SEVILLA 1918-2018: vivienda social y ciudad. La iniciativa municipal Ignacio Capilla Roncero - Amadeo Ramos Carranza - José Ignacio Sánchez-Cid Endériz
Cuando en 1918 se creó el Patronado Municipal de Casas Baratas, dio inicio la historia de implicación del ayuntamiento de la ciudad para solucionar el problema de la vivienda. Al cumplirse cien años, con la exposición Sevilla 1918-2018: vivienda social y ciudad. La iniciativa municipal, promovida por la Empresa Municipal de Vivienda, Suelo y Equipamiento de Sevilla, S.A. (EMVI-
SESA), la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla y el Colegio Oficial de Arquitectos de Sevilla, queremos hacer balance y reflexionar sobre qué ha ocurrido en ese tiempo. Se trata de un corte temporal del que podríamos seguir diferentes hilos narrativos: la evolución de la vivienda (social, obrera, protegida, casas
baratas); la transformación de la ciudad entretejida por viviendas, equipamientos e infraestructuras para crear nuevos espacios y nuevos escenarios; o los cambios sociales y tecnológicos en un periodo que abarca no menos de tres generaciones, perspectiva con la que, por cercanía, sería fácil empatizar haciendo protagonistas a las personas que habitan vivienda, barrio y ciudad. Toda historia tiene además un contexto. En la misma ciudad han sido varias las instituciones, privadas y públicas, que han contribuido a la creación de viviendas sociales: en los primeros tiempos, y con una actividad que superó en mucho al Patronato, actuó el Real Patronato de Casas Baratas; posteriormente, el Instituto Nacional de la Vivienda y la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura a nivel estatal o, en las últimas décadas, la administración autonómica conviviendo con el Patronato, finalmente EMVISESA. No es muy diferente el panorama a escala nacional, de manera que preguntas y respuestas a similares problemas son también frecuentemente equiparables. Así, partimos de una ciudad que en 1918 contaba con una población de unos 200 000 habitantes y que, como tantas otras, era buscada por cuantas familias no encontraban ya en el campo medios para subsistir, y anhelaban hallar trabajo y oportunidades en la capital, expectantes por los acontecimientos que debería traer la Exposición Iberoamericana que se celebraría en 1929 e iniciaba grandes obras que requerirían nueva mano de obra. Esta nueva población, de no encontrar otro refugio, se asentaba en campos y huertas lindantes a las vías de entrada de la ciudad, fabricando chabolas que se fueron multiplicando.
Azulejos sobre las Viviendas de Aníbal González en la avenida de Ramón y Cajal. Fotografía: Archivo Capilla-Ramos-Sánchez-Cid
De esa necesidad nace la urgencia por encontrar soluciones. En la ciudad se crea en 1913 el Real Patronato de Fomento y Construcción de Vivien-
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