Vera + Crux 2018

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Editorial

ECCE LIGNVM CRVCIS...

Hace unos meses, concretamente el 27 de octubre del pasado año, celebramos las elecciones a hermano mayor de las que salió elegida la nueva junta que gobernará nuestra Cofradía durante los próximos cuatro años, según establece el Estatuto Marco de Hermandades y Cofradías de la Diócesis de Córdoba. Una junta que mantiene el grueso de sus anteriores componentes pero que afronta este nuevo período con entrega e ilusión renovadas, ya que poco a poco se están viendo conseguidos muchos de los proyectos que se plantearon hace ya un tiempo, alimentando esto los ánimos para continuar avanzando paso a paso en este duro pero gratificante trabajo. Un trabajo que se ha ido compartiendo y plasmando cada año en esta publicación que ve la luz en las semanas previas a nuestra Semana Santa y que vuelve a acercarnos y hacernos partícipes en esta nueva edición, no sólo de todo lo acontecido en nuestra cofradía durante el último año, sino también de los proyectos y metas que aún están por lograr y que se han ido añadiendo a todos los propósitos anteriores.

Revista informativa de la Cofradía de la Santa Vera Cruz (MONTILLA) Número 16 - Año XV

Siguiendo la senda que nos ha traído hasta aquí no hay la menor duda de que todas esas metas se irán superando, pero para ello debemos continuar creciendo como hermandad, haciéndola cada día más presente en nuestra sociedad, transmitiendo nuestra fe y devoción a nuestros sagrados titulares, el Santo Cristo de Zacatecas y a Santa María del Socorro, el referente que nunca debemos perder, el motor que nos impulsa a seguir avanzando y la razón por la cual formamos esta gran familia que vive y acrecienta su fe a los pies de la verdadera cruz de Cristo.

COLABORACIÓN: 2 euros EDITA Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz, Hermandad del Santo Cristo de Zacatecas y Santa María del Socorro, Madre de Dios y Señora Nuestra Parroquia de Santiago Apóstol - C/ Iglesia, 6 - 14550 Montilla (Córdoba) - ESPAÑA Correo-e: veracruzdemontilla@gmail.com http://www.veracruzdemontilla.com - Dirección: Miguel Navarro Márquez - Maquetación: Francisco Arce Raya - Redacción: Antonio Luis Jiménez Barranco - Rafael Portero de la Torre - Juan Antonio Prieto Velasco - Consejo Asesor: José Félix García Jurado - Carlos Morales Fernández - Fotografía: Jaime Luque - Rafa Salido - Archivo Cofradía - Oficina Municipal de Comunicación Imprime: Imprenta Gráfica MC - 14550 Montilla (Córdoba) La Cofradía de la Santa Vera Cruz no comparte necesariamente las opiniones de sus colaboradores Prohibida la reproducción sin permiso escrito de los editores © 2018 Todos los derechos reservados. ISSN 2254-1268 Depósito Legal CO – 232 - 2009 FOTO PORTADA: JAIME LUQUE DISEÑO PORTADA: Imprenta Gráfica MC


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Eco Parroquial

Jose Félix García Jurado Párroco de Santiago y Consiliario de la Cofradía

SALUDA DE NUESTRO CONSILIARIO Queridos hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz y de la Hermandad del Santo Cristo de Zacatecas y Santa María del Socorro: La liturgia de la Iglesia recoge estos bellísimos himnos del siglo V, compuestos para glorificar a Cristo Crucificado: Canta, lengua, la victoria del glorioso combate y relata su noble triunfo frente al trofeo de la Cruz: el modo en que el Redentor del mundo vence al ser sacrificado. Dolido el Creador por el engaño de Adán que, al morder del fruto dañino, incurrió en la muerte, Él mismo designó el madero que repararía los daños que había causado el primer árbol. La obra de nuestra Redención estaba pidiendo que, mediante un proyecto divino, se eludiera la astucia del Traidor y la medicina se obtuviese del mismo lugar en donde el Enemigo había causado la herida. Así pues, cuando vino la plenitud del tiempo sagrado, fue enviado desde el alcázar del Padre, el Hijo Creador del mundo, el cual, hecho carne, nació del seno de la Virgen.

El Redentor, cumplidos ya los treinta años y llegando el tiempo de culminar su vida mortal, se entregó libremente a la Pasión, y fue alzado sobre el madero de la Cruz como Cordero dispuesto a ser inmolado. Contemplad el vinagre, la hiel, la caña, los salivazos, los clavos, la lanza, y cómo al atravesar su manso Cuerpo manó de él sangre y agua; ¡oh cuán admirable es este río que lava la tierra, el mar, los astros y el mundo! ¡Oh Cruz fiel, el árbol más noble de todos!: ningún bosque produjo otro igual ni en hoja ni en flor, ni en fruto: ¡dulce madero, dulces clavos, que sostienen tan dulce peso! Inclina tus ramas, oh árbol excelso, haz flexibles tus tensas fibras y suaviza esa rigidez que te dio la naturaleza, y así tenderás un blando lecho a los miembros del Rey del cielo. Solo tú fuiste digna de llevar al Precio del mundo: solo tú, ungida por la Sangre sagrada, que fluyó del cuerpo del Cordero, conseguiste, como arca, ofrecer un puerto seguro al mundo que naufragaba. Gloria sempiterna a la Trinidad Santa, la misma al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, por cuya gracia divina fuimos redimidos y, ahora, nos guarda. Amén. Meditar estas palabras ante la impresionante imagen del Santo Cristo de Zacatecas enciende nuestro corazón en ese fuego de amor divino, expresado en palabras de san Juan de Ávila: «Cristo murió por mí, sea mi vida por su amor una muerte continua. Viva yo, mas ya no yo, sino Cristo viva en mí y Cristo crucificado, atormentado, desamparado y de solo Dios recibido. Este Cristo quiero, aquí lo busco y fuera de aquí no lo quiero. Haga Él lo que mandare de mí, que yo trabajos quiero por Él; deme galardón o no, que solo el padecer por Él es muy


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sobrado galardón. Y si mercedes me quisiere dar, no le pediré otras sino trabajos; porque en esto conoceré que le amo y que me ama, si me pone a mí en la cruz donde Él aquí estuvo. Que aunque yo no busque mi provecho, bien sé que, si persevero en su cruz, me llevará a su reino.» (Carta 23). El Papa Francisco, en su mensaje para la Cuaresma de este año, nos advierte, partiendo del Evangelio, que «al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mateo 24, 12). ¡Cuántas veces sentimos que se nos enfría ese amor por el Señor y por los hermanos, en quienes dejamos de ver su rostro! El Papa, citando a Dante en la Divina Comedia, dice que la morada del diablo es un trono de hielo, el hielo del amor extinguido. «¿Cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son las señales que nos indican que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros? Lo que apaga la caridad - dice el Papa - es ante todo la avidez por el dinero, «raíz de todos los males» (1Tm 6, 10); a esta le sigue el rechazo de Dios y, por tanto, el no querer buscar consuelo en él, prefiriendo quedarnos con nuestra desolación antes que sentirnos confortados por su Palabra y sus Sacramentos. Todo esto se transforma en violencia que se dirige contra aquellos que consideramos una amenaza (…) El amor se enfría también en nuestras comunidades y sus señales son: la acedia egoísta (desgana o pereza espiritual), el pesimismo estéril, la tentación de aislarse y de entablar guerras fratricidas, la mentalidad mundana que induce a ocuparse solo de lo aparente. Si vemos dentro de nosotros y a nuestro alrededor los signos descritos, la Iglesia, nuestra madre y maestra, además de la medicina a veces amarga de la verdad, nos ofrece el dulce remedio de la oración, la limosna y el ayuno (…) Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar de nuevo.» Esa nueva oportunidad la encontramos especialmente en el sacramento de la Confesión. Acerquémonos a él en estos días para que se encienda de nuevo en nosotros el fuego del amor de Dios y nuestro corazón vuelva a arder de fe, esperanza y

caridad como el de los discípulos de Emaús al encontrarse con Cristo Resucitado. En este camino nos acompaña la Virgen, nuestro Socorro. Como bellamente nos recuerda un himno de la Orden de los Siervos de María, Ella está al pie de la cruz de su Hijo y de la nuestra: «Oh Virgen, que vences en amor a los Serafines y en dolor a los Mártires, haz que nuestro corazón se abrase de caridad y desfallezca de dolor. La excelsa gloria para Cristo, que para darnos la alegría del cielo te quiso cercana al Árbol de su propia Sangre. Amén.» Que Dios nos conceda unirnos así a su bendita Madre para que vivamos profundamente las celebraciones que se acercan. Recibid mi afecto y bendición.


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Entrevista

Redacción

ENTREVISTA A FRANCISCO MIRA MONTORO, VESTIDOR DE MARÍA SANTÍSIMA DEL SOCORRO ¿Cómo consiguió ser vestidor de imágenes marianas? Llegué a este noble arte de vestir imágenes por casualidad, cuando me ofrecieron vestir a la Virgen de la Palma de la Hdad. de la Entrada Triunfal de Córdoba, donde estuve 8 años siendo su vestidor, así como del Señor y de la Virgen de la Victoria. Si bien es cierto, que ya desde muy pequeño manisfesté un interés por saber cómo se vestían las Virgenes y recuerdo que entraba a los cambios de vestimenta de la Virgen de la Piedad, Titular de la Salesiana Hermandad del Prendimiento, de la que soy hermano y donde tuve mi primer contacto con este arte, que aunque tiene mucho de técnica, es necesario tener habilidad y creatividad para desempeñarlo. ¿Cuál fue la primera imagen que vistió? Como he dicho en la pregunta anterior, la primera Virgen que vestí fue a Ntra. Sra. de la Palma de la Hdad. de la Entrada Triunfal de Córdoba. ¿De qué manera recaló en la Cofradía de la Vera Cruz de Montilla? Fue a través de Doña María del Carmen, madrina de Santa María del Socorro, que, a su vez, es también camarera mayor de honor de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, Titular Mariana de mi Hdad. del Calvario de Córdoba. Cuando nos conocimos, ella quedó gratamente sorprendida al ver a la Virgen del Mayor Dolor y ver cómo estaba vestida. Desde ese momento Doña María del Carmen me propuso a la junta de gobierno para que me encargara de vestir a la Santísima Virgen del Socorro.

Ntra. Sra. del Mayor Dolor, cotitular de la Hdad. del Calvario de Córdoba, vestida po Francisco Mira.

También es vestidor de las titulares de otras hermandades, ¿cuáles? Así es, en Córdoba visto a Ntra. Sra. del Mayor Dolor y Ntra. Sra. de la Salud. A nivel particular me encargo de la vestimenta de dos dolorosas que reciben culto en capillas privadas. En Cañete de las Torres a Ntra. Sra. de los Dolores, en Aguilar de la Frontera a Ntra. Sra. del Rosario y Ntra. Sra. de los Dolores, en La Carlota a María Santísima de Nazaret y Ntra.Sra.de la Esperanza, en Montemayor a Ntra. Sra. de los Ángeles, en Fuente Palmera a Ntra. Sra. de los Dolores, en Baena a la Virgen del Amor, en Jaén a María Santísima del Dulce Nombre, en Palma de Mallorca a Ntra. Sra. De la Salud y en Montilla a Santa María del Socorro. Además de imágenes marianas, ¿viste alguna imagen de Nuestro Señor? Sí, me encargo de vestir a Ntro. Padre Jesús del Calvario en Córdoba y al Señor del Gran Poder en Jaén.


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¿Viste imágenes de gloria, no dolorosas? ¿Cuáles? Visto a cuatro Vírgenes de gloria: en Córdoba a la Virgen de las Montañas y a la Virgen de los Remedios, que reciben culto en la Real Parroquia de San Lorenzo Mártir. En La Carlota visto a la Virgen del Carmen y en Palenciana visto a su patrona y alcaldesa perpetua, Ntra. Sra. del Carmen. ¿De qué manera ha evolucionado el arte de vestir imágenes sagradas? Tecnicamente en mucho, ya que años atrás no se reparaba tanto en los detalles, como pueden ser las proporciones en la colocación de los mantos o disposición de los tocados. Si bien es cierto que actualmente también se tiene una tendencia a mirar al pasado para reproducir estampas o improntas antiguas, que no siempre son lo más acertado para la actualidad. También he de decir que el cuidado por la calidad de los ajuares juega un papel importantísimo para que el resultado final sea satisfactorio. Afortunadamente cada vez son más las juntas de gobierno que han entendido la importancia en la calidad de las prendas de vestir que portan sus titulares marianas. ¿Cómo definiría su estilo como vestidor? ¿Y el de María Santísima del Socorro? Mi estilo como vestidor tiende más al corte clásico a la hora de ejecutar un tocado, aunque en algunas ocasiones me dejé llevar por la creatividad desarrollando trabajos algo más innovadores. El estilo de la Virgen del Socorro es un estilo sobrio y elegante, de proporciones justas y tocados sueltos y muy naturales, buscando potenciar el giro de cuello que tiene la Santísima Virgen y que a la vez se vea natural. Francisco Mira junto a Nuestra Sra. de la Salud (Hdad. de la Agonía, Córdoba), una de las imágenes marianas que viste.

¿Qué emociones afloran en el momento de vestir a la Santísima Virgen del Socorro? Son momentos muy emotivos los que vivo cada vez que me pongo al servicio de la Señora. Hay momentos de oración muy personales y emotivos y hay también momentos de contemplación y deleite ante tanta belleza y dolor al mismo tiempo en su rostro. ¿En qué se basa para decidir cómo vestir a la imagen para cada ocasión? El tiempo litúrgico marca en el calendario los cambios que se realizan durante el año y teniendo en cuenta esto se viste de una u otra forma.


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¿Cree que en general existe una preocupación por vestir adecuadamente a la Virgen? Desde el primer cambio que le realicé a la Santísima Virgen pude ver el gran interés que había por parte de la junta de gobierno para que el resultado fuera lo más satisfactorio y esa preocupación sigue siendo a día de hoy de gran interés, preocupándose de todos los detalles en cada cambio que se realiza. ¿Qué imagen considera un referente en el arte del buen vestir? Hay muchas dolorosas que podrían ser referente o espejo en el que mirarse, con independencia de que su estilo sea clásico, serio o de bulla. La Esperanza de la Trinidad de Sevilla podría ser un claro ejemplo. ¿Suele recibir indicaciones de las juntas de gobierno o tiene libertad a la hora de decidir? Pues depende de cada hermandad, aunque normalmente soy yo quien pregunto primero a la junta de gobierno o a los priostes cuál es la idea que ellos tienen y una vez expuesta se ponen en común ambas opiniones. Aunque sobre todo me gusta ser muy respetuoso con la opinión y gustos personales de cada junta de gobierno.

Detalle del tocado de Santa María del Socorro.

¿Vestir una imagen puede considerarse una manera de orar? Por supuesto que sí, no me cabe duda de que tener a una imagen tan cerca hace que la oración fluya en el silencio de sus capillas, de una manera íntima y personal. Mimar cada detalle en sus vestimentas es también una forma de orar y la oración no es otra cosa que amor a Dios.

¿Qué es lo más difícil del oficio de vestidor? Lo más difícil es sobrellevar la enorme responsabilidad que las juntas de gobierno ponen en mis manos. Las imágenes deben presentarse a los fieles con la mayor dignidad posible, ya que, como dije antes, son un mecanismo de fe, y en las manos del vestidor está la responsabilidad de ejecutar un buen trabajo, sin pretender otra cosa que dignificar a la imagen y potenciar su belleza para que el devoto pueda contemplar a su venerada imagen con el mayor de los esplendores.

¿Ser vestidor te ha permitido profundizar en la fe? Claro que sí, ser vestidor me ha permitido poder venerar más de cerca a diferentes dolorosas y no cabe duda de que las imágenes de veneración son un mecanismo de fe. Pero no olvidemos que donde verdaderamente encontraremos a Dios no es en las benditas representaciones de su Madre o de su Hijo, sino en la eucaristía.

¿A qué imagen le gustaría vestir si tuviera la oportunidad? Nunca he anhelado ser vestidor de ninguna imagen, para mí todas representan a la madre de Dios y por tanto todas merecen mi veneración y respeto. Lo único que sí anhelo es que la Santísima Virgen, bajo cualquiera de sus advocaciones, me conceda salud para poder servirla allí donde Ella me necesite.


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Jesús Cabrera Jiménez Exaltador de las Siete Palabras en 2015

Reflexiones

LA SEMANA SANTA HISPANO-ITALIANA CON EL GRAN CAPITÁN COMO EJE En el arranque de la Cuaresma de 2018 uno de los hitos culturales más destacados es la exposición organizada por la Diputación de Sevilla bajo el título Pasos y misterios. La Semana Santa en el interior de Andalucía y Sicilia, en la que a través de una muestra fotográfica y de una serie de conferencias se buscan las conexiones entre ambas formas de manifestar en público esta celebración religiosa. Esta exposición llegará a Córdoba en el tramo final de la Cuaresma y en el Palacio de la Merced se mostrarán esos lazos de unión que van más allá de las procesiones y que alcanzan a otras celebraciones, ritos y costumbres que giran en la órbita cofrade de ambas regiones europeas. Será el momento en el que muchos abran los ojos asombrados y descubran aspectos inéditos para ellos que les harán salir del ombliguismo que en materia de Semana Santa se vive/sufre en Andalucía.

una carta del entonces alcalde de Córdoba, Rafael Merino, dirigida a su homólogo así como un documento de confraternidad entre la Agrupación de Cofradías cordobesa y la Semana Santa de aquella localidad. Entre los numerosos actos, estuvo la conferencia Immagini e suoni delle tradizioni pasquali in Andalusia en la que al alimón se desgranaron las características esenciales de nuestra vivencia cofrade, con imágenes y sonidos que entusiasmó al público que abarrotaba la iglesia de San Giovanni a Villa.

No hay nada nuevo bajo el sol. A finales del febrero de 1998 se celebraron unas jornadas de hermanamiento entre Córdoba y la ciudad italiana de Sessa Aurunca, cuya conquista a los franceses le valió al Gran Capitán el ducado con su nombre. Allí se le venera como un héroe total, en su castillo vivió su hija Elvira, segunda duquesa de Sessa, y en varios lugares de la localidad es fácil encontrar escudos muy parecidos al de Aguilar de la Frontera y al que corona el acceso al hotel Hospes Bailío, que no es otro que las armas de la familia Fernández de Córdova. Una entidad cultural de Sessa, denominada Pro Loco, organizó un hermanamiento entre Córdoba y Sessa titulado Sulle orme del Gran Capitano. El cofrade cordobés Antonio Varo Pineda y quien humildemente suscribe estas líneas acudimos con

Procesión del entierro de Cristo en Sessa Aurunca (Italia).


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Allí, las hermandades tienen numerus clausus y sólo se puede pertenecer a una cofradía. Todos -repito: todos- los miembros asisten a todos los cultos y no por obligación sino por convencimiento. Junto a las sacristías hay unas habitaciones, a modo de vestuarios, donde se revisten con su hábito para participar desde un aprisco a las celebraciones. Terminadas éstas, comparten todos los días de cultos unas cenas peculiares en las que se degustan unos platos que sólo se prueban de Cuaresma en Cuaresma, como es el caso de la pizza Venerdì Santo (de vigilia) o la mozzarella empanada y frita. Terminadas éstas, al igual que hicieron sus padres y abuelos, tararean con una perfección asombrosa las marchas más populares, como pueden ser Una lacrima sulla tomba di mia madre (bellísima) o Triste ricordo.

Detalle del discurrir del misterio del entierro de Cristo por las estrechas calles de Sessa Aurunca.

Ellos descubrieron que sus raíces cofrades bebían en buena parte de la Semana Santa cordobesa y nosotros advertimos, efectivamente, la huella dejada por los españoles, con el Gran Capitán a la cabeza, que durante siglos estuvieron en el Reino de Nápoles. Los cofrades de Sessa Aurunca usan hábitos con cubrerrostros para las procesiones, las imágenes van sobre parihuelas para sortear el entramado de calles estrechas, a las escenas con varias figuras de la Pasión les llaman misterios, las bandas de música interpretan unas marchas lentas y solemnes que una hermandad cordobesa introdujo en su repertorio con buen resultado, y numerosos aspectos más en los que nosotros nos vemos reflejados, y viceversa. Si después de 500 años hubiera que hacer un balance del tiempo transcurrido, se advierte con lástima que en Sessa nos ganan por goleada; ellos siguen centrados en lo sustantivo, mientras nosotros nos hemos perdido en lo adjetivo.

¿Quedó en el olvido aquel hermanamiento? En absoluto. Aquel hermanamiento no quedó en una ceremonia más o menos protocolaria que se fuese diluyendo con el paso del tiempo. La figura del militar montillano es el aglutinante de ambas localidades y en todas estas décadas han sido frecuentes los intercambios de alumnos entre los liceos de Sessa y los institutos de Córdoba, y los viajes entre una y otra ciudad se han prodigado. El más significativo de todos ellos tuvo lugar durante el puente de la Inmaculada de 2010, aquel en el que la huelga de controladores aéreos paralizó los aeropuertos españoles. El avión en el que llegaban los italianos fue el último en aterrizar en Barajas.

Detalle del misterio del descendimiento de Cristo en Sessa.


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En la iglesia de San Jacinto, a los pies de Nuestra Señora de los Dolores, se produjo el hermanamiento entre ambas cofradías y para ellos fue un honor que al acto asistiera la camarera mayor de la dolorosa cordobesa, Florinda Fernández de Córdova, siendo la primera vez que tenían contacto con una persona de tal apellido. De aquel día queda el preciado recuerdo de un gran plato de cerámica decorado a mano con la efigie de la Addolorata de Sessa. Además, recorrieron diversas iglesias y casas de hermandad que abrieron expresamente sus puertas para que, a la inversa, ellos comprendieran en vivo unas formas de vivir la Semana Santa que comparte raíces con las suyas. Así, ambas semanas santas fueron las pioneras de lo que ahora las diputaciones de Sevilla y de Córdoba realizan con una exposición que ratifica que el viejo Reino de Córdoba y el Nápoles no están tan lejos.

Detalle de los misterios de la oración en el huerto, la flagelación y la coronación de espinas de Sessa.

Este grupo de cofrades de Sessa Aurunca pertenecían a la Archiconfraternita del SS. Rifugio, que es la que rinde culto a la Vergine Addolorata, imagen a la que querían hermanar con la Virgen de los Dolores de Córdoba, como así fue. Nada más llegar a la ciudad, una breve ruta turística les sumergió en las huellas del Gran Capitán, como es el caso del monumento de la plaza de las Tendillas, al que fotografiaron por todos lados después de descubrir que en la peana del monumento están escritas las batallas de Gonzalo Fernández de Córdoba ocurridas en lugares cercanos a sus domicilios; también acudieron al convento de las Capuchinas, en la antigua casa de los duques de Sessa y se fotografiaron en los diversos rótulos de la avenida del Gran Capitán.

Estatuta ecuestre del Gran Capitán ubicada en la Plaza cordobesa de las Tendillas, obra de Mateo Inurria.


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Identidad Cofrade

Rafael Villalba Prieto Subteniente de Infantería en Situación de Reserva

LA FAJA DE OFICIAL GENERAL EN LAS IMÁGENES MARIANAS DE CULTO La faja que como distintivo usan los oficiales generales en su uniforme, es cada vez más frecuente en el ajuar de las imágenes de la Virgen María en sus diferentes advocaciones, sobre todo en las que figuran como titulares de Hermandades y Cofradías de nuestra Semana Santa. Estas fajas que los generales ofrecen a las imágenes de su devoción se imponen en actos solemnes y emotivos, dando más realce, si cabe, a la imagen que lo luce y a la hermandad o cofradía de la cual es titular.

En vista de la aparición de fajas o fajines similares o parecidos, que algunas imágenes lucen, encontramos necesario hacer una descripción de las fajas originales, así como su historia. Las primeras noticias que existen del uso de las bandas y fajas utilizadas por el ejército español se remontan a la época de las guerras de Italia (siglo XVI), donde para distinguir a las fuerzas combatientes en el campo de batalla se usaron como distintivo por los diferentes países en contienda (los ejércitos no usaban uniformes, siendo la vestimenta del soldado la particular de cada uno). Con la llegada del siglo XIX, en 1815 se reguló el uso de las fajas de generales, determinando la forma de las borlas, que casi sin variaciones ha llegado hasta nuestros días. Por O.C. de 2 de julio de 1844, se suprimió el uso de las fajas de cualquier tipo que no fueran las de General o de E.M. (Estado Mayor). Estas últimas, azules, se declararon reglamentarias en el reglamento de uniformidad del cuerpo de E.M. con fecha 5 de febrero de 1838 (este tipo de faja azul también es lucido por algunas imágenes a las cuales les ha sido impuesta por Oficiales o Generales con el curso de E.M.). Unos años más tarde por Real Orden de 30 de mayo de 1840, las fajas del generalato se clasificaron como de gala y de diario. Virgen de la Soledad, que luce la faja del general honorario Mariano Requena Cordón.


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Las primeras fueron de seda carmesí, en punto de red, con borlas de canelón de hilo de oro, pendientes de un ovoide labrado de oro, con la espada y el bastón cruzados en aspa, bordados a realce o sobrepuestos, y superados con corona en un lado, y en el opuesto, la cifra del monarca reinante; el remate de la mencionada pieza era la corona real. Las de diario, eran iguales, diferenciándose únicamente en que las borlas eran de seda encarnada con la capa exterior de hilillo de oro y sin corona. Usaban también los pasadores correspondientes al grado. Tras la entrada en vigor y derogación de otros reglamentos, en la Segunda República y con la desaparición de los capitanes y tenientes generales, sólo quedaron las fajas correspondientes a generales de división y brigada. Después de la Guerra Civil, y con la entrada en vigor del reglamento del 43, el capitán general ostentaba en su faja 4 pasadores, 3 el teniente general, 2 el de división y 1 el de brigada, todos ellos de oro. Durante este tiempo, los capitanes generales llevaron para galas especiales los colores nacionales. Las fajas tenían una longitud de 4 metros y una anchura de 5,5 centímetros. Finalmente, una orden ministerial de 12 de diciembre de 1989 dispuso que la faja fuese única para gala y diario, de punto de seda encarnada, con borlas de hilo de oro, flecos de seda roja y entorchados de empleo.

El general de Brigada José Aroldo Mediavilla Nieto en el momento de la imposición de la faja a María Stma. de la Estrella.

En la actualidad, la faja roja sigue siendo el distintivo de todos aquellos militares que por su destacada trayectoria tienen el honor de ser oficiales generales, a los que corresponde también la más alta responsabilidad en la conducción del ejército.

Virgen de Zocueca, que luce la faja e insignias del general Francisco Javier Castaños, quien se las donara en 1823; la Esperanza Macarena, que guarda en su aguar las de Gonzalo Queipo de Llano; la Esperanza de Triana, que ciñe la de Don Juan de Borbón y Battenberg, almirante honorario de la Armada; Ntra. Sra. de la Esperanza de Málaga, que viste la faja de su hijo el rey Don Juan Carlos I.

A lo largo de la historia muchas han sido las imágenes marianas que han recibido la faja de general de sus poseedores. Por citar algunas de las más veneradas y cercanas cabe destacar a la patrona de Bailén, la

En Córdoba, la Virgen de la Paz y Esperanza recibió la faja de José Enrique Varela, ministro del Ejército; o la Virgen de los Dolores, que luce la del Teniente General José Sotelo García.


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Santa María del Socorro en el momento de la imposición de la faja por el Teniente General Juan García Martínez, Duque de San Pedro de Galatino y Conde de Benalúa.

En Montilla tres son las imágenes que han recibido en donación la faja roja. La primera fue la Virgen de la Soledad, que recibió la faja del general honorario Mariano Requena Cordón, devoto que fue de la venerada dolorosa agustiniana, de cuya cofradía fue hermano mayor.

Y por último, nuestra cotitular, Santa María del Socorro Madre de Dios, recibió la faja del Teniente General Juan García Martínez, Duque de San Pedro de Galatino y Conde de Benalúa, quien se la impusiera en la solemnidad celebrada el día 29 de febrero del año 2007.

Sus herederos la donaron tras su óbito, ocurrido en 1977.

De igual modo, el mismo excelentísimo señor tuvo la deferencia de donar a la bella Dolorosa de la Vera Cruz montillana su faja de Estado Mayor, con motivo del décimo aniversario de la bendición de la imagen, en la misa de acción de gracias que la cofradía celebró el pasado 13 de diciembre de 2015, siendo así la única imagen mariana de la ciudad que lo posee entre su ajuar.

En la Cuaresma de 2001 la Virgen de la Estrella recibió la faja del general de Brigada José Aroldo Mediavilla Nieto, que en ese tiempo estaba al mando de la BRIMZ «Guzmán el Bueno», con base en Cerro Muriano.


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Noticias

D. MIGUEL NAVARRO MÁRQUEZ REELEGIDO HERMANO MAYOR PARA EL CUATRIENIO 2017-2020 El pasado 27 de octubre de 2017, tras la celebración del Cabildo Ordinario de hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz con el que se ponía punto y final al curso cofrade, se celebró el Cabildo Extraordinario de Elecciones, en el que resultó elegido D. Miguel Navarro Márquez, quien prorrogaba su mandato otros cuatro años y daba así comienzo al nuevo curso cofrade, en cuyo culmen nos encontramos estos días. Es destacable la asistencia de numerosos hermanos a esta convocatoria electoral para depositar su voto, con el que no solo avalaban la gestión realizada por el hermano mayor en estos cuatro últimos años, sino que le otorgaban su confianza para continuar trabajando durante el próximo cuatrienio.

Entre los proyectos más destacados del anterior mandato de Miguel Navarro destacan la talla de la delantera y trasera del trono de nuestros titulares, la ejecución de los faroles del trono, en sustitución de los antiguos hachones, así como la consolidación del vínculo de hermanamiento entre la Cofradía y nuestro hermano mayor honorario el Regimiento Acorazado Córdoba nº 10. Que el Señor de Zacatecas y su Madre bendita, Nuestra Señora del Socorro, lo guíen en su labor e intercedan para que la gestión que comenzó hace algunos meses sea en beneficio de la Cofradía y para mayor gloria de Dios, Nuestro Señor.

Junto con el Hermano Mayor electo Miguel Navarro, veterinario de profesión, la nueva Junta de Gobierno queda compuesta de la siguiente manera: Juan Antonio Prieto Velasco, vicehermano mayor; María José Priego López, secretaria; Francisco Arce Raya, tesorero; Antonio Luis Jiménez Barranco, vocal de Cultos; María Gallo Salazar, vocal de Caridad; Rafael Portero de la Torre, vocal de Patrimonio; Pilar Jurado Casas, vocal de Estación de Penitencia. Continúa en su labor de consiliario D. José Félix García Jurado, párroco de Santiago, arcipreste de Montilla-La Rambla y rector de la Basílica de San Juan de Ávila. A lo largo de los próximos cuatro años, el hermano mayor se propone concluir los trabajos de talla del trono con el tallado de los dos costeros, la adquisición de enseres de culto como el juego de incensarios o la naveta que se estrenan este año, así como la ampliación del número de hermanos de luz que conforman el cortejo procesional y de la nómina de hermanos que integran la Cofradía.

Miguel Navarro acompañado de Jesús Cabrera en un momento de la exaltación de las Siete Palabras de 2015.


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Noticias

LA VERA CRUZ VISITARÁ A SAN FRANCISCO SOLANO EN SU NUEVO ITINERARIO El próximo Martes Santo promete ser singular. Las tres cofradías que realizan estación de penitencia han acordado, junto a la Agrupación de Cofradías, una nueva configuración de los itinerarios con el objetivo de conseguir una mayor seguridad y coordinación en el desarrollo de este gran día de la Semana Mayor montillana. La calle San Francisco Solano se convertirá en la arteria principal por la que discurrirán los tres cortejos procesionales. La cofradía de N.P. Jesús de la Humildad y Paciencia y María Stma. de la Caridad continuará realizando su itinerario de costumbre y su cruz de guía pondrá rumbo a la Plazuela de la Inmaculada. Por su parte, la Hdad. de la Santa Cena y Ntra. Sra. de la Estrella ha invertido el sentido de parte de su recorrido, y una vez en la Puerta de Aguilar continuará por la calle Médico Cabello, Fuente Álamo, San Francisco Solano, Santa Ana y Plazuela de la Inmaculada, donde tienen previsto poner su cruz de guía a las 22:30 horas. La cofradía de la Vera Cruz hará su salida a las 20:30 horas, como de costumbre, y cuando atraviese el paseo de Cervantes retomará el itinerario que realizó hace algunos años. Volverá a subir la Cuesta del Muladar continuando por Juan Colín, Plaza de Munda y Ancha. Una vez allí la centenaria cruz de guía ocupará la calle San Francisco Solano, en torno a las 23:30 horas, en dirección a la calle Ballén. Dios mediante, este año se cumplirá una de las aspiraciones de la Vera Cruz. Desde su reorganización, la corporación crucera ha procurado recuperar todos aquellos aspectos identitarios y matices históricos que reafirmen su vínculo con la ciudad.

Detalle del calvario en que procesionan el Señor de Zacatecas y su bendita Madre, Nuestra Señora del Socorro.

Uno de ellos es nuestro patrono, San Francisco Solano, que personifica la esencia franciscana, origen de las cofradías de la Vera Cruz, y la evangelización del Nuevo Mundo, naturaleza de nuestro Cristo de Zacatecas. Y, sobre todo, no debemos de olvidar que su padre, Mateo Sánchez Solano, fue hermano de la cofradía y tenía en propiedad su «túnica, capirote y cordón» que heredó Diego Ximénez Solano, hermano mayor del mejor de los montillanos.


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Por tanto, la devoción que la familia profesó al Santo Cristo traído de Indias está fuera de toda duda, como se expone en un trabajo monográfico que se puede leer en las páginas de esta revista. Por tal motivo, el pasado año 2010 la Agrupación de Cofradías escogió al Señor de Zacatecas para que presidiese la peregrinación que los cofrades montillanos giraron a la casa natal de Solano, y ganar así la indulgencia concedida en aquel Año Jubilar, IV centenario de la muerte del Apóstol de la Hispanidad. El próximo Martes Santo, el Crucificado novohispano volverá a visitar el templo patronal y para tal ocasión la Junta de Gobierno desea realizar una ofrenda floral ante la imagen de San Francisco Solano, en memoria de los lazos que le unen a la cofradía.

El trono de la Cofradía de la Vera Cruz enfila la Plazuela de la Inmaculada con el acompañamiento de la Banda de Guerra de la BRI X.

LA COFRADÍA REPARTE MÁS DE 66.000 € EN EL SORTEO DE NAVIDAD La suerte llegó, una vez más, a los montillanos de la mano de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, que ha repartido 66.600 € en premios en el sorteo extraordinario de Navidad a través de los numerosos décimos y participaciones vendidos. El número jugado por la hermandad, el 79.898, coincidente con las dos últimas cifras de El Gordo, con el que resultó agraciado el 71.198, ha premiado con 14,40 € cada participación y 120 € cada décimo. Con este son ya varios los años en que la Cofradía ha repartido suerte entre los numerosos montillanos que con la compra de su décimo y sus participaciones tientan a la suerte en este tradicional sorteo, al tiempo que colaboran con nuestra Cofradía y sus proyectos.

UN RECUERDO DE NUESTRA COFRADÍA EN FORMA DE PULSERA La Cofradía de la Vera Cruz pone a la venta una pulsera con la que se pretende estrechar el vínculo entre los hermanos y devotos del Santo Cristo de Zacatecas y Santa María del Socorro, nuestros titulares, a los que podrán tener siempre presentes y sentir más próximos portando esta pulsera. Se trata de una pulsera de tela de color verde, color crucero por excelencia y símbolo de la esperanza en el árbol de la cruz que es el patibulum del que pendía el Salvador del mundo, como reza nuestro escudo. En color dorado se lee la inscripción Vera + Cruz entre sendos escudos de la Cofradía. Finalmente, en los extremos figuran la primera y última letra del alfabeto griego A y W, respectivamente, que simbolizan el principio y el fin en Cristo Señor Nuestro, según se revela en el Apocalipsis. Las pulseras podrán adquirirse a través de los miembros de la Junta de Gobierno, durante el solemne besapiés y besamanos del Viernes de Dolores, así como durante la Estación de Penitencia del Martes Santo.


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DON ILDEFONSO CASAS NIETO PRONUNCIA LA EXALTACIÓN DE LAS SIETE PALABRAS por la pertenencia en su juventud a la Hermandad de la Borriquita, establecida en el Colegio Salesiano San Luis Rey de Palma del Río. Don Ildefonso, en los pocos meses que lleva en Montilla, ya se ha hecho querer no solo por la Familia Salesiana, sino por todo nuestro pueblo, tal como lo demostró el pasado día 5 de enero cuando encarnó al rey Gaspar, repartiendo ilusión en la cabalgata de esa noche mágica. El salesiano Ildefonso Casas durante su exaltación.

La noche del pasado viernes 9 de marzo, tras la conclusión del Solemne Quinario a nuestros Titulares, la capilla mayor de la parroquia de Santiago volvió a acoger un año más la Exaltación de las Siete Palabras. En esta ocasión el encargado de reflexionar sobre los siete testimonios orales que según los Evangelios canónicos pronunció Cristo ya clavado en la Cruz ha sido el sacerdote salesiano don Ildefonso Casas Nieto, que desde el pasado verano ocupa el cargo de coordinador de la Familia Salesiana de Montilla. Nuestro exaltador, que es natural de Palma del Río y actualmente reside en la casa salesiana de Córdoba, es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de esta capital y fue ordenado sacerdote en 2012 en la Parroquia de la Asunción de su ciudad natal. En cuanto a su vinculación con el mundo cofrade cabe destacar el haber sido pregonero de la Semana Santa palmeña en el año 2011. No obstante, el origen de su relación con la Congregación Salesiana pasa

El palmeño Javier Ruiz, presentó al exaltador.


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Así mismo, durante la presentación dio testimonio de la devoción que ambos profesan hacía la Virgen de Belén, Patrona de Palma del Río. Una vez en el atril, don Ildefonso pronunció una sentida Exaltación en la que combinó la poesía y la prosa, emocionando a los presentes con sus palabras acompañadas por la música del violín y el piano. Así, tras comenzar realizando una profunda reflexión sobre las llagas de Cristo, pasó a detenerse en cada una de las siete citas bíblicas que protagonizan el acto, acercándonos con sus palabras aún más al misterio de la muerte de Cristo.

El Hermano Mayor hizo entrega al exaltador de la medalla de la Hermandad y un cuadro de nuestros sagrados titulares, obra de Jaime Luque.

Así mismo, no dudo en aceptar la invitación cuando por parte de nuestra Cofradía se le propuso ocupar el atril de orador en la Exaltación de las Siete Palabras, mostrando su ilusión por ello desde el primer momento.

Tras ello, el exaltador dio un giro a su intervención al proclamar la importancia que han de tener esas «Siete Palabras» no solo en los labios de Cristo, sino en los de cada uno de nosotros los cristianos. Volviendo a detenerse y reflexionar sobre cada una de ellas incidiendo en el sentido que han de tener, ya no solo al escucharlas de Jesús crucificado, sino también de nosotros mismos. De esta manera nuestra Cofradía saca un año más el antiguo «Sermón de las Siete Palabras» de la liturgia propia del Viernes Santo, convirtiendo esta «Exaltación» en un referente de la cuaresma montillana.

El acto, que contó con el acompañamiento musical de Jesús Casas Polonio al violín y José María Luque Jurado al piano, fue abierto por el Hermano Mayor, que dio la bienvenida a los presentes y justificó la celebración un año más de la Exaltación. A continuación éste dio la palabra a don Javier Ruiz Cabrera, Hermano Mayor de la Hermandad del Cristo de las Aguas de Palma del Río, que fue el encargado de presentar al exaltador. El presentador se refirió a don Ildefonso como un gran amigo, abordando brevemente sus virtudes, pasiones y los avatares que han ido forjando su vida hasta convertirse en el salesiano que es hoy.

El acto contó con numerosos fieles y devotos de nuestros sagrados titulares.


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LA COFRADÍA ASISTE A LOS ACTOS CELEBRADOS EN LA BASE DE CERRO MURIANO El pasado 8 de diciembre una representación de nuestra cofradía acudió, como viene siendo habitual en los últimos años, a la parada militar que la Brigada Guzmán el Bueno X realiza en la base de Cerro Muriano con motivo del aniversario de su formación y de la festividad de la patrona del Arma de Infantería, La Inmaculada Concepción. Otra circunstancia que dio una especial relevancia a la celebración fue la imposición de la Orden del Mérito Civil (instituida por Alfonso XIII en 1926) al guion de la Brigada, un poco frecuente reconocimiento de la sociedad civil a una unidad militar que fue particularmente celebrado por los responsables militares por su importancia y significado. Así quedó patente en el acto de imposición de la orden por parte del delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, con una corbata (cinta de seda al efecto) con los colores de la banda de la orden.

Desfile de los miembros del Regimiento Acorazado Córdoba 10, en el día de su aniversario.

Homenaje a los caídos por España, uno de los momentos más emocionantes de la celebración del día de la Inmaculada.

Durante el transcurso del mismo también se entregó el premio Guzmán el Bueno al general de división Antonio Ruiz Olmos, por la labor que ha desempeñado durante el tiempo que ha estado al frente de la brigada,y también se hizo entrega de las distintas recompensas militares. Semanas más tarde, al igual que ocurriera en la festividad de la Patrona de Infantería, varios miembros de la Cofradía volvieron a acudir a la citada base militar, concretamente el pasado 27 de febrero, para acompañar a nuestro Hermano Mayor Honorario, el Regimiento Acorazado Córdoba 10, en los actos celebrados por el aniversario de su creación. Cada año el 27 del citado mes se conmemora la creación del Tercio de Figueroa, el cual fue organizado por su Primer Maestre de Campo Don Lope de Figueroa, como era costumbre en aquella época, en 1566. Con el paso de los años ha ido reorganizándose y pasando por diferentes denominaciones hasta la actual, el Regimiento Acorazado Córdoba nº 10, integrado en la Brigada «Guzmán el Bueno» X.


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EL TOQUE DE ORACIÓN PARA EL MARTES SANTO El año pasado surgió la iniciativa de incorporar a nuestra estación de penitencia el Toque de Oración, una marcha militar que forma parte del emblemático homenaje que los ejércitos de España rinden en honor los caídos de todos los tiempos. Este simbólico acto se desarrolla en los momentos finales de la procesión, cuando el trono de nuestros Sagrados Titulares se prepara para cruzar el umbral de la puerta del templo parroquial. Es el momento en que la imponente efigie del Crucificado de Zacatecas desciende hacia el interior del calvario y se despide de las devotas almas que han querido acompañarle hasta su casa. Es en ese instante cuando, a modo de epílogo, los guiones y banderines del Regimiento Acorazado «Córdoba» 10 se inclinan ante él para rendirle sus últimos respetos, después de haberle escoltado durante su periplo por las calles montillanas. Son esos momentos íntimos en los que el silencio se apodera de la madrugada, un silencio quebrado por una corneta que entona los primeros acordes del Toque de Oración, que no deja de ser una plegaria sonora a la que se unen las campanas de la esbelta torre que domina la ciudad. Cuenta la historia que el Toque de Oración fue instituido por el Gran Capitán, Don Gonzalo Fernández de Córdoba, tras la Batalla de Ceriñola, en abril de 1503, cuando ordenó recoger a todos los soldados contendientes caídos y darle una digna sepultura. Y en particular, cuando hizo entrega a los vencidos franceses del cadáver de su jefe, el Duque de Nemours.

Para ello, ordenó Don Gonzalo rendir honores a los que habían dejado la vida en aquellos campos italianos, ya que todos eran cristianos. Se improvisó un toque que consistía en tres toques de atención prolongados, similar al toque de campanas homónimo, para que todos rezaran por los caídos en la batalla. Desde aquella jornada, el General montillano ordenó tocarlo todos los días a la puesta de sol. Este acto se hizo costumbre en los Tercios españoles hasta que se normalizó en las ordenanzas militares, y con el paso del tiempo fue adoptado por los demás ejércitos occidentales. Cinco siglos después, el Martes Santo vuelve a escucharse el Toque de Oración –simbiosis de campanas y cornetas– en las inmediaciones de la fortaleza que vio nacer a su precursor, a las puertas del templo en el que fuera cristianado el universalmente conocido «Gran Capitán».

Instante, previo a la entrada, en que el Señor de Zacatecas desciende acompañado de los sones del Toque de Oración.


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La Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz y Devota Hermandad del Santo Cristo de Zacatecas y Santa María del Socorro, Madre de Dios y Señora Nuestra

dedica a sus Amantísimos Titulares el próximo 23 de marzo, Viernes de Dolores, a partir de las 20:00 horas, en su sede canónica y Parroquia Mayor de Santiago Apóstol, Devoto Besapiés y Besamanos

Sábado de Pasión, 24 de marzo a las 20:00 horas, Solemne Vía Crucis de Traslado y Entronización

del Señor Crucificado de Zacatecas por las calles de la feligresía.


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La Cofradía de la Santa Vera Cruz canónicamente establecida en la Parroquia Mayor de Santiago Apóstol

en cumplimiento del Artículo IV.1.b. de su Estatuto y Regla realizará el próximo día 27 de marzo, Martes Santo Estación de Penitencia

acompañando a sus Sagrados Titulares

Santo Cristo de Zacatecas y Santa María del Socorro, Madre de Dios y Señora Nuestra

Dará comienzo a las 20:30 horas y tomará el siguiente itinerario: Iglesia, Gran Capitán, Llano de Palacio, Paseo de Cervantes, Cuesta del Muladar, Llanete de la Cruz, Juan Colín, Plaza de Munda, Ancha, San Francisco Solano, Ballén, Corredera, Plaza de la Rosa, Arcipreste Fernández Casado e Iglesia, concluyendo a las 01:15 horas en el templo parroquial de Santiago.


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LA COFRADÍA CELEBRA SU FUNCIÓN PRINCIPAL DE REGLA concedieron tras el acuerdo alcanzado en sesión de Cabildo de Oficiales celebrado el pasado 28 de enero del presente año. Tal distinción ha recaído en D. Aníbal Martínez Serrano, Teniente Coronel Jefe del Batallón de Infantería de Carros de Combate «Málaga» I/X, y en D. Rafael Salido Sánchez, sacristán de la Parroquia de Santiago y Basílica Pontificia de San Juan de Ávila.

El Hermano Mayor durante la acción de gracias al finalizar la Eucaristía.

Esta solemne fiesta eucarística fue solemnizada un año más con la participación del Coro de Santiago, que propiciaron además el ambiente de recogimiento y oración necesarios para tal celebración.

Nuestra Cofradía celebró el pasado 18 de febrero, primer domingo de Cuaresma, la Solemne Función Principal de Regla en honor a nuestros sagrados titulares en la Parroquia de Santiago Apóstol, cuyo altar mayor presiden durante todo este tiempo litúrgico, las imágenes del Santo Cristo de Zacatecas y María Santísima del Socorro. Dicha celebración, presidida por nuestro consiliario D. José Félix García Jurado y concelebrada por D. Carlos Morales Fernández ante numerosos hermanos y devotos, nos sirve año tras año como inicio y preparación al camino que hemos de recorrer por este desierto, la Cuaresma, hasta llegar a la fiesta de la Resurrección de Jesucristo. Durante el transcurso de la misma, como viene siendo habitual, se hizo entrega de las medallas de honor que nuestra Cofradía impone como signo de consideración y reconocimiento hacia la generosa labor prestada con la hermandad,y que se

Durante la Cuaresma nuestros sagrados titulares presiden el altar mayor.


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Noticias

NUEVO JUEGO DE INCENSARIOS Y NAVETA Cuando el próximo Martes Santo el cortejo de nuestra Cofradía salga a la calle, la principal novedad, en lo que a patrimonio se refiere, no habrá de buscarse en el propio trono, sino en las manos de los acólitos que le preceden. Este estreno consistirá en un nuevo juego de dos incensarios y una naveta. Tras varios años en los que los nuevos proyectos del patrimonio de la Vera Cruz se han centrado en el trono de nuestros Titulares, concretamente en la talla del frontal y la parte trasera y en la sustitución de los hachones por faroles, de cara a la próxima Semana Santa se ha optado por hacer un paréntesis en este largo proceso de ejecución del trono en pro del ajuar procesional. Es por ello que meses atrás se optó por la adquisición de unos nuevos incensarios y naveta, iniciando este proceso con la búsqueda de un diseño acorde a la línea estética de nuestra Cofradía. El encargado de dicho diseño ha sido el joven montillano Antonio Maya Velázquez, autor, entre otros trabajos de ornamentación, del proyecto de finalización del paso del Cristo de la Misericordia de nuestra localidad.

Juego de incensarios y naveta que serán estrenados en la próxima Estación de penitencia.

Diseño de las piezas, realizado por nuestro paisano Antonio Maya.

En este caso, Antonio Maya ha sabido concebir unos incensarios de corte manierista siguiendo el modelo representado por Zurbarán en los dos lienzos de ángeles turiferarios que pintara para la Cartuja de Jerez, hoy en el Museo de Cádiz. Así mismo, presentan formas muy cercanas a los motivos ornamentales de los antiguos retablos jesuitas conservados en la Parroquia de Santiago, obras de Díaz de Ribero y Lope de Medina Chirinos del primer tercio del XVII, y al retablo del Sagrario de nuestra Parroquia, obra también de este último retablista, en el que está basado el diseño del trono del Cristo de Zacatecas y Santa María del Socorro. La ejecución material de las piezas ha corrido a cargo de los orfebres Florián y Salvador Porras Zamorano, que han sabido dar forma al diseño propuesto por Maya. Del taller cordobés de los hermanos Zamorano han salido también obras para hermandades como la Paz y Esperanza o el Santo Sepulcro de esta capital. Las nuevas piezas vienen a sustituir al antiguo juego de incensarios y naveta que el orfebre cordobés Damián de Castro cincelara en el siglo XVIII para la Parroquia de Santiago de Montilla. Estas piezas han sido portadas en el cortejo procesional desde el año 2006, en que tuvo lugar la primera salida tras la reorganización de nuestra Cofradía.


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Reportaje

LA CONDESA DE PRADO CASTELLANO, HIJA ADOPTIVA DE MONTILLA El pasado día 13 de enero tuvo lugar en el castillo del Gran Capitán la entrega del título de Hija Adoptiva de Montilla a la Ilma. Sra. María del Carmen Jiménez- Alfaro y Salas, Madrina y Camarera de Honor de nuestra cotitular Santa María del Socorro, Madre de Dios y Señora Nuestra. De este modo, el Excmo. Ayuntamiento montillano ha querido reconocer la labor benefactora que la Sra. Condesa de Prado Castellano viene realizando a favor de nuestra ciudad. La iniciativa partió del Consejo Asesor de Patrimonio Histórico en abril del año pasado, a partir del cual fue incoado el oportuno expediente, cuyos trámites concluyeron el día 13 de diciembre, cuando la Corporación Municipal en sesión plenaria acordó por unanimidad concederle la mayor de las distinciones que otorga, según su reglamento de honores. María del Carmen Jiménez-Alfaro y Salas nace en Sevilla el 4 de diciembre de 1934, ciudad en la que estaba destinado su padre como oficial de Caballería. Desde su infancia ha estado muy vinculada a Montilla, dado que su madre, Magdalena Salas y García de Zúñiga, hereda la finca «La Retamosa», a la vez que su padre, Francisco Jiménez-Alfaro y Alaminos, se hallaba destinado durante esos años en Córdoba y Écija, ciudad en la que se retira de la carrera militar para instalarse definitivamente en Montilla, donde muere en 1973. Este suceso hizo que crecieran los vínculos afectivos de María del Carmen hacia Montilla, pues las visitas a sus padres fueron constantes. Desde la muerte de su madre (Montilla, 1994), prosigue la labor benefactora que ésta ejercía en el convento de Santa Clara. De hecho, la última obra de envergadura realizada en el monumento BIC ha sido financiada por ella.

La Condesa de Prado Castellano acompañada de los miembros de la corporación municipal asistetes al acto.

De igual modo, en los últimos tiempos, su amor a Montilla le ha llevado a colaborar en otras tantas empresas en pro de la recuperación de su patrimonio, tales como la última restauración que ha experimentado la iglesia parroquial de Santiago, o la rehabilitación del órgano de la basílica de La Encarnación, entre otras. Aunque si por algún motivo Mª del Carmen JiménezAlfaro es conocida entre los montillanos se debe a la generosa donación que hizo en 1998, cuando puso a la entera disposición del Excmo. Ayuntamiento de Montilla el terreno necesario de su finca para que nuestra ciudad contara con un hospital público. Para ello, fueron donados más de 64.000 m2 que son los que en la actualidad ocupa el centro hospitalario que desde 2004 da cobertura sanitaria a más de sesenta y tres mil habitantes de la comarca. Mujer solidaria y sensible a las personas más vulnerables de la sociedad, ha desarrollado igualmente su labor de mecenazgo en numerosas obras sociales en Andalucía, de las que cabe destacar su decidida implicación en la apertura del Comedor Social «San Juan de Ávila» de Montilla, del Economato Social «Virgen del Valle» de Écija, o del


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Comedor Social «San Juan de Acre» que la hospitalaria Orden de Malta gestiona en Sevilla. Por tal contribución, la soberana Orden reconoció su labor otorgándole la Cruz al Mérito Melitense (Roma, 2011). Desde su creación, es miembro de la Cátedra «Gran Capitán» a propuesta del añorado alcalde Antonio Carpio Quintero. También, en su condición de Dama de Honor y Devoción de Malta, en la actualidad forma parte del Consejo Regional de la Orden en Andalucía. Y, asimismo, es Académica de Honor de la Real Academia «Luis Vélez de Guevara» de Écija. Como es sabido, el año 2005 nuestra Cofradía tuvo la consideración de nombrarla Madrina y Camarera de Honor de la nueva imagen de Nuestra Señora del Socorro, convirtiéndose en uno de los pilares fundamentales del proceso de reorganización en el que se hallaba inmersa la renacida hermandad en aquel período. En el acto organizado por el Excmo. Ayuntamiento en la fortaleza montillana intervino nuestro anterior hermano mayor, Antonio Luis Jiménez Barranco, a quien le correspondió realizar la presentación laudatoria de la nueva e ilustre hija de Montilla, cuyo texto recogemos íntegro a continuación: Dignísimas autoridades civiles, militares, religiosas y académicas; Sra. Condesa de Prado Castellano, descendientes del doctor Salas y Vaca, montillanos, amigos todos. La cultura clásica, de la que somos herederos, siempre distinguió a los ciudadanos que actuaron en pro del bien público, aquellos que aportaban a la comunidad más de lo que les correspondía. Es por ello que surja de la sociedad grecorromana la evergesia, como voluntad benefactora de uno de sus vecinos en favor de la colectividad. Aunque hayan pasado muchos siglos, en el mundo actual el evergetismo o filantropía se sigue practicando. La ocasión que hoy nos reúne es un ejemplo de ello, pues la institución pública municipal quiere reconocer al unísono la labor altruista de una mujer que siempre ha tenido abierta la puerta de su generosidad a cuantos montillanos han María del Carmen Jiménez Alfaro durante la estación de penitencia del año 2009.

llamado a ella, porque siempre se ha sentido hija de esta ciudad donde hunde sus raíces su ascendencia materna. La sociedad actual está necesitada de benefactores, bien lo sabemos los miembros del Consejo de Patrimonio Histórico, órgano asesor del Excmo. Ayuntamiento que ha promovido la iniciativa de reconocer a la Ilustrísima Señora Doña María del Carmen Jiménez-Alfaro y Salas su condición de montillana por derecho propio, como gratitud a su celosa y callada defensa del patrimonio humano y cultural de la tierra natal de sus mayores. Y qué mejor lugar para recibir a una nueva hija de Montilla que este baluarte, génesis de la ciudad que hoy habitamos, testigo de su historia, cuna y escuela de los primeros vuelos que alzó aquel águila llamado Gonzalo Fernández de Córdoba, ese admirado estratega y diplomático que alcanzó las más altas cotas de fama en la Europa de su tiempo, y al que la historia universal le ha otorgado el título de Gran Capitán. Nos encontramos, por tanto, en la residencia bajomedieval de la Casa de Aguilar, tronco del fecundo árbol de los Fernández de Córdoba, de cuya primera rama salió la


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Casa de Baena y Cabra, donde se halla el origen del señorío y condado de Prado Castellano. Según el Elenco de Grandezas y Títulos Nobiliarios españoles, María del Carmen Jiménez-Alfaro es la séptima titular del condado de Prado Castellano, el cual recibe de su ascendencia paterna. Los señores de Prado Castellano son conocidos en la ciencia genealógica como los «Córdobas del Alcázar Viejo». Dos son las razones: la primera obedece a que en este antiguo barrio amurallado estaba situada la casa solariega de la familia, donde residía la cabeza del mayorazgo. Y la segunda, se debe a que durante varias generaciones los miembros de este linaje ostentaron la tenencia de la alcaidía de los cercanos Reales Alcázares. Es por ello que la ascendencia paterna de María del Carmen esté íntimamente ligada a la carrera de las armas. Si oteamos las biografías de sus antepasados Fernández de Córdoba, Heredia, Barona, Recio, Chacón, Valdecañas, Topete, Alaminos o Jiménez-Alfaro, no dejaremos de hallar sucesivos nombres de esta noble estirpe en numerosos episodios de la historia militar de España. Merece especial recuerdo su padre, Francisco JiménezAlfaro y Alaminos, conocido coloquialmente por «Curro Alaminos». Fue noveno marqués de Alhendín de la Vega de Granada, oficial de Caballería y excelente jinete. Participó en numerosas competiciones dentro y fuera de nuestras fronteras, y formó parte del equipo español de hípica en los Juegos Olímpicos de 1928, celebrados en Ámsterdam.

La nueva hija adoptiva de Montilla firma en el libro de honor del ayuntamiento de la ciudad.

Retirado de la vida castrense durante unos años, en un intento de reparación a su honor le fue ofrecido el Mando del Depósito de Remonta y Cría caballar de Écija y la Comandancia militar de la ciudad, que sólo aceptó por su inmensa pasión y amor al caballo, cargos que desempeñó entre 1952 y 1957, año éste en que pasa a la reserva y fija su residencia definitiva en Montilla. Francisco Jiménez-Alfaro había celebrado sus esponsales con Magdalena de Salas y García de Zúñiga en 1933, de cuya unión nacerán en Sevilla José Carlos y María del Carmen. Magdalena era hija del montillano José Salas Vaca y de María del Pilar García de Zúñiga y Benavides, natural de Villacarrillo. Si la ascendencia paterna de María del Carmen está vinculada a la milicia, la materna se halla ligada a las profesiones liberales, tales como la medicina y la jurisprudencia, además del ejercicio de la actividad política y la diplomática.

Ascendido a Coronel, recibió el mando del regimiento de Caballería Cazadores de Villaviciosa, de guarnición en Melilla. Por entonces, las aspiraciones monárquicas que mantenía sobre el heredero de Alfonso XIII eran poco recomendables en el ambiente político-militar de la época.

El apellido Salas, o mejor dicho «Ruiz de Salas» que es su mención completa, pierde su memoria en las postrimerías del siglo XV montillano, cuando los archivos ofrecen sus primeras noticias. Pero es a partir de la Ilustración y el nuevo régimen liberal cuando este linaje revela su prestigio intelectual en la voluble sociedad del momento.

Su inquebrantable lealtad a la Corona en la figura de Don Juan de Borbón le hizo declinar en alguna que otra ocasión su juramento de fidelidad a la persona del entonces Jefe de Estado, gesto que le ocasionó más de una contrariedad y le condujo hacia el ostracismo profesional, viendo truncada su promoción al generalato.

De todos sus miembros, cabe destacar al abuelo de María del Carmen, José de Salas y Vaca, prestigioso doctor en medicina y precursor de la neuropsiquiatría española, que desempeñó su actividad clínica en el Hospital de la Princesa en Madrid y desde su cátedra de Director facultativo del Manicomio nacional de Santa Isabel en Leganés.


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Por su meritoria labor científica fue nombrado Gentilhombre de Cámara por Alfonso XIII, obtuvo la Gran Cruz de la Orden de Beneficencia y la encomienda de la Orden Civil de Alfonso XII, entre otros reconocimientos. Concilió la actividad galena con su acción política, ejerciendo de Gobernador Civil en las provincias de Albacete, Cádiz y Huelva. Asimismo, fue miembro de varias academias y publicó más de una decena de estudios de investigación médica e innumerables artículos en la prensa científica e ilustrada de la época. Su figura, recientemente, ha sido objeto de una tesis doctoral en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. Sin duda, es un montillano a rescatar del olvido. El matrimonio Salas García de Zúñiga se instaló en Madrid, donde nacen y se educan sus dos hijas, Magdalena y Concepción. Los periodos vacacionales los pasan en Villacarrillo y Montilla, para lo cual han ampliado el caserío de la huerta de La Retamosa, lugar que se convertirá en residencia familiar durante sus estancias estivales.

Su nueva situación le permite volver a disfrutar de Montilla con mayor regularidad. Sus padres habían establecido su retiro en La Retamosa, casa de campo que se convierte en lugar de reencuentros familiares y centro de tertulias culturales y sociales con los amigos. Francisco y Magdalena agotarán sus días en su residencia montillana y por voluntad propia descansan a la espera de la inmortalidad en el campo santo de esta ciudad. María del Carmen, digna heredera de sus mayores, continúa la labor social y cultural que ellos practicaban en Montilla, además de mantener viva la imperecedera llama de su amor por la ciudad. Así lo ha demostrado desde entonces, como hemos podido escuchar en las intervenciones que me han precedido. Muchas han sido las instituciones, fundaciones, asociaciones, comunidades religiosas, cofradías y hermandades que han encontrado ayuda y amparo en María del Carmen, patrocinio que siempre ha compartido con aquel gran esposo y mecenas que fue Miguel Ángel de Cárdenas, cuyo corazón dejó de latir hace poco menos de un año.

Corre el tiempo y Magdalena de Salas hereda La Retamosa, coincidiendo con el destino cordobés de su marido, que está al mando del Depósito de Sementales, emplazado en las Caballerizas Reales. Quizá esta fuera la etapa más feliz de Francisco, pues, aunque él era de origen lucentino, siempre mostró especial predilección por Córdoba, cuna del caballo de Pura Raza Española. Son los años de la infancia de María del Carmen, en los que pasa largas temporadas en este bello paraje montillano, al cuidado de sus recordadas institutrices francesas. De allí pasará a Córdoba, a estudiar en el colegio de la Sagrada Familia, y luego a Madrid, al centro Sagrado Corazón en el paseo de Rosales, para finalizar su formación académica en Inglaterra. De vuelta a Madrid, estudia enfermería e ingresa en el Cuerpo de Damas Auxiliares de Sanidad Militar. Dado su amplio conocimiento del francés, inglés e italiano, trabaja de relaciones públicas para la Universidad de Alcalá durante unos años. En 1966 María del Carmen contrae matrimonio con Miguel Ángel de Cárdenas y Osuna, abogado y ganadero natural de Écija, ciudad en la que los desposados se habían conocido y donde sitúan su hogar.

La madrina de Ntra. Sra. del Socorro besa las manos el día de la bendición de la imagen.


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Estoy seguro de que tanto él como tus padres y hermano verán hoy reflejado su orgullo en tu persona. Nuestra homenajeada ha conseguido la excelencia de la voluntad unánime, se ha ganado el cariño de un pueblo que así lo ha expresado a través de sus representantes políticos y muchas de sus instituciones, asociaciones y entidades que se han querido unir a este reconocimiento público. Los que tenemos la enorme suerte de conocer en primera persona a María del Carmen sabemos de su generosidad y compromiso social, del humanismo cristiano que respira y se ve reflejado en su colaboración con las misiones hispanoamericanas de la Compañía de Jesús; de su pasión por la historia, como infatigable y culta lectora de memoria portentosa; de su predilección por la música sacra, como bien lo saben los órganos que ha restaurado y los numerosos conciertos y músicos que ha promocionado; de la fiel amistad y confianza que contagia, sobre todo en las

situaciones difíciles, de su agradable trato y cultivado diálogo que hace volar al minutero… Querida paisana, no dejes nunca de volver a este pueblo tuyo, donde nutrir tu espíritu en los silencios místicos de Santa Clara, sentir la presencia del Maestro Ávila, escuchar el violín de Francisco Solano, besar las manos de la Señora del Socorro y releer las crónicas de Don Gonzalo Fernández de Córdoba en aquel romántico refugio, jardín de tus recuerdos, entre la paz sonora de la alberca y la esencia generosa de la bodega, a la sombra de la fe de los cipreses o la luz ilustrada de la biblioteca. Apreciado Alcalde y Corporación Municipal, con este homenaje Montilla no sólo suma hoy, por los motivos expuestos, una hija ilustre a su galería, sino que también gana a una sobresaliente embajadora que tiene la virtud de propagar las excelencias de esta tierra nuestra que ahora también es la suya.


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Caridad

EL COMEDOR SOCIAL SAN JUAN DE ACRE DE SEVILLA DAR DE COMER AL HAMBRIENTO En plena crisis económica e impulsado por la voluntad de «Servicio hacia nuestros Señores, los Pobres, los Enfermos y los Necesitados», abrió sus puertas a los más desfavorecidos de Sevilla el comedor San Juan de Acre de la Orden de Malta. Esta necesaria iniciativa dependiente de la Delegación de Andalucía de la Fundación Hospitalaria Orden de Malta en España, da de comer, atiende y ayuda a una media de 200 personas diariamente de lunes a viernes. El comedor San Juan de Acre es el único que sirve cenas a partir de las cinco de la tarde en invierno y de las 6 en verano en la sevillana Calle de Medigorría. «TUITIO FIDEI ET OBSEQUIUM PAUPERUM» (LA DEFENSA DE LA FE Y EL SERVICIO A LOS POBRES»

El lema de la Fundación Hospitalaria Orden de Malta define la labor que se lleva a cabo en el Comedor San Juan de Acre. Desde que diera comienzo su actividad en Noviembre de 2011 hasta la actualidad ha servido en torno 265.913 comidas. San Juan de Acre tiene la particularidad de no ser autoservicio. Un equipo de más de 300 voluntarios, en grupos diarios de 25 personas, sirve sus mesas personalmente a los usuarios, aportando cariño, cercanía y apoyo. El 74% de los usuarios del comedor son hombres, en su mayoría españoles (63%) y un 60% está en la franja de los 36 a 55 años. Sin embargo, el espíritu hospitalario de la Orden alcanza a todos los que allí acuden llevados por la necesidad, no haciéndose distinciones por razones de raza, religión, sexo, ideología o estado personal.


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y donantes que colaboran con la Fundación y más de 300 voluntarios que cocinan, sirven, friegan enseñan, aprenden, aconsejan, consuelan… desempeñando unas 25.000 horas de trabajo al cabo del año y haciendo del Comedor de San Juan de Acre un recurso estable y resolutivo, un cobijo donde se sacia el hambre y la soledad de muchas personas necesitadas de Sevilla. Colaboración con el Comedor Social de Cáritas San Juan de Ávila de Montilla

Ellos son Nuestro FIN, Tú nuestro MOTOR

La Fundación Hospitalaria Orden de Malta en España, a través de su Consejo Regional y gracias a la iniciativa de Dña. María del Carmen Jiménez-Alfaro y Salas, condesa de Prado Castellano, madrina de la Virgen del Socorro, Titular de Nuestra Hermandad y recientemente nombrada Hija Adoptiva de Montilla, colaboró en la puesta en funcionamiento del comedor social de Cáritas San Juan de Ávila de Montilla, asumiendo el coste de las obras de adecuación de la actual cocina, logrando que en sus instalaciones se pueda preparar comida para 80 personas diariamente.

Dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento… son obras de misericordia que se practican diariamente en este comedor. Para poder cumplir con ellas se necesita mucha ayuda, compromiso y mano de obra. Ese Motor lo forman más de 150 entidades

Comedor San Juan de Acre. Horario: De 17 a 18:30 h, de lunes a viernes. Dirección: calle Mendigorría, 7, 41002 (Sevilla) Teléfono: 667 52 81 80/ 955 12 37 78 Email: andalucia@ordendemalta.es

El comedor de Malta de Sevilla durante su actividad diaria.

Ante la diversidad de necesidades y ayudas que las personas que acudían al comedor demandaban, en el año 2016 se puso en marcha durante el horario de apertura del comedor un ser vicio de acompañamiento social, atendido por un Trabajador Social, y que está sirviendo de gran ayuda y con buena aceptación por parte de los usuarios.


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Arturo Hidalgo Trillo

Opinión

EL CRUCIFIJO, SÍMBOLO DE NUESTRA FE El laicismo que nos quieren imponer algunos forma parte de la pérdida de valores que a diario intentan inculcar adoctrinando y queriendo suprimir el Crucifijo. Algunos intelectuales se han pronunciado sobre esta polémica diciendo, «es absurdo retirar los crucifijos de los sitios públicos y escuelas de España, pues el Crucifijo es un símbolo histórico y artístico que forma parte de nuestra cultura. Nos debe preocupar a los creyentes la campaña que se ha orquestado por grupos anti-cristianos que solo desean hacer desaparecer todo indicio de moral católica y así nos va. Citando a Eliot, el responsable de la Santa Sede para la cultura, añadió: «Si quitamos el cristianismo de nuestro horizonte, perdemos la fe, perdemos nuestro rostro. Y entre personas sin rostro no es posible dialogar». Por las lecturas y relatos que conozco sobre las persecuciones a los cristianos a través de la historia, no me escandalizo ni me rasgo las vestiduras por lo que está ocurriendo en España, pues estoy más que convencido de que tenemos una persecución encubierta pero que las dificultades hacen bien al cristianismo, despiertan, hacen tomar conciencia de la propia identidad y nos ofrecen una nueva oportunidad para recordar las palabras de San Juan Pablo II, cuando nos decía: «Sed valientes y no os acobardéis que Cristo vencerá». La historia lo enseña: las persecuciones han sido oportunidades para que los verdaderos cristianos se multiplicaran. El Estado tiene que respetar, como factor positivo, los signos, símbolos, manifestaciones

de la libertad y creatividad del ciudadano y de la sociedad española en estas materias. Podemos apreciar como ejemplos innumerables de esa creativa libertad y de su raigambre histórica, las cruces o humilladeros de tantas encrucijadas de nuestros caminos, esculturas y pinturas de motivos religiosos que adornan nuestras paredes, miles de campanarios en las iglesias de nuestros pueblos, la Semana Santa y sus cofradías, nuestras catedrales con todo el arte que encierran y los museos plagados de cuadros con motivos religiosos y donde abundan los crucificados de los mejores pintores de cada época, como Velázquez, Murillo, El Greco, etc. Para qué seguir con ejemplos, cuando lo importante es comprender que se trata de un ejercicio histórico y creativo del sentimiento religioso que está amparado por el derecho fundamental de libertad religiosa, que el Estado no puede olvidar, reprimir, ni manipular, sino respetar, porque esa cultura e historia son los crucifijos, los signos religiosos de las personas y de la sociedad española. No los del Estado. Da la impresión de que con toda esta campaña en contra de los crucifijos es para inculcar a los niños cuando están en plena fase de formación de su voluntad e intelecto no les vendría nada mal, de vez en cuando, elevar los ojos al Crucifijo para que comenzaran a percibir la fuerza del amor desinteresado, y dejaran de pensar que ser famosos y ganar dinero no lo es todo en la vida. Deberíamos centrar el apostolado cristiano en educar a los niños y jóvenes en valores morales, cultivando las tradiciones religiosas que nuestros mayores nos inculcaron para llegar a ser «buenos cristianos y honrados ciudadanos» y conseguir ser católicos por el evangelio de Jesucristo, que es verdad y vida.


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Nuestra Historia

Antonio Luis Jiménez Barranco

MATEO SÁNCHEZ SOLANO, HERMANO DE LA SANTA VERA CRUZ Hace unos años, participamos en el XVI Curso sobre El Franciscanismo en Andalucía, dedicado a la figura de San Francisco Solano y celebrado en nuestra ciudad con motivo del IV centenario de su muerte. En tal ocasión nos aventuramos en la compleja tarea de tratar de conocer la familia y entorno del nuestro patrono, desde las fuentes primarias que nos ofrecen los archivos de la ciudad. Los archivos, guardianes de la memoria, nos ofrecieron noticias que habían pasado inadvertidas a lo largo de los siglos, tales como las devociones cofrades de la familia de San Francisco Solano, principalmente de su padre Mateo Sánchez Solano, de quien descubrimos su filiación a nuestra cofradía de la Santa Vera Cruz, como veremos en adelante. Procedente de ascendencia de hijosdalgos, Mateo Sánchez Solano fue el segundo hijo del médico Francisco Sánchez Solano y Mencía Pérez Navarro.

Tuvo por hermanos a Pedro, Gonzalo y Francisco, que utilizaron los apellidos del padre, y María López y Catalina Pérez, que adoptaron apellidos de origen materno, como era la usanza en la época. En noviembre de 1538 Mateo Sánchez contrajo matrimonio con Ana Ximénez Hidalgo, hija del alcalde de hijosdalgo y caballero de premia Gonzalo Ximénez Hidalgo e Inés Gómez de Varea, vecinos de la calle Guillén de Fuentes. El día 17 de dicho mes, los desposados rubrican ante escribano público la dote y arras matrimoniales, que suman la cantidad de 45.000 maravedís. El nuevo matrimonio se instala en la conocida calle del Sotollón, en una casa principal compuesta por un cuerpo de palacio y portal de alta y baja planta con sus cámaras, un amplio patio con pozo, que daba entrada y servidumbre a la cocina, al corral, al lagar y a la bodega. Ana, que contaba unos 19 años, pronto comenzó a dar retoños a la familia. Creemos que entre 1540 y 1545 da a luz a sus hijos, Diego Ximénez Solano e Inés Gómez de Varea, y cuatro años más tarde nace Francisco, que es bautizado por el presbítero Hernando Alonso el domingo 10 de marzo de 1549, en la parroquial de Santiago, siendo apadrinado por Marcos García Panadero y su segunda esposa Leonor López de Madrid, y Gonzalo Ximénez Maqueda junto con su mujer María Sánchez.

Obra "El milagro de las Tenerías" de José Garnelo y Alda (1910), conservado en la Parroquia de Santiago de Montilla.

Los padrinos tenían parentesco en común, e incluso eran vecinos del nuevo barrio del Sotollón, que por esas fechas se creaba entre los solares aledaños al camino de Lucena. Gonzalo Ximénez –deudo de Ana– había comprado el 5 de mayo de 1539 a Juan Ruiz de Aguilar, la casa de su residencia, colindante a la de Mateo Sánchez.


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La relación de amistad se deja entrever en varios documentos de la época, cuando Maqueda dispone sus últimas voluntades, cosa que hace dos veces, a finales de 1552 y a mediados del año siguiente, y en ambas nombra entre los albaceas a su vecino Mateo Sánchez. Una relación parecida mantiene con Marcos García Panadero, ya que su hija Catalina Sánchez estaba desposada con el regidor Francisco Sánchez Solano, sobrino de Mateo. Mateo Sánchez y Ana Ximénez poseen ya varias hazas y majuelos heredados en distintos puntos del término municipal. Con el paso de los años, los van permutando a la par que adquieren terrenos en una misma zona, que consiguen centralizar en el pago de Huelma. Sabemos que el 13 de octubre de 1538 –días antes de sus esponsales– Mateo se desprende de seis fanegas de tierra de monte obtenidas de un repartimiento que había hecho el Cabildo municipal entre los vecinos. Ya casado con Ana Ximénez –días antes del alumbramiento de Francisco– el 4 de febrero de 1549, comparecen ambos en las escribanías de Juan Rodríguez, junto con el clérigo Francisco Fernández que les entrega en préstamo diez mil maravedíes al 10% anual, que cargan sobre los productos de una parte de la huerta de las Minas. Cruzada ya la mitad de la centuria, durante el año 1552, Mateo Sánchez y Ana Ximénez venden a censo redimible siete fanegas y media de tierra que poseen en la cañada de Antón Sánchez, en el pago del Prado, en tres partes iguales a varios vecinos de Montilla y Espejo. Asimismo, Mateo Sánchez tenía en propiedad tres hazas de sembradío junto a la ermita de San Sebastián, de las cuales tenemos constancia que enajena dos de ellas en 1555. Una vende a su cuñado Bartolomé Ximénez, que era de seis celemines de extensión, por el precio de nueve ducados. La segunda la traspasa a Alonso García el Rubio por 193 reales.

Imagen restrospectiva de la desaparecida huertas de las Minas.

Por estos años Mateo Sánchez tiene arrendada la huerta de las Minas al hortelano Francisco Pérez de Baena. El 3 de marzo de 1555 registra en las escribanías públicas su compromiso de pagarle a éste la parte correspondiente de los productos que Mateo «vendiere el presente año que de la fecha desta carta en mi casa y fuera della de lo que alcance a la renta de lo verde y demás». Con el paso del tiempo, la familia Sánchez Ximénez prospera social y económicamente, fruto del trabajo, el esfuerzo y las relaciones públicas de ambos cónyuges. Mateo Sánchez compatibiliza las labores agrícolas con el cargo de Alcalde Ordinario de la villa, para el que es elegido en dos ocasiones, en 1562 y 1571. Por su parte, Ana Ximénez es llamada por la III marquesa de Priego, Catalina Fernández de Córdoba, para que se ocupara de la educación de su primogénito, Pedro, que nace en Montilla el último día de 1563, y que a la postre será el IV marqués de Priego y I de Montalbán. El desempeño de la función pública de Mateo Sánchez se advierte en varias escrituras notariales, donde aparece ejerciendo la autoridad municipal. El 14 de abril de 1563 preside un proceso judicial contra Juan Muñoz, Fernando Alemán (vecinos de Córdoba), Andrés Maldonado y Gonzalo Fernández, yerno de la Camacha, que fueron sorprendidos jugando a los naipes y a la raya por el Alguacil Mayor


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en el mesón de La Camacha el Domingo de Resurrección, incumpliendo así la ordenanza que prohibía los domingos y festivos el juego en lugares públicos, en los horarios de oficios religiosos. Los detenidos fueron llevados a la cárcel y condenados a pagar la multa económica establecida por dicha ordenanza. Ese mismo año Mateo vuelve a comparecer como alcalde ordinario en la declaración de los bienes del difunto Diego Gutiérrez de Celada, a petición de Juan de Vera, tutor de los hijos menores del fallecido. Ya en su segunda etapa de alcalde ordinario, el 9 de diciembre de 1571, Mateo Sánchez aparece tutelando una demanda interpuesta por Juan Pérez de Antequera, tutor de los hijos menores del difunto Francisco Sánchez Placeres. Como también lo encontramos autorizando la apertura del testamento cerrado que otorgó Francisco Fernández Gallego el 3 de junio de 1572.

Para ello viaja hasta el convento sevillano de Loreto, donde asiste a la función religiosa celebrada en la festividad de San Francisco de 1576. Este mismo año es nombrado oficial de la cofradía del Santísimo Sacramento, siendo elegido veedor de ella en el cabildo celebrado el 21 de diciembre. Mateo Sánchez redacta sus últimas voluntades el 2 de mayo de 1579, falleciendo meses más tarde, el día 24 de diciembre, en la víspera de la navidad. El testamento cerrado se abre unas horas después de su muerte, como era costumbre, a solicitud de su primogénito y albacea Diego Ximénez Solano, ya que, entre otras necesidades figuraba en el mismo la celebración de su sepelio, las mandas espirituales de cuerpo presente y el lugar donde recibir sepultura.

Son años prósperos para la familia, en los que hemos encontrado varios registros que nos revelan la propiedad de otra vivienda en Montilla, aparte del hogar conyugal. De ello nos dan cuenta dos contratos de alquiler otorgados en 1560 y 1564. Ambas escrituras reseñan la ubicación de esta finca urbana, aledaña a las casas del doctor Gabriel Báez, médico muy conocido en el vecindario, ya que incluso su nombre rotuló la calle de su morada durante largos años. Esta noticia nos ha posibilitado situar «las casas» propiedad de Mateo Sánchez en la calle del Peso de la Harina, adyacente a la actual plazuela de la Inmaculada. Como hacendado y hortelano, en los últimos años de su vida Mateo Sánchez da en arrendamiento a sus hijos el usufructo de su patrimonio, descansando así de las inclementes faenas agrícolas. Hombre profundamente religioso, en sus últimos años de vida tiene la oportunidad de asistir a la primera misa cantada de su hijo fray Francisco Solano.

Entrada a la Parroquia de San Francisco Solano, que ocupa el solar de la casa natal del Santo.


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La apertura del testamento fue verificada por Juan Gómez de Córdoba, alcalde ordinario, y atestiguada por Martín Álvarez, Cristóbal Nieto, Antón Ximénez Hidalgo, Francisco Sánchez Solano y Antonio de Palacios, todos presentes ante el escribano Andrés Capote. Mateo Sánchez elige ser enterrado «en la iglesia mayor del señor Santiago… en la sepultura donde está mi padre que es junto al púlpito» y su funeral «se haga solemne y […] se me digan por mi ánima una misa de réquiem cantada y su vigilia solemne». Asimismo, ordena que sus mandas espirituales y obras pías se asignen entre el clero de la parroquial de Santiago y los frailes de San Agustín. Distribuye sus bienes a tres partes iguales entre su esposa, a la que restituye la cuantía de la dote matrimonial, y sus hijos Diego e Inés, sus legítimos herederos. Da la libertad a sus dos esclavas después de los días de vida de su mujer e hija. Ordena a su hijo Diego que se haga cargo del pago de varias cargas censatarias que tenía contraídas con la renta del producto de la huerta de las Minas. Instituye en la parroquial de Santiago una memoria anual perpetua de misas, aplicadas por su ánima y la de su mujer, para cuyo mantenimiento entrega a su hija Inés «una hazuela de alcacel que yo tengo en término desta villa junto a la Cruz de Aguilar linde con olivar de los herederos de Gonzalo Ramos e con la haza de la iglesia». Cuatro días después del funeral de Mateo, el alcalde ordinario Pedro Rodríguez del Jurado ordena hacer un inventario de los bienes del difunto, en presencia de su viuda e hijos legatarios. En los primeros días del año siguiente, los albaceas hacen almoneda de varias prendas y útiles de labranza, para sufragar los gastos del sepelio y mandas testamentarias. Durante el segundo mes de 1580 se valoran y reparten los bienes raíces que dejó Mateo, que incluían: la casa de la calle Sotollón, dividida en dos partes que disfrutarán Ana y su hija Inés, la huerta de las Minas

Portada de la partición de bienes de Mateo Sánchez Solano, conservada en el Archivo Parroquial de Santiago.

con su arboleda de granados, que será dividida en dos partes, una para compensar la dote de Ana Ximénez y la otra para los dos hijos que disfrutarán del caserío. Aparte, otros dos pedazos de tierra calma, viña y olivar aledaños a la huerta tocarán a Diego junto con un olivar de quince celemines «a la parte de la fuente la higuera linde con el arroyo e con la dehesa nueva» en el camino de Córdoba. Del mismo modo, Inés heredará una aranzada y cuarta de viña en la sierra, más la hazuela de la cruz y puerta de Aguilar. Los dos hermanos se repartieron los aperos de la labranza y demás minucias de la huerta, y cedieron a su madre el usufructo de los bienes muebles y domésticos existentes en la vivienda familiar.


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Ambos asumieron el pago de las pequeñas deudas que su padre deja cuando le sorprende la muerte y de las diligencias testamentarias, entre las que se encontraban «veinte reales del mensajero que fue al monasterio de Nuestra Señora de Loreto a avisar de la muerte del dicho Mateo Sánchez a Fray Francisco su hijo», más otros «cincuenta reales que se dieron al alvino escribiente por ciertos papeles que buscó en casa del difunto», lo que presupone que ninguno de los hijos conocía la lectura y escritura, a lo que se sumaba la ceguera de la madre.

cordón en doce reales», y «rematose en Hernán de Carmona casero de la Vera Cruz una capa negra traída en ocho reales». Finalmente, las respectivas prendas fueron adquiridas y adjudicadas a su primogénito, Diego Ximénez Solano, quien también asumió el pago pendiente a la cofradía, por lo que es lógico suponer que relevó a su padre en las filas de la Vera Cruz, continuando así la veneración al Santo Cristo de Indias que había llegado a Montilla en 1576, acontecimiento que la familia Sánchez Ximénez a buen seguro presenció en primera persona.

Entre la relación de las pequeñas deudas de Mateo aparecen reseñadas las limosnas (hoy cuotas) que el difunto debía de abonar a las cofradías de las que era hermano, cuyo pago en aquel tiempo se efectuaba a final de año. Así, aparecen consignados «Trescientos diez y seis maravedís a la cofradía de las Ánimas de donde era hermano. / Doscientos y ochenta maravedís que se deben a la cofradía de la Santa Vera Cruz de donde era hermano. / Cuatro reales que se deben a la cofradía de Gracia de donde era hermano. […] Seis reales otros que se deben a la dicha cofradía de las Ánimas de donde el dicho difunto era hermano.» Lo cual evidencia la devoción que Mateo Sánchez Solano tenía hacia las Benditas Ánimas del Purgatorio, cuya cofradía se había fundado en la parroquial de Santiago en 1528; a la imagen de Ntra. Sra. de Gracia que se veneraba en la iglesia de San Agustín y su cofradía había organizado sus reglas en 1561, y la filiación hacia la Santa Vera Cruz, establecida en su propia ermita desde sus orígenes, en la que además realizaba estación de penitencia la noche del Jueves Santo, revestido con su propia «túnica con su capirote y cordón», como aparece en el inventario de bienes realizado a la apertura del testamento. Tras el inventario, se realizó un aprecio de los mismos, donde nuevamente se halla valorada «en Juan Rodríguez Torrijos una túnica con su capirote e

Carta enviada por Francisco Solano a su hermana Inés Gómez desde Lima.

NOTA: La bibliografía utilizada y las noticias históricas reseñadas en este artículo han sido extraídas de la comunicación: Una visión de la familia de San Francisco Solano a través de los archivos montillanos, presentada el pasado año de 2010 en el XVI Curso de Franciscanismo celebrado en Montilla, cuyas Actas fueron publicadas por la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos.


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Rafael Rivas de Benito

Nuestra Historia

SEMANA SANTA EN MONTILLA PARA EL RECUERDO Verdaderamente este pequeño artículo de recuerdos es un artículo inesperado, pero no por ello deja de ser emotivo y, hasta íntimamente, conveniente. Los años en el recuerdo son muchos, pero precisamente por ello es interesante y motivador el rebuscar en la memoria aquellos hechos y circunstancias que en algún momento de nuestras vidas ocuparon un lugar importante, cuando no fundamental, en el momento en que tuvieron lugar. Se me ha pedido una colaboración con la Hermandad de la Vera Cruz escribiendo un artículo en el que pueda referirme a mis recuerdos sobre cómo se celebraba la Semana Santa en Montilla hacia los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, que son los que yo viví. Aceptado con gusto el encargo, creo que hay que partir de un principio de sinceridad cuando se escribe sobre cosas personales y por ello debo manifestar que nunca pude pensar que se me haría una propuesta semejante, pero también debo decir que la propuesta me provoca y casi me fascina. Es que, cuando se tiene la suerte de llegar a determinado estadio de la vida, habiéndola sentido pasar plena de actividad y de contenidos gratificantes, el tener la oportunidad de rememorar determinadas vivencias de una primera juventud, que afortunadamente aún se nos representa de manera diáfana, puede suponer una forma de encuentro con uno mismo, casi un redescubrimiento intimo que, posiblemente, ofrezca una oportunidad de hacer una reflexión de unos acontecimientos sobre los que nunca se pensó volver. Como vestigios emotivos, de carácter muy personal, debo confesar que aún conservo la túnica y los cinturones de esparto y de seda (cíngulos) de las dos

Procesión de las Palmas un Domingo de Ramos de la década de los años 60 del siglo pasado.

cofradías en las que en esos mis años jóvenes yo salía en procesión en la Semana Santa montillana: la del Cristo del Amor, que partía de la iglesia de los Salesianos en la noche del Miércoles Santo y que era la procesión del silencio, y la del Cristo de la Yedra, que salía el Viernes Santo junto a Jesús Nazareno, en la que tuve la suerte de ser costalero dos o tres años, cuando era capataz Julián Ramírez, hombre de trato afable y fuerte personalidad que en aquellos años empatizaba de manera abierta con los que éramos más jóvenes que él. Vaya una muestra de afecto en su memoria. Empezaba la Semana Santa con la Procesión de las Palmas que discurría brevemente tras la misa de las 12h por la explanada que antecede a la Parroquia de Santiago. Desde niño, aquellas palmas largas erguidas y muy blancas y una de ellas muy entrelazada y, a mi juicio bellísimamente trabajada, que solía portar el Sr. Vicario, me atraían. Me intrigaba cómo conseguían hacer tan bello trabajo con las hojas de la palma. Luego, a lo largo de la vida, he tenido


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ocasión de entablar incluso amistad con muchos artesanos, algunos de ellos dedicados a ese noble arte de hacer belleza con su talento y con el simple instrumento de sus manos. Preciosa manera de hacer la vida más hermosa. Pero buscando un poco más en el recuerdo debo decir que la primera procesión de la Semana Santa de la que tengo un claro recuerdo era la de la Borriquita, que era organizada el Domingo de Ramos desde el colegio de los Salesianos, a los que tantos montillanos debemos un grato y permanente agradecimiento. Salíamos en procesión con una túnica celeste y un frontal en la cabeza que nos repartían de manera aleatoria entre los alumnos tratando de semejar que los niños íbamos vestidos de hebreos. La verdad es que estos años de niñez el salir en esa procesión de ese modo era verdaderamente atractivo y desde luego muy ilusionante. Dos momentos había en la Semana Santa que me eran profundamente emotivos: el primero era la bendición a los campos, el Vienes Santo, por la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Visto ahora resulta, cuando menos, curioso pensar que la bendición que la imagen del Nazareno realizaba con su brazo articulado se hacía desde lo que se llamaba el Coto, lugar que hoy, con un concepto ecologista del territorio de los asentamientos humanos, se consideraría sin duda insalubre porque era el resultado de la compactación de los residuos urbanos que allá se depositaban y se iban acumulando y que hoy día, con los conocimientos y sensibilidades que se tienen por el medio ambiente, hubiese sido quizás polémico, no solo el procedimiento de desprenderse de los mismos en ese lugar, sino la ampliación misma del territorio de lo que era el exterior del parque, a base de la compactación de esos residuos, muchos de ellos difícilmente degradables. No sé si sigue la costumbre de hacer la bendición y hacerlo en el mismo lugar, pero no puedo resistirme a contar lo extraño que ya entonces me parecía el lugar elegido.

Pero una vez expresado ese sentimiento ecológico, debo reconocer que la vista desde allí hacia la zona desde la que se domina la sierra montillana era impresionante y la bendición del Cristo era no solo digna de devoción, sino que también era casi mágica y conmovedora. El otro momento emotivo que recuerdo era la procesión del Santo Entierro. Desde mi adolescencia recuerdo como acompañaba a esa imagen yacente dentro de su urna de cristal, que salía de la bella iglesia de San Agustín, con el sonido sordo y lúgubre de un solo tambor y de una carraca. Aún resuenan en mi memoria. Curiosamente a esta procesión acudía con traje oscuro con mis primeras corbatas de color negro y con el mayor respeto, porque acompañábamos a Cristo muerto.

Descenso de la Borriquita por la cuesta del silencio entre las palmas portadas por numerosos niños.


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pretendían ser las milicias romanas, en las que destacaban sus penachos de plumas blancas. Nunca se me olvidará el sonido de sus ensayos en fechas próximas a la Semana Santa, en un local de la calle Juan de Ávila y cuyo estruendo se oía desde el patio de mi casa cuando el viento soplaba a favor. Lo que no acierto a recordar, al menos en mi memoria no ha quedado, es que hubiese una procesión en la que saliese el Cristo de Zacatecas. Si la había no me viene a la memoria. Sí recuerdo que en alguna ocasión salía un Cristo muy blanco y de factura moderna que era el Resucitado (aunque no salía todos los años), pero ninguna procesión del Cristo de Zacatecas que yo recuerde. En cambio sí recuerdo muy claramente su emplazamiento habitual en el altar lateral izquierdo de la Parroquia de Santiago. Era una imagen que me parecía muy grande, de rasgos duros, angulosos, potentes, casi indígenas. En esos años de juventud era para mí casi una imagen de leyenda, pues entonces ni tan siquiera sabíamos dónde estaba Zacatecas ni lo que ese nombre significaba. Momento del rezo del Vía Crucis que tiene lugar cada Miércoles Santo durante la Estación de Penitencia del Cristo del Amor.

En casa se me enseñaba que estábamos de luto por la muerte de Cristo. Desde mis ojos de joven creyente, la imagen que recuerdo, la urna, las luces, los sonidos y el silencio eran impresionantes. No quiero tampoco olvidar las procesiones de la tarde del Jueves Santo que recuerdo salían de la iglesia de la Rosa, por entonces una iglesia que estaba un poco en desuso porque no había mucha actividad religiosa en ella. Era una bonita procesión con varias imágenes, en la que lo que más me impresionaba desde el recuerdo era la banda de música que iba detrás de la Virgen. Se me viene a la memoria una escenificación (el Prendimiento) de la imagen de un Cristo. Siempre me ha impresionado el recuerdo de la salida de estas imágenes acompañadas de una banda de cornetas, tambores y lanceros, que

Se decía que había venido en un barco desde América, que tenía en la espalda una especie de hueco o caja y que además había superado alguna peripecia en el mar durante su venida. Nunca lo supe de verdad. A mí me sorprendía, me atraía y me impresionaba que una imagen así, venida desde lejos, con un nombre tan extraño, hubiese llegado a recalar en mi ciudad y eso lo engrandecía y le daba un halo de misterio. Siempre me gustaba e incluso me aportaba un punto de devoción el verlo en la noche, cuando con el entonces arcipreste don Antonio León Ortiz un grupo de gente joven, y otros no tan jóvenes, estábamos en la Adoración Nocturna y pasábamos ante su altar para hacer los turnos de guardia. Siempre me impresionó, y sin duda me sigue impresionando el recuerdo de la imagen y de la fuerza de su expresión.


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Rememorados esos acontecimientos, con el paso de los años hemos podido apreciar cómo han ido evolucionando las costumbres de la Semana Santa y a veces nos preocupa el desarrollo de esa vieja tradición de las procesiones a la que parecen asaltar los nuevos aires del descreimiento y la banalización, aunque en lo más íntimo de mí espero y creo, aunque haga muchos años que no estoy en la Semana Santa en Montilla, que posiblemente siga manteniendo casi las mismas cadencias, costumbres y por supuesto, porque es lo lógico, las mismas imágenes y ritos. Sin embargo, dos son a mi juicio los cambios profundos que han incidido y están influyendo en esta vieja tradición. Uno, sin duda, aparentemente negativo, que es la arrolladora presión que el turismo está ejerciendo sobre estas y otras tradicionales costumbres, convirtiendo muchos desfiles procesionales en mero espectáculo. Pero si nos detenemos un poco en analizar el origen mismo de la Semana Santa, podemos advertir que esta tradición cristiana, en lo que tiene de religioso y de profano, siempre ha sido el espectáculo una de sus razones de ser. Desde sus orígenes medievales, cuando los Gremios y las Hermandades sacaban en procesión las imágenes de sus patronos y advocaciones, a los que ataviaban con sus mejores galas, ornamentos e incluso tesoros, lo que en verdad se pretendía era exhibirlos y que mostrasen el espectáculo de la fe y la acrecentasen. En el fondo era el afán de mostrar ese poder y la fuerza religiosa del gremio, que venía a reflejar la labor social y asistencial que era, en último extremo, el objetivo fundamental de la existencia de las cofradías. Y también de su fuerza y de su poder. Por eso, con un poco de cordura y buena fe, el espectáculo que el turismo busca no tiene por qué ser demasiado negativo y sin duda alguna, lo que pudiera parecer un inconveniente, será superado para que la devoción y el respeto no desaparezcan.

El otro cambio profundo experimentado, a mi entender positivo, ha sido la inclusión de la mujer, de pleno derecho, tanto en el seno de las cofradías y hermandades, como en la participación activa y decidida en los desfiles procesionales. En mi época montillana, la mujer solo era preferentemente espectadora o acompañante detrás de la imagen de la Virgen. Nada de salir en la procesión como nazarenas, costaleras o siquiera como miembros de bandas de tambores. Por eso considero que esta trasformación también ha sido fundamental y ello sin duda contribuirá a que esta tradición no perezca, porque es síntoma de que también a esta parcela de la devoción, de la costumbre y de la cultura han llegado las conquistas de la igualdad y cuando eso ha sucedido es porque ha habido un verdadero interés social en adquirirlo y ello es síntoma de vitalidad y permanencia. Y hasta aquí la evocación del recuerdo. La verdad es que no sé si este pequeño relato puede ser interesante para alguien, pero desde luego lo que sí puedo afirmar es que el haber tenido la oportunidad de rememorarlo ha sido muy interesante y enriquecedor para mí. Estaba ahí, existente y adormecido, pero real. Desde mis convicciones de creyente, expreso mi convicción de que los hijos de nuestros hijos podrán seguir viviendo esa costumbre ancestral, que nos conmueve, que nos identifica y que, de alguna manera, con toda seguridad, nos dignifica. Estoy seguro de que sigue siendo muy parecida en el momento actual porque en esencia es una expresión de un pueblo decantada por el paso de los siglos, con sus más arraigadas creencias y por lo tanto es parte fundamental de su personalidad y de su memoria colectiva. Y también de su forma de entender la vida y de su forma de entender la muerte y, consecuente con ello, de su forma de entender lo que hay detrás de todo ello que es intemporal y trascendente. Y por ello, como también se dice en los escritos eclesiales, es justo y necesario contribuir a que todo esto, en esencia, perdure.


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