Las relaciones humanas en el ámbito familiar durante la cuarentena

gar a creer que no están cumpliendo adecuadamente su función; los hijos también sufren porque consideraran que no cumplen con los estándares de calidad de los abuelos o tíos, lo cual afecta invariablemente su autoestima. También pueden ocasionarse conflictos entre la pareja (padre y madre), especialmente si uno de ellos trata de defender su posición o hacer respetar sus opiniones, en cuyo caso, podrá ser considerado como malo, afectándose nuevamente las relaciones familiares.

En el segundo caso, -el de los límites rígidos-, generalmente encontramos familias que no aceptan ningún comentario de los demás, se aíslan y, por ende, pierden las redes de apoyo familiares, las cuales son importantes para cualquier ser humano. No nacimos ni vivimos aislados, de ahí que sea importante comprender que en cualquier momento podemos necesitar aunque sea de una palabra de apoyo proveniente de algún familiar, y por qué no brindarla nosotros también en alguna circunstancia.

Por eso es importante que nuestros límites hacia los demás miembros de nuestra familia extensa se establezcan con respeto, es decir, aceptar opiniones pero no imposiciones, y lo mismo de nuestra parte hacia los demás: respetar sus decisiones, sin criticar y sin minimizarlos, y especialmente fomentar las redes de apoyo entre todos los miembros, sobre todo durante esta etapa que estamos viviendo.

La nueva normalidad en la nutrición

Autor: Noemi Calderón Rodríguez Nutrióloga clínica | noemi.calderon9@hotmail.com

El 2020 ha sido complicado para todo el mundo debido a la pandemia por COVID 19, ya que ha representado no sólo pérdidas humanas, sino también pérdidas económicas, aunque poco a poco el número de contagios a nivel mundial está disminuyendo.

Al mismo tiempo, se comienzan a implementar estrategias para evitar y contener nuevos contagios o rebrotes. Dichos estilos de vida serán parte de nuestra nueva normalidad, ya que el virus SARS-CoV-2 llegó para quedarse, y mientras no haya una vacuna para impedir la enfermedad, a nosotros, como sociedad, nos corresponde actuar con corresponsabilidad, y asumir actitudes proactivas y propositivas que nos ayuden a tener una mejor calidad de vida.

En nuestro país se ha observado que, tristemente, la mayoría de los afectados han sido personas con enfermedades crónico-degenerativas, principalmente diabetes mellitus e hipertensión, relacionadas estrechamente con el sobrepeso y obesidad, o con padecimientos que deprimen al sistema inmunológico, como la artritis reumatoide, el cáncer, el SIDA, entre otras; los sujetos con estas comorbilidades son más susceptibles de padecer y complicarse aún más con la COVID-19.

Por esta razón, en México hay mucho por hacer en el ámbito de inculcar la sana nutrición en nuestra población, principalmente en las niñas y niños; paradójicamente, en muchos aspectos, la nueva normalidad nos invita a retomar acciones que ya en el pasado habían funcionado bien como modo de vida saludable.

Sin embargo, con el paso de los años, la modernidad, la tecnología, la globalización y la vida tan acelerada, nos han hecho perder buenos hábitos alimentarios en familia (horarios de comida, poner la mesa, usar cubiertos, no leer ni ver tele o celular al momento de comer, masticar correctamente, tomar agua simple o de frutas naturales sin azúcar); consumir alimentos naturales y orgánicos, en la medida de lo posible obtener los alimentos producidos en la comunidad, apoyando a los pequeños productores, agricultores o ganaderos de la localidad, podemos adquirir un hábito de sembrar nuestras hortalizas en los traspatios y, por último, fomentar en familia la activación física.

La sana nutrición nos invita a asumir dichas acciones para el bienestar de nuestras familias, para ser una sociedad más sana, con cultura de prevención, que es la base fundamental del éxito sanitario de un país.

Además, la nutrición no solo debe contar con esas acciones, sino que, como parte de la nueva normalidad, debemos tomar en cuenta estos importantes aspectos o