Femzine: ¿Quién cuida a la cuidadora?

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Femzine

¿Quién cuida a la cuidadora?

Trabajo reproductivo y de cuidados Autocuidado feminista - Acompañándonos en tiempos de pandemia -


Índice:

Presentación: .............................................................. 2 Nosotras por nosotras ................................................ 3 Trabajo reproductivo y de cuidados........................... 8 Desde Colombia la sabiduría de Carmen y Gina......... 15 Autocuidado Feminista ............................................... 18 Taller ¿Quién cuida a la cuidadora? ............................ 22


PRESENTACION:

L

a emergencia en el contexto del COVID-19 está provocando impactos específicos y diferenciados en la vida de las mujeres y profundizando las desigualdades de género existentes. La crisis del cuidado se ve agudizada durante el confinamiento; la carga global de trabajo de las mujeres ha aumentado, muchas tienen doble o triple jornada laboral, además de asumir la responsabilidad en la enseñanza virtual de hijos e hijas y/o estar a cargo de adultxs mayores u otras personas dependientes. Esta sobrecarga de trabajo impacta negativamente en la salud física y emocional de las mujeres. Cuidar de nosotras mismas y anteponer nuestras necesidades no es habitual, pues hemos sido socializadas para cuidar de otros, ser y vivir para los otros; nosotras al igual que Silvia Federici nos preguntamos ¿Quién cuida a la cuidadora?. Este femzine pretente acompañarnos, para que juntas procuremos dedicarle más tiempo, cariño y cuidados a nuestros cuerpos y vidas. Queremos compartir la fuerza de los relatos cotidianos de mujeres diversas que con su trabajo, conocimientos y creatividades cuidan, sostienen y le dan sentido a la vida. Nuestra profunda gratitud para las compañeras colombianas que compartieron con nosotras sus saberes ancestrales sobre el uso medicial de las plantas y a todas las mujeres que nos permitieron entrar a sus hogares, para mostrarnos su día a día, su pensamiento, deseos, luchas y rebeldías.

Quienes hacemos este femzine queremos compartir también algo sobre nuestras vidas, en estas primeras páginas encontrarás retratos que pintamos unas de otras, mientras escuchábamos nuestras historias de vida. Creemos que acompañándonos, escuchándonos y cuidándonos, podemos construir otro mundo posible.

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Nosotras por nosotras

Liss

JUNTARNOS Juntarnos, vamos a juntarnos, para abrazarnos, para cuidarnos, para que las angustias sean mรกs livianas, y el compartir nos haga mรกs fuertes Juntarnos para hablar, cantar, crear, hacer fiesta y escucharnos. Sin juzgamientos, sin presiones, para sanarnos y amarnos.

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Nathy Mi nombre es Nathaly y este proceso ha representado un gran cambio en mi vida. Es increíble ver como el trabajo reproductivo y de cuidados no es valorado, ni reconocido. El hecho de poder escuchar a mujeres diversas que han atravesado por muchas situaciones, al fin y al cabo nos conectan al mismo dolor. El hecho de poder escucharnos y apoyarnos, crea un circulo fuerte en el que nos sentimos seguras y podemos desahogar nuestra carga emocional. Es evidente como reprimimos nuestros sentimientos, nuestro amor, nuestro autocuidado, porque debemos estar al pendiente de alguien más, y eso es algo que nos atraviesa a todas. Tomar conciencia, ayuda a que todas podamos valorar nuestro trabajo, que pongamos en práctica el amor propio, que reconozcamos los dolores que sentimos y que nunca más pensemos que estamos solas.

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Violeta

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Soy Violeta y estos son los retratos que salieron de las manos y corazones de mis compañeras. Me siento muy agradecida con ellas por llevar juntas este proceso, porque al mirar las realidades de otras mujeres nos encontrámos a nosotras mismas, no solo en las alegrías, también en los dolores y angustias. Porque en medio del confinamiento, en medio de los problemas, las pérdidas, tristezas, las largas jornadas de trabajo asalariado, de la maestría y del trabajo de cuidados; creamos un tiempo para nosotras; porque aunque el zoom muchas veces intentó boicotear nuestras reuniones, nos encontramos; aunque el internet era inestable o se fue la luz en la casa de alguna, logramos escucharnos y porque aún sin conocernos logramos abrazarnos. Aquí estamos las unas para las otras, encendiendo velas y palo santo, haciendo ritualitos y pócimas antisistema, escuchándonos, sanando juntas, cuiándonos, compartiendo nuestros saberes, estamos para hermanarnos, para abrazar la alegre rebeldía, porque merecemos celebrar, danzar, bailar, cantar.


Thays Me reconozco como la mujer, la hija, la amiga y la novia que muchas veces ha sido la cuidadora. Ser mujer ha implicado cuidar a los otros, ver a través de los ojos de otros, desechar mis deseos, mi individualidad, obedecer; así por mucho tiempo pensé que era ser una “buena mujer”. Me he visto reflejada en el papel de todas, me ha tocado estar incluso en el papel de madre muchas veces. Esa figura de madre, la que no descansa, la que entrega todo por “amor al otro”, la que está feliz sacrificando su tiempo y sus espacios. Es tan cierto, una lo ve reflejado siempre en nuestras madres y lo he podido sentir cuidando niños. Esa preconcepción está tan metida en nuestro ser, que nos atraviesa y nos vemos todo el tiempo inconscientemente cuidando al otro; porque es lo que nos han enseñado desde pequeñas. Pero, ¿cuándo nos comenzamos a preocupar por nuestro sentir, por nuestros sueños y a pensarnos desde nosotras?. Pues, cuándo sentimos que algo no anda bien, que la incomodidad es más grande, que es el momento de encontrar espacios, de encontrar herramientas para nosotras.

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Así, nos comenzamos a encontrar, a redescubrir, a ser alguien que se pone en primer lugar, que piensa en sus sueños como primer punto a realizar. Nos comenzamos a cuidar, a tener momentos para nosotras, a amarnos desde la deconstrucción de viejas ideas. Nos comenzamos a cuidar, incluso unas a otras, a entender el proceso de cada una, su historia. Nos volvemos más empáticas y más pacientes con nosotras, y entendemos que nosotras también importamos, que para cuidar al otro, se necesita primero cuidar de una misma.

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Cris En medio de la tramposa idea de tener que estar siempre bien, para darlo todo y no dejar de ser productiva, decidĂ­ apostarle a recuperar mi sentir, darme tiempo para escucharme, conocerme, validar y asumir de mĂ­ lo que estuviera ocurriendo, sea lo que sea; para permitirme equivocarme, no culpabilizarme y reconocer mi fortaleza y capacidad de resistir para seguir floreciendo.

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Trabajo reproductivo y de cuidados «Si, el trabajo de cuidados debe ser valorado. Valorado pues, porque sin el trabajo de cuidado la vida simplemente no se sostiene, los otros trabajos no podrían ser posibles (....) y sí, vivimos en un mundo, en un sistema que lo ha invisibilizado, valorarlo implica que todas las personas nos encarguemos del cuidado» - Gabriela, 33 años.

Para comprender y visibilizar las distintas realidades en torno al trabajo reproductivo y de cuidados, entrevistamos a varias compañeras, mujeres diversas, jóvenes, adultas, adolescentes, campesinas, de disversidad sexogenérica, asalariadas, trabajadoras informales, adultas mayores, estudiantes, feministas, artistas, amas de casa, mujeres rurales, urbanas, migrantes, afroecuatorianas, mestizas; todas ellas trabajadoras, todas ellas son quienes realizan un el trabajo productivo, reproductivo y de cuidados. Para nosotras, su voz y su palabra es importante, las abrazamos profundamente y les agradecemos por abrirnos la puerta de sus casas y permitirnos conocer sobre sus vivencias y rutinas en el contexto de la pandemia Covid-19. A continuación les presentamos algunos fragmentos de las entrevistas que recopilamos para este femzine.

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«He conversado con muchas que están en una situación muy parecida a la mía, y sí, de repente todo se volvió un caos. Poder hallar un tiempo para hacer tus cosas se volvió imposible, siempre hemos tenido que maternar 24/7, pero había Collage por Cristina Rosero unas horas que la escuela nos daba algo de holgadez y ahora ya no, ya no existe eso. Me di el lujo de abrir un espacio entre lo imposible, para darme un momento para mí, mi espacio, el ir, rolarme algo, fumar tranquila, tomar un café es súper necesario; es sumamente necesario, porque sino te rompes, si no te sostienes a ti misma, porque sí, las amigas te sostienen cuando les escribes y les dices: -ve, me estoy muriendo del cansancio o ve, no sé qué hacer con esto o que hermosa que estás. Pero lo importante es que te lo puedas decir tú misma, lo importante es que te des cuenta y te des un espacio y digas: estoy haciendo full, estoy haciendo un montón, aunque no se vea y las cosas sean muy milimétricas y no se cachen. Tienes que entender que ese cansancio físico y ese agotamiento mental es por algo, es porque estás haciendo un montón, es porque le estás metiendo muchísimo y no te digo que le dejes de meter tanto, pero sí que te des el espacio para ti, ¡siempre!, es sumamente importante, ese chocolate para ti sola, ese café para ti sola, esa cerveza para ti solita es súper importante» - Ana, 33 años.

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«En una casa no hay descanso. Una media horita se descansa, y después de la merienda, pues entonces, solo ahí al rato de dormir se descansa. Siempre he estado aquí en casa, siempre. No he salido entonces siempre para mí sigue siendo igual. Me distraigo, viendo la televisión, ahí yo, por ejemplo, estoy cosiendo, haciendo un poquito, unos 10 minutitos, descansando ahí, o sea un poco me siento a ver, a dar gusto a los ojos. » - Margarita , 73 años. «Se trabaja más, dentro de un hogar que en un propio trabajo, pero sí debería ser remunerado. No es ni remunerado ni valorado tampoco.» - Miriam, 34 años. «Reconociendo la labor que uno se hace, porque hay veces que dicen uuu las mujeres no hacen nada y el trabajo de la mujer es duro, en la casa entonces pues claro, que le valoren el trabajo y que siquiera algún incentivo le den, porque uno tiene necesidades también.» - Melva, 64 años. «Pues el autocuidado para mi es protegerse a sí mismo y proteger a los demás. Yo si me siento contenta, con lo que yo realizo y con lo que mi familia me brinda a mí o con el trabajo que yo tengo.» - Esthela, 44 años.

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«Yo me doy tiempo para todo, cocinar, luego voy atender, y en el corre corre, y así trato de hacer bien las cosas. A veces, si me siento un poquito cansada voy a descansar una media hora. Y con eso me levanto a seguir realizando mi trajín diario. Me alivian las plantas (…) a veces si me siento un poquito decaída, agotada, salgo a las plantas, para mí es un alivio, es como mi relajamiento. El trabajo de la mujer no se ve. Creo que hacemos los siete oficios como se dice, incluso a veces, las que somos madres hacemos el papel de enfermeras, de psicólogas, de maestras, de amigas, entonces son muchas labores que hacemos, y no son valoradas.» - Rosa, 50 años.

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“Las labores diarias generales de la casa las hago yo. En mi caso, no se me parece que se hayan incrementado las labores del hogar, pero lo que sí es el trabajo de él –de su esposo- porque él es el que trabaja para la casa, para el hogar, él es el único que trabaja; ahora yo, por mi hijo ya no puedo trabajar.” - Paola, 25 años.

“Yo estoy a cargo de esas actividades, del trabajo, del trabajo de cuidado, del trabajo doméstico y también del trabajo productivo. En la casa siempre hay trabajo, en lo doméstico. Hace un tiempo empecé un proceso de sanación, y la verdad me ha sentado súper bien, porque además de todo el trabajo que ya tenía antes de la pandemia, y todo lo que ha incrementado durante la pandemia, me sentía más estresada que antes, con mayor carga, sintiendo en mi cuerpo, en mi mente y en mis emociones todas esas cargas, todo lo que implica el trabajo y los distintos tipos de trabajo que realizamos” - Gabriela, 35 años

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«Creo que lo que más podemos hacer para valorar el trabajo doméstico, es alivianar el trabajo doméstico de las personas que queremos y que están a nuestro alrededor. No sé exactamente como decirte que debemos valorarlo más, solo sé que es muy necesario que cada uno revea su percepción del trabajo y vea como puede inmiscuirse.» - Ana, 33 años. «Bueno, como estamos en aislamiento, ahorita no hago muchas cosas. Te cuento que yo vivo sola, hago todos los quehaceres. Las mujeres cisgénero tienen una triple tarea, primero la de ser entes productivos, trabajar para su hogar, para los niños y para su familia. También son entes reproductivos porque ellas son las que traen a los niños al mundo”. - Paulina, 48 años “Autocuidado es darte un tiempo para ti y para tu cuidado personal. El trabajo doméstico debería ser un poco más valorado porque es pesado y no lo valoramos ya que por el hecho de estar en casa piensan que no es un trabajo” - Camila, 15 años.

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Collage por Lisseth Zhuma

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Desde Colombia: la sabiduría de Carmen y Gina Carmen Montenegro, mujer campesina de la zona de Nariño, es una compañera con quien mantuvimos una charla sobre la importancia de cuidar nuestra salud, nuestro cuerpo, nuestras emociones, desde su profunda sabiduría de mujer del campo en constante relación con la naturaleza nos compartió los beneficios de varias plantas. Así mismo, conversamos con Gina Paladagua, mujer del pueblo Nasa en Cauca, quien afirma que las plantas juegan un papel muy importante porque tienen relación con la medicina ancestral, y que todas las plantas tienen el poder de curar, de controlar, prevenir, de armonizar, y equilibrar nuestro ser, en el ámbito emocional, espiritual y en lo corporal; «practicar la siembra de las plantas medicinales para practicar el cuidado… es como volver a las raíces.»afirma Gina.

Carmen

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Ruda: consumir en pocas cantidades y como infusión para los dolores menstruales y estabilización del ciclo. Ayuda con los problemas de la circulación. Se recomienda usar la parte superior de la hoja. Canela: tiene propiedades digestivas, desinflamatorias que ayudana a aliviar los dolores menstruales y a darle calor al cuerpo en los días fríos. Ortiga Negra: dar golpecitos con la planta sobre las venas ayuda a mejorar la circulación de la sangre, también se puede tomar en infusión para los nervios y el estrés, hervir agua, poner la ortiga negra y dejar reposar por 5 minutos. Toronjil: su infusión es relajante, ayuda a controlar la ansiedad y los nervios. Tomar 2 veces al día.

Capulí: hervir el cogollito de la planta de capulí, cocinarlo tapado para que se concentren las propiedades, colarlo y servirlo, ayuda a aliviar la tos. Alfalfa y perejil: para las hemorragias nasales, es más efectivo si se machaca y se coloca en las fosas nasales y si se desea también se puede poner como emplasto en la frente. Caléndula: tomarla con regularidad ayuda a curar gastritis incluso si está avanzada, también ayuda a curar infecciones estomacales. Hierba buena: para la mala digestión, dolores de estómago y vómito, puede cocinarse y tomar su agua o machacarla y ponerla en el estómago haciendo masajes con aceite. Hierba Mora: para curar y cicatrizar las heridas: debe cocinarse y lavar la herida.

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Barrabás y trébol: cuando te cortas y hay mucha sangre, puedes masticarlo y aplicar en la herida como emplasto, se amarra con un trapito; cura y cicatriza la herida.


Collage por Lisseth Zhuma

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Autocuidado Feminista

Hay días en los que nos sobrepasan todas las violencias que vemos a nuestro alrededor o que recaen sobre nosotras mismas, hay días en los que sentimos agotamiento físico y emocional por la doble o triple carga de trabajo, productivo, reproductivo y de cuidados, hay días en los que queremos parar, decir basta, no puedo más, necesito tumbarme al sol y mirar el cielo, desconectar, respirar, estar con mis amigas, tomar un tecito, charlar, llorar, gritar, reír, sentirme amada, ser abrazada; en ese momento dimensionamos la importancia de construir espacios de cuidado colectivo, de autocuidado feminista, espacios que son transgresores porque decidimos rechazar un destino de abnegación, sacrificio y sufrimiento. El autocuidado además, es una herramienta de resistencia en un sistema patriarcal que sumerge a las mujeres en condiciones de desigualdad, explotación e injusticia en el ámbito público y privado; entendiendo la resistencia no como desgaste sino como posibilidad de construcción y liberación. Es importante amarnos, cuidarnos colectivamente para que la revolución esté llena de vida; el autocuidado lo estamos creando, construyendo juntas, con nuestras propias manos, mentes y corazones. Compartimos algunos tips, que probablemente muchas ya los sabemos o intuímos, pero que a veces se nos olvida ponerlos en práctica, esperamos que les sean útiles.

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Respirar: Es más importante de lo que podemos creer. Nos ayuda contra la

ansiedad. Inhalar contando hasta 5 y exhalar contando 5, o contener la respiración durante 10 segundos, apretar todo el cuerpo y exhalar con fuerzda.

Desconectarse: Hacer una

actividad que nos guste, leer, pintar, escribir, salir a pasear al parque, mirar el cielo o simplemente tener un espacio de soledad para despejar la mente. (si es posible desconectarse por un momento de los aparatos electrónicos).

Moverse: Salir de casa a caminar o correr, si no puedes salir, dentro de tu

casa o habitación puedes bailar, saltar, hacer yoga, ejercicio, estirar el cuerpo, movernos un poco.

Comer e hidratarse: Comer bien, comer rico, disfrutarlo, sentir el placer de los alimentos. Reconocer cuándo necesitamos tomar agua, comer frutas. Si puedes disfruta de la experiencia de cocinar y la conexión con los alimentos.

Darle alegría al cuerpo: Es un ejercicio personal el conectarse con su

cuerpo: una ducha larga de agua tibia, un auto masaje con un aceite que huela rico, acariciar nuestro cuerpo o hacer algo que implique contacto con nuestra piel de manera consciente, explorarnos y tocarnos con cariño.

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Hablar: Expresar lo que sientes, lo que nos molesta y lo que nos duele. No

dejarlo adentro. Encontrar la complicidad en la escucha de nuestras amigas. Si no tenemos a alguien cerca, podemos escribirlo.

Llorar: Dejar que nuestras emociones fluyan sin juzgarnos; llorar es tan necesario

como reír, no nos hace daño, al contrario, si nos guardarnos las tristezas y enojos luego salen en forma de estrés o dolor.

Poner límites: Es importante entender que no podemos hacerlo todo, ni darlo

todo para el bienestar de lxs otrxs, procuremos quitarnos la idea del sacrificio, Aprendamos a decir NO, pongamos límites para tener tiempo y espacio para nosotras mismas.

Generar lazos significativos con otras mujeres: Darnos tiempo para

compartir lecturas, videos, canciones, poemas, con otras mujeres; compartir espacios seguros para estar entre mujeres y tejer redes de apoyo, soporte y amor.

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Bibliografía: Manual de autocuidado para ingobernables- Mujeres al Borde Autocuidado para feministas en tiempos de violencia- Montserrat Pérez El autocuidado también es feminista- Jessica Techalotzi


Yo soy sola pero tengo amigas que recitan poemas. Yo soy sola, es cierto, pero ellas dicen cosas como: una más una somos la misma, no te olvides de ti, hablemos con un café. Yo soy sola, tienes razón que soy sola pero tengo amigas que me hermanan. Recitan poemas, sabes? hay una que me mira en silencio y asiente, otra responde adiós se me quema esto, hablamos luego. De tanto cocinar, desempolvar, postergar, quisiera huir me dice. Así que en mi andar están todas ellas. Fueron y serán antes del tiempo. Yo soy sola, pero menos sola cada vez, porque sé pronunciar palabras como: ayúdame consejo estoy per di da. Auxilio. No las suelto. Eso que somos se convierte en la cueva que me cobija. Estamos pintadas, pintamos en las rocas de esa cueva. (...) -Keila Vall Delaville

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Taller ¿Quién cuida a la cuidadora? Como parte de este proceso, en días pasados realizamos un taller virtual sobre autocuidado feminista en tiempos de covid-19, nos gustaría compartir en este femzine, algunas intervenciones de las participantes, a quienes les pedimos entre otras cosas, traer una planta, con la cual hicimos el ejercicio de presentación, que consistía en que la plantita era cada una y se la presentaba al resto de compañeras, hablando sobre sus deseos, alegrías, pero también sobre sus preocupaciones y dolores.

“Me duele el corazón. Estoy muy contenta muy satisfecha de compartir este momento de relajación. -Mi plantita- se siente muy feliz, contenta porque a pesar de todas las dificultades, siempre ha sabido salir adelante, nunca le ha gustado quedarse quieta, sino seguir luchando por uno mismo” - Esthela. «Una rosa es para brindar una alegría a sus dueños de casa, a su familia, a sus amistades; de por sí las plantas, las flores son el alivio para el cuerpo, la sonrisa para los amigos, un color vibrante para sentir una energía mejor.»

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- Rosa.


“La plantita se siente en este momento muy emocionada por este tipo de espacios; nos sentimos aquí juntas, me siento como respaldada y aunque estemos lejos y cada una en su casa, a la distancia me siento como abrigada y acompañada.” - Karina ¿Qué le duele a esta plantita? No es como un dolor exactamente, es como una sensación de vacío, como cuando ustedes se botan de una altura muy alta, sienten un vacío en el estómago, que después se les va al pecho, es como una angustia, una angustia que se podría decir que tiene en esta parte (señala a su planta) porque parece que le falta el sol, es porque está preocupada por el desempleo, por el trabajo, por eso, pero en sí, es una plantita bonita. - Paulina.

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«Le gusta el sol, le gusta la luz porque ahí siente que puede florecer, y también le es necesario la oscuridad para morir y luego renacer» - Francisca. « Le duele el mundo, las injusticias, las desigualdades, el racismo». - Génesis « Cuando mi plantita se siente preocupada o como angustiada, siente un dolor en su estómago y como en la garganta, tal vez por esa necesidad de decir las cosas» - Jhanela.

Taller virtual sobre autocuidado feminista: ¿Quién cuida a la cuidadora?

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Collage por Thays Erazo

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Proyecto de Incidencia Social: Teorías Feministas de la Comunicación Maestría de Investigación en Género y Comunicación UASB. Integrantes: Nathaly Gómez, Ivanna Carrillo, Lisseth Zhuma, Thays Erazo Cristina Rosero. Retratos y collage: Naty, Ivanna, Liss, Thays y Cris Diseño y diagramación: Ivanna Carrillo. Quito, Ecuador, diciembre 2020

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Soy mujer. Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea. Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida este rincón sensible, luchador, de piel suave y tierno corazón guerrero". - Alejandra Pizarnik


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