MARIÀ FORTUNY Y REUS. LA CONSTRUCCIÓN DE UN MITO
El nacimiento del artista (1838) «Y en la parte meridional de Cataluña, en el centro de un valle feracísimo, que en la antigüedad remota describe Avenio y celebra Marcial; en la comarca donde el arte griego, la civilización romana y la fantasía árabe han dejado huellas profundas, [...] en la populosa y rica ciudad de Reus, en 11 de junio de 1838, nació Fortuny».1
Càstul SOBERANO Pila bautismal de la iglesia de San Pedro de Reus, donde fue bautizado Marià Fortuny Reus, 1887 La Ilustración Artística, Barcelona, 2-I-1888
Marià FORTUNY «Autoretrato» Barcelona, c. 1855 Óleo sobre tela, 57x46 cm Colección particular
Con esta prosa barroca el periodista y político Josep Güell y Mercader (Reus, 1840–1905) describía el lugar de nacimiento de Marià Fortuny Marsal (Reus, 1838–Roma, 1874), quien llegaría a ser el pintor con más proyección internacional del arte catalán ochocentista. Fue uno de los artistas más cotizados de su tiempo y la indudable calidad de sus obras lo sitúan en un lugar de honor del arte europeo de la segunda mitad del siglo XIX. Pero cuando empezaba a alejarse de los imperativos comerciales y a realizar una obra más personal y libre, una muerte prematura cortó su trayectoria. El éxito internacional, la fortuna que consiguió ya en vida y su óbito con solo 36 años crearon una intensa admiración, que especialmente en su ciudad natal se transformó en mitificación. Su recuerdo, teñido de un intenso romanticismo, se transformó en un auténtico mito para los artistas de su generación y de las inmediatamente posteriores. Nació en una familia menestral, en la casa del siglo XVIII conocida como la Boella,2 en el arrabal de Robuster, número 36, hijo de Marià Fortuny Blay (Reus, 1814–Barcelona, 1850), maestro carpintero, 1. GÜELL I MERCADER, J.: «Fortuny y sus cuadros», Revista Contemporánea, Madrid, III-IV-1877, pp. 21-47; y El Eco del Centro de Lectura, Reus, 30-IV, 10, 20 y 30-V-1877. 2. Es un edificio entre medianeras de planta rectangular, construido en 1774, con planta baja, dos pisos y terraza a la catalana. La puerta de acceso tiene un dintel y escaleras descentradas, con aperturas adinteladas con balcón de hierro forjado que se repiten a lo largo de la fachada enlucida, con seis ejes verticales, coronada por una barbacana con balaustrada cerámica. Cuando se creó el Centre d’Amics de Reus, en 1978, abrieron una subscripción para comprar el edificio, que restauraron modificando la distribución interior, y en 2008 restauraron la fachada, añadiendo esgrafiados.
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