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JUAN PULIDO EL BILLY ELLIOT CELAYENSE
Becado por la Central School of Ballet, a los 17 años Juan Pulido salió de México con 4 grandes maletas a Inglaterra.
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Pese a lágrimas, adversidades y tristezas, se convirtió en bailarín principal de varias compañías europeas y puso en alto el nombre de México y de Celaya.
Desde corta edad tomó clases con Arnulfo Saucillo, bailaba jazz, su calidad y estructura física llamó la atención de Francisco Lemus y Rebeca Chacón quienes también lo becaron.
Juan era un apasionado del baile y fue invitado y apoyado por una de sus amigas para acudir a la Ciudad de México para hacer una audición.
Francisco Lemus lo preparó y durante un mes todos los sábados tuvo una clase intensiva, para que se pudiera presentar en la audición.
“Yo no tenía dinero para ir a la Ciudad de México, pagar el autobús, la comida, y mi amiga Carolina pago todo, Francisco Lemus me preparaba una hora los sábados porque yo no sabía nada de ballet”,
“Hubo 4 rondas y todas las pasé porque yo copiaba los ejercicios de la gente enfrente de mí, al final no dijeron mi nombre, pensé que no había pasado la audición y me fui, se me quedó mi agua y mi toalla y me regresé, antes de salirme me vió la directora de la escuela y me dijo -tú te quedas-”.
La audición fue en diciembre, para marzo de 2001, cuando sus esperanzas ya habían enflaquecido llegó una carta.
“Fue en diciembre y nos dijeron que si en un mes no nos avisaban no nos entregaban la beca. En marzo fue mi cumpleaños, salí a Morelia a una presentación de jazz, de regreso en la central hablé con mi mamá para que fueran por mí y me dice vente rápido en un taxi porque te llegó una carta de Londres”.
“Decía -Juan, muchas gracias por venir a la audición, sentimos mucho que la carta haya tardado tanto tiempo, pero estamos muy felices de ofrecerte una beca para estudiar en el Central School of Ballet-”.
“Grité, lloré y le dije mamá me dieron una beca, pero ella comentó que con qué me iba ir a Inglaterra si apenas y podíamos comer. Le dije yo me voy a ir”.
La beca implicaba que Juan Pulido pagara el viaje, alimentación, hospedaje, además de la ropa de invierno, y la ropa de baile, lo que era imposible para su familia. A pesar de ello decidió ir.
Sus amigos comenzaron a realizar una serie de eventos y presentaciones de jazz para recabar fondos, pero fue insuficiente. Fue entonces que el arquitecto Antonio Fuentes Malacatt decidió apoyarlo.
“Me hicieron una entrevista y la gente me llamaba de todas partes de México, recuerdo que la gente me regalaba bufandas, un diccionario en inglés, recetas para que supiera qué podía comer, nunca sentí tanto apoyo de gente que ni siquiera me conocía, aún así no lograba tener algo seguro”.
“El arquitecto Antonio Fuentes Malacatt llamó y me dijo yo sé lo que se siente tener talento y que nadie te apoye y me gustaría apoyarte con el viaje a Londres, al día siguiente nos vimos y
Juan Pulido desempeñó gran parte de su carrera como bailarín en Europa
él me compró mi boleto de ida y regreso y me llevó a tiendas a comprarme abrigos, pantalones, zapatos”.
Así que en agosto tomó el vuelo que lo llevó a Inglaterra, con 2 grandes maletas y varias mochilas, pero Juan Pulido no sabía lo que le esperaba.
“Llegué a las 7 de la mañana a Inglaterra, tomé el metro que me llevó al centro, vi la escuela por fuera y pensé ¿dónde me voy a quedar?, hasta las 7 de la noche me la pasé buscando un lugar para dormir, llegó un momento que dije ¿qué hice?, me senté en una esquina con mis maletas y me puse a llorar, no hablaba inglés, no tenía dinero, sólo traía unas libras que me habían dado, no conocía a nadie, estaba solo con esas maletotas en la esquina llorando en Londres”.
“Un chico de un café que estaba frente a donde me encontraba me llevó un café y un pan y como pude le dije que no tenía donde quedarme, me recomendó un hostal y no me cobraron esa noche me vieron tan mal yo creo, y al siguiente día me puse en contacto con gente de la escuela, la directora hablaba español y me encontró gente que me patrocinara para el hospedaje, y después Conaculta me becó lo que me ayudaba para poder comer, tomar el transporte y comprar zapatillas”.
“Si ahora me dijeran vete a un país sin dinero, sin el idioma y sin conocer a nadie no me iría, creo que mi ignorancia fue mi fuerza para irme, era un ignorante a lo que me iba enfrentar y eso me hizo no tener miedo, era un joven lleno de ilusiones y sueños”, recordó.
Después debió enfrentar el racismo al ingresar a la escuela de ballet al toparse de frente con el rechazo de compañeros y maestros.
“No me aceptaban tal vez por mi cara, o porque no hablaba inglés, les hablaba y se daban la vuelta y me dejaban, no sólo mis compañeros también los maestros”.
Pero su gran talento lo sostuvo, por ello patrocinadores pagaban su seguro médico y parte de sus necesidades.
Y en los primeros 3 meses de estudios fue seleccionado por el bailarín ruso Irek Mukhamedov para trabajar con él en “El príncipe y el mendigo”.
“Entró, me vio, me eligió y tenía que ir los domingos a ensayar con él para después hacer el ballet, estuve medio año trabajando y la gente comenzó a conocer más mi nombre”.
En su segundo año de estudios comenzó a modelar con Alexander McQueen y algunas revistas, además en bares recogiendo los vasos y repartiendo volantes.
En tercer año se rompió el pie y lo operaron del apéndice, por lo que casi fue un año perdido, sin embargo, se graduó y partió a trabajar con el Ballet Nacional de Cuba.
“Es una de las mejores compañías del mundo, estuve trabajando, pude entrenar con ellos sin tener que pagar, me quedé 6 meses y regresé a Europa y me dan mi primer contrato principal en Dinamarca con Peter Schaufuss”.
“El contrato fue de bailarín principal, depende de qué ballett tenían si era la Bella Durmiente, el Príncipe Cascanueces, o Alfred, Giselle, todos los principales me los dieron a mí”.
Juan Pulido Regresó a Inglaterra al Viena festival ballet también como bailarín principal, y con el Royal Opera en Covent Garden Londres.
Aprovechó para regresar también al modelaje en su tiempo libre y durante una campaña del verano de 2005 fue la cara de la casa de moda francesa Hermes; fue también parte de la pasarela de Versace en Londres
“Ibas a Oxford Street (una de las calles comerciales más famosas del mundo) y en las vitrinas estaba mi cara, era padre verme ahí”.
Fue parte de la gala para el príncipe Carlos en el estadio de Wembley bailando con la banda “Frankie Goes to Hollywood”.
Le siguieron 10 años en el ballet Maurice Béjart en Lausanne, Suiza. Este ballet le permitió regresar a México en 2014 a bailar en Bellas Artes.
“Es algo que jamás volveré a sentir, ese día estuve bailando y llorando, antes de entrar al escenario siempre escuchaba toda la fe que la gente tuvo en mi y esa fue la manera de decirles gracias, me permitieron regresar a mi tierra con uno de los ballets más reconocidos del mundo, a uno de los escenarios más reconocidos del mundo, fue una manera de decirles miren lo que logramos gracias a ustedes”.
“Recuerdo que llegaron dos camiones de familiares y amigos a echar porras, parecía un estadio de fútbol ahí adentro, nunca había sentido y se que nunca volveré a sentir lo que viví ese día”.
Después del Maurice Béjart, Pulido se ha dedicado a dar clases, continúa con su entregamiento, aunque su actividad principal es como Director de una empresa de logística donde actualmente es socio.
Juan Pulido señaló que en Celaya hay mucho talento y que es importante que los jóvenes crean en sus sueños.
“Que trabajen con la mente en lo que realmente quieren, la pasión sumada con la inteligencia son muy buenas, si tú crees en ti lo vas a lograr, piensa en ti y cree en ti, siéntelo y trabaja muy fuerte porque nadie te va a regalar nada, yo sé que en Celaya hay muchísimo talento”.
“Celaya es mi pedacito de cielo, amo Celaya, es el lugar que donde quiera que esté en el mundo pienso en Celaya y me da fuerza, es mi motor, estoy muy agradecido con Celaya y con México, siempre están en mi corazón”.