Una creaciรณn de Martha Saffo
Nยบ 11
Junio 2020
EL CROSSDRESSING DE LA POSPANDEMIA Al momento de escribir este editorial de la PlayCross Nº 11, la Argentina se encontraba en un fuerte debate acerca de volver a las fases iniciales de la cuarentena, de acuerdo con el crecimiento de contagios en Capital y Gran Buenos Aires. En medio de este embrollo, surge adivinar qué puede pasar en la pospandemia, y las preguntas se acumulan por sobre las respuestas. Hasta principios de marzo, el crossdressing público generaba situaciones que hoy se ven como de "exposición total" frente al coronavirus. No dudábamos en meternos en boliches llenos de gente, la Noche Cross se realizaba bajo espacios reducidos en Casa Jache -allí donde estábamos felizmente apiñadas-, mientras que asistíamos a pubs y ferias superpobladas. Incluso, las de mayor apetito sexual puertas afuera incursionaban en swingers, en donde demás está decir el riesgo que aparejaría hoy ese roce con amantes y desconocidos. La imagen de un barbijo remitía solo a una postal asiática y a "cuidados exagerados" frente a vaya a saber qué amenaza. Hoy, mientras nos resguardamos desde las pantallas de Zoom, nos resulta complicado proyectar hasta qué punto nos veremos limitadas, por supuesto al compás de toda la sociedad. Aquel terreno que habíamos ganado en la última década, moviéndonos con total libertad en nuestra naturaleza cross, podría verse condicionado por un concepto que hoy es sinónimo de un supuesto antídoto contra el virus: "distancia social".
El staff Dirección, edición y diseño: Valeria Campbell Colaboraron en este número: Adriana Araya Chazarro, Gabriela Binder, Lucrecia Darko, Andrea Luz Clara González, Gabriela Ivy, Mirna Ladyrouge, Alexia Montes, Maru Re, Mistress Roxy y Alma Sativa. Arte de tapa y retoque fotográfico: Ale Fernández PLAYCROSS JUNIO DE 2020 HTTPS://ISSUU.COM/VALERIACAMPBELL2
Del tablón a la pasarela
¿Es posible que la pasión por el fútbol y el automovilismo sean compatibles con el crossdressing?
por Maru Re
Muchas veces me he planteado si es una dicotomía ser crossdresser, amar todo lo femenino y paralelamente ser una apasionada del fútbol y el automovilismo, así que vamos ponerlo a debate entre todas. Cada vez que voy a la cancha abundan las mujeres con atuendo deportivo identificable y coreando canciones de barra. Muchas de ellas no son precisamente modelos de Channel, pero también hay super womans ataviadas con sellos italianos y franceses en sus prendas de exquisito gusto y diseño, enfervorizadas celebrando un gol. Si bien hace tiempo que abandonamos los rótulos de las actividades por género, no podemos negar que es muy difícil que encontremos un barra en un desfile de modas o una barby model en un festival de doma, así que aún seguimos pegadas a nuestras identidades de género y gustos. Por tratarse de una de mis ocupaciones "Side A", yo convivo muy a menudo con el periodismo deportivo y disfruto de manera inconmensurable de él. Pero no me engancho admirando los lomos de los deportistas debido a mi preferencia de crossbiana. Más que nada disfruto del juego, de la lógica colectiva (que quizás se preste para un análisis periodístico aparte), y fundamentalmente me deslumbra el fervor colectivo que despierta esa adrenalina en el alma al grito de un gol. No escapa a un análisis similar el automovilismo, donde mayormente se ha tomado a la mujer como un modelo estético publicitario, provocando sensualmente a los hombres desde la provocativa indumentaria y formas acentuadas. Pero del otro lado del alambre tejido se puede encontrar a un importante número de mujeres, cuya mayoría son apenas acompañantes de sus parejas masculinas, sin saber a ciencia cierta qué hacen allí más allá de ser una asistente ocasional. También hay de las que perciben el vértigo de la velocidad y la intensa sensación auditiva por el rugir de motores, un número que crece pero que aún no es muy importante, más allá de que últimamente se implementaron estrategias promocionales poniendo mujeres a competir.
En mi caso, creo que estas prácticas deportivas y las sensaciones de placer que me producen son una prueba, entre otras tantas, de que mi lado masculino es muy fuerte. Lo vivo como un juego de ida y vuelta entre la deslumbrante sensación de un vestido de seda sobre mi piel y la adrenalina de un grito de gol o acelerar un auto a más 250 kilómetros por hora. Son signos de que no puedo vivir sin los dos extremos; es más: me parecería monótono imaginarme en una sola ubicación, sentada viendo un partido y no gritar desesperadamente un gol, como la barbarie de una tribuna popular, y por otro lado estoy lejos de la tibieza de verme al costado de una pasarela admirando diseños de ropa montados en anoréxicas (sin ofender, solo para describir el peor lado de la moda) sonriendo y degustando un té. Supongo que en esta improvisada comparación de sensaciones habrá una postura diferente, una apreciación variada, donde algunas cuestionarán mis expresiones y otras encontrarán líneas de concordancia.
Las mujeres usamos cartera UN ACCESORIO CLAVE NO MUY TENIDO EN CUENTA
POR MISTRESS ROXY
"Una no nace mujer, se llega a serlo"
La frase es de Simone de Beauvoir, tiene
Las mujeres, cuando nos preparamos con
décadas de historia y ha movido ríos de tinta
cierto cuidado para salir, nos preocupamos por
en el feminismo. Apunta a que ser mujer es
elegir la cartera. En nuestro aprendizaje de
algo mucho más complejo que un destino de
niñas a mujeres debimos aprender a
haber nacido hembra humana. Ser mujer
seleccionar la correcta para cada situación.
implica asumir la construcción de un yo
Nuestra presentación en sociedad tiene mucho
femenino a través de la educación en modales
que ver con la cartera que llevamos.
y conductas. Se trata de un accesorio que marca el nivel
Quizás sin haber sabido nunca de dicha
de la mujer que lo usa. Es mucho más un
frase, las travestis, crossdressers y sissies son
símbolo de status que un accesorio utilitario.
las mejores y más aplicadas alumnas en aplicar
La cartera habla de estilo, gustos, posición
ese concepto. Quienes no nacieron mujeres y
social y poder. Cuando una mujer llega a una
aspiran a ser reconocidas como tales, suelen
fiesta en sociedad y no se quita la cartera por
ser las más dedicadas constructoras de
un largo rato, es de mal gusto invitarla a que la
autofemineidad.
deje en el guardarropa. Esa mujer le está mostrando el mundo quien es y qué lugar
Entre todos los elementos que hacen a esa
construcción femenina, un accesorio del que
ocupa en esa fiesta mediante la exhibición de su cartera.
poco se habla, pero que yo juzgo fundamental, es la cartera. Porque somos las mujeres
Los nacidos varones y decididos a
quienes usamos carteras. Las mujeres podemos
convertirse total o parcialmente en mujeres
definirnos como los seres humanos que
pueden aprender a lookearse con sus modelos
usamos cartera.
de rol ideales, imitando el estereotipo
universal de la mujer bella y sensual. Con dominio y práctica, he visto con admiración cómo se mueven sobre tacones altos con la elegancia de las mejores topmodels y cómo han aprendido hasta la excelencia el arte del maquillaje. Pero yo siento que recién cuando agregan una cartera y saben llevarla como si fuera una parte de ellas mismas, es que ellas y yo estamos en la misma sintonía femenina. Quizás lo mío sea un resabio de aquella educación femenina que recibí desde chica y de la observación y la imitación que hice de las grandes damas que tuve el honor de contemplar. Una dama siempre está atenta a su cartera, tanto si sale con amigas como si tiene una cita con un caballero. No sólo es una cuestión social, también existe una razón de movimiento. A veces las travestis están tan fijadas en feminizar al detalle el movimiento de sus piernas y de su cola que no le prestan atención a la parte superior de su cuerpo. Y así como los tacos altos formatean tus piernas y te llevan irresistiblemente a ganar un andar más femenino, llevar cartera feminiza instantáneamente tus brazos porque obliga a tus manos a moverse con cierta cadencia y te impide los movimientos bruscos. La cartera, como los tacos altos, son restrictivos. En esa restricción de movimiento de las manos y los brazos, como en la limitación que genera la pretensión de andar en alturas, reside uno de los secretos del enorme placer que provoca la femineidad. Entonces, querida nena sissy o cross, además de hacer todo eso que tanto le gusta a tu corazoncito de viciosa como acomodarte la peluca, llenarte los brazos y las manos de bijouterie, mover la cola caminando en tacos y maquillarte bien exagerada, no olvides el consejito de esta Mistress que sabe más por madura que por Mistress.
http://sadobyroxy.blogspot.com/
"La cartera habla de estilo, gustos, posición social y poder. Una dama siempre está atenta a su cartera, tanto si sale con amigas como si tiene una cita con un caballero"
Una pareja contra todos los prejuicios Por Andrea Luzclara González Danna y Esteban están a punto de tener un hijo: un sueño transgénero que resume amor y coraje Danna Sultana es una showgirl, modelo y actriz colombiana. Esteban Landrau es un entrenador personal puertorriqueño. Ellos se conocieron, se enamoraron y hoy esperan a su primer hijo, a quien pondrán "Ariel". Danna es mujer trans y Esteban, varón trans. Para poder tener a su hijo, abandonaron su terapia de sustitución hormonal tres meses antes de la concepción por recomendación médica. Solo quienes llevan adelante esta terapia saben el impacto positivo que tiene en el bienestar psicológico, y sabrán entender la fuerza del deseo que los llevó a tomar la decisión.
"No importa lo qué hay entre las piernas porque todo va más allá de la genitalidad” (Danna) Danna y Esteban decidieron avanzar en un embarazo natural aun sabiendo la cuesta arriba que sería enfrentar a un sistema que ni siquiera logró desterrar la homofobia; que prefiere a les niñes en orfanatos, esperando ser adoptades a ser concedides en adopción a parejas homosexuales. Formar familias con una conformación innovadora solo es posible con partes iguales de amor y coraje. Si bien hablan de su hijo como varón, escogieron el nombre Ariel específicamente por ser aplicable tanto para varón como para mujer, y comentan que aceptarán a su hije si decide cambiar de género, o si no se identifica con ningún género. Sueñan que al momento de que su hijo vaya a la escuela, la sociedad haya progresado. Y que Ariel pueda estudiar y jugar como cualquier hije de familia heteroparental.
Danna y Esteban son plenamente conscientes de su rol para visibilizar su situación y animar a otres a dar el paso de la maternidad/paternidad trans. En nuestro país existen organizaciones tales como la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA), además de la Asociación Familias Diversas de Argentina (AFDA), entidades que trabajan sobre la problemática de la discriminación a familias por motivos de orientación sexual o identidad de género, y difunden la constitución de familias transparentales.
“Uno no se enamora del físico, sino de su alma. Los sueños se cumplen” (Esteban) Que una mujer embarace a otre y que otre sea embarazade por una mujer es una realidad, y el Estado debe trabajar para que esa realidad sea respetada. Incluir a los cuerpos gestantes que no son de mujeres cis en la educación, en los debates, en la publicidad oficial, es fundamental para incorporar la diversidad de constitución familiar en la vida de nuestra sociedad. Y así, garantizarle a Ariel su derecho inalienable de ser un ciudadano más.
Esos tacos altos que nos llevan a un viaje de ida por Mirna Ladyrouge
La mirada de una especialista para un elemento clave de nuestra femineidad; de aquel origen impensado a convertirse en una de las grandes pasiones del crossdressing; ¿por qué nos gusta tanto usarlos? Hace muchos años… más de los que quisiera recordar, ver unas botas de taco alto que usaba una profesora de mi escuela secundaria me despertó la curiosidad de saber qué se sentiría al tenerlas puestas. Y ese interrogante me llevó a hurgar en el ropero de mi madre en busca de un par que recordaba haberle visto. Lamentablemente no estaban porque las había regalado, pero me encontré con sus zapatos, muchos de ellos de taco alto… Y nuevamente, la curiosidad me llevó a probármelos. Las sensaciones fueron muy extrañas. En aquellos comienzos, cuando recién había empezado a “jugar” con el tema de maquillaje,
agregar este elemento exclusivo de las mujeres me acercó aún más a lo que puede vivenciar una chica… ¡y fue hermoso! Así que no tardé en volver a probármelos, esta vez junto con pantimedias. Intenté dar los primeros titubeantes pasos y un enorme abismo se abrió ante mi precoz experiencia. Desde ese mismísimo instante, mi pasión por los tacos altos se desató irrefrenablemente y marcó a fuego mi predilección por ese tipo de calzado. Claro está: con tan solo 13 años, lo único accesible para utilizar eran los zapatos de mi madre, que calzaba 38 y yo ya estaba en talle 40, por lo que me resultaba muy dificultoso introdu-
cir algunos de ellos en mis pies. ¡No importaba! Verlos apenas calzados y observar mis pies arqueados era suficiente para satisfacer esa imperiosa necesidad tan conocida por las chicas cross. Mi pie siguió creciendo junto con mi pasión y tan solo las sandalias de tiritas o algún modelo abierto permitían que disfrutara de una tímida caminata por mi casa desierta. Pasaron los años: llegó el noviazgo, luego el matrimonio y con ello el acto de jugar con los “imposibles talle 37” de mi ex mujer, además de visitar zapaterías para probarme “tacos altos para un disfraz”, para finalmente no comprar nada. Un día, luego de mi
Hay varias definiciones que pude encontrar en la Web… Y allí se dice, por ejemplo, que no hay nada más masculino que un zapato de tacón, que tiene su origen en la guerra. Concretamente en las caballerías, cuando se usaban para anclar el jinete a la montura, ganando así estabilidad para luchar mejor subido al caballo. El invento nació en la antigua Persia y fue al final del siglo XVI cuando, en una expedición de sus gobernantes, se introdujo en el continente europeo y la aristocracia lo adoptó rápidamente buscando la apariencia viril que se obtenía portando esa clase de zapatos, como aquellos valientes guerreros.
separación, apareció en mis primeras navegaciones por páginas de Internet la publicidad de Crossdressing Buenos Aires, el centro de transformación conducido desde 2002 por Claudia Molina. Cuando tomé mi primera sesión allí tuve el placer único e inmenso de calzarme zapatos de mi talla y caminarlos con total comodidad. De ahí en más, mi vida cross empezó a desarrollarse vertiginosamente y quedó marcada en cada una de mis producciones con los infaltables tacos altos. Para mí son un objeto único de culto a la feminidad. Tan solo en mis últimos años, tiempo en que la experiencia me ha llevado a transitar montada por la vía pública para diversas actividades, me animé a utilizar “chatitas”. Pero fuera de eso, en cada uno de los eventos donde concurrí lo hice siempre subida a mis tacos, que, vale contarles, nunca, jamás, “never of the never”, fueron menores a los ocho centímetros. Es más, ¡casi siempre superaron los 11! Hoy en día, luego de haber “gastado más de un par de tacos” en esta “caminata de la vida”, puedo hablarles con cierta experiencia sobre estilos, detalles, comodidades e incomodidades, sitios donde conseguirlos y sobre todo… significados. ¿Por qué nos apasionan tanto los tacos altos a las chicas cross?
Pronto se extendió como símbolo de poder y, como suele ocurrir, cuanto más grande y exagerado, mejor. Pero la incomodidad a la hora de caminar los simplificó. La moda masculina empezó a virar hacia la cuestión práctica y a la simplicidad distanciándose de la moda femenina, y el hombre también renunció paulatinamente al uso de joyas y a la extravagancia como símbolos de status. Hacia 1750, los zapatos de tacos
altos, delicados y delgados habían pasado a convertirse en una moda exclusivamente de mujeres, con todo lo que ello implicaba en materia de aristocracia, erotismo y exceso. Los tacos altos hicieron su entrada en el siglo XVII desde París. En algunos lugares se aprobó una ley que establecía que "toda mujer, ya se trate de vírgenes, solteras o viudas, que sedujera o engañare con fines matrimoniales a cualquier súbdito masculino de Su Majestad mediante el uso de tacos altos" quedaría sujeta a los mismos severos castigos que se aplicaban a las presuntas brujas. También está la teoría de Sigmund Freud del zapato como elemento fetiche. Varios ensayos se trabajaron sobre la idea de que "el zapato (o el pie) opera como sustituto del cuerpo femenino, como protección contra la amenaza de la castración". Después de tantas teorías ambiciosas, sin embargo, ¿entendemos mejor las razones de la fascinación cultural por los zapatos? La verdad es que no tenemos la respuesta. Nuestra obsesión por ellos está “sobredeterminada” -como dirían los psicoanalistas-, porque la relevancia cultural de los zapatos es sumamente multifacética. Como extensión íntima del cuerpo, los zapatos comunican un arsenal de información sobre la sexualidad, el estatus social y la sensibilidad estética de un individuo.
Los tacos parecen encarnar nuestra compleja relación con la sexualidad, el género y el poder. Las investigaciones indican que existe una tendencia a clasificar los zapatos en cuatro tipos: “femenino y sexy”, “masculino”, “asexual o anticuado” y “juvenil y casual”. Como era de esperarse, los zapatos de taco aguja, al igual que las sandalias con tiras y las botas de caña alta, se ubican en la categoría femenina y sexy. Esto se debe en gran medida al hecho de que solo las mujeres usan tacos altos. Las excepciones (como el travestismo de hombre a mujer) confirman la regla. Tal como el corset, que exagera las curvas sexualmente dimorfas del cuerpo femenino, los tacos altos erotizan el cuerpo en la medida en que llevan la pelvis hacia atrás y empujan hacia afuera los pechos y el trasero. También arquean el empeine y colocan las piernas en un estado de tensión que evoca la excitación sexual. Los tacos altos no solo cambian la postura, sino también su manera de caminar: hacen contonearse, bambolearse o tambalearse. Los zapatos altos, en especial los de taco aguja y punta fina, también dan una apariencia más pequeña al pie. De hecho, es posible que la introducción de los tacos altos europeos en China haya contribuido a eliminar la práctica de vendar los pies, debido a que
estos zapatos creaban un efecto visual similar (pies pequeños y arqueados y un andar oscilante) sin el requisito de la modificación corporal permanente. La tradición feminista catalogó los tacos altos, el corset y -desde luego- el vendaje de los pies como factores que desempoderan de manera profunda a las mujeres. Sin embargo, la condescendencia de tratar a las mujeres como “víctimas” del patriarcado y “esclavas” de la moda exime de averiguar las razones por las cuales tantas mujeres se mostraron dispuestas a usar corset o a vendar los pies de sus hijas. La moda actual de los tacos altos es opcional, pero plantea algunos de los mismos interrogantes acerca de por qué las mujeres están dispuestas a embarcarse en modas “irracionales”. ¿Entonces? ¿Somos las cross fanáticas de los tacones por la relación con alguna de estas definiciones dentro de la historia y el psicoanálisis? Yo creo que por todas y por ninguna… Insisto: desde mi punto de vista, considero a esta clase de calzado un objeto de indiscutible identificación femenina, al igual que el lápiz de labios. Por lo tanto, si mi deseo es representar a una mujer, esa que tod@s llevamos dentro, ¿qué mejor que usarlos? Y como cierre, les dejo mi frase de cabecera… “Los tacos altos son un viaje de ida”.
Marilyn Monroe (actriz)
"Dale a una mujer los zapatos adecuados y ella conquistará el mundo" Keira Knightley (actriz)
"Si veo un par de zapatos que adoro, no importa si no los tienen de mi talle. Los compro de todas formas"
Charlize Theron (actriz)
"Si alguna vez hacen la historia de mi vida, quien interpretara mi papel necesitaría mucho pelo de colores y tacones altos"
Salma Hayek (actriz)
"Si no hubiera sido por mis tacos altos, seguiría en Coatzacoalcos y tendría 10 hijos" Christian Dior (diseñador de modas)
"La prueba real de la elegancia de una mujer es lo que lleva en sus pies"
Los tacones del
deseo Por Mistress Roxy Buena parte del mejor y más costoso calzado femenino proviene de una región italiana, la Emilia. Una zona agrícola por excelencia, en donde las granjas y campos se intercalan con una sucesión de pequeñas fábricas que producen para los más famosos nombres de la moda: Rossi, Louboutin, Chanel, Ferragamo, Armani, Prada, Gucci, McQueen. Auténtica nursery de fantasías, en esta zona nacen los sensuales y carísimos objetos de deseo que las más cotizadas topmodels, cantantes y actrices lucen sobre las alfombras rojas de los grandes eventos del mundo entero. Francesco Russo es el director del staff de diseño de Sergio Rossi y suele afirmar que fabricar zapatos altos de calidad equivale a ejecutar una magistral obra de arquitectura. Diseña cerca de 700 modelos al año y explica que del diseño a la caja se requieren por lo menos 110 pasos. El buen diseñador nunca debe olvidar que no sólo se trata de belleza y sensualidad, porque el zapato de taco alto no deja de ser una estructura inclinada que debe soportar el cuerpo de una mujer sin generarle incomodidades. El talón del zapato sostiene el peso y el taco debe encontrarse exactamente por debajo para que el zapato toque el suelo bajo el centro del hueso del talón. Los zapatos de taco alto se arman con una placa de metal en el cambrillón (el centro de la suela) y otra en el talón. Si la mujer no se siente firme al caminar, generalmente es porque el acero no es lo suficientemente fuerte. El máximo taco que Russo creó para Sergio Rossi es de 10 centímetros sin plataforma, si bien cuando trabajaba para Yves St Laurent, se atrevió con un diseño que se elevaba a 11.5 centímetros del suelo. Hoy, Russo sostiene que si el taco supera los diez centímetros, la mujer empieza a caminar de manera extraña y pierde elegancia.
El argentino Ricky Sarkany opina lo mismo: pasados los diez centímetros de altura, no puede existir un zapato sin plataforma, aunque esté oculta. Lo estético no puede desentenderse de lo ergonómico. Gracias a las megaplataformas, las mujeres de pies pequeños podemos calzarnos las imponentes botas de dominatriz que nos permiten alcanzar lujuriosas alturas casi irreales. Nosotras somos la encarnación de la historia del zapatito de Cenicienta, pero en versión sado.
Salma Hayek lució en su boda un par de zapatos pumps o salón especialmente diseñados por Russo Nuestros agradecidos sumisos adoradores son los que más disfrutan de nuestros divinos taconazos cuando los besan, los lamen y ponen sus espaldas y sus culos a nuestra disposición con tal de sentir nuestras pisadas. Cuando un hombre sueña con travestirse, lo primero que busca es poder meter sus pies dentro de un par de zapatos de taco alto. Las sandalias de talón abierto número 40 suelen ser las más elegidas por las chicas crossdressers; es el máximo número para mujeres que puede encontrarse corrientemente y es el diseño que más se adapta a los pies masculinos. Los médicos insisten: ningún tacón debería superar los cuatro centímetros. Pero ninguna de nosotras estamos dispuestas a renunciar a uno de nuestros más sagrados objetos de deseo. Desde muy chicas, hemos aprendido que las grandes noches femeninas son para vivirlas desde ahí arriba, desafiando la gravedad y flotando en el vértigo de las alturas. Nadie nos podrá convencer de lo contrario.
Lenguaje inclusivo: ¿necesidad o un invento innecesario? Por Alexia Montes
El lenguaje es un elemento natural que nos diferencia del resto de los animales. Aunque algunas especies tienen su propio lenguaje, el de los seres humanos se diferencia de aquellos porque puede definir ideas abstractas. Es indiscutible el hecho de que todas las palabras de las que se conforman los lenguajes nacen de la costumbre, de la experiencia de vida, del contacto con la naturaleza y otros seres vivos. Incluso el lenguaje está influenciado por las actividades laborales, la alimentación o el clima. Los lenguajes no son estáticos, se van nutriendo de nuevas palabras en cada época, según las vicisitudes de sus hablantes. guerras, hambrunas, épocas de bonanza, migraciones, pandemias... y todas nacen de la adopción espontánea de la gente. Incluso hay palabras, hoy de uso común en la población, que han nacido de entornos cerrados y marginales como la mafia, el hampa en general, las cárceles o de instituciones que van de la mano del progreso como la ciencia, las nuevas tecnologías, la medicina o la carrera espacial. Las palabras que surgen de los avances tecnológicos y derivados se hacen populares debido a los programas de divulgación científica y a la masificación de los productos derivados de esos avances tecnológicos.
Otros grupos, como el hampa, utilizaron palabras inventadas para el uso exclusivo de sus miembros y entenderse como una especie de señal de reconocimiento y para que otros sectores ignoren de qué están hablando, por lo tanto no era su intención imponérselas a nadie. La popularización de esas palabras se produce cuando trascienden al público que, siempre, las adopta espontáneamente por qué le parecen graciosas o novedosas, tal como ocurre con los lunfardos y en clave tanguera. Pero no es común que se trate de inventar un pseudo lenguaje para ser impuesto por el uso compulsivo, sobre todo cuando pretende reemplazar otras palabras que ya expresan el mismo sentido o significado. Generalmente, los intentos de imponer palabras o frases o ideas con el propósito de cambiar la mentalidad de la población provienen de una sola clase de origen: las tiranías, las dictaduras bananeras, los fascismos de izquierdas y derechas y otros similares. Aunque hay otros intentos de imposiciones, las que pretenden una supuesta buena intención para generar la sensación de que su uso es políticamente correcto, debido a ese convencimiento, la gente lo adopta sin pensar que en el fondo no cambia nada de aquello que se pretende cambiar.
The Last Dance: el básquetbol vestido de novia por Valeria Campbell Un ejemplo claro es llamar “pueblos originarios” a los indios. En América del Norte, estos pueblos están reducidos en reservas que son guetos aislados, o aquí tenemos a comunidades como los wichis viviendo en la miseria absoluta. Nada cambió a los negros norteamericanos ser llamados “afroamericanos”: después de la Guerra Civil tuvieron que seguir soportando durante casi cien años más la discriminación y el apartheid. Algunos creen, en su inocencia, que la modificación de ciertas normas del lenguaje cambiaran mágicamente la situación de algunos grupos o colectivos que sufren la discriminación, el bullying o la violencia de otros. Pero está demostrado que no es así. Los femicidios son una prueba de ello. Lo más curioso es que quienes quieren imponer esos cambios lo intentan a partir de la misma intolerancia que dicen combatir. Y eso genera reacciones negativas, también reprobables. En castellano “todos” significa “todos”. No es necesario inventar nada nuevo por que la palabra ya lo expresa claramente. Cualquier alumno de primer grado lo sabe, por eso resulta increíble que personas formadas hasta con estudios terciarios pretendan imponer o aceptar estos cambios que no conducen a nada. Claro está que no se trata de un problema semántico, ni del lenguaje en sí. Finalmente es una actitud política de determinados ideologías que adormecen las verdaderas luchas sociales, dando más importancia a la forma que al fondo. Todo reclamo queda sumergido detrás de unos inventos incalificables. Todo reclamo se anestesia cambiando una “o” por una “e”. Y quienes repiten estas nuevas consignas creen estar haciendo la revolución cuando, apenas, son mensajeros de factores de poder, más o menos ocultos. Nadie (que como un capricho del lenguaje parece una palabra inclusiva) repito, Nadie está obligado a hablar con palabras que le imponen las ideologías.
Los amantes del básquetbol y de las historias deportivas disfrutaron de "The Last Dance", la serie documental que estrenó Netflix y que duró diez capítulos. En ellos se relata el glorioso ciclo de Chicago Bulls, la franquicia que ganó seis anillos de la NBA y que tuvo como héroe principal a Michael Jordan, el eje del largo anecdotario del equipo. Pero además del astro y de su ladero Scottie Pippen aparece Dennis Rodman, la tercera pata fundamental de un conjunto para el recuerdo. En 1996, con la idea de promocionar su autobiografía "Bad As I Wanna Be" ("Tan malo como quiero ser"), Rodman se vistió de novia, dijo que era bisexual y aseguró que se estaba "casando consigo mismo". El Gusano -así lo apodaban- robó la idea de un personaje de la radio que había hecho la misma movida de publicidad para sacar su libro. El vestido lo mandó a confeccionar en Francia y el maquillaje para su look drag estuvo a cargo de un conocido de las pasarelas, Kevyn Aucoin. Su estrategia funcionó, ya que tras su paseo en un carruaje para llegar a una librería de la Quinta Avenida de Nueva York, logró que su libro se convirtiera en un "New York Times Best Seller" y se mantuviera así por 20 semanas. Rodman, un de los reboteros más grandes de la NBA y ex novio de Madonna, consiguió una increíble transformación y sorprendió a todos en aquella aparición de blanco, tanto como lo hacía debajo del aro para defender y recuperar balones.
El look de novia de Dennis Rodman: estrella y transgresor
“Toda mi vida me he vestido como un hombre. Esta soy yo”, jura Maura Pfefferman, personaje de esta serie de Jill Soloway que se puede ver en Amazon y atrapa con sus inteligentes conflictos Por Adriana Araya Chazarro Transparent es una serie de ficción de Amazon basada en las experiencias y cuestionamientos sobre la identidad de género que ha vivido la creadora Jill Soloway junto a su familia. En 2011, Soloway recibió una llamada de su padre diciéndole que necesitaba hablar con ella por su condición trans. Jill y su hermana sintieron que habían vivido toda su vida junto a una mujer que estaba escondida detrás de la fachada de un hombre. A partir de esta experiencia, la guionista y directora decidió crear este drama y comedia sobre los Pfeffermans; una familia judía de dos padres y tres hijos adultos que viven en Los Ángeles. El padre, que está cerca de su jubilación, anuncia que ella, de hecho, se reconoce como mujer desde hace mucho tiempo y que ahora es trans. Esta declaración desencadena al mismo tiempo una búsqueda medio caótica en familia, donde todos quieren descubrir quiénes son realmente. Por ejemplo, Sarah Pfefferman, la
hermana mayor y siempre tan responsable, tiene que lidiar con una fase lésbica que vivió de más joven y que vuelve a compartir ahora con su amante Tamy; aunque ahora está casada y lleva una vida bastante convencional. Por otro lado, Josh Pfefferman, el hermano del medio, es un machirulo y un exitoso productor de música, pero debe luchar con su falta de compromiso para con las mujeres. Surge Ali Pfefferman, la hermana menor, quien se atreve a vivir su sexualidad con mucha libertad. Aunque debe enfrentarse no solo contra sus problemas emocionales, sino además encontrar trabajo y lograr más autonomía económica y emocional. Y finalmente está Shelly Pfefferman, ex mujer de Maura Pfefferman (ex “Padre de familia”) y madre de los tres hermanos. Esta personaje tiene que aceptar que su marido ahora es una mujer. Aunque su amor es tan grande hacia ella que con dificultades logra apoyar en todo momento a Maura. Me parece interesante un punto de la serie: todxs lxs personajes van descubriendo que, a pesar de que pueden ser lo que quieran en materia del sexo y el género, no es
suficiente: seguimos buscando algo más; al parecer una estabilidad que nunca llega. Los diálogos y las escenas de Soloway están cargados de drama, humor negro y conflictos sobre padres divorciados, sus hijos, hijas e hijes adultxs; profundiza la necesidad de todxs de descubrir quiénes son y cómo se relacionan entre sí. Una serie para todxs quienes sienten una ansiedad en torno al sexo, el amor y la intimidad.
¿Cómo feminizar el cuerpo?
Nunca es tarde para empezar a moldear el físico; aquí, consejos para hacer rutinas y sentirse mejor
Por Lucrecia Darko No es un secreto: el cuidado físico resulta un factor clave del crossdressing. Y en esta idea de lucir lo mejor posible, un objetivo primordial es feminizar el cuerpo de manera natural, solo con el trabajo del entrenamiento. La tarea implica un doble desafío: ser perseverante en las rutinas y, además, responsable para no dañar nuestro organismo. Primero que nada, nunca olvidarse del calentamiento previo y saber cuál es tu límite para evitar lesiones. Llevar la sesión de a poco e hidratarse, además de estirar los músculos antes y después de entrenarse. Todo se trata de disfrutar del esfuerzo y divertirse, para terminar con esa linda sensación de que hiciste algo para tu bienestar físico y psicológico. ¿Cuáles son los ejercicios más apropiados para que la ropa nos calce perfecta? Definitivamente los aeróbicos o los de cardio, como bicicleta/spinning, natación y el running. Más allá de las clases
en vivo, en Instagram y YouTube se pueden encontrar excelentes rutinas para moldear glúteos y piernas, afinar la cintura, marcar abdominales, quitar esos rollitos de la espalda que nos molestan, tonificar y reducir grasa. Hasta incluso el baile durante la gimnasia puede ayudar. Pero siempre con esta salvedad: cada una tiene que ir viendo cómo le cambia el cuerpo. La idea de los aeróbicos es quemar grasa en el caso de que haya sobrepeso, pero si ya sos un poquito delgada y te zarpás no está bueno, porque algo de carne en ciertos lugares del cuerpo está bien. Aunque es algo que también determina la genética. Hay chicas gorditas a quienes les quedan bien esos kilitos de más, porque se les van a las tetas y a las caderas. Pero cuando se dirigen a la panza tipo Homero Simpson, no. Y por otro lado, tenés lo que te hace ganar en lugar de perder. Es decir, ganar músculo. No podés descuidar los glúteos: les dan forma al cuerpo justo donde querés y sirve para crear contraste con el tren superior. ¿Y qué pasa con el uso de las pesas en relación con perseguir una silueta más fe-
menina? Sirven y mucho si sabés lo que hacés. Si nunca las utilizaste, nada mejor que un profesor que te guíe para evitar lesiones, pero el peso crea volumen y también podés quemar grasas. Más allá de las limitaciones de la cuarentena, hay rutinas de ejercicios que se pueden realizar sin nada de equipo, tanto para piernas como para la parte superior del cuerpo. La sentadilla extrema para piernas y glúteos, además de las lagartijas para tonificar los pectorales, son dos de los preferidos. Durante la pandemia yo intercalo días de ejercicios de piernas con pecho, hombros y algo de brazos (poco) con los de abdominales. En el medio, descanso una jornada haciendo elongación. Si nunca te entrenaste es difícil que lo hagas a nuestra edad -la mayoría somos maduritas-. Pero si sos capaz de salir de tu zona de confort, te maravillarías al ver los resultados después de un trabajo a conciencia. Es más: te podes dar el lujo de seguir comiendo sin culpa. Al menos yo no me privo de la pizza, el asado, el helado y la cerveza...
SALIDAS TRANSITORIAS La condición gay es un desafío: transformarse y asumirse, pero al modo del existencialsta
por Vanessa Andrea Gamboa ¿Es posible que tantos años después de vivir entre gays como si fuera gay, una persona no se haya hecho realmente “un gay”? Recuerdo haber leído que, en la salida del closet, no se tratará sólo de sentirse un homosexual, sino de elegir serlo encarnizadamente. Sólo así podrá uno creerse verdaderamente con derecho, ya que bien gestionado por la rebeldía, el estigma califica también como herramienta de libertad. Además, después de décadas de lucha, el trabajo emancipador ya no cuesta tanto, aun si estuviera siempre a medio hacer. Al fin y al cabo, las primeras relaciones homosexuales ya han sido en muchos casos suficiente épica del sufrimiento. Cuando muchos heterosexuales nos reprochan, un poco en broma y mucho en serio, nuestra recurrente conversación sobre temas sexuales -como si nuestro lenguaje fuese un dialecto conformado conformado por vocablos que designan genitales- deberían tomar en cuenta nuestro despertar “ermitaño” a la conciencia de ser diferentes. Una sensación que con angustia aprendimos a callar pensando que éramos los únicos, mientras que los otros podían hablar. Charlar tanto de “eso” forma parte de la “epopeya”, ni más ni menos que la búsqueda de una revancha contra el silencio. La homofobia social, si se junta con la homofobia internalizada, resulta fatal. Ahora, cuando de la cárcel del silencio pasamos a estar con salidas transitorias, es difícil que cuando uno se cree asumido detecte su propia homofobia. Por otra parte, la homofobia internalizada se manifiesta de manera mucho más sutil que antes. Ahora, se oyen cosas tales como: “cada vez hay más pasivos en el ambiente”. Es como hacer un gueto de sí mismo. En la era de los derechos civi-
les, los fantasmas de la homofobia encuentran resquicios por donde seguir dando órdenes. El aparato psíquico no sabe de anécdotas, como la promulgación del matrimonio igualitario; sólo sabe de órdenes y de ahí se derivan los síntomas. Lo de “hacerse gay o lesbiana” es, por así decirlo, una de las labores del devenir. Transformarse y asumirse, digamos, al modo del existencialista. Llegar a ser lo que uno es: una fisonomía, un estilo que se anuncia propio y singular al que también se llega mediante la imitación. Porque los gestos, las ocurrencias y el tumulto de la moda se van conformando en compañía de las otras locas. Entonces se nos vuelven felices aquellas nuevas formas de amistad tan intensas, porque se licua ahí el estigma y descubrimos que a partir del propio deseo vivido, hay un punto de llegada a una comunidad de intereses y de pensamientos, una identidad compartida sobre la que afirmarse frente al mundo. Y ese ambiente de pertenencia, afectivo y territorial, funciona como primera plaza de la liberación.
"La homofobia social, si se junta con la homofobia internalizada, resulta fatal" Que sobrevenga después, si se quiere, la discusión sobre la trampa de las identidades o el imperialismo de la cultura gay-lésbica globalizada, contra el modelo originario loca/chongo, bien sexy para tantos. Puto o torta peronista de la periferia versus gay o lesbiana del centro; asimilación social vs. revulsión contractual; alianza con otros movimientos sociales versus retraimiento en la propia agenda de reivindicaciones. Para el chico o la chica que se asoman a los primeros destellos del deseo, la comunidad gay-lésbica será necesariamente el punto de partida y no de llegada, en función de sus futuros acuerdos o desacuerdos respecto de muchas de estas cuestiones.
Romina Lycklig
Amistad... con derecho
La compleja estructura mental de las cross lleva a que, en muchos casos, cambie el tipo de relación sentimental entre ellas según el aspecto; de allí pueden dispararse muchas preguntas existencialistas
Por Gabriela Ivy
“¿Creés en la amistad entre el hombre y la mujer?”. ¿Cuántas veces escuchamos esta frase? Generalmente, mis amigos varones hetero-cis respondían que no porque no había manera de “no-mirar” a una mujer con deseo, como si fuera posible que todas las mujeres les resultaran atractivas. Ahora bien, ¿qué pasa cuando esa pregunta excede el binarismo? Si soy lesbiana responderé que claramente creo en ese tipo de amistades… ¿pero si soy una personas trans, como es mi caso? Entonces debería repreguntar: ¿Existe la amistad entre un varón cis/trans? O si soy bisexual: ¿creés en la amistad entre la persona y los seres humanos? De esta manera, este tipo de interrogantes ya quedan con un sabor añejo y limitante; son preguntas que entre lxs integrantes de la comunidad LGBTTIQ+ no nos llegamos a formular. Pero sí sucede algo particular en la comunidad cross, que si bien no debería limitarse al binarismo lo abraza con todo su ser. Incluso, muchas veces, esta postura provoca que entre en fricción con creencias propias de la comunidad diversa.
Resulta que hay muchas cross que tienen sexo con otras cross en el marco del acto de montarse. Es decir: no sólo existe el placer de maquillarse, colocarse tacos y pelucas, sino también el de tener relaciones con otra persona que se maquilla, se pone tacos y pelucas. ¿Y donde entra aquí el binarismo? En el momento en que sólo tienen relaciones si ambas están montadas: “Me atraés como mina y no como tipo”. Y ahí es donde mi mente comienza a jugar con las preguntas existencialistas: ¿hay una realidad donde el hecho de no tener puesta una base y un rimmel provoca que dejás de atraerle a la otra persona? ¿Entrás en un juego de roles, como cuando él se disfraza de bombero y ella de enfermera? ¿Te atrae la persona o sólo el constructo de lo que ella exterioriza? ¿Por qué si disfrutás teniendo relaciones con esa persona montada dejarías de disfrutar en el momento en que se sacara la peluca? También está el caso (como diría una amiga) de las “crossbianas”, aquellas cross a quienes les gusta tener sexo con otras de sus pares, y como acostumbro decir:
ponerte tacos no te cambia la mente machista. Generalmente estas cross, cuando se sienten atraídas por otras chicas cross o trans, les harán saber hasta el hartazgo que gustan de ellas, llenándoles la bandeja de entrada de Facebook con la palabra “¡hola!” cada cierto período de tiempo, sin entender que si la otra persona no se sintió atraída por vos, menos lo hará si le insistís saludándola. Muchxs se preguntarán: “¿y por qué no le aclarás que no te va su onda?” y ya lo hemos intentado con las tres primeras, al darnos cuenta que nunca se enteran que “el no es no”. Así que directamente elegimos ignorarlas.
Surgen preguntas: ¿se puede llegar a un consenso en el amor cross? ¿Un contrato en el que sabemos que no nos podemos enganchar más de lo debido? Pero sí hay otro grupo que gusta de compartir su cuerpo y sus experiencias con otra persona montada, y que hasta puede perdurar con el tiempo en una pseudo-relación. ¿Por qué pseudo? Porque por más que se atraigan demasiado, jamás saldrán a la calle tomadas de la mano y montadas, sino que todo queda en el secreto de las cuatro paredes. ¿Puede haber sentimientos? Más allá de cualquier credo, religión, género o lo que sea, no
olvidemos que somos seres humanxs, y la situación vincular es algo que existe y además en muchos casos es un reflejo de supervivencia. Como aquellas personas que estaban “noviando” y en el momento en que se decretó la cuarentena comenzaron a convivir por el temor de no poder relacionarse con otra persona hasta que se termine el encierro. Y mi pregunta es, ¿este amor puede evolucionar? ¿Se llega a un consenso? ¿Un contrato de saber que no nos podemos enganchar más de lo debido porque el crossdressing es un estilo de vida oculto y no vemos posible el hecho de llevar a nuestra pareja cross a comer con nuestros mapadres? ¿Seríamos capaces de decirles a nuestras esposas/novias/parejas (que muchas veces funcionan como tapaderas sociales) que nos queremos separar porque estamos enamoradas de otra persona “que ni siquiera es puto sino algo peor, es un tipo que se disfraza de mina”(sic)? ¿Cuánto de nuestra felicidad estamos habilitadas a invertir para que en nuestro laburo no se enteren, y ni siquiera los pibes del club? Muchas veces, este tipo de relaciones son ocultas inclusive dentro del mismo grupo de crossdressing, como si estuviera mal visto incluso para las que tienen el mismo tipo de vida. Así, se reformula la pregunta donde se establece la dicotomía “atracción hacia la persona/atracción al rol”. Tal vez esa dicotomía no exista, pero en el cúmulo de restricciones de creencias y restricciones sociales, sabemos internamente que si aceptamos que nos atrae la otra persona que es del mismo sexo (ya que el crossdressing no es un género) esto nos convertiría automáticamente en bisexuales y por qué no, en gays. Entonces: estamos habilitadxs para dar ese siguiente paso? ¿Podremos cambiar el status social que alcanzamos por la felicidad de ser?
La manera de maquillarse que no conocías Todavía seguimos en cuarentena, chicas... ¿Se quedaron sin maquillaje? Yo tengo la solución
Por Alma Sativa Mientras escucho música de los '80s, suena en mis oídos “Private Dancer", de Tina Turner, y me tomo un vaso de vino, les vengo a comentar uno de esos trucos que necesitamos para mejorar nuestras fotos y salir bien perra, en caso de no tener suficiente maquillaje. Sin tanto parloteo, vamos al grano... A estas alturas del 2020 sabemos que el celular puede escuchar lo que hablamos y hasta sabe qué cosas nos gusta leer y mirar. Es por eso que las aplicaciones que están disponibles en PlayStore suelen solucionarlos la vida. Lo novedoso para muchas que lean estas líneas es que podés sacarte una foto a cara lavada solo con peluca y recrear un maquillaje bastante logrado. En referencia a esto, les estoy hablando de un buen simulador de un makeup, que en condiciones normales generalmente nos lleva una o dos horas de intenso trabajo. En mi caso utilizo la app para retocar algunos puntos concretos del maquillaje o evaluar opciones de labiales que combinen con la sombra de ojos, como les estoy mostrando en los ejemplos de las fotos que acompañan la nota. Ahí me maquillé los ojos y me puse base; luego utilicé la app para cambiar tonos de labiales y ver cuál me gustaba más, con lo que elegí unos labios negros, algo intenso estilo instagram. Cabe destacar que en la aplicación se puede aplicar la base, sombra de ojos, delineados, pestañas, contorno, labiales (muchos tonos), cambiar el color de pelo, agrandar o achicar rasgos de nuestro rostro y según gusto y piacere de cada una. Entiendo lo que muchas extrañan: el hecho de poder montarse. Pero un paliativo en el caso de que no puedas hacerlo en cuarentena es descargarte una de estas aplicaciones. Son muchas y algunas mejores que otras (te pide loguearte con tu perfil de face, ojo!).
¿Cómo conseguirla? Solo pongan “make up photo editor” en el buscador del PlayStore y les aparecerán todas las aplicaciones. Yo tengo Youcam makeup y con él van a poder juguetear un rato, ya que los efectos que te ofrece son muy reales. Al escribir esta nota me di cuenta que tengo la versión vieja, que es gratuita gracias a Diosito. La nueva versión te cobra luego de siete días de uso y supongo que tendrás que instalar y desinstalar para usarla gratis cada vez que quieras, pero realmente vale la pena. ¡Explorá!