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¿Por qué se da poca importancia a las enfermedades de maíz tardío?

Los productores no las perciben entre las amenazas más importantes para el cultivo pero el especialista en terapéutica Claudio Oddino explica por qué no conviene dejarse estar.

En el marco del último Congreso Aapresid, el especialista en terapéutica vegetal de la Universidad Nacional de Río Cuarto el Ing. Claudio Oddino, brindó un panorama de las enfermedades que más golpean los cultivos de maíz tardío, explicando las bases para un manejo efectivo y sin sorpresas. Oddino se enfocó en Roya (Puccinia sorgui) y Tizón del maíz (Exserohilum turcicum), las dos enfermedades que más afectan al cultivo en el sur de Córdoba y, en el caso de la segunda, con fuerte presencia también hacia al centro y norte de la provincia. Asimismo abordó la podredumbre de tallo (provocada por un complejo de patógenos mayormente Fusarium spp.) que, cuando no está asociada a vuelco de maíz, suele pasarse por alto. “Si bien enfermedades como Antracnosis (Colletotrichum spp.), carbón del maíz (Ustilago maydis), tizón foliar por Cercospora (Cercospora ssp.) y el mismo mal de Rio IV son enfermedades también presentes en la zona, su incidencia es cada vez menor”, aclaró.

C. Oddino

Taller: ¿Por qué se da poca importancia a las enfermedades de maíz tardío?

Disertantes: C. Oddino

¿Por qué controlar?

A diferencia de soja, el maíz tiene menos área foliar sobrante y, por tanto, una respuesta mucho mayor al control de enfermedades foliares como roya y tizón. “Con sólo un 3-4% de área foliar perdida la producción ya empieza a caer, y por cada punto de ese área foliar que se pierde el rendimiento baja en un 0.8%”, cuantificó el especialista. Pero más allá de las enfermedades foliares, la podredumbre del tallo también ocasiona pérdidas que pueden ser considerables. Así, por cada punto de incidencia de esta patología se produce un 0.3- 0.4 % de caída del rendimiento. “Como no siempre se asocia a vuelco dentro del lote sino a otros síntomas menos visibles - como presencia de coloraciones fucsias, verdes o negras en las cañas - suele pasar desapercibida. Sin embargo su impacto sobre la translocación de nutrientes puede ser importante”, precisó el técnico.

Manejo de tizón y roya

Debe saberse que existe una relación entre las enfermedades foliares y aquellas que afectan el tallo y/o espiga, de manera tal que el control de algunas impacta indirectamente sobre el desarrollo de otras. Las fuentes de inoculo más comunes son los rastrojos y la propagación a través de la semilla o desde otros lotes, especialmente en roya, que puede provenir de zonas muy lejanas, haciéndose sentir incluso en años muy secos. Más allá de la rotación de cultivos, las estrategias de manejo más comunes para estas enfermedades son la resistencia genética y el tratamiento con fungicidas. Respecto de la resistencia, si bien los eventos nuevos casi nunca están relacionados a resistencia a enfermedades, los híbridos muestran comportamientos diferenciales que pueden ser aprovechados. En cuanto a la aplicación de fungicidas para el caso de la roya, es importante saber que la curva de progreso de la enfermedad disminuye conforme la planta envejece (la enfermedad se frena con el cultivo) (Figura 1.a). Esto se traduce en manchas de coloración naranja claro cuando se trata de ataques tempranos, y de coloración marrón oscuro cuando los ataques son tardíos (R1 en adelante). En el último caso las esporas ya no fructifican sino que permanecen en rastrojo hasta el año siguiente. “Esto nos dice que el control de roya debe hacerse en estadios tempranos (vegetativos avanzados o panojamiento) y nos explica por qué no hay respuesta a controles tardíos”, puntualizó Oddino y continuó: “el tizón es diferente, puesto que sigue progresando con la madurez. Así, la mayor respuesta se da con aplicaciones más tardías, de R1 en adelante” (Figura 1.b). Estas consideraciones también responden la típica pregunta de ¿hasta cuándo controlo enfermedades en maíz? Dependiendo la respuesta de cuál de las dos enfermedades esté presente. En relación a los productos a aplicar, debe pensarse en utilizar los más re- siduales para aplicaciones en periodo crítico. Así, productos con hasta 40 días de residualidad son perfectamente suficientes para cubrir la breve ventana de definición de rendimiento en maíz. Para las aplicaciones tempranas debe tenerse en cuenta la cobertura de hojas nuevas. “Ningún fungicida en ningún cultivo se desplaza de una hoja tratada a una nueva que emerge, sin importar cuál sea su residualidad. Aplicar temprano en roya, cuando aún faltan expandir hojas, no impide que el cultivo se vuelva a enfermar, y esto no debe atribuirse al producto sino a la emergencia de nuevas hojas que no están protegidas”, precisó el técnico. Una única aplicación suele ser suficiente para ambas enfermedades, aunque por su curva de desarrollo, tizón puede requerir un segundo tratamiento.

Podredumbre de tallo/espiga

En el caso de podredumbre, el inoculo puede provenir del rastrojo o de la semilla. Para el último caso, desde hace ya algunos años los semilleros incorporan en sus tratamientos mezclas de fungicidas diferentes, por lo que la presencia de semillas infectadas ha dejado de ser un problema grave. En cuanto al rastrojo, es importante revisar las cañas maduras, más que para definir controles inmediatos para ver lo que se deja a los cultivos siguientes, sobre todo en sistemas bajo siembra directa. Como en roya y tizón, también existen variedades genéticas de distinto comportamiento para podredumbre, que pueden aprovecharse como estrategia de prevención. La correlación entre la afectación del lote y la pérdida de rendimiento no sólo depende de la presencia de la enfermedad sino también del número de nudos afectados, existiendo respuesta a la aplicación de fungicidas. El número de nudos afectados se puede relacionar con la presencia de roya y/o tizón en hojas, ya que al reducir el área foliar, estas enfermedades favorecen la movilización desde el tallo y su consecuente debilitamiento.

Figura 1. Curvas de progreso de: 1.a) roya y 1.b) tizón del maiz.

¿Por qué se presta poca importancia a estas enfermedades?

Para concluir Oddino explicó que la falta de monitoreo, de capacitación en diagnóstico y cuantificación, la falta conocimiento de los daños que producen estas enfermedades y por tanto la menor percepción de los riesgos asociados, son algunos de los factores que contribuyen a restarles importancia. Asimismo, cuando se apunta a potenciales de rendimiento moderado o bajo, el control de enfermedades queda directamente fuera de la planificación.

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