Una creaciรณn de Martha Saffo
Nยบ 10
Mayo 2020
Mabel recargada
Montadas para TikTok En el número anterior de PlayCross hablábamos acerca de cómo nuestro crossdressing se había resignificado a partir de la imposición de la cuarentena, que nos cambió la vida a todos y, de alguna manera, nos devolvió al closet. Haciéndole frente al oprobio del coronavirus, ya no se trató solo de Noches Cross virtuales desarrolladas por Zoom, sino también del uso de TikTok, una plataforma relativamente nueva que ya actúa como un gran incentivo para cultivar nuestra faceta femenina. ¿Por qué está buena? Porque nos permite hacer aflorar nuestro lado más histriónico frente a la cámara de manera rápida, a partir de la mímica de los audios originales que se van rescatando de otros posteos. Vestidas para la ocasión, se puede lograr una pieza muy graciosa para compartir en Facebook, Instagram o vía Whatsapp, principalmente. Además, si no hay demasiado tiempo disponible, es posible recurrir a los filtros de la plataforma para aparecer automáticamente maquilladas de distintas maneras, aunque por supuesto que no es lo mismo que hacerlo de manera manual. Claro que si se trata de buscar un look disparatado -incluso con sombreros incluidos-, aquel recurso resulta muy apropiado. Más allá de que TikTok también tiene sus detractoras por creer que se trata de narcisismo puro, la tecnología nos juega a favor de nuestro lucimiento y creatividad. Aunque nada se compara a la posibilidad de salir y mostrarse como una chica en público, un placer solo reservado para épocas normales...
El staff Dirección, edición y diseño: Valeria Campbell Colaboraron en este número: Adriana Araya Chazarro, Gabriela Binder, Micaela Soledad Daji, Paula Fetisch, Andrea Luz Clara González, Nazaretha Gugliotto, Gabriela Ivy, Alexia Montes, Alma Sativa, Paula Villanueva y Karina Bazán Carpintero. Arte de tapa y retoque fotográfico: Ale Fernández PLAYCROSS MAYO DE 2020 HTTPS://ISSUU.COM/VALERIACAMPBELL2
La Noche Cross en tiempos de Zoom por Valeria Campbell Casi ninguna de las chicas que participamos en las Noches Cross virtuales conocíamos Zoom antes del comienzo de la cuarentena. Pero resultó que esta aplicación terminó siendo fundamental para suplir los encuentros en vivo, suspendidos desde el 20 de marzo debido a la pandemia. Por supuesto que nunca será lo mismo que encontrarse cara a cara, pero el software sirvió para hablar sobre el crossdressing y unirnos en el análisis de su problemática. El meeting virtual que se realizó el viernes 1º de mayo fue especialmente bueno, ya que el intercambio de opiniones tuvo un hilo conductor muy claro y no se perdió en chistes y acotaciones de ocasión. Fue una charla de unas tres horas y cincuenta minutos entre 16 personas, durante largos pasajes muy profunda. ¿En qué medida blanquear nuestra condición puede ser beneficioso o perjudicial ante nuestros familiares y amigos? ¿Cómo llevar adelante una relación matrimonial o de pareja si al mismo tiempo queremos desarrollar nuestra sexualidad por otros caminos? Esos fueron algunos de los tópicos desarro-
llados durante ese ida y vuelta, en el que salieron a la luz vivencias muy disímiles de cada una según los contextos familiares, la edad biológica, el lugar de residencia y otras cuestiones. Fue especialmente gratificante tener en pantalla a varias chicas que, por uno u otro motivo, nunca pudieron asistir a las Noches Cross de manera presencial. Varias de ellas viven en otras ciudades de Argentina e incluso en el exterior, como la ecuatoriana Raquel, que además de hablar sobre sus gustos y su modalidad de crossdressing, también contó cómo pudo salir adelante del contagio por coronavirus, en un relato muy esclarecedor. En tanto no se pueda volver a asistir en vivo a las reuniones, no está nada mal entrar a estas reuniones ingresando el correspondiente número de ID (es muy fácil) para empezar a compartir sentimientos. Estos cónclaves por Zoom entre chicas cross no hacen más que replicar lo que sucede en todo el mundo, que para disimular la distancia social ha recurrido a este software, tanto para grupos de trabajo o de amig@s.
El probable camino hacia la "crossdemia" Por Micaela Soledad Daji
Nos toca vivir un momento histórico a nivel mundial, en el que permanecemos aisladas de todas las costumbres, obligaciones -en algunos casosy nos distanciamos de afectos queridos. Incluso, algunas están alejadas de su lado B, ya que no se puede ejercer ese deseo de exteriorizar el perfil cross por diferentes razones: por la imposibilidad de montarse, por no poder compartirlo como en la Noche Cross o debido a que el sitio no es apropiado por falta de privacidad. Dentro de esta circunstancia se ponen en juego muchas cosas, pero creo que la principal y nada sencilla es el desafío de encontrarse con una misma. Y en esos instantes de introspección quizás surja la difícil pregunta: ¿Quién soy? Este cuestionamiento va más allá de una profesión o de un título que tengamos. En esta época de cuarentena, es llegar a “ver” e indagar sobre quién soy internamente, ya que este aislamiento nos enfrenta al espejo de nuestro interior más oculto. Incluso, el encierro actúa sobre los temas reprimidos por las obligaciones diarias, la vida cotidiana que “tapa” de manera consciente o inconsciente nuestro “Yo” interior.
Un ensayo acerca de cómo la pandemia puede modificar nuestro paradigma cross
De ahí en más, cabe plantearse qué haré con esto que podemos descubrir en lo profundo de nuestro ser. Según la resiliencia que seamos capaces de exhibir, la situación deriva en cómo voy a dirigir mi vida tras el coronavirus: ¿“tiro los tacos“ o los adoptaré con más frecuencia?, puede ser el interrogante. Asimismo, tal vez buscar más ocasiones para dejar salir a la crossdresser o cristalizarlo en la
realidad de manera continua, según los deseos de cada una. Sea cual fuere, la definición que tomemos no será fácil, pero sí seguramente significará una respuesta sincera para con nosotras mismas, con nuestro más y profundo deseo. Ese que nos moviliza de alguna forma. Quizás, estos tiempos de pandemia se transformen en “tiempos de crossdemia”, un lapso en el que sea posible expandir nuestros gustos y deseos para llegar a sentirnos completas y satisfechas, sin ataduras emocionales o sociales. Todo tiene un tiempo y es distinto para cada una. Ojalá llegue nuestro momento para concretar lo que realmente queremos. Nada es casual, tal vez sea una oportunidad única, nunca dada, nunca imaginada. Es mi deseo que cada una tome de este período tan particular lo más positivo para ser feliz en todo sentido. Proyectar el futuro y dar los pasos necesarios para cumplirlos, aunque sea de a poco, pero tener fija la meta a la que queremos llegar. Como dije en algún artículo anterior: por más altos que sean los tacos, dar los pasos firmes para llegar al fin que cada una se haya propuesto.
Hentai
Aquellos dibujitos para erotizarnos
Por Andrea Luzclara González ¿Cuántas veces recibiste solicitudes de amistad con fotos de perfil con "dibujitos"? ¡Apostaría que muchas! Bueno, si esos dibujitos seguían el estilo del animé (los dibujos animados japoneses) entonces se trataba de hentai. Fuera de Japón, se conoce como "hentai" al animé o manga (dibujos no animados japoneses) pornográfico. En Japón, "hentai seiyoku" ( ) se refiere a un placer sexual "perverso"; vale decir, fuera de lo "normal". Hay sitios que funcionan como "galerías" de hentai donde se pueden buscar aquellas situaciones que nos erotizan, tales como el lesbianismo (yuri), el cuckolding, sometimiento/humillación, las sissies (traps u otokonoko) y las mujeres transgénero o travestis (futanari), por nombrar algunas. O incluso personajes de series/películas (animadas o no). También las clásicas fantasías que incluyen a policías, maestras, profesoras, enfermeras, monjas y otras profesiones. En el hentai suele haber cuerpos de proporciones irreales, pero también siluetas cercanas a la realidad. Si por el contrario te gusta lo fantástico, hay situaciones con seres sobrenaturales como ogros, centauros, brujas o sirenas. La gran ventaja del hentai es que lo que se plasma puede no existir, y por eso toda fantasía está al alcance de nuestras manos. Todo depende de qué escenas nos gusten. Ahora bien: el hentai es un primer estímulo visual y juega mucho qué le sumamos al contemplarlo: qué pensamos, qué fantaseamos, hacemos o decimos ante la situación que estamos viendo. Darnos el lugar para pensar qué ocurrió antes, durante y después. No es buena idea ver un dibujo y pensar que si eso no nos lleva al orgasmo, entonces el hentai no es lo nuestro. Lo usual es ver varios dibujos para llegar a ese punto.
変態性欲
Por otro lado, no cualquier estilo -técnica de dibujo- es para cualquier persona, dejando de lado el contenido, es decir la fantasía en sí. Un dibujo puede plasmar nuestra fantasía perfectamente, pero el estilo no nos atrae y por eso la obra en sí no nos excita. Es importante notar qué estilos o autores nos mueven y buscar más de eso. La primera barrera que debemos romper para disfrutar del hentai es permitir erotizarnos por algo que no existe. Pero, en cierto modo, esto pasa también con el porno, ¿o estaremos con esa actriz de la película? Al principio puede parecernos extraño desear un dibujo, pero si recorrés tu memoria encontrarás personajes animados de series, películas y/o comics que te estimularon. ¡Que no te dé vergüenza! No está mal disfrutar de nuestra sexualidad de la forma que queramos, mientras lo hagamos en el marco de la ley.
Sueños de carnaval: momentos que me marcaron para siempre
Por Gabriela Ivy Corría 1986, mi abuela materna acababa de fallecer, era febrero y estábamos en pleno carnaval, de la época en que los niños les arrojaban bombuchas a las niñas, con el machismo hasta en las pequeñas cosas. Me crié en José León Suárez, a tres cuadras de la villa la Cárcova sobre Avenida Central, que conecta Avenida Márquez con el camino del Buen Ayre. Por ende, la ruta de las comparsas pasaba por mi casa. En aquellas épocas no existía un Netflix que nos entretuviera, así que salíamos a la calle para ver el festival colorido. Había mucho ruido, pero por sobre todo me llamaban la atención aquellas mujeres grandotas. Con 5 años sabía que eran travestis, era algo que no me cuestionaba ni se los cuestionaba a ellas. El hecho de que una persona con rasgos biológicos andróginos saliera a la
calle a bailar con una bikini multicolor de flecos no me resultaba para nada polémico, al contrario: era lo más llamativo. Esas chicas irradiaban algo más que el resto, evidentemente esa sensación me quedó grabada en la psiquis. Apenas recuerdo al resto de las personas; tan sólo a ellas. Habíamos salido pocos años antes de la dictadura y luego vendrían los edictos policiales. Nunca me hubiera imaginado que cuando esas chicas terminaban de bailar, los coches de la policía las estaban esperando para llevarlas presas sólo por el hecho de existir. De haber sido testiga de eso, creo que también hubiese sido otra mi experiencia, así que en mis recuerdos sólo quedó la “versión Disney” de esas comparsas. Viéndolo en retrospectiva, haber tomado estas celebraciones con total naturalidad me demostró que
había una configuración en mi psiquis orientada para ese lado, para lo “agénero” o el género mezclado, por el desprejuicio del hecho que tener pene no impide que me pusiera una pollera. Toda mi infancia transcurrió bajo esa norma de naturalidad. Para los cumpleaños de mis padres hacíamos obras de teatro, y como la directora era mi hermana (siempre quiso una hermanita menor) me colocaba un vestido viejo y un repasador en la cabeza que hacía de peluca. Recuerdo que yo giraba con aquello puesto, y como siempre fui fanática de los animales me gustaba que las abejas se posaran en mi vestido. Era una especie de Aurora del conurbano. También le sumábamos a que no teníamos recursos y mi hermana, al ser la primeriza, fue la que más regalos recibió. De esa
manera, cuando llegaba el verano nos colocaban las mallas de nena para tirarnos en la pileta (una bañera vieja colocada en la terraza). Así que gocé mi “crossdressismo” desde chiquita en forma inconsciente, naturalizado por mis padres debido a situaciones económicas. Hasta que a mis 12 años mi madre mostró preocupación exhibiendo su enojo, al darse cuenta que le había usado un lápiz labial, que utilizaba “cada muerte de obispo”, ya que la única persona a la que le gustaba maquillarse en esa casa era a mí. Mi madre y mi hermana no disfrutaban de tal hábito. Lo que fue un juego de niños pasó a ser preocupación en el desarrollo. ¿Cómo desnaturalizar en la cabeza de una niña travesti acercándose a la adolescencia una tendencia que había naturalizado a sus cinco años? ¿Por qué de repente lo que estaba bien pasaba a ser algo que estaba mal? ¿Me lo iba a decir la misma persona que que me ponía las mallas aquellos veranos? ¿Qué lógica tendría todo aquello? Los retos de mi madre sólo me ayudaron a concluir en aquel entonces (y ahora) que “vestirse de mujer” no estaba mal, que tan sólo a ella no le gustaba pero a mí sí.
A mis 12 años, mi madre mostró preocupación con enojo al darse cuenta que le había usado un lápiz labial Hay algo que llamo el “Síndrome del Paki”: es la gente que se ríe con Lizzy Tagliani en la tele, paga una entrada en el teatro para ver a Florencia de la Ve y las bancan porque son personajes ajenos a nuestro núcleo. El problema llega cuando esas personas comienzan a formar parte de nuestro círculo. Mi madre no tenía problemas con aquellas travestis que bailaban al son de los redoblantes y trompetas porque eran ajenas a su ámbito; el problema comenzaba
cuando el propio núcleo empezaba a "contaminarse” de ese travestismo que llegó para quedarse. Leo a muchas cross que dicen que han llegado a tirar sus ropas femeninas para reprimirse completamente. Pero es sabido que esa represión nos explota en la cara si no lo hacemos público y se vuelve costumbre clandestina. Y en vez de ir a un encuentro de amigas con la misma onda, comenzamos a divagar por los callejones más oscuros donde cualquier cosa puede pasar.
Sabemos que la represión nos explota en la cara Tuve la fortuna de tener una amiga en el secundario que se le ocurrió para la primavera disfrazarnos de las Spice Girls, A mi traje le puso muchas ganas: tejió una peluca con lana, hebra por hebra. Siempre fui el fetiche de mis amigas, ya que cuando estaban aburridas me maquillaban y yo accedía sin problemas. Tal fue así que en la madurez, mi madre drag me tomó y no sólo me maquilló, sino que también me vistió y calzó. Desde ahí supe fervientemente que no querría interrumpir más esa pasión por producirme. Muchas conocemos el placer de sentir esa tela ajena a nuestros cuerpos, el ajuste del zapato de taco, el bamboleo de nuestra cabellera larga de kanekalón. Finalmente, yo me había cruzado de vereda, era más la travesti que bailaba que el niño que la miraba absorto. Y encima con un privilegio doble, sabía que no iría presa por vestirme así y mi trabajo era sentada en una silla y no dentro de un auto en la clandestinidad. Tal vez sea ése el motivo por el que me movilizo, porque deseo que el día de mañana, una niña trans, cross o drag que aún no se descubrió vea una referenta suya bailando en pleno carnaval con la seguridad de que esa bailarina mantenga la alegría también en el día a día.
Las bailarinas del carnaval, referentes y motivadoras a la hora de vestirnos
Gaby en sus primeros años y vestida como una nena: los comienzos de un fuerte sentir femenino
EL AMOR siempre
GANA
CRITICA DE CINE
Una nueva amiga “Solía relacionarme con hombres algo extraños, tan livianos como las cenizas de sus cigarros” Esta hermosa y divertida película escrita y dirigida por François Ozon está basada en el libro “Su nueva amiga”, de la escritora británica Ruth Rendell. La película fue estrenada en 2014 en medio del debate sobre el matrimonio igualitario en Francia; por lo tanto, generó cierta incomodidad en los sectores conservadores. Aunque como en alguna entrevista lo relata el mismo director, la película está hecha para abrir mentes y mostrar una historia donde los personajes pueden elegir su identidad con libertad y amor. La película muestra el cercano y lindo vínculo de amistad entre Claire y Laura. Pero ante la inesperada muerte de Laura, Claire y su marido David quedan desconsolados. Por un lado, Claire cae en una especie de depresión; y por otro lado, David queda solo con la bebe recién nacida que tuvo con su difunta esposa. Claire, después de estar unos días aislada en su casa, se anima a visitar a David junto a la bebe y lo encuentra vestido de mujer con la ropa de Laura. De aquí en delante, la relación entre David y Claire da un vuelco importante. Claire empieza una nueva amistad con la versión femenina de David: “Virginia”. Al pasar más tiempo juntas van generando un nuevo apego y arranca también la tensión sexual. Claire lucha y reprime bastante el deseo y amor que va sintiendo por Virginia, pero de a poco se va soltando y se da cuenta de que es feliz junto a ella. Es una película genial e imposible de odiar porque está grabada desde un punto de vista relajado, con humor: los largos zooms -recurso muy Hollywood de los 50’s-, generan cierta comicidad, especialmente al comienzo de la película. Las actuaciones son impecables y los diálogos son inteligentes, profundos. Pese a que lo único que criticaría de la película es la caracterización de Virginia; el estereotipo de mujer medio-vaquera-texana- rubia; o que juega a la flacaelegante, es una película inolvidable y muy optimista. No me cabe duda que Ozon logró su cometido y abre la mente de los y las espectadoras. Además, nos invita a que la podamos disfrutar de comienzo a fin. Para ver la película hablada en castellano aquí: https://pelisplus.me/pelicula/una-nueva-amiga/
Por Adriana Araya Chazarro
EL AHORA DE MABEL MARCEL CONTRERAS
"No podía dejar pasar más tiempo sin ser 'hacia afuera' como realmente soy 'hacia dentro'" por Valeria Campbell Siempre con una sonrisa en su rostro y respirando optimismo. Trasluce ganas de vivir. Mabel Marcel Contreras mira hacia adelante y acepta nuevos desafíos, en lugar de revolver un pasado que alguna vez le mostró una cara agria. No hay tiempo que perder: la vida es una sola y ella experimenta, innova, explora nuevas formas para su femineidad. Una de sus últimas iniciativas fue su participación en la serie web “Tanto amor me hace mal”, realizada durante 2019 en forma independiente y que cuenta con 13 capítulos de 5 minutos cada uno. El trabajo, con formato HD e imagen en blanco y negro, se estrenó en YouTube el 26 de marzo pasado, en el marco del material liberado por la cuarentena y con el orgullo de ser "la primera serie web retro". “Es una especie de ‘grotesco’ que busca homenajear a las comedias argentinas de los años 60', tanto en lo coloquial de los diálogos como en los ambientes y
los pequeños detalles de vestuario”, cuenta Mabel Marcel, con un entusiasmo que contagia. La serie forma parte del Proyecto Whisky iniciado en 2018, cuyo primer producto, "Cláusula de amor" salió en formato de fotonovela digital, videoclip del tema original y cortometraje, habiendo participado este último en varios festivales internacionales. Pero sin dudas, “Tanto amor me hace mal” enseña a una Mabel multifacética, tan de vecindario como en su rol de cantante de teatro de vodevil, según pasan los capítulos. En los distintos cortos, “Mecha Riobal” muestra su versatilidad actoral y convive con una interesante fauna de personajes, siempre dentro de la pintoresca atmósfera de los '60. Por momentos, la trama se vuelve desopilante, pero siempre sobre un relato dinámico y con personajes carismáticos, que dejan en claro una manera particular de vivir. “Siento que esta historia nos invita a seguir buscando y creyendo en aquello que nos hace sentir mejor y, tal vez, atreverse a salir de ese lugar cómodo, de esa… ¿zona de confort, podríamos decir? donde a veces empezamos a dejar de pertenecer”.
-¿De qué manera construiste el personaje de Mecha Riobal y en qué medida se parece a tu existencia real en versión femenina? -En base al concepto que tanto Chelo Margal como Karina Bazán tenían desde el comienzo. Ellos son una enciclopedia del cine argentino y me guiaron para reflejar a una mujer de un pasado duro: de cierto temperamento, educada, gentil y sin dejarse pasar por encima, tipo Tita Merello. Me identifiqué mucho con Mecha Riobal… ¡Sobre todo al enojarse!, jaja. Pero con el tiempo, tanto Mecha como Mabel se van relajando y aceptando los cambios. -Tu personaje concreta algo en su vida después de creer que se le había pasado el tren. ¿Es un poco un paralelo a Mabel Contreras? -Definitivamente: en algún momento de mi vida sentí que no podía dejar pasar más tiempo sin ser “hacia afuera” como realmente soy “hacia dentro”. Imagino a Mecha en aquel convento de la juventud cantando en soledad, pensando en salir calzando tacos altos y sintiendo el viento en las piernas…
La serie completa de "Tanto Amor Me Hace Mal" se puede ver en Youtube en esta dirección: https://youtu.be/g7ROOO9WRXc -Tenés varios looks en el transcurso de los capítulos. ¿Cómo fue aquella selección de vestuario, make up y pelu? ¿Tuviste voz y voto a la hora de elegir? -Hubo un trabajo de preproducción que nos permitió evaluar los looks. Chelo posee un importante setup de vestuario y pelucas de todo tipo y se tomaron decisiones con algunas sesiones de fotos. El vestuario usado es “retro”: el primer modelito que luzco lo adquirimos en “La Boutique de Casa del Teatro” y era de Marta Bianchi. Nuestra directora de arte, Paula Nogara Boo, fue fundamental para darle forma al resto. Siempre me tuvieron en cuenta para elegir y confié en sus decisiones porque “de afuera se ve mejor” y es como debe funcionar un equipo. -¿Cómo fueron los días de filmación y el aprendizaje actoral a lo largo del trabajo? -Un equipo de gente muy joven, emprendedora y divina trabajó junto a nosotros, los actores, casi todos los fines de semana durante cinco meses. El set y oficina de producción, que quedan en el barrio de San Cristóbal, pertenecen a una fundación para la prevención de adicciones. Apenas llegaba y luego de saludar a todxs, le daba vida a Mecha para vivir todo el día como ella… ¡Incluso para ir a hacer las compras de vez en cuando! Hubo jornadas agotadoras, muchas risas y un aprendizaje actoral fantástico gracias a la experiencia de mis amigos Daniel “Pirrimpi” Muñoz y Ariel Cortina, además de Chelo y Karina. ¡Tanto Elizabeth Santana (Pura) como yo hemos debutado, y creo que bastante bien!, jaja.
El look de Mabel Marcel personificando a Mecha Riobal en Tanto Amor me hace mal
El momento del maquillaje para encarnar a una mujer que encuentra nuevos incentivos en su vida
-¿Estás involucrada en algún proyecto nuevo? -No actualmente en cuanto a la actuación, aunque hay planes y bocetos escritos. La música es para mí un constante proyecto y sigo componiendo y produciendo casi como siempre.
-¿Creés que encontraste en la actuación y la música la mejor manera de expresar tu sentir femenino? -Hago música desde hace 35 años y, mientras mantuve oculto mi “lado cross”, no fue un medio de expresión en relación con eso; pienso que la música fue un lugar seguro donde estar sin “contar nada”. Sí lo encontré en la actuación, porque en este caso pude jugar a ser una mujer que trabaja de actriz. Esto me permitía no estar pendiente de “cómo me veían los demás” sino en intentar hacer bien mi tarea: lograr que Mecha Riobal viviera en “Tanto amor…”. Creo que el público me ve como “alguien que hace de Mecha”, y listo. -Cuando una cross se anima a estas iniciativas, siempre me gusta pedir consejos. ¿Qué le aconsejarías a una chica que tiene ganas pero no se anima a actuar? -Todxs tenemos capacidad para actuar, cantar o practicar cualquier actividad. Trabajando mucho o poco -según el tiempo disponible- aprenderemos a saber qué parte nos atrae más. Existen grandes maestros que no se destacan por su trabajo ante el público y grandes artistas que no pueden explicar cómo hacen lo que hacen. El escenario es una parte y hay que actuar en vivo, bien o no tan bien, para saber si nos agrada o bien, preferimos escribir o dirigir un espectáculo. Hay que ver el escenario como ‘necesario’ y sólo usarlo sin pensar que es “el único fin”.
En el set junto con Chelo Margal, un estudioso de la TV vintage
-¿Cómo estás en tu interior en tu rol de Mabel Marcel? Claramente ya no sos la recién llegada… -Ella comienza a tomar otra dimensión porque a veces me monto “a medias” y salgo con un look andrógino con algo de makeup. E incluso alguna madrugada he salido cerca de mi casa montada “del todo”. Me encanta haber logrado salir a solas porque pienso que para toda cross esto implica una libertad deseada, construida y lograda y es a su vez confiar en “poder vivir mejor”. El pajarito sale de la jaula y vuelve, y sale: ya no ignora qué hacer con la jaula abierta. -¿Y cómo conviven el varón y la mujer en esa mente? -Aceptando el reto de vivir con el otro con sus virtudes y defectos y dando lugar a cada quien a su momento. Si esta ambigüedad suena a locura pues, yo la elimino siendo un hombre femenino y ya no le busco demasiada vuelta; si esa pulsión aumenta, la dejaré crecer.
En los preparativos de una toma, buscando concentración
Una emotiva escena de los capítulos finales de la obra
-Tu cabello ha sido todo un tema para vos, en esa puja interna entre el pelo natural y el kanekalón. ¿Cómo lo estás manejando? -Estoy en el difícil momento de “ni corto ni largo” pero quiero esperar a ver cómo me quedaría un look propio. Las pelucas me encantan, pero ahora es algo más complicado usarlas sobre mi cantidad de cabello. Si veo que no funciona, me lo corto y listo. -¿Hacia dónde creés que evoluciona Mabel más allá de lo artístico? Me refiero a salidas, relaciones, nuevos vínculos… -Dado que vengo mostrándome más en mis círculos de toda la vida, el hecho de socializar toma otra dimensión. Recientemente crucé a un colega de la música y dijo verme “transformado” (luego de mi blanqueo en el Facebook de Marcelo) a lo cual respondí: “Yo vivía transformado, antes”. Otro amigo del barrio junto a su esposa me felicitaban en otra ocasión. Las relaciones cambian si unx cambia. Por ahora, sigo y disfruto de ser como soy.
El milagro de saltar la grieta El crossdressing provoca lo que parece imposible: unir a chicas de ideologías completamente opuestas, pero... ¿cómo se articulan las relaciones para llegar a esta realidad?
Por Alexia Montes
Argentina es un país de grietas. Eso ya lo sabemos. A lo largo de la historia se sucedieron enfrentamientos verbales y violentos: algunos duraron muchos años, como la guerra civil que nos desangró entre 1820 y 1853. Otros fueron más efímeros, duraron solo un período de un gobierno, y otros se fueron renovando y recordando, alimentados por odios y situaciones no resueltas. Grietas de origen ideológico, filosófico, político, monetario, territorial. Grietas cuyos contrincantes cambiaban de nombre, pero que fueron básicamente etiquetados como quienes están a favor y otros en contra del “Pueblo”, que no es más que una entelequia producto de discursos de barricada, pues ese pueblo no fue nunca, para las facciones en pugna, otra cosa que una cifra de las estadísticas y votos. En los últimos años se produjo una nueva grieta que reconoce antecedentes ideológicos y políticos en el gran cisma social que se generó en la década del 40 del siglo pasado. Esta grieta atravesó todos los estamentos:
familias, trabajo, amigos del café, jugadores domingueros en los picaditos de futbol, estudiantes, periodistas, artistas, intelectuales y en cualquier otro ámbito que se nos ocurra. Estos grupos de relaciones son, básicamente, lábiles en su conformación. Hasta las familias tienen sus propios conflictos fuera de las grietas. Pero en el caso de los colectivos, que por sus características necesitan una gran unidad para defender sus derechos y deseos porque son objeto de la violencia o el bullying de la sociedad retrógrada, religiosa o fóbica-, resulta paradójico que sean también víctimas, en conjunto, por las posiciones extremas de sus propios componentes. En todo el arco de la comunidad LGTB puede haber tantos defensores de la libertad y el reconocimiento como también aprendices de fascistas, mezclados unos con otros como en el tango de Discepolo. La definición de crossdressing más lógica diría: “Varones sin distinción de clase social, nivel intelectual, identidad política, orientación sexual, nacionalidad o religión que gustan vestirse con prendas femeninas”. Esa universalidad puede llevar a que sea cross tanto un empresario explotador o el último empleado, un po-
licía, un maestro, un juez, un carnicero o un recolector de basura, un militar de derechas o un militante comunista. Resulta casi un milagro que personas que provienen de tan variados orígenes se amalgamen en un grupo tan heterogéneo, pero ese milagro se llama crossdressing. El crossdressing tiene esta situación particular. Está formado por personas que tienen un lado A y un lado B. Un lado A donde somos señores con un trabajo y una familia, una posición social, un nivel intelectual, una educación y una herencia determinada en lo político. El lado B debería ser la oportunidad de cambiar el casete y sentirnos mujeres o lo que sea, ya que una de las necesidades es convertirnos en personas diametralmente opuestas al lado A. Pero no, resulta que los lados se mezclan: el lado A se lleva al crossdressing todos los antecedentes personales, convicciones, dudas, temores, certezas y errores que acarrea cada uno. Eso sería bastante obvio. La posibilidad de disociarse totalmente no es para cualquiera y además es casi borderline con la esquizofrenia. Y como no somos esquizofrénicas, se nos mezclan los tantos. Y entonces, Facebook puede convertirse en una vidriera de opiniones disímiles, pero corre el riesgo de ser un campo de batalla ¿Es el sitio adecuado? Claro que no. Pero tampoco lo son muchos otros lugares, la mesa familiar, la barra del café, la canchita de papi fútbol y ni siquiera el escenario de un teatro. La diferencia es que en Facebook se escribe lo que se piensa con un total sentido de impunidad. Y si no nos gusta que otros opinen en contrario se lo bloquea y listo. Y entonces cabe la pregunta. ¿Por qué un colectivo que debería mantenerse unido ante la ignorancia, la posible burla o la discriminación se engancha también en la grieta, generando discusiones en las que no se suelen ahorrar duras palabras? Porque no somos una isla, sería la respuesta más rápida. Sí, obvio. Pero ocurre que el lado A como dije antes, tira fuerte.
La Banda que tanto conocemos también ha tenido conflictos internos fuera de la grieta. Llevó un tiempo congeniar voluntades después de meses de enfrentamientos que no le hacían bien a la integridad del grupo y de los que no se privaron muchos de participar. Pero, con el traqueteo del carro los melones se fueron acomodando demostrando que el Ave Fénix existe… pero no siempre. La grieta está subyacente. Como las que se generan en un terremoto abriéndose bajo nuestros pies. Diría que es casi inevitable. Muchas veces se han hecho promesas de no volver a declamar las posiciones políticas de cada una en el Facebook, pero luego, ante algún hecho catalizador se genera el desencanto, la furia, el arrebato y la reacción que lleva a volcar las broncas contenidas como una especie de catarsis. Pero esa catarsis genera respuestas y las respuestas generan contrarrespuestas y no se termina hasta que las participantes abandonan por cansancio. Y quedan heridas. Porque a veces se dicen cosas “fuleras” y esas veces las palabras duelen sobre todo cuando se personaliza. Hacer un llamamiento edulcorado a la pacificación general es una utopía. Tirar frases estereotipadas del tipo de Bucay es de una total inocencia. Invocar a Lao Tse o Buda parece muy cool pero es al divino botón. La grieta forma parte de nuestra cultura. Y no me refiero ni a nuestro grupo, ni al crossdressing, ni al país, sino al mundo entero. Por eso sería bueno convenir y aceptar que siempre va a haber “disrupciones ideológicas” y que eso forma parte de la convivencia. Intentar entendernos es difícil. Coincidir mucho más. Sublimar las ideas cuando la sangre hierve muchísimo más. Expresarse es bueno. Siempre va a haber alguien que no coincida. Pero nadie muere por ello. Total, en el Facebook, al igual que lo que se dice en la cara, el viento se lleva las palabras… el viento o un clic en la tecla apropiada.
Ale Fernรกndez
Cuando hablamos de nosotras en...
La mirada de una cross del interior que es testigo de (casi) todo lo que pasa en la red
Por Paula Fetisch Este es un vistazo muy personal sobre lo que posteamos en Facebook quienes cultivamos el crossdressing. Arranquemos... HOBBIES: Sé que es elitista, pero creo que quien practica el crossdressing tiene que tener alguna inquietud intelectual. Y me agrada particularmente cuando la chica cross no se limita a mostrar su producción, sino también comparte alguna cosa que le interese fuera del ambiente cross. Muchas tienen hobbies interesantes o afinidades artísticas. El crossdressing y el arte se vinculan. El crossdressing es escénico, pues nos vestimos para mostrarnos aunque sea en una fotito en las redes. Por lo que el canto y el teatro son disciplinas que gustan. Pero también la escultura y la pintura, pues al fin y al cabo y como Pigmalión creó a Galatea, quienes nos travestimos construimos laboriosamente a nuestra chica. Me llama la atención que no haya chicas bailarinas. Tampoco observo que se baile mucho en las salidas. Cuando yo salía, décadas atrás, me llamaba la atención la pericia con que las drags y los chicos gays bailaban. Esperaba esa destreza en el mundo cross pero o no existe o no se muestra en las redes. En cuanto a los hobbies en particular se destaca la aeronáutica y
los automotores. Muchas cross son fanáticas de las máquinas voladoras y otras diferencian con erudición entre un Renault Dauphine y un Renault Gordini. LOS VIVOS: Una tema que me parece muy positivo son los vivos que se hacen. Permiten a quienes somos del interior estar más cerca de las cross metropolitanas. Escuchar las voces y verlas en movimiento reduce las distancias. Esto se potencia con aplicaciones como Zoom, que da la chance incluso a la cross del hinterland interactuar con sus colegas porteñas. En los Zooms de abril y mayo, en los que participé tímidamente por no estar enfemme y a la escasez de privacidad, me sentí muy contenta, como si hubiera estado en persona. AVENTURAS CROSS: Incluye las salidas con sus correspondientes fotos y descripciones, pero estaría bueno conocer “imprevistos cross” y cómo fueron solucionados Por ejemplo, quedar atrapado en el ascensor vestido de mujer. DESILUSION I: Cuando hace unos años se debatió en el Parlamento el tema del aborto surgieron opiniones tanto a favor como en contra entre quienes forman parte de La Banda. Opiniones que se plasmaron en posteos y en debates en general respetuosos hacia la tendencia opuesta.
Pero hubo algo que me desilusionó. Los argumentos de cada postura no diferían de lo que se podía escuchar en los medios. Quienes estaban a favor del aborto argumentaban que “la mujer tiene derecho a decidir sobre su cuerpo” y quienes estaban en contra argumentaban “que al abortar el feto moría”. Esperaba otros argumentos o posiciones eclécticas y no respuestas que son más propios de panelistas de talk shows que de gente preparada. DESILUSION II: Uno de los aspectos más negativos y tristes son las fricciones que suelen generarse por motivos nimios. No es raro que una expresión, un chiste o una palabra poco feliz genere discordia y haya fuertes intercambios. OTRAS PRACTICAS: Si le comentamos a una persona no-cross sobre el crossdressing es posible que nos tomen como gente que hace una actividad payasesca y/o ridícula. Por eso solemos compartirlo solo con nuestros pares. Pero el temor a la burla no se limita a esto. Chateando con algunas chicas cross me han confiado que además gustan de otras “prácticas” algunas de las cuales tienen un contenido erótico. Varias de estas también me placen. Pero... ¿que ocurre? La misma cross que no se avergüenza de mostrarse en femenino tiene vergüenza en comentar, incluso entre las cross, estas otras actividades o fetiches.
Mis secretos cuando salgo de compras En tiempos normales, es interesante recorrer distintas ferias americanas en Capital Federal donde se pueden conseguir cosas muy apropiadas para variar nuestros looks
Por Nazaretha Gugliotto Más temprano que tarde, una cross libre y activa necesita aumentar su vestuario y accesorios para salir a la calle y lucirse. Hay quienes recurren a Internet para adquirir productos específicos y, al mismo tiempo, mantener su privacidad. Pero vale la pena lanzarse a hacer compras un domingo a pleno sol rumbo a alguna feria americana de Capital Federal. Porque además de disfrutar de un paseo montada, podés encontrar ese vestido que soñaste o tal accesorio al que le tenías ganas. Al menos, yo repetí este lindo hábito hasta que nos agarró la cuarentena... El Parque Centenario, en Caballito, es mi lugar preferido: si bien escasean los calzados de talles grandes, encontré unos stilettos Nº 42 que me vinieron genial. Es cuestión de ir por los puestos y revolver cajas con paciencia: allí podés conseguir desde ropa vintage hasta bijouterie muy antigua. Lógicamente, no todo estará en perfecto estado, pero siempre aparecerá algo muy usable. Es importante tener el ojo entrenado para saber si tal vestido o pollera se ajustarán bien a vos, así como también probarse zapatos si es que se puede allí mismo. ¿Pelucas? Solo muy viejas y en dudoso estado, excepto que te sirvan para algún proyecto teatral o de fantasía. Con mi look de chica me sentí muy cómoda entre la gente y los stands, tanto en el Parque Centenario como en el Parque Lezama y las plazas que están en Corrientes y Dorrego y en Parque Patricios. Quizás no tanto en una plaza de Mataderos, donde hay manteros que quizás te tiran una broma. En esos casos conviene hacer oídos sordos y abocarse a los vestidos cortos y largos, blusas, pantalones y carteras que podés llevarte a buen precio. Sí recomiendo evitar la compra de maquillaje, por lo general de dudosa procedencia y calidad. Cada domingo -el mejor día- es una nueva oportunidad para regalarse algo que nos encantará lucir luego.
Tips Sativa de maquillaje: un acabado perfecto de la piel en caso de Apocalipsis Por Alma Sativa Chicas, esta cuarentena no termina más y tenemos que estar preparadas en caso de un Apocalipsis. La pregunta es: ¿Cómo hacemos para que nuestro make up se vea super natural y en la próxima Noche Cross dentro de 100 años, no parezca un zombie de The Walking Dead? La pregunta es larga, la respuesta es sencilla. ¿Cuáles son los Tips Sativa para lograr un acabado en la cara super mojadito? Arrancamos: Primero debemos limpiar muy bien nuestra piel, porque la idea es sacar la mugre que tenemos todas por el simple hecho de respirar. Yo uso un jabón líquido de limpieza Asepsia con carbón activado, me funciona súper bien y me salió 200 pesos. Pero en caso contrario, usar agua y jabón. Ojos que no ven, corazón que no siente mi cielaaa. Segundo paso, la crema hidratante facial. Es importante que se desparrame bien la base antes de aplicarla, solo recomiendo en el caso de que tengas piel seca como yo. Tercer paso, aplicar Primer para tapar los poros. El Primer no se desparrama, sino que se aplica en los lugares a toques en donde tenés poros; esto ayuda a que la superficie de la piel sea más suave. Cuarto paso, humedecer la esponja de maquillaje y aplicarlo despacio. Este es el mejor tip, porque al tener la esponja húmeda cuando desparramamos la base se ve super natural. He visto chicas que parecen que boxean con la esponja (Beauty Blender, así de cheta se llama la dichosa esponja). Quinto paso, aplicar polvo traslúcido. Sirve para sellar la base y se usa esa brocha gorda, pulposa y redonda. La ley es que si siempre aplicamos un producto en crema, aplicamos uno en polvo, porque los de crema tienden a desparramarse y al sellarlo con el polvo traslucido, no corremos el peligro de convertirnos en una muñeca de cera derretida, salvo que sea 31 de octubre y quieras un makeup terrorífico. Sexto paso, fijador de make up. Yo uso uno importado que me regaló mi amiga Marcela Kluger. Es chiquito y ya lo tengo hace un año, les recomiendo que inviertan en uno que seguramente les durará un montón. Al aplicarlo sobre el rostro maquillado, nos abanicamos con ganas. Eso hace que el maquillaje se fije y dure toda la noche, incluso sobrevive a una noche de guerra. Se los digo por experiencia, que desde que soy cross tengo más noches que un ovni.
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Frente al espejo
LA COLUMNA DE PAULA VILLANUEVA
LA RELACIÓN EN EL TIEMPO ENTRE LAS CROSS Y LAS AUTORIDADES POLICIALES ¿Somos
las
cross
integrantes
de
la
sociedad,
con
los
mismos
derechos
y
obligaciones?
¡Definitivamente sí! Pero esto no fue siempre de esta manera, porque la relación con la autoridad resultó tensa y costó mucho llegar al estado de situación actual. Como no soy abogada ni una activista, solo quiero compartir mi experiencia personal a lo largo de todos estos años de andar crosseando por ahí. Hice mis primeros pasos en mi adolescencia temprana y muy de closet. Ya pisando los 20 me aburrí de verme en el espejo y decidí explorar el exterior, épocas donde no existía ningún tipo de reuniones, boliches o espacios privados para nosotras. Con una democracia recuperada hacía poquito y en medio del “destape”, me mandé de noche y con muchísimos miedos a comprar cigarrillos a un kiosko alejado de mi casa. La experiencia fue agridulce. Dulce porque la sensación fue genial; agria, porque al dar la vuelta desde el kiosko escuché un transeúnte que claramente dijo “Mirá ese putito de mier…” Tiempo después me enteré de un bar gay en San Telmo, al que fui muy entusiasmada pensando que era la solución al problema de interactuar con la gente. Ahí fue ella montada desde Villa Ballester a una puerta sin señas que llevaba a un pasillo, donde en el fondo de una antigua vivienda funcionaba un bar. La pasé genial, aunque era la única travestida. Pendeja como era, no le di bolilla al comentario de una pareja mayor que me insistió en que no volviera a casa montada: me paró la policía cuando quise salir de Capital e hicieron verme que estaba infringiendo la ley 1985 (edictos policiales vigentes) y me llevaron detenida 12 horas dentro de un calabozo lleno de hombres. No hace falta contar que la pasé muy mal y me llevó a plantearme si estaba bien de la cabeza, así que dejé lo cross por un tiempo. Muchos años después, en 1998 y con los edictos policiales derogados, volví a tener un encuentro con la policía, también de noche montada y regresando a casa. En esa ocasión la actitud fue totalmente diferente: giró más bien en negociar si estaba o no en actitud de prostituta y si les iba a dejar un billete o un favor. Opté por el billete y la cosa quedó ahí. Ya en este siglo, pero antes de la promulgación de la Ley de Identidad de Género, los controles vehiculares por parte de la policía pasaron a ser siempre tranquis, pero con una dosis de actitud sobradora y cierto maltrato verbal. En criollo, “el forreo”. Ahora se detecta un giro de 180 grados en este aspecto. Tal así que en los controles rutinarios o los de alcoholemia tenemos un trato casi preferencial: pasamos del forreo al “Buenas noches, señora”. Es más: con mi pareja tuvimos un choque simple de autos y el patrullero que apareció llamó para que asistiera personal femenino por mi presencia. Incluso, perdida en algún laberinto urbano, recurrí a una patrulla que me ayudó a salir de ese barrio medio peligroso. Afortunadamente no debemos temerles a las fuerzas de seguridad que suelen andar patrullando las noches porteñas y rosarinas. Hasta es bueno echar mano de ellas cuando nos sentimos en peligro, lo cual es una reafirmación de que las cross estamos cada vez mas incluidas socialmente. Amen de que hay algunos oficiales muy linditos... jaja.