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Una mirada crítica a dos viejos mitos: Edipo y Sohrab en La mujer del pelo rojo

Una mirada crítica a dos viejos mitos: Edipo y Sohrab en La mujer del pelo rojo

Rosario Ventura Miguel

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La mujer del pelo rojo (2018), traducción de Pablo Moreno González, 1 es la más reciente publicación del Premio Nobel turco Orhan Pamuk. Se trata de un texto filosófico y muy reflexivo que aborda desde una mirada crítica dos viejos mitos. La novela confronta dos textos fundacionales, uno representativo de la cultura occidental y el otro de la oriental. Nos referimos a la tragedia Edipo Rey de Sófocles y a la leyenda de Rostam y Sohrab, procedente del Shahnameh o Libro de los Reyes, épica nacional iraní escrita por el poeta Ferdousí en el año 1000. En La mujer del pelo rojo, Pamuk explora el complejo tema de las relaciones paternofiliales, así como una serie de ramificaciones derivadas del mismo, como la búsqueda de la individualidad, el destino, la culpa y el parricidio.

El parricidio inconsciente es uno de los conceptos fundamentales del sicoanálisis, que pretende explicar esa relación ambivalente de amor-odio que experimenta un hijo hacia la figura paterna. En 1928 Sigmund Freud escribió un ensayo titulado “Dostoyevski y el parricidio”, donde afirma lo siguiente: “El parricidio es el crimen principal y primordial tanto de la humanidad como del individuo […] es la principal fuente del sentimiento de culpa”. 2 Asimismo, Freud describe la ambivalencia que caracteriza la relación del hijo con el padre: “Junto al odio, que querría eliminar al padre como rival, ha estado presente por lo común cierto grado de ternura. Ambas actitudes se conjugan en la identificaciónpadre; uno querría estar en el lugar del padre porque lo admira […] y porque quiere eliminarlo”. 3 Freud considera Los hermanos Karamazov, junto a Edipo Rey y Hamlet, las tres obras maestras de la literatura que tratan el tema del parricidio y donde el motivo del crimen “es la rivalidad sexual por la mujer”. 4 En Los hermanos Karamazov, el indiferente y despótico personaje de Fiódor encarna a la perfección la imagen del odiado padre freudiano. En cuanto a los hijos, a pesar de que Smerdiákov es el ejecutor del asesinato del padre, se podría decir que los tres hermanos son culpables por igual, ya que tanto Dmitri como Iván deseaban su muerte. Como indica Rocío Romero: “la culpa experimentada por todo sujeto es de orden universal y responde al deseo parricida que se gesta durante el Complejo de Edipo”. 5 Consideramos imprescindible tomar en consideración los conceptos freudianos antes de abordar el análisis de La mujer del pelo rojo, puesto que los mismos subyacen a lo largo de la novela de Pamuk. Nos proponemos examinar la forma en que el autor plantea el tema de las relaciones afectivas entre padres e hijos, con los diversos matices, complejidades y contradicciones que entraña: hijos que crecen sin la figura paterna y padres que aplastan a sus hijos.

El protagonista de La mujer del pelo rojo, Cem Celik, narra en primera persona su historia, que comienza así: “Yo, en realidad, quería ser escritor. Pero, a raíz de los hechos que voy a contar, me hice ingeniero geólogo y contratista”. (13) En 1985, Cem Celik tenía 16 años, era estudiante de instituto y trabajaba en una librería de Estambul. Su padre, Akin Celik, quien regenteaba una farmacia, es encarcelado por razones políticas, lo que deja a su familia en una precaria situación económica. Cem Celik recibe una oferta de empleo para trabajar como aprendiz de pocero con un maestro artesano. La madre, Asuam Celik, se opone a que su hijo aprenda el oficio artesanal de cavar pozos, porque aspira a que se eduque y prosiga estudios universitarios. Finalmente, ante la amenaza de Cem de escaparse de su casa, la madre accede a que su hijo se marche de Estambul por unas semanas, durante el verano, a un pueblo remoto llamado Öngören, con el objetivo de ganarse un buen salario en poco tiempo. Sin embargo, la madre hace prometer al patrono que su hijo trabajará en la superficie y nunca bajará a las profundidades de la tierra. Mahmut Usta es el maestro pocero que contrata a Cem como su ayudante; tiene 43 años, la misma edad que el padre biológico de Cem; posee 20 años de experiencia en el oficio y proyecta encontrar agua en dos semanas. La convivencia de los dos personajes, maestro y aprendiz, en un paraje solitario, propicia que entre ambos se desarrolle una relación afectiva muy particular. Para Mahmut Usta, la cualidad fundamental que debe guiar la relación entre un maestro y su aprendiz es la confianza. Además indica, que si Cem quiere ser un buen aprendiz tiene que ser para él como un hijo: “Todo maestro estaba obligado a querer, proteger y educar a su aprendiz como lo haría un padre. Porque el aprendiz terminaría heredando su trabajo. A cambio, este tenía el deber de formarse en el oficio de su maestro, de escucharlo y de obedecerlo” (51). El personaje del padre-maestro impone su autoridad sobre el hijo-aprendiz, a quien exige obediencia y sometimiento a su voluntad. Por su parte, el joven Cem siente el poder que el maestro ejerce sobre él y eso le incomoda, pero, al mismo tiempo, disfruta del afecto y la cercanía del maestro, que no tuvo con su padre biológico. Sin embargo, durante las largas jornadas de trabajo diario, Cem resiente los regaños y las reprimendas del pocero hasta tal punto que, en ocasiones, siente furia hacia el maestro. De esta forma, se va creando una relación conflictiva entre maestro y aprendiz, donde el respeto y la admiración se mezclan con el miedo y el resentimiento. Pamuk asocia esa relación paternofilial con el autoritarismo y la individualidad: el maestro pocero representa el autoritarismo y el aprendiz la búsqueda de la individualidad.

Por las noches, antes de irse a descansar, el maestro pocero tenía la costumbre de contar relatos a su aprendiz. Entre ellos, estaba la historia bíblica de José y sus hermanos. El relato destaca que Jacob, padre de José, lo quería más a él que al resto de sus hermanos y estos celosos, engañaron a José y le arrojaron a un pozo oscuro. El pocero concluye que la enseñanza de esta historia es que un padre nunca debe hacer diferencias entre sus hijos y que “Un padre debe ser justo. El padre que no es justo vuelve ciego a su hijo” (53). El maestro también le contaba a su aprendiz historias del Corán para enseñarle lecciones de moral y eso enojaba mucho a Cem. Cierta noche el maestro le pide al aprendiz que sea él el narrador de la historia y Cem decidió contarle la historia de Edipo. Al maestro pocero no le gustó en absoluto el relato que le contó su aprendiz. Además, desde su punto de vista, la moraleja de la historia de Edipo era la siguiente: “ocurrió lo que Dios había anunciado […] nadie puede escapar a su destino” (59). Conforme pasan los días y no encuentran agua, la mirada del pocero se torna hosca y el aprendiz siente miedo, deseos de rebelarse y de abandonar el lugar.

Para distraerse, algunas noches los dos personajes bajaban al pueblo de Öngören y allí vieron una carpa donde se anunciaba el Teatro de Leyendas Ejemplares, un teatro ambulante que recorría las ciudades de Anatolia y cuyo repertorio incluía historias antiguas, parábolas sufíes y epopeyas tradicionales, entre otras amenidades. Una de esas noches, Cem ve a una Mujer de Pelo Rojo y queda prendado de su belleza: “Ella me miraba como si me conociera muy bien, como si me conociera desde hacía años. Sus ojos eran tan dulces y acogedores que me colmaron de alegría por dentro. Y yo le devolví una mirada llena de amor” (69). Desde ese día, Cem esperaba con alegría el momento para volver a verla. Al percibir el interés del muchacho, la actriz le invita a presenciar el espectáculo teatral, pero como el maestro le había prohibido asistir porque no lo consideraba apropiado para su edad, Cem acude a escondidas de su preceptor. Hubo una escena del espectáculo que provocó un profundo impacto en Cem y quedó grabada en su mente: dos guerreros antiguos con armaduras peleando con sus espadas. En ese momento, el joven desconocía la procedencia de la historia. Después de presenciar el espectáculo, la mujer y el muchacho, que había bebido varias copas de alcohol y se sentía mareado, dan un paseo y conversan. Cem se identifica por su nombre, le cuenta a la mujer que su padre era un militante marxista y debido a ello, pasó varios años preso y que le abandonó. Más tarde, la mujer invita a Cem a su habitación y tienen relaciones sexuales. Fue la primera experiencia sexual para el joven de 16 años; mientras que la actriz tenía 33 años, estaba casada y conocía la identidad del tímido y atractivo muchacho. Al día siguiente, dos situaciones inesperadas provocan que el conflicto entre maestro y aprendiz se agudice. La primera de ellas, es que Cem se entera de que su maestro acudió al teatro la noche antes que él y se lo ocultó. Sin razón aparente, el aprendiz siente celos del maestro, ya que lo percibe como su rival amoroso por la Mujer del Pelo Rojo. La segunda se produce cuando el maestro ordenó a Cem bajar al fondo del pozo que ya tenía una profundidad de 25 metros y aún no brotaba el agua. Una vez desciende a ese espacio profundo y oscuro, Cem siente pavor y al poco rato le grita a su maestro para que le suba a la boca del pozo. 6 Sin embargo, como no recibe respuesta, decide meter un pie en el cubo y agarrarse a la cuerda para subir hasta el brocal. Al llegar arriba, Cem se muestra sumiso y obediente para evitar la reprimenda del maestro y es el pocero quien baja a las profundidades de la tierra. Cuando el maestro llena el cubo y Cem tira de él hacia arriba, la cuerda se suelta del gancho y el cubo cae al interior del pozo. Se oye un alarido de dolor y luego silencio. Cem, asustado, llama varias veces a su maestro, pero nadie responde. Entonces, sale corriendo hacia el pueblo en busca de la Mujer del Pelo Rojo para que le ayude. Sin embargo, cuando llega al pueblo, la gente del teatro ya se había marchado, por lo que regresa de nuevo al pozo. El miedo paraliza a Cem, a sus 16 años se pone a prueba al personaje para que experimente por sí mismo lo difícil que es tomar una decisión ética. Finalmente, el personaje abandona a su maestro y regresa en tren a Estambul a casa de su madre. Durante el viaje de regreso a la capital, Cem medita sobre lo sucedido y lo califica como un accidente. Tal vez producto de una distracción, ya que en vez de estar concentrado en el trabajo, Cem pensaba en la Mujer del Pelo Rojo. La culpa atenaza al personaje y, además, siente miedo de que las autoridades le busquen y le acusen de homicidio imprudente. Con el regreso de Cem a Estambul y su sentimiento de culpa como parricida imaginario, concluye la primera parte de la novela.

Una vez en Estambul, Cem se matricula en una academia y estudia con ahínco para aprobar el Examen de Acceso a la Universidad. En 1982 es aceptado en la Universidad Técnica de Estambul para estudiar ingeniería geológica. Cem, que quería ser escritor, motivado por Mahmut Usta, se gradúa de Ingeniero geólogo y se casa con Ayşe Hanm. Cuando estaba en tercer año de carrera, Cem encuentra una edición de Edipo Rey de Sófocles y se dedica a leer y releer tanto Edipo Rey como la leyenda de Rostam y Sohrad, y a comparar ambas historias. Una de las diferencias más notables entre ambos relatos radica en que mientras Edipo mata a su padre Layo, Sohrab muere a manos del suyo, Rostam. Es decir, se trata de un hijo parricida y un padre filicida, lo que significa que, un relato es el reverso del otro. Por otra parte, los paralelismos son varios: Edipo no conocía a su padre y Sohrab no lo había visto nunca, por lo cual ambos cometen el crimen sin saberlo; las investigaciones de Edipo se prolongan por largo tiempo, asimismo, la lucha entre padre e hijo se prolonga durante tres días; al tercer día Rostam hunde su espada en el cuerpo de Sohrab. Cem argumenta que los griegos no recriminaban a Edipo por haber matado a su padre, sino por intentar escapar al destino trazado por los dioses. Por otro lado, el pecado de Rostam tampoco era matar a su hijo, sino concebirlo en una noche de pasión y luego abandonarlo. Cuando Edipo descubre la verdad, angustiado por la culpa, se arranca los ojos. En la historia oriental, sin embargo, el héroe Rostam también merecería algún castigo por matar a su hijo, pero el crimen del padre filicida queda impune. El tema de la ausencia del padre y el afán por encontrarlo, lo comparten Edipo y Sohrab. Por eso, Cem se identifica con ambos personajes literarios, ya que también había estado buscando un sustituto para su padre. Cuando el padre biológico abandonó el hogar familiar, primero porque estuvo preso y después para formar una nueva familia, Cem buscaba figuras paternas que lo guiaran con sus consejos como Mahmut Usta. A pesar de que maestro y aprendiz solo pasaron juntos un mes, Cem percibía que había logrado rebelarse contra el autoritarismo de Mahmut Usta y alcanzar su individualidad. Por el contrario, Akim Celik, padre biológico de Cem, fue una figura ausente en el desarrollo de su hijo, excepto breves alusiones a la niñez. El narrador no menciona que le profesara afecto ni que se ocupara de él. Una de las pocas ocasiones en que padre e hijo se reunieron, fue poco después del matrimonio de Cem y Ayşe. Al encontrarse con su padre después de tantos años, Cem experimenta sentimientos contradictorios. Para el personaje, crecer sin la figura paterna tenía la ventaja de no haber estado sometido a su autoridad y, por lo tanto, Cem creía haber gozado de la libertad necesaria para convertirse en un individuo pleno. Sin embargo, la realidad demuestra que las relaciones afectivas entre padre e hijo son más complejas y contradictorias de lo que el personaje imaginaba. Por un lado, Cem estaba furioso con su padre biológico por haberlo abandonado, mientras por el otro, el hijo reconoce que necesitaba la aprobación de ese padre ausente y que éste se sintiera orgulloso de que su hijo llevara una vida honrada.

El matrimonio de jóvenes profesionales compuesto por Cem y Ayşe va progresando económicamente, a la par con el desarrollo de la economía turca. En 1997, Cem comienza a trabajar para una empresa que promueve proyectos en países extranjeros vecinos de Turquía. Por consiguiente, el personaje pasa los 15 años siguientes viajando de Estambul a países vecinos y gana un buen salario que le permite llevar una vida cómoda. El único anhelo no logrado por el matrimonio era no haber procreado hijos. Veinte años después del incidente de Öngören, Cem viaja a la ciudad de Teherán por motivos profesionales. Aprovecha su estancia en la capital iraní para visitar el palacio de Golestán, un museo histórico que conserva una impresionante colección de libros antiguos y manuscritos ilustrados. En la sala dedicada a la pintura antigua iraní, contempla las imágenes del Sahnameh que ilustran la lucha entre el héroe Rostam y su hijo Sohrab. Al observar dicha imagen Cem: “tenía la sensación de estar contemplando al padre que habitaba en las profundidades de mi alma” (154). El personaje no es capaz de liberarse de esa imagen obsesiva que le asalta continuamente: “Deseaba enterrar y olvidar aquella historia legendaria, pero no había forma, del mismo modo que no conseguía olvidar a Mahmut Usta, a quien había dejado tirado en el fondo de un pozo” (154).

Durante sus vacaciones, el matrimonio tenía por costumbre visitar museos europeos y bibliotecas con el propósito de comprobar cómo las historias de Edipo y Sohrab habían sido plasmadas en imágenes por diversos artistas plásticos. En la galería Tretiakov de Moscú, la pareja observa el cuadro de Iliá Repin titulado Iván el Terrible y su hijo: “El lienzo muestra a un padre que, como Rostam, abraza el cadáver ensangrentado de su hijo al que acaba de matar” (176). El padre representado en el lienzo es el despiadado Iván IV, el Terrible, primer monarca ruso en adoptar el título de Zar y considerado el fundador del Estado Ruso. Según los historiadores, en 1580, en un acceso de cólera, golpeó mortalmente con su bastón a su hijo Iván y después lloró amargamente su muerte. Lo que más sobrecoge a Cem es esa mezcla de “violencia y arrepentimiento” que transmite la imagen del padre en el cuadro. En la figura del padre no sólo se percibe arrepentimiento por lo que había hecho, sino también un profundo amor hacia su hijo. Ahora bien, es posible que un espectador experimente empatía al contemplar el sufrimiento de un padre filicida (en el caso de Iván IV, además de padre, representa el poder del Estado), sin embargo, la identificación emocional entre personaje y espectador no puede obliterar ni el delito cometido ni su impunidad. En su búsqueda de cuadros sobre Edipo, Cem encuentra en el museo del Louvre el lienzo de Dominique Ingres Edipo y la esfinge (1808), imagen que representa el momento en el que Edipo revela la solución del enigma propuesto por la esfinge para evitar su muerte. Asimismo, en el Museo Gustave Moreau de París observa otra versión del mismo motivo Edipo y la esfinge (1864). Llama la atención advertir que ambos cuadros excluyen la representación del tema de “la culpa y el pecado”, lo que induce a preguntarnos por qué nunca se habían pintado escenas fundamentales del mito de Edipo como cuando el personaje mata a su padre o cuando se acuesta con su madre. Tal vez porque tanto el parricidio como el incesto son todavía temas tabú para muchas sociedades. Por el contrario, en los países islámicos los artistas habían representado miles de veces el momento en que Rostam mata a su hijo Sohrab. Pamuk hace reflexionar al lector sobre las posibles razones por las cuales, esos actos terribles que la literatura había descrito con palabras, no aparecían plasmados como imágenes en las artes plásticas. Como excepción, el personaje recuerda la película del director italiano Pier Paolo Pasolini titulada Edipo Rey. En ella, Pasolini se atrevió a romper esa norma y presentar una escena de pasión entre madre e hijo que podría resultar perturbadora para algunos espectadores.

En el entierro de su padre Akim Celik, el protagonista se encuentra con Sirri Bey, dueño de la casa en la que se hospedó la Mujer del Pelo Rojo en Öngören y en cuya habitación había hecho el amor con ella. Sirri Bey le revela a Cem dos noticias que trastocan su placentera existencia. La primera es que el maestro pocero, Mahmut Usta, sobrevivió al accidente del pozo y cuando se recuperó, siguió cavando hasta que encontró agua; se hizo rico cavando pozos; compró terrenos en Öngören y había fallecido apenas 5 años atrás. La segunda revelación es que Akim Celik mantuvo una relación amorosa durante varios años con una actriz llamada Gülcihan Hanm, la Mujer del Pelo Rojo, la misma que se hospedó en su casa de Öngören. También le cuenta que la mujer tuvo un hijo que ahora es contable. En ese momento, Cem recuerda que cuando él tenía 8 o 9 años, su padre estuvo desaparecido del hogar unos 3 años y se siente aturdido al comprender su significado: sin saberlo, padre e hijo, se habían acostado con la misma mujer en un intervalo de 7 u 8 años.

A fines de 2011, Cem renuncia a su trabajo asalariado para fundar y dirigir su propia compañía inmobiliaria, debido al auge experimentado por la industria de la construcción en Estambul, durante esos años. Deciden bautizar a su compañía como Sohrab, lo que implica que la empresa ocupa el lugar del hijo que el matrimonio no había tenido. La inmobiliaria Sohrab fue muy exitosa y para promocionar la venta de las torres de vivienda que construían, la empresa contrata los servicios de una agencia de publicidad. El objetivo de la estrategia publicitaria era ganar la confianza de los compradores y para lograrlo decidieron que los contratistas aparecieran junto a los proyectos en construcción. Los anuncios, que aparecen en la prensa escrita, vallas publicitarias y televisión, divulgan una imagen del matrimonio como jóvenes profesionales cultos y modernos con un estilo de vida ostentoso y occidentalizado, muy alejado de la realidad. La publicidad transforma la vida de la pareja, los saca del anonimato para convertirlos en celebridades. Una consecuencia de la reciente fama del matrimonio se produce cuando a las oficinas de la empresa llega una nota que conmociona la vida de Cem. La nota decía lo siguiente: “Cem Bey: Me gustaría poder respetarte; tú eres mi padre. Sohrab está actuando con falsedad en Öngören. Como hijo tuyo, quería advertirte. Escríbeme a esta dirección y te lo explicaré todo. No tengas miedo de tu hijo. Enver” (205).

Enver, hijo de Cem y de la Mujer del Pelo Rojo, es un joven de 27 años, poeta y contable, que instigado por su madre, presenta una demanda de paternidad contra su acaudalado y famoso padre. Las pruebas de ADN confirman la paternidad, por lo cual el juez ordena que Enver sea inscrito legalmente como hijo de Cem Celik. Esto significa que ese hijo, al que Cem no conocía, heredaría dos tercios de la empresa a la muerte del padre. Desde ese momento, Cem comienza a experimentar curiosidad por conocer a ese hijo y decide poner en práctica una idea que llevaba treinta años planificando y nunca se había atrevido a ejecutar: regresar a Öngören. Organiza un encuentro con su hijo en Öngören a espaldas de su esposa. Decide viajar solo, en tren, y como precaución toma su pistola. En Öngören se encuentra con la Mujer del Pelo Rojo, la madre de Enver, le confiesa que fue ella quien motivó a su hijo a entablar la demanda de paternidad, al saber que su padre era un hombre rico y exitoso. La madre describe a su hijo como: “un chico orgulloso, sensible y muy creativo. Escribe poemas” (223). Añade que también es terco, tiene mucha personalidad y necesita un padre que le oriente.

Cuando padre e hijo se encuentran, por primera vez, el hijo le oculta al padre su verdadera identidad y se hace pasar por un joven actor llamado Serhat Bey. El joven sirve de guía a Cem hasta el lugar donde estaba el viejo pozo cavado por Mahmut Usta. Durante el trayecto, Cem recibe una llamada telefónica de su esposa Ayşe, quien le alerta sobre una posible trampa, urdida por la Mujer del Pelo Rojo y su hijo Enver, con el objetivo de matar a Cem y quedarse con el patrimonio de la empresa Sohrab. Al escuchar la potencial amenaza, la reacción de Cem es la propia de un padre autoritario, cuando le responde a su esposa que si su hijo le ataca: “seré un padre oriental autoritario como Rostam, y antes de que pueda hacer nada yo mismo mataré a ese descastado” (237). Esa noche en Öngören, Cem se enfrenta al pasado, a su propio hijo y a las antiguas leyendas que “le ocurrían a él en la realidad”. Al lado del antiguo pozo, padre e hijo escenifican una confrontación ideológica. Enver interroga a su padre y le acusa de abandonar a Mahmut Usta en el fondo del pozo. Cem manifiesta que su deseo es que su hijo sea capaz de obedecer a su padre y, a la vez, ser un individuo pleno, porque cree que la personalidad individual se forja haciendo buen uso de las libertades y también por la influencia del pasado. Enver alega que su padre tiene miedo de que su hijo lo empuje y caiga al fondo del pozo; mientras que Cem se pregunta por qué Enver haría eso con su propio padre. Enver enumera una serie de razones para hacerlo:

Para vengarme de Mahmut Usta […] para hacerte pagar por haberme dejado abandonado, por haber seducido a mi madre, que era una mujer casada. Porque después de tantos años ni siquiera te has dignado contestar la carta de tu hijo… O quizá para ser el individuo occidentalizado que tú querías que fuera. Y, naturalmente, para heredar toda tu fortuna… (245-246).

Cem trata de disuadir a su hijo de la idea de matar a su padre y le advierte que si le mata, se consumirá en la cárcel y el Estado le despojará de la herencia por asesino. Enver responde que “la libertad consiste en olvidarse de la historia y de la moral” y que la única manera de convertirse en un individuo es “dejando ciego a su padre”. Al dejar ciego a su padre “seré por fin yo mismo; habré contado mi propia historia y forjado mi propia leyenda” (246). Ambos personajes persisten en sus reproches y cuando Cem se siente amenazado por su hijo, saca la pistola. Enver se abalanza contra su padre para quitarle el arma; pelean junto al viejo pozo y con ese enfrentamiento tanto verbal como físico, culmina la segunda parte de la novela sin anticipar el desenlace.

La tercera parte de la novela es muy breve, ocupa 30 páginas y está narrada en primera persona por La Mujer del Pelo Rojo: una actriz de teatro de 62 años que recuerda lo sucedido en Öngören 35 años atrás. Por ella sabemos que su hijo Enver está encarcelado y en espera de juicio acusado por la muerte de su padre. Como Cem Celik era un empresario poderoso y reconocido, tanto los titulares de la prensa como la opinión pública, acusan a Enver de parricida. Sin embargo, para la madre del acusado, la muerte del padre fue accidental. Ella asume la defensa de su hijo y argumenta que Enver no tenía intención de matar a su padre; que quien portaba la pistola era Cem; que la policía encontró un solo casquillo de bala; que cuando el cuerpo de Cem fue rescatado del fondo del pozo, el forense analizó el cadáver y determinó que el hombre ya estaba muerto antes de caer al pozo. Según el forense, la causa de la muerte fue un disparo en el ojo y Enver alegó que la pistola se disparó por accidente mientras padre e hijo forcejeaban. Sin embargo, la ambigüedad rodea el incidente, ya que resulta sospechoso que el disparo accidental fuera en el ojo, sobre todo, cuando Enver había afirmado que la única manera de ser un individuo pleno era dejando ciego al padre. Durante sus visitas a la cárcel, la Mujer del Pelo Rojo convence a su hijo para que escriba un libro en el que cuente la historia de su padre y donde ella será la principal fuente de información para el autor del mismo. La madre apela a los potenciales lectores de la novela cuando indica lo siguiente: “Esto convierte el libro que tenéis en las manos en un alegato de defensa dirigido al tribunal de Silivri” (271). Consideramos la ambigüedad un acierto de la novela, ya que deja a discreción del lector determinar el grado de confiabilidad que le merecen los dos narradores intradiegéticos del relato, Cem Celik y la Mujer del Pelo Rojo, así como la del acusado y autor implícito del relato, Enver Celik.

Observamos paralelismos entre la vieja historia de Sohrab y la de Cem. En el relato iraní, la bella Tahmina acude una noche al aposento del famoso guerrero Rostam. De esa unión de una sola noche, nace Sohrab, joven que crece sin conocer a su padre, pero ansioso por emular sus proezas. Padre e hijo se enfrentan en una batalla sin conocer sus identidades y el padre mata al hijo. En la novela de Pamuk, la Mujer del Pelo Rojo, estando casada, se acuesta una noche con el joven Cem, hijo de un antiguo amor. De esa unión nace Enver, cuyo padre Cem, desconoce la existencia de ese hijo hasta que recibe una carta suya. En un enfrentamiento generacional e ideológico, padre e hijo exponen sus puntos de vista y pelean. A diferencia del viejo mito, en la novela de Pamuk, es el padre quien muere y el hijo no sólo alega defensa propia, sino que, por insistencia de su madre, escribe la novela como un alegato dirigido al juez para demostrar su inocencia. Por consiguiente, Enver, desde su función textual de autor implícito de la novela, consigue las tres cosas que se proponía: ser él mismo, contar su propia historia y forjar su leyenda. Cem, por su parte, al igual que Edipo, cumple su destino, precisamente por querer evitarlo.

Durante su visita a Barcelona para promocionar La mujer del pelo rojo, Orhan Pamuk indicó en varias entrevistas que terminó de escribir la novela en 2016, poco antes de que el 15 de julio de ese mismo año, se produjera el intento de golpe de Estado instigado por un sector de las fuerzas armadas turcas con el propósito de derrocar al presidente Erdogan. Una lectura política de la novela podría, por lo tanto, considerar el texto como profético. Sobre este particular, Pamuk dijo lo siguiente: “Yo solo quiero hacer pensar a la gente por qué votan por padres que aplastan a sus hijos”. 7 El padre autoritario de la novela que exige sumisión y obediencia a sus hijos, podría interpretarse como una metáfora del Estado. En uno de los pasajes de la novela, La Mujer del Pelo Rojo le dice al joven Cem: “En este país tenemos muchos padres. El padre Estado, Dios padre, el padre ejército, el padrino de la mafia… Aquí no se puede vivir sin padre”(100). Actualmente, el padre Estado turco recae en la figura de Recep Tayyip Erdogan, un economista, de tendencia islamista conservadora, actual presidente de Turquía y fundador del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). En las elecciones de 2014, Erdogan fue el primer presidente electo por sufragio universal con el 52% de los votos. Los seguidores del presidente Erdogan se refieren a él con el apelativo de Tayyip baba, o papá Tayyip. Además, en sus discursos, el presidente, con frecuencia, compara la función del gobierno con la de un padre de familia. Al igual que muchos hogares tradicionales turcos se rigen por la autoridad del padre de familia, el país también necesita un líder severo y, a la vez, paternal. Erdogan ha sabido utilizar esta retórica a su favor. 8 El presidente y su partido, el AKP, han aprovechado el fallido golpe militar del 15 de julio de 2016 para llevar a cabo purgas sin precedentes en diversos sectores sociales como el ejército, la policía, funcionarios y trabajadores públicos, jueces, médicos, académicos, medios de comunicación y periodistas. Muchos detenidos permanecen en prisión preventiva en espera de juicio. 9 Dos años después del fallido golpe de Estado, tres factores evidencian el giro que ha dado el gobierno de Erdogan hacia el autoritarismo: la extensión del estado de emergencia hasta julio de 2018; las purgas mencionadas y el referéndum constitucional efectuado el 16 de abril de 2017. La reforma constitucional impulsada por Erdogan propuso pasar de un sistema parlamentario a un sistema presidencialista, donde el presidente asume todo el poder ejecutivo y se elimina la figura del primer ministro. El “sí” ganó por estrecho margen con el 51%, frente al “no” que obtuvo 49%, datos que evidencian la polarización que enfrenta a la sociedad turca. 10 El gobierno de Erdogan ejemplifica las nuevas formas que exhibe el autoritarismo en gobernantes que, a diferencia de las dictaduras tradicionales, llegan al poder por vía electoral, pero utilizan mecanismos represivos contra la oposición, que son contrarios al régimen democrático.

En La mujer del pelo rojo, la reflexión crítica de Orham Pamuk sobre el tema de las relaciones entre padres e hijos conlleva la formulación, por parte del autor, de una serie de preguntas complejas que podrían resultar incómodas para algunos lectores. ¿Matar a un padre o rebelarse contra el Estado, sobre todo cuando esa figura paterna ejerce su autoridad para aplastar a sus hijos, podría verse como un acto honorable o abominable? ¿Por qué queremos un padre fuerte? ¿Tal vez porque nos cuesta mucho decidir lo que es ético de lo que no lo es, o para no sentirnos culpables? ¿Necesitamos que ese padre fuerte esté siempre ahí, o solo lo queremos cerca cuando estamos confusos y angustiados?

Notas

1 Orham Pamuk, La mujer del pelo rojo, traducción de Pablo Moreno González. Barcelona: Penguin Random House, 2018, 281 p. Todas las citas corresponden a esta edición.

2 Sigmund Freud, Obras completas, Vol. XXI. Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1979, p. 180-181.

3 Freud, op. cit., p.181.

4 Freud, op. cit., p.185.

5 Rocío Romero Aguirre, “Dostoievski mató a su padre: una lectura de Freud”. Fuentes Humanísticas, año 29, núm.50, 2015, p. 48.

6 El pozo es un símbolo al que se le pueden atribuir diversos significados. Pamuk lo utilizó previamente en su novela El libro negro (1990). Según expresa el autor, el pozo es una imagen tradicional en la literatura de Oriente Medio, donde el agua escasea y es vital encontrarla para que haya civilización. Está también en el Antiguo Testamento, como el episodio de José y sus hermanos al que alude la novela. En La mujer del pelo rojo, el descenso del personaje a un espacio profundo y oscuro, más que el viaje del héroe al infierno, a la manera de la Divina Comedia, parece sugerir el encuentro del personaje con la parte más oscura de su subconsciente.

7 Carles Geli, “Pamuk, en el pozo de las leyendas”. El País, Cultura, 5 de abril de 2018, elpais.com/cultura/2018/04/04/ actualidad/1522826918. Recuperado el 29 de mayo de 2018.

8 Andrés Mourenza, “Erdogan, el nuevo padre de los turcos”. El País, 11 de abril de 2017, elpais.com/internacional/ 2017/ 04/07/actualidad/1491561907. Recuperado el 12 de sept. de 2018.

9 Daniel Flores, “Golpe de Estado en Turquía. Turquía acentúa sus divisiones un año después del golpe de Estado fallido”, 15 de julio de 2017. rtve.es/ noticias/20170715/Turquía-acentuadivisiones-ano-despues-del-golpeestado-fallido/1581530. Recuperado el 29 de octubre de 2018. Daniel Flores informa que, a un año del golpe, las purgas continúan. Un nuevo decreto emitido por el gobierno turco despedía a miles de policías, funcionarios y académicos. En total se estima que más de 50,000 personas fueron detenidas y 130.000 expulsadas o suspendidas de sus trabajos por sus supuestos vínculos con los golpistas. Se han intervenido 1,000 empresas, 15 universidades, 156 medios de comunicación, 42 editoriales, y 370 ONGs.

10 Ibidem.

Véase también Lluís Miguel Hurtado, “Turquía conmemora el golpe de Estado fallido con una nueva purga”. El mundo, 15 de julio de 2017. elmundo.es /inter nacional/2017/07/15/5968da80268e3e 64038b45ee.html. Recuperado el 19 de diciembre de 2018.

Hurtado informa que durante el golpe murieron 240 personas y 3,900 resultaron heridas. Poco antes de conmemorar el primer aniversario del golpe, el gobierno ha emitido un nuevo decreto para despedir a más de 7,000 funcionarios del Ministerio del Interior. Un tercio de la cúpula militar fue relevada. Hasta el presente, 103,824 funcionarios han perdido su empleo; 33,483 han sido suspendidos, la mayoría en Educación; y 8,271 académicos expulsados. Según el Ministerio de Justicia hay 50,546 presos, de ellos, 140 son periodistas.

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