LOS CUATRO ELEFANTES I Tengo insomnio. Siempre tengo insomnio. La televisión encendida en volumen cero delata la hora. El vaso de whisky sobre la mesa de luz está lleno, el hielo se ha derretido. Bebo de dos sorbos la totalidad. Ya no me quema la garganta, y sé que eso es algo peligroso. Significa que ya soy inmune al whisky aunque espero que sea por el exceso de agua. El control remoto de este hotel tiene una pequeña falla en sus botones, los números están trabados y le falta el botón para subir de canal. Solo puedo hacer un zapping descendente. En el canal de la música están pasando un especial con los números uno de Michael Jackson, no puedo escuchar las canciones, pero tiene videos buenos y miro un par, ya nadie hace videos como él. Cada tanto alguna puerta suena con brusquedad, cerrándose sin escrúpulos. La gente no tiene delicadeza para cerrar las puertas en los hoteles, el anonimato es la mejor defensa, y es lo mejor que puede ocurrirle a una persona. Anonimato, que palabra tan lejana ya para mí. Al menos todavía puedo caminar por la calle, son pocos quienes me conocen sin mi disfraz de artista, sin las gafas ni la gorra y auriculares soy simplemente uno más, solo me