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El yihadismo caribeño de Trinidad y Tobago

El yihadismo caribeño de Trinidad y Tobago

Efraín Vázquez Vera

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[estudios sociales-estudios culturales-inteligencia]

Introducción

El estudio del terrorismo es complejo y dinámico. Lamentablemente, se conoce más del terrorismo por la información que difunden los medios de comunicación de masas, que por la escasa investigación sobre el tema. Hay muchos tipos de terrorismo: el nacionalista separatista, el político religioso, y el político de derecha o izquierda, entre otros (Bakker, 2006: 17).

En el presente trabajo utilizaremos la definición de terrorismo utilizada por el Consejo de la Unión Europea como: un acto intencional con el objetivo de intimidar por medio de la violencia física o verbal a la población civil, gobierno u organización internacional, para que se abstenga de hacer algo o tome alguna acción concreta (Bakker, 2006: 37).

Describir el terrorismo en nombre del islam es sensitivo y difícil. En los medios de comunicación se utilizan, indistintamente, los conceptos de terrorismo islámico o yihadismo. En el presente trabajo utilizaremos el concepto de yihadismo por entender que es más apropiado, que utilizar el adjetivo de islámico para describir el terrorismo.

Existen trabajos importantes sobre terrorismo y yihadismo que se enfocan en los escenarios más protagónicos de este fenómeno. Los centros de investigación más importantes sobre terrorismo se encuentran en los países que más sufren las consecuencias directas de esta lacra. Es por lo que el terrorismo se relaciona más con lugares como Nueva York, Londres, Madrid, París, Siria e Irak, y la región de Medio Oriente en general. En consecuencia, otros escenarios quedan al margen de los estudios académicos y análisis por ser considerados menos relevantes y distantes, como es el caso de la región caribeña.

Cuando pensamos en el Caribe, la primera imagen que nos viene a la mente es la del turismo en playas paradisiacas. Pocos pueden pensar que el Caribe enfrenta una seria amenaza terrorista por parte del yihadismo internacional. Hay que hacer un gran esfuerzo para aceptar la idea de que puedar existir un vínculo entre el Caribe y el yihadismo.

Entendamos que el Caribe es sinónimo de fragmentación y diversidad. En el Mar Caribe se sitúan la mayor cantidad de pequeños estados o mini estados en el mundo, con una gran diversidad entre sus componentes: políticos (colonias, repúblicas), geográficos (islas, continentes); así como étnicos, culturales, religiosos, económicos, etc.

El término Caribe viene de los indios Caribes, también conocidos como los Kalinago, quienes eran habitantes de las Antillas Menores a la llegada de los europeos. Lo indios Caribes, a diferencia de los indios Taínos o Arauacos, se caracterizaron por su espíritu indomable que le creó fama de temibles guerreros.

El Caribe es llamado en ocasiones como el Mediterráneo americano; es un lugar de intercambio entre Europa y América. Se caracteriza por una enorme diversidad cultural y racial pues es punto de encuentro y convivencia de diferentes culturas y razas. Estas diferencias culturales tienen su origen en la presencia de diferentes metrópolis colonizadoras: España, Dinamarca, Suecia, Francia, Gran Bretaña, Holanda. Esas diferencias se acentuaron más por ser el Caribe escenario de confrontación europea constante donde territorios pasaban de una metrópoli a otra con facilidad.

Existe un número considerable de idiomas y dialectos, junto a una igual variedad de razas y religiones que han convertido al Caribe en un microcosmos. Además de los idiomas europeos, existen otros idiomas y formas autóctonas de expresión oral que demuestran la riqueza y diversidad cultural de la zona: el creol en Haití, el papiamento en Curaçao, lenguas indígenas en Guyana y Surinam, el smantonga en Surinam, el patois en las islas francesas, el chino mandarín, el árabe e hindú. Tal diversidad se manifiesta también en las religiones: cristianismo (catolicismo, evangélicos, pentecostales, teleevangelistas), islam, hindú, bahai, sincretismo, vudú, santería, shangó, zión, tamboo bamboo, camboula y pacomania, rastafari, y pukkumina. Aun cuando existen diferencias culturales, el Caribe posee una historia común que le define, que está caracterizada por: colonización, esclavitud, sistema de plantaciones de azúcar, emancipación, dependencia e interdependencia.

La República de Trinidad y Tobago se ha convertido en el epicentro yihadista en el Caribe, lo que amenaza no solo su seguridad, sino la de toda la región, e incluso Norte América, Europa y Medio Oriente.

En el presente trabajo analizaremos el fenómeno yihadista en Trinidad y Tobago, y la incorporación de yihadistas trinitenses a las filas del Estado Islámico de Irak y el Levante, al que nos referiremos en este trabajo como el Estado Islámico. En primer lugar, analizaremos al yihadismo internacional y su conceptualización, pasando por el proceso de reclutamiento, motivaciones y retornados. Una vez tengamos una visión general del yihadismo internacional nos adentraremos en el caso de Trinidad y Tobago exponiendo la historia y los antecedentes yihadistas en el país caribeño. Igualmente, presentaremos los intereses yihadistas internacionales en Trinidad y Tobago, y la vinculación del yihadismo trinitense con el crimen organizado, lo que le hace un caso especial. Por último, ofreceremos nuestras conclusiones en la que se destacan recomendaciones para enfrentar la amenaza yihadista en Trinidad y Tobago.

Metodología

En el presente trabajo partimos de los conceptos generales sobre el terrorismo yihadista que se encuentran en estudios y análisis europeos para adentrarnos al caso específico de Trinidad y Tobago. Debemos alertar que la investigación sobre el yihadismo es difícil por las limitaciones que existen de información. Además de que la información es escasa, mucha es elaborada y recopilada por fuerzas de seguridad e inteligencia del Estado, lo que la hace restringida y en ocasiones secretas.

A través de libros, artículos académicos, y periodísticos, documentales e informes gubernamentales y de organizaciones internacionales analizaremos el fenómeno yihadista en Trinidad y Tobago para tratar de comprender por qué desde Trinidad y Tobago se generó el mayor número de combatientes yihadistas per cápita del hemisferio occidental. Igualmente, se pretende realizar un análisis de la variación de las similitudes y diferencias entre el yihadismo trinitense y el europeo.

Mediante una combinación de fuentes cualitativas y cuantitativas se realizará un estudio explicativo descriptivo para comprender las características únicas y especiales de Trinidad y Tobago que explican el alto número de combatientes yihadistas. Igualmente, pretendemos demostrar que hasta que no se enfrenten de forma efectiva las condiciones internas que permiten la parálisis nacional anti-yihadista, la amenaza yihadista en Trinidad y Tobago continuará.

El yihadismo internacional

En el Corán se menciona, en varias ocasiones, el concepto de la Yihad, que podríamos traducirlo al español como “una lucha”. Se utiliza en el Corán en dos sentidos: la gran Yihad, que se refiere a la lucha interior de cada ser humano para ser mejor y cumplir con las enseñanzas del profeta Mahoma; y la otra, como la Yihad menor que es el uso justificado y autorizado de la violencia contra la opresión. A estas dos definiciones coránicas debemos añadir una tercera, la Yihad terrorista, que es la interpretación de una minoría que hace referencia a una agenda política religiosa para imponer por la fuerza una burocracia Pan Islámica con la idea romántica de la restauración del Califato, el terrorismo más peligroso (Bakker, 2015: 70). A esta última se le califica como yihadismo, siendo un yihadista aquel que abraza la idea del yihadismo. Siendo el yihadismo un concepto de vocación internacionalista, se debe hacer la distinción entre yihadismo nacional e internacional. El yihadismo nacional es aquel que combate en su lugar o región de origen. En el presente trabajo ponemos énfasis en el fenómeno del yihadismo internacional con sus combatientes extranjeros fuera de la tutela estatal en un conflicto armado político-religioso. Debemos tener claro que el yihadismo, en general, incluye actos violentos y actividades de apoyo financiero, el reclutamiento y la compra de armas y explosivos.

El escenario del primer gran conflicto yihadista fue Afganistán, luego de la invasión de la Unión Soviética en 1979. Ha sido en Irak y en Siria donde se alcanzó el máximo nivel de éxito yihadista (Gurski, 2017: 65). Desde que se proclamó el Califato en junio de 2014, se estima que el Estado Islámico ha reclutado 40 mil yihadistas procedentes de 100 estados (Barret: 7).

El reclutamiento y sus motivaciones

El uso de combatientes extranjeros en conflictos civiles no es un fenómeno nuevo, e históricamente las motivaciones de tal uso no han sido siempre por motivos religiosos o étnicos. Se trata de un fenómeno más bien de occidente que del Medio Oriente, ya que históricamente tenemos más ejemplos de este en occidente (Malet, 2013: 2,11). No son mercenarios, ni fanáticos, pues los mueve la percepción de amenaza, de aventura, de falta de oportunidades, de hermandad de grupo y de sentido de comunidad. En el caso del yihadismo, no es cierto que el yihadista sea pobre, enojado y fanático religioso. Es más, en los procesos de radicalización yihadista estudiados no se observan en ellos traumas psicológicos serios. Las creencias y la fe son importantes, pero no determinantes en el proceso de radicalización yihadista. Es por eso por lo que no se puede explicar el fenómeno yihadista como uno exclusivamente de fanatismo religioso, pues participan en él otros factores que no son más destacados. Existe en el yihadismo una desnacionalización, en la que las fronteras son irrelevantes y se combate por la comunidad global islámica. La globalización y la Internet, con sus redes sociales, han ayudado a su internacionalización y aumento (Malet, 2013: 213) (Bakker, 2006: 167).

Si es cierto que los combatientes extranjeros han sido históricamente una minoría en los conflictos, igualmente se debe reconocer que su participación ha sido decisiva ya que suelen llevar a cabo los actos de mayor violencia y arrojo. Su reclutamiento es una decisión estratégica de pasar de tácticas de guerrillas a ser una fuerza más convencional de guerra, a través de los recursos humanos (Malet, 2013: 6, 10).

A través de la historia, los reclutadores de combatientes extranjeros proyectan el conflicto bélico como una amenaza para la comunidad de la que forman parte. Presentan a los candidatos yihadistas la idea de que la existencia de su comunidad está amenazada. Al parecer, es la amenaza lo realmente importante y no tanto los aspectos religiosos o étnicos. Rara vez se ofrecen incentivos económicos importantes a los candidatos. El reclutamiento ocurre cuando se busca aumentar los recursos para maximizar una victoria o hacer el mayor daño posible. Los reclutadores identifican candidatos en los que de antemano se conoce la posibilidad que simpaticen con la lucha. Los candidatos son identificados por su activismo o visibilidad en instituciones de la comunidad, por su identificación con los marginados y por un sentimiento de sentirse parte de una minoría amenazada. Las estructuras sociales de la comunidad amenazada ofrecen el argumento y el mecanismo para dicha participación. Los reclutados se sienten más vinculados a su comunidad que a la sociedad nacional. Se trata de un reclutamiento selectivo, más que uno difundido por las masas, por existir en la mayoría de los casos prohibiciones legales. Se utilizan mensajes para activar el sentido de obligación y la idea de la defensa propia. En otras palabras, se trata de un mensaje del deber para hacer ver una guerra distante como una en legítima defensa. Es un mensaje elaborado con las mejores prácticas y técnicas de la mercadotecnia y la publicidad (Malet, 2013: 3-5).

El yihadismo se basa en la noción de que el mundo islámico está bajo ataque de occidente, y por ello los verdaderos musulmanes tienen el mandato divino de contraatacar. El carácter divino del mandato es esencial dentro del discurso yihadista y es justificado con el Corán y los hadiths que son acciones o ideas atribuidas por referencia al profeta Mahoma (Gurski, 2017: 16).

El concepto de que la comunidad de creyentes del islam, o la ummah, está en peligro, por lo que existe un sentido de responsabilidad y patriotismo religioso, permite que se convierta en un sentimiento similar al del nacionalismo. Los yihadistas se consideran soldados de la ummah (Gurski, 2017: 71).

La hijrah ocurrió al principio del islam en el año 622 d.c. cuando el profeta Mahoma abandonó la Meca por invitación de los habitantes de la ciudad de Yatrib, hoy Medina. Este evento marca el nacimiento de la ummah y es el año 1 en el calendario islámico, conocido como el hijri. Los reclutadores de yihadistas hacen referencia a este evento histórico para hacer un paralelismo al llamar a abandonar el occidente no creyente y emigrar hacia la nación musulmana, en este caso el Califato creado por el Estado Islámico (Gurski, 2017: 72).

Se define a occidente como un lugar de pecado y vicio por ello debe ser abandonado por los verdaderos musulmanes, y emigrar hacia donde los musulmanes sean mayoría y reine la ley islámica o la sharía. Se recalca que solo así se puede practicar con libertad las obligaciones dictadas por Allah (Gurski, 2017: 74).

Antes de la invasión de Irak por parte de los Estados Unidos, no existían estudios sobre las motivaciones de los combatientes extranjeros (Malet, 2013: 8). Los yihadistas internacionales proceden de todas partes y de todas las clases sociales. Muchos señalan que es imposible elaborar un perfil de estos yihadistas (Gurski, 2017: 69).

Algunos yihadistas han manifestado, reiteradamente, que su incorporación al Estado Islámico y otros grupos, como Jabhat al-Nusra, se debe a un genuino interés por ayudar a sus hermanos musulmanes. La crueldad de la guerra siria y su drama humano ante la indiferencia de occidente, son el mayor aliciente. Incluso, algunos yihadistas afirman que inicialmente fueron con la intención de realizar trabajo humanitario, pero terminaron incorporándose al Estado Islámico (Gurski, 2017: 77).

Un fenómeno que hace diferente la guerra en Siria es la incorporación de mujeres yihadistas, que se han visto seducidas por los mensajes en la Internet y redes sociales y la idea del califato (Gurski, 2017: 96) No existen estimados precisos sobre cuántas mujeres se han unido al yihadismo, pero se calcula que entre 48 a 86 (Barret: 9).

Podemos resumir las razones por las cuales una persona decide ser un combatiente extranjero:

1. Por reconocer en esto una gran causa y el deber de ayudar a otros.

2. Por nacionalismo y patriotismo.

3. Por la búsqueda de aventura.

4. Para obtener un beneficio económico.

5. Y para obtener una ocupación y tener algo que hacer (Gurski, 2017: 13).

Los retornados

Recientemente, el Estado Islámico ha estado perdiendo territorio, y su capital en Siria, Raqqa, fue ocupada por fuerzas gubernamentales y aliadas en octubre de 2017. Esta situación ha propiciado que muchos yihadistas extranjeros regresen a sus países de origen, lo que representa una amenaza a la seguridad de esos países. Los retornados tienen una gran experiencia militar, son muchos de ellos expertos en el manejo de explosivos y armas. Está más que justificada la preocupación de los países receptores de retornados.

Se calcula en unos 5,600 yihadistas retornados en 33 países (Barret: 4). Muchos tienen heridas mentales y físicas que conllevan un costo para el Estado de origen. Muchos se convierten en radicalizadores, y otros regresan al yihadismo (Gurski, 2017: 108).

Uno de cada nueve retornados comete actos terroristas; esto es casi solo el 10 %. Los inspirados por la lucha yihadista cometen más actos terroristas que los retornados. Esto es así pues los retornados se inclinan más a formar parte de algo nuevo que destruir lo viejo, aun así, no dejan de ser una amenaza (Barret: 14). Existen tres tipos de retornados: el que trae instrucciones para atacar, el que abandona el yihadismo, pero mantiene un vínculo, y el desencantado (Gurski, 2017: 106).

Determinar las intenciones de cada uno de los retornados es el gran reto que enfrentan las fuerzas de seguridad e inteligencia de los estados que los reciben Se trata de una tarea imposible de cumplir al cien por ciento, pues solo basta un retornado para causar un acto terrorista. Esta realidad genera, comprensiblemente, ansiedad entre la población y los gobiernos receptores de retornados.

El yihadismo en Trinidad y Tobago

La República de Trinidad y Tobago es un Estado caribeño de 5,100 Km2 compuesta por dos islas, ubicada al final de la cuenca del Caribe a 11 km de la costa venezolana. Es una república parlamentaria que obtuvo su independencia del Reino Unido el 31 de agosto de 1962, quien la conquistó de España en 1797. Es un Estado industrializado que ocupa la posición número 65 del Índice de Desarrollo Humano entre los países de desarrollo humano alto (PNUD, 2016: 23).

Su principal actividad económica es la industria petroquímica y las exportaciones de petróleo y gas, que representa el 80 % de sus exportaciones y el 40% de los ingresos (McCoy & Knight, 2017: 5). En el 2016, el ingreso nacional bruto del país fue de 43.37 billones de dólares norteamericanos, con un ingreso nacional bruto per cápita de 31,770 dólares norteamericanos, lo que le coloca como uno de los países más ricos per cápita de América. Su riqueza le ha permitido construir un robusto sistema de asistencia social (Banco Mundial, 2018) (McCoy & Knight, 2017: 5).

Su población es de 1.3 millones de personas (Banco Mundial, 2018). El origen de su población se divide en 35.4 por ciento indio; 34.2% africano; y 22.8% mestizo. El 57% de la población es cristiana, el 18% hinduista y el 5 por ciento son musulmanes. Cabe destacar que dentro del grupo de musulmanes existen dos grupos, los de origen indio, integrados socialmente, y los afrostrinitenses conversos, menos integrados y donde se encuentran la mayoría de los radicales musulmanes y yihadistas (Badri- Maharaj, 2017: 174) (McCoy & Knight, 2017: 5).

Es difícil imaginarse que Trinidad y Tobago sea un centro de reclutamiento yihadista cuando se trata de una república caribeña próspera, democrática y pacífica en la que la mayoría de la minoría musulmana está integrada a la sociedad y no existe el racismo, aunque existen tensiones raciales entre trinitenses de ascendencia india y africana.

Historia y antecedentes

La manera de cómo llegó el islam a Trinidad y Tobago es desconocida por académicos y escritores. La historia oral señala que inició durante el periodo colonial británico con la llegada de esclavos de África occidental. El grueso de la población musulmana llegó al país caribeño con los indios musulmanes procedentes de los que una vez fueron estados mongoles de Uttar Pradesh y Bihar, en el norte de la India. Su llegada fue como sirvientes escapando del clima de violencia e inestabilidad en la India británica a mediados del siglo XIX. Esa inmigración musulmana se caracterizó por su pacifismo y laboriosidad. A mediados del siglo XX, muchos afrotrinitenses se convirtieron al islam procedentes del cristianismo e influenciados por el movimiento norteamericano Black Power, específicamente la Nación del Islam de Elijah Muhammed. Es por ello, que en el caso de los afrostrinitenses el islam representa un sentido de regreso a una identidad original violentada por la historia esclavista y colonial. La mayoría de los musulmanes en Trinidad y Tobago son de la tradición sunní, aunque existe una significativa minoría chiita. Marginalmente, existe una minoría salafista seguidora del hanbalismo. La principal asociación islámica en Trinidad y Tobago, reconocida y apoyada por el gobierno es Anjuman Sunnat-ul- Jamaat Asociation. Esta asociación está más relacionada con los indios trinitenses musulmanes, y recibe muchas críticas por parte de los afrotrinitenses musulmanes por no ser representativa y ser discriminatoria (McCoy & Knight, 2017: 5-6).

Se vincula el crecimiento reciente del salafismo en Trinidad y Tobago a Arabia Saudita que durante los años 70 financió a través del Banco Islámico de Desarrollo visitas al país caribeño de imanes seguidores del wahabismo para educar y reclutar jóvenes musulmanes que posteriormente eran enviados a Arabia Saudita para continuar sus estudios profesionales y religiosos, y luego regresar a Trinidad y Tobago a predicar y trabajar (Cottee, 2016) (McCoy & Knight, 2017: 6).

El primer acto de radicalismo musulmán en Trinidad y Tobago ocurrió el 27 de julio de 1990, cuando 114 miembros del grupo musulmán radical Jammat-al-Muslimeen tomaron por la fuerza el edificio del Parlamento (The Red House) y la estación de televisión pública (Trinidad and Tobago Television) en la capital Puerto de España. La intentona golpista fue encabezada por el expolicía, afrotrinitario converso y educado en Canadá, Imán Yasin Abu Bakr, nacido en 1941 como Lennox Philip. Con la toma del Parlamento, los radicales se hicieron por seis días con 40 rehenes, incluido el Primer Ministro, Arthur N.R. Robinson, quien fue herido de bala, siete ministros, miembros de la oposición y periodistas. Ese tipo de acción no tenía precedente en Trinidad y Tobago, y se trata del evento más violento en la historia del país (Badri-Maharaj, 2017: 175) (McCoy & Knight, 2017: 9).

Durante la primera hora de la insurrección, la policía trinitaria colapsó y abandonó la capital. Les tomó horas y muchas dificultades a las fuerzas armadas organizar una fuerza que combatiera a los insurgentes. El apoyo popular al levantamiento fue mínimo, pero el colapso del sistema de seguridad creó un verdadero caos en Puerto de España. Yasin Abu Bakr se rindió, no sin antes negociar una amnistía total para sus colaboradores, a cambio de respetar la vida de los rehenes. El resultado final de la intentona de golpe de estado fue de 24 muertos, 231 heridos y saqueos masivos por un costo de millones de dólares norteamericanos (Badri-Maharaj, 2017: 176).

El grupo argumentó que el levantamiento fue espontáneo, pero existe evidencia de que fue planificado un año antes, e incluso se planificó el asesinato del primer ministro, Robinson. Aunque el grupo estaba siendo vigilado y monitoreado constantemente, las fuerzas de seguridad fueron incapaces de evitar la intentona. No hay duda de que se subestimó la amenaza y la respuesta no fue la adecuada por parte de las fuerzas de seguridad trinitenses (Badri-Maharaj, 2017: 176). Este intento de golpe de Estado convierte a Trinidad y Tobago en el único país del hemisferio occidental en sufrir una insurrección islámica (Cottee, 2016).

El grupo radical recibió recursos económicos, material bélico y el entrenamiento de entre 18 a 25 militantes por parte del gobierno libio de Muamar el – Gadafi, a través del World Islamic Call Society (WICS), lo que ubica a esta intentona de golpe de Estado como el primer caso de conexión entre el terrorismo internacional y Trinidad y Tobago (Badri-Maharaj, 2017: 174) (McCoy & Knight, 2017: 9).

Las razones para la intentona de golpe de Estado son complejas, y no han sido entendidas claramente. Al parecer, las tensiones sociales del momento en el que se percibía que los intereses políticos y económicos del gobierno del afrotrinitense Arthur Robinson discriminaba contra los afrostrinitenses en favor de los indios trinitenses. Previo a la intentona, Trinidad y Tobago experimentaba una grave crisis socioeconómica con altos niveles de desempleo, criminalidad e inflación, siendo los afrotrinitenses los más perjudicados. Unido a este clima de inestabilidad socioeconómica, el detonante de la insurrección fue la inminente intervención de la policía trinitense en el complejo de Jammat-al- Muslimeen por una disputa de la propiedad de las tierras que ocupaban en Puerto de España, en favor de otra organización musulmana. Independientemente de las razones expuestas, es importante señalar que existe evidencia de una planificación de actos de violencia de carácter revolucionario por parte de Jammat-al-Muslimeen desde su creación a mediados de los años 80 (McCoy & Knight, 2017: 10).

Jammat-al-Muslimeen fue creado inicialmente como un grupo para combatir el narcotráfico, el discrimen y la pobreza. Creció rápidamente gracias al apoyo libio y estableció alianzas con otros grupos radicales de las 85 mezquitas que existían en el país; hoy existen unas 175. Un año antes del levantamiento, su influencia creció en la vida política y criminal de Trinidad y Tobago. Infiltraron la aduana para traer armas y municiones. Los contactos que la organización mantenía con la policía y el ejército pudieron haber sido un factor que explique la inefectividad de las fuerzas de seguridad en prevenir y responder al alzamiento (Badri-Maharaj, 2017: 176) (McCoy & Knight, 2017: 6, 11).

Luego de otorgada la amnistía, la influencia y prestigio de Jammat-al-Muslimeen creció. Se creó una especie de imagen de intocable e impunidad sobre la organización que le trajo un incremento de los vínculos con políticos, partidos políticos y otros grupos criminales. El que Yasin Abu Bakr y sus seguidores fueran acusados reiteradamente de actos criminales como la extorsión y el asesinato, sin ninguna consecuencia, aumentó el respeto de la organización en el bajo mundo. Como consecuencia, existe en Trinidad y Tobago una gran desconfianza al aparato de seguridad e inteligencia y del sistema de justicia (Badri-Maharaj, 2017: 176) (McCoy & Knight, 2017: 11).

El que no se castigara a Jammat-al- Muslimeen, trajo la consecuencia nefasta de fortalecer el movimiento yidahista y estimuló la creación de otros grupos similares como Jamaat-al-islami-al-karibi (Grupo Islámico del Caribe), Waajihatul Islaamiyyah (Frente Islámico), y Jamaat-al-Murabiteen (Los almorávides). Cabe destacar que ninguno de estos grupos forma parte de la lista de organizaciones terroristas de los Estados Unidos y la Unión Europea. Es decir, como resultado del fallido golpe de estado de Jammat-al-Muslimeen, Trinidad y Tobago se convirtió en terreno fértil para el reclutamiento posterior de yihadistas (Badri-Maharaj, 2017: 176).

En la actualidad, el total de miembros de Jammat-al-Muslimeen es indeterminado. Algunos calculan que podría ser de unos mil miembros. Cuentan con un complejo de ocho acres en Mucurapo Road que incluye una mezquita, escuelas, tiendas, negocios y viviendas. Realizan actividades de caridad en los barrios circundantes, lo que le ha ganado reputación e influencia. Afirman abogar por todos los ciudadanos de Trinidad y Tobago, y dicen oponerse a toda forma de discriminación, pobreza, corrupción y narcotráfico. Esa combinación de sentido de comunidad y asistencialismo social conduce a que algunos la comparen con grupos como Hezbolá y Hamás. Actualmente su radicalización ha tomado una nueva dimensión con el mensaje en redes sociales e internet del Estado Islámico. Los barrios pobres y marginados de Trinidad y Tobago suelen ser sus centros de operaciones predilectos (Badri-Maharaj, 2017: 176) (McCoy & Knight, 2017: 10).

Reiteradamente Jammat-al-Muslimeen y demás organizaciones similares han manifestado su simpatía y adhesión con Al-Qaeda y el Estado Islámico. Señalan como su objetivo la creación de la República Islámica de Trinidad y Tobago. No se tiene certeza cuántos de los miembros de esas organizaciones se han radicalizado, pero se calculan que unos 40 adultos (24 hombres y 16 mujeres) y 30 niños (18 niños y 12 niñas), para un total de 70 personas, aceptaron el llamado para convertirse en yihadistas del Estado Islámico. En términos comparativos, aproximadamente 1 de cada 19,100 trinitenses ha viajado como yihadista, mientras en los Estados Unidos 1 de cada 1.87 millones de residentes lo ha hecho (CTED, 2015: 66). Los ciudadanos trinitenses son muy valorados en el Estado Islámico ocupando puestos de liderato (Robles, 2017). La mayoría de ellos llegó a Siria o al menos Turquía. Otros números estimados de yihadistas trinitenses van desde 100 a 400. El reclutamiento en Trinidad y Tobago, entre los afrotrinitenses conversos ha sido tan exitoso que se han utilizado trinitenses en videos de propaganda del Estado Islámico (Badri-Maharaj, 2017: 177-8). Este nivel de reclutamiento yihadista para un país de 1.3 millones de habitantes, entre los que un poco más de cien mil personas son musulmanes, coloca a Trinidad Tobago como el país con mayor tasa de reclutamiento yihadista en el hemisferio occidental (Cottee, 2016) (McCoy & Knight, 2017: 14).

La doctrina de estos grupos radicales trinitarios puede definirse como una mezcla del islam salafista y la retórica del movimiento norteamericano de los años 70 Black Power, que tuvo muchos adeptos en Trinidad y Tobago. Como señalamos anteriormente, la mayoría de los reclutas yihadistas son afrotrinitense, pero incluso indios trinitenses han sucumbido ante el mensaje. Estos últimos están más integrados en la sociedad trinitense y son más educados, por lo que se han convertido en el objetivo preferido de reclutadores yihadistas (Badri-Maharaj, 2017: 178).

No existen estudios rigurosos y científicos sobre el perfil del yihadista trinitense, lo que demuestra la debilidad de los servicios de inteligencia. Los escasos estudios realizados por la policía de Trinidad y Tobago describen al yihadista trinitense como afro converso, menor de 35 años, arrogante, sin paciencia, con problemas matrimoniales, incapaces de vivir entre no musulmanes, creen que son discriminados por ser musulmanes, son de clase social baja o media, fueron criados por un padre o madre soltera, no conocen el Corán, y la mayoría están desempleados. Cabe destacar, que según la policía trinitense el perfil yihadista es muy similar al perfil de los miembros del crimen organizado. Algunos yihadistas trinitenses vienen de otros estratos sociales como un medallista olímpico y un abogado prominente, pero la mayoría son de escasos recursos económicos y desertores escolares con una educación básica (Badri-Maharaj, 2017: 178) (McCoy & Knight, 2017: 17).

Entrevistas académicas realizadas a musulmanes radicales trinitenses han identificado dos motivaciones en común para unirse al Estado Islámico: el deseo de alcanzar una libertad religiosa y el beneficio económico. Relacionado a la segunda motivación, es importante señalar que existe en Trinidad y Tobago el rumor de que cada combatiente trinitense que se incorpore a las filas del Estado Islámico recibirá 100 dólares norteamericanos diarios. Otras de las motivaciones que destacan es el sentido de aventura y de identidad (McCoy & Knight, 2017: 16)

La profesora del Instituto de Criminología y Seguridad Pública de Trinidad y Tobago, Meredith L. Patten, ha señalado que:

Como las gangas u otros grupos de subcultura, el Estado Islámico busca objetivos fáciles, lo más vulnerables. Además de la religión y la ideología, el Estado Islámico puede enfocarse en las penurias que los trinitenses enfrentan cada día, prometiendo una mejor vida, y más importante aún, un propósito de vida (T.A.) (de Arimateia da Cruz, 2016: 3).

Si realizamos una comparación entre los perfiles de los yihadistas europeos y los trinitenses, encontramos que:

1. En Europa el yihadismo presenta un perfil racial e inmigrante, mientras en Trinidad y Tobago no.

2. El elemento religioso en el yihadista europeo es mayor que en el trinitense.

3. El crimen organizado tiene una mayor influencia entre los yihadistas trinitenses que en el europeo.

4. En Trinidad y Tobago, la mayoría de los yihadistas son conversos, mientras en Europa no.

5. Entre los yihadistas europeos está dividida a la mitad la pertenencia a clases sociales entre alta/media y baja, mientras que en Trinidad y Tobago la mayoría son de clase baja.

6. El yihadista europeo tiene más destrezas laborales que el trinitense.

7. Y existe un mayor índice de desempleo en el yihadista trinitense que en el europeo (Bakker, 2006: 555).

El primer yihadista trinitario que públicamente realizó un llamado público a sus compatriotas musulmanes para apoyar la Yihad del Estado Islámico fue el afro trinitense converso, Abu Sa’dat-trinidadi, nacido como Shane Dominic Crawford (Badri- Maharaj, 2017: 173) En una entrevista en la revista electrónica del Estado Islámico, Dabiq, número 15, Sa’dat-trinidadi confiesa ser un francotirador del Estado Islámico, y condenó a sus compatriotas musulmanes por continuar viviendo en “[…] un lugar donde no hay honor y que se les obliga a vivir en humillación, sometidos por no creyentes.” (T.A.). Igualmente hizo un llamado a los musulmanes trinitenses a “[…] aterrorizar a los no creyentes en sus propias casas y hacer que su sangre corra por las calles.” (T.A.) Solo tres días después de hacerse pública esa entrevista, ocho mujeres trinitenses con sus hijos fueron detenidas al sur de Turquía intentando entrar a territorio sirio controlado por el Estado Islámico (Cottee, 2016).

Abu Sa’dat-trinidadi estuvo toda su juventud luchando por obtener un empleo estable y llegó a vender pescado para sostener a su familia. Sus familiares le describían como una persona frustrada. En el 2013 vendió sus pocas pertenencias, un automóvil y un televisor, y viajó junto a sus dos esposas y un amigo hacia territorio controlado por el Estado Islámico en Siria, vía Londres y Turquía. Sa’dat-trinidadi asistía a la mezquita de Río Claro dirigida por el Imán Nazim Mohammed, antiguo miembro de Jammatal-Muslimeen, y vinculado al reclutamiento yihadista (McCoy & Knight, 2017: 14).

Casi todos los mensajes de yihadistas trinitenses son de apoyo al Estado Islámico y denuncian que el islam en Trinidad y Tobago está reprimido y restringido (Badri- Maharaj, 2017: 178).

Se señala reiteradamente una vinculación entre el yihadismo trinitense y Venezuela. El líder de Jammat-al-Muslimeen, Yasin Abu Bakr, ha manifestado reiteradamente su admiración por el líder venezolano, Hugo Chávez. Venezuela ha sido la ruta predilecta de los yihadistas trinitenses que desean incorporarse al Estado Islámico, y se han denunciado reiteradamente el contrabando de armas, municiones, drogas y el lavado de dinero desde Venezuela. La cercanía geográfica entre Venezuela y Trinidad y Tobago, la porosidad de las costas trinitenses y la existencia previa de actividad criminal entre ambos países han consolidado la vinculación. En el 2014 se arrestó en Caracas a 19 ciudadanos trinitenses bajo sospecha de tener la intención de viajar a Siria para unirse al Estado Islámico. Entre el grupo había ocho hombres, tres mujeres y ocho niños. Tres de los hombres se identificaron como imanes. De los ocho hombres, cinco fueron acusados formalmente de terrorismo y al resto del grupo se le permitió regresar a Trinidad y Tobago. Entre la evidencia que se encontró había 100,000 dólares norteamericanos, 66 pasaportes, ropa militar, computadoras y teléfonos satelitales. Se descubrió, además, que los hombres obtuvieron en Venezuela entrenamiento militar por parte de dos policías venezolanos, como parte de los preparativos para unirse al Estado Islámico. Para algunos, este caso demuestra la conexión terrorista entre Trinidad y Tobago y Venezuela (McCoy & Knight, 2017: 14)

Los intereses yihadistas en Trinidad y Tobago

Trinidad y Tobago presentan características especiales que le hacen atractiva a los intereses yihadistas, a pesar de que el país caribeño posee una minoría musulmana, que haría imposible crear una república islámica. En otras palabras, el yihadismo en Trinidad y Tobago, a pesar de declarar reiteradamente que su aspiración es crear una república islámica en el Caribe, sabe que ese objetivo no es viable. Son otros los intereses yihadistas en Trinidad y Tobago.

El yihadismo internacional tiene muy presente que en Trinidad y Tobago se pueden realizar ataques terroristas contra intereses norteamericanos y europeos. Igualmente, desde el país caribeño se pueden organizar y lanzar ataques contra los Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. Trinidad y Tobago es visto como una “cabeza de playa” del yihadismo internacional en el hemisferio occidental. Ningún otro lugar del hemisferio occidental presenta un clima tan propicio para el desarrollo yihadista. Se trata de un lugar idóneo para la obtención, no solo de recursos humanos, sino de armas y recursos económicos. Como veremos más adelante, la vinculación del yihadismo con el crimen organizado en Trinidad y Tobago facilitan esos objetivos.

Debemos señalar que Trinidad y Tobago es el principal exportador de gas licuado (LNG) a los Estados Unidos. Según los datos del Ministerio de Energía de Trinidad y Tobago, la producción de LNG en enero de 2018 alcanzó los 2,7 millones de metros cúbicos, registrando la producción mensual de LNG más alta desde enero de 2015 (GNL Global, 2018). Los buques tanque que transportan ese producto podrían convertirse en un arma formidable para un objetivo terrorista. Las petroquímicas e instalaciones petrolíferas en Trinidad y Tobago están pobremente protegidas y la mayoría están en manos de intereses extranjeros (Las británicas BP, Shell, Gasfin, y Centrica, la unidad CIC del fondo soberano de China, y Summer Soca de Estados Unidos), lo que las convierte en objetivos potenciales (Badri- Maharaj, 2017: 175).

El país caribeño posee una posición geográfica estratégica, que unida a su estrecha relación con los Estados Unidos y Gran Bretaña, le convierte en un enclave geoestratégico importante. Trinidad y Tobago está bien conectada por vía área y marítima con el mundo, lo que le hace atractiva para el reclutamiento y posible centro de operaciones desde donde lanzar ataques yihadistas. Existen aproximadamente 40 vuelos directos desde Piarco International Airport a el Caribe, los Estados Unidos, Venezuela, Gran Bretaña y Canadá. Los trinitarios no necesitan visados para entrar en Gran Bretaña, el espacio Schengen, Turquía, y la mayoría de los países del Caribe. Igualmente, debemos tomar en consideración el tamaño considerable de la diáspora trinitense residente en los Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña, lo que aumente y facilita el flujo de personas. Además, podemos señalar que Trinidad y Tobago posee una población heterogénea en la que cualquier yihadista podría infiltrarse y pasar desapercibido (Badri-Maharaj, 2017: 175).

A pesar de que Trinidad y Tobago es un aliado en la lucha contra el terrorismo internacional, sus fuerzas de seguridad e inteligencia carecen de los recursos humanos, económicos y de entrenamiento para enfrentar la lucha yihadista, lo que convierte al país caribeño en un lugar relativamente cómodo para realizar actividades yihadistas. Trinidad y Tobago cuenta con cinco mil efectivos en sus fuerzas armadas y 6,500 policías, cuya mayoría carece del entrenamiento adecuado y no dan abasto para enfrentar la ola criminal que azota al País; menos podrán enfrentar la amenaza yihadista. Su servicio de inteligencia, el Strategic Service Agency, tienen grandes carencias de todo tipo (Badri- Maharaj, 2017: 175).

El yihadismo trinitense y el crimen organizado

La propaganda yihadista utiliza la violencia, el culto a las armas y a la muerte para atraer adeptos. Para una sociedad tan violenta como la trinitense, la apología a la violencia resulta la estrategia más efectiva para el reclutamiento.

En 2017 se registraron 494 asesinatos en Trinidad y Tobago. En el 2011 se declaró un estado de emergencia como respuesta a la ola criminal que azotaba al país caribeño y descubrirse un complot para asesinar a la primera ministra Kamla Persad-Bissessar y miembros de su gabinete. Se detuvo por dos semanas a Abu Sa’dat-trinidadi por sospecha de haber formado parte de la conspiración; posteriormente este pudo escapar hacia Siria, vía Venezuela, y unirse al Estado Islámico. Cabe señalar que Abu Sa’dat-trinidadi fue acusado en el 2010 por tenencia ilegal de armas de fuego y municiones (Cottee, 2016) (McCoy & Knight, 2017: 14).

Desde la aparición de movimientos radicales islámicos en Trinidad y Tobago, como Jammat-al-Muslimeen, comenzó un vínculo estrecho con el crimen organizado. Estos grupos radicales captaron la atención de las autoridades trinitenses, no por su vínculo con el terrorismo internacional, sino por la lucha contra el crimen organizado. El crimen organizado en Trinidad y Tobago cuenta con la infraestructura y la experiencia que beneficia al terrorismo internacional. Tienen experiencia en el lavado de dinero y el contrabando de armas y personas, que los convierte en el socio ideal (Badri-Maharaj, 2017: 179) Igualmente, el terrorismo internacional se podría beneficiar del hecho de que Trinidad y Tobago es un puente del narcotráfico desde Sur América hacia los Estados Unidos y Europa (de Arimateia da Cruz, 2016: 2).

Se podría señalar que en Trinidad y Tobago el terrorismo internacional y el crimen organizado son la misma cosa. Esa combinación es explosiva y ofrece un clima ideal para reclutamiento yihadista. Se calcula que existen en Trinidad y Tobago 100 gangas criminales, de las cuales gran parte se califican como gangas musulmanas. Se calcula que unas 21 gangas dominan gran parte de la capital trinitense; Puerto de España es administrado por estas y no por sus funcionarios electos. Muchas de estas gangas tienen una estructura, subcultura y organización muy similar a las maras centroamericanas, e incluso alguna ganga musulmana, como la denominada Unrulies, se han identificado como parte del Estado Islámico. Las organizaciones islámicas radicales han creado un Estado paralelo que ofrece servicios sociales, lo que aumenta su prestigio y apoyo popular. Los partidos políticos han coqueteado con las gangas, que con el tiempo han expandido sus operaciones fuera de la capital (Badri- Maharaj, 2017: 180) (McCoy & Knight, 2017: 21,24).

Un elemento destacado en la radicalización de los jóvenes musulmanes trinitenses son las prisiones. El país caribeño tiene una de las tasas más alta de población penal en el mundo. El sistema de prisiones en Trinidad y Tobago se ha convertido en un centro efectivo de radicalización musulmana. Hoy, las prisiones trinitenses son controladas por musulmanes radicales. Ser musulmán en el sistema de prisiones trinitenses se ha convertido en una necesidad por la seguridad y protección que brinda (McCoy & Knight, 2017: 24).

Como de igual manera las maras centroamericanas lograron exportar su modelo y subcultura criminal a otros países, preocupa a muchos que las gangas trinitenses logren exportar su modelo a otros países del Caribe, y con ello el islam radical. Muchos países del Caribe presentan situaciones parecidas a Trinidad y Tobago lo que permitiría expandir el extremismo y terrorismo en la región (McCoy & Knight, 2017: 26).

A esta situación, debemos añadir que la seguridad y los servicios de inteligencia son deficientes. Como se señaló anteriormente, las costas de Trinidad y Tobago son extremadamente porosas, lo que facilita el contrabando de armas y personas, en especial desde Venezuela. El sistema judicial no es efectivo para conducir procesos judiciales largos y el sistema de protección de testigos es muy deficiente, lo que permite la impunidad (Badri-Maharaj, 2017: 180).

Conclusiones

El yihadismo en Trinidad y Tobago representa un claro ejemplo de la capacidad del Estado Islámico para adaptarse y aprovechar la vulnerabilidad de un Estado caribeño como Trinidad y Tobago (McCoy & Knight, 2017: 29). Se trata de un modelo exitoso que muy bien puede ser imitado por grupos yihadistas en otras partes del mundo.

Trinidad y Tobago presenta todos los elementos necesarios para el desarrollo de la radicalización islámica y el yihadismo. El contubernio de partidos políticos y políticos que apoyan grupos radicales islámicos y el crimen organizado ha facilitado el trabajo de reclutamiento. No es extraño entonces, que Trinidad y Tobago sea el Estado en el hemisferio occidental con el mayor número per cápita de yihadistas. La marginalización social, la pobreza, y la inseguridad, junto a la Internet y las redes sociales, han sido grandes aliados para alcanzar ese sitial.

Por su localización geográfica, libertad de movimiento y debilidad del Estado, el país caribeño y la región, enfrentan la continua amenaza de sufrir atentados terroristas dentro de sus fronteras, y que desde su territorio se organicen y se puedan ejecutar actos de terrorismo internacional. Reiteramos que la fortaleza del yihadismo en Trinidad y Tobago está en la fortaleza del crimen organizado y su vínculo con las esferas de poder. No existe una política antiyihadista coherente, no existe voluntad y no hay consensos entre la población. Aun así, reiteramos que no existe la posibilidad de que Trinidad y Tobago se convierta en una república islámica (Badri-Maharaj, 2017: 185).

Los Estados Unidos y la comunidad internacional han solicitado, reiteradamente, a Trinidad y Tobago que endurezca sus leyes anti yihadistas y aumente la colaboración internacional. Específicamente, los Estados Unidos ha realizado encuentros con la comunidad musulmana en su embajada en Puerto España y ha financiado talleres anti extremistas en los Estados Unido, esfuerzos que no son correspondidos por el Estado trinitense (Robles, 2017).

Los retornados yihadistas trinitenses son una seria amenaza para la seguridad del país y la región. Dado el vínculo entre los grupos radicales islámicos y la política, existen voces que procuran que el retorno sea libre y sin restricciones. No hay consenso entre las fuerzas políticas trinitenses para cumplir con la resolución 2178 de la Organización de las Naciones Unidas del 2014 que obliga a controlar los retornados e informar sobre combatientes yihadistas, por lo que su cumplimiento está en duda. Ante la debilidad de los sistemas de seguridad e inteligencia en Trinidad y Tobago, este supuesto sería desastroso; considerando que se trata de un país con más 15 mil armas ilegales (Badri-Maharaj, 2017: 182).

No hay duda de que el primer paso para combatir el yihadismo en Trinidad y Tobago debe ser el dejar atrás las divisiones y el oportunismo político. Lamentablemente, mientras el país caribeño experimente un agravamiento de su situación socioeconómica por la mala gobernanza y la baja en los precios de los hidrocarburos, proporcionalmente, así será el incremento de su radicalismo musulmán y del yihadismo. En la medida que el gobierno trinitense sea incapaz de combatir el crimen organizado, el contrabando de drogas, de personas y armas, así también será el crecimiento y consolidación de la radicalización musulmana y el yihadismo (McCoy & Knight, 2017: 30).

Según el ex comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, el general John F. Kelly, “[…] las pequeñas naciones caribeñas están muy preocupadas por el retorno de extremistas islámicos con el objetivo de realizar operaciones terroristas, ya que no cuentan con la capacidad para enfrentar el problema. Una vez de regreso, pueden viajar libremente y potencialmente cruzar la frontera de los Estados Unidos” (T.A.) (de Arimateia da Cruz, 2016: 5). De igual forma, el general Kelly ha expresado la incapacidad de los norteamericanos de dar seguimiento a los movimientos de los yihadistas trinitenses (Baron, 2015).

Es muy probable, que la falta de sofisticación del yihadista trinitense ha evitado un mal mayor en Trinidad y Tobago y en la región. Recientemente, el Ministerio de Seguridad Nacional de Trinidad y Tobago creó el Grupo de Trabajo Interagencial de Contraterrorismo Nacional para corregir las deficiencias de comunicación e intercambio de información entre agencias gubernamentales trinitenses en la lucha contra el terrorismo. Sus objetivos son: detectar e impedir atentados y actividades terroristas en Trinidad y Tobago; e identificar, perseguir y procesar a terroristas (Departamento de Estado, 2016: 299-300). El Grupo de Trabajo aprobó el 1 de noviembre de 2017 una Estrategia Nacional Contraterrorista cuya implementación está aún en proceso, y creó una Unidad Anti-Terrorista dentro de la policía de Trinidad y Tobago (Alexander, 2017).

Aún está por verse el efecto que tendrá en la lucha anti-yihadista el esfuerzo anteriormente descrito. Son muchas las recomendaciones que históricamente se le han presentado a Trinidad y Tobago para lograr una mayor efectividad y cumplir con los compromisos internacionales. Reconocemos que algunas de esas recomendaciones se han iniciado pero su implementación ha sido tímida, por lo motivos expresados anteriormente. Entre esas recomendaciones encontramos las siguientes:

1. Mejorar el perfil del yihadista trinitense.

2. Mejorar la capacidad de inteligencia y seguridad con apoyo internacional.

3. Evitar el retorno de yihadistas trinitenses.

4. Crear un registro de imanes en Trinidad y Tobago.

5. Establecer un centro de rehabilitación del extremismo, utilizando la experiencia previa de Trinidad y Tobago en la rehabilitación de miembros de gangas y drogadictos.

6. Y establecer una política nacional consensuada por los partidos políticos que incluya a la sociedad civil, grupos religiosos y a las comunidades india y afrodescendiente (Fraser-Rahim, 2018).

Dada la realidad compleja del yihadismo en Trinidad y Tobago, y el grado de penetración del radicalismo islámico en el Estado, la comunidad internacional no debe esperar que sus llamados a endurecer la lucha anti yihadista y a que se cumplan los compromisos internacionales tengan un efecto real. Es necesario realizar una presión más directa y contundente por parte de la comunidad internacional, que podría llegar a las sanciones internacionales. No bastan los gestos y las manifestaciones de buena voluntad por parte de los gobiernos trinitenses. Obviamente, la comunidad internacional debe brindar un decidido apoyo al país caribeño, por quedar demostrado su incapacidad para enfrentar la amenaza.

Por último, la comunidad internacional debe apoyar que Trinidad y Tobago encuentre su propia estrategia y tácticas a seguir en la lucha contra el yihadismo. Advertimos que la importación de fórmulas europeas y norteamericanas que no tomen en cuenta la particularidad y especificidad del país caribeño están destinadas al fracaso.

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