EduNeuro 2016 - 01

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N° 01

QuĂŠ es el cerebro ?

?


E imaginó todos los libros y demás que en su vida vio (y no vio):

Handel Kensen, nuestro héroe, en la biblioteca, revisaba imágenes de un atlas y sus apuntes...

Vivimos en una época que honra al cerebro de todas las formas posibles

Caray! ro

b l cere ra de

ctu Estru Fig. 1.

!


Y se detuvo en una imágen:

Qué vemos aquí?

Muchos dirán: EL CEREBRO

PERO NO, falso, el cerebro es sólo una parte

Fig. 1. Es tructur

a del cere bro

esto es... el ENCEFALO


Recordó una exposición que se hizo en los TED (libre disponibilidad en www.ted.com) y en donde se mostraba una serie de imágenes de encéfalos y se decía “cerebro”. Errores así se cometen por todos, concluyó Handel, y recordó el viejo augurio: En casa de herrero, cuchillo de palo.

Entonces habrá que preguntarnos: QUE ES EL CEREBRO? No. Preguntarnos no. Mejor: respondernos.

Los neurocientíficos y el público en general, dicen: cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano. Esto es cierto, pero no nos dice nada.

l e s e Qué bro cere


Vamos a decir entonces dijo al tiempo que escribía:

del parte e a n u c s recono ebro e El cer , como se lo e encéfa uier libro d e varios lq c a a u en c ía desde h m o t o ana ebr El cer ente siglos. ogenéticam o en im il f es lo amente) últ ad no iv li t a lu e o r d (ev er” (en que se c e r a p o “a . ce” sin ctura) “apare lla, se estru o desarr


Esto es lo relevante, se dijo y encerró en un círculo el último de sus puntos: Porque no es visible a los ojos, se dice y piensa en Ramón y Cajal motivo del Nobel de Medicina en 1904 por sus estudios de la estructura microscópica del sistema nervioso.

por puesto m o c y stá uronas ebro e El cer ervioso (ne todo el n o tejido gliales) com s la lu cé lo. or encéfa riza p aracte amente, c e s opic ebro El cer ar, microsc las t e n d prese anización as: g r a o n lo d una s esca a n o r u ne minas en lá


Por lo tanto, decir cerebro es lo mismo que decir corteza (cerebral)

Lo importante entonces, es entender que no todo el sistema nervioso tiene este tipo de organización, solo el cerebro. Por eso, se llama subcorticales a las estructuras neurológicas interiores al cerebro en el encéfalo: la amígdala, el tálamo, los núcleos de la base, etcétera. Es por eso que debemos imaginar al cerebro como una “capa” (en realidad: una serie de redes en paralelo) que constituye la cima estructural del encéfalo.

Y bien, se dijo: si eso es el cerebro, ¿Qué importa?

Importa porque solo con la existencia del cerebro puede tener lugar la vida psíquica


Y aquí se detuvo, primero porque pensó en quién leería lo que estaba escribiendo. Se le ocurrió que poner un ejemplo podría servir de algo. Inició una nueva página. CUIDADO puso arriba.

El pez no tiene cerebro.

O

D A D I U C

NO

tiene cerebro

Handel Kensen entonces recordó su paso por los anfiteatros de la facultad de medicina humana: recordó a sus profesores hablando del “sapo descerebrado” y valiéndose de él para hablar de la actividad humana. Muchos hablan del mismo modo del “cerebro reptil”.


El sapo, por ejemplo, no tiene cerebro aunque digan: el “cerebro del sapo”. ESTÁN EQUIVOCADOS

Recordó entonces, el verso de Vallejo: “Estais muertos...” pero frenó de inmediato su capacidad imaginativa para regresar a las líneas que esbozaba.

Se cree equivocadamente que cerebro es todo lo que sea nervioso y que esté en la cabeza. Y entonces se abre el cráneo de un pez, se encuentra neuronas y se concluye: el cerebro del pez.


Esto es un error del que nadie se percata, del que nadie se preocupa. La cultura contemporáneo cree demasiado en el cerebro, y ponen al cerebro en todo. De esta forma el cerebro está de moda.

o os vist a hem Pero y es así: que no alo y l encéf e s e sa Una co cerebro. l e a otr r esta r hace emos o p s o em ver Empec ia (ya luego mosas r c e n h e r s cia dife secuen ción). n o c s la iza a teor de est

¡Caramba!

El sapo tiene: núcleos encefálicos, señor, dijo mirando al vacío de su página. Handel Kensen, un hombre cualquiera, nuestro héroe, cerró las páginas del atlas y sus apuntes, y siguió con su vida cotidiana, había que pagar las cuentas: Caramba, exclamó.


Y luego se quedó en silencio, pensando en aquellos que leerían sus escritos. Hay hermanos... recordó otra vez a Vallejo (y esta vez dejó al libre vuelo el ejercicio de su mundo imaginativo).

muchísimo que hacer.


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