#11 Marzo 2014
ensue単o
Editorial
Estamos sumergidos en un aparato mediático que opera con lo siniestro como estrategia para manipularnos. Este dispositivo en pleno despliegue acelera una suerte de banalización de la impunidad que nos invita a transitar un terreno donde los límites entre acoger y expulsar al otro son difusos, están perturbados o simplemente son negados. Una situación proclive a promover la permanente obturación de los sentidos donde realidad y ficción son intercambiadas sin ningún tipo de análisis. Se hace difícil saber acerca de lo que deseamos realmente para el planeta y para el otro que no es mi metro cuadrado, así como tomar partido por ese deseo. Ensueño es una invitación a transitar esos límites a partir de cómo miramos y cómo somos mirados. En especial es una invi-
tación a discutir cómo queremos formar parte de este mundo cuando usamos el tiempo potencialmente más rico que tenemos: el tiempo del ocio. Quienes ejercen el poder saben de esto. Por ello la política y la economía imbricadas en la cultura, como práctica cotidiana marcan agenda y ofrecen distintos tipos de
alternativas
para el tiempo del ensueño. de esto va el n° 11 de ledo María Forcada
FPV
Leandro Bosco Tortura Bebé Limpio los caprichos de la ausencia con soda fría y proletaria. Una guerrita de cotillón contra los ciclomotores adolescentes acelerados al mango en la madrugada, contra los ladridos carrasposos, contra los pellizcos miniatura de la ansiedad. Sé que estoy despierto porque creo que soñé con gritos como arpegios.
Gabi Arturo Fonseca Loop Quedan pocos kilómetros para la próxima estación de servicio y mi estómago vuelve a su lugar, después de haberse dislocado por la lucecita roja de la nafta que se prendió a varios minutos de acá. En contados instantes oleré ese aroma tan tóxico y adictivo mientras rellenan el tanque y mi vieja, hermana y sobrina entran al baño a las apuradas (si tuvieran una lucecita roja inversa a la de la nafta, también la hubiesen encendido hace kilómetros). Yo aprovecharé su demora para surtirme de chocolate, tostadas, jugo y el vasito de café más caro de la historia. Mi vejiga puede esperar, mi gula no. Pasan los minutos reglamentarios a la velocidad y distancia que he-
mos recorrido (haciéndome sentir
siendo la misma. ¿En serio no te
algo así como un físico nuclear o
llama la atención, mamá? No, ni a
una mente brillante de esas que
mi hermana. Las dos hablan anima-
nunca seré, no por hacer bien el
damente sobre no sé qué personaje
cálculo de “a qué hora llegamos al
más que habilidoso de ese canal
baño, tía”) y siento que no hemos
superlativo para coños opri/supri/
recorrido ninguna distancia, pero
reprimidos, mientras la Porotis
parezco ser la única persona en
dibuja el muñequito que acabamos
todo el auto en notarlo. Las tres
de comprar en ese calco de don-
generaciones están muy concentra-
de estuvimos hace algunas horas.
das en desconcentrar líquidos de su organismo como para percibir
Dentro de esa gran pecera rectan-
ese paisaje que se ha venido re-
gular me siento en ningún lugar.
pitiendo en todas las paradas.
Es el no-lugar de las franquicias, donde he pasado varias horas de mi
Los árboles, la ruta, la misma es-
vida en una antigua vida social
tación. Exactamente la misma. Lo
cuyos souvenirs guardo en una ca-
único que me indica que no estoy
jita preciosa adentro del ropero,
locx, dormidx o en una película de
como para recordarla sin revisi-
Lynch es el hecho de que los sau-
tarla. No se puede volver a los
ces son sauces y no paraísos, como
no-lugares, sólo se puede volver
en la última parada, y que la ruta
a los no-tiempos que se vivieron
a esta altura tiene un solo carril
ahí. El dibujito de la Porotis será
y no dos, pero la estación sigue
mi próximo souvenir, es lo único
que le asigna un tiempo específi-
del lugar y su intento de supri-
co a esta falta de especificidad.
mir las identidades de todos los
Casi veo las mismas caras, cansa-
sujetos que estábamos ahí, preci-
das por el viaje, vestidas con lo
samente sujetos a sus pautas de
cómodo, comiendo las mismas cosas.
consumo, ergo, de comportamiento.
Casi me duerme la luz del fluores-
Todxs tomando el mismo café, las
cente helado. Casi no, lo hace, y
galletitas de papá Unilever, en el
mi cara reposa sobre mis brazos
asiento de algún otro papá cuya
en la dura mesa de la franquicia,
cara también desconocemos, como
pero no por mucho tiempo, porque mi
desconocemos la cara del penúl-
hermana me despierta para irnos.
timo eslabón de esa cadena alimenticia:
el
pibe
de
la
caja,
Ya en el auto vuelvo a maquinar so-
con su uniforme y toda esa vida
bre la sensación espantosa que me
que
produjo estar en esa copia fiel de
poco nos importa, siempre y cuan-
sí misma hecha bomba de nafta. No
do nos dé la ficha para el café.
fue el cansancio del manejo, ni mis
De esta manera se borran los lu-
parientes hablando sobre manuali-
gares, las caras, las historias
dades o cocina (no puedo recordar
atrás de esas caras. Así termina-
bien la temática, sólo recuerdo
mos siendo nosotrxs mismxs fran-
que me causaba rechazo), ni el te-
quicias ambulantes con exceso de
levisor con el noticiero al palo
café, falta de sueño, un volante
(cosa de no poder evitar escuchar
adelante y pequeñas reliquias de
cuántas cuchilladas le había pro-
identidades por vivir en el bol-
pinado el macho a “su” mujer por
sillo de la campera, souvenirs de
“engañarlo”). No, nada de eso. Fue
un tiempo sin copipaste perpetuo.
la nebulosa, la falta de identidad
también
desconocemos
y
que
Leo Pedra La casa está rota, se cae a pedazos, tiembla, tambalea, da coletazos. Las cañerías embutidas bajo el revoque engendran flores de telaraña, mugre se acumula en los rincones y en el patio, donde el perro ha tomado posesión, crece
la
flora
salvajemente.
El hollín en el vértice del techo,
sobre
el
calefón,
avanzó
junto a los episodios de Lost. Una tarde de verano, cuando el avión cayó en la isla de los perdidos, parte de nuestro techo en la galería se derrumbó; se podía ver el cielo a través del hueco enorme. El resto lo tiré con mis propias manos, durante tres días fui llenando un contenedor con pedazos de cemento, machimbre podrido y jirones de lana de vidrio. Sólo quedó en pie la estructura de madera resecándose,
como las costillas de un animal muerto en la llanura, descomponiéndose lentamente bajo el sol. Pero en nuestra isla aun corre viento, aunque su alma es un agujero negro que chupa todo. ¿Y dónde están las cosas perdidas? ¿Dónde está la tapa del botón del baño o la perilla de la cocina? Un día dejamos de hablar. La realidad perdió sustancia sin las palabras. Nuestras voces abrazaban esta casa, sostenían los cimientos. De a poco el silencio se metió en cada junta. Desoldó los hierros de las vigas, desgranó el cemento entre los ladrillos y cada uno hizo la suya.
Matias Forlani “ese obstáculo tan ridículo que es la muerte” (Bataille) Aturdidos por el barullo constante de tantas pesadas palabras, por la proliferación de tantas luces y enunciados, el clima parece estar saturado y no quedar prácticamente espacio para otro decir. Decir otro que quizás se componga de silencios o de sonetos de viajes intensos, inextensos, aquellos que ocurren en el mismo sitio, en el cuerpo mismo. Ir hacia el extremo del otro, y convertirnos en otro en ese extremo nos permitirá quizás deslizarnos por el filo laminar que circula entre la soga y el cuello. Para no quedar con el pulso muerto, el poeta afirma “hay que ser prudentes”. La prudencia como método, dosis de prudencia,
para convertirnos en otro y no
pendido en el apretón de la soga.
quedar derrocados en el intento.
Si no, utilizar con precisión una
Insistamos, entre la soga y el
lima, para limar las pesadas tablas
cuello un silencio laminar par-
(morales, disciplinarias) y armar
tía la escena. De un lado (qui-
nuestra propia ficción como método.
zás de este), el vacío del silencio lo amparaba. Del otro, cúmulo de palabras enloquecidas iban a anunciar lo patógeno del caso. Pero
nosotros,
nuestro
inte-
rés es ir hacia el cuerpo para hacer
de
nuestras
la
soga
propias
el
hilo
de
ficciones
y
dejarnos así afectar por el laberinto sonoro de lo que allí ruge. Distinta es la escena de jóvenes cuerpos suicidas, donde el cuerpo se convierte en la sede de la orina transpirada del pasaje. Como así también se diferencia de los cuerpo maniatados a la docilidad de lo que anuncia el decir. El pasaje no consiste en desarmarse de un tirón y quedar sus-
Jorgelina Salinas EN TIERRA EN CIELO EN VELO窶ヲ.ENSUEテ前 TODO REAL? INCIERTO? QUE MISTERIO BUSCANDO LA VERDAD ENCONTRANDO PARTES IDEAS, TEORIAS, LEYES QUE ES VERDAD DE ESTE GRAN SUEテ前? ALGUNOS CONSCIENTES OTROS DURMIENDO EXPERIMENTANDO LAS DIMENSIONES, ESO SI APRENDIENDO COMPARTIENDO VIVIENDO, SOBREVIVIENDO PARA ALGUNOS CRISIS PARA OTROS OPORTUNIDAD, RETOS CREATIVIDAD TODO ES ARTE, LUZ, GEOMETRIA, PERFECTO AUNQUE NO TODOS LO VEAN 窶ヲ.
Ludovico Zanettini Desempolvé la calavera del poeta ruso que guardo para refrescarme en los calores de enero del hemisferio sur de mi cerebro. Sentí alivio al sostenerla, ya no importaba nada; ni el profeta anunciando: “los fantasmas beben coca-cola” ni mis biografías elegidas. Hubo un soundtrack y fue ambiguo; la misma afinación da el vecino a los gritos de placer, y a los otros, los prohibidos.
Julio Fernandez Pelaez Me tocó, Me tocó bailar con la más fea. Me tocó, Me tocó ser puta y parte De la causa de los derechos Y los límites de los mismos. El imperativo categórico de la salita de 4 No hacer a los demás lo que no te gusta que te hagan: Yo nunca voy a hacerle una denuncia a nadie. El límite entre los hechos objetivos y las subjetividades que los envuelven, Se encuentran en un combate sin cesar, En
la
perversita
mente
del
hombre, En el falocentrico ombliguismo del mundo, La neurosis y la nausea.
Ensueño, sueño con serpientes, Ensueño, sueño con Bolaños, Ensueño, con no caer precioso, Con dejar la falopa, Con darte unos besos, Conque no me violen más.
Rayen Nazareno ENSALADA DE VIGILIA
Dice Leónidas Lamborghini que al deconstruir un Modelo mediante el procedimiento de la parodia lo que revela éste es algo que siempre estuvo ahí y que sin embargo no podíamos ver. Entre capas, el Modelo, ese andamiaje, esconde algo. El estado de vigilia también puede ser un Modelo. Y el sueño su parodia, aquel procedimiento que lo destruya, que desnude lo que aquel escamotea mediante su reescritura, mediante la recombinación de sus elementos. *** Tramar en el ladrido del sueño o la pesadilla tal vez verbalice lo que de otro modo no podamos
resistir: el destino absurdo de
surrealismo los ecos que él de-
cuanto hagamos en la tierra, es-
rramó al momento de escenificar
tando un frío nicho como última
el sueño, lo onírico. dice Damián
morada. Arriesgo que algo de esto
Selci sobre Qué hacer, en una ob-
es lo que se trata en Qué hacer,
servación que creo aplica a estas
la nouvelle de Pablo Katchadjian,
dos obras: “En primer lugar, los
y en Inland Empire, la última pe-
procedimientos (...) son la aso-
lícula de David Lynch.
ciación, la variación y la condensación (...). En segundo lugar,
***
la estructura de los capítulos no obedece al avance de la trama
Podemos pensar con buen tino que
narrativa, sino que emula direc-
cristalizar ese absurdo en una
tamente el funcionamiento oníri-
obra pueda conspirar contra su
co: además de las repeticiones y
propia eficacia: la fuente de su
desplazamientos, los personajes
poder radica en buena medida en
razonan como en sueños, tienen
su inmediatez. Sin embargo, tanto
certezas inexplicables sobre la
en Qué hacer como en Inland Em-
situación en que están sumidos,
pire, algo de ese trastocamiento
cambian de escenario a cada ins-
sobrevive y deja testimonio.
tante y hasta sufren momentos de censura”.
*** Ni Katchadjian ni Lynch son su-
***
rrealistas, pero hacen suyos del
Selci trae a colación conceptos
del psicoanálisis: desplazamien-
po adentro de la boca del alumno,
to y condensación. El primero co-
se ríe y dice: está bien, está
rresponde al acento de una repre-
bien”); en Inland Empire, la risa
sentación, que puede desprenderse
está atravesada por el horror, en
de esta para pasar a otras repre-
la mueca terrible de Laura Dern en
sentaciones que con esta poco tie-
cada cuadro.
nen que ver, aunque estén ligadas a la primera por una cadena aso-
***
ciativa. El segundo, como un modo especial y fundamental de los pro-
Así podremos rastrear en el sueño
cesos inconscientes, en la que una
lo trágico en la risa y la risa en
representación única, representa
lo trágico. Horror y humor en un
varias cadenas asociativas. Lacan
solo movimiento. Si el inconscien-
-para quien el inconsciente es-
te está tramado como lenguaje del
tructurado como un lenguaje donde
que son parte integrante metáfora
los significantes son los que ri-
y metonimia, no es difícil pensar
gen la cadena hablada-, entiende
también al sueño como una suer-
que la condensación debe ser tra-
te de poética. Lamborghini -quien
tada como un proceso metafórico y
alguna vez dijo que si a su gene-
el desplazamiento como un proceso
ración le hablaban de psicoanáli-
metonímico.
sis, escupía- postuló como horizonte para sí “una poética entre ***
el horror y la risa. En un polo el Horror, en el otro la Risa. (...)
En Qué hacer lo trágico devie-
Ahora sintetizo esa situación en
ne cómico (ya en la página uno:
la palabra “horroreír”. La risa en
“aunque esto parece peligroso, no
medio del horror: la única catar-
sólo los alumnos y yo nos reímos
sis que se nos permite (...)”.
sino que Alberto, con medio cuer-
Maxi Neila mono estéreo tres de más allá del arrorró crepuscular unos ojos verdes volcán ecualizan la hambruna del arroz más allá de esta plegaria bajo sombrilla una
estampa
al
poste
de
luz
soldada avisa del vacío a los apóstoles del jabón y ya los días rugen campanas que no se oyen y ya los días ondulan campos que se amplifican por ese largo mediodía puede tu mano empuñar una pregunta al cielo y
tu espalda sudar un trampolín
de medias sucias
mĂĄs
allĂĄ
de
las
arroyadas
partituras y
los
pararrayos
de
noticias
pueden tus ventiscas lamer los trucos de la sinfonĂa
Horacio Fiebelkorn El sueño El hombre que se sueña en un coche en medio de la ruta, advierte
que
ya
no
hay
combustible y se esfumaron el volante y las puertas. No hay más salida que despertar una y otra vez para huir de ese auto sin nafta, sin puertas ni volante. Las
escenas
que
van
quedando
atrás bordean rosales y limoneros de los que cuelgan algunas cartas y fotos que muestran varios juegos de muebles, un domingo de sol, y
autos
diversas.
usados
de
marcas
Korsakov Avenue
Hotel room
A medida que caminaba
Mi padre esperaba en el cuarto
iba olvidando el lugar de cada
del hotel.
paso previo
Yo me demoraba en una disquería
y al volver para fijarme
de la esquina.
olvidaba
Era verano en nuestras vacacio-
hacia dónde me dirigía.
nes de hombres solos.
Y el tiempo pasó y me convertí en olvido de pies
Cuando subí a la habitación, el
a cabeza.
viejo me dijo:
De hecho, no soy yo el que
“Acaban de robarme, nos quedamos
relata esto, sino otro,
sin nada”.
a quien algo le contaron, porque no recuerdo nada, ni siquiera el
Supe que no era verdad, porque
nombre
mi padre
de mi biógrafo de circunstancia
está muerto, y lo veía joven y
que tal vez esté mintiendo
flaco,
porque repite
demasiado parecido a mí.
lo que le dicen gentes que no conozco
Así nos despedimos. En un sueño,
y dudo haber visto alguna vez.
en un cuarto de hotel desconocido.
Diego Carvallar de Misiones En la tienda de santería, venden un precioso santo-santa. En el rayo del sol: hace milagros, entre nubes, hace el día precioso y trae, nuevamente, claridad ebria, sin que lo acepten salvo en los barrios más pesados, donde el ejército ni entra - esas tanquetas viejas. Vigila las espaldas del muchacho que no vio bien la ruta (y el Camino). Y si muere -si es que muere-, le lleva Luz para que respire hasta que el rey o Reina le arranque del sueño la costra, y limpie las algas de agua quieta. ¡A cinco pesos
el muñeco-muñeca! Pasan las
al resplandor de la luz
manos, toman
fluorescente.
la nave celestial, nube descanso
–Para contar el dinero, una
de los aparecidos.
chica fuerza los ojos.
La luna guía a los peces – los
Hay una forma exacta que une el
lleva
zumbido de los
de las aletas a la gran cadena
tubos a un pájaro nocturno,
alimenticia. Pasa una vez
un mal
más por la calavera del caballo,
presagio la distrae.
-
y por la ventanilla del supermercado –brilla en
En el enorme puente
regalos
hay carteles donde centellan dos
de la cuaresma: príncipes y
modelos. Mueven las manos y
magos,
arquean
juega con el Jesús ojos de trigo,
los ojos por algún artefacto
las muñecas flaquitas, las
sencillo ajustado a las
varitas de magia
señales de tránsito.
-ocultismo y decoración
Y la madrugada es una imagen: va
de Paraguay (traídos
del campo empapado y gris de las
de la China). Una cortina de
nubes
plástico
al rocío, al cadáver con
la hace fantasma. Ahora se
hormigas
deshace
coloradas. Una chica cansada
no sabe y se tira
mosca
y queda desmayada.
masticaba en el yuyal una flor
Tuvo la mala espina que le daban
del mismo color (flúo) de la
las sandalias, las uñas
malla
embarradas.
colgada en los tendales del
Un alcohol fantasioso
mercadito
sube por el vapor de su garganta
que usan este año
-la pinta de los caballos
las mujeres de misiones con piel
pastando
curtida de las chinches -que no
mete miedo, pero son inocentes.
duele ya,
-En la intemperie cae
aunque las muerdan en el
un vestido de fiesta,
corazón.
arrugado, ahora indiferente
La última de ellas era brava,
de la conciencia que le agitaba.
una chaqueña que peleaba en cuero
Siete niñas durmiendo son siete
con sus daños (dona
corazones,
nobispacem-).
o el mismo corazón,
En la avenida grande, no estoy
en el charco pantano, no un
solo.
numero cualquiera.
De un lado, veo el Sol. ¿Del
Una parece estar cansada. A mí,
otro lado,
me quedó un aire en el pulmón,
que cosas hay? ¿Un tigre, una
sostuve
selva que tiembla,
mi mareado camino entre las risas
una colonia pobre de alemanas
de lo que quieras vos: locos,
pobres, o las iglesias
drogadas,
nuevas, pentecostales,
vagos y alcohólicos. Cuando
brasileras?
paseaba
La brea está muy tibia.
por la costanera con el país
¡Toda misiones es la yarará!
de las larvas en el bolso, una
Gaston Moyano Canción
y
sueño
del
fogonero
Dürrenmatt nazi enamorado Tú padre cantaba en sueños la guerra oh amo a los Prusianos los degollados Prusianos tú
padre
enamorado
de
los
Prusianos y los Prusianos amaban al pobre fogonero y sucio era amado los Prusianos querían a tú padre fogonero y musculoso sentado en el montículo ceremoniosamente
trabajador
tú
padre usaba al salir de los hornos durante el invierno una estola negra adornada con la svástica a manera de bufanda y las nenas languidecían
por él sintiendo la svástica en
era más que correspondido por tú
las tripas
padre
puro
movimiento
puro
amor
ése
dibujo en la estola locas volvía a las chicas oh amor pasajero el de las chicas del Reich amor verdadero el de los Prusianos con sables y pistolas con rasgos Rommel encuadrados en la arena hirviente del desierto extenuados Prusianos hoy le creen a tú padre a tú padre (ése) él es su oasis Ana Frank cremada
en la
Fosa común es engaño es mentira decía tú padre a la hora del crepúsculo oh los Prusianos a su alrededor le creían lo amaban y su amor
el fogonero Dürrenmatt
Colaboraron en este número: Texto
Gabi Arturo Fonseca // comunicacion.fonseca@gmail.com Matías Forlani // matias.forlani@hotmail.com Rayen Nazareno // golpebajo07@hotmail.com // http://ray-againstthemachine.blogspot.com Leandro Bosco // desumuerte.blogspot.com.ar Julio Fernández Pelaez // juliofernandezpelaez@gmail.com Jorgelina Salinas // jorgelinasalinasgiordano@gmail.com Leo Pedra // leonardopedra@yahoo.com.ar Horacio Fiebelkorn // horacio.fiebel@gmail.com Diego Carvallar // diegocarballar@gmail.com Gastón Moyano // gastonmoyano83@gmail.com Ludovico Zanettini // ludovicocasnati@gmail.com Maxi Neila // maxineila@yahoo.com.ar
Contacto: Web: visualobjeto-a.com.ar / e-mail: visualobjetoa@gmail.com http://www.facebook.com/pages/Visual-Objeto-a/190563547705126
Editorial
María Forcada Imagen
María Forcada Patricia Benito Fernando Guevara Juliana Dolinsky Leandro Ferron Preproducción
Fernando Guevara Maquetación
Juliana Dolinsky Comunicación
Patricia Benito Corrección
Próximo número
Los del interior damos explicaciones
Emilia Matus
E Microediciones del objeto a