Una creaciรณn de Martha Saffo
Nยบ 13
Agosto 2020
MUNDO GUADA La vida de una cordobesa que hace un culto de la dualidad
Fin del misterio
La Matrix que nos interpela The Matrix fue una película revolucionaria que nos hizo estallar la cabeza en 1999. Rápidamente, se convirtió en una referencia de la ciencia ficción a partir del planteo de un futuro distópico. Sin embargo, desde aquella fecha hasta hoy se teorizó y mucho acerca de una de las escenas más emblemáticas del film: cuando Morfeo le ofrece dos opciones a Neo: "Si tomas la píldora azul, fin de la historia: despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, te quedarás en el País de las Maravillas, y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos", le asegura. Tras cientos de hipótesis a lo largo del tiempo, su directora, Lilly Wachowsky, explicó en una entrevista con Netflix que la película que dirigió junto a su hermana Lana es en realidad una alegoría a la identidad transgénero. Las suspicacias habían comenzado cuando las hermanas se asumieron públicamente como transexuales en 2012 y 2016. Ahora está claro: el film plantea un camino hacia la transexualidad: “Esa era la intención original, pero el mundo en general y el empresarial no estaban del todo listos en ese momento”, confesó Lilly. Si se empieza a desmenuzar el argumento, todo parece cerrar en este sentido: “Matrix tenía que ver con el deseo de transformación, pero todo provenía de un punto de vista encapsulado. Teníamos al personaje de Switch, que sería un hombre en el mundo real y luego una mujer en Matrix. Ahí es donde estaban nuestros espacios mentales”, mencionó. Lo que las cineastas vivieron en la infancia revela increíbles paralelismos con Matrix: “Habitábamos un espacio donde las palabras no existían, por lo que siempre vivíamos en un mundo de imaginación”, comentó la directora, que habló de las repercusiones que tuvo en las personas trans: "Se me acercan y me dicen: ‘Estas películas me salvaron la vida. Estoy agradecida de poder echarles una soga para ayudarlos en su proceso". The Matrix es un camino de elecciones y de percepción de realidades, un universo que, por supuesto, también aplica al crossdressing y sus diversos caminos.
El staff Dirección, edición y diseño: Valeria Campbell Colaboraron en este número: Amy Aldana, Gabriela Binder, Valeria Close, Paula Fetisch, Gabriela Ivy, Alexia Montes, Maru Re y Paula Villanueva. PLAYCROSS AGOSTO DE 2020
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Valeria Close
EN PRIMERA PERSONA Si yo les consultara a nuestras distinguidas y ávidas lectoras cuál es la pregunta que más recibieron cuando intentaron explicarle a alguien ajeno a la comunidad qué es ser cross, probablemente la respuesta sorprenda… Al menos a mí no deja de sorprenderme. La pregunta en cuestión es: “Si te vestís de mujer, ¿por qué no te gustan los hombres?". Habiendo aprendido que pertenezco al grupo de las crossbianas, en los últimos tiempos decidí aventurarme por aplicaciones tipo Tinder y empecé a hablar regularmente con mujeres cis sobre crossdressing. Y esta pregunta siempre aparece, más temprano, más tarde… esa mirada binaria del mundo que todavía resulta de lo más común. Desde una mirada netamente técnica/científica, la respuesta se encuadra en entender la diferencia entre identidad de género y grupo de atracción sexual. Sabemos que estos dos elementos se mueven de manera independiente (o casi caprichosa) y dinámica, ya que no son algo constante. ¿Cuántas de ustedes no sintieron que la atracción a un hombre se dispara al adentrarse más y más en lo cross? Quizás nunca se les ocurriría dejarse seducir por un hombre en su vida normal de varón, pero sí lo harían gustosas con su alter ego femenino. ¿Será que se necesita la presencia de un hombre para hacernos sentir femeninas? ¿Son ellos quienes nos completan el combo femenino y nos llevan a vivir la experiencia full? Para mí es difícil responder a tal situación, porque nada de eso me ha pasado, aunque reconozco que es el patrón más común. Mi realidad es que cuando Valeria toma el control, siento una atracción aún mayor hacia las mujeres. No solo porque me atrae su estética, sino más que nada porque la conexión con ellas es ahora distinta… Todo es diferente: la forma de hablarnos, las cosas que nos atrevemos a decir y la manera de seducir, claro. Desarrollar mi lado femenino me condujo a tener relaciones mucho más intensas con mujeres, a conectar de una manera nueva. Nada me da más placer que compartir mi mundo cross con una mujer, y para mi sorpresa hay muchas más mujeres de lo que yo creía que aman compartir eso (no nuestras esposas probablemente… ¡pero eso es un tema para otra nota!). De mis recorridas por el planeta Tinder aprendí que las mujeres cargan una gran frustración por la falta de comunicación con sus parejas hombres. Para muchas de ellas, encontrar a una chica cross es, usando sus propias palabras, "tener lo mejor de los dos mundos". Descubrir esta nueva dinámica con mujeres inclinó definitivamente mi mundo en esa dirección y les confieso que abrió una etapa nueva en mi vida dentro del crossdressing.
"Nada me da más placer que compartir mi mundo cross con una mujer"
NOTA DE TAPA
Guada Cross:
"Ya
no tengo nada
que esconder; esto es lo que soy" La cordobesa cuenta el adiós a todos sus miedos y cómo transita un estado continuo de dualidad
por Valeria Campbell ¿Cuántas potenciales amigas cross puede haber en todo el país? ¿Cuántas historias, cuántas angustias y felices presentes se esparcen en todo el territorio y que, de una u otra manera, se vinculan con nuestro propio sentir de mujer? Guada Cross es una de esas chicas que encontró su propio camino y hoy capitaliza cada minuto de una intensa vivencia femenina. Desde Córdoba desarrolló un culto de la dualidad y dio grandes pasos durante la cuarentena para integrarse y relacionarse con la movida porteña. Es más: hace unas semanas interpretó una canción por Zoom que cautivó debido a su letra y por haber sintetizado la cultura crossdresser. A corazón abierto, una charla a distancia con esta chica que se liberó y ahora disfruta gracias a una revolución interna que erradicó sus temores. -Enfatizás la dualidad de manera explícita. ¿Siempre te sentiste así? ¿Cómo funcionás en este sentido? -Creo que eso solo sucede cuando lograste cruzar el umbral de la culpa. Como en la mayoría de las chicas, mi cabeza evolucionó a través del tiempo hasta llegar a
entender lo que soy y lo que pretendo demostrar. Es como en un cuento de hadas: el espejo me devuelve esa imagen de lo que soy y lo que puedo ser en el tiempo y la forma que lo desee. Los que me conocen como varón me preguntan quién es ella y los que conocen a Guada me indagan sobre quién es él. Y eso me da la pauta de que voy por buen camino. El hecho de lograr mostrarme en mis dos facetas también me da esa tranquilidad y libertad de que ya no tengo nada que esconder porque esto es lo que soy. -¿Cómo fue el proceso de composición de la canción en la que hablás de la dualidad? ¿Qué te afloró por dentro para que finalmente saliera esa hermosa letra y la compartieras en una Noche Cross Virtual? -Al mirar algunas fotos comencé a pensar en las cosas que como varón le diría a Guada, en un intento de aclarar mis ideas y expresar lo que significa para mí esta dualidad. Se podría decir que es un autorretrato en el que muchas también se han visto identificadas. Sin lugar a dudas, esa canción fue el génesis de mi liberación, allá por septiembre del año pasado. -En la mayoría de las cross hay un gran rechazo a exhibirse como varón. Vos lo hiciste muy libremente, compaginando fotos. ¿Por qué te animaste a hacerlo?
-El día que pude comprender lo que realmente significa ser cross, creo que hice las paces con esta dualidad o doble personalidad y me pareció práctico demostrarlo de esa manera, al exponer a “ella” y a “él” en el mismo tiempo y espacio. A su vez, con este hecho marqué en mi mente el fin de una vida llena de culpa y ocultamientos. -Se ha instalado la idea de que dejarse el apellido “Cross” es sinónimo de una cross “anónima”, sin identidad. Vos lo conservás ¿Por qué? -¿Vos sabés que yo pienso todo lo contrario? Creo que llevar el apellido Cross es una máxima expresión de identidad, porque Guada no es mujer ni trans: es cross. Cuando me cruzo en las redes con las chicas de apellido Cross hay como una sensación de hermandad, de unidad en un mismo sentir. Ya sabemos lo que somos y no hay que explicar nada. A veces pienso que las cross que no llevan ese apellido aspiran a una mayor transición y transformación, pero en mi caso tengo claro que siempre seré cross y por eso no se me ocurre una mejor manera de identidad que ésa. -Tu familia supo aceptarte. ¿De qué forma se dio todo con el transcurso de los años para llegar a ese buen clima dentro de tu círculo íntimo? -Hace apenas un poco más de un año estaba totalmente convencida de que Guada moriría conmigo, hasta que por alguna razón o necesidad de liberación comencé a sentir un fuerte deseo de confesar esta afición por la vestimenta femenina. Y así fue como comencé a contarles a todos, incluso a mostrarles fotos. Las respuestas fueron sorprendentes, ya que descubrí que la única persona con prejuicios era yo. Ellos saben de la existencia de Guada pero no la conocen y no tengo interés en que lo hagan. Lo cierto es que Guada ya no es un secreto, pero sigue siendo parte de mi intimidad. -Cuesta entender cómo en una ciudad tan importante como Córdoba no se logró consolidar un grupo crossdresser reconocible. Incluso a pesar de los lugares y las posibilidades que ofrece la ciudad. ¿No pudieron? ¿No quisieron? ¿Lo están intentando? -En Córdoba aún hay mucha tela para cortar; los lugares para ir montada son muy escasos y hay muchísimas cross, pero aún no se animan a salir. Llegamos a armar un mini grupo que nos juntamos de vez en cuando y muchas manifiestan las ganas de estar, pero aún no se atreven. Espero que con el correr del tiempo y si nos conceden “la franquicia”, logremos abrir una pequeña sucursal de la Banda del Golden Cross Cba, jajajaja. -¿Cómo es tu vida cross en Córdoba? ¿Qué actividades públicas o domésticas en tu casa llevás adelante desde el lado femenino? -De a poco me conecté más por el lado artístico, tomando clases de teatro y asistiendo a eventos específicos adonde se pudiera pasar inadvertida. En casa siempre es una fiesta, ya que constantemente experimento cosas nuevas, paso mucho tiempo sola y eso me permite estar casi siempre montada.
Una decisión valiente de Guada: fotos mostrando su dualidad
"Hace un poco más de un año estaba totalmente convencida de que Guada moriría conmigo, hasta que por alguna razón o necesidad de liberación comencé a sentir un fuerte deseo de confesar esta afición por la vestimenta femenina" -¿Cómo fueron esas primeras transformaciones desde chica y de qué manera fuiste evolucionando? -Ufffff… ése sí que es un viaje de emociones y sensaciones encontradas. Nunca tuve a mano a quién sacarle ropa, así que los primeros pasos fueron muy rebuscados y precarios. Pero no olvidaré jamás esos sentimientos de las primeras montadas, cuando tenía unos 15 años. Jugaba un par de veces y después me entraba la culpa. Tiraba todo para luego de un tiempo volver a empezar. Ya ni recuerdo cuántas veces quise huir y desprenderme de esta extraña dualidad, pero regresa a mi vida sin pensar y se apodera de mi cuerpo una vez más. Comencé de cero en tantas ocasiones que es imposible no ir evolucionando y aprendiendo algo nuevo cada vez. El empujón más grande para mí fue cuando descubrí las ferias, en las que compraba de todo por monedas y te hacés experta en la búsqueda de prendas. ¿Me creerías si te digo que la vestimenta de la foto de la tapa de esta PlayCross (zapatos y vestido) me costó 100 pesos? Y así está compuesto todo mi ropero, soy una cross de barrio que con el tiempo aprendí algunas cosas.
-Tu vestuario es muy variado, ¿qué te gusta usar? -Toda la ropa sexy para lucir es bienvenida, pero prefiero los vestidos cortos, que son mi debilidad. Con el tiempo junté una variedad tan importante, entre vestidos, remeras, minifaldas y tacones, que ya no me queda lugar para mi ropa de varón. -¿A quién buscás para ser feliz al lado de alguien? -El amor se ha tornado como un cuadro muy abstracto para mí. Por alguna razón, siempre pensé que soy la mujer que no puedo tener, y ahora que ya soy más libre solo quiero a alguien con quien compartir mi vida desde esta dualidad. Hasta que eso ocurra, seguiré siendo la mujer de mi vida. -Participaste en la mayoría de las Noches Cross virtuales. ¿Qué notás en los diálogos e intercambios? ¿Qué tipo de charlas te gustaría que se entablaran? -Al principio es algo complicado ser “la nueva“, porque hay muchos temas y comentarios que tienen que ver con la historia de la Banda y por ahí no hay nada que yo pueda aportar. Confieso que varias veces me he planteado dejar de participar, pero me propuse ser constante y así, aunque sea de a cuentagotas, integrarme cada vez más. Para todas, la virtualidad es nueva y de a poco se irá acomodando la dinámica para que cada una pueda aportar y darse a conocer. Cada una es un mundo a descubrir y es un placer ver cómo en cada reunión siempre se suma alguien diferente. -¿Cuáles son tus alegrías cross y tus angustias? -Las alegrías son muchísimas: desde el placer de verse montada hasta la interacción con las personas y muchas devoluciones y comentarios desde mis publicaciones en facebook. Te diría que angustias casi no me quedan, sino que puse las cartas sobre la mesa. Y al que le guste bien y al que no... me da igual.
La mirada felina y el deseo de ser cada día más femenina con todo tipo de looks
-¿Cuál fue la experiencia que más te marcó y a qué apuntás como Guada en un futuro? -El día que salí del closet virtual y empecé a subir mis fotos reales. Espero seguir disfrutando de este juego que tantos buenos momentos me dio y continuar desarrollando mi personaje femenino. Además, quiero conocerlas y ser parte de esta banda de “sátrapas” tan hermosas. Es un gran avance, así que nos queda seguir adelante. Y si hay caídas y tropiezos, a levantarse, sacudirse las faldas y salir nuevamente a escena porque la función debe continuar. -¿Y qué le dirías a Guada desde tu lado masculino? -Escribí algo al respecto, te muestro: “Compañera fiel de mi destino, tan invisible, tan adentro, imperceptible a los ojos externos, ¿cuántas veces intenté dejarte en busca de supuestas realidades y sutiles engaños amorosos? Pero no: siempre atenta y a la espera de mi auxilio te fundes, me abrazas, sostienes mi mano y me llevas nuevamente a recorrer el camino de tus encantos. Hasta puedo verte desfilar con vestido corto y tus tacones altos, en tu búsqueda incansable de llamar mi atención. Te maquillas, te produces con tanto anhelo de perfección y me llevas a transitar por los audaces espacios del deseo y la pasión, te fundes en mí… pero nadie puede verte sin verme a mí primero”.
Manuela Roel
COMICROSS la chica trans que moría... y renacía por Amy Aldana Soy una apasionada de las revistas, y en especial de las historietas o cómics. Y ese gusto, entre otros, llevó a sumergirme en los más hermosos antros, librerías, anticuarios y todo aquel sitio donde tuviera a mano pilas y pilas de revistas, ya sean nuevas o amarillentas y con polvo encima. Después de una minuciosa inspección, siempre es posible encontrar un tesoro, una gema, aquella revista -desde ya barata- con un contenido valioso. Es allí donde una se encuentra de repente con personajes, mundos, historias o aventuras que están atrapadas en esas páginas esperando el tiempo que sea. Es cuestión de que algún ávido lector vaya a rescatar esas viñetas y, aunque sea por un momento, los dibujos cobren vida. Las invito entonces a recorrer conmigo esas historias, esos personajes y mundos, obviamente desde nuestra óptica: con la mirada femme. Hoy comparto con ustedes la historia de “Helena”, una chica que nace y muere en cada amor… Helena es una breve historieta que salió publicada en Rambla, una revista quincenal española de principios de la década del ochenta. No sabemos quién la creo o de qué lápiz salió, pero sí sabemos que Helena nos cuenta cómo es su vida. Comparte con el lector la manera en que cada día es seducida por las miradas, por los agasajos y las promesas de amor eterno. Ella se enamora y es ahí donde vuelve a creer por un instante al sentirse tan deseada, tan “mujer”, motivada porque su nuevo amor la aceptará en toda su plenitud y desnudez. Pero no: lo que en un momento se resume en un flechazo y la consumación de un amor, se evapora en un suspiro, se esfuma y... ¡muere! Y ese amor eterno deja otra vez de existir. Al fin y al cabo, "Helena" es la historia de una chica transexual de los 80’s que sigue pensando en seguir muriendo o decidir nacer.
Dos viñetas de Helena y la revista española Rambla, con una tapa de 1984
Jugar a ser la esposa
El discreto encanto de vivir el crossdressing bajo el formato de un matrimonio tradicional
por Valeria Campbell Una cross en completa libertad de acciones se asemeja a entrar a un restaurant de lujo, solicitar la carta y poder pedirse cualquier plato sin medir el precio. El margen de maniobra es muy grande y garantiza varios placeres. Pero aun con todo a disposición, una termina eligiendo solo algunos gustos específicos, relacionados con el tipo de vida femenino que quiere darse para ser feliz. No todo es abrazarse a cualquier cosa que nos caiga, no todo es empacho ni gula de experiencias diversas. En mi caso, luego de librarme de muchas ataduras ligadas a mandatos sociales y a lo que esperaban de mí varios seres queridos, empecé a desarrollar una vivencia de mujer de manera intuitiva, explorando lo que me podía resultar gratificante en aquel primer momento de liberación. Así, a mi regreso después de separarme, volví a incursionar en Noches Cross y profundicé en las salidas nocturnas, fundamentalmente a boliches y lugares swingers –en gran medida- además de pubs y distintos paseos, en menor proporción. Hasta que una noche de verano de 2015 apareció un “candidato” que, a contramano del ambiente tramposo que domina en un reducto swinger como Class, me propuso lo más parecido a un noviazgo.
Descreída en un principio de su idea de llevar adelante juntos una nueva historia, menosprecié un poco los mensajes que me envió luego al celular, hasta que con el transcurso de las semanas su insistencia me motivó a que le diera a este muchacho una única oportunidad. La apuesta no pudo haber salido mejor: sobre la base de la confianza, el amor y la pasión, es el día de hoy que seguimos unidos, compartiendo muchos momentos en mi casa. Bah, era lo que sucedía en épocas convencionales, antes del coronavirus. Sucedió que en todo el período de “vieja normalidad” terminé descubriendo mi verdadero perfil cross, mi causa aspiracional: amo ser una esposa estilo ama de casa, bien a la antigua. Mucho se lo debo a él. Por supuesto: conocer lugares para ir a bailar, cenar con amigas o viajar a otra provincia para salir montada me sigue encantando, pero nada en mi caso como la vida doméstica al lado de un hombre. Es tomar ese rol de cierta sumisión y servicio para que él se sienta contento y yo sea su fiel acompañante. Ya puedo adivinar las caras de extrañeza o enfado de algunas cross que leen esta nota, ya que entienden esta postura de ama de casa como una nociva señal de “desempoderamiento”. La realidad es que disfruto mucho de la simulación de un matrimonio puertas adentro, sintiéndome en el papel de “la señora de…”. Está claro que para lograr esta química a la antigua usanza es clave llevarse bien en la cama, además de saber que el fuego se encenderá siempre cuando los dos cuerpos empiezan a enroscarse entre las sábanas. Y
creo que el gran sostén es una intimidad excitante y siempre innovadora. Pero además, definitivamente, hay que vivir en un estado de enamoramiento para que la experiencia de una vida conyugal con un hombre sea óptima. Nada peor que caer en el aburrimiento, la repetición o el maltrato. Consiste, básicamente, en vibrar como dos esposos en la misma sintonía, gozando de las cosas simples: además del sexo, una cena adentro y a la luz de las velas, sentarse a charlar o tirarse en el sofá los dos juntos viendo Netflix. Todo bien casero y monogámico, pero muy fogoso. Cada cross intenta darle rienda suelta a su propia locura, y en este contexto busqué vivenciar este tipo de relación de la manera más realista posible, aún echando mano a algunos recursos de fantasía, aunque suene paradójico. Cierta vez, mi novio (“marido”) me ofreció comprar un bebé de juguete para convertirnos en “padres” de la noche a la mañana. Suena infantil y al final no lo concretamos, pero me divertiría jugar a ser madre dentro de la pareja, cuidar a “nuestro hijo” y hacer el acting de amamantarlo. ¿Ridículo? Es muy probable, pero me atrapa la idea, me parece lúdico.
Queda un interrogante acerca de este formato "matrimonial": ¿hasta dónde seríamos capaces de seguir con un hombre que solo quiere estar con nosotras puertas adentro? Hubo una noche en la que él empezó a hacerme el amor bajo las sábanas, en cucharita y pidiéndome “que no hiciéramos ruido porque los chicos están durmiendo”. Su ocurrencia, que en realidad formaba parte de un juego sexual, me provocó de inmediato un tremendo viaje mental bajo ese concepto de “familia”. No solo me excitó su comentario, sino que reafirmó en aquel momento mi condición de “mujer perteneciente a un hombre”. Son simplemente preferencias, impulsos que decantan por sí solos. Todo en pos de cultivar una identidad femenina especifica. Sin dudas, creo que estas búsquedas revelan mucho de lo que traemos nosotras desde siempre, de la forma de crianza de parte de nuestros padres y de una postura frente al mundo. Ni mejor ni peor que cualquier otra: es una elección que nos incentiva como cross y que, por consiguiente, nos genera adrenalina y felicidad interior, además de un registro propio, muy personal.
Efecto cuarentena
Cuando el montaje solo se construye en la fantasía por Maru Re
Todas las cross comenzamos haciéndolo a hurtadillas, tomando prendas de alguna mujer cercana. Y así descubrimos el fetiche o la orientación de género en algunos casos. Toda esa atmósfera despierta montones de sensaciones y proyecta miles de fantasías hasta lograr montarse nuevamente. Entre esos períodos vamos acentuando la capacidad de imaginación y creación del personaje que pretendemos construir, y progresivamente nos interpretamos cada vez mejor. La mayoría de las cross de closet vivimos lapsos en los que no podemos concretar el montaje por diversas razones (falta de tiempo, de intimidad u otras veces por no disponer de las prendas). Es así que aprendemos a construir en la imaginación esa performance que pretendemos y no logramos, y el hábito continuo de esa creación nos da una frondosa habilidad para que en cada momento de soledad afinemos la calidad de la construcción imaginativa al punto de disfrutar de ella. Sentir esa escapada al placer en cada una desemboca de manera distinta, pero no menos deliciosa. La llegada de la pandemia ha trastocado todo vínculo social y el encierro condenó a quienes vivimos en familia y aun en el closet a dibujar nuestro crossdressing al reducto más íntimo, que es la fantasía y la imaginación. Nadie puede decir que esto es consuelo, pero sí se interpreta como una opción paliativa: en el juego de la creación de imágenes puede que nos permita sobrevivir al aburrimiento o la desazón. Si aun en la lectura no te dieron ganas de reír (lo cual puede serle gracioso a quienes hoy viven en plenitud y sin restricciones), y más bien de llorar, seguramente estás entre esas tantas que han estado encarceladas por más de cinco meses y no ven aun cuando harán realidad ese montaje que acostumbraban hacer con cierta frecuencia. La capacidad que los seres humanos tenemos para construir el lugar de confort en nuestro pensamiento es incalculable; por ello es que cuando se producen estos eventos no quedan más opciones que refugiarnos en nuestro interior y allí florecer en cada fantasía el ideal que tanto anhelamos. Y ojo, esto no es solo para imaginarnos un montaje, sino que es tan válido como para quienes hacen vuelos imaginativos profesionales o de otra índole. Porque cada vez que te proponés alcanzar algo, primero se lo sueña y después se lo hace real.
Crossdressing. Esas definiciones de los medios que nos ponen los pelos de punta En el intento por desmenuzar nuestro estilo de vida, varias publicaciones periodísticas han machacado con conceptos que no se ajustan para nada a la realidad
Por Alexia Montes
¿Qué puede decepcionar más a una esposa? ¿Saber que a su marido le gustan los hombres o que le gusta vestirse de mujer? Al parecer tolerarían más que se vista de mujer a que ande por ahí entregándose cual ninfa en celo. Llego a esa conclusión cuando leo en las notas periodísticas el énfasis con el que se aclara: “A mí me gustan las mujeres, jamás estaría con hombres”. La definición que rezan las notas en diversos medios periodísticos parece ser clara: “Hombres heterosexuales que gustan de vestirse con prendas femeninas”. Pero, siempre existe un pero, es incompleta. Y lo digo como homosexual salida del closet no solo en el ambiente del crossdressing, sino también en ámbitos varios de mi vida. Por este motivo es que jamás me sentí representada por esa definición. Y me pregunto: ¿Fue impuesta por la persona entrevistada o solo se trata de un recurso periodístico para llamar más la atención sobre la nota, como alguna vez me dijeron? Revista La Nación del 18 de abril de 2015. El título, basado en la cobertura de una Noche Cross en San Telmo, dice: “No son travestis ni trans, No buscan sexo ni levante. Son hombres heterosexuales y con familia que una vez a la semana dan rienda suelta a su fetiche, los
encuentros crossdresser”. En la nota se reitera la definición en cinco párrafos (notar que dice “semana” y no “mes”, alguien la pifió ahí). Ya en el anticipo del artículo, en la tapa de la revista, indicaba: "Un fetiche muy masculino, extraño furor". Siguen los ejemplos. La revista Veintitrés del 11 de febrero de 2016 titula: "Cada vez son más los hombres que encuentran placer en vestirse de mujer, La sexualidad y la relación con sus parejas heterosexuales”. En la nota aparece ese concepto en dos párrafos. Revista Viva del 31 de julio de 2016, nota sobre la obra de teatro Casa Valentina. Dice en la portada: “Cómo es la subcultura de los hombres heterosexuales a los que les gusta vestirse de mujer. Una actividad secreta que transcendió gracias a una obra de teatro. Códigos y prejuicios”. Ya en el texto hay dos párrafos que insisten
sobre el tema. ¿O sea que un hombre heterosexual vestido de mujer genera más morbo que si admite que le gusta la carne? Sí, claro. Si no titularan con la palabra “heterosexuales” solo sería otra nota más sobre travestis. Y si no fuera porque en el mundo cross no se discrimina a heteros de homo y la gran mayoría sabemos de qué la jugamos se podría llegar a creer que hay un prejuicio oculto o… el terror a las esposas o… el terror a que se despierte algún demonio dormido y hasta podríamos pensar, (ojo, es un sarcasmo) en la influencia del patriarcado heteronormativo. Al fin y al cabo resulta más fácil salir del closet como homosexual que como crossdresser. Si se hace como homo, basta con decir: “Soy puto”, y chau. Nada más que agregar. En cambio, si se quiere salir del closet como cross hay que pasarse tres horas explicando los
porqué, los cómo y los cuándo. Por lo tanto, para hacerla fácil, se puede decir: “Soy puto y como tal me gusta vestirme de mina”. Y ya está. Listo. Pues, a pesar de los titulares periodísticos y las declaraciones personales, lo real es que para esa gente que mira de afuera, todas somos homosexuales aunque gritemos a los cuatro vientos que no lo somos. No quisiera solamente autorreferenciarme, y aunque ya he expresado mi disconformidad con la definición varias veces en diferentes posteos a lo largo de estos años, me pregunto qué piensan todas aquellas chicas crossdressers que son como yo. En mi caso, vestirme con ropa de mujer y tener deseos homosexuales primero, para concretarlos después, siempre fueron de la mano. Así se dio desde mi más tierna infancia. Hay más. Como si fuera poco, la revista “Soy” de Página/12, de febrero de 2013, publicó una nota de una entonces cross, ahora trans, que definía el crossdressing como “una actividad de hombres poseedores de una abultada cuenta bancaria y un empleo de ejecutivo”. Además opinaba, casi como al pasar, que esos hombres no tienen ningún interés en la defensa de los derechos de las personas trans porque cuando quieren vuelven a su vida normal con su esposa, sus hijos, su hogar seguro y su bienestar económico.
La nota banalizaba la pasión por el crossdressing, al que según la autora solo se accede porque el hombre se puede dar el lujo de gastar lo que quiera en todos los elementos necesarios para montarse. Y al que no podía a darse esos lujos, lo condenaba fatalmente a la marginalidad. O sea que para esos hombres, practicar el crossdressing sería lo mismo que comprarse un yate, un terreno en un barrio privado o un auto de alta gama. Pues bien: yo no tengo un sueldo ejecutivo, apenas una casita en los suburbios, algo de ropa y bastante menos de zapatos y pelucas y no me paso la vida solo viendo fotos de otras cross, como también dice la autora de la nota, o cayendo en la marginalidad. Mala suerte, esta definición tampoco me sirve. Así es que según lo antedicho, debería andar por la vida siendo una “no crossdresser”. O tendría que inventarme una nueva etiqueta para definirme. Por último, ésta es la definición que aporto, aunque ojo: no quiero que la tomen como una imposición, es solo una idea. “Hombres sin distinción de edad, estado físico, nivel económico, nivel intelectual, orientación sexual, tipo de trabajo, raza, religión, ideología politica o nacionalidad que gustan vestirse con prendas femeninas”. Un gran reconocimiento a todas las cross trolas y pobres (entre las que me incluyo). Y a otra cosa…
Alena
La enigmática diosa de Minsk
por Valeria Campbell Seriecita, discreta y rígida en sus movimientos. Quizás no consciente de lo despampanante que es y todo lo que despierta. Así es (¿o era?) Alena, una cross bielorrusa que desde hace mucho tiempo anda paseando sus increíbles looks en Internet. Sin dudas, se trata de una referente dentro del crossdressing más ortodoxo, aquello que todavía sobrevive bajo las banderas de "me visto, me muestro y luego vuelvo rápido al closet". Es difícil medirle el tiempo a Alena, porque no hay registro activo de ella en redes y toda su obra está registrada en su cuenta de YouTube, que actualiza muy de vez en cuando. Hace algunas semanas y después de muchos meses subió un video de "archivo", según aclaró, en la que aparece visitando una escuela y vestida de colegiala. Sus imágenes en fotos y sus videos remiten a las prácticas de hace unos quince años, un aire un poco anticuado, pero ella es sensual
y muy bonita de rostro y cuerpo. Hoy debe rondar los cuarenta años de edad y, al parecer, no estaría "produciendo" nada nuevo de esas escenas que dejó en filmaciones, como la de Caperucita por el bosque, la mucama que limpia la casa o el auto que se le queda atorado en el medio de la nieve. No puede negarse que esta cross nacida en Gomel y que vive en la
ciudad de Minsk siempre tuvo la inquietud de generar historias cortas en Youtube -algunas de ellas, inconclusas- y no se ha quedado con simples poses en los interiores de su casa. Incluso, ha querido lucrar con sus historias web, pero su página está dada de baja. En una autobiografía contó que sus primeros recuerdos en el crossdressing datan de 1984, en la víspera del Año Nuevo: su tía la vistió como la Doncella de las Nieves, episodio que consideró "una experiencia fantástica". Solía vestirse con la ropa de su hermana, pero cuando se independizó empezó a invertir "en las prendas que soñó tener toda su vida", realización que pasó a compensar sus gastos de vestuario. Jura que nunca planeó aceptar hormonas y vive como un chico: "Trabajo como varón y así me quedaré. No tengo ningún interés en tener sexo con un hombre, porque todos mis sueños son solo sobre chicas genéticas". asegura. Viendo la belleza y frescura de Alena a través de los años, queda la impresión de que se trata de un talento desaprovechado. Pero igual, se la sigue disfrutando en YouTube.
s o t c i d E ciales i l po
Cuando estábamos "en falta"
Por Paula Fetisch ¿Qué son las faltas o contravenciones? Son pequeñas infracciones. El infractor no ha perjudicado a nadie, pero al cometer una falta existe la posibilidad de un peligro o de un daño. El que comete una falta es penado (multa, arresto, etc.), por lo que la normativa debe ser dictada sólo por los órganos legislativos (Congreso Nacional, Legislaturas Provinciales o de CABA o los Concejos Deliberantes). Únicamente castigan los jueces. La policía constata que se cometió una falta y lleva al infractor a la Justicia. Faltas o contravenciones son, entre otras, la ebriedad en la vía pública, conducir excediendo la velocidad permitida, un comercio sin habilitación, el juego clandestino, los ruidos molestos, la prostitución y hasta hace pocos años el vestirse con ropa del sexo contrario. Estas últimas infracciones en la ciudad de Buenos Aires estuvieron contenidas en los tristemente célebres edictos policiales. Ya en el Virreinato hubo bandos policiales, pero los edictos tal como se conocieron fueron creados por el entonces Jefe de la Policía Federal Cnel. Luis J. García (15-07-1932). También creó un Reglamento de Procedimientos Contravencionales (R.R.P.F. 6) que describía las penas, trámites, apelaciones, etc. Todo el entramado era manejado exclusivamente por la policía. La institución creaba los edictos, detenía a los infractores, establecía la sanción y la hacía cumplir. Por lo que no se respetaba la división de poderes por la cual el Poder Legislativo crea la norma, el Judicial impone una sanción y el Ejecutivo la ejecuta. En este caso, los tres poderes estaban en una misma persona: el jefe de la Policía Federal Argentina. De particular interés es el edicto de Escándalo que entre varias transgresiones penaba a “… los que se exhibieren en la vía pública o lugares públicos vesti-
dos o disfrazados con ropas del sexo contrario. (Art. 2 inc. f). La escritora Victoria Ocampo experimentó este edicto en los años 40, al presentarse luciendo pantalones y recibir un llamado de atención. Una anécdota: una cross que estuvo en la Policía Federal me comentó que durante los patrullajes que hacían en los años setenta no veían “travestis”. Que seguramente existían, pero no en la calle. Precisaba que se empezaron a ver con la llegada de la democracia, a partir de 1983. Siguiendo órdenes intervino en detenciones, pero trataba de no maltratar a las chicas.
La gran duda Lo que yo me pregunto es por qué al Cnel. García se le ocurrió crear este edicto en particular. ¿Las trans pululaban por las calles en 1932 escandalizando a los ciudadanos? No creo. Tampoco creo que García conociese que existían personas transexuales. Lo que sí conocería García era a una pintoresca banda que le dio varios dolores de cabeza a la policía. Estos delincuentes se vestían de mujeres para seducir a los incautos estafándolos y robándoles. Décadas más tarde, al visibilizarse las chicas trans, la policía solo tuvo que desempolvar un viejo edicto y aplicarlo a la nueva situación. Injustamente y por el hecho de ser trans además de aplicarse el inc. f) (ropa) se les aplicaba el h) (prostitución) y el i) (pervertidos). Interpreto que para Carnaval se podían usar disfraces femeninos autorizados. En 1996, los edictos recibieron un golpe mortal: la ciudad de Buenos Aires se volvió autónoma, dictó una Constitución en la que
se ordenó crear una justicia contravencional y reconoció el derecho a ser diferente (artículo 11 Constitución CABA). Finalmente, los edictos desaparecieron al dictar la Legislatura porteña la ley 10 (09-03-1998) que creó el Código Contravencional (Convivencia Urbana) y la ley 12 de Procedimiento Contravencional (12-031998). Estas leyes no penaban la prostitución, por lo que hubo que sancionar la Ley 1472 que castiga la prostitución pero no el travestismo. Hay una curiosidad entrelíneas en el texto de esta ley. El art. 81 señala respecto a la oferta y demanda de sexo: “En ningún caso procede la contravención en base a apariencia, vestimenta o modales”. ¿Un guiño a que el crossdressing no debe ser interpretado como prueba de prostitución?
Derogación y alivio
En la Provincia de Buenos Aires, el Decreto Ley 24333/56 establecía un régimen de faltas pero no mencionaba el travestismo. Esta norma fue derogada por el actual Código de Faltas (Decreto Ley 8031/73) que sí castigaba “el que en la vida diaria se vista y se haga pasar como persona de sexo contrario”. (Art. 92 inc. e). Estos decretos leyes creados por los gobernadores fueron luego ratificados por la Legislatura provincial, lo que los distingue de los edictos porteños. Otra diferencia consiste en que el castigo (multa, arresto) es aplicado por un juez y no por un comisario, como ocurría en la ciudad de Buenos Aires. El artículo 92 inc. e) estuvo vigente hasta ser derogado por la ley 13887 (08-10-2008) por lo que al día de la fecha no hay prohibición para crossdressearse.
"Alterar la fe pública" Otra anécdota: involucra a un joven que, para mi sorpresa, estudió conmigo en la universidad y me enteré de su historia cuando preparaba esta nota. Lo bautizaré con el alias Juan por discreción. En 1998 fue detenido por violar el art. 92 inc. e). No estaba ejerciendo la prostitución ni provocando escándalo y solía ser detenido día por medio. Fue condenado por la justicia a pagar una multa. ¿Por qué? El juez argumentó que travestirse alteraba la fe pública, apareciendo con una identidad distinta a la que el Estado le otorgó, entendida como el conjunto de características que permiten individualizar a la persona en sociedad. Y comparó la conducta a la de quienes se visten de sacerdotes o enfermeros sin serlo. Cuando fue detenido, los uniformados dijeron que Juan simulaba ser una mujer. Juan, quien se identificaba como gay, solía tener una actitud afemi-
nada, pero siempre se presentaba con su nombre masculino. Por lo que la policía lo detuvo arbitrariamente y no porque indujera a engaño. Finalmente, la Cámara de Apelaciones declaró la inconstitucionalidad del Art. 92 inc. e).Hoy Juan vive como varón y conserva su nombre de nacimiento. En la provincia de Mendoza, la Ley de Faltas 3365 con la Simulación de Sexo en el hoy extinto art. 80 penaba al que en la vida diaria se vistiere y se hiciere pasar como persona de sexo contrario. Estas normas se combinaban con otras que combatían a quienes vistieran uniformes, sotanas, etc. cuando no debían. Por ejemplo el artículo 92 e) de la Provincia de Buenos Aires se encontraba en el capítulo de Faltas contra la Fe Pública. Junto a éste se encontraba el inciso h) que censuraba a quienes usaran uniformes o hábitos religiosos que no le correspondieran, por lo que deduzco que fueron creados originariamente para perseguir delincuentes que utilizaran el ardid del disfraz. Estas leyes y edictos, inicialmente creados con el objetivo de impedir que los vivos engañaran a la gente, sirvieron luego como excusa para perseguir a las personas trans.
¿Se puede ser cross siendo no binarie? Una vuelta de tuerca para la psiquis tradicionamente binaria de las crossdressers Por Gabriela Ivy
¿Cuántas veces hemos ido a un baño público y sin duda sabíamos a qué puerta entrar con tan sólo ver un logo en alguna de ellas? Si somos cross vamos al baño de mujeres cuando estamos montadas y al de varones cuando no lo estamos, lo mismo para una casa de ropa, y la lista sigue… ¿Pero qué pasa cuando nuestro ser no está configurado bajo las normas genitalizadoras del binarismo?. ¿Qué sucede cuando nos dimos cuenta de que una sociedad patriarcal y heteronormada define nuestra identidad por nuestras gónadas y vemos que somos un ser pensante y con sentimientos más allá de nuestros genitales y no nos identificamos de un lado ni del otro del binarismo? En ese momento nos autopercibimos como nobinarios, o “no binaries” como le decimos nosotrxs, ya que binario es una palabra masculina y ya estamos fuera de esas etiquetas. Y al decir no binarix no decimos que somos hombres que nos gusta salir a la calle con los ojos delineados o con una uña pintada de negro a modo de rebeldía frente a la sociedad, porque el no binarismo va más allá de eso y es una cuestión del ser, es una identidad, es un género. ¿Y cómo nos damos cuenta? Porque hay alertas en nuestra psiquis acerca de ello: cuando vamos al baño ninguna etiqueta nos identifica, en una casa de ropa nos marcan que el sector al que vamos no nos corresponde con nuestro sexo, nos tratan con pronombres masculinos o femeninos y no los tomamos como propios. Es un género invisibilizado e incomprendido, motivo de estudio en universidades, ya que es complejo explicarle a una persona con el chip del binarismo la manera en que piensa y siente una persona no binaria.
Si nos ponemos a pensar, todo es binario: las leyes, el ying yang, el norte y el sur, el tigre y el dragón... todo nace como una anteposición del otrx. ¿Pero qué pasa cuando vas más allá de esto? Directamente no pertenecemos al sistema, las leyes no nos contemplan, los baños públicos no nos ponen en consideración, las casa de ropa no nos tienen en cuenta, y la lista sigue... También nos afecta a lo más importante que tenemos como ser, que es la identidad. Que te identifiques con pronombres neutros y una persona te diga: "Te voy a tratar como varón porque tenés pito y porque no me sale hablarte en neutro". Es como decirle a una persona que se presenta como Esteban y que le respondas: "Ese nombre no me gusta, te voy a llamar Luciana". ¿Cómo te sentirías?
Se trata de un género invisibilizado e incomprendido, motivo de estudio en universidades; es complejo de explicar a una persona con el chip del binarismo Ahora bien, surge un nuevo debate: ¿Como fusionamos dos potencias inconexas? Porque en plena mitad del 2020 y a raíz de las redes sociales y los caudales de información, cada vez más gente se da cuenta que es no binarix, incluso las personas que practican el crossdressing. Y acá comienza la fricción, porque el crossdressing es por naturaleza altamente binario: es ser hombre y vestirse de mujer o viceversa como su nombre lo indica. Pero si nos enteramos que la ropa no tiene género, ¿cómo podemos definir que un hombre cis se está vistiendo de mujer?
Y acá comenzamos a tener un gris legal. En mi conclusión como persona no binaria/trans que ha participado de reuniones cross, sólo puedo decir que a lo sumo se exacerba la fase de montarse. Yo salgo a la calle maquillada y con ropas que en el vulgo se consideran “de mujer”, con un mix entre un pullover de mujer y unas zapatillas new balance “de hombre”, simplemente porque me gustaron ese pullover y esas zapatillas sin pensar a qué sexo iba dedicado. Para una juntada cross puedo jugar con cosas que me gustan y podría tolerar un par de horas en la noche, como los tacos, fascinators, un make up más nocturno y quizás una peluca. Pero en mi psiquis sé perfectamente que estoy vestida como si de una etiqueta se tratase, como decir: “te invito a mi reunión dresscode con zapatos, peluca y mucho maquillaje”. Sin embargo, en la vida en general y en esa reunión nos moveremos como no binarixs porque es lo que somos, es lo que nos identifica. Entonces, si le preguntamos a una persona no binarix si puede ser cross, la respuesta es: totalmente. De hecho no existiría ningún inconveniente ya que sabemos que la ropa no tiene género, por ende evitamos el closet que para muchas personas binarias aún es el Babadook.
La decisión del cantante Sam Smith Fue el caso de un famoso que se conoció hace un año: a través de una publicación en su cuenta de Instagram, el cantante británico Sam Smith se declaró persona no binaria y pidió que para referirse a él se utilizaran pronombres neutros. En vez de "he" o "she" ("él" o "ella") en inglés, solicitó que sean "they" y "them", utilizados para designar a "ellos/ellas" de manera neutra. "Después de un largo tiempo de estar en guerra con mi género, he decidido aceptarme por quién soy en realidad, por dentro y por fuera. Estoy emocionado y me siento privilegiado por estar rodeado de personas que me apoyan en esta decisión, pero estuve muy nervioso porque me preocupa mucho lo que piensan las personas", escribió en el posteo que acompañó Smith, con una imagen con los pronombres con los que quiere ser designado.
Un nuevo camino: nació Diversxs Buenos Aires En julio pasado se creó Diversxs Buenos Aires, un grupo de facebook para fomentar encuentros y reuniones postpandemia. Básicamente, es una manera de compartir entre gente que está con las mismas inquietudes y afronta distintas problemáticas. La idea es generar actividades, ya sea comunitarias o charlas, informando de situaciones que pueden ayudar al colectivo LGTTBIQ+. Otro de los objetivos es crear redes con otros grupos siempre que sea para sumar y en señal de respeto. Es decir: siempre está latente la posibilidad de armar debates frente a temas propuestos, solo es cuestión de establecer día y hora para la conversación y los administradores o administradoras envían link del film o pdf del libro a debatir. Diversxs Buenos Aires apareció como una vertiente alternativa de la Banda del Golden Cross, que es un grupo de un crossdresing más ortodoxo. "La idea fue crear un espacio que nos permitiera abordar temas que no podemos esquivar, ya seas cross, trans, gay, no binarie", cuenta Gaby Ivy, una de las administradoras junto con Alma Sativa y Sergio Ariell Arias. Y agrega: "Es un grupo de ocio pero también que ofrezca la chance de decir: "Yo sé esto, yo me enteré de tal cosa o de tal otra... y que el fin sea llevar el debate hacia una instancia superior, para no quedarnos si se usó la palabra 'todes', o si corresponde o no. Lógicamente, la idea es juntarnos después de la cuarentena".
LA COLUMNA DE PAULA VILLANUEVA
Frente al espejo
LA NUEVA NORMALIDAD CROSS, DETRÁS DEL BARBIJO Y CON DISTANCIAMIENTO
Desde Rosario, una ciudad que ha liberado muchas actividades, podemos intuir un poco cuál será el futuro inmediato una vez pasada la etapa más virulenta de esta desgraciada pandemia. Desde el primer día que se pasó a la fase 5, varias cross rosarinas nos volcamos a la tan ansiada libertad de salir. Nos encontramos con un panorama más gris del esperado. Incluso con el transcurso de las semanas, la cosa solo se puso peor. ¿Qué pasó? Muchísimos comercios cerrados y cerrando. Bares y restaurantes habilitados pero con limitación estricta de horario de cierre (23.30) y no más de seis personas por mesa, separadas por al menos dos metros. Así se hace complicado conseguir lugar. Además rige la obligación de mostrar DNI, teléfono y datos personales y el correspondiente registro en los lugares. Todo esto constituye, tal vez, el mayor miedo de muchas cross. Hay más: se debe usar el barbijo obligatorio para circular, pero no más de dos personas por vehículo también es parte de esta nueva normalidad. Por supuesto, toda actividad cultural sigue prohibida. Las reuniones privadas, en un principio habilitadas, se prohibieron rápidamente por demostrar ser el mayor vector del contagio comunitario. Cuando salimos a cenar por primera vez con mis amigas vimos cómo algunas finalmente terminaron de asumir su pasión al momento de tener que registrarse con DNI, teléfono, etc, procedimiento que será obligatorio al menos durante dos años por motivos de seguimiento epidemiológico. Asimismo, esta cuestión puso una barrera casi infranqueable para otras tantas más. Por otro lado, el uso del tapabocas le dio el valor necesario a muchas por sentirse a salvo de ser identificadas, en esta intención de salir a dar una vueltita por primera vez montadas. Poca gente dentro de los comercios y la atención exclusiva de vendedoras provoca que ir de compras sea un placer… en los locales que sobrevivieron. ¿Qué nos espera? por un rato largo se acabó la posibilidad de hacer eventos privados. Y para ir a un bar o restaurante estará la obligación de exhibir el DNI y el consecuente registro de datos. Una de dos: esta realidad nos llevará a incluirnos más en sociedad o a escondernos mucho más en el closet aún. Lo que sí está claro es que la nueva normalidad nos muestra un mundo diferente y llevará un tiempo para volver a vivir nuestro día a día tal como lo conocíamos.