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CUIDADO DE LA CASA COMÚN
32 En clave de mujer
Ella es migrante. Nos ayudó a repartir ropa y comida y a hacer la limpieza. La llamaremos Gloria. Había llegado el día anterior al Centro de Respiro Humanitario, administrado por Caridades Católicas del Valle del Río Grande en McAllen, Texas.
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Al entrar aquí, impresiona una larga fila de personas que espera su turno para registrarse y comunicarse con algún familiar. «Siempre me ha gustado servir, y estoy muy agradecida de tener un techo y comida para mi hija y mi esposo», decía Gloria. La joven pareja quedó en la miseria cuando un huracán azotó a su natal Honduras. «Lo perdimos todo, por eso mi esposo y yo decidimos arriesgarnos». Gloria cuenta que la camioneta en donde venían volcó. «Cruzamos la frontera de Guatemala, México y ésta (EUA). Sólo Dios sabe lo que hemos pasado». Con moretones y golpes siguieron su camino. Pasaron cuatro días sin comida ni agua. «La bebé resistió con un juguito, lo único que teníamos. Un sorbo a la vez. Nosotros con hambre y la garganta seca nos sentíamos tan débiles que cuando llegamos al río, el “coyote” se compadeció de nosotros y nos pasó sin cobrarnos. Cuando nos trajeron a este centro mi hijita me dijo: “mami, qué bonito está aquí, me gusta este lugar”».
Gloria servía con gusto, agradecida: «Qué bueno es Dios con nosotros. Este pantalón y blusa me lo dio una de las señoras de aquí, porque mi ropa estaba sucia y rota». Su destino
Por: Hna. Cecilia SIERRA, mc Fotos: Misioneros Combonianos
era Florida, donde un amigo de su esposo prometió acogerlos. «Pasamos de todo, pero gracias a Dios, ya estamos aquí». Para Gloria, como para tantos otros migrantes, estar de este lado de la frontera se siente como un gran logro. Nosotras, las Misioneras Combonianas, lo veíamos como una estación más en su viacrucis, y rezamos para que se transforme en vida plena, en esta vida.
En México, Estados Unidos y el mundo, los corredores o centros humanitarios están dirigidos básicamente por organismos eclesiásticos u organizaciones no gubernamentales, reconocidos por el Estado, que expide el visado especial a los migrantes. Estos centros, sin embargo, son extremadamente pocos en relación al flujo continuo y creciente de migrantes.