PlayCross 15

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Una creación de Martha Saffo

Nº 15

Octubre 2020

PATRICIA SANCHEZ MONROE

Crossdressing a la española


Recordando a Le Brujx: a un año del adiós a la mostra En nuestra vida dentro del crossdressing, a varias nos marcó la creación de Trabestia, una gran fiesta de la diversidad que empezó en septiembre de 2016 en Sitges y revolucionó nuestros sentidos. De pronto, nos dimos cuenta de que podíamos brillar de otra manera, rodeadas de drags, chicos y chicas de las más variadas orientaciones, pero siempre bajo el aura de un infinito amor flotando en el ambiente. Una manera distinta de disfrutar de nuestra condición cross, con una versión extendida de nuestras libertades femeninas. Este mes se cumple un año de la desaparición de Le Brujx, quien hosteó Trabestia desde el primer día y siguió poniendo su jaqueado cuerpo hasta los últimos eventos de la fiesta, que se realizaron en BeatFlow, allá por Av. Córdoba al 5500. Además de drag, Le Brujx era fotógrafa y una excelente performer que conmovía con sus increíbles looks sobre el escenario. El diario Página/12 la recordó con una excelente semblanza que la pinta tal como era en persona: "Solo su aparición hacía rugir a drag queens, drag kings, clubkids, crossdressers, cuirs, travas, tortas, bi, marikas y otres. Las mostras del inframundo se preparaban para entregarse al goce de la expresión sin límites. En su búsqueda constante de trascenderlo todo creó el lugar donde las protagonistas serían 'Las montadas'”. "La bruja craneó cada fecha con el mismo detalle que esculpía su cara en cada nueva transformación punk, dark, fishy, mostra, engendro o reptil. Generó admiración, deseo y repulsión al mismo tiempo, mientras disfrutaba incomodar los tabúes normies al nombrar a su personaje abiertamente como alcohólica, sociópata, drogadicta y al servicio de Satán", dice en otro de los párrafos de la nota, que cierra así: "Un jueves 3 de octubre del 2019, Le Brujx hacía su última transmutación repartiendo sus poderes como legado y única herencia a la familia de mostras que supo construir".

El staff Dirección, edición y diseño: Valeria Campbell Colaboraron en este número: Amy Aldana, Gabriela Binder, Paula Fetisch, Gabriela Ivy, Andrea Luz Clara González, Alexia Montes, Mistress Roxy y Romina Tulli. PLAYCROSS OCTUBRE DE 2020 HTTPS://ISSUU.COM/VALERIACAMPBELL2


Placeres: ganar el poder sensual de la femineidad Mistress Roxy enciende la polémica con una particular visión sobre el crossdressing... En el juego de las crossdressers no hay cuestionamiento de mandatos ni de normas de género. Tampoco les he encontrado algún interés en las muchas variantes de la diversidad sexual. No pertenecen al ambiente gay ni tampoco desearían ser transexuales. Son muy respetuosas del concepto binario clásico hombre–mujer y el placer reside justamente en saltar de uno a otro, sin mezclarlos jamás. Para ellas, ser mujer es cumplir al detalle con un estereotipo femenino que para la mayoría de las mujeres biológicas ya está pasado de moda. Un estereotipo que define a la mujer desde la artificialidad y que es abominado por muchas feministas. Ese es su pasaporte a un mundo secreto de delicias prohibidas. Siempre están las que necesitan ponerse encima toda la parafernalia femenina para poder dejar fluir con libertad a sus deseos homosexuales. Pero me inclino a pensar que para muchas de ellas, levantarse un chongo no es el objetivo de la noche sino apenas un complemento a esa imagen de seducción que se autogestionan desde la fantasía. Como muchas de nosotras cuando nos descubrimos mujeres en la adolescencia, las crossdressers están enamoradas de su propia construcción, de su rol, de su espejo. Lo viven como una experiencia erótica y fetichista o como unas vacaciones divertidas después de tantos años de cumplir con un aburrido y asexuado rol masculino. Sus acompañantes varoniles sólo vienen a completar la foto. El sexo puede estar o no, pero no importa tanto. La pasión con que millones de chicas cross en todo el mundo llenan las redes sociales con sus fotos es la mejor prueba que la femineidad está llena de actitudes, colores, poses y texturas que son capaces de generar placer. Hay una sensualidad fetichista propia del mundo femenino que excede el terreno de lo simbólico. Es algo real, que se toca y se siente. Es placer físico. Ponerte uniformes, caminar sobre tacos altos moviendo el culo, jugar por un rato a ser una dama, una puta, una secretaria... cuando te ves arreglada frente al espejo de acuerdo a tu fantasía femme, te sentís linda y sentirte linda, además de darte placer, te da regala un morbo adicional. Te sentís deseada como mujer por vos misma. A través de la ropa de mujer, de las pelucas y del maquillaje, algunos hombres consiguen acceder al goce de un poder erótico que la biología les ha negado. El poder sensual de la femineidad. Ojalá muchas mujeres que conozco se inspiraran en ellos como ellos se inspiran en las más bellas de nosotras.

Extracto de la nota "Placeres femeninos. Crossdressing" (10/12/18) http://sadobyroxy.blogspot.com/


Yo quiero a mi bandera Cada grupo dentro de la diversidad está representado con diferentes insignias. Aquí, una guía para entender cuál es cuál y el significado de sus diseños y colores

Por Gabriela Ivy

Hablemos de las diferentes banderas de la diversidad: ¿qué significan y qué representa su simbología? Si bien es tema de debate que una bandera no puede representar un colectivo ya sea porque (como he leído) la gente no-vidente justamente no puede VER su representación, para mí es una parte importante de nuestros colectivos, en una sociedad donde todo va acompañado de una iconografía, de una foto, de un isologotipo. En un mundo donde todo se mueve por redes sociales, creo necesario que haya banderas que nos representen. Hoy por hoy, si vemos un pañuelo verde sabremos que esa persona está a favor de la IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo) y muchas veces hay personas que se enojan por ver a alguien caminando con una tela verde atada a su muñeca y a su cuello, siendo que simplemente esa persona decidió elegir una tela verde, ya sea como abrigo para su cuello o de accesorio, sin que necesariamente sea el pañuelo representante de una lucha por los derechos. Pongo en debate la elección de los colores de dichas banderas porque muchas veces llevan a -por ejemploencasillamientos que justamente nada tienen que ver con el género que representan. ¡Basta de introducción! Comenzaré a describir cada una de ellas: Bandera LGTTBIQ+: es la mal llamada “bandera gay”, porque es la bandera de la diversidad. Por ende, carece de sentido que la llamemos solo como uno de los géneros que la componen. Está representada por seis colores que corresponden a cada uno de los géneros. Si bien los eruditos dicen que hay unos 42 géneros actualmente, me abocaré a los de este texto. También llamada bandera del arco iris, aunque mucha gente la confunde con la de los pueblos originarios, que también representa la diversidad, pero de las diferentes

tribus que habitaban el suelo latinoamericano. Creada por Gilbert Baker en 1978, cada color representa una característica: el rojo (vida), el naranja (salud), el amarillo (luz de sol), el verde (naturaleza), el azul (serenidad) y el violeta (espíritu). Fue mostrada por primera vez en una manifestación un 25 de junio del año en que se creó y representa el Orgullo; es decir, llevar con honor lo que somos. Es irónico que haya colectivos que pretenden que se les adjudique un color cuando no llevan con orgullo su condición. Si bien Baker la creó, fue a pedido de Harvey Milk, quien se trató del primer funcionario público de los Estados Unidos abiertamente gay, cuya imperdible semblanza está en la peli “Milk”, con Sean Penn. Originalmente, la bandera contaba con colores rosa y turquesa, pero el turquesa no se percibía y el rosa era un color difícil de conseguir, así que los quitaron. Actualmente se les agregan colores en triángulo por el lado izquierdo, donde incluye la bandera trans y la afro, porque son dos de los colectivos más ninguneados y asesinados dentro de la sociedad. Ya que mencioné la bandera trans, ésta cuenta con dos franjas celestes, dos rosas y una blanca en el centro. Creada por Mónica Helms en 1999, el celeste representan el binarismo niño/niña y el blanco sería la transición, por eso está en el centro. En este caso puedo debatir la elección de colores, porque justamente el ser trans rompe con el binarismo, y tenemos una bandera que justamente representa eso. Ya es tarde para cambiarlo, pero dicha bandera se está haciendo cada vez más visible y de a poquito, con los nuevos decretos, estamos siendo más incluidxs en la sociedad (por más que muchxs compañerxs no estén de acuerdo con ello y eso también es debatible). RuPaul, en su intento de hacer un lavado de imagen ya que ha demostrado más de una vez ser trans excluyente en su reality- y conmemorar a las personas trans, en vez de postear la bandera posteó la de los trenes. Y fue la propia Mónica Helms quien lo corrigió.


Tenemos la bandera lésbica, que si bien no es un colectivo invisibilizado, muchas veces es apartado o no considerado, ya sea por publicidades o incluso en bares y boliches. La insignia exhibe un hacha con un triángulo negro invertido y fue creada en 1999 también por un diseñador gráfico (sí, varón). El hacha es un símbolo de sociedades matriarcales de Asia y Europa, el triángulo negro hace referencia a lo que les colocaban en el Holocausto a lxs judíxs homosexuales, lesbianas y trans, mientras que el violeta del fondo es un color representativo del colectivo y hoy por hoy representa el feminismo. Pasemos al segundo colectivo más invisibilizado, el Bisexual. Y decimos invisibilizado porque tanto las personas hetero como las gays, en la gran mayoría cuestionan a las personas bisexuales diciendo que aún no se definen, que les gusta un porcentaje mayor de un género que de otro o incluso que la bisexualidad no existe, o que es sólo un momento de transición. Esta bandera conforma el fucsia, el azul y el centro con violeta (que sería la mezcla de los dos colores anteriores mencionados). Se pergeñó en 1998 por Michael Page: el rosa representa la atracción por alguien del mismo género, el azul por alguien de un género distinto al propio y el violeta simboliza ambas atracciones. Bandera Intersex: amarilla con un círculo hueco de color morado en el centro (no sólo las personas XXY son intersex, hay distintas variables). Creada en el 2013, los colores elegidos fueron justamente para salir del tradicional rosa/celeste. El círculo central representa la totalidad y la plenitud. Y pasamos al género más invisibilizado, el no binario. Si bien hoy en Argentina hay dos documentos de identidad que presentan dicho género, aún se lucha por explicar lo que es, visibilizarlo y respetarlo. La bandera no binaria tiene los colores amarillo, blanco, violeta y negro. El amarillo representa un color que no se ligue con lo binario, el blanco es la presencia completa de luz -es decir, la sumatoria de todos los géneros-, el violeta la mezcla de lo binario y el negro la ausencia de género, por ejemplo la asexualidad. Cada una de estas menciones no corresponde con el binarismo y, por ende, a las personas no binarias se las nombra con pronombres neutros (Sí, el tan debatido lenguaje inclusive que enfrenta posturas extremas).

Se asocia a esta bandera la genderqueer, de colores violeta, blanco y verde. El violeta evidencia lo mismo que el de la no binaria, al igual que el blanco. Asimismo, el verde es un color complementario que nace de la cruza de dos colores que justamente no son los binarios. Contamos con la bandera pansexual: azul, rosa y amarillo en el centro. La parte azul de la bandera representa a aquellos que se identifican dentro del espectro masculino, la rosa a aquellas personas que se perciben pertenecientes al espectro femenino y la parte amarilla representa la atracción hacia personas con identidades no binarias o genderqueer. También está la bandera asexual, de tonos violeta, blanco, gris y negro (los colores no ayudan mucho). Una persona asexual carece de interés sexual o no le atraen las diferentes formas de la sexualidad. El negro representa la asexualidad total; el gris simboliza un término medio entre la asexualidad y la sexualidad, el blanco: la sexualidad y una morada que alude a la comunidad en general. Un apunte personal: muchas veces me he preguntado si yo soy una persona asexual, ya que siempre le tuve que agregar un condimento extra al sexo, ya que el sexo en sí mismo me aburre mucho. Ésta es buena parte de las banderas de la diversidad hasta el momento. Quién sabe si en 10 años tengamos más o no precisemos banderas para visibilizarnos. No olvidemos del colectivo que más fácil se ofende: así es, existe una bandera héterosexual que claramente es representada por los colores binarios, con el blanco en el medio (aún no sabemos qué representa ese color). En concreto, las banderas simbolizan el orgullo, y tal sentimiento implica llevar con altura el género a pesar de saber que podemos ser insultadxs, golpeadxs o hasta nos pueden matar simplemente “por ser”. Por ende, que exista una bandera de orgullo hétero carece de validez, ya que a las personas hétero no las matan por salir a la calle (salvo que sean mujeres, pero eso pasa a ser un femicidio), besarse con sus parejas, etcétera. Han creado hace poco una bandera blanca y negra que representa el binarismo con (claramente) los órganos reproductores masculinos y femeninos en el centro, porque recordemos que para el hétero ortodoxo, los genitales nos definen. A mí, personalmente, me representa que tengamos estandartes que portar en las marchas, así que veo favorable que exista este tipo de manifestaciones icónicas y simbólicas.


Relaciones peligrosas Por cuestiones de identidad, una cross parece especialmente vulnerable a la hora de buscar sexo ocasional con desconocidos; cómo era antes y los desafíos de hoy

Por Alexia Montes Ser crossdresser y buscar relaciones sexuales con hombres es una actividad que conlleva algunos riesgos. A las consabidas situaciones desagradables en que pueden quedar envueltas mujeres o travestis cuando se encuentran con algún individuo violento e impredecible, se agrega que la crossdresser tiene una identidad que ocultar. El solo hecho de estar vistiendo ropas femeninas y ser víctima de un episodio que puede trascender aun en ámbitos reducidos nos expone totalmente ante la opinión pública y ni hablar entre amigos y parientes. La cuestión es que los seres humanos no contamos con la capacidad de enfrentar a un desconocido conociendo de antemano, y sin duda, cuál es su carácter y qué puede esperarse de él. Nos jugamos, por la aventura, porque el deseo puede más, porque a veces somos inconcientes. En mis lejanas épocas de levante en la calle, antes de Internet, me sumergía en ese riesgo yendo a la casa de alguien que había conocido solo diez minutos antes y siempre me fue bastante bien. Solía tener una especie de "Decálogo de prevenciones", pero con el tiempo me di cuenta de que el uso de esas pequeñas reglas autoimpuestas no me servía de mucho.

Nunca me pasó nada malo simplemente porque tuve suerte. Aquella lista de prevenciones, aunque probablemente también estuviera teñida de cierto prejuicio, era más o menos así: 1) Nunca relacionarme con chicos jóvenes, 2) Preferir los hombres de mi edad o mayores, 3) Nada de patovicas ni similares, 4) Mentir sobre mi nombre, mi barrio, mi estado civil y mi trabajo. Jamás llevar a nadie a mi casa (durante mucho tiempo eso era de todas maneras imposible, pues yo estaba casada), 5) Por último, no tener relación con compañeros de trabajo, viejos amigos o conocidos de algún ámbito.

Como la mayoría de mis levantes se daban cuando iba a andar en bicicleta por Palermo, procuraba y conseguía que la persona pareciera alguien de buena posición social, porque suponía que si era así sería más cuidadoso antes de verse envuelto en un es-

cándalo. Pero corrí riesgos igualmente, sobre todo cuando en los últimos meses de mi matrimonio rompí una regla al mantener relaciones con un compañero de trabajo: nos ocultamos tras las enormes pilas de mercadería en el depósito de la empresa. Y después de separada rompí otra, ya que habiendo alquilado un departamento a dos cuadras del trabajo llevé a ese mismo compañero a mi casa. Lo vieron otros empleados de la empresa entrar al edificio y, como mi acompañante ya tenía fama de gay, concluyeron que yo también lo era, lo que ya no me importó pues tiempo después salí del closet ante todos, sin problemas. Debido a que a los seis meses de separarme conocí a mi actual pareja me convertí en una señora burguesa del sexo. Insaciable, sí, pero de un solo hombre, lo que me borró de las calles buscando chongos. Y después llegó Internet, y entre otras cosas descubrí el Messenger. Solo por diversión me pasé largas noches calentando pijas en un puro histeriqueo, lo que me resultaba divertido. Nada de engañar a mi pareja ni peligros latentes. Pero además sostuve interesantes charlas, cámara mediante, con chicos y chicas y hombres de edades varias. En una de esas charlas con un jovencito gay en la que me pedía consejos como si yo fuera su hermana mayor, me preguntó cuál era mi fórmula para relacionarme con hombres y le conté acerca de mis experiencias en la calle. Hago memoria y toda-


vía recuerdo su pregunta: "¿Pero eso no es peligroso?" Dado que él me había contado que hacía sus levantes en los grupos que había entonces en Internet, le dije que a mí me parecía más peligroso lo que hacía él, pues argumenté que las redes son la manera más fácil de engañar a otras personas, poniendo perfiles falsos. "¿Cómo sabés si estás chateando con un chico de tu edad con buena onda o con un pedófilo? Y si te manda una foto puede ser falsa, como todo el resto de los datos. En cambio, en la calle al menos lo ves a la cara. Es cierto que con eso no basta pero es una ayuda", le expuse. Ignoro cómo lo siguió haciendo después, pero como era un chico de estas épocas me imagino que habrá seguido buscando en las redes. La idea de escribir sobre este tema me llevó a registrarme en “ContactosSex” para ver cómo anda la onda en estos sitios, sin ningún otro ánimo que el de la pura curiosidad. Puse mi edad real pensando que no me iban a dar bola por viejita, aclaré que era cross y subí una foto en la que estaba en la calle frente al boliche Manhattan con las bucaneras y minifalda. Así las cosas, en cuatro horas tenía 167 visitas en mi perfil y unos veinte mensajes. Recorriendo las fotos de los varios perfiles de mis visitantes, creo que jamás vi tantas pijas juntas. Obviamente no esperaba encontrar textos de filosofía o la resolución de la cuadratura del círculo. Si una busca pijas encontrará pijas. Los textos eran lo de siempre: "Hola, mi amor, etc, etc".

El sitio de ContactosSex se jacta de que desde 2001 viene contactando gente. En su introducción, dice que "brinda un espacio para que todos los géneros y expresiones encuentren momentos de placer, satisfacción y amistad" Tal como te pide el sitio, puse un nombre falso, pero parece que mi "fama" trasciende porque dos de estos visitantes de mi perfil me reconocieron y entonces les di un poco de bola, unos breves intercambios de palabras dejando todo en el aire para “más adelante”. O sea, todo igual, un poco más de aquel juego histérico de años atrás y nada más. Mi sensación de que todo es falseable y el hecho de que soy fiel a mi pareja me impidieron seguir adelante. Además, tampoco era mi intención ir más allá, pues no me costaba nada imaginar el resto. Cerré la cuenta y a otra cosa. Es evidente que mucha gente se maneja por estos medios de la manera más natural para conseguir una buena compañía y seguramente lo consigue, porque no hay nada que explicar ni hacer un noviazgo previo. Tampoco la poesía es útil para llegar a buen término. Aunque se pueda mentir un poco, solo un poco, sobre todo cuando se habla del “tamaño”, yo ya no quiero seguir tentando a la suerte. Si me falta “la de verdad”, para eso tengo un consolador y sobre todo a mi edad, que suele tentar a los que quieran aprovecharse económicamente por las buenas o las malas de la situación. Ya no estamos en la época de los edictos policiales ni de la dictadura, pero el mundo se ha vuelto extrañamente loco. Allá afuera hay mucho hombres que también sueñan con una noche de placer; solo hay que encontrarlos y disfrutarlos. Hoy, las redes abren las puertas con mucha más facilidad... el problema es que puede entrar cualquiera.

De egoístas, impotentes y galanes de turno por Valeria Campbell "Al final no fui porque tenía fiaca". Eso fue lo que me escribió un flaquito de unos 20 años para justificar su ausencia en mi casa, en una noche de cuarentena. Este tal Jair prometía mucho: en su perfil de ContactosSex mostraba bien su cara, su zona dotada y además exhibía alguna proeza sexual en un video bien filmado. Me había seducido por Whatsapp con un audio, me había hecho la propuesta y... todo perfecto hasta allí. Aunque a la hora de la verdad se hizo humo y su explicación de por qué nunca vino llegó al otro día, y solo porque le pregunté el motivo de una plantada tan fea. Situaciones de desaprensión y desidia son muy comunes en un sitio de encuentros como ContactosSex. Y según mi experiencia, los buenos diálogos previos a la cita tampoco garantizan nada. Varios "galanes" me han prometido el oro y el moro, pero en el momento clave han sido un desastre, al punto de enseñarse impotentes en la cama. Será por los nervios del encuentro clandestino o porque hay una novia o esposa que los está esperando en sus casas; la realidad es que muchos candidatos son un completo fracaso. Así, hay que estar preparada para, eventualmente, vivir una experiencia de mediocre para abajo. Son los riesgos que se corren, aunque algunas situaciones reñidas con la seguridad personal pueden ser mucho más graves que un tipo al que no se le para. Nunca hay que relajarse. "¿Cómo anda ese culito?", me escribió otro con el que venía hablando sobre la chance de encontrarnos. Venía bien hasta que el pibe decidió no tratarme como persona, sino como "culito". Bloqueo directo, con el sinsabor de haber perdido el tiempo. Pero a no desesperar: quizás el menos pensado, uno que ni siquiera tiene foto de avatar, puede ser el machazo que estabas buscando para calmar tus ansiedades sexuales. Eso también existe y no todo es desolación, amiguitas.


Relaciones peligrosas

Entre la precaución y la calentura: fantasías y ciberpartenaires Si la idea es "sacarse las ganas" en esta cuarentena extendida, aquí va una manera de relacionarse cuidándonos y cuidando a los demás, teniendo como aliada a la tecnología Por Andrea Luzclara González ¡Por favor, que se termine este suplicio!, ya no pue... ¿estamos al aire? Somos muchas quienes creemos que tienen sentido las medidas de aislamiento y distanciamiento social que se están promoviendo no solo en nuestro país, sino en todas partes del mundo. Y seguirlas nos pone en un brete: acá sí que no se coge. Aquellas que tenemos sexo con alguien que no convive con nosotras (sea pareja, chongo/a, o trabajador/a sexual) estamos arañando las paredes, el suelo y el cielo raso, muchas veces húmedas, deseando compartir con alguien la calentura. Significa volver a sentirnos deseadas y hacerle sentir a la otra persona que es deseada (ese juego divino de la seducción que rejuvenece). Por supuesto, no hay nada como el contacto físico, ni será la intención de esta columna convencerlas de algo parecido, pero... ¡No todo está perdido! Esta pandemia nos agarra con pros y contras: una contra son los aviones que trasladan el virus de acá para allá (algo que en la última pandemia de hace 100 años atrás no existía), y uno de los pros es la conectividad que nos permite comunicarnos como nunca antes en la historia de la humanidad. Ahora bien, ya hemos dicho que no es lo mismo, ¡pero estamos calientes, che!, así que veremos las formas en cómo poder sacarnos un poco las ganas, manteniendo el distanciamiento, cuidándonos y cuidando a les demás. Una tentación que puede ser sumamente peligrosa es la de poner en riesgo nuestra privacidad: es muy importante nunca dar nuestro nombre real, nuestra ubicación (¡no nos vamos a encontrar!), nuestro teléfono, nuestro correo personal, nuestro rostro o cualquier parte reconocible de nuestro hogar.


Pensémoslo de esta forma: para nuestre compañere sexual, debemos ser como una "mujer de negro" (¿recuerdan la peli?), debe ser imposible llegar a nuestra identidad real. Si tomamos todos los recaudos, podremos dar rienda suelta a cualquier fantasía sin miedo a luego ser chantajeadas (y esto pasa, chicas). A medida que conozcamos a la otra persona, podemos sentir el deseo de darnos a conocer más, pero es sumamente importante ser cuidadosas: nadie, absolutamente nadie, fue engañada sabiendo que era engañada. No importa cuánta confianza sientan, es mejor dar un tiempo. Cualquier actitud sospechosa (nos insiste mucho en datos que no queremos dar) nos debe prender todas las alarmas.

Un espacio tradicional como las salas de chat puede ser lo más recomendable a la hora de buscar con quién pasarla; es relativamente más fácil encontrar un "match" con quien compartir fantasías Hay delincuentes que viven estafando, y chantajear a personas por su sexualidad es una forma más de hacer dinero, no lo olviden. Si van a usar Skype o algún software similar, creénse una cuenta específica para el ratoneo: ¡nunca, nunca, pero nunca usen su cuenta personal! La cam no está prohibida, pero siempre recuerden no mostrar nada reconocible (ejemplo: tatuajes). Aun si tienen un teléfono dedicado, les recomendaría nunca llamar por teléfono ni mandar mensajes, tampoco WhatsApp. Siempre usen algún software, como Skype, que les permita esconder cualquier dato de contacto que pueda servir para identificarlas. Ahora que les traslado mi forma de cuidarnos, ¡veamos dónde encontrar con quién compartir la calentura! Hay muchos sitios donde se pueden encontrar compañeres como en ContactosSex (www.contactossex.com), que parece ser una muy popular entre nosotras-, pero yo voy a recomendar algo bastante más tradicional: las salas de chat. Es relativamente más fácil hallar un "match" que comparta nuestras fantasías, morbos o perversiones, y en la virtualidad -creo- no interesa tanto cómo se ve la otra persona, sino compartir la misma sintonía fina, hablar el mismo lenguaje con el mismo abecedario, para que la calentura vaya in crescendo a medida que avanza la conversación. Generalmente lo que se proponen son "relatos" (donde las personas

asumen roles y se desarrolla una historia), pero a mí me resulta mucho menos artificial y excitante tener una conversación donde planteamos lo que nos calienta y desarrollamos. Hay personas que en los chats buscan encuentro, pero otras no, así que es una muy buena oportunidad para masturbarnos un poco (o mucho, o nada, dependiendo lo que las excite) con alguien del otro lado. También se pueden compartir cosas (imágenes, videos) con personas de un género que no nos interesa, como amigas. Esto puede ser más excitante que hablar con la persona de un género que sí nos interesa, pero con la que no hay "feeling". Esto es porque entre amigas podemos idealizar a esa figura que nos atrae y pensar juntas cómo sería la situación, darnos ideas, alimentar nuestras fantasías, y ofrecer más herramientas para la autosatisfacción (que nunca están de más). Incluso, en los chats se pueden crear salas privadas donde participan varias personas, que se pueden usar para orgías, gang bangs, o para charlas hot entre amigas (muy recomendadas). Ya ven: acá sí que no se coge, pero por suerte, esta situación nos agarró con Internet y la paja está más vigente que nunca, y ella no juzga. Si hace tiempo no te dabas caña (como le dicen en España, y esto deschava por donde suelo chatear), comprate unos buenos forros súper finos que no vas a embarazar a nadie y... que salgan las pajas de oro.


"Somos muy parecidas a las argentinas; al final se trata de sentirse mujer"

Desde Madrid, Patricia Sánchez Monroe cuenta cómo es ser una chica cross en España: la aceptación de su familia, las salidas con las Dafni Girls y sus sentimientos femeninos

por Valeria Campbell Es sabido que el crossdressing no tiene fronteras. No importa la nacionalidad: incontables varones de los cinco continentes, en la intimidad del closet, siguen preguntándose aún hoy mientras se visten: "¿Soy normal?", "¿Soy la única persona en el mundo que hace esto?" Historias repetidas a lo largo del tiempo, matizadas con los interrogantes de siempre. Todo sigue igual en ese sentido, aunque la tecnología avanzó para despejar las dudas cada vez más rápido. Y sobre todo, para no sentirse sola en sociedades todavía intolerantes. Internet, qué otro factor, ayudó decisivamente a entender que hay muchas "hermanas de ruta" deseosas de lucir como reinas y de reforzar su esencia femenina. España es un polo muy interesante para las cross de Argentina, no solo porque nos une el idioma y parte de la cultura, sino porque también lleva adelante refinados

métodos de transformación. Patricia Sánchez Monroe es una referente ineludible si hablamos de "crossdressing a la española", tanto por su simpatía como por su incesante búsqueda de generar una ilusión de mujer cada vez más convincente ante el espejo. Además, es una de las caras más visibles de "Dafni Girls", el grupo liderado por Dafni Cocó, que tiene un estudio donde enseña a montarse y organiza fiestas de nuestra temática. Patri reside en Getafe, a 12 kilómetros de Madrid, con su esposa y su hija. Es una familia sin misterios ni dobles vidas, sino más bien al contrario: al blanquear su condición, ella vive en un estado de plenitud. -Voy con la pregunta más básica y ancestral: ¿por qué creés que te vestís de mujer y desde cuando lo hacés? -Qué buena pregunta, si yo lo supiera… Mira, tengo 48 años y lo hago desde que era una niña, desde pequeñita. La verdad es que no sé qué me motivó a hacerlo por primera vez, aunque recuerdo que fueron unos zapatos de mi madre los que me impulsaron a ponérmelos, y desde ahí descubrí que me agradaba ha-


cerlo. Sinceramente no sé el porqué, qué hay en mi mente para que me encante, pero he dejado de hacerme esa pregunta hace tiempo. ¡Simplemente lo disfruto! Disfruto muchísimo cuando me transformo, cuando me miro al espejo y veo a Patricia. ¡Me encanta! -¿De qué manera se dio esa confesión inicial a tu familia para que le den acceso a Patricia? -Fue un proceso largo. Cuando mi mujer y yo éramos novias se lo conté. Antes de ese momento yo jugaba a ponerme su ropa como en broma delante de ella, como un juego. Me ponía sus medias y sus zapatos y hacía el tonto. Hasta que un día me decidí a contárselo del todo. Estábamos de vacaciones en casa de sus padres, las dos solas. La casa tiene dos plantas. Subí a la planta de arriba y me puse un conjunto de lencería suyo, sus medias y sus tacones. Después le escribí una carta y se la dí vestida de esa manera. En la carta le conté todo. Cómo me sentía cuando me ponía ropa de mujer, desde cuándo lo hacía, etcétera. Ella lo comprendió todo. Y digamos que me quité un peso de encima. ¡Ahora llevamos treinta años juntas! -¿Cómo sigue ese régimen de estar dos semanas con el permiso de montarte de chica y otras dos semanas plenas de varón? ¿Se respeta a rajatablas? ¿Hay margen para alterarlo y te dan ganas de hacerlo? -Bueno, la verdad es que trato de respetarlo, aunque a veces lo variamos… tres semanas sí y tres no, o una sí y una no… aunque la mayoría de las veces lo seguimos a rajatabla. Hay períodos en que me apetece muchísimo vestirme y otras no. La verdad es que puedo soportarlo, jajaja. -¿Qué pasa mientras te maquillás delante de tu mujer y de tu hija? ¿Cómo interactúan desde sus miradas? -Jajaja, ellas son muy críticas conmigo. Y es algo que agradezco. Siempre es bueno recibir críticas positivas para levantar la moral y negativas para poder mejorar. Siempre trato de aceptarlas. Mi hija, a sus catorce años es la... ¡más cañera! -¿Alguna vez entraste en crisis por el crossdressing? ¿Te llegaste a reprochar o cuestionar algo? -Muchas veces, sobre todo al principio. Me preguntaba en muchas ocasiones el porqué de mi travestismo. ¿Por qué no puedo ser como un hombre normal? ¿Por qué me gusta verme como mujer si soy hétero? Muchas preguntas… Me sentía un bicho raro, anormal. Sentía culpa cuando me vestía, mucha culpa. Hasta que gracias a Internet y a las redes sociales descubrí que no estaba sola, que había muchas más chicas como yo. Y resolví muchas dudas. Ahora soy yo quien trata de ayudar a las chicas que empiezan a entender su travestismo, a que sepan que no están solas y que esto es algo totalmente normal y maravilloso. -¿Qué lugar ocupan las cross dentro del mundo LGTBQ de España? ¿Las ves con identidad y peso propio o son ignoradas? -Creo que aún nos falta mucho camino por recorrer, pero vamos por la senda correcta. Cada vez somos más

Un sueño hecho realidad para Patricia: vestida de novia

chicas quienes vamos haciéndonos un huequecito en la comunidad. Hay chicas en España verdaderas activistas del crossdressing en lucha para ser aceptadas. ¡Lo vamos consiguiendo! -Aunque imagino que depende de cada región, qué nivel de conocimiento y de aceptación hay del español “promedio” hacia las chicas cross? -Esto enlaza con la pregunta anterior. Creo que, al menos en mi caso, toda la gente que lo sabe lo ha aceptado bastante bien. Yo trato de darlo a conocer con naturalidad, como algo absolutamente normal y la gente lo entiende bien. Aunque siempre habrá cerrados de mente, pero eso pasará con todo. Hay gente receptiva y cerrada en cualquier aspecto de la vida. -Varias cross argentinas estuvieron con ustedes en Madrid. ¿Notás una esencia crossdresser similar, más allá de las distintas idiosincrasias, u observás muchas diferencias a la hora de vivirlo y sentirlo? -Sin duda, somos todas muy parecidas. Al final se trata de sentirse mujer y disfrutarlo a tope. Creo que todas tenemos esa cosita que una chica argentina definió: “La crossdressina”, jajaja. Unas lo vivimos más intensamente que otras, pero en definitiva la esencia es la misma. Disfrutar de nuestra parte más femenina. ¡Eso nos une y es maravilloso!


-Está claro que no te gustan los hombres, pero… ¿cómo es el vínculo con ellos cuando estás de mujer? ¿Qué sensaciones te recorren, también en función de los piropos y los elogios que recibís? -¿A qué mujer no le gusta que la piropeen? Me parece que una cosa no quita la otra. No me gustan los hombres, ¡pero cuando alguno me dice algo bonito me encanta! Sé que tengo enamorado a más de uno y que muchos buscan el morbo que les da una chica crossdresser, pero otros me ven como mujer y eso es un halago. Que me digan que soy guapa o que tengo buen cuerpo es un reconocimiento a mi esfuerzo a la hora de transformarme en Patricia.

Siempre lista para probar nuevos looks: los vestidos le apasionan

-A la distancia se adivina que la figura de Dafni, que tiene un centro de transformación, se mantiene muy poderosa en el grupo cross español. ¿Sigue siendo ella así, tan influyente, más allá de que muchas de ustedes ya se "liberaron" y quizás ya no necesitan esos aprendizajes al lado de ella? -Dafni es una persona fundamental dentro de este mundo. En mi caso, ya me vestía antes de conocerla, pero con ella he aprendido muchísimo. Ha contribuido a crear una Patricia más femenina, más guapa. Me ha enseñado a maquillarme, a vestir con estilo y a ser una mujer más elegante. Para mí, Dafni es una persona muy especial. Ya no solo es mi maquilladora, es una gran amiga a la que quiero mucho y con la que he compartido momentos de risa y de llanto. Además hay chicas que no pueden vestirse en casa o no saben maquillarse, y el estudio de Dafni es su vía de escape y su paraíso para ser quienes quieren ser durante unas horas. -¿Cuál puede ser una buena salida cross por Madrid, dentro de las innumerables opciones que ofrece la ciudad a nivel nocturno? -No me gusta hablar de salida cross como tal. Cuando salgo no voy diciendo que soy cross, salgo como mujer. Hablo, me muevo, interactúo como mujer. Y por supuesto salgo a sitios “normales” donde podría ir cualquier mujer. Por eso, en Madrid cualquier sitio es bueno para hacer una salida. Aunque para las chicas que empiezan o que son más temerosas, sin duda la zona ideal es el barrio de Chueca, la zona LGTB de Madrid. Es la zona más cómoda para ellas.

Con Dafni Cocó, una maquilladora que mejoró su calidad de vida cross

-¿Cuál fue la situación más fuerte que viviste dentro del crossdressing? Algo que te haya dado a pensar: “¡Guau, hasta dónde llegué con esto!” -La verdad es que ha habido muchas, pero uno de los momentos más especiales fue cuando una amiga modista me invitó a desfilar en una pasarela con dos de sus vestidos. Yo era la única chica cross, las demás eran mujeres cisgénero. Disfruté muchísimo, me sentí una mujer más, además fui muy aplaudida.


Mujeres de negro: las Dafni Girls y una hermosa imagen de amistad y buen gusto

-Nosotras como grupo tuvimos grandes momentos, pero también importantes peleas entre varias. ¿Cómo se llevan ustedes dentro del grupo cross? -Mira, siempre habrá peleas en cualquier colectivo. Es difícil ponerse de acuerdo en todo. En este mundillo en particular hay muchas envidias (no entiendo por qué) que acaban con amistades. Al final, una tiene que quedarse con los momentos buenos y olvidar las rencillas. En lo particular trato de llevarme bien con todo el mundo, aunque soy consciente de que no le caigo bien a todas. Pero eso es inevitable.

El momento previo a colocarse la peluca: Patricia coordinó con su mujer para montarse por períodos, aunque prevalece la comprensión a lo largo de 30 años de pareja

-¿Con qué frecuencia se reúnen? ¿Qué hacen? -Solemos reunirnos cada tres o cuatro meses en las llamadas fiestas “Pass de Wig”, donde nos juntamos más de cincuenta chicas con amigos y parejas. Es súper divertido. Lo pasamos genial. También hacemos alguna cena de vez en cuando o nos reunimos simplemente para charlar y compartir experiencias. -¿Qué le diría tu “Yo varón” a Patricia, si se pudieran encontrar tus dos roles cara a cara? -Mi Yo varón está enamorado de Patricia. Es su tipo ideal de mujer, así que seguramente la invitaría a cenar y anillo en mano la pediría matrimonio, jajaja. Otra cosa es que ella diga “Sí quiero”... jaja. -¿Cómo ves tu futuro como Patricia? ¿Con fecha de caducidad o para siempre? -Patricia siempre será Patricia, no puede dejar de existir porque forma parte de mí, es mi parte femenina y es irrenunciable. En el futuro me veo como una señora elegante, disfrutando de mi femineidad.

El resultado final de esta chica que busca quitarse las etiquetas cross y simplemente andar por las calles de Madrid como una mujer; en el futuro, se ve como una "señora elegante"



Vanesa L. Andrade


Carta abierta a un padre machista por Romina Alejandra Tulli Podés decirme que no es así, que no sos machista. Que realmente me querés y que siempre me quisiste. Si es así, ¿por qué te importaron más “los demás” y pusiste a “los demás” por encima de tu propia “hija”? ¿Por qué no me aceptabas? ¿Por qué te importó más lo que dijeran en Fasta, la universidad privada católica donde cursé hace un tiempo? ¿Por qué tendría que abandonar la carrera y dejar de cursar si se enteraban que era “gay”? En ese momento me definía así. Tan terrible era, que yo tenía que irme si se enteraban lo que “soy” y vos tenías que renunciar a Fasta, porque trabajas allí. ¿Estuviste ahí por más de 10 años y no sabías que había otros chicos gay cursando, o que cursaron? Cuál era el problema entonces? ¿Te importó más lo que dijeran los vecinos del barrio? ¿Es porque debíamos mudarnos a otra ciudad fuera de Mar del Plata, a otra provincia, si los vecinos se enteraban lo que “soy”? ¿Y porque deberías vender la casa que tanto trabajo te llevó construir? Soy consciente del trabajo y del sacrificio enorme que hiciste para construir esa casa. Pero… ¿qué tiene que ver eso con ser quien soy? ¿Por qué tuviste que ser cruel y vil? ¿Por qué mentirme y decirme que mi mamá estaba mal y quería suicidarse, además de que yo era la culpable de ese mal que atravesaba mi madre? ¿Como los miedos no sirvieron saliste con eso? ¿Por qué tenía que esconder mi ropa femenina, no volver a usarla nunca y fingir dentro y fuera de la casa algo que no era? ¿Tenía que ser un “hombre heterosexual”? Lo triste es que te creí y yo no quería que a mi mamá le pasara nada. Por eso fingí durante meses algo que no era, para que no le pasara nada. Hasta que me enteré de la verdad. ¿Cómo pude perdonarte y dejarte pasar algo así? Durante esos meses estaba realmente mal. ¿No sabés que no hay nada peor que fingir algo que no sos? Con el tiempo no pude seguir fingiendo. Y eso molestó, ¿no? ¿Por qué no podía hablar con un chico que conocí en las redes sociales por teléfono? Ese día estaba tomando sol y mantenía con él una charla amena por celular, según

recuerdo. Y no te gustó, estabas ahí escuchando. Como si fuera algo muy grave. Me llamaste la atención y me dijiste lo peor que escuché en mi vida: “Yo te podría querer como gay, pero hasta ahí nomás”. Esas palabras me dolieron en lo más profundo de mi alma. ¿Cómo pudiste decirme algo así? Salí desesperada a la casa de mi abuela, no paré de llorar en todo el viaje, pero no te importó. Mi abuela, al verme llegar a su casa en un mar de lágrimas, no entendía, pero intentó consolarme. En medio de eso, uno de tus mensajes que recibí, me lastimó aún más. “Yo te quiero y siempre voy a estar con vos, pero no me claves puñales. Mamá no tiene que sufrir”. Mi respuesta en ese estado fue: “No tengo la culpa de ser diferente”. Y tu respuesta final apuntó a decirme: “Sé diferente afuera y que mamá no vea ni oiga nada”. En este entonces fue cuando le pedí a mi abuela de mudarme con ella, no pensaba volver nunca más a esa casa, no después de semejante dolor que me causaste. El dolor fue enorme, ¿cómo pudiste ser tan duro conmigo? Tuviste que bajar un montón los cambios de tu machismo a cero, después de que mi abuela te llamara por teléfono para cagarte bien a pedos por el estado en que llegué a su


casa. Tuvimos una charla, una charla que no quería saber nada, que quería irme, en la que seguía totalmente shockeada. Descargué todo; cada una de las cosas que pasaron sin filtro. Me terminé quedando con la esperanza de que a partir de ese momento todo sería mejor, o “un poco mejor”, según vos. Pero no fue así. Empecé a salir de noche vestida de chica. Me sentía libre a la noche, podía ser quien era. Me sentía feliz. Entonces, si me veías bien y feliz, ¿Por qué cuando volvía de salir, ya a las 9 de la mañana, estabas golpeando la puerta de mi pieza para que me despertara? ¿Qué pasó? Por qué lo hacías cuando salía y no pasaba eso cuando no tenía un programa de noche? Y si no pasaba eso, el día que iba a salir, era cuando llegaba la novia de mi hermano, que por supuesto podía quedarse a dormir en la casa. Ideal para que no saliera yo, supongo. ¿Por qué le permitiste a mi hermano que trajera cuando quisiera a su novia para que durmieran juntos, y a mí no me permitías que me vistiera con mi ropa femenina en la casa? Mi transición arrancó en 2015, y solo pedía una cosa: que no me mencionaran por mi nombre anterior. Porque me duele y me lastima. Pero no importaba, ¿no? En cinco años lo dije de muchas maneras y no importó porque seguías llamándome por mi nombre anterior. Vos siendo ingeniero, una de tus hijas te dice: “No hagas eso porque me lastima”. Y seguís haciéndolo. ¿Realmente te importé alguna vez? ¿O te importaban más “los demás”, o qué? O

lo hacías a propósito, porque sabías que eso me lastimaba? ¿Tanto te cuesta aceptar que soy diferente? ¿No te dabas cuenta de todo el dolor que me causaste, las heridas profundas que me dejaste? ¿Y todo por qué? Por tu machismo, por el “qué dirán”. ¿Por qué no te bancás haber tenido una “hija trans”? ¿Por lo que dijeran tus compañeros de trabajo o tus amigos? ¿Dónde están ahora todos ellos? ¿Dónde están ahora que te jubilaste? No están. Solo queda la familia y una hija que lastimaste demasiado. Todas estas preguntas en esta carta abierta no tienen respuesta. Salvo una sola vez, según recuerdo, nunca te disculpaste por nada, y por mi parte nunca te pregunté el porqué. ¿Porque fuiste así conmigo? Y a pesar de todo, a pesar del dolor, los años, debo hacer un sincericidio porque me ayudaste un montón para poder vivir en donde estoy ahora. En un lugar hermoso donde prácticamente se respira paz. Pero tenés que saber que el dolor profundo no se puede olvidar ni se compensa con la gran ayuda que me diste. Y no termina de sanar cuando siguen lastimándote.

A todos aquellos familiares de una hija o un hijo trans, sigan amándolos. No dejen de amarlos por ser diferentes. Y si no quieren estar solos el día de mañana, no los lastimen, no hagan que sus hijos los odien, porque cuando eso pasa es muy difícil volver atrás.


Algunas actividades que involucran vestimentas y compenetración en el personaje tiene mucho parentesco con nuestra pasión por montarnos: ¿te animarías tambien a desarrollar algunas de ellas?

Primos del crossdressing Por Paula Fetisch Hay mucho más allá del crossdressing, si se trata de hábitos. En este sentido, quiero contarles sobre actividades distintas a nuestra pasión, pero que se le parecen tanto por el uso de particulares tipos de ropa, por la seriedad con la que los participantes se involucran o por la existencia de eventos que recuerdan a sus similares cross. Igualmente, los roles son practicados -en la mayoría de los casos-, en forma temporal y no viviendo siempre como sus personajes. COSPLAY: Es la abreviatura de “costume play”. Los participantes, cosplayers, usan disfraces que representan personajes de ciencia ficción, videojuegos o dibujos animados. Organizan eventos donde concurren con sus trajes de superhéroes (Wonder Woman), personajes de animé (Sailor Moon) o de Star Wars. El esmero en la creación del traje como la erudición con la que conocen las historias de sus representados son dignos de respeto. Una variante travesti, que se ve mucho en Japón, es el crossplay, que consiste en vestirse de un personaje del sexo contrario. Se denominan “brolitas” (brother y lolitas). También se lo vincula con el furry cuando se interpretan personajes animales antropomorfos, como Bugs Bunny.

REENACTMENT o recreación histórica: Los participantes (reenactors) recrean una batalla que puede ir desde el Imperio Romano hasta la Guerra de Corea. Generalmente amateurs, algunos miembros son militares o historiadores. Hacen una detallada investigación sobre el armamento y uniformes que van a utilizar, así como los hábitos y gestos del período histórico que van a representar. Por ejemplo, la forma de fumar. Lo que necesitan lo consiguen en empresas que proveen artículos para reenacting o lo fabrican ellos mismos. Incluso restauran vehículos antiguos. No es raro en Estados Unidos verlos con un viejo tanque Sherman. También se representan eventos civiles como la vida en una aldea medieval o en un pueblo del Far West, donde es más frecuente ver mujeres reenactors e incluso niños. El meduloso estudio que hacen de sus personajes les ha dado un lugar en el cine. En la película Saving Private Ryan, muchos extras que hacían de soldados alemanes eran reenactors.


FURRY: Significa "peludo" en inglés. Surge en la Convención Mundial de Ciencia Ficción (Boston, 1980). Se representan distintos personajes de animales mamíferos antropomorfos ya que tienen forma humana, son conscientes de su existencia, pueden esbozar diversas expresiones faciales, poseen la capacidad de hablar y caminar sobre dos piernas. Una furmeet es una reunión de furries donde interactúan personas de esta subcultura y allí se hacen concursos, charlas y juegos. Los trajes (fursuits) suelen ser muy elaborados, incluso algunos tienen sistema de ventilación interna para una mayor comodidad. Se realizan más de 25 convenciones furry al año en todo el mundo. Algunos varones usan fursuits femeninos y contactan con el crossdressing.

de quien usa esos vestidos como fetiche. La palabra fue creada por Magnus Hirschfeld en su obra "Sexualpathologie: ein Lehrbuch für Ärzte und Studierende" (Patología sexual: Un libro de texto para doctores y estudiantes, 1917). Por ejemplo, a una mujer le puede excitar vestirse como una enfermera o como una niña, o a un hombre le atraiga vestirse como un niño o un policía. Cuando la vestimenta es de un infante se lo considera Age Play, donde el adulto se viste como un niño o adolescente. Y un ejemplo sería una mujer adulta jugando a ser una colegiala. Sin embargo, y en mi personal visión, el cisvestismo sería mucho más extenso. No es raro escuchar mujeres que se sientan más lindas con un vestido de fiesta o un disfraz erótico, o varones que se perciban más masculinos con smoking o en saco y corbata.

ADULT BABY: Es el deseo de llevar pañales, tomar en mamadera y ser tratado como un lactante. Son adultos que se comportan como bebés usando sus atuendos, durmiendo en cunas y que se expresan con llantos y balbuceos. Algunos de ellos buscan el cariño maternal o ser retados por una mujer adulta que caracteriza a la madre. Una variante son los fetichistas de los pañales (diaper lovers) que se limitán a vestir estas prendas por cuestiones eróticas pero sin actuar como bebes. A veces ambos elementos se unen y se los denomina AB/DL (Adult Baby-Diaper Lover, o bebé adulto amante de los pañales). No hay una etiología comprobada debido a practicarse en forma clandestina. En general, esta pasión nace durante la adolescencia y los reportes médicos informan que no causa significativos problemas o angustia. Algunos especialistas consideran que se combinan formas de fetichismo, travestismo y masoquismo. Cuando el adult baby varón se caracteriza como una bebita se lo denomina “sissy baby”. Y esto es interesante, pues muchos adult babies lo hacen para reducir el stress o sentirse libres de responsabilidades. Existen foros, organizaciones, eventos y publicaciones “adult baby”. Ejemplo de esto son las organizaciones americanas "Diaper Pail Friends" y “Still in Diapers”. CISVESTIS: Lo contrario a travesti. Es el uso de vestidos adecuados al sexo de su usuario, pero no adecuados en relación con la edad, ocupación o el status

VIVIR EN OTRA EPOCA: Es la única actividad de este listado en que se vive permanentemente en este rol elegido. Consiste en vestirse y comportarse como si se viviera en otro momento histórico. Esto incluye privarse de los elementos actuales. Es el caso de Sarah y Gabriel Chrisman, una pareja que ha decidido vivir como si fuera la década de 1880, pues han estudiado historia y se especializan en la última mitad del siglo XIX. Especialización muy poco convencional, pues iniciaron un proyecto personal que los llevaría a vivir como en el pasado hasta las últimas consecuencias. Por ejemplo, encontrar un jabón que sólo se fabrica en una empresa con la misma receta desde el año 1839 para lavarse el pelo. O renunciar a la informática. Y a la ducha diaria y lavarse con unos cubos. En este caso se diferencian de los reenactors en que estos practican un hobby temporal y vinculado a lo militar, mientras que esta pareja vive permanentemente con estas usanzas en su vida cotidiana y sin interpretar personajes, ya que son ellos pero viviendo en otra época. Su página web es: This Victorian Life. Un caso en la Argentina es el de Santiago Pellegrini, que usa todos los días la ropa que estaba de moda entre 1880 y 1930. Asegura que jamás se lo va a ver en jeans y remera: “Si estoy muy apurado me pongo camisa, pantalón con tiradores y zapatos, lo más simple pero sin abandonar mi estilo”.


COMICROSS emma frost, la antihéroe Fashion que hace "la suya" por Amy Aldana Cuando concurría a las convenciones de cómics, ya sea a las hiper-mega-marketineras o a las más under, observando a las cosplayers (gente que se disfraza de algún personaje de cómics o serie), siempre me dije que algún día me gustaría disfrazarme o interpretar a Emma frost. Nos estamos refiriendo a la mutante perteneciente a la saga de Marvel X-Men, que tal vez en el cine se hizo más conocida en la película “X Men Primera Generación”, un film en el que actúa Kevin Bacon. Pero más allá de admirar su figura y su traje -que lleva tan hermosamente de color blanco-, sus poderes, la telepatía y la facultad de convertir su piel en diamante orgánico, siempre me gustó de ella su “actitud" ante la vida, la manera de enfrentarla. Ella no oculta sus gustos por las grandes marcas, la estética, además de estar siempre segura de lo que quiere. Emma no es una mujer que vaya a estar dudando, nada que ver: vive sus días con el objetivo que se propone, ya sea una causa que cree justa o el hombre al que desea. Por momentos, la Dama Blanca o la mujer Diamante, como también se la conoce, se pone a favor de las líneas de Magneto, como también del Profesor Xavier. Esto, como para que nos demos cuenta de que no todos los grupos de supuestos buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Emma Frost es irónica y ácida con sus comentarios, pero además es aguerrida, con su estética sensual y sexual. En sus aventuras podés verla peleando contra el más poderoso de los villanos, salvar vidas, arrancar cabezas de los más peligrosos centinelas y, a su vez, preocuparse por no recibir algún golpe en su nariz recién retocada por el cirujano. Entonces, la pregunta surge de manera natural: ¿cómo no admirar a Emma y su forma de ir por la vida sin bandos, ni jefes y sin amores imposibles, haciendo "la suya", como se dice en el barrio? Así que ya saben, chicas: si en un futuro postpandemia pasan por una convención de cómics, tal vez esquivando Gatúbelas o Mujeres Maravilla entre los stands, me encuentren interpretando a Emma Frost, la antihéroe fashion...


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