Un Pasquín — Edición 73

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EL PERIÓDICO DE LA O

EDICIÓN 73 EJEMPLAR GRATUITO

“El bombazo del ELN fue un error garrafal”

El senador Jorge Enrique Robledo analiza la situación del país y habla de la gestión de Duque, de la Fiscalía y de la reforma política. Entrevista.

ENCRUCIJADA INTERNACIONAL | No más dialéctica de amigo–enemigo en la política. 3 DIRECTO AL CORAZÓN | Europa necesita que sus ciudadanos estén más atentos que nunca. 8 ADIÓS, TRUMP | CON ESTA EDICIÓN, ‘FAKESÍMIL’ EXCLUSIVO DEL WASHINGTON POST. EDITORIAL | Sin sentido común 2


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E D I T O R I A L

Sin sentido común

Caricatura de Bacteria

i a Iván Duque no le gustaban los protocolos firmados por el gobierno de Juan Manuel Santos para una eventual ruptura de las negociaciones con el ELN, ¿por qué diablos no hizo nada al respecto? En los más de cinco meses que lleva en la presidencia, habría podido invitar a los países garantes, así como al anfitrión, a renegociarlos para evitar llegar a un espectáculo tan bochornoso como el que estamos presenciando. Luego de su posesión, Duque decidió mantener la mesa de negociación, sólo para guardar las apariencias y que no lo tildaran de guerrerista. Pero no quiso avanzar en el proceso y prefirió quedarse al acecho, mientras encontraba un pretexto para ponerle punto final. Y no tuvo que esperar demasiado, dada la torpeza del ELN. Sin embargo, tras el rompimiento oficial de las negociaciones, lo que ha quedado en evidencia es que Duque sólo toma decisiones cuando lo empujan las circunstancias. Y no es la primera vez, pues la prevención y las precauciones son términos que no figuran en el manual de vuelo del mandatario ni de sus colaboradores. Por eso, el inaceptable atentado contra la Escuela de Cadetes General Santander lo cogió fuera de base y desde entonces sólo ha respondido desesperada y erráticamente, retando a la comunidad internacional, desafiando a Noruega y a Cuba, y tratando de crear una nueva jurisprudencia. Aunque esta actitud camorrera pueda generarle aplausos en el plano doméstico y representarle puntos frente a su tutor, Duque debería saber que en el campo internacional está haciendo un ridículo de mayúsculas proporciones, al pasarse por la faja normas diplomáticas básicas y al violar las más elementales reglas de cortesía hacia gobiernos amigos que a lo largo de la historia han sido muy generosos con Colombia en su largo trasegar por los vericuetos de la paz. La forma en que Duque pretende desacatar los mencionados protocolos, más que un desliz diplomático o un tropezón jurídico, representa, ante todo, un atentado contra el sentido común.

EL PERIÓDICO DE LA O DIRECTOR: VLADIMIR FLÓREZ [VLADD0]

LIMPIO

Caricatura de Vladdo

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A TRAZO

Dibujan: Fontanarrosa, Bacteria, Betto, Jarape y Marco Pinto. Caricaturas de Vladdo, cortesía de Semana y DW en Español.

Edición 73 — ENERO DE 2019

www.unpasquin.com

Asesor Gráfico: Gustavo del Castillo

Mail: correo@unpasquin.com

Escriben: Olgahelena Fernández, Juliana González, Gonzalo Guillén, Fernando Iriarte, Santiago Londoño Uribe, Mario Quadros, Ricardo Sánchez Ángel y Angélica Suárez Mendoza.

Servicios de prensa: Agencia EFE

Twitter: @unpasquin

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Superar la encrucijada Opinión de Ricardo Sánchez Ángel | Debemos buscar un arco de fuerzas sociales y políticas que se apropien del debate y la movilización, comenzando por exigir el restablecimiento de las relaciones diplomáticas plenas a nivel de embajada.

Hay que superar la dialéctica endiablada de amigo-enemigo en que está la política internacional. Una trampa que nos debilita y envilece como nación.

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ay que ir de la provincia a la región y a la nación. Desde allí, al continente e inevitablemente al mundo. Estar situados en Colombia, entendiendo que somos un eslabón de la economía, la sociedad y las relaciones internacionales. Más aún, cuando por efecto de la globalización neoliberal, de la revolución tecnológica científica, de las migraciones y del gran intercambio humano cultural, somos cada vez más ciudadanos (as) del mundo. Colombia está subordinada frente a los Estados Unidos por este gobierno de Iván Duque, que el gobierno anterior solo matizó por los acuerdos de paz para volver a la servidumbre voluntaria que es la esencia de la política exterior, el sino mezquino de nuestra diplomacia. Iván Duque y su canciller han optado por una línea dura frente a Venezuela, unas veces de manera abierta y otras solapada, a favor de la injerencia militar en el país vecino. En todo caso, el aislamiento del gobierno de Maduro, que incluye el aislamiento del pueblo venezolano –quien paga el costoso precio humanitario de la escasez- es el contenido del “cerco diplomático” promovido por Duque. Esto recuerda el bloqueo contra el gobierno cubano decretado por la OEA en octubre de 1960 en Punta del Este, lo que lo fortaleció durante los últimos 60 años, pero castigó a este pueblo. De nuevo la OEA, con el activismo de Luís Almagro, reedita esta política del bloqueo acompañado del Grupo de Lima, que en verdad es una decisión del gobierno de Trump. El Grupo de Lima, creado por la crisis de legitimidad de la OEA y sus divisiones frente a Venezuela, ha tomado distancia frente a la intervención militar. Pero asumió el 4 de enero una postura de no reconocimiento de Maduro y el adelanto de medidas de aislamiento. En esta reunión, participó por video conferencia el secretario de Estado Mike Pompeo. El alto funcionario John Bolton, ha lanzado la consigna de derrocar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Mientras Estados Unidos, obrando como gran potencia, busca intervenir por razones geoeconómicas a Venezuela por sus ricas reservas petroleras, el gobierno de Duque busca generar un patriotismo bastardo para tejer una cortina de humo frente a los graves asuntos de la crisis humanitaria interna con la escalada de crímenes sociales, el terrorismo y la corrupción representada en el fiscal general.

Contrasta todo esto con la postura asumida por el presidente de México y que fue presentada en la reunión del Grupo de Lima por su subsecretario para América Latina. En forma sencilla pero contundente, el diplomático mexicano anunció: 1. No apoyar la declaración y, por ende, reconocer al presidente Maduro. 2. Rechazo al aislamiento y a favor del diálogo incluyente con mediación hacia la solución negociada. 3. Tener en cuenta -es su decir- el viraje de la Unión Europea, que busca una política en esta dirección. 4. Reafirmó la lealtad de su gobierno al derecho internacional con su corolario democrático de defensa de la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la cooperación, la paz, el respeto, promoción y protección de los derechos humanos, tanto en Venezuela como en el resto del mundo. 5. Llama a la reflexión sobre que los objetivos del Grupo de Lima son el diálogo, la mediación y no el aislamiento. Dice el diplomático: “por lo que reiteramos nuestro rechazo a cualquier iniciativa que pretenda dar cabida a medidas que obstaculicen el diálogo para enfrentar la crisis de Venezuela”. Esta postura digna y sensata de la diplomacia mexicana, y la de Uruguay, bien puede agruparnos a los partidarios del derecho internacional, la democracia y la paz. Aquí cabemos todos, salvo los que se autoexcluyen con sus posturas belicistas. Es necesario un debate nacional, porque la política exterior es de todos los colombianos y no sólo del gobierno. Porque lo que está en juego es nuestra convivencia con el Vecino y entre nosotros. Debemos buscar un arco de fuerzas sociales y políticas que se apropien del debate y la movilización, comenzando por exigir el restablecimiento de las relaciones diplomáticas plenas a nivel de embajada. Porque con los diferentes se conversan los desacuerdos y no se niega su existencia. Hay que superar la dialéctica endiablada de amigo-enemigo en que está la política internacional. Una trampa que nos debilita y envilece como nación. Solidaridad con las víctimas del atentado en la Escuela de Policía General Santander, una estupidez del ELN. Rechazo a los atentados, búsqueda de la paz y resguardo a las relaciones con Cuba Ricardo Sánchez Ángel es doctor en Historia de la Universidad Nacional.


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Nosotros Opinión de Santiago Londoño Uribe | Somos, todos nosotros, víctimas y victimarios y llevamos a cuestas tragedias de muchos calibres que, secretamente, queremos contar para perdonar y que nos perdonen.

La falta de un “nosotros” hace que brillen las fracturas y que cada vez nombremos y vivamos el mundo como un enfrentamiento continuo.

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ué fácil lanzamos los “ustedes”, tajantes y generales. Con cuánta tranquilidad soltamos esos “ellos” despectivos. Qué felices somos cuando de nuestra boca sale un “aquellos”, desafiante y concluyente. Los problemas, los culpables, los corruptos, los violentos, los hijueputas siempre están afuera, en otro lugar. En este país escasea el “nosotros”. Esa escasez nos impide ver el asesinato sistemático de líderes sociales como lo que realmente es: una tragedia y una vergüenza. Esa escasez no deja que la respuesta a un ataque terrorista que mata 20 jóvenes en una escuela de formación sea general y multitudinaria. No compartir lo fundamental permite también que la corrupción campee con pocas condenas y sin grandes movilizaciones en su contra. La falta de un “nosotros”, finalmente, hace que brillen las fracturas y que cada vez nombremos y vivamos el mundo como un enfrentamiento continuo, desgastante y distante donde más que justicia, seguridad, igualdad o prosperidad para todos aspiramos a ser leales a tribus, partidos o grupos que tienen como objetivo enfrentar a “esos otros" que nos amenazan. Llevo varios años pensando sobre cómo en este país podemos utilizar más y mejor el “nosotros”. Es obvio que, reconociendo nuestras diferencias, es posible encontrar muchos temas, características, miedos y anhelos que compartimos. No es tan claro, sin embargo, cómo poner esos temas en el centro de las reflexiones y las conversaciones, cómo ampliar nuestras lealtades a grupos mayores y cómo sentir empatía y solidaridad por personas diferentes o distantes. No sin algo de dolor concluí que ni el derecho (mi profesión) ni la política (el oficio al cual me dedico hace mas de una década) son las herramientas adecuadas para el fin propuesto. Reconociendo que ambas actividades son necesarias para una sociedad y que en ambas se encuentran vías y formas para lograr avances importantes (derecho constitucional y de los DDHH por ejemplo) tengo claro que para ninguna es prioritaria la construcción de un “nosotros” amplio, heterogéneo, complejo, problemático y vital. La semana pasada estuve en el estreno del documental colombiano The Smiling Lombana. Su direc-

tora Daniela Abad Lombana nos dio la bienvenida con una frase que me impactó y me gustó mucho: “Mi objetivo no es que les guste el documental. Mi objetivo es que tengamos una conversación.” A continuación en 87 minutos de fotos viejas, películas descoloridas, entrevistas y reflexiones personales, Daniela empieza la conversación contando la historia de su abuelo materno. Una conversación difícil porque no nos presenta un ideal de esposo, padre o abuelo. Nos presenta un personaje simpático, en muchos sentidos amoroso, ágil de cuerpo y mente, pero atravesado por la ambición, la egolatría y el amor por el dinero. Tito Lombana, el escultor de Los Zapatos Viejos en Cartagena, coqueteó y trabajó con el monstruo del narcotráfico en el Medellín de los años 70 y en algún momento volvió de meses de reclusión en EU con una sonrisa burlona y soberbia en su rostro. Daniela nos cuenta este secreto íntimo y doloroso de su familia porque quiere que conversemos sobre nuestros propios secretos y sobre los personajes que conocemos, queremos y somos. Una conversación, en fin, sobre “nosotros.” La novela Patria del vasco Fernando Aramburu, además de ser una joya narrativa, es también una gran conversación sobre un “nosotros” más amplio. El texto gira alrededor de los últimos 30 años del conflicto de Euskadi pero no lo hace desde la perspectiva de los partidos políticos, los dirigentes etarras, los policías o los jueces. La historia se narra desde el día a día y la intimidad de dos familias, vecinas de un mismo pueblo y cuyas vidas se entrecruzan, se rozan y se chocan en el medio de las bombas, los asesinatos y los secuestros pero también de los matrimonios, los cumpleaños, los chismes, la religión y la enfermedad. Un hijo terrorista, un padre y amigo asesinado. Dos mujeres, al principio amigas íntimas, que se enfrentan cuando intentan mantener unidas su familias en un contexto de pérdidas dolorosas. Los lectores sentimos rabia, tristeza, impotencia pero también entendemos el dolor, la culpa y las búsquedas (paz, felicidad, éxito) de todos. Somos, todos nosotros, víctimas y victimarios y llevamos a cuestas tragedias de muchos calibres que, secretamente, queremos contar para perdonar y que nos perdonen. El filósofo norteamericano Richard Rorty terminó su carrera siendo profesor de los departamentos de literatura de varias universidades. Decía que la


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literatura era más importante que la filosofía porque “contribuye a la ampliación de la capacidad de la imaginación moral, porque nos hace más sensibles en la medida en que profundiza nuestra comprensión de las diferencias entre las personas y de la diversidad de sus necesidades.” Yo creo que esa es la capacidad de las artes en general. El cine, la poesía, la crónica periodística y la novela, por mencionar algunas, son las historias que necesita esta sociedad para finalmente construir un “nosotros” que reconozca las diferencias pero que permita construir puentes de empatía, solidaridad, perdón e incluso complicidad. No vamos a dejar de participar en elecciones. No pararemos de discutir sobre las leyes y sus interpretaciones y tendremos que mejorar nuestras instituciones. Pero esa no será la solución. El reto más grande es conectarnos con las historias que nos permitan dialogar, sin ganadores ni imposiciones para no seguir dedicados a ejercitar el dedo índice que condena, fractura y distancia. Santiago Londoño Uribe es abogado; magister en Derecho Internacional.

TRES EN UNO Por Gonzalo Guillén

¿QUIÉN

Una vieja pauta de análisis muy colombiana dice que por la maleta se conoce al pasajero. Significa que necesitamos ver por lo menos un pequeño pero significativo detalle de alguien para saber quién es. En el caso de Iván Duque, hasta hace apenas unos meses no era nada más que el oscuro, obediente, reservado y sumiso sirviente principal del servicio doméstico íntimo de Álvaro Uribe y este lo puso en la presidencia por ser el criado que de modo más rastrero se ha sometido a su autoridad. Otros, como Juan Manuel Santos, lo traicionaron.

ES

Pero, ¿quién es Duque? La mayor parte del país –incluidos quienes votaron por él– reconocen con satisfacción, que es, ciertamente, un idiota útil. Lo que Uribe y ellos necesitan. Les place que no solo sea tonto, sino que, además, tenga cara de tonto, ademanes de tonto, opiniones de tonto, costumbres de tonto, discursos de tonto, aficiones de tonto, sumisión de tonto y felicidad de tonto, que es permanente e invencible. Le importa un pito decir que una política suya está basada en la idea de Blanca Nieves y los siete enanitos; que los padres fundadores de Estados Unidos intervinieron en lo que él llama la “independencia” de Colombia o que los convenios internacionales del país con otros países son entre los gobiernos que los firmaron y no entre los estados. No se ofusca: es un tonto.

DUQUE?

Ilustración de Pinto

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Que sea un tonto útil no quiere significar que Duque sea una persona que obra dignamente. Sumadas las innumerables estolideces que ha soltado hasta hoy el país no sabe si son fruto de la estupidez o la maldad, o una mezcla de ambas cosas. Su manera de despreciar la educación pública, el bienestar social, la paz, la redención de los pobres o la igualdad, el hambre y la justicia, son solamente la manera de obedecerle a Uribe y creería uno que en el fondo de su impudicia notable, dado que es un tonto, podría existir una esperanza de honradez. Pero no hay tal. Duque acaba de mostrar la maleta que nos dice qué tipo de pasajero es: compró en estos días, con cargo a nuestros impuestos, un asador de carne para su uso personal, por valor de 3,7 millones de pesos. Aunque es el más caro del mercado, vale apenas cerca de mil 300 dólares. Una miseria. Prácticamente nada frente a todo lo que nos han robado. El robo de Reficar, el más grande de nuestra historia, nos costó 10 mil millones de dólares. Aunque el asador es solamente una muestra de mala fe, es un pequeño detalle de lo que es capaz. Para abusar de los bienes públicos, Duque no es tonto. Exactamente lo que necesita Uribe. Gonzalo Guillén es periodista.


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Quién manda en la política externa de Estados Unidos Opinión de Mario Quadros | La presencia militar americana en Siria tenía como objetivo promover la caída del gobierno de ese país. Esa meta no se logró y Assad está hoy literalmente más firme en su puesto que Trump.

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El terrorismo sí esta derrotado. El gobierno de Siria hoy controla 90% de su territorio y los soldados estadounidenses solamente corren riesgos innecesarios al permanecer en ese escenario.

rump tomó la decisión más acertada en términos de politica externa, posiblemente desde Jimmy Carter: retirarse de Siria y reducir las tropas en Afganistán a la mitad. Se trató de una decisión de mucho coraje y de gran acierto para Estados Unidos y para el mundo. Estar en contra de Trump no significa cerrar los ojos a sus logros. Ahora viene la pregunta: ¿ por qué esa decisión desató una fuerte campaña en contra del presidente y qué significa eso? Miremos, para comparar, algunas políticas erráticas e imperialistas de gobiernos pasados que han socavado el orden mundial y afectado la economía americana. Clinton llevo a la Otán a las fronteras de Rusia creando un ambiente de desconfianza con ese país, que hoy ha resultado en el conflicto con Ucrania. Bush inició dos guerras, Irak y Afganistan y llevó a Estados Unidos práticamente a la quiebra financiera en 2008. Obama y Hilary Clinton destruyeron a Libia y a Siria. Casi todas esas guerras tuvieron como finalidad única derribar gobiernos legítimos, contrarios a los intereses occidentales. Volviendo a nuestro tema, lo grave para Estados Unidos es la histeria que esa decisión de Trump desató en el establishment americano, hecho reflejado en las posiciones del Pentágono/CIA y órganos de prensa, como CNN, el New York Times y el Washington Post. Las críticas violentas y atrevidas de esas instituciones (órganos de seguridad/defensa y prensa) a esa decisión del presidente de retirarse de Siria pone en claro quienes han determinado siempre la política externa americana y la molestia que se genero en esas instituciones. La posición del Pentágono y también, sin duda la de la CIA, aunque esta última nunca lo expresó, quedó plasmada en la carta de renuncia del secretario de Defensa, General James Mattis, que fue más bien un manifiesto político y un ataque al presidente. CNN y el NYT descargaron todas sus baterías y editoriales de forma masiva para demostrar que los terroristas “no están derrotados” y que la decisión

del presidente “pone en riesgo las vidas de americanos y aliados en todo el mundo”. El terrorismo sí esta derrotado. El gobierno de Siria hoy controla 90% de su territorio y los soldados estadounidenses solamente corren riesgos innecesarios al permanecer en ese escenario. Esas mentiras descaradas de los medios, tienen como finalidad continuar movilizando a la opinión publica en contra de Trump, al tiempo que defienden una política imperialista y extremadamente costosa y que beneficia a grandes grupos económicos y a la industria militar. Ninguno de esos “prestigiosos” órganos de prensa e instituciones americanas es capaz de tocar un punto fundamental: la ocupación del territorio de Siria por parte de tropas de Estados Unidos que es ilegal, porque no tiene mandato ni del gobierno de ese país ni de la ONU. Además esos “prestigiosos” órganos esconden la realidad: mantener una base militar americana en ese país implica violar su soberanía, promover la división de su territorio y crear un foco para futuras provocaciones y nuevos conflictos, tal vez con Irán. La presencia militar americana en Siria, tenía como objetivo promover la caída del gobierno de ese país. Esa meta no se logró. Assad está hoy literalmente mas firme en su puesto que Trump, quien tiene al fiscal especial Robert Muller detrás de su cabeza. Además el déficit fiscal de Estados Unidos sigue en vigoroso aumento y esos conflictos solamente han producido muertes, destruccion y gastos. Lo que estamos viendo es algo muy extraño: conservadores buscando la retirada de las tropas de Siria y Afganistán y liberales defendiendo a gritos la ocupación militar de esos países. “Hay algo podrido en el reino de Dinamarca”. Mario Quadros es ingeniero civil.



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Directo al corazón Opinión de Juliana González, desde Berlín. | Europa necesita hoy más que nunca que sus ciudadanos estén atentos y que llamen las cosas por su nombre, en un ambiente de respeto.

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La vida está construida sobre fragmentos de historia y sobre reflejos de espejo que amplifican ideas y que reducen detalles, según el corte del cristal.

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Cómo anteponerse a un “yo primero”? Con mucha voluntad y con un contrato de por medio. Un acuerdo que sea superior a las individualidades. Esa parece ser la lección que nos regala la renovación de votos entre Alemania y Francia Un 22 de enero de hace 56 años Alemania y Francia, enemigos de antaño, firmaron un pacto de amistad conocido como el “Tratado del Eliseo”. Era el punto final a los turbulentas, hambrientas y sanguinarias tres décadas que abarcaban el inicio de la primera guerra mundial y el final de la segunda guerra mundial. Las grandes guerras europeas que arrastraron a sus aliados trasatlánticos y asiáticos a una vasta espiral de violencia. Paz en el vecindario. Una declaración de amor y de respeto, llena de matices políticos, pero que en el fondo es la piedra angular de ese proyecto tan pragmático como utópico llamado Europa. Algunas parejas renuevan sus votos matrimoniales en la vida. No tienen el ímpetu ni las irreverencias de la juventud. No declaran que se comerán el mundo, solo piensan en los próximos pequeños pasos, en la consolidación de ese proyecto de vida, antes de la llegada de las arrugas y de la flacidez. Y con maravilla

comprueban que, los espíritus superan la carne, que ha soportado los embates del tiempo. Y así pasa con las relaciones germano-francesas. 56 años después del tratado del Eliseo, Angela Merkel a medio término y poco de su salida, y Emmanuel Macron, en medio del torbellino más recio en su carrera política, por cuenta de los “chalecos amarillos” firman en Aquisgrán la renovación del pacto. 28 artículos componen este magro tratado, que estipula una visión conjunta en temas de seguridad y relaciones exteriores, un compromiso férreo con el proyecto europeo, y nuevas inversiones en infraestructura regional y proyectos conjuntos en inteligencia artificial. Incluso puede ser que veamos a la Alianza Francesa compartiendo espacios con el Instituto Goethe: una especie de “Amour à la Deutsch”. Un pacto cargado de simbolismos. Aquisgrán está clavada en el corazón de Europa. Desde la época del imperio romano, la ciudad ganaría una notable visibilidad por sus aguas termales. Agua, el elemento de la vida, la fluidez de la materia. El agua con sus propiedades curativas, recreacionales y económicas. Así como el agua intentan fluir en un continente amurallado, Merkel y Macron. Pero Aquisgrán también debe su grandeza a Carlo Magno, personaje obligatorio de los libros de historia. Carlo Magno, el emperador de los carolingios, del reino franco que abarca los territorios actuales de Bélgica, Francia, Países Bajos, Luxemburgo y parte de Alemania. Un estratega militar y un convencido del papel de los intelectuales en el florecimiento de la sociedad, que para algunos es el padre putativo de Europa. Una idea tan bella como aterradora, según en boca de quien la pronuncie. El pacto de Aquisgrán se presenta como un desafío a las corrientes europeas y trasatlánticas que piden el “primero yo”, esa


Colofón. Un bombazo en Colombia, arranca de un tajo todo un arsenal de sueños y un promedio de 474.500 días de vida, asumiendo que cada uno de esos 20 cadetes pudo haber llegado a vivir hasta más allá de los 65 años. Muchos no queremos que vuelva la guerra, porque aún nos retumban directo en el corazón los estruendos de las explosiones, que hacían que la vida diaria fuera el eterno Rosario de las abuelas y las madres, para que al final de la tarde todos los miembros de la familia estuvieran vivos a la hora de comer. Pero como están las cosas, ni para gritar “no más violencia” nos logramos poner de acuerdo. Juliana González es Analista Política; Máster en Políticas Públicas y Economía para el Desarrollo. @JuliGo4

Caricatura de Vladdo

versión universal de nuestro criollo “¿usted no sabe quien soy yo?”. Una bofetada al rey de los bufones que impulse ese peligroso mensaje del egoísmo. Un mensaje que encuentra eco entre los brexitarios, entre los húngaros, entre los austriacos, entre los italianos pro Salvini, entre los brasileros que eligieron a Bolsonaro, entre los maduristas que sostienen un régimen criminal, entre los filipinos que respaldan a Duterte. Sabemos quien es usted. Sabemos qué quiere, sabemos que lo quiere solo para usted, pero que con audacia nos vende la idea de que lo quiere para todos nosotros. Estamos en manos de líderes esculpidos con hambre. Solo quien tiene en sus manos la abundancia de escasez va por el mundo repartiendo gritos de “es mío y solo mío”. La vida está construida sobre fragmentos de historia y sobre reflejos de espejo que amplifican ideas y que reducen detalles, según el corte del cristal. Así las cosas, Macron habla en tierra de Carlo Magno, que esta idea de Europa dista de la de un imperio, que por el contrario es un proyecto democrático. Y eso significa que habrá decisiones donde la mayoría se imponga, aunque no tenga la razón. Europa necesita no solo pactos de Amistad, ni motores que impulsen la economía continental. Europa necesita hoy más que nunca que sus ciudadanos estén atentos y que llamen las cosas por su nombre, en un ambiente de respeto. Poco le serviría a Europa tanta muestra de Amistad, si dentro de sus fronteras, la gente decide que solo hablará con aquel vecino que le lleva la corriente. Un espíritu crítico, un renacimiento carolingio, una segunda oleada de la Ilustración. Eso es lo que necesita Europa, para que aquellos que desde afuera gritan “traición a la patria francesa” o “Dexit” (salida de Alemania de Europa, a la manera de Reino Unido), se queden dando vueltas en su pequeño círculo, en su burbuja mono estéreo y en color sepia, de un mundo que no existe y que tampoco fue mejor que el que vivimos ahora.

Caricatura de Jarape

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ENTREVISTA

“El bombazo del ELN fue un error garrafal” En conversación con Un Pasquín el senador Jorge Enriqe Robledo analiza la situación del país y habla de la gestión de Duque, de la Fiscalía y de la reforma política. Entrevista y fotos de Vladdo | Director de Un Pasquín

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enador, ¿cómo ve usted el hecho de que el presidente haya decidido cerrar las puertas a un diálogo con el ELN, luego del atentado a la Escuela de Cadetes de la Policía? Ese proceso de paz, llamémoslo así porque no estaba roto, se desarrollaba con muchas dificultades, tenía una cierta tendencia a romperse, porque los desacuerdos eran grandes, pero definitivamente la bomba del ELN, que es un acto terrorista clásico, dinamitó al mismo tiempo el proceso, y eso hay que decirlo con claridad. Porque puso a Duque en una situación imposible. Siempre un proceso de paz necesita que las dos partes hagan ciertos gestos que le permitan actuar a la otra parte, pero una cosa como esta lo hace explotar.

Ese acto terrorista puso a Duque en una situación imposible. Siempre un proceso de paz necesita que las dos partes hagan ciertos gestos que le permitan actuar a la otra parte.

Antes de que el proceso de El Caguán se rompiera, debido al desgaste y al secuestro del senador Géchem, el Gobierno pasó por alto los secuestros de varios congresistas y otros personajes, varios magnicidios –entre ellos el de ‘la Cacica’, Consuelo Araujo–, tomas de edificios, etcétera, acciones que muchos pensaban que ameritaban romper la negociación; sin embargo, la vocación del gobierno en ese momento fue mantener los diálogos... Cualquier proceso de paz es de altísimo contenido político, entonces no es la misma situación política de Andrés Pastrana que la de Duque. Primero, este es un hecho especialmente escandaloso. Segundo, el país, más que polarizado está radicalizado –pues el radicalismo es una cosa distinta a la polarización–, como no lo estaba en esos


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días, y Duque está preso de su gente, de la gente que lo rodea. No puedo creer que el ELN pudiera pensar que no se iba romper el proceso tras ese atentado, y si lo pensó fue un error de cálculo supremamente grande. Pero Duque no tiró las llaves del proceso de paz al mar, y eso es interesante, a pesar de la gravedad del asunto y a pesar del problema del protocolo, que es un error notorio. En la columna del pasado domingo (20 de enero) de María Isabel Rueda –que puede ser buena vocera de ese lado del pensamiento político del país– hace la metáfora de la chapa del ELN y la llave el gobierno y es señala que lo que se embolató fue la chapa. Y termina diciendo que “no es sino que nos devuelvan la chapa, y allí entrará la llave”. Eso es para tenerlo en cuenta. No digo que eso se pueda recomponer mañana ni mucho menos, pero esa es una realidad política que no hay que desechar, aunque sin duda el proceso quedó en dificultades políticas supremamente graves. ¿Cómo entender que el Presidente de la República en estos cinco meses de gobierno no se haya movido ni un centímetro para tratar de buscar un entendimiento con el ELN y que cuando decidió moverse lo único que hizo fue reventar la mesa? Digamos que el uribismo y el duquismo están presos de su retórica de los años anteriores. Ellos viven una contradicción que es difícil de manejar sobre todo en los primeros meses y es cómo no hacer trizas el proceso de paz con las Farc, cómo no romper este tampoco y, a la vez, cómo mantener contentas a sus barras bravas. También es una cosa más o menos obvia que tanto Duque como el ELN están empeñados en no parecerse en asuntos de paz ni a Santos ni a las FARC. Cada uno es preso de su rol. Si, por ejemplo, su rol es el de ser el más duro, cualquier cosa que no sea exactamente así crea una dificultad con los que lo siguen. E insisto un proceso de paz es un asunto altamente político porque quien pierde el respaldo de su gente en el proceso perece en el intento. Acuérdese de que la política empieza por convencer a los que están de acuerdo con uno; y Duque a los primeros que tiene que satisfacer es a su gente, de la misma manera que el ELN también tiene que satisfacer primero a sus seguidores, que también los tiene.

Si el desconocimiento que hace el gobierno de los protocolos de la negociación con el ELN hiciera carrera, no sería sorprendente que mañana les diera por decir: “no, es que la paz la firmaron fue con Santos”. Siguiendo esa misma lógica –aunque obviamente ese es un error infantil de derecho internacional, de diplomacia, etcétera–, se podrían prender de ahí para mandar al traste el acuerdo de paz con las Farc... En efecto, es un error infantil y creo que diseñado para darles gusto a las barras bravas. Duque tiene unas barras bravas y para complacerlas hace eso que, como usted dice, es infantil, pues mientras ese protocolo estuviera o esté vigente es una política de Estado y él la asumió, porque él respetó ese protocolo del 7 de agosto del 2018 hasta el 18 de enero pasado. Pero además un error gravísimo en diplomacia: es la actitud del gobierno desagradecido, porque con eso lo que está haciendo es maltratar no sólo a Cuba, sino a Noruega y a Chile y a los otros países garantes que con toda generosidad se pusieron a ayudarles en ese chicharrón del proceso de paz, ayudarle a Colombia y al propio Duque. Es un gran error diplomático, de esos que desacreditan a Colombia ante el mundo. Y criticamos las salidas de Maduro, que son igual de absurdas y de populistas... Sí, en eso pueden ser semejantes, claro que sí. Es un error bien notorio hacer política interna con política internacional, porque si en alguna cosa un estadista, por decirlo así, tiene que actuar con seriedad total es en las relaciones internacionales, pues usted no debe maltratar las relaciones internacionales para conseguirse un voto en Caparrapí. Eso es sin dudad algo realmente mediocre. ¿Hasta qué punto estas reacciones del presidente Duque son producto de su inexperiencia? No creo que sean por inexperiencia. Son cosas calculadas. Se puede plantear esta esta hipótesis: él va supermal; yo diría que en cuanto a encuestas es el peor gobierno de la historia de Colombia; nadie se había desacreditado tan rápido, cosa que además es bien justa, porque si usted como presidente defiende a Carrasquilla, defiende al fiscal Martínez y además quiere

Tanto Duque como el ELN están empeñados en no parecerse en asuntos de paz ni a Santos ni a las FARC; cada uno tiene su rol.

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ponerle IVA al pan, a la cebolla, pues se tiene que hundir. Tengo la preocupación de que quieran exagerar los problemas de la lucha armada en Colombia y el ELN, etcétera, como una manera de retomar lo que les sirvió tanto en estos años pasados. Y eso sería también un error porque le haría mucho daño al país, pero puede ser su lógica: volver a dividir al país de manera astuta entre los amigos de la guerrilla y los enemigos de la guerrilla, cosa que es una falacia pero que le funcionó a Uribe en años anteriores. Usted siempre ha sido un hombre civilista y opuesto a la combinación de las formas de lucha, y eso le ha traído un montón de dificultades a lo largo de su vida, incluso dentro de la misma izquierda. Pero, en la circunstancia actual, ¿qué tan fuerte ve al ELN? Muchos medios están diciendo que ahora la agenda de seguridad va a ser prioritaria en el futuro inmediato. ¿Usted también ve eso así o cree que están exagerando? Es paradójico, pero el bombazo contra la Escuela de Cadetes es políticamente hablando un error garrafal, una torpeza inmensa, que además no muestra fortaleza sino debilidad. Como un niño de 2 o 3 años que en su casa hace unas pataletas desproporcionadas, a ver si le hacen caso. Lo veo así: militarmente, el ELN no tienen ninguna posibilidad, nunca la han tenido, como nunca la tuvieron las FARC, de tomarse el poder en Colombia. Ojalá corrigieran y corrigieran de verdad. En cualquier posibilidad que haya de retomar un hilo del proceso de paz, aunque es bien difícil retomarlo, al ELN le tocaría dar gestos muy serios de querer hacerlo, como por ejemplo un cese unilateral de hostilidades. Porque ha puesto las cosas en un terreno de la política que de otra manera es muy difícil avanzar. ¿En algún momento ha tenido interlocución con líderes, emisarios de esa guerrilla? ¿Ellos nunca han tratado de ver ustedes qué piensan, cómo abrirse un espacio en la política de este país? No, nunca, el MOIR nunca ha tenido ningún tipo de diálogo de nada con sectores alzados en armas ni en la ilegalidad. Esa una posición de principios nuestra. Usted ha visto que nosotros siempre hemos respaldado los procesos de paz, pero


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el trabajador, el que sea– es ‘enemigo’ que hay que agredir. En cambio, al gobierno en cierto sentido le ayudó, aunque no de manera absoluta, porque queda como dueño de la sensatez y del sentido común, mientras que todos los demás pueden ponernos como del lado de la intransigencia. Ese acto terrorista fue realmente, por donde se mire, un error mayúsculo del ELN.

desde afuera. Me parece medio pretencioso pensar que dos actores que están armados le vayan a hacer caso precisamente al que no lo está. Todos ellos son suficientemente veteranos para tomar sus decisiones y eso no va a cambiar porque yo diga que esto debería ser así. Entonces preferimos hacer votos, que es lo que hemos dicho siempre, hacemos votos por que ellos encuentren la manera de hacer un proceso de esos. ¿Cómo ve usted el panorama para los sectores de izquierda, los sectores alternativos en la medida en que el gobierno endurece sus posiciones y radicaliza el discurso. ¿Usted cree que esto enrarece mucho la situación de los que no están en ese lado? Esto es un desastre para todo el mundo. Es de esos hechos tan graves y tan equivocados que creo que al final le hacen daño a todo el mundo. Sería una actitud muy irresponsable salir a sacarle el jugo a eso, porque se crearía un ambiente de hostili-

dad, de violencia verbal, que es generadora de violencia física. Lo de las redes es definitivamente lamentable porque le permitieron opinar en grande a cualquier irresponsable; cualquiera que tenga un teléfono ya tiene derecho de azuzar y lo que estamos viendo es terrible. Y en lo que tiene que ver con los reclamos sociales de los trabajadores, de los campesinos, de los indígenas, de los profesores, de toda la gente que protesta, esto crea un ambiente muy malo. Ojalá no se exacerben las cosas porque se vuelven pretextos de violencia en un país donde no se necesita de estas cosas para que haya agresiones para quien protesta, como lo muestra la matanza de líderes sociales, por ejemplo, que es anterior a ese acto terrorista. O sea que es bien negativo para todos. Además hay unos que mienten para azuzar contra nosotros, pero hay un montón de gente cándida, equivocada, engañada, que también piensa que nosotros y que todo el que proteste por cualquier cosa –el estudiante,

Hay un montón de gente cándida, equivocada, engañada, que también piensa que nosotros y que todo el que diga cualquier cosa –el estudiante, el trabajador, etcétera– es ‘enemigo’.

Desde su perspectiva como congresista, conociendo todo lo que pasa allá adentro, ¿usted cree que el presidente va a encontrar ese oxígeno que estaba buscando para poner a andar de alguna manera la aplanadora legislativa? Yo creo, claro, que él va a utilizar esto para llamar a su gente a unirse y a montar lo que he venido llamando el “frente nacional duquista”, pero también creo que el principal pegamento de ese frente nacional es y será la mermelada, o la compota, porque ya hay especialistas en el duquismo que están empezando a decir que hay dulces de distintos nombres. Pero sí, seguramente van a utilizar el atentado, aunque ya lo tienen bastante organizado. Todos ellos, el frente nacional duquista, que son los uribistas más los santistas, eligieron a Duque; juntos, se repartieron las mesas directivas del Senado; juntos, votaron el presupuesto nacional; juntos, votaron el ingreso de Colombia a la OCDE; juntos, votaron la reforma tributaria; juntos, defendieron a Carrasquilla, y juntos, defienden al fiscal. Los pegamentos entre ellos son inmensos y el proceso de paz con las Farc y hasta donde fuera con el ELN, lo venían trabajando juntos. Incluso el desarrollo que Duque le está dando, a su manera, a lo que hizo Santos lo va a usar para armar ese frente nacional. Hay que tener en cuenta que el que no hubiera frente nacional en el gobierno de Santos fue un período excepcional, pero no por haber impulsado el proceso de paz, sino por no haberle obedecido a Uribe. Porque lo que Uribe no le perdonó a Santos fue que tuviera autonomía y buscó un pretexto para enfrentarlo y el pretexto fue el proceso de paz y desplazarlo de la jefatura política de los mismos con las mismas. Hay gente, incluso personas que uno supondría serias y estudiosas, que es-


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peraban que Duque siguiera los pasos de Santos… Pero le insisto en mi teoría: es igual, o muy parecido; porque la decisión es tener un Duque, por llamarlo así, ‘santificado’ o ‘desuribizado’. ¿Pero usted sí de verdad lo ve desuribizado? Sólo en sus formas. Recuerde el discurso de Macías y el discurso de Duque el 7 de agosto; no es que estuvieran en desacuerdo, al otro día Duque condecoró a Macías. Ese es el juego de la política. Creo que un día se reunieron Duque y Uribe y dijeron: “Si Santos fue capaz de engañar a tantos presentándose como distinto, pues nosotros también podemos”. Ese es el juego. Pero están de acuerdo en los asuntos medulares, es el mismo frente nacional desde hace 60 años, esa es la realidad. Basta un ejemplo: todos están defendiendo al fiscal Martínez, cosa que es increíble. Todos, pero todos son todos, mire usted: Duque, Santos, Uribe, Pastrana, Gaviria, Samper, Germán Vargas Lleras… por eso es que sigue ahí, con uno solo de ellos que le quite su respaldo, se cae. ¿Por qué cree usted que ninguno de ellos se atreve a sumarse al clamor de los colombianos que creemos que el fiscal debería renunciar? Porque el fiscal les ofrece protección a todos. ¿Protección traducida en impunidad? Sí, traducida en impunidad, pues son sus amigos y compañeros de negocios, así ellos digan que lo hacen defendiendo la institucionalidad. ¡Pura paja! La están es destruyendo la institucionalidad, mientras defienden sus privilegios y sus desproporciones. La institucionalidad les importa un pepino. Volviendo al tema de lo que sigue ahora en el Congreso con la agenda legislativa, se viene la discusión de nuevo de la reforma política. ¿Cómo ve usted esa reforma? ¿Le ve algún futuro? ¿Vale la pena? Ahí no hay nada de verdad que apunte a cambiar las costumbres de la política. De entrada, no hay nada en serio contra la corrupción. Eso de la lista cerrada para

combatir la corrupción es una payasada, eso es como si usted tiene un elefante y saca un alfiler para ahuyentarlo. Para lo que sí sirve la lista cerrada es para atacarnos a nosotros, al Polo, a los verdes, a la oposición, a los alternativos, porque nosotros no estamos interesados en esconder a nuestra gente; al contrario, queremos que la gente sepa quiénes son los nuestros. Son ellos los que necesitan esconder detrás de un figurín a un poco de gente desacreditada, de dudosa reputación o a unos incapaces. Ahí no hay nada positivo. Es más, esa lista cerrada ya se hundió en la primera vuelta en el Congreso, sería inconstitucional resucitarla, pero ya veo a la ministra del Interior diciendo que la van a resucitar. O sea ahí viene la aplanadora. Pero ahí no hay nada que de verdad le sirva a Colombia, es otro engaño más, otro falso positivo. Y aunque digan que ahora sí se va a acabar la corrupción, gracias a las listas cerradas, dentro de cinco o diez años descubrimos que es peor, porque lo que van a montar con esas listas cerradas son unas camarillas tan corruptas como lo eran las listas a punta de bolígrafo, por las que llegamos al voto preferente… Aquí estamos es como regresando al pasado. En este juego actual de populismos, porque los tenemos, es preocupante que pueda surgir alguien inesperado, como el señor Macías, que salió de la nada y ya sabemos cómo es cuando tiene un poquito de poder. ¿A usted no le preocupa que pueda surgir un espontáneo por el estilo, al que terminen elevando a las máximas instancias del poder y que lleve el país a un desastre? Los países cambian cuando cambia la gente en su manera de pensar. En las condiciones de Colombia, cuando a la gente se le llena la taza y se declaran mamados, es cuando hay más posibilidad de que haya un cambio en la dirección del Estado. Esa es una realidad, eso explica en parte los hechos electorales del 2018, incluida la consulta anticorrupción, que expresaron que la gente está hasta la coronilla de los mismos con las mismas. Pero cuando eso sucede, y de vez en cuando sucede, los pueblos pueden coger para cualquier parte; como pasó con el ayatola Jomeini, en Irán, o con Bucaram, en el Ecuador; o como Trump, en Estados Unidos; o con Hitler, en Alemania. Por eso, los colombianos tenemos que meditar que

En el caso mío el esfuerzo grande ha sido promover una idea de unidad nacional, pero genuina, donde quepa todo el mundo en Colombia: los pobres, los campesinos, la clase media, los empresarios; todo el mundo.

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eso puede suceder aquí en cualquier momento, y más si la crisis económica y social se agudiza, como se está agudizando. Y las medidas que se vienen son antipopulares porque Duque va a empeorar las condiciones de vida de la gente, porque en ese modelo económico y social que tienen, eso es lo único posible. Aquí pueden pasar muchísimas cosas en las elecciones de 2022. A pesar de este ambiente tan radicalizado y de la atmósfera tan pesada que vivimos políticamente en Colombia, es una realidad que no todos los uribistas son gente mal intencionada ni mañosa; en el uribismo hay gente buena, educada, decente, trabajadora; personas que por miedo, por ignorancia o por cualquier otra prevención optan por votar por Uribe, porque se sienten más tranquilas. Y lo mismo pasa del otro lado, con los petristas. ¿Cómo se puede llegar a esa gente trabajadora, a esos buenos ciudadanos que eligen mal, para decirles que están equivocados cuando optan por líderes de los extremos? Creo que no hay fórmulas, que no hay botón que oprimir para que haga pum y se arregló la cosa; nos toca insistir en hacer esfuerzos por no salirnos de ciertos límites, mantenernos en eso. Y hacer esfuerzos por persuadir. Usted anota una cosa que es bien cierta, y es que en todos los sectores puede encontrarse gente que está allí porque está confundida o engañada. En mi caso me he esforzado en promover una idea de unidad nacional, pero genuina, donde quepa todo el mundo en Colombia: los pobres, los campesinos, la clase media, los empresarios, todo el mundo… Pero uno en esas cosas no puede más que apelar a la razón y a los argumentos, tener paciencia, porque no hay una fórmula mágica. ¿Se va a lanzar nuevamente al congreso dentro de tres años? De aquí a 2022 pueden pasar muchas cosas. Estaré vivo en política y ya veré que cosas me depara la vida. Yo voy haciendo lo que me va tocando hacer en cada momento, lo que considero que le sirve a la idea del proyecto que tengo en mi cabeza, que es un proyecto de que en Colombia las cosas cambien para bien; ya sea que cambien conmigo o que cambien con otro, pero el propósito es cambiar este país.


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La II Guerra Fría

Por Angélica Suárez Mendoza | Es desalentador pensar que el camino a la paz sea una

política de gobierno adquirir más material de guerra y generar más espacios de violencia que de diálogo.

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Caricatura de Betto

¿Está el Estado preparado para tomar una postura en materia de desarme a nivel de relaciones exteriores?

na de las características de la Guerra Fría fue la venta de armamentos y municiones del stock que quedó de los países en guerra, éstas llegaron a conflictos armados y tensiones regionales persistentes en todo el globo. Hoy en día los mayores países productores de armas son los más tolerantes con su uso en la población civil; en su lista están, EE UU, Rusia, Brasil y China; EE UU y Brasil gozan de gran permisibilidad en el uso de armamento en civiles, con argumentos sobre la seguridad, la inmigración y amenazas terroristas. En los últimos años, los países pertenecientes a las Naciones Unidas han presentado una agenda sobre el desarme, enfocado en el comercio legal con el Tratado sobre el Comercio de Armas, pero según la sociedad civil, no hay un control claro sobre todas las transferencias de armas y su identificación. Los estados con mayores ventas y compras no quieren hacerlos públicos, respaldados en el argumento de la salvaguarda de la seguridad nacional, mientras los desvíos ilegales afectan a civiles de manera permanente. En Colombia, según Óscar Naranjo (Dinero, 2018), las autoridades incautaron entre 2015 y 2017, 78.744 armas de fuego; entre tanto, las Farc dejaron para su destrucción 8.994 armas, de las cuales, según el Acuerdo, se haría un inventario minucioso sobre registro e identificación, pero sin entregar seriales; esto indicaría que no habría información sobre las rutas de origen y entrada al país.

Ahora bien, según este artículo, circulan en el país más de 2.5 millones de armas (Dinero, 2018), las cuales, según varias investigaciones, también se alquilan y no se sabe con certeza el número de municiones que transitan de manera ilegal en los territorios, para todo el que las quiera usar. Es urgente que se continúe con estos trabajos de incautaciones y entregas voluntarias de armas, que no se impulsen leyes que armen a la población civil; las cifras de homicidios, aunque han decrecido luego del acuerdo con las Farc, persiste en las ciudades por cuenta de la insurgencia, las disidencias y otros grupos ilegales, en lo que el CICR llamó cinco conflictos armados, que no son otra cosa que una diferenciación de los grupos armados ilegales involucrados en el conflicto contra el Estado. Esta visión debe ir relacionada con una realidad en el país, donde los asuntos más problemáticos se resuelven con violencia. Situación más que evidente. Es así como, después de un conflicto de más de 50 años en nuestro país, tenemos muchos interrogantes en cuanto a la desmedida circulación de armas de fuego, legales e ilegales, ¿De dónde provienen? ¿Quién las vende? ¿Quién las compra? Frente a nuevas estructuras de violencia, ¿qué tipo de armamentos se fabrican o se importan? ¿Se hace necesario todo ese gasto militar? ¿Cuáles son las medidas para el control de armamentos y el desarme que se tiene en nuestro país? ¿Cuál es nuestra política para la prevención del conflicto? ¿Está el Estado preparado para tomar una postura en materia de desarme a nivel de relaciones exteriores? Es desalentador pensar que el camino a la paz sea una política de gobierno de adquirir más material de guerra y generar más espacios de violencia que de dialogo; además vivimos la amenaza permanente de la circulación legal o ilegal de armas de fuego que generan un riesgo permanente para la gente. Está comprobado que el desarme es la política de Estado que salvará millones de vidas y que, sin todo ese gasto militar, el Estado se vería enfocado al desarrollo y educación de las generaciones futuras. Para la feminista Ray Acheson de WILPF, desafiar estas medidas requiere un cambio de mentalidad hacia el desarrollo y la igualdad, muy parecido a la lucha feminista contra el patriarcado. Angélica Suárez Mendoza es Consultora en DDHH.


Foto de Carlos Somonte—Netflix

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Así como Cien años de soledad o Pedro Páramo, el lenguaje poético de esta obra ensancha la realidad y la desborda en un mar de complejidades y emociones. CINE

En defensa de lo poético

Por Fernando Iriarte | El 5 de octubre del año pasado más de mil personas se reunieron en el Teatro Alice Tully del Lincoln Center para ver Roma: la obra central del Festival de Cine de Nueva York.

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a presentación estuvo a cargo de Guillermo del Toro, quien la elogió como una de las cinco mejores películas que había visto en su vida. En ese momento, una hipérbole de semejantes dimensiones me generó desconfianza, especialmente cuando provenía de uno de los grandes amigos y colegas del director. La función terminó y el publico aplaudió de pie durante tres minutos. En medio de los aplausos no pude dejar de pensar que la afirmación de Del Toro quizá se hubiera quedado corta. Después de que el asombro inicial pasó, tuve la oportunidad de verla dos veces más y puedo asegurar, sin temor a exagerar, que Roma ha conseguido de manera instantánea un lugar en el Olimpo de las mejores obras cinematográficas. Todo es perfecto: las actuaciones, el guion, la cinematografía, el diseño de producción, etc. Sin embargo, hemos visto decenas de películas que logran la excelencia en todos estos aspectos y, aún así, Roma es superior. ¿Por qué? Porque se trata de una película profundamente poética. Estamos en un momento de la historia en el que, desafortunadamente, las películas de tradición realista son celebradas y se imponen sobre cualquier otra

propuesta. Entre más real se sienta una película se presume mejor, más relevante y más importante. Como resultado, vemos anualmente decenas y decenas de cintas que se sienten como un reporte de noticias y que limitan el lenguaje cinematográfico a un simple testimonio de un evento. Son películas que se aprecian más por su significado político y social que por su valor cinematográfico, lo cual no está mal pero sí es insuficiente. El lenguaje cinematográfico no existe solamente para retratar una experiencia, sino que es una experiencia en sí misma. Esta premisa, olvidada por un buen número de películas contemporáneas, no solo es respetada sino exaltada en la nueva cinta de Alfonso Cuarón. Roma es, en ese sentido, una película que desarrolla una historia cotidiana, en un mundo cotidiano, con personajes cotidianos pero que, mediante el cuidadoso y brillante uso del lenguaje cinematográfico, logra crear una experiencia poética para la audiencia. Cada plano, cada corte, cada movimiento de cámara, cada fuente de luz, cada diálogo hacen parte de la propuesta estética mas contundente y a la vez más sutil que hemos visto en varios años. A pesar de los elogios casi universales, he oído algunas quejas: “no la aguanté;

El lenguaje cinematográfico no existe solamente para retratar una experiencia, sino que es una experiencia en sí misma.

es muy lenta; no pasa nada”. Quizá estos comentarios sean producto de una sobreexposición a películas basadas en acción, o tal vez se deban a que la saturación de imágenes a las que estamos sometidos nos tiene insensibilizados. También pueden responder a que las mejores obras no son perfectas y son susceptibles de ser cuestionadas y criticadas. Sin embargo, le sugiero a todo el mundo que vea Roma sin prejuicios, sin buscar significados simbólicos, sin compararla con otras películas de imágenes más inmediatas y sin pensarla como un documento muy importante que retrata una época. Esta es una película que nos recuerda el poder de conmover que tiene la imagen cinematográfica; es también una obra que nos demuestra que la historia más sencilla puede ser la más compleja según la manera en que sea contada. Así como Cien años de soledad o Pedro Páramo, el lenguaje poético de esta obra ensancha la realidad y la desborda en un mar de complejidades y emociones. Al igual que estas obras, Roma no es una película importante para un época; es una película inmortal. Veamos esta película como un banquete: disfrutando cada una de las composiciones visuales y la precisión de la historia, perdiéndonos en su universo poético.


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EL RETRATO DEL MES

Perfil tomado del libro 101 Retratos Havladdos. Cortesía de Penguin Random House.

NAVARRO WOLFF ANTONIO —RESERVA VERDE


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Navarro no es un sobreviviente de la guerra sino de la paz, pues ha sufrido en carne propia más golpes desde que dejó las armas que en sus años de rebelión en el monte. Después de reconocer los Patrem aeternum, errores cometidos en la guerrilla Antonio tuvo el coraje suficiente para acompañar a Pizarro en la búsqueda de la paz, pues así como tuvo valor para meterse a una guerra in Seraph equivocada, también tuvo valor para salir de ella. Tiene un gran sentido del humor y ha librado duras batallas en contextos muy diferentes de la vida, en los cuales les ha demostrado a sus supernam, per sanguinem copartidarios que sin populismo también se puede hacer política social. Gracias a su sensatez, a sus planteamientos perducunt reposados y a su destacada trayectoria como constituyente, ministro, gobernador y alcalde, Navarro es de los pocos exguerrilleros que no despiertan vestimenta prevenciones ni en los sectores más dupliciter, reaccionarios del espectro político, lo cual podría ayudarle en una posible aspiración a suceder a Peñalosa en la Alcaldía de Bogotá.

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Los ‘istas’ Por Olgahelena Fernández | Me imagino que ser un ista significa reconocer

públicamente que sigue sin vacilación a un líder. Significa no cuestionar a ese líder, no juzgarlo. Además significa considerarlo superior a sí mismo.

Las redes sociales están hechas para que las personas expresen sus opiniones y den a conocer su identidad. Por lo tanto, me genera mucha desconfianza todo el que decide remplazar sus opiniones por las de un político.

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e gusta ver los perfiles de Twitter, casi más que lo que escribe la gente. Dependiendo de la foto que pongan ya me doy una idea de quién escribe. Me llama mucho la atención la cantidad de mujeres que hacen comentarios inteligentes, buenos análisis, sacan conclusiones claras y sin embargo ponen una foto de perfil casi empelotas, mostrando sus atributos con poses supersexuales. No entiendo cuál es la necesidad. Pero bueno, cada cual con sus gustos. Pero los que me sorprenden más (y a esos sí no los he podido entender) son los que se describen como “istas”: “Petrista a mucho honor”, “ Uribista hasta la muerte”. ¿Qué diablos quiere decir eso? Me imagino que ser un “ista” significa reconocer públicamente que sigue sin vacilación a un líder. Significa no cuestionar a ese líder, no juzgarlo. Además significa considerarlo superior a sí mismo. Por eso el “ista” deja en manos del caudillo qué tiene que hacer, cómo debe pensar, por quién debe votar, a qué dios le debe rezar, cuáles deben ser sus límites morales, cuál es la versión que debe creer, a quién debe defender, a quién atacar, etc. ¿Por qué alguien quiere vivir así? Si algún día descubro que no soy capaz de sacar mis propias conclusiones, que no tengo suficiente conocimiento para poder entender una situación determinada y que no tengo tiempo, o ganas, de enterarme de todas las posibles versiones y decido dejar todo en

manos de otro, pues no se lo contaría a nadie, me moriría de la pena. Pero a estos tuiteros no sólo no les da pena sino que lo dicen a gritos, con orgullo y, para que no quede duda, ponen también en el perfil una foto de ellos mismos con su líder o, peor aún, solamente de su líder. Aunque algunos son más abstractos. Cuando el fiel seguidor adopta como religión los preceptos de la ideología de su héroe, pone de perfil el logo de la campaña, de tal forma que parezca que ellos trabajan en la sede del individuo en cuestión. Los más afortunados alguna vez tuvieron un encuentro de diez segundos con el candidato, lo cual para ellos es equivalente a encontrarse con Jesucristo. Sin embargo, no lo desaprovecharon hablando de las ideas. No, lo usaron sabiamente tomándose una foto que luego usan como protector de pantalla, de avatar, de perfil de Twitter y Facebook y, por supuesto, en papel con portarretrato en la sala de la casa. Las anteriores son pruebas irrefutables de que estamos en presencia de un fanático. Las redes sociales están hechas para que las personas expresen sus opiniones y den a conocer su identidad. Por lo tanto, me genera mucha desconfianza todo el que decide remplazar sus opiniones por las de un político. Sin jugar a ser psiquiatra, me atrevo a decir que este es un comportamiento enfermizo porque el sujeto es incapaz de percibir su propia condición. Algo similar ocurre con el alcohólico que, botella en mano, jura y rejura que solo es un borrachito social. Pero más allá de los problemas psicológicos de estos fanáticos, me parece de muy mal gusto entregarle a un político la voz, pudiendo dársela a un artista, un científico, un filósofo o a cualquier persona que tenga algo que aportarle a la vida; o mejor aún, ser un ser pensante e independiente para descubrir que a uno le puede gustar comer manzanas y también naranjas sin necesidad de escoger solo una y acabar con la otra especie. Pero si un día la manzana esta podrida no toca comérsela, se puede botar. Olgahelena Fernández es periodista.


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