hurtado © 2011 UNSAM EDITA de Universidad Nacional de General San Martín Campus Miguelete. Edificio Tornavía Martín de Irigoyen 3100, San Martín (B1650HMK), Provincia de Buenos Aires unsamedita@unsam.edu.ar www.unsamedita.unsam.edu.ar Corrección: ………… Diseño de interior y tapa: Ángel Vega Edición digital: María Laura Alori Queda hecho el depósito que dispone la Ley 11.723 Editado e impreso en la Argentina Prohibida la reproducción total o parcial, incluyendo fotocopia, sin la autorización expresa de sus editores.




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Introducción Capítulo 1

Economía del conocimiento, innovación y políticas públicas en la Argentina

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Capítulo 2

El estado y la administración pública argentina frente a los desafíos de la sociedad del conocimiento

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Capítulo 3

Universidad y sociedad del conocimiento: apuntes históricos y perspectivas actuales en el contrapunto entre centro y periferia

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Capítulo 4

Sociedad del conocimiento para el desarrollo económico

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Capítulo 5

Políticas de ciencia, tecnología e innovación, sistema nacional de innovación y sociedad del conocimiento

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Guillermo Rozenwurcel Gabriel Bezchinsky

Guillermo F. F. Schweinheim

Ana María Vara Eduardo Mallo Diego Hurtado

Mario A. J. Mariscotti

Hernán Thomas Carlos Gianella

Los Autores

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INTRODUCCIÓN

1. ¿Qué es sociedad del conocimiento? En los años recientes ha aparecido un nuevo tema en la agenda política: la reconstitución de las sociedades nacionales como sociedades del conocimiento. Como todo “gran tema”, es ambiguo, problemático, responde a diversas fuentes, adquiere distintas acepciones… y está de moda. Y como está de moda, muchos usan el término sin saber muy bien por qué… y otros muchos han comenzado a aborrecerlo (precisamente por este motivo). Más allá de los diversos sentidos asignados al concepto Sociedad del conocimiento (desde aquellos más cercanos a la noción “sociedad de la información” hasta los que plantean la idea como un nuevo movimiento civilizatorio), tres puntos, sumamente interesantes, parecen comunes: • El conocimiento constituye un elemento clave para la comprensión de las nuevas dinámicas de acumulación económica a escala global. • Las relaciones socio-cognitivas suponen nuevas articulaciones sociales, culturales y políticas, tales que implican una alteración en las formas de relación y vinculación interpersonal e interinstitucional. • El aprovechamiento de los diversos conocimientos circulantes, generados por una diversidad de actores y sociedades, suponen nuevas posibilidades de generación de bienes y servicios, nuevos bienes culturales, nuevos aprendizajes y acumulaciones, en una dinámica tal que implica una condición de viabilidad de las sociedades futuras. Las economías de países desarrollados y muchas de las denominadas economías emergentes asignan un lugar central al rol del conocimiento – especialmente a los procesos de innovación y a las políticas destinadas a promoverlos– como estrategia para el crecimiento económico. Desde esta perspectiva, el concepto de sociedad del conocimiento está configurando rápidamente una nueva agenda sobre el papel del Estado, la administración y las políticas públicas, con especial incidencia sobre las políticas de desarrollo, ciencia, tecnología e innovación. 9


El conocimiento como estrategia de cambio

Así, se le asigna a la conceptualización sociedad del conocimiento un papel antes reservado al concepto Desarrollo Socio-Económico. Pero, a diferencia de este (marcadamente económico), los niveles de complejidad, alcance, pervasividad resultan cualitativamente mayores. Diferentes niveles de tensión atraviesan la conceptualización: global vs. local, individual vs. social, concentración vs. distribución, homogeneidad vs. diversidad, público vs. privado. Tensiones que, dependiendo de sus formas de resolución, implican posibilidades ciertas de inclusión o exclusión social, económica, política y cultural. Lejos de una mera especulación académica de carácter prospectivo, futurológico, la conceptualización ha adquirido un estatuto político y estratégico. Diversos programas nacionales y regionales se orientan hacia objetivos de articulación, consolidación y constitución de sociedades del conocimiento. La preocupación ha llegado a las agendas políticas latinoamericanas. Como suele ocurrir en la región, de forma algo tardía y problemática. En muchos casos, el concepto ocupa el lugar de una simple metáfora, en la que todos coinciden: es conveniente convertir nuestras sociedades –periféricas y subdesarrolladas– en sociedades del conocimiento. Pero aún no está claro qué es esto: ¿qué significa para los diferentes actores?, ¿cómo articular las iniciativas?, ¿cómo operacionalizar la idea?, ¿cómo articular intereses en conflicto?, ¿cómo orientar y motivar los procesos de cambio?, ¿qué recursos movilizar y crear?, y, fundamentalmente, ¿cómo direccionar esfuerzos y objetivos de modo tal que el viraje estratégico a escala nacional y regional derive en la resolución de los problemas estructurales de las sociedades locales: exclusión social, subdesarrollo, pobreza y miseria, déficit habitacional y educativo? El término sociedad del conocimiento ya ocupa un espacio significativo en la discursividad política argentina. Diferentes voces utilizan el concepto de forma casi cotidiana en campos como: educación, investigación científica, desarrollo tecnológico, economía, producción cultural. Sin embargo aún persiste un tono marcadamente metafórico, una forma de enunciación que privilegia la expresión de deseos, cuando no un reacomodamiento retórico donde las cosas que se venían implementando previamente ahora han pasado a denominarse como impulsoras de la sociedad del conocimiento local. 2. ¿Qué tiene que ver la sociedad del conocimiento con la innovación tecnológica? Frente a la necesidad de alcanzar algún grado de definición de la conceptualización guía del presente libro, entendemos sociedad del conocimiento como una noción articuladora de múltiples variables vinculadas a la producción, circulación y uso del conocimiento, orientadas a generar desarrollo, bienestar y equidad social. El concepto sociedad del conocimiento es, entonces, una propuesta normativa, orientada a la generación y consolidación de dinámicas sociales, productivas, políticas y culturales intensivas en el uso de conocimientos (obviamente científicos y tecnológicos, pero también ancestrales y tácitos). 10


Introducción

Desde una perspectiva tecno-económica, la generación de tecnologías intensivas en conocimientos ha dado lugar a una aceleración de los ritmos de cambio tecnológico, la profundización de procesos innovativos a escala estructural, la aparición de fenómenos de diversificación de productos, la gestación de nuevos espacios de mercado, la conformación de nuevas oportunidades… y amenazas. Conocimiento e innovación aparecen, en esta vía de análisis, como dos caras –diferentes y complementarias– de la misma moneda. Uno de los rasgos característicos de las sociedades del conocimiento, entendida de esta manera, es que su dinámica económica se focaliza en la creciente incorporación de conocimiento científico y tecnológico a la producción. La innovación científico-tecnológica constituye así tanto una actividad clave como un parámetro de evaluación de desempeño de las sociedades del conocimiento. En este contexto, el “sistema nacional de innovación” deja de ser simplemente una noción descriptivo-analítica orientada a dar cuenta las relaciones explicativo-causales por parte de economistas neo-schumpeterianos, para convertirse en el nombre de un actor colectivo, capaz de generar las soluciones tecnológicas adecuadas a sus problemas de autonomía, satisfacción de sus necesidades, respuesta a sus demandas, preservación de su habitat, gestación de un espacio económico-productivo gobernable. Tal vez sería mucho más conveniente explicitar este concepto como “Sociedad del Aprendizaje”, al estilo de Bengt Åke Lundvall, explicitando un movimiento colectivo, a escala social, de acumulación de conocimientos y capacidades tecnoproductivas innovativas (de producto, de proceso y de organización). Pero el concepto Sociedad del Conocimiento ya está instalado, parece más práctico, al menos en esta oportunidad, complementarlo que sustituirlo. 3. Pensando en términos estratégicos A lo largo de este texto entenderemos que sociedad del conocimiento y sistema nacional de innovación constituyen dos caras de la moneda del desarrollo estratégico del país. Escapando a las fragmentaciones simplificadoras, tal estrategia implica abordar de manera integral algunos desafíos clave: • La construcción de una sociedad inclusiva: no solo en términos nominales sino efectivamente integradora, donde todos los actores sociales son necesarios. • La construcción de una democracia profunda: ampliando los niveles de participación en los procesos de toma de decisiones y redistribuyendo las instancias de poder • La construcción de una cultura pluralista articuladora: donde la diversidad implique un beneficio efectivo, no simplemente en términos de accesibilidad, sino también de producción y circulación de nuevos bienes culturales. • La construcción de un nuevo espacio público: rearticulando la sociedad más allá de los restrictivos términos de la distinción público/privado. Como es de notar, esta estrategia resulta contraria a estructuraciones políticas autoritarias, a la discriminación y la intolerancia, al desprecio por los derechos de las minorías, a la postergación de los deseos y las reivindicaciones 11


El conocimiento como estrategia de cambio

de las mayorías. Porque la generación de tal sociedad del conocimiento implica necesariamente una dinámica social donde diversos intereses se coordinen en un esfuerzo conjunto, incompatible con la exclusión y la desintegración. Porque la dinamización de tal sistema nacional de innovación requiere de un trabajo conjunto, sostenido y coherente, orientado a generar nuevas capacidades y mejores condiciones de vida. En esta perspectiva, sociedad del conocimiento y sistema nacional de innovación no constituyen “puntos de llegada”, objetivos teleológicos de la política y la gestión gubernamental, sino “medios”, conceptualizaciones articuladoras de una estrategia de largo alcance: marcos para la concepción de iniciativas, criterios para la definición de prioridades y asignación de recursos, parámetros de evaluación de desempeño. Bien podría interpretarse que la adopción de esta perspectiva se reduce a proponer algunas nuevas nociones para abordar el mismo viejo problema del desarrollo. Donde antes existía un problema de escala, mercados, competitividad, marginalidad, solucionable por respuestas cuantitativas de aumento de la producción, estrategias de mercados, productividad, empleo, asistencialismo, ahora se plantean nuevos términos para llegar a las mismas respuestas. Por suerte o por desgracia no es así. El cambio de perspectiva no implica sólo un cambio en la formulación de las soluciones, sino una nueva forma de concebir los problemas. De hecho, algunas de las soluciones implementadas desde la concepción cuantitativa han resultado en resonantes fracasos: aumento de la condición periférica, mayor subdesarrollo, deterioro ambiental, violencia y desintegración, inestabilidad política, crisis económica cíclica y endeudamiento crónico. Replanteados en términos de sociedad del conocimiento y sistema nacional de innovación los viejos problemas se resignifican y redimensionan, al tiempo que las viejas soluciones deterministas y lineales aparecen claramente como inadecuadas. Concretamente, no es por la vía del aumento de la producción primaria, la radicación de terminales de ensamblado, la inversión extranjera directa en recursos naturales, que la producción nacional mejorará sus curvas de desempeño histórico; no es por el mero aumento de papers, becarios y doctores que la ciencia local constituirá un insumo para la resolución de problemas tecno-productivos y ambientales; no es por la multiplicación de planes asistencialistas, la distribución de una computadora por alumno o el aumento de la disponibilidad de camas de hospital que se resolverán los problemas sociales. Lejos de un camino de vía única, es posible concebir senderos de desarrollo económico y social alternativos que, sin de dejar de lado los viejos problemas, los subsumen en una nueva lógica. Una lógica donde lo micro y lo macro se articulan de manera sistémica, donde no existen posiciones neutras ni fenómenos aislados, donde el déficit en un aspecto de la vida social o la actividad productiva implica una restricción estructural. Una lógica donde la resolución de los problemas en formato clásico cuantitativo es condición necesaria, pero de ningún modo suficiente para satisfacer el objetivo – irrenunciable– de desarrollo económico y social del país. 12


Introducción

4. Acerca del contenido del libro Los trabajos incluidos en este volumen responden a un proyecto puesto en marcha por la Universidad Nacional de San Martín hace más de dos años. Entendiendo que una de las mayores responsabilidades de las instituciones públicas de altos estudios es poner sus capacidades al servicio de la resolución de los problemas nacionales, un grupo de profesores e investigadores de la institución se avocaron a la difícil tarea de realizar ese replanteo y proponer nuevas respuestas. El grupo de trabajo interdisciplinario que desarrolló este proyecto se propuso: a) la formulación de una revisión crítica de las condiciones de posibilidad económicas, políticas e institucionales para el acceso de la Argentina a la sociedad del conocimiento y la dinamización del sistema nacional de innovación; y b) la formulación de recomendaciones e iniciativas estratégicas que contribuyan a la construcción de una agenda de transformación para la administración pública, la política económica, la educación superior y las políticas de ciencia, tecnología, innovación y desarrollo. Con el objetivo de analizar posibilidades y dificultades, reposicionar los problemas estructurales y proponer soluciones viables para el país, se desplegaron cinco trabajos. Los diferentes análisis abordan las siguientes áreas-problema: • economía y producción, • política y gestión pública, • universidad pública y producción de conocimientos • investigación académica e innovación. • política científica y tecnológica, Cada uno de estos trabajos responde, en términos generales, a la siguiente estructura: 1) análisis del escenario actual, teniendo en cuenta los procesos históricos que lo explican, 2) análisis de las iniciativas políticas concebidas e implementadas hasta el presente, 3) identificación de problemas y propuesta de soluciones (criterios para la concepción de estrategias, medidas de política, instrumentos de gestión). Si bien se trata de una obra colectiva, la producción de los diferentes capítulos responde tanto a la orientación de sus respectivos autores como a la especificidad de los campos de acción. Obviamente, existen solapamientos entre estos diversos análisis. Lejos de evitarlos, pareció lógico enunciarlos: los análisis sistémicos aborrecen los compartimientos estancos, las áreas autónomas, las relaciones unidireccionales. En el primer capítulo del libro, el texto de Guillermo Rozenwurcel y Gabriel Bezchinsky, “Economía del Conocimiento, Innovación y Políticas Públicas en la Argentina”, presenta y discute los rasgos centrales de las políticas de innovación, según se plantean en los países desarrollados y en muchos países en desarrollo, con el objetivo de mejorar la competitividad de sus economías y la inserción de esos países en la economía del conocimiento. Se discute el caso de la Argentina, su situación actual y sus perspectivas en términos de la economía del conocimiento y se plantean recomendaciones para la implementación de políticas públicas. El segundo capítulo se titula “El estado y la administración pública argentina frente a los desafíos de la sociedad del conocimiento”. Su autor, Guillermo 13


El conocimiento como estrategia de cambio

Schweinheim, se propone contribuir a la construcción de una agenda de transformación para el estado y la administración pública en la Argentina orientada al desarrollo de la sociedad del conocimiento, a la luz del actual estado del arte en la materia y de la situación argentina derivada de la recuperación posterior a la crisis de 2001. Luego de revisar los principales marcos teóricos y conceptuales sobre la nueva sociedad del conocimiento, Schweinheim indaga el caso argentino a partir del análisis de los indicadores disponibles (y aún de la ausencia de datos sistemáticos). El tercer capítulo titulado “Universidad y sociedad del conocimiento: apuntes históricos y perspectivas actuales en el contrapunto entre centro y periferia”, por Ana María Vara, Eduardo Mallo y Diego Hurtado, intenta revisar brevemente la historia de la universidad en los países occidentales desde una perspectiva conceptual y el complejo proceso que hizo que las research universities se convirtieran en el modelo de universidad innovadora. El objetivo final es desarrollar una caracterización histórica de los principales rasgos de las universidades argentinas y compararlos con aquellos modelos que hoy funcionan como paradigmas normativos. El cuarto capítulo, de Mario Mariscotti, “Sociedad del conocimiento para el desarrollo económico”, desarrolla un ensayo cuantitativo, orientado por un objetivo general: que Argentina integre en 2016 el grupo de países donde la I&D juega un papel decisivo en su desarrollo económico-social. Con el propósito de que Argentina pueda alcanzar esta cifra una inversión en I+D adecuada, se esboza una estrategia fundada en cuatro objetivos: un cambio de perfil productivo del país, un aumento de eficiencia del sistema de ciencia y tecnología, la formación de recursos humanos necesarios, y la realización de uno o más proyecto de envergadura. El libro se cierra, a modo de conclusión, con el quinto capítulo titulado “Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación, Sistema Nacional de Innovación y Sociedad del conocimiento”, Hernán Thomas y Carlos Gianella proponen una revisión crítica de las políticas explícitas de ciencia, tecnología e innovación en la Argentina, analizan su incidencia sobre el proceso de construcción de un Sistema Nacional de Innovación y una dinámica innovativa local a lo largo de las últimas cuatro décadas (1960-2006) y, finalmente, enuncian una serie de iniciativas de política tendientes a consolidar una dinámica cognitiva e innovativa local a corto y mediano plazo. 5. El final de la introducción… el comienzo del problema Una última consideración resulta relevante: el factor tiempo. Los cambios tecnoproductivos, socioculturales, geopolíticos –tanto a nivel internacional como regional– se están sucediendo a tal velocidad y de tal manera que cualquier demora puede implicar una sensible reducción de la capacidad argentina de gobernar, al menos parcialmente, la orientación de su futuro. Cuestiones tales como la soberanía, la autodeterminación, la participación activa en decisiones internacionales, la integración regional, la especialización productiva, el manejo de los recursos 14


Introducción

naturales, la redistribución del ingreso pueden resultar simplemente abstractas en un futuro cercano. Es tan urgente como ineludible un viraje estratégico, a diferentes niveles: internacional, regional, nacional, local, institucional. Porque la escala y alcance de los cambios es tal que puede llegar rápidamente a un punto de irreversibilidad. Un punto donde la única acción posible sea el alineamiento subordinado, donde la única decisión a tomar sea la aceptación resignada. Todavía hay tiempo, todavía tiene sentido mejorar, todavía existen posibilidades alternativas, todavía hay margen de acción. Por eso organizamos este Manual para la Argentina posible, que no es un libro de texto, sino una propuesta orientada a promover una reflexión critica tanto sobre una trayectoria de largo plazo como sobre el escenario actual, para dimensionar capacidades existentes, para evidenciar problemas y plantear soluciones, para detectar oportunidades, para provocar el debate… y la acción. Hernán Thomas, Carlos Gianella y Diego Hurtado

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