12.18
EL PERIÓDICO DE LA O
EDICIÓN 72 EJEMPLAR GRATUITO
SALDO EN ROJO
Caricatura de Vladdo
Iván Duque cierra 2018 con sobregiro. Lo comentan sus adeversarios, lo murmuran sus copartidarios y lo gritan las encuestas.
El personaje del año | Uno siniestro y destructivo en la vida de las sociedades. 4
La hora de los jóvenes | Una movilización moral contra la opresión y el abuso. 8
EDITORIAL | Duque, sólo un buen muchacho 2
Perplejidad y desconcierto | El desafío de la irrupción de Vox en la política española. 14
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UN PASQUÍN 12.18
E D I T O R I A L
Duque, sólo un buen muchacho
A TRAZO
LIMPIO
Caricatura de Vladdo / El Siglo
A
EL PERIÓDICO DE LA O DIRECTOR: VLADIMIR FLÓREZ [VLADD0]
Caricatura de Bacteria
Iván Duque nadie le puso una pistola en la sien para que aceptara lanzarse como candidato a la presidencia de la República. De hecho, él mismo, sabedor de la simpatía que despertaba en el senador Álvaro Uribe, decidió jugarse a fondo para hacer todo lo que el expresidente dijera, por ajustarse a su libreto y no desentonar para poder convertirse así en el heredero no sólo de sus banderas sino de su nada despreciable caudal electoral, meta que en efecto alcanzó y que fue su gran trampolín para llegar con holgura a la Casa de Nariño; así no contara con ninguna experiencia en la administración pública ni en asuntos de gobierno. Lo importante era ganar. No obstante, una cosa es ganar una elección con votos prestados y otra muy diferente es manejar un país tan complicado como Colombia. Y en estos cuatro meses de gobierno, Iván Duque ha dejado ver su falta de experiencia en todos los ámbitos, problema que se ha visto reflejado en los pobres resultados de su gestión y que le ha pasado una costosa factura en términos de aprobación en las encuestas. Más allá de que sea un gran tipo con buenas intenciones y nobles ideales, Duque está demostrando que esas condiciones no son suficientes para ser presidente de la República, pues se trata de un puesto al cual hay que llegar a ejecutar, no a aprender. Su falta de liderazgo salió a flote en el Congreso, tras el hundimiento o la desfiguración de las principales reformas anunciadas al comienzo de su mandato, varias de las cuales quedaron convertidas en letra muerta. Por otra parte, su permanente actitud de concursante de reality da la impresión de que él mismo no es consciente de la majestad del cargo que ocupa ni de las responsabilidades que el mismo conlleva. Y si a todo eso se suma la reverencia que le rinde a su presidente eterno, al cerrar 2018 quedamos a merced de un presidente sin experiencia, sin liderazgo y sin autonomía. Y lo peor: con una serie de desafíos que exigen mucho más que ser un buen muchacho.
Dibujan: Fontanarrosa, Bacteria, Betto, Elena Ospina y X-Tian. Caricaturas de Vladdo, cortesía de Semana y DW en Español.
Edición 72 — DICIEMBRE DE 2018
www.unpasquin.com
Asesor Gráfico: Gustavo del Castillo
Mail: correo@unpasquin.com
Escriben: Olgahelena Fernández, Juliana González, Gonzalo Guillén, Santiago Londoño Uribe, Mario Quadros, Ricardo Sánchez Ángel y Joan Coscubiela.
Servicios de prensa: Agencia EFE
Twitter: @unpasquin
Producción: News and Design
DERECHOS RESERVADOS © 2018 NEWS AND DESIGN
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Expertos en ti
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El personaje del año Opinión de Santiago Londoño Uribe | Quiero reconocer la desesperanza y su protagonismo durante este año. Lo hago para que pensemos seriamente cuáles son las posibles salidas a nuestros problemas.
Caricatura de Betto
Decir que en el país no existe democracia es un primer paso para acabar con la aporreada y deslegitimada institucionalidad.
E
l editor ha querido que escribamos esta última columna del año como repaso del 2018 y que mencionemos algunos nombres y hechos relevantes. Este ha sido, sin duda, un año “difícil, complicado y marrullero” para recordar a Santos Discepolo. Lo que pasa es que ¿cuál no? Cuántos años llevamos diciendo que este sí es la tapa, lo peor, el acabose. Sin embargo el país pareciera que se faja cada año para mostrar su cara oscura, dolorosa y sinvergüenza. No todo es malo y yo también soy de la escuela antifracasólogos. A pesar de lo que vemos en las noticias y de algunos indicadores negativos yo creo que este país ha avanzado en temas cruciales y que tenemos mucho de que sentirnos orgullosos. Siento además que no estamos condenados ni a matarnos, ni a ser corruptos, ni a las dolorosas desigualdades de nuestra sociedad. Nuestros deportistas ganan más medallas. Tenemos muchos y muy buenos escritores llegando cada vez a más lectores. Hoy acceden a la educación más niños que hace 15 o 20 años y la salud pública (acceso a servicios básicos y programas preventivos) evita enfermedades y muertes. El trabajo aún es arduo y los retos monumentales
pero también es cierto que contamos con los recursos y con el talento. Precisamente porque creo que con nuestras capacidades, talentos y recursos podemos tener una sociedad más pacifica, equitativa, sostenible y digna es que quiero proponer el personaje del año. No voy a hablar de una persona. Mi personaje del año 2018 es un sentimiento. El sentimiento que describe este año viene gestándose hace ya varios años y lo quiero reconocer a manera de alarma y advertencia porque suele ser el preámbulo de la llegada de un personaje siniestro y destructivo en la vida e historia de las sociedades. Mi personaje del 2018 es la desesperanza. En la conversación con el taxista. En la reunión familiar de fin de año. En las encuestas de percepción. En casi todas partes, más allá de ideologías, afinidades partidistas, regiones, edades y estratos sociales, se siente y se comunica una profunda sensación de desesperanza. En la última encuesta Gallup el 72% de los colombianos creen que las cosas en el país están empeorando. En la misma encuesta, y en otras, la inmensa mayoría de nuestra instituciones están en los niveles más altos de desfavorabilidad de la historia reciente. El presidente, la rama judicial, la fiscalía, los medios de comunicación, el congreso, los partidos políticos, la procuraduría y la contraloría. Los colombianos creemos que las cosas van mal y consideramos que los actores centrales de nuestra democracia están fallando y no tienen cómo mejorar la situación. Esto obviamente no es nuevo. Llevamos muchos años acumulando rabia, impotencia y desánimo. En los últimos 8 años tuvimos un liderazgo político que a pesar de haberse jugado por el fin de conflicto armado (necesario y transformador) consolidó y profundizó las prácticas clientelistas (utilizadas por todos los gobiernos anteriores) y permitió con esto que cabalgara la corrupción en todas las escalas. Desde la tribuna de los enemigos del acuerdo con las FARC se aprovechó para caer sobre
Santiago Londoño Uribe es abogado; magister en Derecho Internacional.
Caricatura de Elena Ospina
todo y para promocionar y magnificar la “catástrofe”. Nada funcionaba, todo era malo, el desastre en forma de castrochavismo acechaba porque el país estaba en ruinas. La rabia y las ganas de hacerle zancadilla al Gobierno de turno lograron que un Ex Presidente de la República saliera a foros internacionales a sugerirle a los empresarios extranjeros no invertir en el país. ¡Inaudito! ¡Inédito! ¡Irresponsable! Pero lo cierto es que lograron sembrar una semilla de oscuridad que ha dado como fruto una sombra larga y pesada muy difícil de remover. Sentimos que la corrupción está creciendo pero no creemos en las instituciones encargadas de enfrentarlas (Ver caso Odebrecht). Decimos que la economía va mal pero no creemos en los liderazgos políticos que la pueden impulsar (ver propuestas y trámite de la reforma tributaria). El vacío institucional, por ineptitud y desidia, ha permitido que los espacios transitoriamente ganados a la guerra vuelvan a manos de ilegales y violentos. Estamos en un momento difícil. De eso no cabe la menor duda. Pero no hemos tocado fondo. Es por eso que quiero reconocer la desesperanza y su protagonismo durante este año. Lo hago para que pensemos seriamente cuáles son las posibles salidas a nuestros problemas. Lo hago para que nos pongamos de acuerdo en que tenemos problemas serios pero hasta ahora no tenemos proyectos conjuntos de recuperación ni soluciones compartidas. Lo hago, finalmente, para que el año entrante el personaje del año no sea el populismo. Porque el desenlace más probable para un país sumido en la desesperanza es recurrir al proyecto “salvador” que arrasa con todo. Decir, por ejemplo, que en el país no existe democracia es un primer paso para acabar con la aporreada y deslegitimada institucionalidad y de paso con el Estado de Derecho. Algunos quisieran aprovechar la desesperanza para arrancar de cero y otros para retomar viejos proyectos. Para “enderezar”. Los populismos, todos, quieren refundar la patria. Los populismos, todos, terminan en proyectos personalistas que anulan la discusión democrática, borran la prensa libre y persiguen la oposición (por apátrida y subversiva). Haría bien el Presidente Duque, a quien a pesar de la inexperiencia y los errores considero un demócrata, en convocar a las fuerzas vivas del país para la construcción de un gran Pacto Nacional que nos permita trabajar juntos y empezar a superar la desesperanza. Si seguimos como vamos, el año entrante las encuestas estarán midiendo qué tan rápido se desmorona el entable ante un salvador, zurdo o diestro, y sabremos lo que es el infierno.
Caricatura de x-Tian
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Equilibristas Opinión de Juliana González, desde Berlín. | Perdonen ustedes si el balance de 2018 resulta un poco áspero y descorazonador, pero me temo que en esas cavernas sin luz, donde deambulan nuestros gobernantes, la vista sólo les alcanza para mirarse el ombligo.
Caricatura de Vladdo / DW en Español
Balance es también el movimiento que se hace en la esgrima inclinando el cuerpo hacia adelante o hacia atrás, eso sí, sin mover los pies.
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alance es un acto de equilibrio. Es caminar por la cuerda floja o por la berma, pero sin manual ni red protectora. Balance suena a punto medio, a fragilidad, a aliento contenido. Balance es la palabra más manida al final de un año. Una palabra con tendencias incluso injustas y vengativas, si es que los acontecimientos inmediatos fueron adversos. Pero también benévola y tranquila si lo más nuevo ha sido lo más bonito. ¿Balance de 2018? Podría decirse que ha sido un año confuso. Por ejemplo, para los ingleses: ¿se van tirando la puerta y sin decir adiós de la Unión Europea? ¿Se llevan su Marmite en la maleta, meten su pasaporte azul en el bolsillo de la gabardina, dan la mano y dejan las llaves en la mesa del recibidor, antes de cerrar el portón? ¿o le dan vuelta a la almohada, como si toda esta discusión hubiese sido una pelea de una pareja vieja que se quiere, pero se harta? Estado de la relación… es complicado… En 2018 Europa estuvo plagada de viejos fantasmas: nacionalismos que celebran su come back y su coming out. Protestas sociales, propias de las arengas de la izquierda, empaquetadas en chalecos amarillos, habitados por votantes de la derecha. Un Arco del Triunfo rasguñado. Liderazgos que anuncian su pron-
ta partida. Liderazgos que como un soufflé se desinflan al abrir el horno, mientras las calles se llenan de gente que está harta de que la brecha social crezca y de que los resultados macroeconómicos positivos no se reflejen en un aumento del poder adquisitivo de los hogares, o en políticas sociales. Algunos gritarán ¡trabajen, vagos! Pero muchos podrán responder: lo hacemos y así y todo no alcanza. En Bélgica, en Alemania, en Francia y en Reino Unido, por mencionar algunos países, crecen las alarmantes cifras de pobreza infantil. Una vergüenza para un continente que vive una de las fases más prósperas de su larga historia. Rusia abriendo sus cartas como un pavo real exhibe sus alas: recamadas, ostentosas. La decadencia y el esplendor de los años 80 soviéticos se pasea sin pudores entre las brumas de un acuerdo antinuclear que se desmorona con cada exhibición de poderío: la toma del estrecho de Kerech en Ucrania, el desarrollo de misiles nucleares que, por 2 kilómetros de diferencia, aparentemente no son parte de la lista de misiles nucleares prohibidos. Rusia al mismo tiempo como garante de un acuerdo nuclear con Irán, que Estados Unidos este año hizo añicos. Europa lucha por su primera gran conquista como actor internacional atrapada entre un socio trasatlántico que los desprecia y un antiguo enemigo histórico con quien mantiene una relación tensa. Europa con sus ahogados anónimos en el Mediterráneo, riñéndole a los capitanes valerosos que prestan sus embarcaciones para salvar vidas. Europa mostrándose los dientes en medio de la histeria que le produce recibir refugiados, incluso a pesar de estar urgidos de mano de obra calificada y joven. Europa redefiniéndose como una fortaleza medieval impenetrable, aunque las cifras demuestren que, con el cierre de todos los pasos, hay menos solicitantes de asilo. Y al otro lado del Atlántico, Trump,
desesperado por detener a los bad hombres, permite que se lancen gases lacrimógenos en la frontera para detener a las caravanas de migrantes, permite que se separen niños de sus familias antes de deportarlos. ¿Cómo dormir tranquilo después de escuchar los audios de esos llantos infantiles llenos de miedo y de soledad? ¿Cómo pensar que Estados Unidos es el garante de la libertad, si con crudeza presiona sicológicamente a esos padres y madres que fueron separados de sus pequeños en la frontera y encarcelados como si fueran animales de circo? Balance es también el movimiento que en la esgrima se hace inclinando el cuerpo hacia adelante o hacia atrás, eso sí, sin mover los pies. Y es así como la guerra de Siria cumple siete años de destrucción. Con un movimiento hacia adelante, parece que se avizora un cese al fuego en Yemen. Ese país lejano y del que casi nada sabemos, aparte de que se vive la peor de las hambrunas y los más espeluznantes abusos de nuestra historia contemporánea por cuenta de la guerra. En el medio, la población civil. Amnistía Internacional cita en su informe que los 22 millones de yemeníes dependen completamente de la ayuda internacional humanitaria, pero al mismo tiempo la coalición liderada por Arabia Saudita bloquea la entrada de esa misma ayuda. Un balance con corte a la fecha es una bofetada a la vida: tres millones de desplazados, más de 85.000 niños menores de cinco años que murieron de hambre, miles de civiles muertos y muchos miles más heridos. Una sociedad lisiada. Las recientes conversaciones de paz en Suecia permiten acariciar la esperanza de que algo puede cambiar. Una mirada benévola porque se acaba el año y este encuentro entre los rebeldes huzíes, apoyados por Irán, y los representantes del gobierno yemení, apoyados por la coalición de occidente liderada por Arabia Saudita, ocurre en los estertores de 2018. Y 2018 es también el año de los desafíos a la razón: el príncipe heredero Bin Salmam se da un apretón de manos con Putin en la cumbre del G-20 que hiela la sangre. Sobre ambos pesan sospechas de ser autores intelectuales de un intento de asesinato con veneno a un exespía ruso, y sobre el otro, la infame muerte del periodista opositor, Kasshoggi. Y siguen ahí, como aquellos que pasan de agache en los cuadernos de las coimas en Argentina, o tantos otros de la mano larga y generosa de Odebrecht en Colombia. Perdonen ustedes si el balance de 2018 resulta un poco áspero y descorazonador, pero me temo que en esas cavernas sin luz, donde deambulan nuestros gobernantes, la vista sólo les alcanza para descubrir la existencia de su propio ombligo, parte tan útil del cuerpo humano. Juliana González es Analista Política; Máster en Políticas Públicas y Economía para el Desarrollo. @JuliGo4
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La juventud como protagonista Opinión de Ricardo Sánchez Ángel | Son los estudiantes los que están sumándose a los inconformes y revoltosos, que no son sólo los uniformados de los chalecos. Se trata de una movilización que parte de la conciencia moral contra la opresión y el abuso.
Estos movimientos de la juventud se sincronizan de distintas maneras con otros del mismo carácter en Argentina y Chile, pero igual en Francia.
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l movimiento de los estudiantes en defensa de la universidad pública y de compromiso con el cambio social es el acontecimiento y proceso más destacado, desde lo común, transcurrido en este año desgraciado del 2018, con sus 168 asesinatos de activistas campesinos e indígenas, además de defensores de derechos humanos. Un hecho positivo el de los estudiantes, y el otro negativo el de los asesinados. Son miles de jóvenes de distinta condición social, cultural y regional, en especial de familias trabajadoras, que sufren las duras condiciones de precarización y desamparo. Donde se concentra un malestar creciente que se proyecta al conjunto de protestas, con los indígenas cruelmente masacrados y expulsados y que resisten con dignidad. Me parece que una característica central de las movilizaciones en curso es la autonomía de la juventud. Son jóvenes, en su inmensa mayoría, los que toman conciencia y realizan sus experiencias públicas al ejercer derechos desde su propio campo independiente de lucha, haciendo de la ciudad común algo vivo, ruidoso de voces y con festival en las calles y plazas. A partir de allí convocan a los otros que rejuvenecemos en la multitud. Un sujeto colectivo, incluyente, con su mayoría de edad, está expresándose. Allí concurren maestros, trabajadores oficiales, de la justicia, profesionales, jubilados, obreros, sindicalistas, artesanos, artistas, periodistas, trabajadores barriales… en fin, lo variopinto de la sociedad. Es necesario destacar, más y mejor, lo que es evidente, pero se invisibiliza: la participación de las mujeres. No solo en la movilización, sino en el liderazgo. Ellas y ellos enseñan cómo concebir, planear, organizar, convocar, dirigir y negociar las luchas y reivindicaciones. Las asambleas y marchas multitudinarias en distintas ciudades, y los encuentros nacionales representativos y deliberativos, garantizaron un carácter democrático, evidenciando el fracaso de la manipulación de caudillos y partidos. Es mi parecer que el cierre de las aulas y la toma de dependencias universitarias en forma prolongada significó, más allá de la promoción de la protesta, un desgaste costoso para el movimiento. Las minorías violentas, pese a que están dimensionadas por los medios de propaganda de la televisión y la radio, no han podido desvirtuar las luchas estu-
diantiles y sociales. Es claro que la violencia se genera desde el gobierno, que hace uso de esa máquina represiva del ESMAD. Terrible lo que sucedió con el estudiante de la Universidad del Cauca, Esteban Mosquera. Me parece que el Estado policiaco en pleno desarrollo debe enfrentarse a partir de la exigencia de la disolución del ESMAD. El gobierno de Duque se vio obligado a negociar un acuerdo favorable a la demanda estudiantil, al aumentar el presupuesto para la educación pública en 4.5 billones de pesos para los próximos cuatro años, de los cuales 1.34 billones irán para la base presupuestal de las instituciones públicas de educación superior. Aunque insuficiente, es una mejora. Los líderes estudiantiles refutaron las afirmaciones del ministro de Hacienda y de Duque de no tener plata. Demostraron que sí había y lo documentaron. Resultaron mejores hacendistas que los alcabaleros. Hicieron bien los sectores profesorales que acompañaron el movimiento estudiantil en sus jornadas. Ahora hay que vigilar el cumplimiento de los acuerdos. Estos movimientos de la juventud se sincronizan de distintas maneras con otros del mismo carácter en Argentina y Chile, pero igual en Francia. En este último país, la movilización de los “chalecos amarillos”, que comenzó en el campo y en las ciudades pequeñas, repercutió hasta llegar a París, donde la juventud pauperizada de trabajadores desempleados y gentes de distintos oficios y profesiones expresan el malestar social y cultural de la Francia profunda: la aldeana, la barrial, la urbana y la proletaria. En el centro de esto, de manera transversal, la juventud. Ahora son los estudiantes los que están sumándose a los inconformes y revoltosos, que no son solo los uniformados de los chalecos. Se trata de una movilización que parte de la conciencia moral contra la opresión y el abuso, y envuelve a los muchos que están afectados y ofendidos en materia grave. Ahora exigen la caída del régimen político de Macron. Lo que está presente en la movilización actual es el espíritu centenario de la Reforma de Córdoba por la Universidad Democrática y la indignación internacional de la juventud en 1968. Buena manera de celebrar estas luchas históricas. Ricardo Sánchez Ángel es doctor en Historia de la Universidad Nacional.
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La tristeza más grande do mundo Por Olgahelena Fernández | Prender la tv en Brasil asusta. La gran mayoría de los
canales son religiosos. ¿Dónde están las noticias? ¿Las películas? ¿Los documentales? ¿Los musicales? No hay.
“Él prometió acabar con los homosexuales y usted sabe que eso es muy importante. Dios dijo hombre con mujer y no hombre con hombre ni mujer con mujer”. Hasta ahí llegó mi charla sobre política.
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na de las noticias más tristes del año, o incluso la más grave, es la elección de Jair Bolsonaro como presidente en Brasil. Lo pensaba antes de regresar a ese país, luego de varios años y lo confirmé en vivo y en directo en una visita que hice hace un par de semanas. Lo que vi no me gustó; pero lo que viene, puede ser peor. Quiero volver a Brasil en 2021. Quiero ver cómo va a quedar este pobre país después de dos años de gobierno de un extremista misógino, racista, homofóbico, que odia los árboles, el aire puro y el agua limpia. Sospecho que el país va a estar peor, pero tal vez no. Es que no me imagino nada peor al Brasil de hoy. No da pesar, no da tristeza. Sencillamente desgarra el corazón. No sé si son cientos o miles, difícil calcularlo, pero son una infinidad de brasileños los que están viviendo en las calles, en cajas de cartón, buscando una migaja o un pedazo de tela en las canecas. La Avenida Paulista, el orgullo de los Sãopaulistas por años, es una mezcla de todo tipo de pobreza: vendedores informales hasta la saciedad, drogadictos a punto de desfallecer, viejitos en sillas de ruedas pidiendo limosna, jóvenes buscando en las canecas y hordas de personas con los zapatos rotos. Si algo me ha impresionado en este viaje, es la cantidad de gente que a primera vista se ve bien vestida pero que tiene los zapatos completamente deshechos. Tampoco pasa desapercibido el hecho de que las mujeres agarran su cartera con tanta fuerza, que parece como si en ella llevaran la vida misma y que se aferraran a ella como si en cualquier segundo se las fuera a arrancar. “Esto no es Río de Janeiro, acá puede salir sola tranquila. Es una ciudad mucho más segura” me dijeron en el hotel. Tengo que decir, con pesar, que me sentí tan insegura como en cualquier calle de Río o en la calle 63 con Avenida Caracas, en Bogotá. Mi primera charla sobre la situación del país fue, como siempre, con el taxista que me llevó del aeropuerto al hotel. “El país ahora está muy mal, pero estamos muy optimistas”. Yo le pregunté: “¿Qué los tiene tan optimistas?”. “Pues que en ene-
ro vamos a tener nuevo presidente”. Su respuesta me aterró, así que le pregunté: “¿Usted cree que Bolsonaro va a hacer un buen gobierno?”. “Claro. Él prometió acabar con los homosexuales y usted sabe que eso es muy importante. Dios dijo hombre con mujer y no hombre con hombre ni mujer con mujer”. Hasta ahí llegó mi charla sobre política, me empecé a reír sola acordándome de la célebre reinita colombiana. Minutos después, ya sola en el hotel, me preguntaba si de verdad hay alguien en este país, arrastrado hasta la más profunda miseria, que crea que algo en la vida se arregla acabando con las personas que son diferentes a uno… Y parece que sí. Pero las conversaciones con taxistas no mejoraron. El siguiente me dijo que él estaba seguro de que Bolsonaro haría un gran gobierno porque fue elegido por los cristianos y “Dios debe estar feliz de haber contribuido a escoger un ser humano tan bueno”. Quien dijo estas palabras es pobre y negro, dos de los grupos sociales a los que Bolsanaro desprecia. Esto de las religiones en general y de los cristianos en particular, me tiene muy preocupada. Se adueñaron de la conciencia política de los electores y como autómatas votan por el que el pastor les diga, así vaya totalmente en contravía de la lógica, así el candidato desprecie todo lo que es en la vida... o negro o gordo o mujer. Prender la tv en Brasil asusta. La gran mayoría de los canales son religiosos. ¿Dónde están las noticias? ¿Las películas? ¿Los documentales? ¿Los musicales? No hay. Solo sermones y más sermones de charlatanes, autodenominados pastores, asustando con el infierno a quien no vote por su elegido (entiéndase el que le asegure que no le va a cobrar impuestos). De verdad ¿cómo hacen estos políticos/religiosos, para lavarles la cabeza a las masas de tal forma que adoren a quien los desprecia? Olgahelena Fernández es periodista.
Caricatura de Vladdo
Caricatura de Elena Ospina
Caricatura de Bacteria
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PERIODISTAS DETENIDOS Este año, en todo el mundo, 348 periodistas se encuentran detenidos por haber desempeñado su labor informativa. “Los actos de violencia contra los periodistas alcanzan un nivel inédito este año; todos los indicadores están en rojo”: Christophe Deloire, Secretario General de RSF.
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Periodistas profesionales PRESS
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Colaboradores de los medios de comunicación
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PERIODISTAS DETENIDOS
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Periodistasciudadanos
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FUENTE: REPORTEROS SIN FRONTERAS
2018: AÑO NEFASTO PARA LA PRENSA Informe de Reporteros Sin Fronteras | El más reciente balance de esta organización arroja cifras preocupantes sobre la libertad de prensa. El año concluye con detalles poco alentadores sobre el ejercicio periodístico en buena parte del mundo.
E
n 2018 se registró un claro aumento de los actos de violencia cometidos contra periodistas en el mundo. Así lo revela Reporteros sin Fronteras (RSF) en su balance anual. El año 2018 fue particularmente mortífero: 80 periodistas* fueron asesinados cuando desempeñaban su labor informativa (+8%). En los últimos tres años el número de periodistas profesionales asesinados había descendido; no obstante, en 2018 hubo un aumento de 15%: se registraron 63 asesinatos, mientras que en 2017 fueron 55. El asesinato del columnista saudí Jamal Khashoggi y el del joven periodista de datos eslovaco Jan Kuciak, que tuvieron mucho eco en los medios de comunicación, muestran la inconmensurable determinación de los
enemigos de la libertad de prensa. Más de la mitad de los periodistas asesinados en 2018 fueron atacados de forma deliberada. “Los actos de violencia contra los periodistas alcanzan un nivel inédito este año; todos los indicadores están en rojo”, señaló Christophe Deloire, Secretario General de RSF. “El odio a los periodistas proferido –incluso reivindicado– por líderes políticos, religiosos y hombres de negocios sin escrúpulos, tiene consecuencias dramáticas y se traduce en un aumento muy preocupante de las violaciones a los derechos de los periodistas. Estos sentimientos de odio, multiplicados a través de las redes sociales –que tienen gran responsabilidad en estos hechos–, su usan para legitimar los actos de violencia y debili-
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PERIODISTAS SECUESTRADOS
PERIODISTAS ASESINADOS
Actualmente, al menos 60 periodistas están secuestrados en todo el mundo
En total, 702 periodistas profesionales han sido asesinados en 10 años
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Colaboradores de los medios de comunicación
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Periodistasciudadanos
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PERIODISTAS SECUESTRADOS
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Periodistas profesionales 2009
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FUENTE: REPORTEROS SIN FRONTERAS
tan poco a poco cada día el periodismo y, con él, la democracia”, añadió. Cuando RSF publicó su última edición de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, en abril pasado, esa organización manifestó su gran preocupación por el odio a los medios de comunicación expresado por dirigentes políticos, así como por la voluntad de los regímenes autoritarios de exportar sus contramodelos. Más periodistas detenidos y secuestrados En 2018 Afganistán fue el país más mortífero para los periodistas, 15 de ellos perdieron la vida en él; le siguen Siria (11) y México (9), país en paz más peligroso para el gremio periodístico. Otro hecho notable: Estados Unidos se ubica este año entre los países más mortíferos del mundo, tras el letal tiroteo contra la redacción de The Capital Gazette. El número de periodistas detenidos en el mundo también se incrementó: 348 en 2018, frente a 326 en 2017. Al igual que el año pasado, más de la mitad de los periodistas encarcelados se encuentra en las prisiones de cinco países: Irán, Arabia Saudita, Egipto, Turquía y China, país que sigue siendo la mayor prisión del mundo, pues 60 periodistas están encarcelados en él; tres cuartos de ellos son periodistas-ciudadanos. El número de periodistas secuestrados también aumentó, 11%: en 2018, 60 se encuentran como rehenes; en 2017 eran 54. 59 de los reporteros secuestrados están cautivos en Oriente Medio (en Siria, Irak y Yemen). De ellos, seis son
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FUENTE: REPORTEROS SIN FRONTERAS
periodistas extranjeros. A pesar de la derrota del Estado Islámico en Irak y de su retroceso en Siria, se posee poca información sobre la suerte de estos rehenes. Sólo se tuvieron noticias del periodista japonés Jumpei Yasuda, quien fue liberado tras tres años de cautividad en Siria, y de un periodista ucraniano, que aún está en manos de las autoproclamadas autoridades de la "República Popular de Donetsk (DNR)”, que lo acusan de ser un espía. RSF registró tres nuevos casos de periodistas desaparecidos en 2018: dos en América Latina y uno en Rusia. El balance anual de agresiones cometidas contra periodistas, que RSF elabora desde 1995, se basa en datos precisos. RSF recaba de manera minuciosa información que le permita señalar con certeza o con la mayor fiabilidad, que la detención, el secuestro, la desaparición o la muerte de un periodista es consecuencia directa del ejercicio de su profesión. *Esta cifra incluye a periodistas profesionales, periodistas-ciudadanos (personas que ejercen el periodismo sin que ésta sea su profesión) y colaboradores de los medios de comunicación.
Descarge el documento completo en PDF del Balance 2018 de periodistas asesinados, detenidos, secuestrados y desaparecidos en el mundo.
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periodistas profesionales han sido asesinados en 10 años
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TRIBUNA
Perplejidad y desconcierto Por Joan Coscubiela | Cortesía de Revista Contexto / www.ctxt.es || La irrupción en España de Vox –un partido de extrema derecha, que enfila sus baterías en contra de las mujeres y de los inmigrantes–, deja varias lecciones y plantea difíciles retos no sólo para la política de ese país sino para muchas democracias, hoy infectadas por el populismo.
A
Si se quiere reducir el elevado abstencionismo entre las izquierdas, necesitamos impulsar políticas que reduzcan la desigualdad social y ofrecer un proyecto político de Estado desde una cultura federal de cooperación.
sí, perplejos y desconcertados nos hemos quedado al conocer unos resultados electorales en Andalucía que nadie, absolutamente nadie, fue capaz de anticipar. Y ese desconcierto me parece el dato más determinante de todos, porque amenaza con instalarse entre nosotros. La ciudadanía de Andalucía ha expresado de diferentes formas su malestar e indignación, en ocasiones incluso la ira que sienten y que comparten con otras muchas personas en todo el mundo, ante la gran dislocación de todas las estructuras sociales provocada por una globalización económica, social, cultural que genera desigualdad, inseguridad y desarraigo. Y nuestro desconcierto aumenta al tratar de interpretar lo que ha sucedido. Obsesionados con Vox pasamos por alto que la intensidad del impacto de los resultados electorales tiene que ver con los 400.000 votos a ese partido, pero también y mucho con un aumento de la abstención, que ha ampliado el espectro sociológico del “precariado político”, y con la desmovilización del electorado de izquierdas que ha supuesto una pérdida de 700.000 votos en relación a las anteriores autonómicas. Son efectos distintos, pero a mi entender tienen un mismo hilo conductor, compartido además con reacciones muy parecidas en otros lugares del mundo. Mientras unos sectores sociales –en general los más acomodados o los que tienen una mayor percepción de riesgo– lo han canalizado participando activamente en las elecciones y expresando su indignación con el voto a Vox, al que han considerado el partido que mejor representa el combate contra todo lo que temen o aborrecen, otros –especialmente los de rentas más bajas y más afectados por la desigualdad social– lo han expresado desentendiéndose de las elecciones. Es en esa combinación de activismo electoral de unos e inhibición de otros donde reside la clave del gran impacto político de estas elecciones, que no se puede explicar solo con el desembarco de Vox. Si desde las izquierdas se quiere acertar en la respuesta es importante entender toda la complejidad que expresan los resultados de las elecciones andaluzas, salvo que queramos conformarnos con la consigna fácil que solo sirve para
eludir responsabilidades propias, cohesionarse en la derrota, consolarse con la épica y poca cosa más. Nuestra dificultad para entender se explica por la tendencia a buscar respuestas simples a realidades complejas. Una tentación que aumenta cuanto mayor es el desconcierto. Quizás por eso estamos atrapados, discutiendo sobre si en Andalucía hay o no 400.000 fascistas o intentando buscar una sola explicación –contraponiendo unas a las otras– o debatiendo sobre la importancia de los factores económicos y los culturales-identitarios. Por supuesto, con el conflicto catalán como gran protagonista de muchas explicaciones. El desconcierto es aún mayor cuando se trata de decidir sobre la respuesta más adecuada. Desde el frente antifascista, el cordón sanitario o la normalización de Vox, todas estas respuestas cometen el mismo error, giran únicamente alrededor de este partido, con lo que pueden contribuir involuntariamente a su consolidación. Y se ignoran otros datos muy importantes, entre ellos las causas de la gran desmovilización del electorado de izquierdas. Para acercarnos a un buen diagnóstico deberíamos asumir la complejidad de la situación y rehuir respuestas únicas, fáciles y simples. Y para conseguirlo quizás, solo quizás, nos sirva el símil de los incendios forestales y debamos distinguir entre las causas, los detonantes y los aceleradores de este “incendio” político. Causas complejas En la aparición de una fuerza nacional populista de extrema derecha como Vox encontramos algunas causas que también están en el origen de la elevada abstención del electorado de izquierdas y que compartimos con procesos similares en muchos otros países. La globalización sin gobernanza política está generando inseguridad y miedo en amplios sectores de nuestras sociedades. Por sus consecuencias económicas, en forma de desigualdad social o simplemente de pérdida de perspectivas de bienestar. Por las consecuencias sociales, en la medida en que los procesos migratorios nos traen a las puertas de casa la brutal desigualdad social y sus consecuencias en términos de convivencia. Y están dando a luz a sociedades más mestizas, postnacionales, en las que aumentan las personas no nacionales, excluidas de los derechos
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Obsesionados pasamos por alto que la intensidad del impacto de los resultados electorales tiene que ver mucho con la abstención, que ha ampliado el espectro sociológico del “precariado político”.
políticos que en cambio son destinatarias de los miedos de los que sí votan. La homogeneización cultural que genera la globalización juega también su papel en el desconcierto y la inseguridad que sienten muchas personas y que les lleva a recluirse en lo conocido. Quizás sirva escuchar las razones que han llevado a estas personas a abrazar a Vox y recordar el papel jugado históricamente por la familia, la tribu, la religión y la nación en la construcción de espacios de “seguridad”. Los humanos buscamos refugio en ellas cuando nos sentimos perplejos e inseguros y queremos combatir todo aquello
que erosiona nuestras certezas y convicciones ancestrales, nuestro entorno de seguridad. Entre las causas profundas de este incendio hay también factores propios de nuestro país. Los cambios producidos en el ámbito de los derechos civiles, en relación a la mujer y la diversidad sexual, han sido espectaculares por su intensidad y su rapidez y no toda la sociedad los está encajando de igual manera. En ocasiones se nos olvida o ignoramos que hasta hace 40 años en España el adulterio de la mujer era penado con la cárcel, no así el del marido, salvo que fuera amancebamiento en casa propia. O que el ejercicio de deter-
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La globalización sin gobernanza política está generando inseguridad y miedo en amplios sectores de nuestras sociedades
minados derechos civiles de las mujeres estaban tutelados primero por el padre y luego por el marido. Y que durante años la homosexualidad estuvo incluida en el concepto de “peligrosidad social” penado legalmente hasta pocos días después de aprobarse la Constitución de 1978. Estas son a mi entender algunas de las causas profundas, lo que siguiendo con el símil de un incendio forestal sería tener el bosque descuidado, lleno de maleza o de restos dispuestos a actuar de combustible. Causas sobre las que debemos fijar nuestra atención si queremos reducir el riesgo de que se instalen entre nosotros y provoquen constantes recidivas. Entre los factores detonantes de este incendio político podemos identificar el hartazgo en relación a la corrupción o el cansancio por 38 años de gobierno del mismo partido. Aunque todo apunta a que el conflicto catalán ha jugado un lugar privilegiado como detonante. No creo que existan dudas de que los hechos producidos en los últimos tiempos en Cataluña, su enconamiento, la incapacidad de gestionarlos políticamente, también la manera en que han sido comunicados por un periodismo de trinchera –usando palabras de Antoni Puigverd– y vividos por la ciudadanía en el resto de España han sido el principal factor detonante de la aparición en estos momentos y con esta fuerza de Vox. El independentismo unilateralista ha actuado como elemento aglutinador de una reacción de nacional–populismo patriótico en España. Negarlo, como algunos hacen en Cataluña, es tan ciego como negar que la mutación constitucional centralizadora auspiciada por Aznar y la agresiva actitud del PP han actuado durante estos años como detonante del crecimiento del independentismo. No descubro nada nuevo, los nacionalismos excluyentes tienen tendencia a retroalimentarse y propician una agenda política en la que los partidos y la sociedad se sitúan en los extremos y, dentro de cada extremo, en su esquina más escorada. Pero una cosa es que el independentismo unilateral haya actuado como factor detonante y otra muy distinta es adjudicarle el papel de causa única en el desembarco de Vox. No olvidemos que el crecimiento del nacional–populismo de extrema derecha es un fenómeno mundial y que se produce en países en los que el riesgo de fractura territorial no existe. Además de las causas y los detonantes hay otros factores que han actuado como aceleradores del incendio y de su virulencia en términos políticos. El papel que en los incendios forestales juegan las altas temperaturas o los fuertes vientos, en las elecciones andaluzas lo han jugado unos aceleradores políticos y otros mediáticos. La actitud del PP y Ciudadanos, normalizando los discursos de Vox hasta el punto de incorporarlos a su oferta política ha sido determinante. Y el papel de Aznar, con su gran predicamento en estos sectores, presentándose como la Santísima Trinidad de la derecha y legitimando a Vox puede haber jugado un papel clave. Pero, si ha habido un efecto multiplicador, este ha sido el clima de crispación que reina en el país, que se ha convertido en el mejor caldo de cultivo para que la indignación se convierta en rabia e incluso en
ira. Alimentar la crispación es la estrategia seguida en todo el mundo por el nacional–populismo de extrema derecha. Saben que este clima de tensión incentiva la hiperparticipación de unos y la inhibición de muchos. La influencia de los medios de comunicación no ha sido menor como acelerador del crecimiento de Vox. La fuerte competencia empresarial entre los medios, en algunos casos por la supervivencia económica, la estructura de financiación de los medios digitales, la batalla constante por la audiencia, la tendencia cada vez mayor al espectáculo que requiere estar siempre prestando atención a la última novedad y a la moda más reciente, han suplido con creces la ausencia de Vox en los debates electorales, en los que además las otras fuerzas políticas se empeñaron en convertir en protagonista a un partido que no estaba presente. La polarización como combustible El papel de los medios de comunicación en la polarización de los debates y en la fractura de la sociedad es uno de los aspectos clave del momento que estamos viviendo y lo es también a escala global. Mucho más a partir de su interacción con las redes sociales, un espacio que estaba llamado a jugar un papel determinante en la democratización de la información y que, de momento, actúa como un acelerador de la crispación, de las burbujas comunicativas. Redes sociales en las que la inmediatez dificulta la reflexión e incentiva el simplismo, facilita la confrontación y desincentiva la búsqueda de espacios de encuentro. Medios y redes están jugando un papel determinante en la creación de burbujas mediáticas en Cataluña y también lo han sido en las elecciones andaluzas. No se trata de informar o no informar sobre Vox, se trata de ver cómo, desde algunos medios, se impone una determinada agenda que contribuye a la polarización y al tratamiento irracional de nuestros conflictos. Lo explicó el periodista Pedro Vallín en un lúcido hilo en twitter, poco después de la Asamblea de Vox en Vista Alegre. Las informaciones alarmistas sobre las llegadas de inmigrantes a nuestras costas, la constante aparición de delitos en los programas informativos –sin explicar que España tiene uno de los índices de delitos graves más bajo del mundo–, las informaciones sobre la supuesta impunidad judicial de los delincuentes o el tratamiento informativo del conflicto catalán ofrecen unos relatos que son terreno abonado para el crecimiento de determinadas ideologías. Refuerzan las audiencias pero debilitan la democracia. El desconcierto en el diagnóstico se expande hacia el terreno aún más complejo de las respuestas. De entrada, deberíamos asumir –no significa resignarse– que estos comportamientos de la ciudadanía –insisto en su diversidad y complejidad– han venido para quedarse, porque tienen bases profundas y el viento de las tendencias globales sopla a su favor. Por eso deberíamos rehuir de las respuestas tácticas e intentar que las luces largas nos permitan ver a distancia. No hay formulas mágicas pero sí podemos identificar algunas estrategias que nos permitirían hacer de cortafuego o contrafuego y otras que solo conseguirían avivar el incendio.
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Lo más importante y urgente es reducir el nivel de crispación, de polarización social y política. En este clima, sobre todo si el conflicto se articula sobre factores identitarios, el nacional–populismo de extrema derecha lleva siempre las de ganar. Por eso me parece una irresponsabilidad la estrategia de radicalizar propuestas y acciones puesta en marcha por algunos sectores del independentismo. Expresan impotencia, son cada vez más minoritarias y residuales, pero tienen un impacto emocional muy fuerte, sobre todo por la manera en que son vividas, a través de los medios de comunicación y las redes sociales, en el resto de España. Y por la misma razón me parece necesario apoyar todas las iniciativas que pretendan reducir la polarización, buscando puntos de encuentro aunque sea desde posiciones de partida muy distantes. Soy consciente de que, en unos momentos en que se ha demonizado el acuerdo y los consensos y la confrontación está sobrevalorada, este planteamiento puede ser tachado de ingenuo, pero en la política como en la vida ciertas dosis de ingenuidad controladas son imprescindibles. No solo es en el terreno del conflicto catalán en el que necesitamos rebajar el clima de crispación. Las propuestas de crear frentes antifascistas me parecen un regalo a Vox. Y ello no significa que no debamos ser muy contundentes en la respuesta a los retrocesos que en materia de derechos civiles y políticos propicia el nacional–populismo de extrema derecha. Pero nuestra respuesta no debería producirse en su terreno predilecto, que es el de la polarización y la crispación que actúa como un factor acelerador de su crecimiento. Combatir las propuestas de Vox no pasa por demonizar a sus votantes, a los que se les refuerza en su sentimiento de autodefensa –una de las claves de su éxito– y hace de este partido el lugar donde refugiarse de lo que consideran una agresión a ellos y sus valores y les refuerza su autoestima personal y colectiva. Los frentes sirven para dar satisfacción a los más activistas, pero difícilmente movilizan a la mayoría ni propician la participación de los abstencionistas. Si se quiere reducir el elevado abstencionismo entre el electorado de izquierdas, necesitamos impulsar políticas que reduzcan la desigualdad social y ofrecer un proyecto político de Estado que desde una cultura federal de cooperación sea una alternativa al conflicto entre nacionalismos excluyentes. No basta con alegatos genéricos al diálogo, a la convivencia y a la democracia. Hace falta un proyecto que apueste por reconstruir el contrato social y democrático de los últimos años, taponando sus dos grandes vías de agua, el crecimiento brutal de las desigualdades y el agotamiento del modelo autonómico de 1978. Las izquierdas necesitan ofrecer urgentemente un proyecto federal que no sea solo música y atreverse a defenderlo en toda España. Un proyecto que debe construirse de manera cooperadora, porque en escenarios políticos cada vez más troceados la clave para el avance de las izquierdas es optar por una actitud de competitividad cooperadora. Como esta carrera no es de distancias cortas, sino más bien de ultramaratón, es importante también ofrecer hori-
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zontes de utopías realizables, aunque hoy nos resulten muy lejanas. Las necesitamos si queremos presentar alternativas a las únicas utopías disponibles, utilizando las palabras de Marina Subirats, que en muchas ocasiones son verdaderas distopias. Frente a los que para oponerse a una globalización que perciben como causante de sus males, nos proponen encerrarnos y competir entre nosotros, debemos poner en valor la cultura de la cooperación, con Europa como protagonista. Construir un demos europeo deviene ya urgente y este no vendrá de la mano de las identidades, un terreno en el que los valores nacionales son muy potentes e imbatibles, sino de los derechos. Imaginar una utopía cotidiana y accesible, como la creación de una Renta Garantizada de Ciudadanía debería formar parte de este horizonte. El desafío de la indiferencia Reforzar la democracia frente a quienes quieren liquidarla como espacio de igualdad, de derechos y libertades comporta entender que las desigualdades actúan hoy como la gran termita del sistema democrático y que en su seno no pueden existir zonas oscuras. Por eso deberíamos abordar el gran reto de las sociedades postnacionales. Los flujos migratorios están configurando sociedades en las que un número creciente de sus ciudadanos, mayoritariamente jóvenes, no dispone de derechos políticos y con ello crece el número de excluidos electoralmente, en este caso forzosos. Consolidar guetos de personas que forman parte de la sociedad en todos sus ámbitos, pero que no disponen de derechos políticos y en cambio son receptoras de los miedos de quienes sí votan, puede tener consecuencias dramáticas. Transitar de sociedades en las que se accede a los derechos por la condición de nacionalidad a otra en la que lo determinante sea la ciudadanía deviene una urgencia social y democrática, que debiera ser uno de los objetivos de una política común de la Unión Europea. Reforzar la democracia también pasa por encontrar un equilibrio entre la crítica y la deslegitimación. La constante impugnación de las instituciones democráticas incentiva la abstención social y política. Tiene lógica que esta estrategia se auspicie desde determinadas ideologías, incluso desde el poder y las élites económicas –el caso de Trump es muy ilustrativo– pero es contraproducente si se alimenta consciente o inconscientemente desde los que precisamos que las personas que más necesitan de la política no se desentienda de ella. Por supuesto para que estas estrategias tengan la más mínima viabilidad es vital invertir la tendencia de los medios de comunicación y de las redes sociales. No es fácil, porque las fuerzas, intereses y dinámicas que propician la actual situación son muy fuertes y están muy instaladas, pero es imprescindible. En todo caso, aceptar la complejidad de todo lo que estamos viviendo y huir de respuestas fáciles y simples, creo que es la mejor manera de comenzar a construir las respuestas Joan Coscubiela es sindicalista y político.
El papel de Aznar presentándose como la santísima trinidad de la derecha y legitimando a vox puede haber jugado un papel clave.
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Cierre con broche de oro Por Juan Manuel López Caballero | Con el nombre de ‘corrupción’, de ‘parainstitucionalidad’, de improvisación, falta de valores, o con cualquiera otro que se le ponga, lo realmente concreto es que vivimos un caos.
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Caricatura de Vladdo
Se volvió costumbre que quien tiene algún poder abusa de él, ejerciéndolo fuera del marco legal y constitucional, creando una especie de ‘parainstitucionalidad’.
or supuesto es una manera irónica de calificar el fin de esta legislatura. El cierre, aprobando en una sesión citada el domingo a la 7 de la noche y votada faltando pocos minutos para las 12, de una ‘reforma política’ no puede verse sino como la caricatura de un ‘cierre con broche de oro’. Una variante más de la desinstitucionalización e improvisación bajo la cual funciona nuestro país. El ‘acuerdo’ de última hora para ‘salvar la reforma política’ institucionaliza lo mismo que se pretendía erradicar: la conocida como ‘mermelada’, pues se aceptó que el Congreso manejara el 20% del presupuesto. Y ese resultado incluyó la institucionalización del mecanismo para repartirla puesto que la entrega de ese 20% a los congresistas es, si no el propósito, sí sin lugar a dudas la oportunidad para poner a funcionar ese sistema. Se volvió costumbre –o peor, se arraigó como parte de nuestra institucionalidad– que quien tiene algún poder abusa de él, ejerciéndolo fuera del marco legal y constitucional, creando una especie de ‘parainstitucionalidad’. Ejemplo reciente, lo sucedido con la creación del fiscal ad hoc. En desarrollo de la Constitución
corresponde a la rama judicial, a comenzar por las altas cortes, únicamente la aplicación de la ley. Se contempla que su ámbito pueda ir hasta la interpretación de los textos, pero en ninguna parte que pueda crear nuevas figuras u órganos por el hecho de que no existan en la normatividad. ¿Dónde en la Carta Magna o en cuál ley se establece la eventual existencia de un fiscal ad hoc? Improvisación y parainstitucionalización también ya repetida es la de la Corte Constitucional al dar vigencia a sentencias que aún no existen, mediante simples ‘comunicados de prensa’, para que remplacen el funcionamiento ordinario previsto en las normas, entre ellas la publicación de las mismas en la Gaceta Oficial. Lo hizo en el campo político para entregar ilegalmente el Partido Liberal a Cesar Gaviria (lo que ha justificado la desintegración de dicha colectividad); lo hizo respecto a la JEP al proclamar un fallo pendiente de presentar después su redacción; y lo repitió al validar el cambio de jurisprudencia de la Corte Suprema en relación al fiscal ad hoc sin expedir el texto respectivo. Para lo que pudo manifestarse como la mayoría de la población el anterior presidente se dio el lujo de ‘poner conejo’ al resultado del plebiscito que él citó; los que consideraron correcto el manejo en ese caso se encuentran hoy con que el nuevo mandatario parece no estar dispuesto a cumplir con los acuerdos después logrados. El presidente Duque asumió que la votación ‘anticorrupción’ era un mandato a pesar de no haber cumplido el requisito legal; pero después de convertirlo en una responsabilidad del gobierno lo abandonó al punto de que solo 2 de los 7 puntos han tenido algún trámite. Por pasos contados nos vamos moviendo en un mundo donde los requisitos mínimos para que las instituciones gocen de credibilidad no se respetan. Con el nombre de ‘corrupción’, de ‘parainstitucionalidad’, de improvisación, falta de valores, o con cualquiera otro que se le ponga, lo realmente concreto es que vivimos un caos, un desastre que es probable que tarde o temprano llamará a alguna forma de solución de fuerza para reorganizarnos. Juan Manuel López es economista e investigador.
Caricatura de Bacteria
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TRES EN UNO Por Gonzalo Guillén
PREDICCIONES
El año que viene no será especial en la historia de Colombia: triste, funesto y ominoso. Aun cuando parezca imposible, en 2019 se ahondarán la crisis económica creciente de 2018, la corrupción y la impunidad. Los colombianos deberemos pagar de nuestro bolsillo la caída del Grupo Aval, sin tener velas en ese entierro. Probablemente, veremos crecer el poder criminal de Uribe –el Kim Il-sung colombiano– con la incursión electoral de alguno de sus hijos como heredero de su régimen de corrupción, muerte y depredación. Tomás o Gerónimo serán el Kim Jong-il de este país y al cabo de 30 o 40 añosa alguno de los neonatos con los que en ciertas fotografías preparadas aparece Uribe en su papel de abuelo será escogido para mantener la dinastía y desempeñarse como Kim Jong-un, el gordito de estos días que, para sentirse tranquilo, asesinó a un tío y a un hermano; que guarda en la nevera cortes de carne de sus malquerientes y hace experimentos científicos con niños hambrientos.
PARA
En 2019, concretamente, Iván Duque tampoco será juzgado por su participación en los chanchullos de Odebrecht y se negará a nominar más fiscales ad hoc en los otros 14 mil casos en los que el Fiscal General del Grupo Aval tiene conflicto de intereses. El alcalde de Bogotá y los suyos esfumarán los dineros del metro de Bogotá, al final del año abandonarán las charcas y los barrizales de las obras fallidas y se irán del país. El doctor Patarroyo tampoco descubrirá la vacuna contra la malaria ni ninguna otra enfermedad y se destapará un caso de pedofilia del papa Francisco.
Caricatura de Elena Ospina
2019
La vicepresidenta, Martha Lucía Ramírez, arreciará de manera radical sus intervenciones, levantando la voz con su característica estridencia de carretilla oxidada rodando cuesta abajo; el ministro de Defensa, Botero, sufrirá una crisis alcohólica que, en una suerte de rebuzno final, le costará la vida durante una parada militar y será reemplazado por el rector de la universidad Sergio Arboleda, con lo cual esa casa del saber se igualará, por fin, con el INPAHU y la universidad Manuela Beltrán. Paloma Valencia saboteará la presentación un video en el que –dicen– Uribe aparece recibiendo 40 millones de dólares en efectivo que le prestó Pablo Escobar sin modo, tiempo ni lugar específicos. El Fiscal del Grupo Aval, ante el rumor de que será pedido en extradición por Estados Unidos, revelará que las FARC y el dictador venezolano enviaron a Colombia mil legiones de prostitutas con el ánimo destruir los mejores matrimonios cristianos (porque él sí cree en Dios) e infiltrar los hogares y desbaratar las familias de los líderes y de las autoridades más apreciadas por el país. El ministro de Hacienda se verá envuelto en el escándalo que se llamará “los bonos de las necropsias”. Gonzalo Guillén es periodista.
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EL RETRATO DEL MES
Perfil tomado del libro 101 Retratos Havladdos. Cortesía de Penguin Random House.
BETANCUR CUARTAS BELISARIO —PRECURSOR DE LA PAZ
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Es quizás el iazo mejor expresidente de Colombia de los últimos tiempos. Pacifista convencido, fue el primer mandatario que le apostó duro a un proceso de paz con las Farc; y pese a su iazo io iopm fracaso, esa experiencia dejó importantes lecciones para negociaciones posteriores. Sus organismos de inteligencia militar no le sirvieron para evitar la toma del Palacio de Justicia por parte del M-19, y su iazo io iocvfpm buena voluntad no le alcanzó para escuchar las voces que advertían la avalancha de Armero; tragedias que se presentaron con una semana de diferencia, en noviembre de 1985, y que marcaron de manera fatídica sus últimos meses en la Casa de Nariño. Desde el final de su gobierno, en 1986, se ha refugiado en io iocvfpm actividades académicas y disciplinas artísticas como la pintura y la poesía. Su io iocvfpm excesiva discreción no ha permitido atar los cabos sueltos del holocausto del Palacio de Justicia y su inexplicable silencio le ha impedido al país conocer por qué destituyó a Álvaro Uribe de la Alcaldía de Medellín.
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La falta de lectura Opinión de Mario Quadros | Con un poco de curiosidad, cierta gente de razonable nivel económico y formación intelectual puede encontrar artículos en periódicos radicalmente capitalistas que demuestran la vergüenza que ha sido la concentración de la riqueza.
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Caricatura de Elena Ospina
Gobiernos como el de Lula, Pepe Mujica o Evo Morales aportaron mucho al capitalismo porque mostraron que ese sistema, a pesar de todo, puede tener un lado humano.
l otro día, conversando con dos conocidos, uno de ellos me pregunto : “¿Y cómo te va con Bolsonaro?” Era un chiste, pero cuando yo intenté responder, el otro en tono serio dijo: “Hay que acabar con la izquierda, desaparecerla…” Obviamente se refería al PT de Lula. Los dos conocidos son buenas personas, pero el nivel de información, de conocimiento y de lectura que hoy en día tiene la población en general es muy bajo y lleva a ese tipo de comentarios que demuestran total desconocimiento de temas políticos y, desafortunadamente algunas veces, una tremenda dosis de prejuicio ideológico. Con una pequeña dosis de interés y lectura, fácilmente una persona se daría cuenta de que el gobierno del PT, de Lula y Dilma, fueron gobiernos soicialdemócratas, con un enfoque acentuado en los problemas de la pobreza y la desigualdad. En esos gobiernos ninguna propiedad privada fue tocada, ningún banco fue nacionalizado y ninguna empresa privada pasó a ser del Estado. Si leyera un poco, cierta gente de razonable nivel económico y formación intelectual puede encontrar artículos en periódicos radicalmente capitalistas que demuestran la vergüenza que ha sido la concentración de riqueza en el mundo de hoy y lo sacrificadas que han sido las clases sociales bajas y media que generan esas riquezas. O sea, hemos retrocedido. En octubre, en la edicón 70 de Un Pasquín, dije que la productividad de las empresas en Estados Unidos ha aumentado 77% en los últimos 40 años y el sueldo mínimo real apenas un 12%. Ahora, en el New York Times, del pasado 2 de diciembre, el articulista David Leonhardt escribe: “American capitalism isn’t working”, y resalta: “hace no mucho tiempo, los líderes empresariales entendían que tenían una responsabilidad en la prosperidad del país”. Leonhardt cita un escrito del
empresario William B. Benton, cofundador de una agencia de propaganda llamada Benton & Bowles, publicado en la edición de octubre de 1944 de la revista Fortune –más capitalista imposible–, donde expone la visión sobre la prosperidad de America, pos-II Guerra Mundial. Y ojo, el editor de la revista aclara que el empresario hablaba no solamente por sí mismo, sino también por un “importante grupo de lobby corporativo” de la época. El artículo de Fortune, se refería al período de la posguerra y cual debería ser el propósito de los empresarios en esos tiempos : “…nuestra meta es crear empleos, altos estándares de vida y oportunidades. La meta a ser alcanzada dependerá de que los empresarios acepten las regulaciones necesarias y apropiadas del gobierno, así como a los sindicatos de obreros. Eso dependerá de que las empresas NO obtengan sus ganancias a costa del bienestar de la comunidad, es decir, de los incrementos salariales y beneficios laborales”. El Sr. William B. Benton, hoy, en los tiempos de Trump, sería un izquierdista; en los tiempos de Álvaro Uribe, sería un izquierdista que hay que vigilar, y en los tiempos de Bolsonaro es un comunista que hay que encarcelar. Ese es el nivel de ignorancia de hoy. Con un poco de curiosidad o de lectura, cualquiera se daría cuenta de que gobiernos como el de Lula, Pepe Mujica o Evo Morales aportaron mucho al capitalismo porque mostraron que ese sistema, a pesar de todo, puede tener un lado humano. Pero la gente no lee y por lo tanto no entienden los procesos políticos. A propósito, dos posdatas. 1.– En la página web Brasil 247 del sábado 15 aparece: “Golpe contra Dilma sacó a los pobres de los aviones e hizo que la demanda aérea volviera a niveles de hace 10 años”. Ese es el capitalismo para idiotas. 2.– En El Tiempo del domingo 16 aparece: “Avianca en Brasil, en bancarrota”. Resultado del capitalismo para idiotas. Mario Quadros es ingeniero civil.
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EN EL PERIODISMO LA OBJETIVIDAD ES UN MITO; LA LIBERTAD, UN DERECHO Y LA INDEPENDENCIA, UNA OBLIGACIÓN.
BALANCE 2018 Este año, en todo el mundo, 348 periodistas se encuentran detenidos por haber desempeñado su labor informativa.
La revista Time nombró como Persona del Año 2018 al periodista saudí asesinado Jamal Khashoggi y a otros tres reporteros y un medio de comunicación. "Han pagado un terrible precio por encarar los desafíos de este momento", indicó Edward Felsenthal, director de la publicación. efe / time
3
Desaparecidos
60
Secuestrados
PRESS
PRESS
80
Asesinados
348
Detenidos
FUENTE: REPORTEROS SIN FRONTERAS
2018: AÑO NEFASTO PARA LA PRENSA
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n 2018 se registró un claro aumento de los actos de violencia cometidos contra periodistas en el mundo. Así lo revela Reporteros sin Fronteras (RSF) en su balance anual. El año 2018 fue particularmente mortífero: 80 periodistas fueron asesinados cuando desempeñaban su labor informativa (un incremento del 8%). En los últimos tres años el número de periodistas profesionales asesinados había descendido; no obstante, en 2018 hubo un aumento del 15%: se registraron 63 asesinatos, mientras que en
2017 fueron 55. El asesinato del columnista saudí Jamal Khashoggi y el del joven periodista de datos eslovaco Jan Kuciak, que tuvieron mucho eco en los medios de comunicación, muestran la inconmensurable determinación de los enemigos de la libertad de prensa. Más de la mitad de los periodistas asesinados en 2018 fueron atacados de forma deliberada. “Los actos de violencia contra los periodistas alcanzan un nivel inédito este año; todos los indicadores están en rojo”, señaló Christophe Deloire, Secretario General de RSF. / Más información en la página 12
México el país en paz más peligroso para los periodistas México fue en 2018, por segundo año consecutivo, el país en paz más peligroso para la prensa, con nueve periodistas asesinados, dos menos que en 2017, una bajada que no supone una mejora de la situación, amenazada por carteles y gobiernos corruptos, indicó Reporteros Sin Fronteras (RSF). En su informe anual, la organización defensora de la libertad de prensa asegura que además de los nueve asesinatos registrados se están estudiando otros dos: el de los reporteros Jesús Alejandro Martínez Jiménez y el de Diego García Corona. En el listado mundial, a México sólo lo superan Afganistán (15 muertos) y Siria (11), ambos países afectados por la guerra. “La situación es dramática, sobre todo para la prensa local de los estados marcados por el tráfico de armas y drogas”, señaló a Efe el responsable para América Latina de RSF, Emmanuel Colombié. RSF sabe cuales son los responsables directos de los crímenes, pero no oculta “la responsabilidad del Gobierno federal”, que “conoce la situación y no toma las medidas necesarias para atajarla”, indicó Colombié. Además de la protección, RSF considera necesario lucha contra la impunidad, “sin la cual es imposible que la prensa se sienta segura”, pues los autores intelectuales de los asesinatos “en ningún caso se logra que se sienten en el banquillo, aunque son conocidos”. / efe