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JESÚS GUTIÉRREZ UN CELAYENSE QUE DEJÓ HUELLA EN EL ARTE

Jesús Gutiérrez Martínez nació en el año de 1931 y cursó la enseñanza primaria en la extinta Escuela Miguel Hidalgo, que funcionaba hace muchos años en la calle Aldama de Celaya, Guanajuato.

Hizo sus primeras incursiones en el arte bajo la dirección del maestro Salvador Zúñiga Cardona, para continuar posteriormente en la Ciudad de México, en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, donde recibió orientaciones sobre pintura mural del maestro Diego Rivera.

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Hacia 1962 ingresó al Taller de la Gráfica Popular, cuando comenzó a destacar y a recibir el reconocimiento de sus colegas y conocedores de las artes, gracias a la divulgación de su trabajo en exposiciones individuales y colectivas.

“Jesús Gutiérrez es un celayense que logró incursionar en estudios formales en arte, es uno de los primeros artistas del siglo XX que logra trabajar en taller, en forma académica como docente en la Ciudad de México”, expresó el historiador Rafael Soldara Luna.

Y abundó: “Su obra logra exhibirse en espacios muy relevantes en diferentes partes del país, logró llegar a exponer en el Palacio de Bellas Artes. Hay un directorio de artistas del siglo XX y de Celaya él es uno de los artistas que figuran precisamente por esa formación académica que propicia la detonación de toda la producción artística”.

“En el arte del siglo XX se ha puesto un valor a aquellos artistas que han logrado formarse académicamente y han detonado una importante producción artística y entre ellos al menos tenemos a tres celayenses: Jesús Gutiérrez Martínez, José Luis Soto González y el maestro Octavio Ocampo González”.

El historiador relató que Gutiérrez Martínez presentó sus obras en el extranjero, como en Canadá, Yugoslavia y Francia, en cuya capital, París, obtuvo una beca por la embajada de esa nación y durante un año enriqueció sus estudios de arte, recibiendo clases de distinguidos maestros contemporáneos.

De regreso a México, dijo, su obra se diversificó al trabajar la escultura en la Casa del Diezmo, lo que cultivó con un sello vanguardista e innovador, a la par de la creación de obra pictórica donde más destacó.

“Es un personaje del que muy poco conocemos como escultor pero es un ámbito que a él le cautivó, sus obras son muy bonitas, incursiona por la inquietud de construir una propuesta nacionalista, resaltar valores, principios, ideas de la historia mexicana, y algunas de las piezas escultóricas todavía las conservan sus hijos”, expresó Soldara Luna.

Los especialistas Víctor M. Reyes y Enrique F. Gual expusieron que en la obra de Gutiérrez Martínez, formada por retratos, paisajes y naturalezas muertas, se descubre el envidiable tratamiento de una presencia artística perfectamente definida.

En su opinión, “es imposible dejar de mencionar sus aciertos de pintor y poeta cuando desarrolló temas o entidades abstractas”.

Soldara manifestó que tras el deceso del maestro Jesús Gutiérrez Martínez ocurrido en 1979, su obra logró conservarse por sus hijos Héctor, Fernando y Gabriel Gutiérrez Salcedo, quienes generosamente en el mes de julio del año 2013 y contando con el invaluable apoyo del Dr. Mariano González Pérez, decidieron entregarla en donación al Sistema Municipal de Arte y Cultura de Celaya, para su divulgación educativa.

“La exposición se conforma por 21 obras de distintas técnicas, que permiten conocer diferentes momentos de inspiración en su autor, cautivándonos por su composición figurativa y colorido, tan característicos de la creación artística de mediados del siglo XX”.

“Es una exposición que está en resguardo por el Instituto de Arte y Cultura y de manera periódica es exhibida en diferentes exposiciones”.

Jesús Gutiérrez, exaltó, es un celayense que demostró la importancia de seguir una vocación en el arte, y cultivarla; de buscar formarse y especializarse, y finalmente construir vínculos para que dentro de su capacitación permanente su obra se pudiera compartir e incluir en espacios públicos y proyectos de arquitectura.

Fue un artista, dijo, que independientemente de la parte comercial logró un estilo figurativo, surrealista, y experimental en técnicas.

“Es la muestra digamos, de la diversidad de inquietudes o temas que están representados en sus 21 obras que heredó al Instituto. Su trabajo es una invitación a una conciencia de una época, a las nuevas generaciones (su obra les dice) que estén atentos a lo que ocurre en su entorno, que se permitan escuchar a personas con conocimiento, con trayectoria, y que a la vez sean libres en expresar sus ideas, inquietudes, que se permitan descubrir en el mundo del arte una oportunidad también de comunicación no sólo de una forma terapéutica o de esparcimiento”.

“Y la otra parte es el sentido estético de cómo a través del arte se pueden expresar sentimientos, emociones, pero también frustraciones, mitos, historia; y esto compartirlo con otras personas, permitirse atreverse a trasgredir incluso las ideas o las formas ya establecidas buscando hacer una aportación genuina, auténtica”.

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