Foto: M.F.
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Director: Eugenio Jesús de Ávila Juárez
La seña bermeja, en el Fuji Una expedición de cuarenta personas, integrada en su mayor parte por zamoranos, se encuentra en el Japón, una nación, al decir de la guía turística Marisa Febrero,
tiempo, pero los zamoranos, sus dirigentes políticos y empresariales, cada cual tirando por su lado, nunca supieron engancharnos al progreso de España. Ahora,
que auna avances técnicos espectaculares junto a tradiciones medievales. De momento, el viaje está saliendo conforme a lo previsto. Zamora, nuestra ciudad y provincia, también posee una historia medieval e incluso más antigua en el
los empresarios locales lo están intentado con Zamora 10. Ahora bien, parece que las instituciones públicas, Junta y Gobierno central, pasan de Zamora y su gente. Mientras zamoranos exhibe nuestra seña bermeja cerca del Fuji.
No nos sirven las palabras Mientras el neofascismo desarticula y quiebra Cataluña y enloquece al resto de España y tranquiliza, de momento, al ejecutivo de Rajoy, en nuestra ciudad y provincia aún hay gente que invierte para crear puestos de trabajo, firmas que las pasan canutas para enfrentarse a otras superempresas comerciales que vienen a ubicarse a Zamora, a las que nadie les concede un crédito para mantener más de veinte puestos de trabajo. Ya han caído las primeras hojas secas sobre nuestros ocres jardines, como se vendrán abajo las ilusiones de muchos zamoranos que quisieron vivir en su ciudad del alma, pero que, a la postre, abandonarán, rendidos, después de haberlo intentado todo, su Zamora, para encontrar el pan de cada día en otros lares. También hay trabajadores que sufren, que laboran en sus empresas y no cobran, que no pueden hacer frente a pagos habituales; jubilados que perciben pensiones de miseria que dan para alimentarse, pagar la vivienda y ni tan si quiera para darle la propina al nieto. Y ellos, los políticos, a lo suyo, peleándose en el interior de los partidos por heredar cargos y puestos. El pueblo no importa; la gente es la excusa, Zamora y España se utilizan para perpetuar el engaño. Pero la crisis catalana nos ha enseñado que los ciudadanos pasan ya de sus ¿representantes en la res pública?, porque no se fían de sus promesas, porque la mentira ya no burla a nadie, ni tan si quiera a los más crédulos. Si el 15-M la gente salió a la calle, escandalizada y harta por la situación caótica, en los económico y en lo político, de la nación, ahora existen más razones para rebelarse, para señalar a los verdaderos culpables de que esta democracia se haya convertido en el pretexto necesario para que unos cuantos privilegiados vivan, y de qué manera, a cuenta de las familias españolas, las más sencillas y humildes, las más necesitadas. Ya no nos valen las palabras. Por E.J. de Ávila.
La Denominación de Origen de Toro celebra su 30 aniversario, en Zamora Polémica en torno a la compra de urinarios por parte del Ayuntamiento La madrugada del domingo 30 A las 3 serán las 2