Estudio: La violencia en las parejas comienza temprano

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LA VIOLENCIA EN LAS PAREJAS COMIENZA TEMPRANO

Las relaciones de pareja saludables se caracterizan por el respeto, la confianza, el apoyo mutuo, la honestidad, la capacidad para aceptar la responsabilidad de los sentimientos y comportamientos que uno tiene, la capacidad para negociar y solucionar conflictos de manera justa y la ausencia de conductas amenazantes. Cuando observamos la alta incidencia de violencia que se viene dando en las familias, nos damos cuenta que las relaciones de pareja en nuestra ciudad sociedad? no son tan saludables.

En las relaciones saludables hay: respeto, confianza, apoyo, honestidad, responsabilidad, negociación y ausencia de amenazas.

Preocupadas por el alto índice de violencia intrafamiliar, la Secretaría de Educación, Cultura, Género y Juventud de la Gobernación del Departamento de Santa Cruz y la Carrera de Psicología de la UPSA, realizaron una investigación sobre la prevalencia de violencia en el noviazgo de estudiantes universitarios, a cargo de Liseth Amelot Pinto y la Dra. Marion K. Schulmeyer, para ver qué pasa en las relaciones antes de que los jóvenes se casen. Para ello, se encuestó a 1.499 estudiantes de 14 universidades de la ciudad, que se encontraban en una relación de pareja, con una edad promedio de 21 años. En general, se sabe poco de las relaciones que tienen los jóvenes, y se tiende a ignorar la violencia que se puede dar en las relaciones de enamorados o cortejos, minimizando su importancia, tal vez por creer que los jóvenes están “aprendiendo” a relacionarse o por creer que la relación no es algo serio todavía. Hasta cierto punto, puede ser verdad, ya que la violencia se va haciendo presente de manera gradual y muchas veces no se hace evidente mientras la pareja no convive. Sin embargo, la violencia constituye un riesgo importante para los jóvenes. La violencia crece de manera gradual y se manifiesta con toda su fuerza cuando la pareja convive.

Algunas investigaciones identifican ciertas conductas que deberían alertarnos en una relación, como son: el control y aislamiento, la agresividad verbal, la incapacidad del otro para reconocer sus errores, humillaciones y desvalorizaciones. Otras, destacan la presencia de algunos factores de riesgo como: el que nuestra pareja haya vivido situaciones de violencia en su familia de origen, que tenga actitudes machistas respecto a los roles de género, que no sepa controlar su consumo de alcohol o que sea incapaz de controlar su frustración ante pequeños inconvenientes.


Entre nuestros universitarios notamos la elevada presencia de algunos de estos factores y su relación con una mayor presencia de violencia en la pareja. Por ejemplo, encontramos que hay significativamente más violencia psicológica, física, sexual y económica, en las relaciones de los y las estudiantes que habían observado violencia entre sus padres, los que fueron maltratados en la infancia y los que se excedían en el consumo de alcohol con sus parejas. Situación Preocupante Consideramos que, las respuestas recogidas de los estudiantes de Santa Cruz, sobre la violencia en sus relaciones deberían preocuparnos. En el 98% de las relaciones los y las estudiantes reportan algún tipo de Maltrato Psicológico, el 25% Físico y un 10% Sexual.

La pareja es más violenta si observa maltrato en su casa o si fue maltratada en la infancia.

Como decíamos, las relaciones saludables se caracterizan por el respeto y la confianza mutua, sin embargo, estos casi no existen en las relaciones de nuestros universitarios si tomamos en cuenta la magnitud del control que mujeres y hombres ejercen sobre su pareja. Si comparamos nuestras cifras con las que recogen investigaciones similares realizadas con estudiantes universitarios de Colombia, México y Chile, entonces nos damos cuenta que hay algo que no estamos haciendo bien, y que tal vez, deberíamos ayudar a nuestros jóvenes a encontrar otras formas de relacionarse (Rey-Ancona, 2009; Vizcarra & Póo, 2011).

Porcentaje de estudiantes cuyas actividades son controladas por su pareja 100 80

80 61

60

48

40

35

20 0 Bolivia

Colombia

México

Chile

Al parecer, las relaciones de los estudiantes universitarios de nuestra ciudad se caracterizan, por ser controladoras y basadas en la inseguridad. Observamos a continuación los resultados de nuestro estudio comparados con los de una muestra similar obtenida en Colombia, que es la que más se aproxima a nuestra realidad (ReyAncona, 2009) y en todo puntuamos más:


100

98 %

Comparación entre estudiantes bolivianos y colombianos 80 %

80

68 %

57 %

60

44 %

40 20 0 llama varias veces al día

controla actividades

acusa infidelidad

Bolivia

cobra asuntos revisa mi bolso pasados

Colombia

Nos encontramos con un panorama sombrío sobre el buen desarrollo de las futuras relaciones de pareja de nuestros jóvenes si tomamos en cuenta que el control excesivo y el haber vivido relaciones violentas en casa son dos predictores importantes de futura violencia en las parejas, y el control está presente en casi todas las relaciones y 1 de cada 3 universitarios han vivido relaciones violentas su casa. Encontramos presencia de violencia física moderada en 1 de cada 4 parejas (en orden de mayor a menor presencia tenemos: arañazos, jalones, lanzarse objetos, apretarse y morderse). Seguimos puntuando un poco más que otros países. Por ejemplo el “tirar objetos o golpear cosas” se da en el 21% de los estudiantes bolivianos, 18% de los españoles y 8% de los colombianos. Sí encontramos diferencias cuando la violencia se hace más extrema, ya que ésta es experimentada con más frecuencia por las mujeres que por los varones. Este tipo de violencia estaba presente solo en el 2% de la muestra.


Frecuencia de respuestas violencia física extrema 12.0 10.0 8.0

V casi siempre

6.0

V siempre

4.0

M casi siempre

2.0

M siempre

0.0 hirió con objeto cortopunzante

asfixió

quemó

Finalmente, la violencia sexual, considerada como el ser forzado a tener relaciones sexuales, se da solo en el 10% de las parejas y no encontramos diferencias entre varones y mujeres ni en la frecuencia con que este tipo de conductas se da en otros países. En general, la presencia de los distintos tipos de violencia es similar en varones y mujeres en todos los estudios, algunos autores plantean que el modelo abusador-abusada no siempre es aplicable en población adolescente o universitaria porque la distribución del poder es más igualitario, (es poco frecuente que uno tenga el control económico del otro, aunque sabemos que hay muchas formas de ejercer poder sobre el otro). De hecho, en nuestra muestra el maltrato económico está presente principalmente en los universitarios mayores, en los que las mayores puntuaciones se dan por el control de gastos o la representación de obsequios (15%). Diferencias Buscamos la presencia de diferencias significativas entre los y las estudiantes y encontramos algunas. Por ejemplo, en relación a conductas asociadas al maltrato psicológico, se encontró que los hombres controlan a las mujeres más que ellas a ellos. Ellos controlan sus actividades cotidianas y llaman varias veces al día en una proporción significativamente mayor que las mujeres. Sin embargo, las mujeres se destacan comprándolos negativamente, diciéndoles groserías, acusándoles de ser infieles y burlándose de sus deseos sexuales. En relación a las conductas sexuales, los hombres afirman con mucha más frecuencia que las mujeres, que éstas los tocan vulgarmente (17% de los varones, 5% de las mujeres).


Finalmente, se encontró que las mujeres exigen a los varones, más que los varones a las mujeres, que se les entregue dinero (aunque esta conducta fue mencionada sólo por 4% de la muestra). Qué hacer Consideramos que las formas poco sanas de relación que hay entre nuestros jóvenes se pueden deber a que en sus familias no tienen modelos adecuados de los que puedan aprender o, a que la dinámica social da a los chicos y a las chicas espacios de interacción marcados por la diferenciación de los roles masculinos y femeninos. La distribución de poder más igualitario que se da entre universitarios (ambos tienen acceso a educación y al control de sus propios medios económicos, en mayor o menor grado) contrasta con expectativas sociales, todavía tradicionales de lo femenino y lo masculino, en las que las mujeres deben ser controladas dentro de sus casas y los varones deben habitar libremente el espacio público. Dando como resultado la necesidad de las mujeres de saber qué hacen en su libertad los varones, negándose a quedarse en sus casas, y ocasionando la pérdida de control de los varones que deben saber exactamente qué hacen ellas cuando no están siendo “supervisadas”. En la medida en la que las sociedades se definen de manera menos antagónica los roles y las características de lo femenino y lo masculino, las personas comienzan a reconocerse como tales y resulta más fácil establecer relaciones horizontales donde la comunicación va dirigida a construir la relación. Debemos enseñar a nuestros jóvenes las características que tienen las relaciones sanas y cómo se logran construir, desde el colegio y continuar en la universidad. Se debe enseñar a los jóvenes a comunicarse, respetarse, ser honestos, cumplir con compromisos, aceptar sus responsabilidades y a negociar y solucionar sus conflictos para construir una sociedad mejor. Todas estas habilidades se pueden aprender. Se puede aprender, por ejemplo que: • al comunicarse, deben tratar de a) escuchar lo que el otro dice, b) asegurarse que entiende lo que el otro quiere comunicar, c) responder. Esto es básico para poder recibir lo que la pareja siente y piensa, y lo que más fácilmente se deteriora en las relaciones. Las personas rápidamente se saltan el escuchar y asumen que saben lo que el otro quiere decir. • a respetar, es decir, a aceptar y recibir positivamente las ideas y existencia del otro como es, sin invadir sus espacios personales, físicos y emocionales. • a ser honesto, a hacer lo que dice, porque esto es el pilar fundamental de la confianza, sin ella, con seguridad la relación es un fracaso. Las personas honestas comunican sus expectativas claramente a los otros, admiten sus errores y expresan lo que realmente sienten. • a ser confiable, a mostrarse integro, y apoyar al otro, a mantener los compromisos y promesas que se hacen.


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