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Ecosistemas tecnológicos

Expositores relacionados a las start ups hablaron en una distendida charla sobre la situación actual de dicha industria.

Louisa Burwood-Taylor, editora de AgFunderNew y moderadora del panel comenzó explicando que un sistema tecnológico tiene diferentes miembros: emprendedores, inversores, gobiernos y consumidores, que en el caso de agtech son los agricultores.

El primero en exponer fue Phillippe de Laperouse director de práctica global de alimentos, agronegocios y biocombustibles de HighQuest Partners. Explicó que cuando hablamos de ecosistema de inversores es importante darse cuenta de cómo la agricultura está determinada por la región y dónde son activos los operadores. Este capital institucional que viene hacia el sector son fondos de venture capital (capital de riesgo) y el ecosistema es diferente en cada parte del mundo. “En Latinoamérica, por ejemplo, hay un modelo de capital parecido a Estados Unidos en relación con los fondos de venture capital donde el sector de agtech es financiado por fondos independientes”, subrayó. Luego Mariel Sabra, especialista del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN-BID), explicó que en el caso de los ecosistemas tecnológicos, desde el la entidad hace más de 20 años que se está invirtiendo en fondos de venture capital tratando de fortalecer el ecosistema a nivel de América Latina y comentó que “una de nuestras líneas estratégicas es agricultura inteligente por lo cual hemos trabajado con programas de extensión cercanos al productor porque uno de los desafíos es la adopción de la tecnología”. El siguiente en tener la palabra fue Aaron Magenheim pionero en una de las primeras empresas independientes de integración de AgTechnology, Signature Ag- Tech, que ofrece nuevas soluciones a los agricultores. “Agtech es un lugar donde podemos probar que las cosas funcionan en 20 hectáreas pero un desafío es pensar cómo hacer para llevar un proyecto científico de agricultura a gran escala”, planteó. Louisa agregó que ya hay más de 30 fondos de capital de riesgo que están aproximándose a las empresas agrícolas. El año pasado se invirtieron más de 4 mil millones de dólares en start ups del sector de la agricultura. En este sentido preguntó al panel cómo se han educado los inversores y con qué herramientas cuentan para aprender. Phillippe respondió que los inversores se enfocan más en distintos canales de la cadena de valor, se educan, estudian y experimentan nuevos modelos de negocio. Las tendencias del consumidor es otro factor que genera presión sobre los inversores y productores como el caso del consumo de productos orgánicos que obliga a brindar nuevos productos y soluciones. Magenheim destacó la función que cumplen los distintos eventos de Agtech en los cuales los inversores aprovechan para desarrollar redes de contactos e identificar oportunidades. También resaltó las distintas asociaciones de productores que cada vez están más interesados en las tecnologías y educan a los inversores a detectar las problemáticas específicas del sector agropecuario. “Sé que los productores podemos ganar mucho más dinero si estamos involucrados en aspectos tecnológicos, ya sea integrándose o ayudando a sus propias organizaciones”, manifestó. En cuanto a la característica etaria del mundo agtech en Argentina, la mayoría son jóvenes y con alta propensión a adoptar tecnología. Sin embargo, se plantean algunos desafíos. Mariel agregó que “Todavía en nuestro país la conectividad no es pareja ni económica y debemos trabajar con los productores para educar sobre el uso de tecnología.” En esta línea, Phillippe sostuvo que Argentina tiene una oportunidad real en cuanto a la aplicación de agtech y adopción nuevas tecnologías debido a la densidad de la producción agrícola. Además, explicó que por la creciente urbanización y desarrollo de la clase media en países africanos, mucho capital se está dirigiendo a ellos para incrementar la producti- vidad y Argentina también tiene oportunidad de encontrar ahí nuevos lugares donde exportar tecnología. “Todos piensan que California es el lugar donde hay que ir para desarrollar una start up pero así como hay más dinero e inversiones hay más competencia”, opinó Aaron. Por este motivo, para una empresa es mejor desarrollar un ecosistema en el lugar donde se encuentra desde el punto de vista económico porque no debe trasladarse, ya conoce a la gente con quienes trabajar y puede desarrollar con mayor facilidad sus redes de contacto. “Es importante tomarse el tiempo, desarrollar el producto, tener éxito en su propio lugar y luego expandirse”, recomendó. Mariel Sabra cerró el panel con un guiño positivo sosteniendo que el sistema que se está implementando en Argentina va a marcar un punto de inflexión en el desarrollo del mundo emprendedor. “Me parece que, por un lado, tenemos el desarrollo de investigación, ciencia y tecnología y el financiamiento a las instituciones tecnológicas y, por el otro, el financiamiento con los fondos a incubadoras, capital semilla y modelos de aceleración y venture capitals. Además tenemos hoy un marco regulatorio que está apoyando. Y en el caso específico de agtech, un sector que es súper pujante y tenaz con mucha participación joven con ganas de emprender”.

De izq. a der. L. Burwood, P. de Laperouse, A. Magenheim, M. Sabra

Plenaria: Ecosistemas tecnológicos

Disertantes: A. Magenheim (Signature AgTech) M. Sabra (FOMIN - BID) P. de Laperouse (HighQuest) L. Burwood Taylor (AgFunderNew)

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