Juguetes madera - Hugo Kükelhaus Traducción / Claudia Sohlemann - REVISTA URBANAENLINEA

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El valor de los juguetes de madera Hugo Kükelhaus * Traducción / Claudia Sohlemann **

Desde que el hombre descendió del árbol para volverse civilizado, los juguetes de madera lo han mantenido hechizado. Un poco de nostalgia queda todavía, pues la madera aún se muestra mágica, vive, y se refleja en el juego. Si un adulto le quiere regalar a un niño un juguete que sea algo más que un pasatiempo, se encuentra ante una difícil decisión : solo logrará decidir lo correcto, si descubre al niño que lleva por dentro; si lo logra, instantáneamente verá el mundo con otros ojos. Verá un atardecer, la luna, una rosa, un árbol con los ojos de alguien que nació sin ver y de repente puede hacerlo. Le parecerá como si esas imágenes no fuesen algo extraño a su existencia, extraño a su ser, sino algo asombrosamente conocido que se da en sí mismo. Esta es la etapa de desarrollo del niño en la cual experimenta el mundo exterior como su mundo propio donde se encuentran unidos cuerpo y alma. Camina por un campo de flores, se inclina sobre una margarita diciéndole: " Quiero besarte". Se lleva un ramito a casa, acaricia la piel de su conejo y se siente feliz. Tocando, oliendo, probando, viendo, oyendo, hablando, cantando y bailando se mueve el niño en el mundo: Comprende a través de tocar y ser tocado. De la misma manera sucede con los materiales ( material viene de latín mater que significa madre), los cuales conforman su mundo más cercano; las cobijas de lino y lana, el cuero de los zapatos, la maleta para la escuela, el vidrio, el metal de los cubiertos, la madera de la cama, los asientos ... . Pero ningún material muestra como la madera, en cada pedazo, en cada tabla, listón o en un simple fósforo, de manera tan visible, las huellas lineas y ruinas de su pasado, su crecimiento, lo que es y lo que fue; su hogar, su clase; si pino, roble, arce o caobo, cada uno un ser en sí. Todo esto está al alcance de la mano del niño. La razón: En la edad temprana las yemas de los dedos están dotadas cerca del triple de fibras nerviosas para sentir, experimentar, y palpar que en un adulto. La ciencia nos deja saber que por razones del desarrollo prenatal del organismo, las manos son órganos del pensamiento. La capacidad del pensamiento abstracto es alimentada instintivamente por las manos. Debido a sus marcas especiales de crecimiento ( las cuales aparecen como vetas) la madera condiciona la construcción y la forma de los objetos que son hechos con ella. Esto es válido en


su utilización en la construcción, en el taller de un carpintero, en una ventana, un tablón de piso o un juguete. Y, sorprendentemente la forma constructiva de la madera, es decir su lenguaje es también el lenguaje del movimiento de las manos; así como se entrelazan los dedos de las manos se une la madera cuando se ensambla, se espiga a través de cuñas y tarugos, muescas y cortes. Así reconocemos con los ojos, los dedos y con todos los sentidos en lo construido en madera el lenguaje de nuestras manos. Podemos decir sin temor a exagerar: Los juguetes de madera se mueven conforme a nuestras manos. Una relación intima entre persona y objeto es solo posible con los objetos cuyo material se ha desarrollado a través de procesos de crecimiento de un ser vivo que hacen sentir entre más los conocemos la historia de su vida. Su pasado se vuelve futuro

*Hugo Kükelhaus Nacido en Alemania en 1906 en Essen, filósofo, sicólogo y arquitecto. Desarrolló gran variedad de juegos de madera conocidos. Compilador de varias publicaciones en la materia, así como promotor de varios seminarios con la temática:" Palpar, Sentir, Formar." ** Claudia Sohlemann Arquitecta con especialización en Gerencia de Diseño


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