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arte en el brasil pandémico
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SAMUEL GRAÇAS
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Traducción Vladimir Jearim Peña
Para que el sistema del arte pueda desempeñar el papel social de enriquecer la existencia humana con experiencias estéticas, culturales y filosóficas, necesita tener condiciones de generar empleo para una amplia cadena de profesionales. Con la llegada de la pandemia de Covid 19 y las reglas de distanciamiento social que fueron implementadas, buena parte de esos trabajadores perdieron sus fuentes de ingreso o sufrieron reducciones significativas en sus ganancias.
La estructura institucionalizada de las artes es un engranaje complejo que presenta serios defectos cuando no dispone del recurso financiero adecuado. Un gran número de espacios se vieron impedidos de obtener ingresos basados en un público consumidor, pues tuvieron que suspender los eventos artísticos que promovían. La emergencia sanitaria empujó el mundo a una crisis financiera, que dificulta mucho la inversión en el área cultural por parte del sector privado. Para acentuar la situación caótica, el poder público en la mayoría de países asumió una postura negligente frente a las necesidades del gremio.
En el Brasil pre-pandémico, el arte ya enfrentaba obstáculos económicos propiciados por el embate ideológico existente entre el gobierno federal y la mayoría de los representantes de la cultura. El ejecutivo acusa al gremio de usar los recursos públicos destinados al área cultural en la promoción de un adoctrinamiento de amplia escala, mientras que los artistas, gestores culturales y los intelectuales afirman que en Brasilia, capital del país, se promueven políticas retrógradas y excluyentes. Aludiendo una premisa de optimización del gasto público,
el estado progresivamente ha venido descontinuando una serie de programas de incentivo a la producción artística que comenzaron a ser implementados en los años 2000.
La situación de los profesionales de las artes se complicó aún más en marzo de 2020, al ser decretado a nivel nacional el estado de calamidad pública, debido a los efectos de la pandemia. Teatros, museos, galerías, salas de conciertos, centros culturales fijos e itinerantes, cinemas, etc… todos esos locales fueron gravemente afectados por las restricciones impuestas al ser obligados a la suspensión de sus actividades.
Con el objetivo de ofrecer una inyección de apoyo económico a los trabajadores del arte durante el período de pandemia, un ala del espectro político mas sensible con las necesidades del sector consiguió la aprobación de la Ley Aldir Blanc de Emergencia Cultural, en junio de 2020. Con esta, el Estado brasileño se compromete a destinar aproximadamente 1,8 billones de pesos colombianos (3 mil millones de reales brasileños) para auxiliar a entidades y trabajadores del área cultural.
En el contexto del mercado del arte brasileño la situación ha sido diferente, manteniéndose un margen de buenos índices de negocios. Una investigación del Proyecto Latitude, realizada por la Associação Brasileira de Arte Contemporânea (ABACT) junto con la Agência Brasileira de Promoção e Investimentos, entrevistó a comerciantes de obras de arte, en su mayoria galeristas, y descubrió que mayoritariamente tuvieron en 2020 resultados iguales o superiores a los de 2019, a pesar del escenario derivado de la pandemia.
Según la investigación, la caída en los negocios registrada en el segundo semestre del año pasado fue seguida por una recuperación. De los 54 entrevistados, el 58% afirmó que entre enero y febrero tuvieron un volumen de ventas igual o superior al registrado en el mismo período del año anterior. Entre abril y junio, el 56% manifestó haber sufrido una reducción considerable en el volumen de transacciones. Sin embargo, 55% de los agentes declararon que ya en el trimestre posterior al período referido, los números volvieron a ser positivos.
La principal herramienta usada por las galerias brasileñas para evitar las expectativas apocalípticas formuladas por expertos del sector fue la internet. Para este fin, estas franquicias se empeñaron en mejorar la atención remota al cliente, buscando aproximarse a un público coleccionador más joven y más habituado al consumo por internet. La diversificación de la presencia online fue algo esencial, destacándose en este aspecto una intensa programación de lives que fueron realizadas. También cabe mencionar la participación en ferias de modalidad virtual, algo que posibilitó mantener o ampliar la inserción en el circuito internacional, además de reducir los costos operacionales.
El éxito de las galerias en su gestión de la crisis inspiró a otros actores del mercado. La Ícone Assessoria Artística, empresa especializada en promover artistas emergentes, decidió realizar en mayo, en formato virtual, un evento que estaba programado para abril de este año, para ser realizado presencialmente. La muestra “Poéticas” fue expuesta en una galeria 3D interactiva, construida en parceria con una compañía de Nueva Zelandia. Así, en lugar de estar restringida al público de residentes y turistas de la ciudad de Rio de Janeiro, la exposición fue frecuentada por visitantes de 14 países y 266 ciudades del mundo.
En suma, la esfera cultural en Brasil está sufriendo una fase de paralización y escasez, cuya causa no abarca apenas los efectos de la pandemia, sino también conflictos políticos e ideológicos entre el gobierno y el propio sector. Por su lado, el mercado del arte, por su dinamismo innato y la conexión directa con personas de alto poder adquisitivo, encontró en la virtualidad y en el mejoramiento de la calidad de la atención remota las principales formas de responder a la crisis, fidelizando a los clientes y, además, adquiriendo un nuevo público.