Como controlar la ira

Page 1



• INTRODUCCIÓN El manejo de la ira es un tópico importante. Un experimentado consejero establece que el 50% de la gente que acude para consejería, tuvo problemas con el manejo de su ira. La ira puede hacer añicos la comunicación, romper las relaciones, y arruinar tanto el gozo como la salud de muchos. Y con mucha frecuencia la gente tiende a justificar su enojo, en vez de aceptar la responsabilidad por él. Mientras un enfado periódico puede ser hasta sano para dejar salir emociones negativas, pero cuando se convierte en la principal forma en que expresamos nuestras discrepancias con la forma de actuar o pensar de terceros, puede ser hasta peligroso. Tanto para las relaciones humanas como para la salud, pues un estado de irritación o ira constante influye negativamente sobre la tensión y el estado de salud general de una persona.

La ira descontrolada puede hacernos sentir muy mal. Si nuestros enfados, rabia o frustración están afectando negativamente a nuestras relaciones con familiares, amigos, compañeros de trabajo o incluso desconocidos, es hora de aprender algunas habilidades para el manejo de la ira.

Efesios 4: 26-27 “26 Además, «no pequen al dejar que el enojo los controle». No permitan que el sol se ponga mientras siguen enojados, 27 porque el enojo da lugar al diablo.”


I. LA IRA, LA IRA, LA IRA


¿Qué es la ira? El diccionario lo define de la siguiente manera: 1) f. Enfado muy violento: “lo golpeó en un ataque de ira”. 2) Deseo de venganza: “temo que su ira nos cierre muchas puertas”. 3) pl. Repetición de actos de enfado o venganza: “escapó como pudo de las iras de su padre”. 4) Sus sinónimos son: rabia, enojo, cólera, furor, furia, indignación, irritación, vesania, cabreo. Definiciones psicológicas en cuanto a la ira: 

 

Se la ha considerado como una emoción moral: se produce ante situaciones de rotura de compromisos, promesas, expectativas, reglas de conducta y todo lo relacionado con la libertad personal. Es un sentimiento displacentero que genera un impulso apremiante por eliminar o dañar al agente causante. Posee un importante componente motivacional. Es junto con el miedo las dos emociones más intensas y pasionales, y potencialmente la más peligrosa ya que su propósito funcional es el destruir las barreras del entorno. En situaciones extremas puede llegar a generar reacciones de odio y violencia, tanto verbal como física.

Definiciones bíblicas sobre la ira: 1) En hebreo: la palabra más frecuente es “APH” = una nariz que libera candela. Con el tiempo se pasó a definir para todo el rostro. 2) En hebreo: JEMAH (‫« ) ָמ ֵמ ח‬ira; calor; furia, rabia; cólera, enojo». 3) JEMAH también denota la reacción de los seres humanos ante circunstancias cotidianas. La «ira» del hombre es una manifestación peligrosa de su estado emocional porque inflama a todos los que se acercan al enfurecido. 4) En griego: la palabra más frecuente “ORGE” = al principio cualquier deseo compulsivo natural. (Esta palaba es de donde viene la española ORGUIA donde en aquel tiempo tenía otra connotación diferente). 5) En la Septuaginta encontramos las siguientes traducciones: ORGE («enojo; indignación; ira») y THUMOS («pasión; enojo; furia»).


II. ¿LA IRA ES PERMITIDA POR DIOS? Antes que nada, la ira no siempre es pecado. Dios está airado (Salmos 7:11; Marcos 3:5), y a los creyentes se les permite estar airados (Efesios 4:26). En el Nuevo Testamento son usadas dos palabras griegas para la palabra “ira.” Salmos 7:11 “Dios es juez justo, y un Dios que se indigna cada día contra el impío.” Marcos 3:5 “Y mirándolos en torno con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y su mano quedó sana.” Efesios 4:26 “Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,” Una (orge) significa “pasión, energía;” la otra (thumos) que significa “agitado, ebullición.” El diccionario Webster define la ira como “emoción excesiva, pasión incitada por un sentido de daño o injusticia;” este daño puede ser hacia nosotros o hacia alguien más. El comentario SIGLO XXI nos detalla sobre Efesios 4:26: “Introduce el tema principal del pasaje: el enojo. La traducción que encontramos en la mayoría de las versiones castellanas, enojaos, pero no pequéis pierde por completo la fuerza del original. No es un estímulo para la ira justificada (por cierto, toda clase de ira es condenada en 4:31); es una advertencia: “Si te enojas, ¡ten cuidado! ¡Estás a las puertas del pecado!” En Occidente el enojo es considerado señal de masculinidad, pero la tradición judía era más consciente de su poder divisivo, satánico y corruptor”

¿Cómo opera la ira dentro de mí? Evidentemente la ira es un sentimiento natural que obra en nuestros espíritus la visión o el conocimiento de una injusticia, y alcanza a veces a la complicada maquinaria de nuestro sistema nervioso, pero la frase final de este pasaje nos muestra en qué consiste la pecaminosidad de la ira, al decirnos: «No se ponga el sol sobre vuestro enojo.» Esto significa que lo pecaminoso es la esclavitud de la ira, en vez del dominio del espíritu sobre ella. La ira no está absolutamente prohibida como sentimiento moral. El Señor Jesucristo mismo se airó, según Marcos 3: 5, con una ira mezclada de un sentimiento de compasión. Y hubo también ira activa de su parte al arrojar los vendedores del templo. Como decía Spurgeon acerca de los malos pensamientos, «no podemos evitar que los pájaros vuelen alrededor de nuestra cabeza, pero sí que hagan nido en ella».


La ira no es pecaminosa, cuando se limita a un sentimiento instantáneo interior, aunque es peligrosa si no sabemos dominarla; pero el odio sí lo es, y el enojo todavía más, porque es odio continuado. Bíblicamente, la ira es una energía dada por Dios con la intención de ayudarnos a resolver problemas. Ejemplos de ira bíblica incluyen la confrontación de Pablo con Pedro, por su mal ejemplo en Gálatas 2:11-14. David, disgustado al escuchar al profeta Natán compartirle una injusticia (2 Samuel 12), y Jesús airado por la manera en que algunos judíos habían corrompido la adoración en el templo de Dios en Jerusalén (Juan 2:13-18). Nótese que ninguno de estos ejemplos de ira involucraron la auto-defensa, sino la defensa de otros, o de un principio. Gálatas 2:11-14 “11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, me opuse a él cara a cara, porque era de condenar. 12 Porque antes de venir algunos de parte de Jacobo, él comía con los gentiles, pero cuando vinieron, empezó a retraerse y apartarse, porque temía a los de la circuncisión. 13 Y el resto de los judíos se le unió en su hipocresía, de tal manera que aun Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban con rectitud en cuanto a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿por qué obligas a los gentiles a vivir como judíos?” El comentario WILLIAM MacDONALD nos detalla sobre Gálatas 2:11-14: Cuando Pedro acudió por vez primera a Antioquía, comía con los gentiles en el pleno goce de la libertad cristiana. Por tradición judía, no podría haber hecho tal cosa. Un tiempo después, descendió de Jerusalén a Antioquía un grupo de parte de Jacobo para una visita. Afirmaban representar a Jacobo, pero él luego desmintió tal pretensión (Hch. 15:24). Eran probablemente cristianos judíos que seguían aferrados a ciertas observancias legales. Cuando llegaron, Pedro dejó de tener comunión con los gentiles, porque tenía miedo de que las nuevas de su conducta llegasen a la facción legalista en Jerusalén. Al actuar así, estaba negando una de las grandes verdades del evangelio —que todos los creyentes son uno en Cristo, y que las diferencias nacionales no afectan a la comunión—. Dice Findlay: «Al rehusar comer con hombres incircuncisos, afirmaba implícitamente que, aunque eran creyentes en Cristo, seguían siendo para él ―comunes e inmundos‖, y que los ritos mosaicos daban una mayor santidad que la justicia de la fe». Juan 2:13-18 “13 La Pascua de los judíos estaba cerca, y Jesús subió a Jerusalén, 14 y encontró en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los que cambiaban dinero allí sentados. 15 Y haciendo un azote de cuerdas, echó a todos fuera del templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: Quitad esto de aquí; no hagáis de la casa de mi Padre una casa de comercio. 17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: El celo por tu


casa me consumirá. 18 Entonces los judíos respondieron y le dijeron: Ya que haces estas cosas, ¿qué señal nos muestras?” NOTA: La pascua era una fiesta anual que conmemoraba la ocasión en que los hijos de Israel fueron librados de la esclavitud en Egipto y fueron conducidos a través del Mar Rojo al desierto, y luego a la tierra prometida. La primera celebración de la pascua se registra en Éxodo 12. Siendo judío devoto, el Señor Jesús subió… a Jerusalén para este importante día en el calendario judío. 2:14 Al entrar, halló que el templo se había transformado en lugar de mercado. Vendían bueyes, ovejas y palomas, y también los cambistas estaban allí instalados, haciendo negocio. Los animales y aves se vendían a los adoradores para ser empleados como sacrificios. Los cambistas tomaban el dinero de los que llegaban de países extranjeros y lo cambiaban en la moneda de Jerusalén para que los peregrinos pudiesen pagar el impuesto del templo. Se sabe que estos cambistas se aprovechaban injustamente de los que habían llegado desde muy lejos. 2:15 El azote que el Señor hizo era probablemente de pequeño tamaño, hecho de cuerdas. No se dice que lo emplease realmente contra nadie. Más bien, lo probable es que lo usase meramente como símbolo de autoridad en Sus manos. Blandiendo el azote delante de Él, echó a los mercaderes fuera del templo y volcó las mesas de los cambistas. 2:16 La ley permitía a los pobres que ofreciesen un par de palomas, por cuanto no podían costearse los animales más caros. A los que vendían palomas el Señor mandó que quitasen de aquí su mercancía. No era justo hacer de la casa de Su Padre casa de mercado. En todas las edades, Dios ha advertido a Su pueblo en contra de emplear los servicios religiosos como medio para enriquecerse. No había nada cruel ni injusto en ninguna de estas acciones. Más bien, se trataba sencillamente de una indicación de Su santidad y rectitud.


III. LA OTRA CARA DE LA MONEDA


¿Por qué un Dios bondadoso y misericordioso se aíra? La ira de Dios no es como la ira humana, que aparece con mayor frecuencia cuando nos enfadamos, nos ofendemos y nuestro orgullo se atraviesa en el camino. Esa es una reflexión de corazón perverso del hombre. Incluso cuando nos enojamos respecto de cosas correctas, nuestra propia pecaminosidad generalmente corrompe nuestra ira. Es por eso que no debemos imponer nuestro concepto de ira a Dios. La ira de Dios es pura y sin mancha de pecado. La ira de Dios también es pura porque está relacionada con su justicia. Como en el caso de Acán; Josué 7:19 “Entonces Josué dijo a Acán: Hijo mío, te ruego, da gloria al Señor, Dios de Israel, y dale alabanza; y declárame ahora lo que has hecho. No me lo ocultes.” ¿Por qué dijo Josué eso? ¿Acaso iba a sacar a Acán del problema si confesaba? No. Estaba diciendo: “Antes de que recibas tu merecido juicio de Dios, confiesa tu pecado admite que eres culpable. Confiesa que la relación de Dios hacia tu pecado es justa”. ¿Cuál fue el juicio de Dios? A Acán y a su familia, que de alguna manera debió haber participado en el acto, los condenaron a muerte. Cuando Dios está airado, es la correcta expresión de su santidad y su justicia. 

LA REVELACION DE LA IRA DE DIOS

Romanos 1:18 “Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad;” Una traducción literal sería que la ira de Dios “se revela constantemente”. Dios está siempre revelando su ira. Ha estado visible a través de la historia de la humanidad. 

Dios reveló su ira en el huerto del edén. Cuando Adán y Eva pecaron se los echó del paraíso, la Tierra fue maldita y la muerte se convirtió en una terrible realidad. Esa fue una enfática demostración para el mundo: que Dios odia el pecado. A Dios también lo vemos manifestando su ira en el Diluvio, acerca del cual dijo: Génesis 6:7 “Y el Señor dijo: Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho.” El arrepentimiento del Señor no indica un cambio arbitrario de mentalidad, aunque así nos parezca. Sino indica una diferencia de actitud de parte de Dios en respuesta al cambio de comportamiento del hombre. Es necesario que reaccione Dios contra el pecado porque Él es santo. Por la sangre de su hijo en la cruz. Dios derramó su furia en su furia en su propio Hijo amado cuando llevó nuestras iniquidades.

Romanos 2:5 “Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios,”


¿Cuándo la ira se vuelve pecado en nosotros? Pero la ira se vuelve pecado cuando es motivada por el egoísmo (Santiago 1:20), cuando el objetivo de Dios es distorsionado (1 Corintios 10:31), o cuando se deja que la ira persista (Efesios 4:26-27). En vez de utilizar la energía generada por la ira para atacar el problema en sí, es la persona quien es atacada en su lugar. Efesios 4:15, 29 dice que debemos hablar la verdad en amor y usar nuestras palabras para edificar a otros, y no permitir que salgan de nuestra boca palabras corrompidas o destructivas. Santiago 1:19-21 “19 Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; 20 pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, recibid con humildad la palabra implantada, que es poderosa para salvar vuestras almas.” Efesios 4:26-27 “26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis oportunidad al diablo.” Efesios 4:15, 29 “15 sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo, 29 No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.” Desafortunadamente, esta venenosa manera de hablar es una característica común del hombre caído (Romanos 3:13-14). La ira se vuelve pecado cuando se le permite desbordarse sin restricción, dando como resultado un escenario en el que todos a su alrededor resultan lastimados (Proverbios 29:11), dejando devastación a su camino, usualmente con consecuencias irreparables. Proverbios 29:11 “El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio la reprime.” La ira también se vuelve pecado cuando el airado rehúsa ser tranquilizado, guarda rencor, o lo guarda todo en su interior (Efesios 4:26-27). Esto puede causar depresión e irritabilidad ante cualquier cosita, con frecuencia con cosas sin relación alguna con el problema subyacente. 

Justa indignación y mala a la vez

Una segunda área de renovación práctica en nuestras vidas se relaciona con la ira pecaminosa y con la cólera justa. Hay ocasiones en que un creyente puede sentirse justamente encolerizado, por ejemplo cuando se impugna el carácter de Dios. En tales casos, se manda la ira: Airaos. La ira contra el mal puede ser justa. Pero hay otras ocasiones en las que la ira es pecaminosa.


Cuando se trata de una emoción maliciosa, celos, resentimientos, deseos de venganza u odio debido a males personales, está prohibida. Aristóteles dijo: «Cualquiera puede encolerizarse; eso es fácil; pero encolerizarse con la persona precisa, en el grado adecuado, en la ocasión justa, para un propósito recto y de una manera recta, eso no es fácil». Si un creyente da paso a una ira injusta, debería confesarlo y dejarla en seguida. Se debería hacer confesión tanto a Dios como a quien ha sufrido por nuestra ira. No deberíamos abrigar rencores, anidar resentimientos ni mantener irritaciones. No se ponga el sol sobre vuestro enojo. Todo lo que rompa la comunión con Dios o con nuestros hermanos debería ser inmediatamente rectificado. Los pecados no confesados de ira dan al diablo un pie o base de operaciones. Puede encontrar abundancia de eso sin que le ayudemos deliberadamente. Por ello, no debemos excusar la malicia, ni la ira, envidia, odios ni pasión en nuestras vidas. Estos pecados desacreditan el testimonio cristiano, hacen tropezar a los inconversos, ofenden a los creyentes y nos perjudican espiritual y físicamente.


IV. TOMANDOLE EL CONTROL


 Pasos bíblicos fundamentales para manejar la ira 1) Reconocer y admitir nuestra ira egoísta y el erróneo manejo del enojo como un pecado: Proverbios 28:13 “Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.” 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.” Esta confesión debe ser hecha tanto a Dios como ante aquellos a quienes hemos herido con nuestra ira. Tampoco debemos minimizar ese pecado llamándolo “me alteré un poco el otro día” o transfiriendo la culpa: “bueno, si no hubieras actuado como lo hiciste…” 2) Viendo a Dios en la prueba. Eso es especialmente importante cuando la gente ha hecho algo específicamente para ofendernos: Santiago 1:2-4 “2 Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas *pruebas, 3 pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. 4 Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada.” Romanos 8:28 “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.” Apuntan todo al hecho de que Dios es soberano y tiene completo control sobre CUALQUIER circunstancia y persona que entra en nuestro camino. 3) Dejando lugar para la ira de Dios: Romanos 12:19 “No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos” Esto es especialmente importante en casos de injusticia, especialmente cuando es hecho por hombres “malvados” hacia gente “inocente.” 4) No regresando mal por bien: Romanos 12:21 “No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.” Así que, podemos cambiar nuestros sentimientos hacia otros, cambiando la manera en que decidimos actuar hacia esa persona. 5) Comunicándonos para resolver el problema:


Hay cuatro reglas básicas de comunicación que se nos comparten en Efesios 4:15, 2532. Efesios 4:15 “Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.” Efesios 4:25-32 “25 Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo. 26 «Si se enojan, no pequen.»731 No dejen que el sol se ponga estando aún enojados, 27 ni den cabida al diablo. 28 El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados. 29 Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. 30 No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención. 31 Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. 32 Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y” 6) Resolver nuestra parte del problema: Hechos 23:5 “—Hermanos, no me había dado cuenta de que es el sumo sacerdote — respondió Pablo—; de hecho está escrito: “No hables mal del jefe de tu pueblo.”” No podemos controlar la manera en que los demás actúen o respondan, pero sí podemos hacer los cambios necesarios para hacerlo por nuestra parte. Conquistar nuestro temperamento no es algo que suceda de la noche a la mañana. Pero a través de la oración pidiendo ayuda, el estudio de la Biblia, y la confianza en el Espíritu Santo de Dios, puede ser conquistado. Así como hemos permitido que la ira se haya atrincherado en nuestras vidas por la práctica habitual, también debemos practicar responder correctamente hasta que se convierta en un hábito que reemplace a las viejas actitudes.


 Estos son algunos Proverbios que tratan con el tema de la ira: 6:34 “Porque los celos son el furor del hombre, y no perdonará en el día de la venganza” 14:17 “El que fácilmente se enoja hará locuras; y el hombre perverso será aborrecido.” 14:29 “El que tarda en airarse es grande de entendimiento; más el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad.” 15:1 “La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor.” 15:18 “El hombre iracundo promueve contiendas; más el que tarda en airarse apacigua la rencilla.” 16:32 “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” 19:11 “La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa.” 19:19 “El de grande ira llevará la pena; y si usa de violencias, añadirá nuevos males.” 22:24-25 “No te entremetas con el iracundo, ni te acompañes con el hombre de enojos, no sea que aprendas sus maneras, y tomes lazo para tu alma.” 27:4 “Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?” 29:8 “Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas; más los sabios apartan la ira.” 29:22 “El hombre iracundo levanta contiendas, y el furioso muchas veces peca.”




Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.