la extremidad del otro Nº 15

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#15 Junio2015





Editorial

Los noventa son el festín caníbal de la clase burguesa terminando la tarea de tragarse las sobras de la masacre setentosa. Luego del festín, los sobrevivientes expresan su consecuente resultado en esta generación de jóvenes y no tanto que te cuentan hoy en este número como la ven…

La de…

Es la generación que está disponible en su mayoría de edad jurídica, política y social. La que está en condiciones de ser la nueva expresión de la clase laburante en actividad en la argentina del 2000 y pico… la que viene a relevar un momento histórico, mítico, crucial y decisorio en nuestras vidas y a proponer un paradigma nuevo para convivir.

De armar tribus fáciles…

la autoridad sin autoridad, una forma de ser gregario, de minimizar contenidos y perderse de no ser moderno triunfador y garantista del éxito.

De no crecer nunca, de ser ladrón de la vida y no policía de la sociedad, de estar en el bajo por elección, pero pretender más…


De ser forro con los códigos, de no hacer nunca en ningún momento ligazones profundas. De sacarse el mojón de encima sin ningún titubeo. La que instaura el individualismo a cagarse… La que en el arte hace de la cobardía política, un asunto de culto para criticar lo que no los valida, pero internalizan tanto esa cobardía que la practican entre sus pares.

No resuelven el más mínimo psicoanálisis. La que se plantean al futuro rescatar la experiencia singular? La del No casados con hijos… Rompen tanto, al punto que la caída estrepitosa del sistema los reubica como pantalla en el primer escalón de lo que denostan.


La que pone en valor lo que no valora y esa es la aporía fundamental que no resuelven…

Eso es lo que analizamos en el destiempo del ayer para problematizar un presente complejo.

La pregunta es entonces a la generación del noventa: si ese es su deseo de verdad…

Y vamo entonce… por este nuevo número de ledo…

Cuál es el sentido de estar juntos después de eso…? Los noventa son una generación bisagra.

María Forcada





GAY DAY // La Organización Mundial de la Salud eliminó a la homosexualidad de su lista de enfermedades.

DRUNK // Se trataba de agregar una medida de ginebra a un chop de cerveza helada, sucesivas veces.

THE ARMY // Me tocó en suerte hacer solo parte de la colimba, en Infantería de Marina: una instrucción dura y con mucho frío, pero con excelente comida.

CARS // Emilio Satriano, con un Chevrolet Chevy, se coronó campeón del Turismo Carretera (TC).

TRIP // En un rapto de iniciación hice un viaje hacia el sur, a dedo, sin dinero, sin abrigo y en invierno, y sin destino. Tras 12 días llegué a Trelew siendo ya otro Manuel. FLY // Volví de Trelew en un Electra de la Aviación de Marina. El avión volaba con tres de sus cuatro motores: dos en un ala y uno en la otra. El cuarto iba dentro del fuselaje, conmigo, único pasajero.

MILITARY JACKET // Le cambié a Gustavo un raviol de merca por su campera del ejército israelí, que usé durante años. TETRA-PARTY // Las invitadas no se animaron a entrar a casa en ocasión del tetra-party que organizamos los varones. INSECURITY // “Hola, todavía no existe la inseguridad”. FOOTBALL // Jamás miré fútbol, ni la final del mundial.


FOOTBALL II // Alemania se cobró revancha por la derrota de 1986 y conquistó su tercera Copa Mundial de Fútbol al ganarle a Argentina por 1 - 0. HOT // “Te violé”, me dijo Leti, la misionera. Fue tras mi premier pernocte con una mujer, borracho, drogado, inconsciente. Luego, en casa, imaginé lo que habría pasado y me masturbé. NEWS // Un motín militar encabezado por Mohamed Alí Seineldín ocupó el Edificio Libertador y parte del Regimiento de Patricios. El presidente Carlos Menem ordenó la inmediata represión: 13 muertos y más de 200 heridos.

MR. BEAN // La cadena Thames Television de Londres estrenó la serie cómica televisiva Mr. Bean, del actor Rowan Atkinson. BRICK // Alemania comenzó las obras de demolición del muro de Berlín. FALKLANDS // Representantes de Argentina y el Reino Unido llegaron a un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas a ocho años de la guerra de Malvinas. SADDAM // El ejército iraquí, formado por 100.000 hombres, invadió Kuwait en tres horas, sin encontrar resistencia. El emir kuwaití y su gobierno huyeron y se refugiaron en Arabia Saudita.


COFFEE // Inicié mi adicción al café, americano y apenas cortado. CIGARETTES // Inicié mi adicción al cigarrillo, Particulares 30. JOB // Primer trabajo en blanco: encargado de puerto en una empresa de comercio exterior. Manejaba plata para coimas y siempre me quedaba un vuelto. CARS II // Rompí media docena de caños de escape del Chevy azul en las huellas de los caminos donde aprendía a manejar. Mi padre trinaba de ira. 7 DOLPHINS // En un teatro de la calle Perú presencié el primer recital de Los 7 Delfines.

BIRTHDAY // Mi cumple cayó en sábado. WRITE // Sin propuesta, sin vocación, puro divertimento, sin conocimiento, empezaba a escribir. P.I.L. // P.I.L. fue, es y será lo más (#fff). Como The Fall y Wolfgang Press. UNDEFINED // ¿Sería ingeniero o periodista? ¿Linyera y artista? ¿Presidiario o loco? ¿Looser o galán? ¿Puto o macho-man? ¿Bruto o intelectual? Mi frase era: ¿qué más da? SCHOOL // En la Escuela municipal de Movilizadores Culturales aprendí fotografía, música, teatro, plástica, letras, títeres y movilización cultural. Y a vivir.


EMANCIPATION // Me mudé de la casa paterna con un sueldo mínimo y me alcanzaba y algo me sobraba, con los vueltos de las coimas del puerto.

CHABÁN // Un día en Cemento empezaron a gritarle puto a Omar Chabán. Él se subió al escenario y dijo: “Yo chupé las conchas más dulces de Buenos Aires”.

NATURE // Me tomaron como tercer guía para los paseos por la Reserva Ecológica Costanera Sur, las noches de luna llena. El primer guía guiaba; el segundo cuidaba que nadie quedara atrás; y el tercero juntaba papelitos y basura que tiraba la gente.

NO GOD // Intenté acercarme a dios haciendo dos retiros espirituales, pero no encontré la fe. NO BODY // Abandoné, definitivamente, el entrenamiento deportivo. Manuel Alemian






avellaneda, tigre, cetrangolo, san fernando a todos lados lleva el evangelio del monoteísmo así se me revela, a convertirse o muerte y aunque de esto no se trate, aunque me eduques es esto lo que tengo, respetá tu lenguaje abstracto de las notas no significa nada para mí nunca estudié teoría musical respetá mi profecía: vendrá paz a la palabra y cuando llegue el silencio yo también voy a estar callada

Cecilia Eraso





El techo de chapa guarda cajas de revistas y las sueña con toques de guitarra. Todavía no ha entrado el viejo Lou por la ventana. Rock y política se culean en un recital con silbidos. Es la resaca de tener atorada la garganta con esos buques que mandaron al golfo. Sobre todo de sacar la lengua en los años del delivery. Su llegada es otro vano realismo mágico. Están las paredes de la juventud pintándose de

negro, las moralejas del norte envasadas en frascos de catorce pulgadas, los padres firmando retiros voluntarios. Hay recuerdos que quieren volver. Tengo ganas de ir al garaje, recortar las revistas y con esos pedazos armar el número dos de El cieguito volador. Maxi Neila




Estoy indeterminado por un fantasma que baila tango en el Yonki Park. Un incógnito que me vigila desde el ojo pirata de mis propios críos. Y solo derrite la luz en mis dos manos izquierdas y solo me deja el olor a bosta de ratas quemadas. Abortado y desmemoriado de su matriz napoleónica, mimetiza gota a gota las terapias lacanianas en el eco de un chupasangres, y por las noches me lame la oreja derecha

cuando mamá padece de mi propio insomnio. Son las hermanas de los otros; las que se llevan nuestros guardapolvos recién lavados. Son las hermanas de los otros las que se acumulan sus pastilleros en el botiquín del baño. Son las hermanas de los otros las que parafrasean desde la lengua misógina e incertidumbre: Porque nadie viene y en nadie me exilio, yo solo soy un mal polvo


de la muerte súbita en los supermercados, una verdad que solo es un verbo usado para la duda en una realidad desdibujada sobre el árbol que decrece, normalizando el salvajismo de una biblioteca saqueada “la ridiculez vestida de humana, fracasa por humana y no por ridícula” solía decirme un perro mientras se olía el culo con otro Porque nadie viene y en nadie me exilio. Gonzalo Terraza





Su existencia inicia en la biblioteca Evaristo Carriego, a fines de 1989. Sus fundadores fueron Mario Varela, Ana Peroni y Juan Desiderio. Como Patricio Rey funcionó como líder virtual de Los Redondos, Leandro Gado supo hacer lo mismo con la Trompa. Fue nombrado director de la publicación, un inspirador. Lo que en un primer momento fue un fanzine con alegría pergeñado, cuya duración se limitaba a ese hecho, con el tiempo se convirtió en una publicación periódica. Duró seis números: desde 1989 hasta 1993. La consigna editorial: “Jamás estará en tu kiosco”, fue respetada y su distribución fue en un ámbito callejero y de mano en mano.

Contemporánea de publicaciones como La mineta, 18 whiskys, Lamás médula, Epitafio, entre otras que pululaban entre miradas y gestos de buena voluntad, su ámbito fue la calle y sus reuniones se realizaban en tres lugares base: la biblioteca E. Carriego era el lugar de las ideas. Un antiguo bar ya desaparecido, en la esquina de Honduras y Gascón, reunía los trabajos seleccionados, se discutían ginebras de por medio, se los votaba, y se los enviaba al líder director para su aprobación. Finalmente, el diseño y el armado se llevaban a cabo en la casa de alguno de los colaboradores, en forma de maratónicas 48 horas, prácticamente sin dormir.


La Trompa se financiaba con el aporte de sus colaboradores. La cuestión gráfica puede resumirse así: Los textos eran tipeados en dos máquinas: una remmington negra y una Olivetti gris un tanto más joven. Luego se iba a una librería a reducir o aumentar los tamaños de las tipografías de acuerdo a un bosquejo de diseño. Se armaba una hoja A4 madre, donde se dibujaba una especie de cuadrícula. Ahí se pegaban los recortes tanto de textos como de imágenes. Pero cada número tiene un secreto por develar: una página era improvisada al momento del armado. Secreto que acaba de ser develado.

Luego se enviaban a fotoduplicar. La tirada inicial fue de 300 ejemplares, y se mantuvo, salvo en un par de números que salió una segunda edición. Trincheta, ginebra y un par de cassettes de rock para pasar la noche, terminaban el trabajo. Se acomodaban las hojas, se las refilaba y abrochaba. La distribución de la Trompa era de mano en mano y en la calle. La puerta del Teatro Gral. San Martín, en la calle Corrientes fue un punto de distribución. El precio lo ponía el interesado. Si no quería o no podía comprarla, se la regalaba entonces.


Indice de autores publicados: David Wapner, Mario Varela, Ivana Mirelman, Syd Barret, Lucas Martelli, Néstor Colón, Rev. Pamechumbowe, Ricardo Juricich, Erica, Sebastián Bianchi, Darío Rojo, Jimmy Hendrix, Jorge Loscri, José Villa, Ricardo Cerqueiro, El Juguete Rabioso, Alejandra Pizarnik, Juan Desiderio, Ambrose Bierce, Fabián Casas, F. Niezstche, Daniel Durand, Quevedo, Macedonio Fernández, Norberto Pappo Napolitano, Andrea Molfeta, Papin le France, Cleopatra Sandoval, María Esther Ricardo, Washington Larsen, Osvaldo Ri-

cardi, Rodolfo Edwards, César Bruto, Antonín Artaud, Leónidas Lamborghini, Copi, Ezequiel Alemián, Manuel Alemián, Alfred Jarry. Juan Desiderio





A principios de 1989, la idea de creación de una biblioteca especializada en poesía, formó parte de un combo, junto a un acto de bienvenida a Juan Gelman y un encuentro nacional de poesía. Fue presentado el combo en la sala AB del centro cultural “San Martín”, contando con aprox. 1500 asistentes, entre el homenaje, el encuentro (que duró dos días) y la presentación de la biblioteca Raúl González Tuñón. Con la coordinación de Gerardo Foia y Osvaldo Bossi, el trabajo fue pergeñado por grupos como “Un huevo y medio”, “la mineta”, editorial Tierra Firme y revista Crisis, entre otros.

Un año casi exacto llevó armar la biblioteca. El caudal bibliográfico se formó con parte del material de y sobre poesía existente en la red de bibliotecas municipales, y las colecciones completas de editoriales como Ultimo Reino, Tierra Firme, Botella al mar, entre otras. Se logró juntar una cantidad aproximada de 2500 libros. Al momento de crearse, fue la única biblioteca pública especializada en las artes poéticas de Latinoamérica.


La calidad bibliográfica estaba dada por una importante cantidad de primeras ediciones (desde los años 30 a los 50 más o menos) y por la actualización permanente (muchos autores donaron sus obras completas) Los libros estaban ubicados por lengua y subdividida esta por nacionalidad subdividida esta por apellido de autor subdividido este también por título, y así sucesivamente… Existieron unos hermosos ficheros de madera donde, fichas bicolores (sepia las viejas, blancas las jóvenes) con data de autor, de títulos y de materia, formaban filas desprolijas y ordenadas.

La Tuñón, en realidad era un anexo de la biblioteca Evaristo Carriego, donde vivió el poeta abuelo primer bardo de Palermo viejo. Estuvo piloteada por Ana Peroni (jefa entonces de la Carriego), Marcelo Salvador (Ture) y quien suscribe. Los tres éramos empleados municipales. Nos encargábamos de la parte burocrática y de concretar propuestas grupales e individuales. Lo interesante de esto es que muchos lectores que venían a buscar material de estudio o otros géneros literarios, eran seducidos y casi siempre agregaban a sus búsquedas, uno o dos libros de poesía.


La inauguración, a mediados de 1989, fue un impacto barrial y cultural de aquellos. Se logró juntar a poetas de la talla de Joaquín Giannuzzi, Olga Orozco, Mario Trejo, Javier Villafañe, Osvaldo Bossi, Daniel Durand, Alejandro Ricagno, Alberto Vanasco, Rodolfo Alonso, Daniel Freidemberg, Edgar Bayley, Fabián Casas, con músicos como Juan Carlos Baglietto, el Tata Cedrón con su cuarteto, Carlos Andreoli y el Silbo Vulnerado, venido desde España. Todos, elevando sus palabras y canciones por sobre el asfalto de la calle Honduras. En su primera etapa, la biblioteca se abrió a todo aquél que quisiera

expresar su gesto poético. Desde las simpáticas señoras bebedoras de té, entre metafísicas charlas y poemas sueltos de cuerpo, hasta militantes de la palabra (autodenominación proclamada por casi todos los grupos con ideologías expuestas), Múltiples voces confluían pasadas las 18 hs. Poetas lunfardos, poetas trotskistas, invencionistas, urbanos, jóvenes surrealistas, burgueses de izquierda, anarquistas, burgueses de derecha… representantes de estas movidas, entre tantas otras, se la pasaban brindando, leyendo, conectándose entre sí, discutiendo, seduciendo… esto fue fundamental. Una posibilidad de sentir diferente, el esfuerzo por entender


y así disipar tanta oscuridad que marcaba aún territorio establecida hacía un par de lustros, el aprendizaje constante gracias a las presencias de muy apreciados maestros, la producción en grupos bastante nutridos… acciones que expandieron las conciencias, alimentaron el espíritu y encendieron las mentes de muchas personas que pisaron esa casa alucinante. Entre las actividades que se realizaron bajo la supervisión del fantasma de Evaristo (esto es posta… habrá ocasión para explayarnos mas sobre esta situación) figuran: -Presentaciones varias de libros. -Talleres gratuitos a cargo de: Joaquín Giannuzzi (poesía estado-

unidense, y europea), Jorge Boccannera (seminario sobre poesía latinoamericana) y Leónidas Lamborghini (seminario sobre poesía gauchesca, la Divina Comedia y fragmentos bíblicos). -Conversaciones con invitados para el mate: con Juana Bignozzi, Ricardo Zelarayán, María Negroni, Juan Gelman, Félix Grande (poeta español), Luis Luchi, Olga Orozco, Leónidas Lamborghini, Alberto Vanasco, entre otros. -Tribunal poético. Donde se leían textos de dos poetas presentes por vez. Se fotocopiaban y se repartía un juego de poemas para cada concurrente. Un tiempo para la lectura personal, otro para la del autor en voz alta, y un tercer tiem-


po de crítica feroz, constructiva y exquisita. -Lunes poéticos. La prehistoria de los clubes de lectura municipales. Durante casi un año, se reunieron en un promedio de veinte poetas por jornada, para intercambios varios y la producción de una plaqueta llamada “la calle del agujero en la media”, diseñada por los concurrentes e impresa en la Imprenta Municipal. -Hemeroteca. Armada a partir de fanzines, revistas y plaquetas que circularon a partir de los años 50. -Préstamo de libros y lectura en sala de los mismos. La Tuñón llegó a tener casi 300 socios.

Se solicita colaboración en cuanto a la memoria. Que suele perderse en estos tiempos tan de excesos. Si recuerdan otros aportes que configuraron toda esta movida, agradezco desde ya su difusión. Bye bye…

Juan Desiderio






La mejor manera de hablar de los 90 es en primera persona singular, porque si algo quedó claro en esos años es que el individualismo también puede ser un estilo de vida. Pero a esta altura ya es demasiado fácil decir que el neoliberalismo blah blah blah. YO voy a escribir cosas que me acuerdo de esos años, como si el resto no existiera.

ductos a los que entraran primero. “Bolsas de comida”, “un auto” decían que decían. Entonces, se empezó a juntar gente en la puerta del súper, cuatro o cinco días antes de que inaugurara, se formaron filas, fue imposible convencerlos de otra cosa. Y cada vez que pasaba en el micro, veía a un tipo en silla de ruedas que estuvo los cinco días esperando.

Algo que me acuerdo de los 90:

Otra cosa que me acuerdo de los 90:

YO vivía en Guaymallén y para ir al colegio tenía que pasar por el Acceso Este. En algún momento empezaron a desembarcar grandes cadenas de supermercados, “internacionales”. Cuando llegó el Carrefour, se había corrido la voz de que iban a regalar pro-

En esa década, la cerveza costaba $1, el pancho $1, las tortitas $0,10 centavos y las fichas de los videojuegos $0, 25 centavos. Pero resultó que todo eso era una ilusión y que precios así se sostenían gracias a las privatizaciones y a que


nuestros padres perdieron el trabajo. Pero qué manera de comer panchos y jugar jueguitos. Dos cosas más que YO quiero decir de los 90: Una, es que como había importaciones a lo loco, llegaron a nuestras manos discos, instrumentos y shows. Todo “internacional”. Y eso, aunque parezca mentira, le salvó la vida a mucha gente nacional. Bah se la hizo más llevadera. Porque, por ejemplo, cuando abrió Musimundo pudimos ver una cantidad de discos que no los juntabas ni sumando los que había en la Feria del Disco y en Casa Galli, que quebraron porque abrió Musimundo. Pero también era mucho más difícil robar dis-

cos en Musimundo, porque tenían alarma. La otra es que en los 90 la política era algo que importaba muy poco (al menos a los que estábamos comiendo panchos y escuchando discos). Meterse en política era algo que muy pocos hacían y que casi nadie reivindicaba. Estaban casi los mismos partidos que ahora, pero era todo muy aburrido o si optabas por la izquierda, había que tener una disciplina de samurái que también era muy aburrida. Entonces una de las formas de entender políticamente lo que pasaba, fue a través de la música. Así que voy a dar dos ejemplos que YO me acuerdo ahora: El disco “Dale aborigen” de Todos


Tus Muertos de 1994 y el disco “Toda niño sensible sabrá de qué estamos hablando” de Fun People de 1997. Los dos, son bandas que adhieren al punk, que es música pero también es una forma de ver las cosas. En TTM tocaban Fidel Nadal que después se hizo un poco famoso, pero también Gamexane, que fue uno de los militantes más activos del movimiento punk durante la dictadura, cuando nadie sabía ni quiénes eran los Sex Pistols. En Fun People, cantaba Nekro (hoy Boom Boom Kid) que enarbolaba banderas como la vida en skate, liberarse de las drogas y el alcohol, la amistad ante todo, la autogestión, la diversidad sexual y de pensamiento y la defensa del aborto, en años en que muchas de

las feministas del siglo XXI todavía jugaban a ser Princesas Disney. En “Dale Aborigen”, además de las letras (que hablaban de guerrillas, de Sandino, del Che, pero también de los Hare Krishnas, de Jehová y que tenía un tema cantado íntegramente en vasco), el disco estaba dedicado a “Malcolm X, Amilcar Cabral, Angela Davis, Emiliano Zapata, Sayhueque, Pueblo Selknan, Euskal Herria…” y mucha gente y organizaciones más. Así que lo que te tocaba era informarte sobre quiénes eran esas personas con nombres tan raros. En el disco de Fun People, hay un tema que se llama “Spirito del 77”. Como muchos de los temas de FP está cantado en inglés y castella-


no, todo mezclado y a los gritos, la afinación para los autos. Dura 1 minuto y 30 segundos y dice: Entrometidos por money (plata) / hicieron de esto algo so boring (tan aburrido) / Y me siento aqui, so lonely (tan sólo) / Perdiendo la frescura que hay dentro de mi / Es el Spirit del 77 / Do It Yourself (Hazlo tu mismo) / Quiero divertirme I´m boring (estoy aburrido) / pero no quiero emborracharme para conseguirlo / O cambio esta noche tan aburrida / O vivo y muero así / Pero lo más importante es que al final, repite 17 veces “Calling all the new generation: Do It, Do It Yourself!” (“llamando a toda la nueva generación: hazlo tú mismo!”)

¿Cuántas personas que escuchaban esta música se volcaron a “la política” por escuchar esta música? Seguramente muy pocos. ¿Qué perspectivas pueden surgir de una mezcolanza semejante de nombres, consignas, idiomas? Seguramente algo muy rudimentario como para ser tenido en cuenta por la Ciencia Política. Pero cuando se produjo el estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001, que fue la manera más expresiva de terminar con los 90, YO vi que los que se enfrentaban con la policía a los piedrazos y sin banderas de partidos, eran los mismos que iban a los recitales a los que íbamos. Nazareno Bravo





Del hocico afiebrado, sofocado, maloliente, perturbado no hablaré. Si no del naufragio que se deja ver en una línea a la vez larga y estrecha cuando el recuerdo de la estúpida cordura intenta traer algo a este presente desconfiado. Desde ya haré una afirmación, todo lo que sigue a continuación responde a lo estrecho de los vocablos, pero a la intensidad de la desconfianza que siento y padezco de la embrutecida humanidad que viene marcando la historia del cual dicen que también formo parte. Formo parte, lo acepto pero también soy consiente en mi débil conciencia que la libertad está cercada, pero también me embronco

con los que marcan la historia, y con los que estrechan mi vida. Pero también, por otro lado, ebrio, en el día o en la noche, en los tugurios de alguna ciudad andante, en brazo de “la belleza” que sostiene el viaje, rio con sarcasmos de la debilidad de sus sesos cercados en la moral de su cordura. Quiero decir, lo sesos que sostienen la cruz arrogante, mortificante, aplastante que cargan y nos buscan hacer cargar en vuestras espaldas y que marca su feroz presencia (disimulada) en los discursos que nos gobiernan. Este escrito, lo digo para no generar chusma en el lector, dice de un repudio tanto de aquella época como la del presente, marcado por el límite que vengo padecien-


do por asquerosas racionalidades políticas, científicas, humanistas y psicológicas que, insisto, desde sus estrechas miradas vienen retirando mi pulso de este torbellino mal diseñado que llaman vida. Ni me importa que se diga o que no se diga después de este escrito (no debería utilizarse esta palabra, este término, no lo representa, habría que inventar un nuevo vocablo que tenga la intensidad necesaria para nombrarlo), pero que digo, si esto no es escritura sino expresión del rechazo que genera tanto lo que dicen “la inclusión”, como los que gobernaron para los conchetos. Populares y conchetos, latinos o Europeos (sucios y viejos)generan

en mi débil profundidad, repudio, rechazo, y ni hablar de la gorda con problemas en el manejo de sus impulsos que un día me dijo , “tú debes hacer otra actividad”, y del otro acomodado y refinado que me miraba con ojos de pálido mendocino como queriendo saber algo de mí, y que solo generó extremar odio a toda la Tartu feria y decadencia de esta era, de esta época, como la de diez o veinte, treinta, cuarenta…. años atrás. Un consejo! al lector si es que lo hay, no tiene que leer estas letras, sino vomitarlas, abortarlas. Pero hay que ser juiciosos (si es que se puede), esto no es producto de problemas psicológicos, este veneno que tengo está poblado…


de caminos o mejor dicho, está hecho de pisadas que se puebla de toda la turba burocrática estatal y privada de un país, de un mundo, de una especie...No es que tengo la deriva en mi cuerpo. O, que mi camino solitario está lleno de veneno y que ahora se los trasmito. No, no, es efecto de ser y vivir en el “entre” de esta población llena de pobladores envenenados y envenenantes. Lector, aborte estos vocablos o ingiéralo como se injerta una jeringa por las venas sobresalientes del brazo al maniatarlo con fuerza con un pedazo de trapo en el momento de salirse de la noche, del día, más no por ellos querer suicidarse. No se trata de suicido, sino de afirmar la vida en su po-

tencia. Para ello es tarea urgente decir y afirmar la decadencia de las décadas donde mi historia se va trazando, donde soy trazado, donde parezco y soy reproductor. Se trata de huellas que en la mezcla de la moral cristiana devenida académica y Estatal forma una mezcolanza que se reproduce en los medios de comunicación y de todo un ejército que nos han maniatado los poderes mágicos de vuestros deseos cósmicos. Que desgracia. No comparto los discursos que dicen que hemos superados años de infamia, decadencia o empobrecimiento mental o social. A ellos también mi olfato y mi hocico los huele en sus olores que dicen no tener. Quiero decir, por más que


de palabrasanuncian sus posturas. No los oigo, o no lo escucho, si los tengo sin embargo en la punta de mi hocico. Siento el hedor que emanan. No quiero decir con esto que esos años fueron resplandecientes, quiero decir que sus olores son tan fuertes como los del presente. Sin embargo hablo desde lugares distintos, distantes. Hoy padezco la vileza de ámbitos que dicen ser políticos desde la afectación misma del cuerpo. No quería hablar del hocico para decir sobre… sin embargo creo que es el sentido que hay que utilizar cuando de las palabras se hace el medio principal para disfrazar la realidad. Decía entonces que los siento desde el olfato el olor de sus pinturas, de

sus uñas, de sus labios, perfumes de los zapatos y donde esconden sus parte pudientes por la misa moral cristiana en la cual siguen acaparándose, refugiándose y anclando discursos que son para el “bien de la comunidad”. Mientras tanto “a mi alfombrada billetera no vayan a meter el ojo que te sacudo el hocico”. Sin embargo, se asocian entre sí en una postura peor a la de los cuerpo espíndescripto por Schopenhauer, no los veos de tal modo, los olfateo cuando hacen sus fiestas “populochas”, de esos canto que no provienen de la medula, sino de la punta interesada de la cabeza. Sus cuerpos adosados están pegoteado por la transpiración generado por la búsqueda de al menos un


pequeño cuarto, unas pocas baldosas, “un puestito de trabajo”. Mezquindades de un pueblo atropellado por vaya saber qué idea atragantada. Por falta de no usar el hocico. Yo que lo utilizo también sin embargo está siendo dañado por lo que apestan esos cuerpos de interesados. Sé que los vientos furiosos de un mar sin piedad traerá otra era, y saque de estas tierras a este hombre (o mujer, es la misma historia) guanaco. Que digo! a este hombre humanizado, demasiado. Disconformidad: “la vida humana esta excedida por servir de cabeza y de razón al universo. En medida

que acepta esa cabeza acepta una servidumbre”. En otros términos, hace de su patas una cola de empleado. Los veo ir y venir con la lengua entre sus nalgas desnutridas aunque sean gordas, cansados pero resignados. A modo de principio: descreo en absoluto todo sentimiento de benevolencia o de empatía, o de altruismo o de responsabilidad o de tendencias amistosas, o del añorado amor, si de esta especie tiene su origen. Descreo del hombre yo que no soy ni un insecto. Matías Forlani





Ningún acontecimiento significativo en la historia de la Humanidad se dio porque sí, no surge como resultado de fuerzas ocultas o por extrañas combinaciones de alquimia que se conjugaron para dar paso a un evento fundante en el devenir de una sociedad. Siempre hay un alrededor, un caldo de cultivo, un teatro de operaciones, en el cual se conjugan las distintas fuerzas sociales, culturales, políticas, económicas, artísticas, para dar nacimiento a un hecho, a un movimiento, etc. Ese “animal racional”, definición aristotélica, que es el hombre, se forma y conforma a partir de su interrelación con el contexto, sobre todo con el ámbito identificable como el mundo humano. La construcción y elaboración de sus manifestacio-

nes van apareciendo y gestándose a partir del proceso por el cual el individuo se constituye como un ser social, en contacto con el medio que lo rodea y que, a su vez, lo proyecta hacia la interrelación con sus congéneres. Es imposible no tener en cuenta el grado relevante que ocupa en este proceso el lenguaje. Somos seres de palabras, en un contexto en el que cada cosa tiene una designación, un concepto. El mundo del ser del hombre es un dominio producto del lenguaje, un hábitat en el que cada una de sus cosas constitutivas, nos habla de sí a partir de la identificación lingüística que el sujeto le otorga.


En Argentina, la década del 90 estuvo marcada por un sin número de acontecimientos que modelaron la sociedad a gusto y paladar de aquellos que ostentaron el poder en aquellos años. Para Foucault, el poder es una relación asimétrica que está constituida por dos entes: la autoridad y la obediencia, es una situación estratégica que se da en una determinada sociedad: el poder incita, suscita y produce. Interpretando a Foucault, debemos basarnos en que constantemente somos actores protagonistas de la resistencia en la cual el poder nos encasilla, ejercerlo o ser mandados. ¿Qué ocurría con nuestro rock en aquellos 90? Ese rock nuestro que tuvo y tiene tantas deno-

minaciones, etiquetas, rótulos, para nombrar y definir lo que es un género que nace a partir de la osadía de aquellos viejos pioneros que a fines de los 60 creyeron que era posible hacer música beat en castellano sin que sea “grasa”, esos precursores que apostaron a la idea de que una canción puede cambiar al mundo, aunque suene utópico. La evolución de la “Música Contemporánea Argentina”, calificativo con el que se identificó al movimiento en los terribles años de plomo, fue por demás notable. Los viejos hippies crecieron a fuerza de verse cara a cara con el monstruo de turno, y acá Foucault nos vuelve a gritar en la cara. Su propuesta se jugó la vida literalmente, sus declaraciones adquirieron nuevos lenguajes, su


poesía fue cruda y visceral, en algunos casos, más metafórica y volada en otros. “Los milicos jamás entenderán una metáfora” decía Spinetta allá por los 80. Pero en los años 90, aquel monstruo había desaparecido, por suerte y esperemos que para siempre, de nuestro horizonte. En esa sociedad noventosa con dólares para todos, la banalización del movimiento se entronó a sí misma, se postuló y se autonombró como reina de una comarca en la cual todavía se levantaban en armas los viejos próceres. El modelo político reinante era peronista, y el económico era neoliberal. El modelo político posibilitó la reelección de un gobierno sumamente corrupto y deshonesto, que llevó a este país a la catástrofe con su mentirosa e

injusta economía. Las clases baja y media-baja se estancaron y padecieron enormemente la posterior crisis del 2001, en tanto, las clases alta y media-alta se vieron inmersas en extraños ascensos sociales: el “country” ahora hacía confluir al “grasa” o “nuevo rico” con el histórico conservador aristócrata. La ficticia posición del país en un supuesto primer mundo, posibilitó que muchos nóveles rockers accedieran a buenos instrumentos, equipos de amplificación importados y demás artículos que hasta hacía minutos, entendiendo la línea temporal onda Carl Sagan, eran sueños etéreos casi irrealizables. El viejo y querido rock que hasta hacía poco tiem-


po se había codeado con el jazz, el folklore y hasta el tango, algunos memoriosos recordarán la devoción que algunos músicos de rock sentían por Piazolla, ahora mutaba, se metamorfoseaba y se iba a los barrios, se autodenominaba “Rock chabón”. De esas orgías de pizza con champagne nacieron engendros que aún pasean sus patéticos organismos por los mass media nacionales, sus ojos panópticos deformes nos siguen proyectando ensaladas de colas tres D, que se salen de la pantalla, son casi palpables, tanto para el anciano como para el recién nacido, sin filtros, todo al alcance de los sentidos por la módica suma de la, permítaseme el vocablo, la gronchada celestial en avalancha.

En cuanto a la música, grupos como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Divididos y Las Pelotas, entre otros, reinventaron los temas, pasando de la dictadura y similares a reflejar a la sociedad reformada o deformada, en este punto se recomienda al lector aplicar una visión artaudiana según su punto de vista. A lo largo de la década se sumaron nuevos exponentes, provenientes del “Rock Chabón”, “Rolinga”, como Viejas Locas, Ratones Paranoicos; y otros de estilos distintos, como Los Fabulosos Cadillacs, La Portuaria, Kapanga, Los Cafres, Los Pericos y La Mississippi. Si bien algunos ya existían, fue en los ‘90 donde les llegó su momento especial.


En esos años, también surgió un género impulsado por la noche joven: el “Nuevo Rock Nacional”. Así, tomaron impulso grupos como Babasónicos, Juana la Loca, Los Brujos, Peligrosos Gorriones, El Otro Yo, Massacre, Fun People, etc. No todos tuvieron la trascendencia esperada, pero sin lugar a dudas ocuparon momentáneamente un espacio relevante y el tiempo fue el crudo testigo de su desaparición, en algunos casos bien marcados. Pero no puedo soslayar la irrupción voraginosa de un género importado desde el Caribe, que hacía ya varias décadas se había empezado a gestar en la Córdoba de caderas bamboleantes y tomó mucha más fuerza en esos tiempos de gobierno del mediático caudillo. En po-

cos años, lo que antes era de Alcides, Lía Crucet, pasó a manos de Gilda, a grupos como Ráfaga, Sombras, Malagata, Luz Mala, Grupo Red, Grupo Green, y otros que representaron a la “movida tropical”. Hacia finales de los 90, el género se adaptó darwinescamente a la “cumbia villera” y fue preparando el terreno para que a inicios del 2000, el embrión gestado en las probetas primer mundo menemista, se hiciera carne en Damas Gratis, Pibes Chorros, Yerba Brava, Flor de Piedra, Supermerk2, Re Piola, etc. No es complicado interpretar la transformación en el contenido del mensaje si tenemos en cuen-


ta como el poder de turno, una vez más Foucault nos abofetea la mejilla, con su trivial e insípida ideología, modeló el destinatario social y lo condujo hacia una dudosa identidad intrascendente. El desafío actual no es anclarse en lo que fue y pudo haber sido, no ensoñar con lo que el viento se llevó, no renegar de lo que el pasado depositó como un pesado lastre sobre los más profundos cimientos de la sociedad. El verdadero reto es sobrevolar sobre esos sedimentos tan profunda e intencionalmente inoculados en arquetipos antinómicos, que nos lesionan mortalmente y nos hacen deambular a tientas en las profundas aguas de una comunidad que se enfrenta a sí misma de manera

absurda, dejando en el más oscuro olvido al otro. A modo de conclusión y desde un punto de vista muy particular, prefiero ser el parlante que propague ese viejo grito de esperanza que se alzaba como un mantra en una vieja canción setentosa: “Aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor…Mañana es mejor”. José Luis Lisi







- Nunca voy a entender cómo hace esa gente que se acuerda de cosas de cuando era bebé.- Me dice mi hermana, terminándose después de un brusco sorbo el mate que le acabo de cebar. Su hija, que va a cumplir tres años en un par de días, juega con un teclado de teclas enormes y multicolores.- Ponele, yo no me acuerdo de nada de mi vida que haya pasado antes de los cinco y me embola, porque ahora que la Paula está creciendo por segundo veo la fascinación que siente por todo lo que aprende y me gustaría recordar ese aprendizaje pero de mi vida. Ojalá ella sea de esa gente que tiene recuerdos de bebé. - Capaz que pasaron por alguna sesioncita de hipnosis…- Sugie-

ro medio en chiste y medio en serio. Mi hermana me mira como diciendo “no empieces con esas boludeces” y es el puntapié para viajarme más con la hipótesis.- Te podés cagar de risa, pero hay gente a la que esos mambos le funcionan y le solucionan altos traumas que de otra forma no podrían resolver. A mí me da un poquito de curiosidad, te diré, porque mi memoria nació cuando tenía tres años. Ojalá le nazca la memoria a la pequeña a los tres… Cuando se produce el silencio de la nueva cebada de mate, nos damos cuenta de lo horrible que es lo que acabamos de hacer: cargar a la niña con nuestras expectativas. Fascismo etario. Debería haber un tutorial en Youtube que enseñase


a deshacerse de él. Mejor cambiar de tema y pasar de un futuro inexistente a un pasado feliz. Mi hermana será quien inicie el tema de conversación trayéndole a la pequeña Paula el tren que alguna vez me regaló y ahora le heredé a su hija. El juguete conserva el olor a plástico noventoso, los colores particulares de mi infancia y ese misticismo menemista que llegué a odiar en la adolescencia pero que ciegamente amé en aquella década de puro aprendizaje inconsciente, más o menos lo mismo que me pasó con mis progenitorxs. - Extraño los Todo x $2 y los juguetes que no vinieron más.- Le digo a mi hermana, que está em-

bobada mirando a la pequeña, que a su vez está embobada mirando el tren. Qué justo me lo había regalado cuando los trenes habían quedado obsoletos en San Juan. De la infancia recuerdo pocas muertes, la de los trenes creo que fue la que más me jodió. Cuando se tiene una buena idea de algo, por más que se sepa que tuvo sus cagadas, la memoria se encarga de anular todo lo que no signifique intensa felicidad. - ¿Te vas a hacer hipnotizar para acordarte de más cosas que los objetos?- Me gasta mi hermana. Le dedico mi mejor cara de tutuca y me preparo para retrucarle con algo que seguramente piense que es una pelotudez, pero que la dejará callada.


- Negra, no necesito hipnosis para viajar en el tiempo, lo hago siempre. Si quiero irme a…no sé…1990, es cuestión de oler, ver, tocar algo que me recuerde un momento específico de ese año y listo, estoy ahí. El otro día con sólo ver el reflejo de la luz en los anteojos de un pibito, me transporté a

la clínica Zaldívar, a las primeras consultas. Estaba en el cajero y al mismo tiempo a muchos metros de ahí, en la semana pasada y en aquel año también.- Le respondo a mi hermana, pasándole el último mate del termo.- 1990 puede ser siempre. Gabi Fonseca






Atrás quedarían los tiempos de crisis económica el neoliberalismo en su esplendor el que pedía que lo siguiéramos porque no nos iba a defraudar las discusiones en la escuela con Laura ella apoyaba firmemente el menemismo y la convertibilidad y a mí poco me interesaba todo lo que sucedía y sucedían cosas que yo no quería entender un alma extraviada y sensible así profundizaba mi lado oscuro y depresivo de adolescente desfamiliarizada. El refugio en la escritura, entre poemas tristes, amores no correspondidos y la vital experiencia de vagabundear por las calles como un perro, Iba a los tumbos construyéndome haciéndome a un tango una película la punkeada romántica de sentirse vivo. Recuerdo cuando empecé a caer. Mi papá había dejado de reír y de trabajar uno más. Cuando empecé a oír. El padre de Manuel había decidido ver crecer


las flores desde abajo Así es que decidimos emprender un pequeño viaje de iniciación con las drogas sagradas. Cuando empecé a caer. Cuando empecé a oír. Cuando comencé a callar. Estábamos hasta las manos. Y me veía yendo de un lado a otro buscando fragmentos de alguna película que olvidé y Leo le decía a Paco: - Rocas, muchas rocas para ti... y de fondo sonaba Chavela Vargas y yo bebía mi último trago porque la temporada en el Pereyra iba a ser un infierno porque en el sauce también lo fue y todas hablábamos de amor. y todas pedíamos un pucho y todas llorábamos por la noche porque éramos desclasados estábamos derrotados porque quedamos siempre en la parte de atrás en el borde mismo acaso para sobrevivir


meta pastilla meta pastilla pero los pibes queríamos más kanishka kanishka y el rock nos hacía sentir que estábamos vivos que no éramos una generación quemada. Cuando aprendí a nadar pude flotar sobre mí misma. Sol Muñoz




“Quasi Capicúa” Opus 1990. (Con alienazione,ma non tropo, tempo di Chaya Riojana) Sueño que soy Berlioz. Estoy de paso por Roma, es febrero y es veinte. He demorado mi vuelta a París para escuchar el estreno de Il Barbieri di Siviglia, música que no acierto a entender en absoluto. Llego tarde y el salón está atiborrado de gente, busco a Rossini por todas partes con la intención de anunciarme, no sea que piense que no he venido a su estreno. De pronto me he dado cuenta de que la obra lleva un buen rato ya iniciada, aunque parece mentira, dado que la concurrencia no da señales de haberse enterado. Hay mesas de apuestas y naipes cerca del foso de la orquesta, y pe-

leas de gallo en el vestíbulo del edificio, donde un bufón (que son dos Feredicos Klemm siameses) reparte el programa de la velada, impreso en panqueques con dulce de leche. Meseros patidifusos reparten platos chorreantes por aquí y por allá, entre risotadas grasosas que vuelan cortando los vapores que manan de las fuentes de comida. El calor es insoportable. El murmullo es peor que el calor. Al fondo de escena, y sobre el escenario, el tenor bracea contra la rompiente de la chusma a fuerza de un Do alto que le perfora el pecho, aunque malamente le arranca una que otra mirada al auditorio. Y ya viene un batallón de madroños de violín derrapando desde las tastieras encendidas y llameantes, a salvar al héroe cantor en desven-


taja. Pero nada pueden tampoco los violines y, abatidos, dan paso al estrépito de bronces y timbales. La música gana algo de terreno, el escenario se impone tímidamente un momento, hasta que el método llega, y arrastra la música al fracaso (otra vez siempre), y por seguir la fórmula forzada de la cabaletta y la cavatina, la marejada sonora se retira hacia abajo y deja a la soprano principal encallada en una arena estéril de oídos dispuestos a prestarle un mínimo de atención. Me siento horrorizado, la señorona gesticula envuelta en el miriñaque como un mimo rococó, y no ha llegado hasta este extremo del salón ni una sola nota limpia para que yo comprenda, de una buena vez, la música del celebrado Rossini. Estoy exaspera-

do y siento ganas de vomitarme de esta fanfarria irrespetuosa. Las gentuzas gritan y gritan y tragan galones de vino con carnes asadas y salsas y coñaques hediondos. Miro hacia los palcos en busca de Rossini, para excusarme, o para preguntarle cómo es posible que empeñe su alma en este circo inefable. No lo hallo. Sé que me diría “pero me pagan, y mucho. La semana que viene compongo otra ópera, quizá también pase a la inmortalidad, quizá la gente ya ande silbando sus melodías por la calle del puerto y yo se las robe, y luego ellos paguen una fortuna por su entrada para escucharla aquí mismo, al igual que usted”. Allá arriba, presidiendo el palco oficial, una Sota de Oro de labios gruesos y patillas profusas escon-


de en la sombra de su espalda a los dueños de los naipes, los telones, las partituras, los garrones de pollo, los alcoholes y, en fin, las risas de todos. Comprendo que la ópera es un negocio decadente, y estoy llorando, creo. Volado desde Pachuca, como un fantasma aún para los cánones de lo soñado, aparece al lado mío el Negro Contraflor, y mientras miramos a la Sota de Oro me dice “y, hermano, si no era Él alguien lo iba a hacer, es así, son los noventa…”. Rossini ha sabido encontrar su lugar en el tablero de juego, indudablemente. Quizá consiga un retiro jugoso para dedicarse a componer, desde su casa de verano y tranquilamente, los arrebatos de su imaginación más genuina. Yo no lo soporto, y ya quiero estar en

París, o en Tucumán, después de todo es 1816, y tal vez esta noche prefiero estar en aquella desolada comarca que brota del último coletazo del romanticismo suramericano, donde apenas si habrán dos pianos desafinando la humedad de la colonia aristocrática, donde apenas si se sueña con una libertad pueril, de caramelo quemado y leche con nata a la orilla del tambo. Claudio Castillo






Comentan todo para poder asirlo. Se incomodan rápidamente si no se habla de lo que los circunda: el viejo truco de ponerle nombre a lo desconocido para apropiarse. Nosotros sucedemos como el sonido profundo y acuoso de esa cascadita, resonando entre enredaderas, plantas flotantes y piedras tapizadas de musgo casi flúo. Esto los asombra, pero no soportan la tensión. Piden información. Lo que no se comentó, no existió. Pretenden lo evidente, las falsas rupturas y el misterio sólo porque es vistoso. Deiv En memoria de Da Vid. Nuestro Otro eterno.






Colaboraron en este número: Texto Manuel Alemian // ruta205@hotmail.com Escritor - Buenos Aires Cecilia Eraso // fb/cecieraso?fref=ts Lic. en letras - Buenos Aires Maximiliano Neila // maxineila@yahoo.com.ar Escritor - Mendoza Gonzalo Nicolás Terraza // labordona84@hotmail.com Escritor - Mendoza Juan Desiderio // fb/juan.desiderio.71 Escritor - Buenos Aires Nazareno Bravo // nazaremobravo@hotmail.com Sociologo - Mendoza Matías Forlani // matias.forlani@hotmail.com Lic. en Psicología - Córdoba Jose Luis Lisi // josealienlisi@yahoo.com.ar Músico y periodista - San Juan Gabi Fonseca // comunicación.fonseca@gmail.com Escritora - San Juan Soledad Muñoz // fb/soledadesella Escritora - Mendoza Claudio Castillo // fb/claudio.castillo.9809?fref=ts Escritor - Músico - Mendoza


Editorial María Forcada Imagen María Forcada Patricia Benito Fernando Guevara Juliana Dolinsky Preproducción Fernando Guevara Maquetación

Próximo número

Juliana Dolinsky Comunicación

FINALES

Patricia Benito Corrección Emilia Matus

Contacto: visualobjeto-a.com.ar Visual-Objeto-a -

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