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La inteligencia artificial invade la literatura

La inteligencia artificial invade la literatura

Ofelia Berrido

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[ciencia-literatura-estudios culturales]

La narrativa acuña en su seno la historia humana en una mutua convergencia de caminos: la unión de la mente ancestral con la mente nueva donde cada una crece y se reinterpreta en contacto con la otra. Este acto de reinterpretación se remonta a un proceso dual en que la narrativa permite que lo ajeno, a nuestro presente cotidiano, se convierta en familiar; y que lo familiar se convierta en extraño al ser visto desde la cosmovisión del otro. Para decirlo de otra manera, desaprendemos parte de nuestra propia perspectiva para abrirnos a la capacidad de ser otro o distinto y, por tanto, entender a partir de nuevos significados. Cada uno es engrandecido por el otro como muestra fehaciente de la interdependencia del lector y el escritor. De esta manera, el círculo hermenéutico (interpretativo) de la lectura apunta a un diálogo mutuo en el sentido etimológico de dia-legein (de lo uno a lo otro-razonar, definir). Intercambio entre dos entes desde posiciones y cosmovisiones individuales y únicas, diferencias que se dan para aprender de las mismas.

Pero nos ha alcanzado la cuarta revolución industrial con su aspiración de innovación y sus avances tecnológicos exponenciales: sus sistemas ciber-físicos, industrias y productos inteligentes, la Internet de las cosas y servicios, la hiperconectividad y el “Big data” [data grande]. En muchos ámbitos como en la Medicina y en la Educación los logros para la humanidad son extraordinarios y de gran beneficio (en manos éticas), pero en el ámbito de la creación escrita el asunto resulta perturbador. Todos los que han tenido contacto con computadoras han utilizado los procesadores de palabras que permiten corregir la ortografía de los textos, buscar sinónimos, antónimos, traducir textos, buscar y realizar referencias sin ningún tipo de errores e incluso las últimas versiones sugieren frases y hasta párrafos para completar nuestras ideas. Se han desarrollado Procesadores de lenguaje natural (PLN) que desde hace un tiempo ayudan al estudio de la Lingüística y la Literatura. Según Hirschberg y Manning (2015) los PLN “emplean técnicas computacionales con el fin de aprender, entender y producir contenidos con lenguaje humano”.

W. Randolph Ford, inventor graduado en psicología experimental, PhD en Inteligencia Artificial de la Universidad John Hopkins y actual jefe del área de investigación de QwikIntelligence Inc., profesor de Analítica del Departamento de Ciencia de Data de “Harrisburg University of Science and Technology” [Universidad de Harrisburg de Ciencia y Tecnología] se ha destacado por varias patentes de procesadores desde 2003 (Justia Patents, 2003, 2005, 2009), pero hay otros importantes científicos y compañías que trabajan en ello. Estos procesadores permiten determinar las palabras que tienen afinidades; estudiar frases completas y determinar posibles significados e incluso, determinar por el tipo de palabras utilizadas y su frecuencia las emociones que quiere transmitir el texto o las que abrigaba el autor al escribirlo (Glorot et al., 2011). Además, puede brindar síntesis del discurso, análisis del lenguaje, respuestas a preguntas, recuperación y extracción de información… Gran cantidad de personas se han beneficiado del procesador de palabras. El más reciente PLN resulta de gran ayuda para los escritores, estudiosos de la literatura, profesores y estudiantes ya que, según el objetivo que se busque, permite realizar análisis morfológico o léxico, sintáctico, semántico y pragmático. En el campo del PLN la inteligencia artificial es enlazada con la lingüística para estudiar las interacciones entre tecnología y lenguaje humano. Hasta aquí, como puede observarse, todo resulta positivo y de gran utilidad.

Pero la versión más avanzada del PLN es capaz de crear no solo noticias verdaderas o falsas sino de crear literatura: nuevas novelas, relatos, cuentos, ensayos, poesías, en fin… todo tipo de literatura y noticias a partir de la información acumulada en la Internet que, por supuesto, incluye la literatura de todos los tiempos. El “Big Data”, tecnología de almacenamiento de grandes cantidades de datos, y los procedimientos adoptados para encontrar patrones repetitivos dentro de esos datos dan soporte al programa. Este sistema permite que las tareas puedan beneficiarse de técnicas sin supervisión siempre y cuando existan suficientes datos. La máquina aprende sola y lo hace desde textos sin formato. Recientemente, esta avanzadísima versión del PLN llamada GPT2 fue presentada de manera pública. La compañía que creó esta nueva versión asegura tener como misión: “asegurar que la inteligencia general artificial beneficie a toda la humanidad”. No obstante, reconocieron, que en manos indebidas el sistema podría resultar peligroso (OpenIA, 2019).

En este siglo el paradigma mimético de Aristóteles ha sido utilizado por los creadores de los nuevos mundos tecnológicos para componer narrativas artificiales, imitando lo humano. El imaginario es reemplazado por el paradigma productivo a través de redes neuronales artificiales. Estamos en pleno riesgo de que se arranque de raíz el legado de la narrativa humana que deja huellas del sentir y de la historia de los pueblos. Y así, el mundo del silicio, de los algoritmos y de los chips crea una imaginación artificial que escribe la nueva literatura. Se trata de la reproducción de palabras y frases de mayor interés según el tema de que se trate. La selección se realiza a través de algoritmos de aprendizaje (fórmulas probabilísticas). Utiliza el “Machine Learning” [aprendizaje automático] que en su uso más básico usa algoritmos para mapear datos, aprender de ellos y luego ser capaces de hacer predicciones (Rodríguez, 2018). En el “Deep Learning” [aprendizaje profundo], la máquina aprende a través de ejemplos y “extrae una representación significativa de cada revisión de una manera no supervisada”. Las áreas de aplicación y focos de investigación principales del “Deep Learning” son las siguientes: el lenguaje natural y el procesamiento de textos, la recuperación de información y el procesamiento de información multimodal, habilitados por el aprendizaje profundo de tareas múltiples (Li Deng y Dong Yu, 2014).

Se trata de la Literatura de la era de las máquinas. Danza virtual de contenidos programados, narrativas creadas quien sabe con qué fines ulteriores. Palabras y frases seleccionadas por su valor probabilístico y su fin ulterior. Calcos transformados por programaciones. Literatura convertida en data que se desmembra y une en forma de narración. Sin lugar a dudas, la creación tendrá otro significado: será realizada por la IA que suplanta la mente humana en su más altruista función, la de crear arte como expresión del espíritu. Las empresas tecnológicas penetran con sus máquinas para la creación de un nuevo mundo donde la verdad puede no tener valor. Todo es programado. Todo es data, convertida en información y en conocimiento probabilístico.

La fecunda imaginación humana que faculta al escritor para la creación de magníficos textos escritos corre peligro. Y con ello, la capacidad para producir y simular nuevos objetos, personas e ideas con el ojo de la mente; la representación de objetos reales o ideales; la recreación de experiencias pasadas; la potencia de solucionar problemas, evocar y crear nuevos mundos con una selección de palabras y frases que manifiestan el espíritu humano… ¿De qué servirá ahora? No se trata de una imaginación infecunda atada a fantasías sino de una imaginación enlazada a las necesidades de la sociedad dando soporte a la vida y ayudando a su transformación en todo el ámbito que concierne a lo humano. Todo ello se va dejando de lado para anunciar el arribo de una literatura automatizada, manipulada. Cuando recordamos que la imaginación humana es signo de vida se convierte de inmediato en un problema filosófico de gran magnitud sobre el cual debemos reflexionar.

¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo podemos escapar de un sistema que anuncia el fin de todo menos de sí mismo? ¿Hoy lo real y lo irreal se convierten en una imitación vacía del otro? Plagiada la imaginación por las máquinas equivale a la desaparición del ser pensante, el ser humano y su huella, la literatura y sus efectos positivos sobre las generaciones venideras. ¿Hay supervivencia posible para la imaginación humana, después de está deconstrucción? Creo que estamos en peligro de que la obsesión por la tecnología pueda terminar con la cultura tal como la conocemos. Porque en nuestra cultura el ser humano tiene un papel ético, artístico y político que desempeñar. Hemos estado expuestos a la manipulación de información, de interpretaciones, de significados, historia y valores, pero jamás en una magnitud como la actual. ¿Es posible que la imaginación vuelva a ser humana una vez que la verdad haya sido completamente borrada del escenario de existencia?

¿Qué hacer frente a la lógica de la transposmodernidad, época de las máquinas que se acompaña de su propia ideología con el aplazamiento interminable y retroceso infinito de las libertades humanas? La “Singularidad” (IAS, la inteligencia artificial sobrehumana) se va haciendo plenamente visible a medida que se multiplican, exponencialmente, la tecnología y sus efectos. Los significados desaparecen, todo es igual. Y mientras el abismo está a dos pasos, vivimos la ceguera de Saramago en la que nos olvidamos de la responsabilidad que significa poder ver cuando otros no pueden. Y así este nuevo mundo nos recuerdan sus palabras: «Hay en nosotros una cosa que no tiene nombre, esa cosa es lo que somos» (Saramago, 1995). La IAS amenaza con destruir esa cosa sin nombre, vital y transcendente: el Ser de la naturaleza humana. La intuición grita, pero todos estamos ciegos y sordos.

Los poseedores del poder tecnológico son parcos al hablar de los riesgos. La promoción y mercadeo masivo de los aspectos positivos (importantes y dignos de ser reconocidos como aporte a la humanidad) de la nueva tecnología ha opacado los riesgos, lo que les ha permitido actuar libremente. Y así, “si nadie se queja ni da cuenta de lo que pasa”; “entonces, se puede actuar libremente” (Kearney, 1988). No les interesa ser escuchados. Están en libertad de hacer y ese máximo poder no necesita de discursos abiertos que evidencien sus intenciones. Sus inventos a favor de la humanidad pesan demasiado, pero el precio a pagar es excesivamente alto. Con todo, el Congreso de los Estados Unidos realizó audiencias tras los escándalos por invasión a la privacidad provocados por ciertas empresas responsables de sitios de redes sociales y, ante el avance de la Inteligencia artificial (IA) realizó tres audiencias con expertos de las más reconocidas compañías tecnológicas de su país para asegurar, según explicaron que se preserve la vanguardia tecnológíca de los Estados Unidos respecto a la IA. Miembros del congreso puntualizaron, además, que buscaban asegurar acciones éticas, orientadas a la diversidad y a las mejores prácticas. Los ejecutivos y científicos citados aprovecharon para explicar las ventajas de la IA y para explicar la importancia de recibir mayores fondos para la investigación. Todos realizaron planteamientos positivos y convincentes, presentando sus aportes a múltiples industrias. Fue interesante y esperanzador ver que el congreso se preocupa por conocer con cierta profundidad estos importantes asuntos porque las legislaciones al respecto son vitales.

Como humanos al refutar la imitación, sin origen (nombre) o con origen falso, reconocemos que más allá de la máscara (máquina) hay un rostro ominiabarcante con intenciones y fines específicos. Los modelos convencionales de imaginación, nuestras nociones del sí mismo y de otros se volverán cada vez menos seguras e irán desapareciendo con el advenimiento y avance exponencial de la lA. Poco a poco, los sentidos nos traicionan: todo se ha vuelto indiferente. Lo desconocido (las máquinas y la automatización) se ha vuelto familiar y lo nuevo habitual. En todas partes se sospecha las maquinaciones del mundo de hoy, pero el silencio es general. Los pocos despiertos claman en el desierto y su retórica no tiene trascendencia. Estamos muy ocupados con banalidades, jugando los juegos que juega la gente. Los escritores queremos ser escuchados y respetados en nuestra alteridad. ¿Pero qué diríamos? Estamos enfrentados a un vacío peor que el existencial. La mente y el corazón del hombre y la mujer se resisten a la asimilación de procesos deshumanizantes.

¿Qué estamos viviendo? ¿Los pródromos del apocalipsis? Estamos en el centro de la peor comedia humana que hayamos atravesado, y de tanto reír da deseos de llorar. Y como la comedia y el drama son caras de una misma moneda, la angustia provocada por la tragedia de la existencia parece no darle respiro al ser humano. Entonces, ¿cómo podemos combatir esta expansión de la tecnología del simulacro en nuestros espacios interiores y exteriores? ¿Dónde vamos a encontrar un lugar en el que podamos comenzar a imaginar proyectos alternativos de existencia social que contrarresten con la parálisis a la que la sorprendente tecnología nos induce? ¿Qué hacer para evitar este control no solo de la comunicación en masas sino del arte mismo reconocido, a través de los tiempos, como sede de la resistencia frente a todo lo que daña a la humanidad?

Reflexionemos para actuar en consecuencia. ¡Evitemos la desaparición de lo humano!

Nota

Al citar favor usar:

Berrido, O. (2019). “La inteligencia artificial invade la literatura”. Universidad de Puerto Rico en Humacao: Exégesis. Núm.2. Segunda Época.

Referencias

Glorot, X., Montreal, I. Bordes, A, Bengio, Y. (2011). Domain Adaptation for Large-Scale Sentiment Classification: A Deep Learning Approach [Adaptación del dominio para la clasificación de sentimientos a gran escala: un enfoque de aprendizaje profundo]. Canada: Université de Montréal. Recuperado de URL: http://www.icml-2011. org/papers/342_icmlpaper.pdf

Hirschberg, J. y Manning, C. (2015). Advances in natural language processing [Avances en el Procesamiento del Lenguaje Natural]. Science 17 Jul 2015: Vol. 349, Issue 6245, pp. 261-266. DOI: 10.1126/ science.aaa8685

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