CUENTOS CORTOS Textos diversos de nuevos autores
Mario Fernando García Semblanza Nacido el 24 de abril de 1973 en la Ciudad de México, D. F. Abogado de profesión, también ha sido profesor universitario , escritor, actor, empresario, guionista y activo en redes sociales. Es amante de lo fantástico, lo escalofriante y lo extraño, pero también de las ciencias, la historia, los animales y las maravillas naturales. Es más frecuente encontrarlo disfrutando de una buena película que en algún evento social.
Stand Up history
H
ola, mi nombre es Fernando Maximiliano José Maria de Hasburgo-Lorena… o Máx para los cuates, como dicen los mexas.
¿
Nunca les ha pasado que los invitan a gobernar un país, ustedes llegan con todo el ánimo y buenas intenciones y los terminan fusilado acusados de traidores? ¿No? ¿Solo yo?
B
ueno, pues les cuento que en 1864, Juan Nepomuceno Almonte, quien por cierto era hijo de José María Morelos y Pavón, y que estoy bien seguro que su papi debió estar bien orgulloso del chamaco, pues después de pelear cinco años por la independencia y morir ejecutado por eso, ahí
va el escuincle a ofrecer a su país a que lo gobierne un monarca extranjero. Pero bueno, el caso es que era una oferta difícil de rechazar y yo acepté. Llegué a México en mayo, y de inmediato me dediqué a crear leyes y edictos que beneficiaban al populacho, de corte liberal y reformista.
P
or si no recuerdan, mis seguidores eran conservadores, lo que no ayudó mucho a mi popularidad. Y pues, al final, entre qué mi mecenas, Napoleon III me dijo que iba por cigarros y ya no regresó, mi mami que dijo que primero muerto antes que perder la vida… digo, que perder un imperio, y los gringos alegando que eso de intervenir en otros países, pues no es de compas… en fin, la hipotenusa, me quedé solo. Y así, un 19 de junio de 1867, me dieron chicharrón… para desayunar y luego me fusilaron.O eso dicen.
P
ues con eso de que hay quienes dicen que el COVID no existe, también hay los que afirman que el muerto fue otro y que yo me cambié el nombre a Justo Armas y terminé en El Salvador donde morí de viejo.
Escri-
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