Congreso virtual en Colombia: alcances, limitantes, afectaciones y oportunidades en un escenario inédito.
Este informe se presenta como una segunda parte de la entrada anterior llamada “Congreso virtual en Colombia: opiniones desde la bancada del Valle del Cauca”. Como bien se abordó en documento pasado, se buscó establecer, desde la voz de algunos congresistas del Valle del Cauca, la forma de adaptación a sesiones virtuales y el modo en el que esto determinó el trabajo legislativo durante el fin de la segunda legislatura. Para esta entrada, nos ocuparemos de los alcances, límites, afectaciones y oportunidades que dejó esta primera experiencia de sesiones legislativas en medio de la virtualidad. Así, abordaremos esta temática desde la postura de los senadores Wilson Arias del Polo Democrático Alternativo, Gabriel Velasco del Centro Democrático y del Representante a la Cámara Jhon Arley Murillo del Consejo Comunitario Ancestral de Comunidades Negras Playa Renaciente. La situación producida por el covid-19, para el senador Arias, “se tradujo en la expedición, por parte del gobierno, de una batería de aproximadamente 113 decretos a los que hubo que ponerle la lupa”. En este sentido, el trabajo de congresistas se vio, a su vez, asumido desde la posición de revisar de manera minuciosa la producción de decretos presidenciales, ya que como lo afirma el senador Arias, “puesto que ya es costumbre en este régimen hiperpresidencialista que los gobernantes de turno aprovechen los estados de excepción, no solo para legislar contra las mayorías, sino para legislar más allá del alcance que la Constitución le impone a los estados de excepción. Y el presidente Duque no fue la excepción”, demandando así mayores esfuerzos por parte de la bancada alternativa. A partir de la afirmación anterior y de algunas menciones hechas en el texto anterior, parece que existe un consenso en que la crisis sanitaria significó un tránsito abrupto hacia mecanismos virtuales de trabajo y que estos últimos generaron aún mayor esfuerzo laboral, no solo en el Congreso, sino en otras instancias. Con respecto a la labor del
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Congreso, se pueden aludir distintos matices: largos períodos en las sesiones, mayor carga en términos de revisión de proyectos de ley y de decretos emanados desde el ejecutivo. Para el senador Arias, desde la bancada de la oposición, las sesiones virtuales no se han traducido en ventajas para el desarrollo de la actividad legislativa pues “No es garantía de discusión democrática y se presta, más que la presencialidad (recordemos la “jugadita” del Senador Macías cuando fue presidente del Senado), para atropellos a la oposición. Incluso el fallo de la Corte respecto al decreto 491 dice que la presencialidad debe ser la regla y la virtualidad la excepción”. Esto se traduce en afectaciones en el debate político que terminan por no generar garantías para la oposición. Por su parte, el senador Velasco afirma que “la mayor ventaja es haber podido cumplir con nuestro deber y el mandato de nuestros electores sin poner en riesgo la vida y la salud de tantas personas que concurren al congreso”, y señala como limitante la debilidad de la conectividad en algunas regiones del país lo que dificultaría la participación de algunas personas con estos problemas. Sin embargo, destaca que el debate se pudo realizar, pero “hay oportunidades de mejora, el uso del chat podría haberse mejorado, pero las mesas directivas se aseguraron que quien pidiera la palabra podría hablar; eso sí, fue tan cercano a las sesiones presenciales que los filibusteros de siempre lograron muchas veces interrumpir con tecnicismos el debate”. El representante Murillo destaca que “en la presencialidad había debates donde el salón se quedaba vacío y solo atendía el citante. Los debates virtuales en cambio tuvieron mucha asistencia, estaban siendo seguidos por todos, creo que aumentó el nivel de participación” y que “la virtualidad no permitió debatir algunos temas de fondo que merecían mucha atención como son los decretos de emergencia expedidos por el Gobierno Nacional”. Por su parte, en relación con las afectaciones al debate político, el representante señala que para la realización de debates de control político la virtualidad supone un problema pues no se obtienen los mismos resultados que en las dinámicas de presencialidad: “no se logra la misma atención del funcionario citado en los debates y eso si afectó mucho la dinámica de los debates”.
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Respecto al proceso de toma de decisiones, el senador Arias afirma que su bancada decidió no participar en votaciones de proyectos de actos legislativos por las dudas que sostenían frente a la virtualidad: “No es responsable con el país, ni consecuentes con nosotros mismos, que reformemos la constitución virtualmente con los cuestionamientos que le hemos hecho a la misma”. Según el senador Velasco “se generaron unos mecanismos de silencios positivos y de voto nominal y abierto. Creo que eso fue un buen avance, pero tomó demasiado tiempo cada votación. Un aspecto que debe mejorarse de cara al futuro”. No obstante, para el representante Murillo “el proceso de votaciones fue muy tortuoso porque eran votaciones con llamado a lista uninominal, y se hicieron extensos. El llamado a lista a votar se llevaba más de una hora y eso fue lo más complicado. Y los procesos de toma de decisiones fueron menos dialogados, presencialmente es posible acudir donde los compañeros y presentar ideas, argumentar frente a las proposiciones y llegaba a consensos. En la virtualidad se hacía por llamadas telefónicas, pero a veces no se alcanzaba el tiempo y creo que eso también es complicado”. Esto mencionado, en miras al futuro, en términos de poder implementar sesiones mixtas, el senador Arias señala que han “estado exigiendo públicamente y de manera simbólica con la bancada de mi partido y con otros colegas, presentándonos en las instalaciones del congreso, sino la plena presencialidad, por lo menos, la semi-presencialidad; una especie de vocerías para al menos los proyectos de ley de mayor calado. La virtualidad, en línea con lo expresado por la Corte, sería un complemento a la semi-presencialidad. Recordemos que la semi-presencialidad ya es un hecho en algunos parlamentos europeos”. Sin embargo, para el senador Velasco las sesiones mixtas suponen un exabrupto pues es necesario “proteger la vida, y ya es claro que logramos cumplir con nuestras funciones desde la virtualidad”. Para el representante Murillo, las sesiones virtuales podrían realizarse “en temporadas donde no haya emergencia o pandemia, para que se resuelvan temas relacionados con ausentismo o falta de quórum. Creo que se abre la puerta para analizar el nivel de
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participación de los Congresistas y las estrategias para garantizar debates activos y con asistencia de la mayoría”. En esta medida, la virtualidad, como ya se ha mencionado en repetidas ocasiones, ha supuesto un reto en la tramitación de las demandas de la sociedad colombiana y aquellas que surgen en medio de la crisis sanitaria. No obstante, hay factores que deben ponerse sobre la mesa para discutir y son las garantías de participación para la oposición política.
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