#13 Noviembre 2014
EDITORIAL
IDILIO; LA AVENTURA DE VIVIR Las condiciones me llevaron de embajadora a las Islas Caimán… viví una experiencia religiosa. Hasta que me di cuenta que estaba lista para volver a ser samurai de Barrio. Esa experiencia es deliciosa.
Angelesita Malraux “La Condición Humana”, pag. 8 Inc. B/PLANETACERO/1| EDIC./2000
Pd: extraño LA PARTIDA
Eran muchos nombres Est�ve unos minutos obser�ando los edificios sin cr�zar la calle. Rast�eando en los esquineros de la memoria si esa era la dirección que me pasó por teléfono. Cr�cé y toqué el timbre del depar�amento cént�ico. Hacía f�ío. Luego de un rato baja, con ropa un poco hipster, adolescente. Me saluda y me hace pasar por una escalera que llevará a su departamento. Ent�amos, me preg�nta mi nombre. Luego le preg�nto el suyo “depende, ¿en qué página me encont�aste?” responde. Le digo que no sé, que visito varias. Enunció una lista de varios nombres, sonriendo. Me pidió que ar�eglemos antes la cuestión mercantil y g�ardó el bollito en una car�era a lunares. El lugar era pequeño, lleno de objetos kitsch pero con pretensiones Soho. Agar�ó al gato que descansaba junto a su notebook y lo llevó a ot�o sector. El televisor estaba encendido en un canal de música pop y elect�ónica. Enf�ente, una cama de dudosa estabilidad en la que me senté ex�ectante. Se paró mirándome y subió el volumen, comenzando a saltar de manera ridícula al rit�o de una canción inaudible, mient�as se sacaba la ropa interior ent�e salto y salto. “Qué lejos estamos de la lúbrica danza de Salomé cuando pide la cabeza de San Juan el Bautista” pensé. Las pier�as eran potentes y fir�es, tetitas pequeñas, boca car�osa y espalda bien for�ada.
Se acercó y empezó a chupar�e. Le agar�aba la cabeza y acariciaba las junt�ras de las ex�ensiones ag�egadas a su pelo. Me beso mucho, y tal vez es eso lo que más disf��te porque sus labios eran ex��emadamente g��esos y húmedos. Me resonaba cada tanto la ex��añeza de no saber su nombre, de esa sit�ación en la que me encont�aba, sin nombre también. O con nombre falso, o comprado. Y cuál era mi nombre ahí, en ese cuar�o. El mismo del user que tengo para estas búsquedas. El nombre de uno de esos users. Empecé a pajearle la pijita breve, muy breve, que nunca se paraba del todo. Se la chupe y cuando parecía g�starle f�enaba, hasta inter��mpir todo. Le preg�nté si no quería acabar y me contestó con una llave a la curiosidad: “me cuesta”. Perdí un poco el tiempo, le hice y me hizo un par de cosas más para cumplir el muest�ario. Me vestí, charlamos del clima. Abrió la puer�a y su gato cor�ió hacia el cómodo y conocido lugar de siempre. Me abrió la puer�a a mí y salí a la calle. Prendí el habit�al cigar�illo. Hacía f�ío.
Natalí Incaminato
Idiliogía” a Cazuza.o (••As festas do “Grand Monde”••) I. Voluntas mea .Mi placer ahora amenaza mi vida. Mi sexo y medicamentos no tienen rock ‘n’ roll Mis héroes murieron de sobredosis: El poder del enemigo. Pero el placer es mío, pero t� vida es un mal día. ----o---Mis enemigos están en el poder (En las manos de sus enemigos), eran una amenaza para la vida. Siento el placer de Mi Roca. El placer es el miedo a la muer�e. ---- o---Mi placer es la vida y ahora utiliza “amenazas de amenazas” inminentes en la vida. Mi sexo, y la medicina, no son de piedra . ----o---Pet�a mea, sex�s et rot�lo amit�i ... En pelig�o mi placer en la vida... la vida es la voluntad del hombre. Mi voluntad es, sin embargo, la vida amenazando. Mi placer es •un• mor�al.
II. Sex�smeus, et medicinae.Mi placer (ahora) es riesgo de vida potencialmente mor�al Mis sex and dr�gs, no tienen rock ‘n’ roll Son la aleg�ía de mi vida, que hace uso de las amenazas a la vida. ----o---Mi placer es -- sin embargo -- la vida amenazante; Roca, rollo y sexo pierden ... pero la vida es una amenaza para la vida, amenazando mi voluntad. ----o---Ahora tengo el placer del pelig�o,pero él amenaza. Es una amenaza para la vida de la voluntad, La roca es mor�al (and rolls). Este es el espírit� de la vida en pelig�o. El placer es sex�al . ----o---III. Non sax�m ‘n’ rot�lo Ahora tengo el placer de ag�adecer; pelig�o de muer�e, amenazado . Rock IsDead , El placer sex�al es, (y rollos).
Sus enemigos en el poder Ahora siento el placer de estarse en pelig�o la vida Mi roca no pierde el “sexo ‘n’ roll”… El placer es una amenaza para la vida, Mi voluntad es mor�al. Ahora el g�sto es mío, pero es pelig�oso para la vida ----o---Mis personajes que murieron de una sobredosis: esa f�erza enemiga. (Ahora tengo)el placer de estar en pelig�o . Mi vida murió de sobredosis f�er�e ----o---Amenazada la vida del placer. No está mi sexo de luto, Las muer�es son valientes sobredosis. Y un rock n ‘roll es una vidapor mi voluntad… si no la voluntad del mor�al. ----o----
Luis Esteban Gutiér�ez Tamayo
Vos me decís que te cante el ar��llo de palomas de f�ente y yo tirito silencio ig�al que pájaro de ar�ario animal de legos oíditos que ig�ora el r�mor de los ritos no voy a poder cantar�e ave silvest�e hilos de viento asonante pero voy a g�itar cuando vaya cuando vuelva la esquina secreta que nuest�a casa tenga las ventanas abrí pichona aireá estos quietos versos de aduana
de par en par abrilas desper�ando el deseo de las alas y yo ay no sé cantar�e pichona por más que intente no puedo el ar��llo de palomas f�ente a f�ente.
Maxi Neila en colaboración con Santiago Alonso y Claudio Castillo
Berazateg�i Una mudanza más, un montón de cajas por desar�ar y ordenar en estanterías obsesivas, una par�a de recuerdos que a codazos se abren paso ent�e la polvareda que levanto con el plumero, soltando lag�imones no por nostálgica sino por el polvillo que me invade los ojos. Los domingos son buenos días para encont�ar compilados en mp3 de épocas felices en que tan pocos aprendizajes tenías encima, y justamente este me encuent�a con un CD lleno de música de un verano en par�icular: el último que pasaría con mis padres. Digo último porque luego hice planes solitarios o con amistades, mis padres están vivos, sanos y más burg�eses que yo en la casa donde vivieron toda su vida cony�gal y yo pasé literalmente un par de décadas. Aclarado esa falta de fatalismos, paso a contar lo que mi mente de adolescente pudo rescatar de esos quince días en el mar. Vuelvo muchos años at�ás, t�astabillando con imágenes de ot�as vacaciones, intentando acomodar los hechos en sus respectivas estanterías mensuales y diarias, hasta que llego al quinto día del 2002, a la reposera y a “Vuelta al mundo en 80 días”, que reposa sobre mis pier�as mient�as me cuelgo mirando el oleaje, esperando desde lo más prof�ndo de mi mala leche que alg�na ola voltee violentamente a esa pareja de tor�olitos que se boludea a una alt�ra ideal como para que eso suceda. Ahí estoy yo, oliendo a bronceador, a catorce años y a una leve, levísima aper��ra del clóset. A mi lado uno de mis her�anos mastica sonora-
mente unas galletas de queso, mi vieja me ceba un mate y mi viejo se prepara para un par�ido de tejo con ot�os pat�iarcas sanjuaninos que se encont�ó en la playa el seg�ndo día. Él no es como yo, él habla con la gente cuando le interesa, yo me hago un bollito con el libro de t�r�o, o por lo menos eso hacía en esa época. - ¿Por qué no van a jugar al vóley?- Nos preg�nta/propone nuest�a madre a mi her�ano y a mí, tapándose con una mano el sol que le pega de lleno en los ojos a pesar de las gafas fotocromáticas.Parece que ya se están ar�ando equipos.- Sig�e. Mi her�ano me mira, evaluando mis ganas de acompañarlo para ver si tiene ganas de prenderse al plan depor�ivo de la tarde, y cuando ve que me encojo de hombros, se levanta y me invita con un gesto de la mano a que haga lo mismo. Quince minutos después sigo mirando la pelota volando y cayéndose innumerables veces. Los cuer�os y las caras que juegan con ella no me están interesando, cosa que quizás haría feliz a mi vieja, que quiere que me haga amigos y amigas para disf��tar con toda esa gente la semana y pico que nos queda en el mar.
Si al día de hoy le contara lo que pasó durante todos los días que me quedé hasta luego del atardecer en la playa, se seg�iría ar�epintiendo de incitar�e a socializar. Lo digo porque ya era predecible que iba a conocer a alg�ien o a más de una persona (sí, más chicas que chicos, ya aclaré que las puer�as del clóset se me estaban abriendo) cuando empecé el relato. ¿Verdad? Pues bien, cinco minutos después, cuando mi her�ano es elegido nuevamente para for�ar par�e de un equipo que venía ganando todos los par�idos, se sientan a mi lado dos chicas que luego sabría que tenían sólo un par de años más que yo. Una habla mucho en un tono muy ag�adable, la ot�a es bastante silenciosa, pero adorable también. Son her�osas, y como me hablan, son las chicas más her�osas que conozco hasta ese momento. Las t�es estamos en una edad en que todavía nos dura la falta de filt�os y de indirectas que conser�amos de la infancia, así que esa misma tarde nos quedamos charlando y g�stándonos mient�as tomamos licuados y comemos choclos con manteca. Ana Clara y Juliana son de Berazateg�i y juegan al f�tbol desde los ocho años, se nota cuando lo hacen con unos chicos al atardecer; van a un colegio careta que detestan pero es donde se conocieron. Son mejores amigas. Son her�osas mejores amigas que compar�en todo. Cuando dicen esa palabra en el tono en que lo hacen, mi imaginación se dispara y no para hasta que dejan de jugar a la pelota. Quiero que me compar�an a mí.
Esa noche van a salir pero yo no lo hago. Seg�n mis padres, es muy pronto, sin contar con lo ilegal que será hasta varios años más, sin contar con la paranoia que tienen hasta el día de hoy con que me drogaré y embor�acharé hasta el desmayo si salgo. Al ot�o día nos encont�amos al lado de la cancha de vóley ot�a vez, cerca del atardecer. Esta vez nos quedamos hasta tarde sin pelotas, como toda la semana que me queda de vacaciones, hablando, riéndonos, g�stándonos más. Se me f��nce el culo de sólo recordar el día en que por fin llegó el primer beso, ese tor�e, ner�ioso, ansioso y violento beso con las dos, por t�r�os y compar�ido. Y yo, virgen, toda mojada porque antes sólo me había besado boludamente con amigas, toda est�pidizada porque las chicas más lindas de la playa, de las vacaciones y de mi adolescencia estaban ahí, besándome el cuello, compar�iéndome. Ya en su depar�amento (sus padres, que también eran amigxs, habían salido a pasear a la peatonal y no volverían hasta tarde) no t�ve ning�n miedo, ning�na tor�eza, solo un cúmulo de hor�onas en g�er�a. Esa g�er�a nos dejaría dest��idas esa noche y los atardeceres sig�ientes, dest��idas y llenas de arena, como la cajita donde encont�é este CD lleno de rock alter�ativo de bandas que desaparecieron, como Juliana y Ana Clara, a quienes puedo revisitar en tantas pajas como las que me hice recordándolas, como la que me voy a hacer a continuación. Per�iso. Gabi Ar��ro Fonseca
Ar�ojada al tiempo, a un f�t�ro que no llega y a un pasado ensordecedor. Intensamente breve, como casi todo lo bueno... Ater�adoramente cerca, no hay espacio para ver. Me est�emezco con la cer�eza que acompaña los límites pelig�osos, salvándome de mi misma, cuento los seg�ndos, deshojo los días, destapo las horas y ar�anco el deseo.
Luciana Marín
EL CHANCHITO PORKY La escena tiene 3 personajes: Andrés, Ana y Juan el por�ero del edificio. Habitación de Andrés: es al cont�af�ente, poca luz, estante lleno de libros, 1 lámpara de pie, 1 mesa, 2 sillas. Un sofá de madera antig�o. Andrés se acaba de desper�ar, a tientas busca encender la lámpara. Andrés: que noche de mierda, se me par�e la cabeza (escucha una melodía que viene de lejos, int�igado) pega su oído a la pared. En el depar�amento de enf�ente, la habitación de Ana es amplia, luminosa, da al f�ente, un pequeño florero, pocos libros, 1 viejo tocadiscos sobrevive al tiempo, Ana canta desafinada rasg�ña las piedras de Sui Generis
Ana: este hijo de puta no me dejó dor�ir en toda la noche, que escándalo, es un enfer�o... (sale dispuesta a tocarle el timbre). En el pasillo se encuent�a con el por�ero Juan (viene excitado). Ana: hola Juan, que le pasó, se encuent�a bien ??? Juan: (desencajado) estos pendejos de mierda, jugando a la pelota en la vereda, recién limpita, los voy a matar Ana: cálmese, son cosas de chicos, comparado con mi vecino, toda la noche g�itando, llorando, voy a ver que tiene. Juan: que raro, parece tan t�anquilo, avíseme cualquier cosa, siempre estoy dispuesto a ay�dar. Ana: g�acias Juan, por ahora me ar�eglo (toca el timbre) Andrés: hola Ana, no te esperaba, alg�n problema ??? Ana: no, pasaba y quería saludar�e, hace mucho que no te veo (sonrisa de compromiso)
Andrés: pasá pasá, estaba por cenar, querés quedar�e Ana: bueno, un rato nomás, tengo que ir a ensayar. Andrés: a ensayar qué, si es por el canto lo hacés muy bien, a veces te escucho.. Ana: hay, g�acias, sos generoso , pego cada aullido (obser�a la habitación con suspicacia), que estás cocinando ?? Andrés: nada especial, un cerdito al hor�o (la mira fijo). Ana: alg�na verdurita quizá, no me at�ae mucho la car�e. Andrés: éste es especial, lo t�ajo Juan del campo, él mismo lo achuró, es ex�er�o en esto... Ana: recién me lo cr�zé, parece de pocas pulgas (obser�a un libro dest�ozado sobre la cama) Andrés: (se da cuenta, agar�a el libro y lo g�arda sigiloso). Ana: por lo visto no te g�stó.. Andrés: que cosa ?? Ana: el libro, se puede saber de quién era.. Andrés: la insopor�able levedad el ser, un bodrio Ana: ví la película, me encantó, pero el libro deber ser mejor.. Andrés: no te creas, mucho existencialismo, mucha cháchara... Ana: es bueno plantearse sobre nuest�as vidas, la felicidad, el amor, yo soy muy romántica (lo mira con interés) Andrés: odio el romanticismo, ya vuelvo (se dirije hacia la cocina) Ana: (pensativa), que olorcito, pinta bien, ve una botella de vino en la mesa, la empieza a destapar Andrés: estás loca, que hacés, quién te dió per�iso.. Ana: perdón, perdón, creía.. que prodríamos brindar
Andrés: nosot�os ?? apenas somos vecinos, no te conozco mucho Ana: yo a vos tampoco, solo t�s g�itos por la noche, jajaja Andrés: que g�itos, estarás conf�ndida, soy un t�onco dur�iendo, jamás me despier�o. Ana: me pareció, después de todo es t� vida, cuántos libros, se ve que ten encanta leer Andrés: si, si y muy sociable, viene mucha gente culta, me apasiona la vida de los demás.. Ana: ya veo, no se estará quemando el cerdito ?? Andrés: le falta, cuánto mas chamuscado mejor, se disf��ta mas, (suena el timbre) Juan: todo bien pat�ón, no me diga que está cocinando a mi chanchito favorito, Porky Andrés: exacto, g�acias de nuevo Juan, Ud sí que sabe de ésto.. Ana: (los mira ex��añada, incómoda), perdón me tengo que ir a canto... Andrés: tan pronto, no te vas a ir sin probarlo, pasá Juan así probás también. Juan: le parece, no quiero inter��mpir esta cena romántica, creo que estoy demás... Ana: por mi no se molesten, el chanchito, digo el romanticismo puede esperar ot�o día. Andrés: de ning�na manera, sos la invitada de lujo, ahora sí podemos hacer un brindis los 3, por esta noche maravillosa..
Ana: no hace falta, con un jug�ito me alcanza, tenés alg�n cd, algo relajado Andrés, a ver, este viene a la perfección (pone uno de jazz bien espeso), contame Juan, seg�ís yendo de caza por el monte Juan: cuándo puedo pat�ón, está prohibido, pero alg�nas linces he bajado (se relame), qué gozo, vuelvo a casa renovado. Ana: falta mucho (inquieta), mejor lo dejamos, los dejo así pueden hablar de buyes perdidos o asesinados. Andrés: no te asustés, todavía Juan no mató ning�n ser humano, solo animales (estalla en carcajada) Juan: es verdad (acompaña la risa), parezco un asesino ??? Ana: al cont�ario, siempre tan dispuesto con los vecinos, a propósito, tengo un problemita en el baño, lo podrá ver ??? Juan: claro, a una dama no le puedo decir que no y menos si es especial para Andrés. Andrés: (se sonroja) bueno, es muy linda quizá podríamos... Ana: (incómoda), podríamos comenzar no, tengo un hambre, al final me tentaron. Brindan los t�es, por esta noche única propone Andrés, por los tor�olitos ag�ega Juan, Ana (apenas esboza una sonrisa) yo brindo por Porky, sin él hoy no estaríamos acá. Ar�aldo Dolinsky
Fisuras noct�r�as. Y el sin fin de imposibilidades. Huecos surcados detenidos en el camino del alba. Y de ese océano aleteado en su rost�o surcado de mi mano deteniendo justo el umbral suicida de aquella soga que sostiene una noche ebria. De sus ojos cer�ados que miran la inocencia de las palabras. Del filo de esas huellas que recor�idas iban cercando la noche. Ella era el lugar preciso del impreciso amor. del deleite labio sellado por los versos no decididos. él apenas un soplo donde el (la) Mar asesina el alba, al alba, al alba, al alba siempre… Con el tiempo se unió el final: el crepúsculo con su cuer�o. La eter�idad f�e ar�asada por su sobra donde sembró el recor�ido de esta noche apagada Palpitando estos ojos de mis espect�os. Y det�ás de mi se abrían las g�ietas y la sal. Delante una historia se decía a pura velocidad la huída de este esqueleto donde yacen mil broncas detenidas de este pulso que no quiere ser embalsamado. Por las sombras también ella se viste de máscaras y sale a jugar con su amor. Matías Forlani
FUEGO - Ar�ando Bo / Alba Mujica - 1969
No me interesa t� Rolls Royce, ni el Walker etiqueta roja que g�ardás at�ás de la heladera para cuando lo amerite. Me dan asco. Tampoco me desvela t� camisa Dior, los est�pidos mocasines de Yvessantlaurent con los que paseás por La Ronda los domingos de marzo, ni el parag�as que compite al satén de las cor�inas de t� nuevo apar�amento. Puedo acostar�e a t� lado y que t� sexo no se yerga jamás ent�e mis muslos, y sentir�e la mujer más her�osa y deseada de la ciudad. De todas for�as. O disf��tar la cadencia de t� voz al llamar�e puta cuando hacemos el amor y sentir�e virginal al desper�ar�e. Me es indiferente encont�ar�e -o no- tomando un licuado en El petit Café, todas las siestas, con una mujer distinta. Habla mal de vos, no de mí. Porque es mi ficción acá puedo ser f�er�e, puta y fina; vestir�e de caballerito inglés sin libido y delinear�e los ojos. y lo que es mejor: puedo prescindir de vos acá. Josefina Farhat
Colaboraron en este número: Texto Gabi Arturo Fonseca // comunicacion.fonseca@gmail.com Escritora-Mendoza Matías Forlani // matias.forlani@hotmail.com Lic. en Psicología - Mendoza Natalí Incaminato // @lainca_ Prof. de Letras - Viedma/ La Plata Maxi Neila // maxineila@yahoo.com.ar Escritor - Mendoza Luis Esteban Gutiérrez Tamayo // luisesteban4@gmail.com Escritor - Bolivia Arnaldo Dolinsky // arnaldo.dolinsky@gmail.com Periodista - Buenos Aires Josefina Farhat // josefina.farhat?fref=ts Escritora - México Luciana Marín // lmarinleal@gmail.com Lic. en Psicología - Chile Colaborador incondicional: Rayen Nazareno // @solicitante_ Escritor- La Plata/Mendoza Gracias Augusto Gigena Martinez por prestarnos tu fantástica colección de revistas!
Contacto: Web: visualobjeto-a.com.ar / e-mail: visualobjetoa@gmail.com http://www.facebook.com/pages/Visual-Objeto-a/190563547705126
Editorial
María Forcada Imagen
María Forcada Patricia Benito Fernando Guevara Juliana Dolinsky Leandro Ferron Preproducción
Fernando Guevara Maquetación
Juliana Dolinsky
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Comunicación
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